Sus Puertas no Prevalecerán

Lo Que La Biblia Enseña Acerca del Infierno y el Juicio Final

 

F. Wayne Mac Leod

 

Light To My Path Book Distribution

Sydney Mines, Nova Scotia, CANADA B1V 1Y5

 

Publicado en ingles con el título: Its Gates Shall Not Prevail

© 2018 por F. Wayne Mac Leod

Traducción al español: Dailys Camejo y David Gomero

Todos los derechos reservados. No puede reproducirse ni transmitirse parte alguna de este libro sin el previo consentimiento por escrito de su autor.

Todas las citas bíblicas, a menos que se indique otra versión, han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960 (RVR60).

Publicado por Lumbrera a mi Camino (Light to My Path Book Distribution, [LTMP, por sus siglas en inglés]) Atlantic Street, Sydney Mines, Nova Scotia, CANADA B1V 1Y5

Agradecimiento especial a los correctores de texto Diane Mac Leod y Pat Schmidt, sin los cuales, este libro sería más difícil de leer.

 


Índice

Prefacio

Capítulo 1 -  Gehenna, Hades, Tártaros

Capítulo 2 -  Un Lugar de Sufrimiento y Dolor

Capítulo 3 -  La Naturaleza Eterna del Infierno

Capítulo 4 -  Descripciones Neotestamentarias del Infierno

Capítulo 5 –  Los Habitantes del Infierno

Capítulo 6 –  El Poder de Cristo Sobre el Infierno

Distribución literaria Lumbrera a mi Camino (Light to My Path)

 

 

Prefacio

El tema del infierno no es un tema fácil de abordar, pero es el que el Señor ha puesto en mi corazón para que examinemos en este estudio. A medida que comienzo, soy consciente de la tentación de ir más allá de lo que enseñan las Escrituras. Existen muchas preguntas sin respuestas acerca del infierno y me temo que así continuarán. Desde temprano en mi ministerio he aprendido que donde las Escrituras callan, yo también debo callar, porque cualquier cosa fuera de ellas es pura especulación.

En este estudio analizaremos lo que el Nuevo Testamento enseña acerca del infierno. El hecho de que haya escogido limitar nuestra reflexión al Nuevo Testamento, no estoy diciendo que esta doctrina sea solo neotestamentaria. La idea del infierno y el castigo eterno también se encuentran en el Antiguo Testamento, pero eso en sí conlleva a otro estudio. Durante el transcurso de los pocos capítulos que tenemos a continuación tendremos en cuenta las palabras griegas que se usan para referirse al infierno. También examinaremos lo que Jesús y los apóstoles enseñan sobre el tema y consideraremos Sus palabras proféticas tocantes a quienes serán sentenciados a este lugar de tinieblas.

Al final, me gustaría conducir a los lectores a Cristo y Su victoria sobre el infierno, pues solamente en Él podemos encontrar plena liberación de esa condenación. Yo entiendo que este es un tema difícil de tratar pero también que es un tema que no deberíamos ignorar. Comprender claramente lo que Jesús y los apóstoles enseñan acerca del infierno debería motivarnos a compartir a Cristo como la única esperanza, también debería causar en nosotros una profunda gratitud por la obra que el Señor Jesús ha hecho a nuestro favor.

Que este estudio pueda ser usado para traer muchas personas a Cristo y acercar a quienes ya le conocen a una posición de mayor gratitud y acción de gracias.

 

Dios les bendiga

F. Wayne Mac Leod

 

Capítulo 1 - Gehenna, Hades, Tártaros

 

Al comenzar nuestro estudio sobre las enseñanzas del Nuevo Testamento acerca del infierno, es importante que examinemos las palabras griegas usadas por Jesús y sus apóstoles. El Nuevo Testamento usa tres palabras griegas para hablar sobre el infierno.

 

GEHENNA

La primera palabra griega que se usa para describir al infierno es “gehenna”. Ésta se usa doce veces en el Nuevo Testamento y once de ellas, por Jesús.

La palabra “gehenna” viene de dos palabras hebreas. La primera es la palabra “gay” la cual se refiere a un valle empinado o un estrecho barranco. La segunda es la palabra “hinnm” o “Hinom”. Estas dos palabras juntas se refieren al Valle de Hinom.

El Valle de Hinom era un valle escarpado y estrecho al suroeste de Jerusalén y formaba parte del límite entre las tribus de Benjamín y Judá (vea Josué 18:16). El valle tenía una historia significativa y comprenderla nos ayudará a entender mejor por qué Jesús y los apóstoles la usaron para referirse al infierno.

 

 Sacrificio de Niños

El Valle de Hinom era un sitio donde se observaban numerosas prácticas demoníacas. El segundo libro de Crónicas 28: 2-3 describe las prácticas del Rey Acaz quien reinó en Jerusalén.

2 anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales. 3 Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel. (2 Crónicas 28: 2-3)

Posteriormente, en la historia de Judá, leemos acerca de las prácticas del Rey Manasés:

6 Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira. (2 Crónicas 33: 6).

Aquí tenemos el registro de dos reyes de Judá que quemaron a sus hijos en el fuego, en el Valle de Hinom como un sacrificio a dioses paganos. Este valle era conocido por ser un lugar donde quemaban a los niños en la práctica demoníaca del sacrificio de infantes.

 

Lugar de Matanza y Cuerpos Muertos

Dios habló en contra de las prácticas malvadas que sucedían en el Valle de Hinom a través del profeta Jeremías.

31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón. 32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. 33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. (Jeremías 7: 31-33)

El Señor maldijo este valle a causa de la maldad que allí se llevaba a cabo. Según Jeremías, el valle sería conocido como un valle de matanza. Allí, en ese valle, los cuerpos muertos eran arrojados para pudrirse y deteriorarse. Allí, las aves del aire y las bestias salvajes vagaban libremente comiéndose los restos de los cadáveres en descomposición.

 

Un lugar de impurezas y contaminación.

El Valle de Hinom se convirtió en un lugar donde, históricamente, se lanzaban los desperdicios de la ciudad. Los cuerpos de animales muertos o criminales eran arrojados a las llamas del valle, las cuales se mantenían quemando hasta eliminar las impurezas y continuamente subía humo de este fuego. (vea http://biblehub.com/topical/h/hinnom.htm). El valle era un lugar inmundo en donde era arrojado todo lo sucio e impuro.

Es significativo el uso de la palabra “gehenna” o Valle de Hinom para describir al infierno. Nos dice que éste es un sitio de prácticas impías, de muerte y contaminación donde las llamas del juicio se alzan continuamente consumiendo los restos de los cuerpos en deterioro lanzados allí.

 

HADES

La segunda palabra griega usada para describir el infierno es la palabra “hades”. Esto ocurre diez veces en el Nuevo Testamento y es usada por ambos, Jesús y los apóstoles. El Hades no es tan fácil de definir como lo es gehenna y literalmente es el lugar de los muertos. Sin embargo, cuando hablamos del lugar de los muertos, no nos referimos a un sepulcro donde enterramos el cuerpo físico; parece ser el sitio donde el alma de los incrédulos va después de la muerte.

Probablemente la mejor descripción del Hades la veamos en Lucas 16: 19-31. En este pasaje el Señor Jesús habla acerca del hombre rico y Lázaro. El hombre rico vivió una vida de lujos y Lázaro era un hombre pobre que comía las migajas que caían de la mesa del rico. Cuando Lázaro murió fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, sin embargo, cuando el hombre rico murió fue al Hades (Lucas 16:23). Jesús narra lo que el rico experimentó allí.

23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. (Lucas 16:23-26)

Existen algunas aclaraciones que debemos hacer acerca del Hades en este pasaje.

 

El Hades es para aquellos quienes no pertenecen a Dios.

Primeramente, observemos en esta historia que Lázaro, después de su muerte, fue conducido por los ángeles a la presencia de Abraham. La suerte del hombre rico fue muy diferente, él fue enviado al Hades. Esto nos muestra que el destino de aquellos quienes pertenecen a Dios y los que no, es muy diferente después de la muerte. El Hades es un lugar para quienes rechazan a Dios y Su salvación.

 

El Hades es un Lugar de Tormento

El segundo aspecto que necesitamos apreciar en esta historia es que el Hades era un lugar de tormento para el hombre rico. Él le suplicaba a Abraham que enviara a Lázaro a mojar su dedo con el agua y tocar su lengua, ya que aún ese simple gesto lo aliviaría de las llamas. Este hombre era muy consciente del dolor y el sufrimiento en el Hades.

 

El Hades es un Lugar del cual nadie puede escapar.

Finalmente, fijémonos en este pasaje que Abraham le aclara al hombre rico que había un gran abismo entre el Hades y el lugar donde Lázaro descansaba. Ese abismo era tal, que nadie podía pasar de un lado al otro. Aquellos que fueron al Hades permanecerían allí para siempre, sin la esperanza de jamás cruzar el abismo hacia la presencia de Dios. Por lo tanto, el Hades nos separa permanentemente de Dios y Sus bendiciones.

 

TÁRTAROS

Hay una última palabra griega que se usa para describir al infierno. Pedro la utiliza una sola vez en el Nuevo Testamento.

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; (2 Pedro 2:4)

La palabra griega que Pedro usó como infierno en este pasaje es “tártaros” y es única en el Nuevo Testamento. “Tártaros” era un concepto griego y al igual que el Hades era el lugar para los muertos inicuos; sin embargo, los griegos consideraban que era el más bajo abismo del Hades, reservado para los espíritus más perversos y los tormentos más severos. Parece ser que Pedro les dice a sus lectores que Dios castigó severamente a estos ángeles malos al enviarlos a la parte más profunda y oscura del Hades, al mismo Tártaros. Esto puede indicar que como mismo hay niveles de recompensa en el cielo, así puede existir niveles de castigo para los malvados en el infierno.

¿Qué nos enseñan estas palabras acerca del infierno? Jesús y los apóstoles describieron un lugar llamado Gehenna, Hades y Tártaros. Es un sitio a donde los impíos son sentenciados. Cada una de estas palabras esclarece la naturaleza del infierno. Gehenna habla de un valle profundo o fosa dentro del cual se arrojan las impurezas para quemarlas y es un lugar de matanza y muerte. El Hades es un lugar de tormento separado por un abismo que no se puede cruzar. Tártaros es un abismo profundo y oscuro habitado por espíritus malos.

Aunque la enseñanza de Jesús y los apóstoles no es agradable, no podemos negar que ellos hablaron del infierno como una separación eterna de Dios y un lugar de juicio y tormento. Ellos creyeron en un infierno real y nos advirtieron sobre él en sus enseñanzas.

 

Para meditar:

* ¿Cuál es el origen de la palabra “gehenna”?

* ¿Qué nos enseña acerca del infierno?

* ¿Cómo las enseñanzas de Jesús acerca del hombre rico y Lázaro nos ayudan a entender la palabra “Hades”? ¿Qué nos cuenta esta historia acerca del Hades?

* Cuál es la diferencia entre Tártaros y Hades? ¿Podría esto indicar un nivel de tormento en el infierno?

* ¿Por qué la enseñanza de Jesús y los apóstoles es difícil de aceptar por nuestra sociedad?

 

Para orar

* Tomemos un momento para meditar lo que las 3 palabras griegas que hemos analizado nos enseñan acerca del infierno. Si conoces hoy al Señor Jesús, detente para agradecerle por Su victoria sobre el infierno.

* Pidamos a Dios nos dé mayor compasión por aquellos a nuestro alrededor que no reconocen a Jesús como su Salvador.

* Separemos un momento para orar por alguna persona amada o conocida que no conoce al Señor. Pidamos a Dios que se les revele.

* Roguemos a Dios nos dé un corazón compasivo mientras continuamos con este estudio y que nos ayude a ver y a creer la realidad de lo que las Escrituras enseñan sobre este importante tema.

 

 

Capítulo 2 - Un Lugar de Sufrimiento y Dolor

 

No es fácil hablar sobre el tema del infierno, sin embargo, las Escrituras lo enseñan claramente y por eso es importante que entendamos algo sobre él. Las enseñanzas de Jesús y los apóstoles evidencian que el infierno es un lugar de inmenso sufrimiento y dolor.

En el capítulo anterior vimos la ilustración de Lázaro y el hombre rico:

23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. (Lucas 16:23-26)

Este texto detalla, en parte, la experiencia del hombre rico en el Hades. Veamos primeramente, que en el verso 23 se dice que este hombre estaba en tormento. El pasaje no entra en detalle para describir este estado, excepto para decir que esta angustia era a causa de las llamas del Hades. Es importante observar que aunque las llamas lo atormentaban, no lo mataban. Él vivía para sufrir esta agonía.

Fijémonos también en la petición del hombre rico. Él le pidió a Abraham que enviara a Lázaro a mojar la punta de sus dedos en el agua para refrescar su lengua. Imagínate que has estado trabajando fuerte en un caluroso día de verano. Has sentido los efectos del calor y tu cuerpo está clamando por agua. ¿En qué medida sería saciada tu sed con solo mojar la punta de tu dedo en un vaso de agua y colocarlo sobre tu lengua? El sufrimiento del hombre rico en esta historia es tal, que él anhelaba hasta una simple gota de agua para aliviarse.

El otro detalle importante que necesitamos observar en esta historia del hombre rico y Lázaro es el hecho de que existía un gran abismo entre el Hades y el Cielo, por lo que no se podía pasar de un lugar al otro. Aquellos que entran al Hades permanecen allí y añadido al sufrimiento físico, está la convicción de que toda esperanza de escape está perdida. La desesperación era obvia para este hombre rico ya que él contemplaba la eternidad en este lugar de tormento y dolor.

Veamos lo que Jesús enseñó en Marcos 9:43-48

43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, 44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, 46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. 47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (Marcos 9:43-48)

Lo que Jesús enseñó acerca del infierno en estos versículos se repite varias veces en el Nuevo Testamento (veamos Mateo 5:29-30; 18:9). ¿Qué es lo que Jesús nos está diciendo aquí? Él nos dice que la agonía del infierno es tal, que haríamos bien en evitarla a toda costa. Sería mejor cortar nuestra mano o pie y vivir como un lisiado por el resto de nuestra vida terrenal que experimentar el tormento del infierno. Fuera mejor arrancar un ojo y vivir sin visión que sufrir estas llamas. Jesús no nos está diciendo literalmente que nos hagamos estas cosas horribles, sin embargo, lo que Él quiere decir es que llevar un hacha a nuestra mano o pie, o un cuchillo a nuestros ojos y vivir la vida completa en la tierra sufriendo las consecuencias, sería muchísimo menos doloroso que el tormento del infierno. La cosa más violenta que nos pudiera suceder en la tierra es nada comparada con la angustia eterna del infierno.

Jesús ilustra el infierno en Mateo 8: 11-12 como un lugar de tinieblas donde será el lloro y el crujir el dientes.

11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 8: 11-12)

En el Nuevo Testamento existen dos palabras griegas de las cuales se traduce la palabra “llanto”. La primera es “dakryo” la cual se refiere al derramamiento de lágrimas y a una aflicción callada. La segunda es “klauthmos” que viene de la palabra “Klaio” y describe un lamento o un fuerte grito de dolor y agonía, la cual Jesús utiliza para relatar el clamor de desesperación y angustia en el infierno. El crujir de dientes indica la intensidad de la agonía que experimentan aquellos que sufren en el infierno. Jesús también habla del lloro y el crujir de dientes en Mateo 22:13 y 25:30.

En Lucas 8: 26-33 tenemos la historia de un hombre que estaba poseído por muchos demonios. Él se negaba a usar ropa o a vivir en una casa. En realidad, él escogió vivir entre los sepulcros. Los demonios que lo poseían le sobrevenían en ocasiones y la gente de aquel lugar le temía y trataban de atarlo con cadenas y grillos, sin embargo, cuando los espíritus se manifestaban, este hombre rompía las cadenas y vagaba por el desierto.

Cuando Jesús lo encontró, le ordenó a los espíritus inmundos que salieran de él (Lucas 8:29). Veamos la respuesta de los demonios en Lucas 8:31-32.

31 Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. 32 Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. (Lucas 8:31-32)

Cuando les ordenó que salieran del hombre, los demonios le rogaron a Jesús que no los enviara al abismo. Un abismo es un pozo sin fondo y es un término usado en las Escrituras para describir al infierno (vea Apocalipsis 11:7; 20:1-3). Estos demonios entendían mejor que nadie la esencia del infierno y sus tormentos, por eso le rogaron a Jesús que los librara de esta agonía. Hasta los demonios le temen al infierno.

En Apocalipsis 9 se describe el abismo, el cual es otra imagen del infierno.

1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. 5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.  (Apocalipsis 9:1-6)

Existen algunos detalles importantes que necesitamos ver en este pasaje. Primero, notemos que cuando el pozo del abismo fue abierto, de él salía humo como de un gran horno. Y el humo era tan denso que la luz del sol se oscureció. ¡Imaginemos viviendo en un lugar donde el humo sea tanto que obstruya la luz solar! Sería un ambiente muy inhóspito para vivir.

Observemos también cómo era morar en ese entorno inseguro. Apocalipsis 9:3 nos narra que de este abismo salían langostas como bestias. En las Escrituras, muchas veces encontramos a las langostas como un insecto devorador. Ellas se comían el sustento de la humanidad dejándolos desprovistos.

A las langostas de Apocalipsis 9 se les dio el poder de un escorpión para aguijonear y causar gran dolor. Percatémonos que a ellas solo se les permitió dañar a aquellos quienes no conocían al Señor (Apocalipsis 9:4). El dolor que ellas causaban era tan grande que los que eran aguijoneados preferían la muerte antes del dolor de los aguijones. Aunque el pasaje describe a las langostas saliendo del pozo para herir a las personas de la tierra, lo que debemos entender es que ellas habitaban los abismos del infierno. Ciertamente, yo no quisiera vivir allí.

Apreciemos finalmente que estas criaturas solo tenían la potestad de causar dolor, pero no de matar. Las personas anhelaban morir y clamaban por la muerte, pero no la hallaban. Ellos continuaban en agonía. Indudablemente, lo que vemos en este pasaje nos da un vistazo de la realidad del infierno y su tormento.

Concluyamos esta reflexión con un versículo más en Apocalipsis 20:10.

10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10)

Este versículo lo analizaremos con más detalle en otro contexto. Lo más importante que debemos notar en él es que Satanás y sus ayudantes fueron arrojados al infierno donde serían atormentados día y noche para siempre. No parece existir alivio alguno para este tormento, sino que día y noche ellos sufrían la agonía de su rebelión contra Dios y Su propósito.

¿Qué nos enseñan estos versículos acerca del infierno? Nos ilustran que es un lugar de tal agonía que hasta la punta de un dedo mojada en agua fría aliviaría el sufrimiento que se experimentaba. Su aflicción no se compara, aún, ni con los crímenes más violentos contra nuestro cuerpo. La amputación de manos, pies u ojos sería preferible a la amarga angustia del infierno. Este es un lugar de clamor y es tan malo que hasta los demonios de Satanás temen ir allí. Es un sitio inhóspito de humo oscuro, fuego y dolor tan intensos que se desea la muerte más que cualquier cosa.

Podemos contemplar estos versículos y preguntar cómo el amor de Dios pudo permitir tal agonía, pero este no es el objetivo de este estudio. La realidad del asunto es que las verdades que hemos analizado en este capítulo son enseñadas claramente por Jesús y los apóstoles. Ellos nos advierten de un lugar de terrible sufrimiento y tormento llamado infierno. Es en amor que Dios nos advierte hoy. Es por amor que Dios envió a Su Hijo a morir, venciendo el poder del pecado para que todo aquel que venga a Él, pueda escapar de sus llamas.

 

Para meditar:

* ¿Qué nos enseñan los versículos analizados en este capítulo acerca de la intensidad de la agonía y el sufrimiento en el infierno?

* ¿Qué enseña Lucas 8:31-32 sobre lo que los demonios piensan del infierno?

* ¿Qué aprendemos en Apocalipsis 9:1-5 sobre el abismo del infierno? ¿Qué tipo de lugar es?

* Según Apocalipsis 20:10 ¿Existe alivio del tormento y la agonía del infierno para Satanás y sus ángeles?

* ¿El hecho de que no entendamos por qué Dios permite tal sufrimiento cambia la verdad que hemos encontrado en estos versículos?

* ¿Qué esperanza de victoria tenemos sobre la agonía del infierno?

 

Para orar:

* Tomemos un momento para agradecer al Señor porque el pecado será juzgado.

* Pidamos a Dios nos ayude a comprender la seriedad del pecado y sus consecuencias eternas.

* Roguemos a Dios nos ayude a aceptar la verdad que Él nos presenta en Su Palabra acerca de la realidad de un juicio final en el infierno.

* Detengámonos a pedirle al Señor que abra los corazones de nuestros seres queridos ante la realidad de las enseñanzas de Jesús sobre el infierno.

 

 

Capítulo 3 - La Naturaleza Eterna del Infierno

 

Hemos visto que Jesús y los apóstoles enseñaron que el infierno era un lugar de tormento y dolor. Ahora analizaremos lo que el Nuevo Testamento nos enseña sobre la naturaleza eterna del infierno.

En Mateo 3 se nos presenta a Juan el Bautista. En una ocasión cuando él estaba predicando y bautizando en el Rio Jordán vio a un grupo de Fariseos y Saduceos que venían a escuchar y mirar lo que él hacía. Juan conocía la fama de estos dos grupos y pudo haberse cuestionado el motivo de su presencia ese día. Veamos lo que él les dijo en Mateo 3:7-12.

7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. 11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. (Mateo 3:7-12).

La imagen que Juan el Bautista ilustra aquí es la de un hombre que está separando el trigo de la paja. Él toma un aventador y sacude el grano hasta separarlo de la cáscara, entonces guarda el trigo cuidadosamente en su granero pero quema la paja en el fuego. Juan emplea esta ilustración para enseñar lo que le sucedería a los Fariseos y Saduceos.  Él les dijo que el Señor separaría el trigo de la paja, es decir, a quienes le amaron de aquellos que le rechazaron a Él y a Su propósito.

Observemos lo que Juan dijo que les pasaría en el día del juicio a quienes rechazaron al Señor. Él nos dice que la paja sería quemada con un fuego inextinguible. El término “inextinguible” es significativo. Juan está expresando que las llamas de ese fuego no se apagarán y nos ilustra la realidad del infierno. Aquellos que rechazan a Cristo serán lanzados a este fuego inextinguible, cuyas llamas continuarán ardiendo a través de los siglos.

En Mateo 25 Jesús habla acerca del día del juicio.

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. (Mateo 25:31-33)

En las Escrituras, la “diestra” es un lugar de privilegio y bendición. Las ovejas, a Su derecha, representan a aquellos que pertenecen a Cristo y los cabritos, a la otra mano, son los que rechazan a Jesús y Sus caminos. Fijémonos en lo que el Señor dice a los cabritos que están a Su izquierda.

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo 25:41)

Veamos cómo Jesús califica al infierno en este pasaje. Él lo describe como el “fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. La palabra “eterno” nos da una clara idea de que este fuego del infierno arde para siempre. Sus llamas nunca se extinguirán.

Jesús continúa diciendo acerca de los cabritos, quienes representan a aquellos que lo rechazaron a Él y a Su obra.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (Mateo 25:46)

Jesús nos dijo en Mateo 25:41 que las llamas del infierno eran eternas, sin embargo, aquí en Mateo 25:46 Él va más allá para decir que el castigo de los cabritos (quienes Lo rechazaron) también será eterno. Según los justos experimentan la vida eterna, así los malos experimentarán el castigo eterno. Una cosa es que las llamas del infierno ardan eternamente, y otra completamente diferente es que los malvados experimenten el castigo eterno en esas llamas.

En el Evangelio de Marcos, Jesús expresó a sus oyentes que sería mejor arrancar su ojo que ir al infierno. Veamos lo que Él les dijo ese día.

47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, 48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. (Marcos 9:47-48)

Jesús menciona nuevamente un fuego que nunca se apaga. No obstante, percatémonos también que Él habla de un gusano que nunca muere. Este tipo de gusano que él menciona es ese que se alimenta de podredumbre y desperdicios. Jesús dice a sus seguidores que este gusano vivirá eternamente alimentándose de los desechos del infierno y nunca morirá porque tiene una provisión de alimento continua. Nuevamente esto nos enseña algo acerca de la naturaleza eterna del infierno y su tormento.

Apocalipsis 20:13-14 le añade a esto al decir:

13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. (Apocalipsis 20:13-14)

Veamos cómo la Muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego después de ser forzadas a entregar a sus muertos para el juicio. La Muerte ya no tenía ningún poder y autoridad.

¿Por qué es importante la derrota de la Muerte en el contexto de este estudio? Si la Muerte fue derrotada y ya no tiene más autoridad, entonces ya no quitará más la vida y no habrá más muerte. ¿Qué implica esto para los que sufren en el infierno? Si ellos no pueden morir, vivirán eternamente bajo el juicio de Dios y esto asusta.

Apocalipsis 20:10 habla del juicio del diablo, el profeta y la bestia.

10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10)

No puede haber duda acerca del tormento que experimentarán el diablo, el falso profeta y la bestia. Ellos serán atormentados “día y noche por los siglos de los siglos”. La Muerte ya no es una opción para estos individuos, sino que vivirían por toda la eternidad para sufrir las consecuencias de sus actos.

Ya hemos analizado Apocalipsis 9 en otro contexto. El pasaje habla de cómo se abrió el pozo del abismo cuando el quinto ángel tocó su trompeta. Cuando se abrió este pozo vinieron langostas sobre la tierra. Apocalipsis 9: 3-6 describe a estas langostas y a su malvado poder.

3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. 5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.  (Apocalipsis 9: 3-6)

A las langostas del abismo no se les dio el poder para matar, solo para atormentar. Aunque las personas ansiaban morir, la muerte huía de ellos. Estos versículos nos muestran que quienes tienen potestad para matar, serán despojados de su poder. La Muerte será echada al lago de fuego y quedará sin poder. En aquellos días la Muerte sería un gran alivio pero ya no tendría ninguna víctima.

El apóstol Pablo dijo a los Tesalonicenses:

7 y daros alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego,8 dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús. 9 Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. (2 Tesalonicenses 1:7-9, LBLA)

Pablo le dijo a la iglesia de Tesalónica que quienes no obedecen el evangelio de Cristo sufrirán el castigo de destrucción eterna, excluidos de la presencia del Señor y Su poder. Por cuanto que ya hemos visto que la muerte ya no sería posible, la palabra “destrucción” ya no puede significar que estas personas morirán y dejarán de existir. El pasaje nos habla que ellos sufrirán eterna destrucción. Los muertos ya no sufren, solo los vivos experimentan el sufrimiento. Aquellos que no obedecen el evangelio experimentarán una vida de eterna destrucción y ruina lejos de la presencia del Señor y separados de Sus obras poderosas.

En los versículos que hemos analizado vemos que Jesús y los apóstoles parecen que hablan de un infierno que será eterno. Sus llamas, inextinguibles; sus gusanos, inmortales; su castigo será experimentado por siempre. La Muerte será derrotada y ya no podrá quitar más la vida. El tormento y castigo del infierno serán eternos y aunque sus habitantes ansíen la muerte, ésta no vendrá.

 

Para meditar:

* ¿Qué nos enseña el pasaje que hemos analizado en este capítulo acerca de la naturaleza del infierno?

* ¿Los que son sentenciados al infierno experimentarán su tormento para siempre?

* Según Apocalipsis, ¿cómo la Muerte será despojada de su poder?

* ¿Por qué crees que esta verdad sobre el infierno no se predica más a menudo?

* ¿Cómo le responderías a aquellos que dicen que el infierno no será eterno, sino que quienes van allí morirán y dejarán de existir?

 

Para orar.

* Reflexionemos un momento sobre lo que hemos visto en este capítulo. Pidamos al Señor nos dé un corazón compasivo por aquellos que experimentarán la realidad del infierno.

* Detengámonos a agradecer al Señor porque envió a Su Hijo a librar de la eterna realidad del infierno y su tormento a aquellos que acepten Su oferta de perdón.

* Demos gracias al Señor por las advertencias que las Escrituras nos dan acerca del infierno.

* Tomemos un momento para pedir al Señor que abra los corazones y las mentes de los que están a nuestro alrededor que no entienden la seriedad del infierno y su realidad.

 

Capítulo 4 - Descripciones Neotestamentarias del Infierno

La realidad de lo que el Nuevo testamento enseña sobre el infierno es muy difícil. Yo imagino que las palabras son insuficientes para describir este lugar de tormento eterno, sin embargo, el Nuevo Testamento trata de darnos una idea general de cómo es, y lo hace mediante palabras e ilustraciones. En el transcurso de este capítulo examinaremos tres imágenes sobre el infierno vistas en el Nuevo Testamento.

 

Fuego

Una de las primeras y más comunes descripciones del infierno en el Nuevo Testamento es la del fuego. Jesús lo refiere en Mateo 5:22 cuando dice:

22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. (Mateo 5:22)

Aquí Jesús habla acerca del “infierno de fuego”. La palabra que Él usa es la palabra griega “gehenna”, la cual examinamos en el primer capítulo. La palabra “gehenna” se refiere al Valle de Hinom, donde el fuego ardía continuamente consumiendo los desperdicios y cadáveres podridos de sacrificios y animales muertos.

En Mateo 13:40 Jesús dice a Sus discípulos:

40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. (Mateo 13:40)

Jesús describe un gran fuego en el fin del siglo donde las cizañas son quemadas. Las cizañas representan a aquellos que no dan frutos espirituales, los que nunca han venido al conocimiento del Señor Jesús o recibido Su perdón. Estas personas serán quemadas con fuego. Jesús lo explica en los dos próximos versículos de Mateo 13:

41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 13:41-42)

Observemos nuevamente la referencia al horno de fuego donde son lanzados los que hacen iniquidad. Este horno de fuego será un lugar de gran sufrimiento, descrito por Jesús en la frase “lloro y crujir de dientes”

Describiendo el juicio de los últimos días, Jesús dijo:

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo 25:41)

Cuando Jesús regrese, reunirá a las naciones delante de Él y separará “los unos de los otros como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” (Mateo 25:32). Aquellos a Su izquierda serán enviados “al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Fijémonos una vez más que el fuego que aquí se describe es un fuego “eterno” que nunca se apagará y arderá por toda la eternidad juzgando el pecado y la maldad. Un fuego que nunca se extingue es un fuego que siempre tiene combustible.

El escritor de Hebreos describe al infierno como un fuego cuando dice:

26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. (Hebreos 10: 26-27)

El escritor califica el fuego del infierno como un fuego de hervor devorador. Estas llamas son llamas furiosas llenas de juicio. En el versículo 27, él aclara que aquellos que son juzgados y hallados culpables deberían tenerles miedo.

Leamos en Judas 6-7

6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; 7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. (Judas 6-7)

En Génesis 19:23-29 leemos cómo Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra haciendo llover sobre ellos fuego y azufre. Judas nos dice que esto era una imagen del juicio venidero. No obstante, veamos que aunque el fuego de Sodoma y Gomorra consumió y luego se apagó, el fuego  del que Judas habla aquí es un “castigo del fuego eterno”.

Judas, en su epístola, continúa desafiando a sus lectores.

22 A algunos que dudan, convencedlos. 23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. (Judas 1: 22-23)

Judas nos llama a ser instrumentos del Señor para salvar a los que están destinados para el fuego del juicio de Dios.

Por último, Apocalipsis 20:15 dice

15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:15)

La imagen de un lago de fuego es poderosa. Esto no es una simple fogata que alumbra el cielo nocturno, sino todo un entorno sumergido en fuego y llamas. Los que sean lanzados a este lago quedarán inmersos en las mismas llamas de ese fuego.

Las llamas de este fuego eterno atormentan al diablo y sus ángeles día y noche.

10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10)

El Nuevo Testamento describe el infierno como un lugar de hervor y fuego consumidor donde será el “lloro y el crujir de dientes”. Los arrojados allí experimentarán el tormento de sus eternas llamas.

 

Tinieblas

Una segunda descripción del infierno que encontramos en el Nuevo Testamento es la de las tinieblas. Por ejemplo, leemos en Mateo 8:11-12

11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.  (Mateo 8:11-12)

Observemos que este lugar de tinieblas será un lugar de lloro y crujir de dientes. La tiniebla que se describe aquí es la tiniebla “de afuera” y la idea es que este es el tipo que solo se encuentra en los límites externos, tan alejada de cualquier fuente de luz como sea posible. Es la forma más oscura de las tinieblas. La frase “tinieblas de afuera” aparece solamente en el evangelio de Mateo (veamos también Mateo 22:13 y 25:30).

No obstante, el apóstol Pedro utiliza una ilustración similar en 2 Pedro 2:4 cuando dice:

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio. (2 Pedro 2:4)

El apóstol usa la expresión “prisiones de oscuridad” para describir al infierno y la palabra que utiliza aquí para infierno es la palabra “tártaros” refiriéndose al pozo más profundo. El término “prisiones” encierra un sentido de desesperación e impotencia.

Este pasaje habla de un lugar de completa desesperación e impotencia. Es una oscuridad tan profunda que puede causar miedo y crujir de dientes, donde toda esperanza de alguna vez volver a ver la luz se ha perdido. Por haber sido alguien que ha sufrido de depresión, este concepto me sugiere un sentido de desesperanza. Quienes han experimentado cualquier forma de depresión, a menudo la comparan con una densa oscuridad donde no hay señales de luz, esperanza o ayuda de ningún tipo. Este es un lugar de desesperación donde ya no existe razón para vivir; un lugar carente de ánimo, protección o bendición de ningún tipo; un sitio oscuro de agonía, desesperación y temor.

 

Abismo

Existe una última ilustración neotestamentaria que me gustaría considerar en este capítulo. El libro de Apocalipsis se refiere al infierno como un abismo. Vamos a leer nuevamente Apocalipsis 9:1-2:

1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. (Apocalipsis 9:1-2)

Aquí se describe al infierno en ambos términos, fuego y oscuridad. Una de las preguntas que nos hacemos es la siguiente: Si el infierno se representa como un fuego, el cual proporciona luz; ¿cómo puede ser comparado también a una profunda oscuridad? La respuesta la encontramos aquí en Apocalipsis 9. Cuando el pozo del abismo se abrió, de él subió humo suficiente como para ocultar la luz del sol. Tenemos aquí una ilustración de fuego con humo tan denso que bloquea la luz y todo este se desprende de lo que se denomina abismo.

Apocalipsis 9:11 nos habla más acerca de este abismo.

11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.  (Apocalipsis 9:11)

En ese abismo vivía un ángel llamado Abadón en hebreo o Apolión en griego. Abadón, en hebreo significa “destrucción” y Apolión, en griego, “destructor”. Este nombre es significativo a la hora de darnos información sobre el abismo y es que es gobernado por un ángel destructor.

Detengámonos a considerar esta ilustración del abismo. No existe fondo para este pozo y eso significa que cuando alguien es lanzado allí, él o ella continúan sumergiéndose más y más en sus profundidades. En cada momento que pasa, la persona se desploma alejándose más y más de la superficie y de toda esperanza. La imagen de un pozo sin fondo nos da la idea de que las cosas se sumergen más y más en la desesperación y la oscuridad. Las cosas no mejoran en el infierno. Si este pozo tuviera fondo esto sería la esperanza de que las cosas se estabilizarían y no empeorarían, pero no es el caso. Nos parece que con cada momento que pase, sus habitantes serán arrastrados más lejos de Dios y más profundo en la maldad y la desesperación.

El Nuevo Testamento ilustra al infierno como un lugar de fuego eterno implacable, un lugar tan oscuro que aleja toda la luz de Dios y tan profundo que aquellos que son lanzados allí se sumergen más y más en la desesperación y la maldad. Las palabras e ilustraciones no describen adecuadamente la realidad de este lugar, pero son suficientes para advertirnos del gran peligro que le espera a quienes dan la espalda a la única esperanza de escape, el Señor Jesucristo y Su obra en la cruz del Calvario.

 

Para meditar:

* El infierno se describe como un fuego eterno. ¿Qué nos enseña esta ilustración acerca de él y sus condiciones?

* También se describe como una profunda tiniebla. ¿Qué nos muestra esto acerca de su naturaleza y circunstancias?

* El libro de Apocalipsis habla del infierno como un abismo. ¿Qué implica para ti el hecho de que el mismo no tenga fondo? ¿Qué nos enseña esto acerca de ese escenario?

* Tomemos algo de tiempo para reflexionar en las tres ilustraciones que hemos analizado en este capítulo. ¿De qué manera podríamos resumir cómo es el infierno?

 

Para Orar:

* Pidamos al Señor nos ayude a aceptar plenamente las enseñanzas de Jesús y los apóstoles acerca del infierno como un lugar de tinieblas y fuego eterno.

* Oremos a Dios que nos dé mayor compasión por aquellos que han rechazado Su oferta de Perdón.

* Detengámonos a admitir que el infierno era nuestro destino hasta que el Señor Jesús se nos reveló. Démosle gracias por rescatarnos y pidámosle nos permita ser Su instrumento para arrebatar a otros de las llamas y las tinieblas del infierno.

 

 

Capítulo 5 – Los Habitantes del Infierno

 

En este estudio sobre las enseñanzas Neotestamentarias acerca del infierno, es importante que examinemos otro tema prominente. Jesús y los apóstoles hablan en muchos lugares sobre los habitantes de este lugar de fuego eterno. Detengámonos un instante para analizar lo que ellos nos enseñan al respecto.

 

Quienes no conocen a Dios ni obedecen el evangelio

El primer grupo que las Escrituras refieren que estarán en el infierno son aquellos que “no conocen a Dios ni obedecen el evangelio”. Veamos lo que Pablo expresó en 2 Tesalonicenses 1: 7-9.

7… cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. (2 Tesalonicenses 1: 7-9)

Aquí el apóstol se refiere a dos grupos de personas. Primero, aquellos que no conocen a Dios y segundo, los que no obedecieron el evangelio de nuestro Señor.

En Romanos 1: 18-20 el apóstol Pablo dijo:

18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. (Romanos 1: 18-20)

Pablo aclara muy bien que la creación nos muestra la existencia de Dios y no solo eso, sino también algo de Su carácter y atributos. Dios se revela a toda Su creación a través de Sus obras y hechos en la tierra. Cuando Pablo menciona en 2 Tesalonicenses a los que no conocen a Dios, se refiere a quienes nunca han separado tiempo para conocerle como su Dios y Creador. El habla de aquellos quienes “detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). En otras palabras, ellos escogieron ignorar la verdad de la existencia de Dios y viven como les place.

El segundo grupo en 2 Tesalonicenses 1:7-9 se refiere a los que no obedecen el evangelio. ¿Será que estas personas no solo tuvieron la creación como testigo, sino que también les fue predicado el mensaje del evangelio? Ellos no solo dieron la espalda a la verdad de Dios revelada en la creación, sino que también rechazaron a la persona del Hijo de Dios y Su obra proclamada en el evangelio. Tanto los que han escuchado el mensaje del Evangelio como los que no lo han escuchado son culpables. Los que lo escucharon son culpables porque rechazaron el mensaje que oyeron y los que no lo escucharon lo son porque han rehusado el conocimiento de Dios revelado a ellos en la creación.

Los primeros habitantes del infierno son los que han rechazado a Dios. Estas son personas que escogieron dar la espalda a Dios y a Su Palabra para vivir por su propia cuenta. Ellos no desean nada de Dios ni de Su plan de salvación, tampoco quieren ser gobernados por Él pues son personas soberbias que eligieron ignorar el llamado de Dios.

 

Quienes se rehúsan a ser cambiados por el Evangelio

Veamos lo que el escritor de Hebreos nos dice en su libro en el capítulo 10, versos 26 y 27.

26 Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. (Hebreos 10:26-27)

Aquellos que continúan pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, serán juzgados por el furor del fuego de Dios. Esto se refiere a quienes han oído la verdad del Evangelio y en cambio, han escogido permanecer en sus pecados. Ellos, incluso, pueden haber entendido la verdad del Evangelio, pero no permiten que esa verdad cambie sus corazones o sus hechos y se niegan a entregarse a Cristo a pesar de conocer Su camino.

El apóstol Juan se refiere a esto cuando dice en Apocalipsis 21:8

8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21:8)

La lista que Juan nos brinda en este versículo se refiere a quienes nunca permitieron que el mensaje del Evangelio del perdón a través de Jesucristo cambiara sus vidas. Ellos han rechazado el Evangelio y han escogido continuar deliberadamente en sus caminos pecaminosos. Estos habitantes del infierno son soberbios y malvados.  Se niegan a cambiar o abandonar sus malos caminos y en cambio, son gobernados por sus concupiscencias y malos deseos.

 

Quienes no llevan frutos.

Juan el Bautista usó una ilustración para presentar el ministerio del Señor Jesús a los que venían a ser bautizados. Veamos lo que él dice a quienes lo escuchaban en Mateo 3:12.

12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. (Mateo  3:12)

Juan compara a estas personas con la paja. La paja era lo que sobraba luego de separar los granos y no servía para nada más. Mientras que el trigo se almacenaba en el granero, la paja se quemada con un fuego inextinguible. La paja habla de aquellos cuyas vidas han sido estériles e improductivas para el Señor. Juan dice que estas personas serán echadas al fuego que nunca se apagará.

Jesús diría lo mismo en Mateo 7:19:

19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.  (Mateo 7:19)

Y lo repite en Mateo 13:40 cuando dice:

40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. (Mateo 13:40)

Jesús habla sobre la cizaña y los árboles estériles.

Existe un tipo de crecimiento en los árboles estériles y las cizañas, pero no es el tipo de crecimiento que el Señor Jesús demanda. El fruto que Jesús busca es la obra de Su Espíritu en nuestras vidas y la única forma que una persona puede producir este tipo de fruto es a través de un vínculo estrecho con el Señor.

6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. (Juan 15:6)

Hay una diferencia entre esfuerzo humano religioso y el fruto espiritual. Los seres humanos pueden auto disciplinarse para ser religiosos, pero solo los que permanecen en Cristo pueden producir el fruto del cual Jesús habla aquí. Los infieles a los que el Señor se refiere se enmarcan dentro de dos grupos. Primero, están quienes no tienen el deseo de seguirle y viven vidas pecaminosas gobernadas por sus propios deseos y concupiscencias. Segundo, están los que pueden intentar hacer buenas obras, pero no tienen una conexión con el Señor Jesús ni dependen de Su Espíritu en busca de dirección y poder.

El infierno será poblado con personas que escogieron hacer las cosas a su modo; pero que nunca se sometieron al señorío de Cristo, ni se rindieron a la obra de Su Espíritu en sus vidas.

 

Los religiosos

Esto nos conduce al próximo grupo de personas que poblarán el infierno. Jesús, particularmente, habla de este grupo. Veamos lo que Él dice acerca de los escribas y fariseos, los líderes religiosos de Su época.

15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. (Mateo 23:15)

Y en este mismo capítulo se dirige a estos líderes religiosos diciendo:

33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? (Mateo 23:33)

Refiriéndose a los judíos religiosos de Su tiempo, el Señor dijo:

11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 8:11-12)

Percatémonos aquí que “los hijos del reino” serán echados a las tinieblas de afuera. La frase “hijos del reino” se refiere a los que eran religiosos pero no tenían una correcta relación con Dios. Ellos se conformaban con sus costumbres y tradiciones pero no conocían verdaderamente a Dios, ni lo honraban en sus vidas y corazones. Su fe era una apariencia, mas no tenían una relación con Su Creador.

Jesús nos enseña que muchos religiosos estarán en el infierno. Estas son personas firmes en tradición, costumbres y prácticas, pero nunca han recibido el perdón que ofrece el Señor Jesús. En realidad, muchos de ellos creen que son lo suficientemente buenos para llegar al Cielo por su cuenta. Se enorgullecen de sus buenas obras y prácticas religiosas, pero se sorprenderán cuando las puertas del cielo les sean cerradas porque se negaron a entender que todas sus “justas” obras eran insuficientes para limpiarse de sus pecados.

 

La Bestia y el Falso Profeta

Apocalipsis 11:7 nos dice que una gran bestia subía del abismo para hacer guerra contra los dos siervos de Dios que testificarían en los últimos días y los matará y dejará sus cadáveres tendidos en las calles.

En Apocalipsis 17 el apóstol Juan vio una gran bestia escarlata con una mujer cabalgándole. Esta bestia estaba llena de nombres de blasfemia y la mujer a la cual llevaba en su espalda traía consigo un cáliz de oro llena de abominaciones e impurezas sexuales; y estaba ebria de la sangre de “los mártires de Jesús” (Apocalipsis 17:6).

Juan nos relata en Apocalipsis 17:8 que esta bestia también pertenecía al abismo.

8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. (Apocalipsis 17:8)

La bestia de la que se habla aquí hizo mucho daño en la tierra, se levantó contra Dios y batalló contra quienes amaban Su nombre. Veamos lo que Juan dice que le sucederá a esta gran bestia.

19 Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. 20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. (Apocalipsis 19: 19-20)

Allí, en las llamas del infierno se encontrará la gran bestia quien blasfemó el nombre de Dios el Señor y peleó contra los santos de Jesús, buscando destruirlos.

 

Los Demonios y Satanás

En Mateo 25 Jesús enseñaba sobre la venida del Juicio. Él le dijo a sus seguidores que en ese día, las ovejas serían separadas de los cabritos. Las ovejas estarían situadas a la diestra de favor, mientras que los cabritos a Su izquierda.

41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. (Mateo 25:41)

Es importante que nos percatemos aquí que Jesús nos dice que ese fuego eterno fue preparado para el diablo y sus ángeles; por lo tanto, ellos también serán habitantes del infierno.

Pedro nos dice:

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio. (2 Pedro 2:4)

Fijémonos otra vez que Pedro nos dice que Dios arrojó a los ángeles que pecaron (los demonios) al infierno donde fueron entregados a prisiones de oscuridad. El infierno estará lleno de demonios.

El apóstol Juan describe el día cuando Satanás será capturado y arrojado al lago de fuego.

10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 20:10)

Satanás y todos sus demonios serán atormentados en el infierno día y noche por los siglos de los siglos, y allí, en ese lago de fuego, también será escuchado el grito de su agonía.

 

La Muerte y el Hades

Apocalipsis 20:14 describe a los últimos habitantes del infierno.

14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. (Apocalipsis 20:14)

La Muerte y el Hades constituían grandes enemigos pero quedaron impotentes. Las puertas de este lago de fuego se cerrarían por toda la eternidad. Nunca más la muerte o el sepulcro tendrían algún efecto y allí, en el infierno, se lamentarían de su impotencia. Los que sufrían el tormento del infierno buscarían alivio, mas no lo encontrarían. La Muerte, la gran salvadora de los habitantes del infierno, era impotente e incapaz de apaciguar su sed o suavizar el sufrimiento de las víctimas del infierno.

Alguien dijo una vez, “si las llamas del infierno no te asustan, piensa en quienes vivirán contigo”. Por favor, no malinterpreten lo que estoy diciendo; no es mi intención bromear y en realidad, no es nada gracioso. Es una idea muy indolente y espantosa. Allí, en las llamas eternas del infierno encontramos hombres y mujeres que han dado la espalda a Dios. Ellos son personas orgullosas y rebeldes, llenas de egoísmo y avaricia, dados a satisfacer sus propias concupiscencias y que no se rigen por los principios de la santidad. Con ellos está la bestia y el falso profeta llenos de blasfemia y odio hacia todo lo que es divino. Junto a ellos está Satanás y sus demonios con toda su vulgaridad, inmoralidad, blasfemia y odio por Dios. Finalmente, la muerte rendida impotente, se sienta indefensa en un rincón incapaz de aliviar el sufrimiento y el tormento de la eternidad.

 

Para Meditar:

* ¿Qué tipo de personas habitará el infierno?

* ¿Cuál es la diferencia entre ser religioso y producir fruto para el Reino de Dios? ¿Podemos servir al Señor y no pertenecerle?

* ¿Cómo sería vivir en la presencia de la Bestia de Apocalipsis, Satanás y sus demonios?

* ¿Por qué usted cree que las enseñanzas bíblicas del infierno son tan difíciles de entender, incluso para los cristianos? ¿Nuestra falta de conocimiento cambia la realidad de lo que enseñan las Escrituras?

 

Para Orar:

* Pidamos a Dios nos ayude a aceptar lo que Él nos enseña en estos pasajes que hemos examinado aquí. Apartemos un tiempo para agradecerle por la victoria de Cristo sobre el infierno.

* Oremos a Dios nos dé la certeza de que hemos escapado del tormento del infierno a través de la obra de Cristo a favor nuestro.

* Pidamos a Dios nos dé gracia para vivir para Él y servirle agradecidos por lo que Él ha hecho por nosotros al perdonarnos y cambiar nuestro destino.

 

Capítulo 6 – El Poder de Cristo Sobre el Infierno

 

Este estudio no estaría completo si no nos detenemos a examinar el poder del Señor Jesucristo sobre el infierno. Para comenzar este capítulo final vamos a mencionar las palabras de Jesús a Pedro en Mateo 16:18

18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18)

Este es un pasaje de las Escrituras muy importante por lo que nos dice del infierno y el poder de Cristo sobre él. Jesús le dijo a Pedro que Él (Jesús) edificaría Su iglesia y que ni el poder del infierno prevalecería contra ella. Esta es la promesa del Señor Jesús para los que le pertenecen. Satanás no tiene poder definitivo sobre ellos. Detengámonos a analizar esta declaración con más detalle.

 

La obra de Cristo es suficiente para nuestra salvación.

Jesús le dijo a Pedro que las puertas del Hades no prevalecerían contra la iglesia que Él iba a edificar. Al considerar lo que Jesús quiso decir con esto, lo primero que debemos entender es que Él vino a morir para que nosotros fuéramos perdonados del pecado y la rebeldía que nos sentenciaba a una eternidad en el infierno.

Veamos lo que Jesús dijo en Juan 10:27-29:

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. (Juan 10:27-29)

Algo importante que debemos notar en esta afirmación de Jesús es que Él les da vida eterna a Sus ovejas, y no solo les da el regalo de la vida eterna, sino que Él continúa diciendo que nadie puede arrebatarlas de Sus manos. El Padre es mayor que todas las fuerzas de la tierra y el infierno y nadie puede separar de Él a quienes le pertenecen. El Padre los sustenta y los protege. El infierno en sí mismo no es suficientemente poderoso para arrancarnos de Sus manos poderosas.

El apóstol Pablo dijo a los Romanos que si Jesús los justificaba (los colocaba a la diestra del Padre) entonces nadie podría condenarlos.

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8:33-35)

El apóstol deja bien claro en Romanos 8:1 que no hay ninguna condenación para los que pertenecen a Jesús.

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (Romanos 8:1)

Esta es una poderosa realidad. No existe condenación para los que han recibido el perdón del Señor Jesús, el cual nos libra del poder del infierno.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Jesús aclara en este pasaje que quienes creen y confían en Él (ponen su fe y confianza en Su obra) no se perderán, sino que tendrán vida eterna. La salvación que Jesús ofrece es la salvación del juicio eterno del infierno. El escritor de Hebreos nos dice que esta salvación es completa y perfecta.

23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (Hebreos 7:23-25)

La salvación de Jesús es suprema, es absolutamente completa y segura, y no hay nada más seguro que esta salvación. Ella nos libera del poder del infierno y nos lleva a la presencia de Dios, donde viviremos para siempre en Su perdón.

La clara enseñanza del Nuevo Testamento es que Jesucristo vino a ofrecernos victoria sobre el pecado, la muerte y el infierno. Solo en Él es posible este perdón. Aquellos que se acercan a Él y reciben Su perdón son salvos completamente y las puertas del infierno no tendrán autoridad sobre ellos.

 

Satanás y sus demonios son sometidos a Cristo.

Hemos visto que las puertas del infierno no pueden prevalecer contra quienes pertenecen a Cristo porque la obra de Jesús es suficiente para salvarlos completamente del infierno. Aquí hay otro detalle importante que debemos analizar. Las puertas del infierno no pueden prevalecer contra los que pertenecen a Cristo porque Satanás y sus demonios son sujetados finalmente a Cristo y no tienen poder sobre Él.

Desde los mismos comienzos de la vida pública de Jesús, Satanás hizo lo mejor que pudo para destruir la obra de Dios al enviar a Su Hijo a la tierra. Él intentó matar a Jesús cuando era un bebé a través de Herodes; provocó que los líderes religiosos de la época persuadieran al pueblo para oponerse a Sus enseñanzas; entró en uno de los discípulos y lo usó para que traicionara y matara a Jesús; hizo que Pedro negara a Jesús y que todos los otros discípulos lo abandonaran en Su hora de dolor. En Lucas 4:1-13 Satanás tentó al Señor Jesús procurando distraerlo de Su misión en esta tierra, pero a pesar de todos sus intentos, Jesús triunfó.  Incluso en su muerte, Él venció el poder de Satanás y destruyó su influencia en la vida de incontables hombres y mujeres que vinieron a Él para salvación y redención.

El apóstol Pablo dijo:

8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2: 8-11)

Percatémonos que debido a que Jesucristo venció, Dios lo exaltó y le dio un nombre que es sobre todo nombre. Este nombre no es solo una palabra, sino una posición de autoridad y poder. Dicho poder y autoridad es sobre toda potestad en los cielos, la tierra y debajo de la tierra. La frase “debajo de la tierra” se refiere al Hades y al infierno. La autoridad de Cristo es mayor que todas las fuerzas del infierno. El infierno no tiene autoridad sobre Él. Cristo lo venció con Su poder y ofrece perdón a quienes vengan a Él.

Podemos observar cómo los demonios del infierno temieron a Cristo durante Su ministerio en la tierra. Jesús liberó a varias personas del poder de espíritus malignos que los atormentaban (veamos Mateo 4:24; 8:16; 8:28; 10:8). Todos los grandes enemigos del infierno están sometidos a Cristo. La Bestia y el Falso profeta de Apocalipsis fueron lanzados al lago de fuego, al igual que Satanás (veamos Apocalipsis 20:10). La Muerte y el Hades también fueron arrojados a ese mismo lago (Apocalipsis 20: 13-14). De hecho, Apocalipsis 1:18 nos dice que ahora Jesús tiene las llaves de la muerte y el Hades, y quien tiene las llaves tiene la autoridad sobre ellos.

Satanás, los demonios del infierno, la bestia del abismo y su profeta están sometidos a la autoridad y poder supremos de Cristo. Él los juzgará y los encerrará en el pozo del infierno para siempre. El Señor Jesús tiene autoridad sobre el infierno. Solo Él es capaz de vencerlo, solo Él es nuestra seguridad y garantía de victoria sobre sus llamas.

 

Aquellos que están en Cristo tienen poder sobre el infierno.

Existe un último punto que debemos plasmar en esta reflexión. El Señor Jesús, quien tiene poder y autoridad sobre el infierno ha extendido su autoridad y protección a todo aquel que le pertenece. Los que están en Cristo tienen poder sobre el infierno.

Ya hemos analizado lo que Pablo nos dijo acerca de que nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús (Romanos 8:35-37). Podemos estar seguros de que Dios nos ama como a hijos. Sin embargo, además de esto necesitamos entender que Dios nos ha dado herramientas necesarias para resistir las tentaciones de Satanás y sus demonios.

En Marcos 3:14-15 Jesús escogió doce apóstoles para que estén con Él en Su ministerio. Fijémonos lo que Marcos nos dice acerca de ellos.

14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: (Marcos 3:14-15)

El poder de Cristo sobre las fuerzas demoníacas del infierno les fue dado a Sus apóstoles. En Cristo, ellos tenían la autoridad para echar fuera estos espíritus malos de aquellos a quienes atormentaban.

Posteriormente, en Su ministerio, el Señor designó a otros setenta discípulos para que fueran en Su nombre y después de un tiempo ellos regresaron a Jesús y dijeron: “¡Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!” (Lucas 10:17). Como los que en este tiempo pertenecen a Jesús, así nosotros caminamos en Su autoridad. En Él nos fue dada autoridad sobre estas fuerzas malignas.

Cristo, no solo extendió Su autoridad sobre los demonios del infierno a aquellos que le pertenecen, sino también equipó a Su pueblo para que permanezca firme contra los ataques del infierno. En Efesios 6:11-12 el apóstol Pablo nos recuerda que como creyentes, nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra las fuerzas del infierno; por lo tanto, Él nos desafía a usar toda la armadura de Dios.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:11-12)

En este pasaje, Pablo relata cómo los cristianos están equipados para estar firmes contra los “dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16). Dios nos ha dado la armadura necesaria para protegernos del diablo. En realidad, el apóstol Santiago nos dice que si nos sometemos a Dios y resistimos al diablo, huirá de nosotros.

7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. (Santiago 4:7)

El apóstol Pedro advierte a sus lectores que el diablo estaba rondando a nuestro alrededor buscando a quién devorar. Veamos el consejo de Pedro en el siguiente pasaje:

8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (1 Pedro 5:8-10)

Pedro aclara que las fuerzas del infierno harán lo todo lo posible para atacar a quienes pertenecen a Cristo. Santiago dice a sus lectores que resistan a Satanás, y Pedro, que Dios los perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá. Él no hubiera dado este mandamiento si los creyentes no tuvieran el poder para resistir a Satanás. El hecho de que Él nos mande a resistir nos muestra que no solo nos ha dado la autoridad, sino también el poder en Cristo para permanecer firmes contra las fuerzas del infierno y retenerlas.

¿Qué nos enseñan estos versículos? Nos enseñan que Cristo tiene poder sobre el infierno y que Él extendió Su poder y autoridad a todo aquel que confíe en Él y en Su perdón. Cristo es la victoria sobre el infierno. Su muerte brinda perdón y redención. Su vida en nosotros nos da autoridad para resistir las fuerzas del infierno. En Él y solo en Él existe completa salvación del infierno y completa victoria sobre sus tentaciones y su poder.

 

Para Meditar:

* ¿Cómo la obra de Cristo nos libra del infierno? ¿Has experimentado la realidad de esta obra en tu vida personal?

* ¿Cómo Satanás intentó destruir la obra de Jesucristo cuando estaba en esta tierra? ¿Lo logró?

* ¿Cómo Cristo demuestra Su poder y autoridad sobre las fuerzas del infierno en el Nuevo Testamento?

* ¿Qué nos enseña el Nuevo Testamento acerca de la autoridad sobre las fuerzas del infierno de aquellos que pertenecen a Cristo? ¿Cómo podemos resistir a Satanás? ¿Alguna vez has tenido que resistir las tentaciones de Satanás?

* ¿Podríamos tener alguna autoridad o victoria sobre el infierno separados de Cristo?

 

Para orar:

* Pidamos al Señor nos dé la certeza de que tenemos victoria sobre el infierno por lo que Él ha hecho a favor nuestro.

* Agradezcamos al Señor que Él nos ha salvado completamente y que Su salvación nos da perfecta y completa victoria sobre el pecado y el infierno.

* Pidamos a Dios nos dé gracia para tomar la armadura que Él provee y así ser capaces de resistir al diablo y a las fuerzas del infierno.

* Roguemos al Señor nos perdone por las veces en que no hemos podido resistir al diablo. Pidamos a Dios nos perdone y nos dé gracia para aprender a resistir en Su fuerza.

 

Distribución literaria Lumbrera a mi Camino (Light to My Path)

 

Lumbrera a mi camino [Light To My Path (LTMP, por sus siglas en inglés)] es un ministerio de producción y distribución literaria con el objetivo de alcanzar a obreros cristianos necesitados en Asia, América Latina y África. Muchos de esos obreros cristianos en países en vías de desarrollo no cuentan con los recursos necesarios para obtener entrenamiento bíblico ni comprar materiales para el estudio bíblico para sus ministerios y su aliento personal. F. Wayne Mac Leod es miembro de ACTION International Ministries y ha estado escribiendo estos libros con el fin de distribuirlos a pastores, así como a todo tipo de obreros cristianos que los necesiten alrededor del mundo.

Hoy en día hay miles de libros que están siendo utilizados en la predicación, la enseñanza, el evangelismo y la exhortación de creyentes a nivel local en más de sesenta países. Los libros de estas series ya han sido traducidos a varios idiomas. La meta es que puedan estar a disposición de tantos creyentes como sea posible.

El ministerio de LTMP se basa en la fe, y confiamos en el Señor para la provisión de los recursos necesarios para distribuir los libros, con el objetivo de alentar y fortalecer a los creyentes a nivel mundial. ¿Pudiera usted orar para que el Señor abra más puertas para la traducción y la correspondiente distribución de estos libros?