Una mirada devocional a las cartas de Pablo a los Tesalonicenses y a Timoteo
F. Wayne Mac Leod
Copyright © 2010 por F. Wayne Mac Leod
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro puede ser reproducido o trasmitido en forma alguna o por medio alguno sin el permiso por escrito de parte del autor.
Todas las referencias bíblicas, a menos que se indique otra versión, fueron tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.
Traducción al español:
David A. Gomero Borges y Yaíma Gutiérrez Valdés, Traducciones NaKar
Especial agradecimiento a los correctores de pruebas y críticos, sin quienes este libro sería mucho más difícil de leer:
Diane Mac Leod y Pat Schmidt
Tabla de Contenidos
- Prefacio
- 1 – 1 Tesalonicenses 1:1-10 – Un modelo para los creyentes
- 2 – 1 Tesalonicenses 2:1-12 – El ministerio de los apóstoles
- 3 – 1 Tesalonicenses 2:13-20 El gozo de Pablo
- 4 – 1 Tesalonicenses 3:1-13 – Noticias de Timoteo
- 5 – 1 Tesalonicenses 4:1-12 – Más y más
- 6 – 1 Tesalonicenses 4:13-18 – Alcanzados
- 7 – 1 Tesalonicenses 5:1-11 – Siempre preparados
- 8 – 1 Tesalonicenses 5:12-28 – Comentarios a modo de Conclusión
- 9 – 2 Tesalonicenses 1:1-12 – Liberación venidera
- 10 – 2 Tesalonicenses 2:1-17 – El hombre de maldad
- 11 – 2 Tesalonicenses 3:1-18 – Cuidado con los ociosos
- 12 – 1 Timoteo 1:1-11 – La comisión de Timoteo
- 13 – 1 Timoteo 1:12-19 – El testimonio de Pablo
- 14 – 1 Timoteo 2:1-8 – Se busca: Hombres que oren
- 15 – 1 Timoteo 2:9-15 – Una palabra a las mujeres
- 16 – 1 Timoteo – 3:1-7 – Los Obispos
- 17 – 1 Timoteo 3:8-13 – Los Diáconos
- 18 – 1 Timoteo 3:14-16 – El misterio de la piedad
- 19 – 1 Timoteo 4:1-6 – Los Espíritus Engañadores
- 20 – 1 Timoteo 4:7-16 – Capacitación para ser piadoso
- 21 – 1 Timoteo 5:1-16 – Las viudas
- 22 – 1 Timoteo 5:17-25 – Los ancianos
- 23 – 1 Timoteo 6:1-2 – Los esclavos
- 24 – 1 Timoteo 6:3-10 – Los falsos maestros
- 25 – 1 Timoteo 6:11-21 – Una palabra para Timoteo
- 26 – 2 Timoteo 1:1-18 – No te avergüences
- 27 – 2 Timoteo 2:1-7 – Soldados, atletas, labradores
- 28 – 2 Timoteo 2:8-15 – Sufriendo por el evangelio
- 29 – 2 Timoteo 2:16-26 – Instrumentos nobles
- 30 – 2 Timoteo 3:1-9 – Tiempos difíciles
- 31 – 2 Timoteo 3:10-17 – La persecución y la Palabra
- 32 – 2 Timoteo 4:1-8 – Un encargo para Timoteo
- 33 – 2 Timoteo 4:9-22 – Ven a mí
PREFACIO
Primera y Segunda de Tesalonicenses fueron cartas escritas a la iglesia en Tesalónica (la actual Grecia) para alentar a los creyentes en medio de la persecución. Pablo en especial dio respuesta a preguntas que ellos tenían acerca del regreso del Señor. A pesar de sus luchas, esta iglesia se había convertido en un modelo de esperanza, fe y amor para los creyentes de sus alrededores. Pablo los felicitó por esto, pero los desafió a madurar más en Cristo. En la segunda carta se dirigió en particular a los individuos en la iglesia que habían dejado de servir y estaban viviendo en la comunidad a costa de otros mientras esperaban por el regreso de Cristo.
Con las cartas a Timoteo, Pablo tenía la intención de instruir y alentar al joven pastor en su ministerio. El apóstol le aconsejó en cuanto a una serie de asuntos, tales como los requisitos que debían cumplir los ancianos y diáconos en la iglesia, o cómo atender a una cantidad cada vez mayor de viudas. Pablo escribió como un padre a su hijo, alentando a Timoteo a ser fuerte y a guardar la verdad que él le había enseñado.
Así como todos los libros en esta serie, este comentario no fue escrito con la intención de que se leyese desde una sola perspectiva. Me gustaría retar al lector a que se tome su tiempo leyéndolo. Pídele al Espíritu de Dios que te hable y te ayude a aprender y aplicar la verdad de Su Palabra. El comentario constituye sólo una guía. Confío en que no sólo te guiará a la verdad, sino que te ayudará a aplicar esa verdad de manera que cambie tu vida. Que al Señor le plazca usar este libro abriendo Su Palabra ante ti. Que Dios te bendiga ricamente mientras dedicas tiempo para estudiar estos importantes libros de la Escritura.
Este libro, así como los demás de la serie, a la larga se abrirán paso hacia más de cuarenta países para bendecir a pastores, obreros cristianos y a creyentes comunes en sus respectivos ministerios para nuestro Señor. Ora conmigo para que el Señor tenga a bien usarlo para extender Su reino hacia dondequiera que vaya.
F. Wayne Mac Leod
1 – UN MODELO PARA LOS CREYENTES
Lee 1 Tesalonicenses 1:1-10
En Hechos 17 leemos cómo el apóstol Pablo pasó un tiempo en la ciudad de Tesalónica durante su segundo viaje misionero. La respuesta que recibió hacia su ministerio no fue muy favorable. Su predicación inquietó tanto a los pobladores de aquella ciudad, que los creyentes tuvieron que ayudarlo a escapar para salvar su vida (ver Hechos 17:1-10). A pesar de este difícil comienzo, el Espíritu de Dios estaba obrando, y la iglesia nació y floreció.
Los caminos de Dios no son nuestros caminos. ¿Cuántas veces nos hemos sentido derrotados en cuanto a nuestros esfuerzos? Sólo puedo imaginar lo que pudo haber sentido el apóstol Pablo al dejar atrás Tesalónica después de haber visto a la gente de esa ciudad rechazar el mensaje que les había predicado. Sin embargo, Dios veía las cosas de manera muy diferente. Lo que nosotros vemos como fracaso, Dios lo puede usar para llevar a cabo el bien. No sólo se estableció una iglesia en Tesalónica, sino que se convirtió en un poderoso modelo para los creyentes de aquella región.
Esta carta viene de parte de Pablo, Silvano y Timoteo (versículo 1); ellos la escriben a la iglesia en Tesalónica. Fíjate que en el primer versículo Pablo dice que la iglesia está en Dios el Padre y en el Señor Jesucristo. Estos creyentes eran parte de la familia de Dios; su confianza y su seguridad estaban en la obra del Padre y de Su Hijo Jesucristo.
Pablo dijo a los tesalonicenses que ellos siempre agra-decían a Dios por los de Tesalónica al mencionarlos en sus oraciones. Pablo tenía el hábito de orar por aquellos entre quienes había ministrado; esta era una parte importante de su ministerio. No importa dónde él se encontrara; él siempre podía orar por esos creyentes.
Fíjate que Pablo utiliza la palabra ‘mencionamos’ en el versículo 2. Hubo ocasiones en que las oraciones de Pablo por los creyentes fueron muy intensas. Aquí Pablo dijo a los tesalonicenses que él sencillamente se los mencionaba al Señor con acción de gracias, lo cual no significa que estas oraciones no fuesen importantes. A veces lo único que podemos hacer es recordar a nuestros amigos y seres queridos, agradecer a Dios por ellos y encomendarlos a Su cuidado. Dios también escucha estas oraciones.
Pablo estaba muy agradecido ante Dios por la obra del Espíritu Santo entre los creyentes en Tesalónica; él ya ha mencionado la obra del Padre y del Señor Jesús. Además, se refiere a la obra del Espíritu de Dios en medio de ellos, la cual se evidenciaba en diversas maneras. En los versículos que siguen, Pablo comparte con nosotros lo que el Espíritu de Dios estaba haciendo en la iglesia tesalonicense.
Su obra realizada por la fe (versículo 3)
Pablo dice a los tesalonicenses que los recordaba ante Dios por la obra producida por su fe. No toda obra es producida por fe; muchísimas obras están basadas en el esfuerzo humano y no en la fe. Cuando una obra es producida por fe, está arraigada en la obediencia al llamado y en la dirección del Espíritu de Dios.
Los que producen obras de fe mueren a sí mismos, a sus propias ideas y planificaciones; confían en la dirección y la capacitación de Dios. La iglesia en Tesalónica entendía esto. Dios los estaba guiando y estaba obrando en ellos. Por su parte, ellos estaban siguiendo Su dirección y dependiendo de Su poder y sabiduría. Como consecuencia, grandes cosas estaban sucediendo en medio de ellos.
Su trabajo motivado por el amor (versículo 3)
El amor era lo que motivaba el trabajo de los creyentes tesalonicenses. Rebosantes del amor del Señor Jesús, se lanzaron a ministrar a los que estaban a su alrededor. No los motivaba el orgullo ni el deseo de ser aprobados. El amor del Señor Jesús era tan fuerte en ellos, que se sentían obligados a salir a evangelizar. Este amor los motivó y les permitió perseverar durante los tiempos difíciles.
Su constancia sostenida por la esperanza (versículo 3)
No siempre fue fácil servir al Señor. Debe haber habido muchas ocasiones en las que estos creyentes pudieron haberse rendido. Puede que no siempre ellos hayan sido aceptados por la comunidad en la que vivieron. Hubo ataques por parte del enemigo y de los judíos, así como de otros a su alrededor, pero ellos no se rindieron. En cambio, se acordaron de lo que tenían en el Señor Jesús y de por qué Él había venido. Ellos entendieron que este mundo realmente no era su hogar, y que el Señor estaba preparando para ellos algo mucho mayor. Se acordaron de que la muerte era sólo un peldaño hacia la presencia del Señor Jesús. Ellos no quedaron atrapados en la búsqueda de las posesiones terrenales; sus ojos estaban enfocados en el cielo y el Señor Jesucristo. Todo esto les daba el valor para seguir adelante aun cuando las cosas se tornaban difíciles.
En el versículo 4, Pablo dijo a los creyentes que ellos eran escogidos y amados por Dios y luego les recordó cómo el evangelio había llegado hasta Tesalónica. El evangelio les llegó no sólo con palabras, sino respaldado con el poder del Espíritu Santo, lo cual resultó en una profunda convicción. En otras palabras, cuando el evangelio llegó a aquel lugar, el Espíritu de Dios se movió de una manera muy poderosa. Cuando Pablo vio cómo Dios se estaba moviendo en Tesalónica, supo que Dios tenía un propósito especial para con ellos.
En los versículos 5 y 6 Pablo desafió a los tesalonicenses a tomar como ejemplo las vidas de los apóstoles. A partir del versículo 6, entendemos que la iglesia en Tesalónica estaba enfrentando un sufrimiento severo, pero eso no les impidió servir al Señor. Ellos perseveraron y mantuvieron su vista enfocada en la esperanza que el Señor les había dado, imitando así a los apóstoles de dos maneras. Primero, los imitaron en su perseverancia en cuanto al sufrimiento. La iglesia de Tesalónica había visto a Pablo ser expulsado de la ciudad, y entendieron desde el mismo principio que la vida cristiana no sería fácil. Ellos vieron cómo Pablo y los demás apóstoles habían enfrentado tribulaciones sin rendirse, y escogieron seguir su ejemplo.
La segunda manera en la que la iglesia de Tesalónica siguió el ejemplo de los apóstoles fue en su disposición de acoger el mensaje del Espíritu Santo con gozo (versículo 6). Ellos no sólo recibieron la predicación de la Palabra de Dios, sino que se comprometieron a vivir en obediencia a ella. El resultado fue que fueron llenados del gozo del Espíritu Santo en medio de las dificultades que les rodeaban.
Los creyentes en Tesalónica demostraron lo que era el verdadero Cristianismo en la región de Macedonia y Acaya (versículo 7). Constituían un ejemplo de obras de fe, trabajos de amor y esperanza constante, y lo hicieron en medio de un severo sufrimiento. Las personas de todos sus alrededores oían hablar de su fe.
La gente hablaba de cómo la iglesia de Tesalónica había abierto su corazón a los apóstoles y había recibido el mensaje de ellos; además, se hablaba del cambio que había venido a la región. Ellos vieron cómo las personas se habían vuelto de los ídolos al Dios viviente y verdadero (versículo 9). Vieron cómo los creyentes, a pesar de la oposición, dispusieron sus corazones y sus mentes a esperar por el regreso del Señor Jesús para rescatarlos del juicio venidero.
Pablo dijo que su ejemplo era tal, que apenas se necesitaba predicar en aquella región. Con sus propias vidas ellos demostraron todo el mensaje del evangelio. Las personas vieron en la práctica cómo el Señor podía cambiar a los pecadores y llenarlos de gozo y propósito.
¡Qué maravilloso ejemplo vemos en la vida de la iglesia tesalonicense! Si las personas fueran a mirar tu vida, ¿entenderían el mensaje del evangelio? ¿Verían en ti el maravilloso cambio que Jesús ha hecho? ¿Verían cuánto ha cambiado tu vida la esperanza que tienes en Él? ¿Reflejarían tus palabras que confías en el Señor aun cuando las cosas se tornan difíciles? Nuestras vidas son ejemplos poderosos del evangelio. Muchos han rechaza-do el mensaje del evangelio porque no han visto clara-mente la diferencia que el Señor Jesús puede marcar. Que nuestras vidas, así como las de estos creyentes tesalonicenses, conduzcan al Salvador a todos los que conozcamos.
Para meditar:
* ¿Has pasado alguna vez por un tiempo en el que hayas sentido que has fracasado completamente? ¿Qué aliento te brinda el hecho que la iglesia en Tesalónica creció a pesar de que Pablo haya sido expulsado de la ciudad?
* ¿Cuál es la diferencia entre el trabajo producido en la carne y el que es producido por la fe?
* ¿Cómo tu esperanza en Cristo te ha dado el valor para seguir adelante? Menciona un ejemplo.
* ¿Cómo te ha mostrado el Señor Su amor y favor?
* ¿Hasta qué punto eres un modelo a seguir para otros creyentes? ¿Qué aspecto de tu vida necesitas rendir al Señor?
Para orar:
* Pídele al Señor que te ayude a ser un modelo para quienes están a tu alrededor.
* Pídele al Señor que examine qué es lo que te motiva a servir. Pídele que haga que el amor hacia Él y hacia Su pueblo constituya la motivación por la que sirvas.
* Agradécele al Señor que Él puede usar hasta lo que aparenta ser fracaso para llevar a cabo un gran bien.
* Agradece al Señor por la maravillosa esperanza que nos ha dado. Pídele que te recuerde Sus promesas en tiempos de dificultad.
2 – EL MINISTERIO DE LOS APÓSTOLES
Lee 1 Tesalonicenses 2:1-12
Hemos visto cómo la iglesia en Tesalónica, a pesar de tremendos obstáculos, demostró ser un maravilloso ejemplo para los creyentes en las regiones circundantes. La primera vez que Pablo llegó a aquel lugar no fue bien recibido por el público en general, por lo que fue obligado a irse debido a la oposición. Sin embargo, a Dios le plació hacer una obra maravillosa, y se estableció una iglesia.
En el capítulo 2 Pablo está recordando cómo él y sus colaboradores habían ministrado entre ellos. Este capítulo tiene algunas cosas significativas que decir en cuanto a cómo deben ministrar los líderes cristianos. Pablo nos da un ejemplo a seguir en nuestros propios ministerios.
Pablo comienza recordando a la iglesia que el tiempo que había pasado con ellos no había sido un fracaso. Si leemos el informe sobre cómo él fue forzado a salir de la ciudad, podemos entender cuán fácil le debió haber sido sentir que había fracasado, pero Pablo no vio las cosas de esta manera. En cambio, mantuvo sus ojos fijos en el Señor. A pesar del hecho que había tenido que irse, Pablo creía que el Dios que lo había llamado usaría para Su gloria el tiempo que él había pasado en aquella región. Dios no cometió errores; había un propósito en todo lo que Él hacía. Las cosas no siempre son como parecen ser. Dios va a usar lo que parece un gran fracaso para llevar a cabo un gran bien. Nos haría bien como líderes mantener este enfoque.
Pablo había sufrido a menudo y había sido injuriado en el ministerio de predicar el evangelio. No todos entendían lo que él predicaba. Algunos respondieron con violencia al recibir sus palabras. Este fue el caso cuando estaba en Filipo justo antes de llegar a Tesalónica. Allí Pablo y sus compañeros fueron desvestidos, azotados y apresados. Sin embargo, a pesar de la oposición, ellos no perdieron la esperanza. Al salir de Filipos, siguieron hacia Tesalónica y predicaron el evangelio una vez más.
Fíjate que Pablo y sus compañeros de viaje no hicieron esto con sus propias fuerzas. El versículo 2 (en la versión DHH) nos dice: “Dios nos ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y en medio de una fuerte lucha”. Fue con la ayuda de Dios que Pablo y sus compañeros pudieron seguir predicando el evangelio después de tanta oposición en Filipos. Su fortaleza humana no era la adecuada. Ellos encontraron en Dios la fuerza para poder ir a Tesalónica, donde continuaron compartiendo de lo que Dios había puesto en sus corazones.
Fíjate en el versículo 2 que en Tesalónica ellos predicaron el evangelio “en medio de una gran lucha”. Los apóstoles sabían que tendrían que sufrir por la causa del evangelio. Estuvieron dispuestos a enfrentar insultos, persecución y oposición a la predicación del evangelio. Somos llamados a batallar con el enemigo. Como soldados en la batalla, hemos de aceptar el hecho que a veces las cosas van a ser difíciles. No compartimos el evangelio porque sea fácil hacerlo; lo hacemos porque las personas necesitan escucharlo. Enfrentaremos oposición y dificultades, pero no debemos desalentarnos. Los apóstoles estuvieron dispuestos a enfrentar la oposición para llevar el mensaje del evangelio a quienes necesitaban escucharlo. La fuerza que necesitaron para esto provino de su Señor y Dios, Su poder también está a nuestra disposición.
Según el versículo 3, la predicación del apóstol Pablo no surgió del error ni de motivos impuros. Él no trató de engañar a las personas para que entrasen al reino de los cielos. Pablo no recurrió a técnicas cuestionables para convencer a la gente para que siguiera a Jesús. Cuán fácil nos es hacer que las personas pasen al frente en un culto evangelístico o que levanten sus manos para aceptar al Señor Jesús. Podemos pedirles que firmen tarjetas de compromiso con el Señor Jesús y prometerles maravillosas bendiciones. Podemos entretenerlas o impresionarlas con nuestra amabilidad, pero sólo Dios puede cambiar las vidas. Sólo lo que Él hace es verdaderamente perdurable. Pablo estaba enfocado en predicar el evangelio; el Espíritu Santo traería convicción de pecado y salvación. Pablo no quería que la gente se enfocara en él. No tenía programas ni técnicas para ganarlos; creía que sólo el Espíritu de Dios era lo suficientemente poderoso para cambiar el corazón humano y dar vida a los que oyeran la verdad. Los motivos de Pablo eran puros. Él no trataba de engañar a la gente para que entrara en el reino, sino dejaba que Dios obrara en ellos por medio de la predicación fiel de la Palabra. Pablo tenía una fuerte perspectiva del ministerio del Espíritu Santo y la predicación de la verdad. Como creyentes en la actualidad, nosotros también necesitamos ver la frescura del ministerio del Espíritu de Dios mediante la proclamación de la verdad. A Dios le ha placido a lo largo de la historia usar Su Espíritu y la predicación de la Palabra para cambiar vidas, y lo seguirá haciendo en nuestros días. El enfoque de Pablo en cuanto al ministerio se basaba en el Espíritu y en la Palabra. Esa combinación tenía un efecto poderoso en las vidas de quienes lo escuchaban hablar.
Pablo hablaba como alguien aprobado por Dios (versículo 4). Es decir, Dios lo había apartado y llamado específicamente con este propósito. El poder del ministerio de Pablo estaba dado no sólo porque se enfocaba en el Espíritu y en la Palabra, sino también porque él tenía el llamado especial de Dios en su vida. Pablo fue aprobado y escogido por Dios para hacer lo que hacía; él predicaba lo que Dios le había llamado a predicar. Él vivió y ministró como quien había sido aprobado por Dios; predicaba, no para agradar a las personas, sino para agradar al Dios que lo había apartado con este propósito.
Las personas no siempre aceptaron las palabras del Señor. Algunas veces lo abandonaban o hablaban mal de él. A veces lo atacaban físicamente. Jesús también fue rechazado. Los apóstoles fueron golpeados y apedreados por el mensaje que predicaban. Sin embargo, para ellos la meta era, a toda costa, procurar la aprobación de Dios, no de la gente.
Pablo no recurrió a la adulación al predicar. Cuando hablamos de adulación, nos referimos a la alabanza no sincera. El que adula dice toda clase de cosas agradables sobre la gente en un intento de ganársela. Pablo no recurrió a la adulación; él simplemente hablaba la verdad. Quería que el Espíritu hiciera la obra en la vida de los que lo oyeran. A veces la gente nos sigue porque les decimos lo que quiere oír; a veces nos sigue porque la hacemos sentir bien. Pablo no se contentaba con eso; él quería que el Espíritu de Dios obrara en la vida de quienes lo escuchaban de manera que hubiese un cambio real.
Pablo no albergaba codicia (versículos 5-6); a él no le interesaba hacer dinero. Predicaba el evangelio porque Dios lo estaba moviendo a hacerlo con un corazón quebrantado por las necesidades que veía a su alrededor. Estaba dispuesto a predicar aunque los que lo oyeran le dieran dinero o no. Él no trató de ganarse la simpatía de quienes lo escuchaban. No pedía dinero; había sido llamado por Dios y sabía que Dios proveería.
La codicia puede ser un problema para los obreros cristianos. En los tiempos de Pablo, los evangelistas y profetas que viajaban dependían de las ofrendas del pueblo de Dios, por lo que les era muy fácil volverse codiciosos y enfocarse en lo que podían obtener. El desafío para nosotros es examinar nuestras motivaciones al predicar el evangelio. ¿Estamos predicando por lo que podemos obtener (dinero, afirmación o atención)? ¿Confiamos en el Señor en cuanto a nuestros recursos o estamos haciendo uso de todo tipo de técnicas para obtener el favor y las ofrendas del pueblo de Dios?
En el versículo 6 (ver en la versión RVR60), Pablo escribió que no quería ser una carga para la iglesia. Él escogió predicar y ministrar gratuitamente entre ellos; estaba muy dispuesto a irse sin recibir bendición financiera alguna de ellos. ¿Aceptarías tú una reducción de tu salario para ir a donde Dios te llamó? ¿Estarías dispuesto a seguir el llamado de Dios, aun si no hubiese provisión financiera para ti? ¿Es el dinero más importante que el ministerio? La motivación de Pablo era predicar el evangelio. Por eso estaba dispuesto a hacerlo de manera gratuita y sacrificial.
Pablo comparó su ministerio con el cuidado de una madre hacia sus hijos pequeños. Como una madre, Pablo estuvo dispuesto a hacer grandes sacrificios por la iglesia. ¿Qué madre espera que se le pague por criar a su hijo? Lo que mueve el corazón de una madre es ver a su hijo crecer y madurar. Ella lo cuida y amamanta de forma gratuita con ternura y compasión. Está dispuesta a sacrificar su propia comodidad a favor de sus hijos. Como dice Pablo en el versículo 8, ellos estaban dispuestos a dar sus vidas por los tesalonicenses por el amor que les habían llegado a tener.
El versículo 9 añade otra dimensión a este cuadro de los apóstoles siendo como una madre para los tesalonicenses. Al igual que las madres, ellos habían hecho un gran esfuerzo trabajando día y noche por ellos. Eran incansables en sus esfuerzos. El amor hacia sus hijos espirituales era lo que los mantenía en pie. Aquí vemos cómo pusieron a un lado sus intereses y comodidades individuales para cuidar de esta iglesia.
No bastaba con predicar la verdad del evangelio; los apóstoles además lo demostraron con sus propias vidas. Vivieron de manera santa, recta e intachable en medio de los tesalonicenses (versículo 10). Los apóstoles fueron ejemplo de lo que predicaban. De nada sirve predicar si no vamos a vivir lo que predicamos. Los tesalonicenses vieron en ellos un ejemplo a seguir.
Pablo también comparó el ministerio de los apóstoles con el de un padre. Ellos trataban a sus hijos espirituales como un padre trata a sus hijos, alentándoles a seguir adelante cuando los tiempos eran malos. Ellos iban a su lado y los animaban cuando se encontraban desalentados. Hubo momentos en que los creyentes, como hijos pequeños, tuvieron necesidad de brazos en donde refugiarse para llorar. Hubo momentos en los que necesitaron que esos brazos grandes los rodearan, les brindaran consuelo y los protegieran del mal. Esto fue lo que los apóstoles hicieron por ellos; como padres, ellos instaron a los tesalonicenses a vivir a la altura de Dios, quien los había llamado a Su reino. Motivaron y retaron a sus hijos espirituales a llegar a ser todo lo que podían ser en Cristo.
La tarea de ministrar al pueblo de Dios no será fácil ni siempre será agradecida, pero Pablo nos desafía a mantener dos cosas fundamentales en nuestros ministerios.
En primer lugar, debemos enfocarnos en predicar la verdad en el poder del Espíritu Santo sin importar el precio. No debemos permitir que el hecho de buscar aprobación o de acudir a tácticas y técnicas humanas para ganar a hombres y mujeres para Cristo nos desvíe. En cambio, debemos poner nuestra fe y confianza en el Espíritu Santo para que convenza y efectúe el cambio que Él desea.
En segundo lugar, debemos comprometernos a ministrar como madres y padres a los hijos de Dios. Debemos estar dispuestos a hacer grandes sacrificios. Con ternura, compasión y ejemplo personal, debemos entregarnos por entero a edificar el cuerpo procurando sólo la aprobación de Dios.
Para meditar:
* ¿Estás dispuesto a enfrentar oposición por difundir el evangelio?
* ¿Alguna vez te has encontrado confiando más en tus técnicas, programas, personalidad o dones más que en el Espíritu Santo?
* ¿Alguna vez te has encontrado tratando de agra-dar a las personas en tu ministerio? ¿Cómo impide esto el avance del reino de Dios?
* ¿Cuáles son las características de un padre y de una madre? ¿Cómo se deben demostrar las mismas en el cuerpo de Cristo y en nuestro ministerio para Él?
Para orar:
* Pídele al Señor que examine tu ministerio y te muestre si de alguna manera no has estado con-fiando en Su Espíritu Santo.
* ¿Has tenido alguna vez un padre o una madre espiritual? ¿Cómo te animaron y bendijeron? Da gracias al Señor por esas personas y pídele que te conceda la gracia de ser un padre o una madre para quienes te rodean.
* Comprométanse a procurar sólo la aprobación de Dios en su ministerio. Pídanle a Dios que quebrante todo deseo que puedan tener de buscar la aprobación de la gente.
3 – EL GOZO DE PABLO
Lee 1 Tesalonicenses 2:13-20
Pablo había sido como una madre y como un padre para los tesalonicenses. Aunque no había sido bien recibido en la comunidad, algunas personas sí habían aceptado su mensaje. Pablo agradeció al Señor por esos individuos (versículo 13).
Fíjate en el versículo 13 que los tesalonicenses recibieron la palabra, no como palabra de hombres, sino como la Palabra de Dios y la creyeron. El Espíritu de Dios trajo convicción a sus corazones de que lo que oían era de parte de Dios. Pablo alabó al Señor por esto.
Fíjate también que esta Palabra estaba obrando en los que creían. La Palabra de Dios es viva, tiene el poder para cambiar y transformar la vida de los que la creen y la reciben. Una de las mayores pruebas de que la Biblia es la Palabra de Dios es cómo ella transforma vidas y corazones. El enemigo conoce el poder de la Palabra de Dios para transformar y sanar. La Palabra que Pablo predicó a los tesalonicenses está transformando vidas aún hoy en día; es mucho más que una lista de doctrinas y prácticas. Los que ven la Biblia como sólo doctrina omiten algo bien poderoso. La Biblia está viva y en acción. Tiene el poder para cambiar y transformar las vidas de los que oigan y obedezcan su verdad. Esto era lo que estaba ocurriendo en la iglesia en Tesalónica.
Aunque la Palabra estaba activa en las vidas de los tesalonicenses, esto no los exoneró de pruebas ni de sufrimientos individuales. De hecho, en este momento de la historia, creer la Palabra de Dios con frecuencia implicaba sufrimientos. El versículo 14 nos dice que los tesalonicenses estaban padeciendo persecución a manos de sus compatriotas.
Pablo sabía lo que era experimentar esta persecución; había sufrido a manos de sus compañeros judíos que se negaron a aceptar al Señor Jesús y se volvieron hostiles hacia los que proclamaban a Jesús como el Mesías (versículo 15).
Era difícil para los judíos creer que Dios pudiese alcanzar a los gentiles y aceptarlos como Suyos. Desde su perspectiva, el gentil no era digno de la gracia de Dios. Según el versículo 16, los judíos hicieron todo lo que pudieron por impedir que los apóstoles hablaran a los gentiles para que recibiesen salvación. Según Pablo, al obstaculizar la propagación del evangelio a los gentiles, los judíos estaban acumulando pecados hasta el límite, y esto en realidad era un asunto serio.
En la actualidad hay muchas formas en las que podemos dificultar la predicación del evangelio. Lo podemos lograr con nuestro mal ejemplo. Podemos obstaculizar el evangelio no compartiéndolo con los que el Señor traiga a nuestro camino, no utilizando nuestros recursos para ayudar y alentar a los que son llamados a salir. Pablo nos dice que impedir que se propague el evangelio es acumular pecado. Debemos confesarlo si hemos sido culpables de esto. En el caso de los judíos, Dios ya los ha juzgado (ver el versículo 16); que no sea éste nuestro caso.
Cuando Pablo estaba en Tesalónica, fue forzado a irse debido a la persecución que se desató en su contra. En el versículo 17 dijo a los creyentes que, aunque lo habían alejado de ellos, él hizo todo lo posible por regresar. Aunque estaba separado de ellos en persona, sus pensamientos y oraciones estaban con los tesalonicenses continuamente. Él tenía un profundo interés por ellos y por su bienestar espiritual. Conocía la situación en la que ellos estaban viviendo; había experimentado en carne propia la resistencia de la comunidad al evangelio y le preocupaba la seguridad y el crecimiento de los creyentes de esa región.
Es interesante notar que el apóstol Pablo a menudo fue forzado a irse de ciudades en las que había predicado el evangelio. Él tenía una tremenda carga por los creyentes en esas comunidades, pero el Señor no le permitió permanecer con ellos durante mucho tiempo. Necesitamos entender que Dios había llamado a Pablo a compartir el evangelio con cuantas personas como fuese posible; no era el propósito de Dios que Pablo se quedara en ninguna región por mucho tiempo.
Sin embargo, a pesar de esto, Pablo asumió su papel de apóstol con mucha seriedad e hizo todo lo posible por nutrir y alentar en su fe al pueblo de Dios. Fíjate en el versículo 18 que aunque Pablo quería regresar para ver a los tesalonicenses, Satanás lo detuvo. Aquí estaba un hombre de Dios que estaba lleno del Espíritu de Dios. Pablo había echado fuera demonios y había visto a Dios hacer obras poderosas mediante su vida, pero aquí Satanás lo estaba estorbando.
En su ministerio Pablo a menudo batallaba con Satanás. En 2 Corintios 12:7-9 él habla de su lucha personal diaria con el enemigo:
“Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosa-mente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cris-to.”
A Pablo le afligía este “mensajero de Satanás”, y aunque oraba por eso, Dios no le quitaba “esta espina” que había en su carne. Aquí en este pasaje vemos cómo Satanás le impidió a Pablo ir a Tesalónica a animar a los creyentes.
Existen dos cosas que debemos entender a partir de esto. La primera es que aunque Satanás estaba muy activo, Dios seguía teniendo el control de la situación de Pablo. En la Biblia se nos recuerda a Job y cómo el enemigo le quitó todo lo que tenía. Satanás hizo lo mejor que pudo, pero al final el Señor tuvo la victoria. Job fue librado mediante sus pruebas y fue finalmente restaurado hasta alcanzar una bendición aún mayor. Dios hasta puede usar a Satanás para glorificarse. Esto fue lo que hizo con “la espina” en la carne de Pablo. Dios le dijo que iba a permitir que este “mensajero de Satanás” siguiera afligiéndolo, pero que lo usaría para demostrar Su poder. Pablo fue estorbado por Satanás para que no fuese a Tesalónica, pero esto no significaba que Satanás tuviera el control. Dios usaría lo que estaba haciendo Satanás para glorificarse. La iglesia en Tesalónica creció a pesar de que Pablo no llegó a verlos; ellos llegaron a ser un ejemplo para todos a su alrededor. Dios usó las pruebas de ellos para hacerlos madurar sin Pablo.
La segunda cosa que necesitamos entender aquí es que la victoria de Dios no siempre nos parece ser victoria. En ocasiones no vemos todo el panorama. Pablo vivió con una “espina clavada en el cuerpo”, pero a pesar de ella, el evangelio siguió adelante. ¿Al final Pablo le ganó a Satanás? Por supuesto que sí. Satanás le impidió ir a Tesalónica, pero Dios bendijo la obra de todos modos. ¡Los intentos de Satanás fueron derrotados!
Pablo concluye este capítulo recordando a los creyentes que ellos eran su esperanza, gozo y corona. Él se gloriaría por ellos en la presencia del Señor.
Pablo se llenó de gozo al pensar en los tesalonicenses; le alegraba mucho que hubiesen llegado a conocer al Señor a pesar de las dificultades que enfrentaron. Pablo estaba feliz porque Dios le había dado el privilegio de participar en la evangelización de ellos; se regocijaba porque Dios los había estado haciendo madurar a pesar de los tremendos obstáculos que enfrentaron en su ciudad.
Los tesalonicenses eran la corona de Pablo. En la Escritura una corona es la recompensa que el creyente recibe por el servicio fiel. Pablo habla de esta corona en 1 Corintios 9:24-25 (RVR60):
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, to-dos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”
Pablo quería ganar el premio. Vivió su vida y sirvió con la intención de agradar al Señor y portar una corona por su servicio fiel. Los tesalonicenses eran parte de su corona; ellos eran el fruto de sus labores, por las cuales él recibiría una recompensa en el cielo.
El apóstol dijo a los tesalonicenses que se gloriaría por ellos en la presencia del Señor cuando regresase. Él estaba orgulloso de ellos; ellos eran la razón por la que no estaría avergonzado cuando regresara el Señor. Pablo iba a poder presentarlos ante el Señor como fruto de un servicio fiel.
Para meditar:
* ¿Cuál es la conexión entre creer la Palabra y vivir en obediencia a ella? ¿Podemos decir que la creemos si no estamos preparados para obedecerla?
* ¿Cómo ha estado la Palabra de Dios transformando tu vida?
* ¿Cuáles son algunas de las formas en las que podemos obstaculizar la predicación del evangelio?
* ¿Qué aprendemos de Dios usando a Satanás con el propósito de glorificarse? ¿Qué aliento recibes al saberlo?
* ¿Es incorrecto querer recibir una recompensa por haber servido fielmente? ¿Qué nos dice Pablo en este capítulo?
* Pablo presentaría a los tesalonicenses ante el Señor como el fruto de su servicio. ¿Qué tienes tú para presentar al Señor?
Para orar:
* Agradécele al Señor que Su Palabra es verdad y que podemos confiar plenamente en ella.
* Agradécele al Señor que, aunque Satanás nos ataque y nos aflija, podemos tener victoria en Su nombre.
* Pídele al Señor que de ninguna manera llegues a ser un obstáculo al mensaje del evangelio.
* Agradécele al Señor por las recompensas que Él ha prometido a los que fielmente le sirven.
* Pídele a Dios que te dé más fruto por tus labores aquí en la tierra.
4 – NOTICIAS DE TIMOTEO
Lee 1 Tesalonicenses 3:1-13
Pablo recordó a los tesalonicenses en el capítulo anterior que ellos eran su gozo y corona. Él había sido responsable de que ellos se hubiesen vuelto al Señor, y ahora tenía una tremenda carga en su corazón en cuanto a que ellos siguiesen madurando en su relación con Él. La iglesia en Tesalónica había sufrido mucho debido a su compromiso con el Señor Jesús. Pablo estaba preocupado por lo que ellos estaban atravesando.
Pablo dijo a los creyentes en el versículo 1 que, cuando no pudo soportar más, envió a Timoteo para fortalecerlos y alentarlos mientras él estaba en Atenas. En el capítulo anterior vimos que Satanás le había impedido a Pablo ir en persona a ver a los creyentes en Tesalónica. Pablo anhelaba consolar y animar a la iglesia en medio de esta prueba; por eso envió a Timoteo de su parte para que los afirmara durante este tiempo de necesidad.
¡Qué aliento deben haber recibido estos creyentes al ver el profundo interés que Pablo tenía por ellos! Notemos que Timoteo había sido enviado para confirmarlos y exhortarlos en su fe (versículo 2, RVR60), para que nadie fuese desestabilizado por sus pruebas. Pablo sabía que los problemas que estos creyentes estaban enfrentando podían provocar que algunos de ellos cuestionaran su fe. Pablo decidió enviar a Timoteo para que diera respuesta a algunas de sus preguntas.
En estos versículos vemos la importancia del cuerpo de Cristo. Este era un tiempo en que la iglesia en Tesalónica precisaba del apoyo y aliento de líderes espirituales consagrados. En ocasiones Dios dará poder a Su pueblo por medio del Espíritu Santo para animarse y fortalecerse unos a otros. Timoteo sería el que Dios escogería para alentar a esta iglesia.
El apóstol Pablo conocía la oposición al evangelio que había en Tesalónica; no le sorprendía que hubiese creyentes siendo perseguidos por su fe, y estaba muy preocupado por ellos. Necesitaba saber cómo estaban, y sabía que Satanás los tentaría e intentaría hacerlos renunciar a su fe. Pablo envió a Timoteo con la gran tarea de alentar y fortalecer a los creyentes para que enfrentasen sus pruebas y persecución.
¡Qué bendición fue para Pablo cuando Timoteo regresó de Tesalónica con noticias de la iglesia! Éste le habló a Pablo de la fe y el amor que había visto en los tesalonicenses (versículo 6); además, le dijo que los tesalonicenses tenían muy buenos recuerdos de él y de sus colaboradores. Ellos anhelaban ver a Pablo tanto como él anhelaba verlos a ellos. ¡Qué buena noticia para Pablo! Él recibió un gran aliento al ver que los tesalonicenses no habían abandonado su fe. En el versículo 8, dice: “¡Ahora sí que vivimos al saber que están firmes en el Señor!”.
Las noticias de que no había trabajado en vano en Tesalónica renovaron el entusiasmo y la vida de Pablo. Todos nosotros necesitamos de este tipo de aliento en nuestro ministerio. De vez en cuando Dios abrirá las ventanas y nos permitirá ver el fruto de nuestra labor. Esto nos brinda nuevas fuerzas para perseverar. El corazón de Pablo rebozaba de agradecimiento a Dios con las noticias que le llevó Timoteo. En 1 Ts. 3:9, preguntó: “¿Cómo podemos agradecer bastante a nuestro Dios por ustedes y por toda la alegría que nos han proporcionado delante de él?”. Esto animó a Pablo a orar con mucho más fervor por la oportunidad de ministrarlos otra vez (versículo 10).
Pablo concluye esta sección con tres oraciones por los tesalonicenses. Su primer motivo era que el Señor abriera el camino para poder visitarlos (versículo 11). Su deseo era estar con ellos para ministrar sus necesidades y alentarlos personalmente.
El segundo motivo de oración de Pablo era que el Señor incrementara el amor de ellos hasta que sobreabundase. Para que algo se desborde, primero tiene que llenarse. No puedes estar rebosante del amor de Dios si no conoces ese amor; no puedes dar de lo que no tienes. Dios nos está llamando a ser llenos de Su amor, no sólo para que estemos llenos, sino para que además estemos rebosando de él.
El primer lugar en que este amor debía rebosar era en la familia de Dios. ¿Cuántas personas han rechazado al Señor por haber visto a cristianos que no rebosaban de amor para con los demás? Si primero no nos amamos los unos a los otros, ¿cómo podemos testificar al mundo que nos rodea? ¿Cómo podemos hablar al no creyente del amor del Señor si primero no podemos contar con él en nuestro corazón para amar a nuestros hermanos en Cristo?
Una vez que los tesalonicenses estaban llenos del amor de Cristo y rebosaban los unos para con los otros, el próximo paso era compartirlo con los demás, entre los cuales se incluían a los no creyentes y a los de afuera de la iglesia. Sólo iban a poder compartir este amor si antes lo habían experimentado en su vida y se lo estaban demostrando los unos a los otros. Cuando esto estuviera ocurriendo, ellos también podrían extenderlo hacia los que estaban a su alrededor.
El tercer motivo de oración de Pablo por los tesalonicenses era que el Señor Dios afirmara sus corazones para que pudiesen ser santos y sin mancha. Fíjate que él no ora para que desaparezcan sus pruebas. Pablo dijo a los tesalonicenses en el versículo 3 que estaban destinados a pasar por pruebas; entonces, él pide aquí que Dios use las pruebas por las que estaban pasando para hacerlos santos y sin mancha. Él esperaba que Dios los purificara por medio de las pruebas, las cuales, como un horno ardiente, quemarían las impurezas y los acercarían más al Señor. Cuántas veces huimos de nuestras pruebas y tribulaciones, en lugar de permitir que Dios las use para purificarnos. Todos nosotros tendremos que enfrentar dificultades en esta vida, y a menudo somos refinados por medio de las que Dios permite.
En esta sección vemos que los tesalonicenses estaban destinados a sufrir por causa del evangelio. Pablo oró para que Dios los llenara de amor hasta rebosar los unos por los otros y por su comunidad en medio de ese sufrimiento. Él les recordó que Dios usaría sus pruebas para refinarlos y acercarlos más a Él. Mediante estas pruebas el Señor estaba afirmando la iglesia en Tesalónica, y ellos ya se habían convertido en un poderoso modelo para otros creyentes en las regiones circundantes.
Para meditar:
* ¿Qué nos enseña este pasaje de la preocupación de Pablo por los tesalonicenses?
* ¿Qué aprendemos de la necesidad de apoyarnos y de alentarnos los unos a los otros en el cuerpo de Cristo? ¿Hay alguien a quien debas dar aliento?
* ¿Tendrán que sufrir los cristianos en esta vida? ¿Qué logrará en nosotros esta persecución?
* Dios usa nuestras pruebas para refinarnos. ¿Alguna vez le has pedido a Dios que quite el fuego del refinador?
* ¿Por qué es importante primero ser llenos nosotros del amor de Dios si queremos compartirlo con otros? ¿Podemos compartir lo que no estamos experimentando?
* ¿Podemos compartir el amor de Cristo con el no creyente si primero no nos amamos los unos a los otros en el cuerpo de Cristo? Explica.
* ¿Cómo ha usado Dios las pruebas en tu vida para moldearte y refinarte? ¿Qué lecciones has aprendido por medio de las pruebas y el sufrimiento?
Para orar:
* ¿Estás enfrentando en estos momentos una prueba en particular? Pídele al Señor que la use para enseñarte y refinarte. Agradécele que él tiene el control.
* Pídele al Señor que abra tus ojos a las necesidades del cuerpo de Cristo que hay a tu alrededor. Pídele que te muestre maneras prácticas en las que puedas compartir el amor de Cristo con los que te rodean.
* ¿Hay personas a tu alrededor que estén batallan-do o pasando por una prueba? Pídele al Señor que les afirme y anime a través de ellas. Pídele que te muestre si hay alguna forma en la que puedas ser un instrumento de aliento y apoyo.
5 – MÁS Y MÁS
Lee 1 Tesalonicenses 4:1-12
Pablo tiene muchas cosas buenas que decir de los tesalonicenses en esta epístola, lo cual no significa que ellos no tuvieran sus defectos. Mientras que habían sido un poderoso ejemplo para aquellos que le rodeaban, Pablo los exhortó a seguir creciendo en el Señor. Muchísimas veces llegamos a un punto en nuestra relación con el Señor en el que dejamos de crecer; nos contentamos con estar donde estamos. Sin embargo, este pasaje nos reta a no dejar de crecer. Hay mucho más de Dios por experimentar. Pablo nos reta a continuar creciendo y a experimentar más de Dios.
En el versículo 1 vemos que Pablo ya había dejado instrucciones acerca de cómo vivir de manera agradable a Dios, pero la instrucción que no se pone en práctica no sirve de mucho. Esta iglesia no sólo escuchó las instrucciones de Pablo, sino que había estado poniendo en práctica lo que se le había enseñado (versículo 1), por lo cual Pablo estaba muy agradecido.
Pablo los instó a seguir cada vez más la instrucción que él les había dado. Ellos debían proseguir en su conocimiento de Dios y de Sus propósitos. No podemos con-tentarnos con tan poco. ¿Han estado confiando en Dios? Confíen en Él aún más. ¿Han visto al Señor usarlos? Pídanle que lo haga aún más. ¿Han vencido algún pecado en particular? Pídanle que les dé más victorias como esas. La exhortación de Pablo para esa iglesia era que siguieran haciendo lo que habían estado haciendo, pero en mayor medida.
Pablo dice a los creyentes en el versículo 2 que la razón por la que debían perseverar en sus instrucciones se debía a que éstas habían sido dadas por la autoridad de Cristo. Lo que Pablo les había enseñado no era simple-mente su voluntad; era el propósito de Dios para ellos. Ellos debían obedecer las instrucciones que Pablo les había dado porque provenían del mismo Señor Jesús. Pablo habla en particular en cuanto a tres áreas de interés.
Inmoralidad sexual
En el versículo 3 Pablo recuerda a los tesalonicenses que la voluntad de Dios era que ellos fuesen santificados. La palabra ‘santificar’ implica ser apartados con un propósito santo y justo. Dios los había apartado y los quería para Sí; Su propósito era que fuesen santos y puros.
Pablo prosiguió diciendo que, por cuanto el Señor deseaba que ellos fueran apartados para vivir de manera santa, necesitaban evitar todo tipo de inmoralidad sexual. Al ser inmorales sexualmente, se contaminaban delante de Dios. El mundo en que vivían los tesalonicenses, al igual que el nuestro, estaba lleno de inmoralidad sexual, pero Dios los estaba llamando a algo diferente.
En nuestros días la tentación también es algo muy real. Vemos la inmoralidad por dondequiera en propagandas, películas y libros, así como es tema de conversación en nuestros centros de trabajo. La norma de este mundo con respecto a lo que es moralmente aceptable, es bien diferente a la de Dios.
En el versículo 4 Pablo deja claro que si vamos a evitar la inmoralidad sexual, tendremos que aprender cómo controlar nuestros cuerpos. No es sin razón que uno de los frutos del Espíritu de Dios sea el dominio propio. ¿Has batallado en contra de pecados sexuales? Debes orar por una demostración de este fruto de dominio propio, el cual huirá de aquella situación en la que es tentado. El dominio propio cerrará sus ojos o volteará la cabeza. En ocasiones la gente piensa que Dios simplemente quitará el deseo de ellos, y que ellos ni siquiera van a querer pecar, pero no siempre es así. Hay momentos en que tendremos que luchar intensamente con el pecado y vamos a necesitar la capacitación de Dios para pelear y controlar nuestros cuerpos para no caer en el pecado de inmoralidad.
En Tesalónica había paganos que no ejercían este dominio propio. Estos individuos se rendían ante sus pasiones y lujurias, permitían que sus apetitos carnales controlaran sus acciones y llevaban a cabo cualquier cosa que el cuerpo deseara. No eran gobernados por principios de piedad y moralidad, sino eran guiados por los apetitos de su cuerpo (versículo5). En nuestros días existen personas como éstas.
En el versículo 6 el apóstol recordó a sus lectores que cuando cometían pecado de índole sexual, no sólo se corrompían ellos mismos, sino además corrompían a aquellos con quienes cometían ese pecado. Les recordó que Dios castigaría a quienes cometieran inmoralidad sexual. Dios los llamó a una vida santa (versículo 7). La inmoralidad sexual era incompatible con la santidad que Dios exigía.
Como creyentes, los tesalonicenses constituían templos del Espíritu de Dios. Profanar dichos templos significaba pecar contra el Espíritu Santo. ¡Cuán terrible es tomar el templo de Dios y usarlo para la inmoralidad sexual! Pablo desafía al creyente a mantener puro y santo el templo de Dios para uso de Él.
Pablo quería presentar a Cristo los creyentes de Tesalónica puros y sin mancha. Por lo tanto, los anima a vivir como tal, exentos de toda forma de inmoralidad sexual.
Amor fraternal
La segunda área a la que Pablo quería referirse era la del amor fraternal. En el versículo 9 Pablo reconoce que los tesalonicenses ya lo estaban poniendo en práctica. Su amor se extendía más allá de su iglesia por toda la región de Macedonia. Pablo no menciona este asunto del amor fraternal a los tesalonicenses porque les hubiese faltado, sino porque quería que crecieran más y más en él.
Necesitamos entender que el amor del que Pablo hablaba aquí debía ser desarrollado y crecer. Se requeriría de un esfuerzo por parte de los tesalonicenses. Muy a menudo esperamos que Dios nos dé más amor, pero no nos damos cuenta de que sólo cuando demostramos ser fieles en emplear lo que ya nos ha dado es que Él nos da más. Pablo reta a los tesalonicenses a procurar aún más oportunidades de sobreabundar en amor.
Ya estaban pasando cosas buenas en la iglesia de Tesalónica, pero Pablo los llama a cosas aún mayores; los llama a una inconformidad santa. Nos llama a nosotros a extender nuestra fe y a salir hacia territorio inexplorado. Una de las mayores vergüenzas de la vida cristiana es que nunca alcanzamos nuestro máximo potencial, y nos acostumbramos a algo mucho más inferior que lo que Dios tiene preparado para nosotros. Pablo desafió a los tesalonicenses a extender sus límites y a destacarse aún más en el arte del amor fraternal.
Vivir en paz
En esta sección hay un asunto final sobre el que Pablo llama la atención de la iglesia. En el versículo 11 insta a los creyentes a que aspiren a vivir en paz. Esta vida en paz debía ser demostrada al ocuparse de sus propias responsabilidades y trabajar con sus propias manos.
Fíjate cuando dice ‘procurar’ en el versículo 11. Es decir, este asunto de vivir en paz significaba tener en su vida un enfoque de disciplina y de prioridad.
La vida de paz de la que Pablo hablaba requería que cada creyente se ocupara de sus propios asuntos. Cuando dijo a los tesalonicenses que hicieran esto, les estaba diciendo que se interesaran por sus propias necesidades trabajando para proveer para sus familias. Debían hacerlo para que su vida cotidiana se ganara el respeto de los desconocidos. Los tesalonicenses estaban muy animados con las cosas del Señor, esperaban que el Señor llegara en cualquier momento; así que es posible que algunos creyeran que el Señor iba a venir estando ellos en este mundo a tal punto que se negaran a trabajar y a proveer para sus familias por servir al Señor. Pablo les dijo que debían seguir trabajando en tanto esperaban por la venida del Señor (versículo 11). No debían depender de nadie.
Debemos vivir de tal manera que, si supiéramos que Jesús fuera a venir mañana, nada cambiaría. Hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo que Dios nos ha llamado a hacer. Tú trabajas en la fábrica porque es allí donde Dios te ha puesto. Vas a la escuela porque esa es la voluntad del Padre celestial para tu vida. Trabajas en el campo para proveer para tu familia porque eso es lo que Dios espera de ti. Cuando él regrese, querrás estar haciendo lo que te ha llamado a hacer. Algunos de los creyentes en Tesalónica habían estado ignorando sus responsabilidades porque creían que Jesús iba a regresar pronto. Esto provocó que otras personas tuvieran encima la carga de proveer para ellos. Sus familiares estaban sufriendo porque no estaban recibiendo la provisión que necesitaban. Por eso Pablo los exhortó a preocuparse por sus propias familias. Su amor por el Señor y su deseo de que Él regresara no podían constituir una excusa para negarse a suplir las necesidades de sus familias. Ellos debían ocuparse de sus propias responsabilidades en el sentido de atender sus propios negocios y proveer para satisfacer las necesidades de los que estaban bajo su cargo.
Pablo desafió a los tesalonicenses a madurar en su relación con Dios, a resistir la tentación de la inmoralidad sexual, a destacarse en el amor fraternal y a trabajar con sus propias manos para proveer para las necesidades de sus familias. Al hacer esto se ganarían el respeto de su comunidad y estarían agradando a Dios.
Para meditar:
* ¿Te has contentado con mucho menos de lo que Dios exige? Explica.
* ¿Cuán fuerte es la tentación de la inmoralidad sexual en tu sociedad? ¿Cómo afecta esto a la iglesia?
* ¿Qué es el dominio propio? ¿Qué consuelo hallas en el hecho que es un fruto del Espíritu? ¿Cómo nos guarda de caer en pecado?
* ¿Qué cambiaría para ti si supieras que Jesús va a venir mañana?
* ¿Qué nos dice este pasaje sobre la necesidad de proveer para nuestras familias? ¿Qué nos dice sobre la importancia que Dios da a las familias? ¿Es posible negar a nuestra familia en el servicio cristiano?
Para orar:
* Pídele al Señor que extienda más y más tu fe y tu servicio a Él.
* Pídele al Señor que te dé más del fruto del dominio propio para vencer las tentaciones que te rodeen.
* Pídele al Señor que abra tus ojos para ver nuevas formas de amar a los que te rodean.
* Pídele a Dios que te mantenga fiel en las cosas que te ha llamado a hacer.
* Pídele al Señor que te perdone por las veces que te has conformado con mucho menos que Su propósito para tu vida.
* Agradécele al Señor por tu familia. Pídele que te ayude a proveer para ellos en sus necesidades.
6 – ALCANZADOS
Lee 1 Tesalonicenses 4:13-18
La iglesia en Tesalónica necesitaba ser instruida en cuanto al regreso de Cristo. Como ya hemos visto, estos creyentes estaban esperando que Jesús viniera en algún momento durante el periodo de sus vidas. Muchos tenían preguntas en cuanto a Su regreso. En esta sección Pablo dedica un tiempo para responder algunas de sus preguntas.
La primera pregunta a la que Pablo se refirió tenía que ver con qué sucedía a los cristianos que habían muerto. En el versículo 13 Pablo dijo que no tenían por qué lamentarse como el resto del mundo por la muerte de un ser querido creyente. Así como el Señor Jesús resucitó de los muertos, Dios resucitaría a los que le pertenecían (versículo 14). Por medio de Su muerte, el Señor Jesús pagó el castigo por los pecados y quebrantó el poder de la tumba. La muerte no es un fin para los que pertenecen al Señor Jesús.
Pablo continuó diciendo en los versículos 15 y 16 que estaba por llegar el día en que el Señor Jesús regresaría. Él vendría con una alta voz de mando. La figura es la de un gran comandante militar cuyo ejército espera por sus órdenes. Con ese grito, será sellado el destino del mundo. Esa única palabra desatará las fuerzas del cielo en esta tierra. Llegará el día en que será dada la orden. Para algunos, será una señal de victoria, pero para otros, significará su derrota.
Pablo dijo además a los creyentes que el Señor regresa-ría con la voz del arcángel (versículo 16). El arcángel era el ángel de más alto grado en el cielo y aprendemos de Judas 1:9 que su nombre es Miguel. Existen varias referencias en las Escrituras a Miguel el arcángel. De Apocalipsis 12:7-9 entendemos que fue Miguel quien arrojó del cielo a Satanás:
“Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.”
También encontramos a Miguel en el libro de Daniel. Allí está peleando para retener las fuerzas del maligno que reinaban en la región de Persia (Daniel 10:13). En Daniel 12:1 se le describe como el protector del pueblo de Dios.
Lo que debemos entender aquí es que cuando el Señor Jesús regrese, vendrá con el arcángel Miguel y Sus fuerzas. Vendrán a batallar contra las fuerzas del mal y a ponerles fin.
Pablo también dijo a los tesalonicenses en el versículo 16 que el Señor vendría con el sonido de la trompeta. La trompeta se utilizaba para anunciar la batalla; era utilizada para declarar la venida de un gran rey. Jesús es ese gran Rey que viene para la batalla.
Cuando venga el Señor Jesús, esos creyentes que han muerto volverán a la vida y resucitarán para encontrarse con Jesús en el aire (versículo 17). No habrá dudas del hecho que éste será realmente Jesús; habrá claras señales. Sólo cuando hayan pasado estas cosas, los que están vivos serán arrebatados a la presencia del Señor en las nubes. Desde allí los creyentes serán tomados para estar con el Señor para siempre.
Pablo desafió a los tesalonicenses a que se animaran unos a otros con esta enseñanza (versículo 18). Como creyentes estaban enfrentado un sufrimiento severo. Puede que algunos hasta hayan tenido que morir debido a su compromiso con el Señor Jesús, pero su muerte no era el fin. Vendría el día en que esas almas escucharían el llamado del Señor y resucitarían para encontrarse con Él en el aire. Es por esta razón que ellos no tenían que sufrir como los que estaban perdidos en su pecado. La muerte no era el fin para ellos; era sólo el comienzo de una eternidad en la presencia de su Salvador y Señor.
Este recordatorio debe haber sido un verdadero aliento debido a que ellos estaban sufriendo por su fe. La vida no iba a ser fácil para ellos en esta tierra, pero ellos tenían una esperanza brillante de la eternidad en la presencia del Señor Dios. La seguridad de una eternidad con el Señor les habría dado confianza para enfrentar sus pruebas en esta tierra.
Para meditar:
* ¿Cómo nuestra esperanza en Cristo cambia la forma en que vemos la muerte?
* ¿Cómo puedes estar seguro de que estás preparado para encontrarte con el Señor?
* ¿Qué le pasará a los creyentes cuando regrese el Señor?
* ¿Quién es Miguel? ¿Cuál es su responsabilidad?
* ¿Qué exhortación en particular recibes de la enseñanza de Pablo sobre la futura esperanza del creyente?
Para orar:
* Agradécele al Señor que Él haya vencido el poder de la tumba.
* Agradécele al Señor que Él promete regresar por nosotros.
* ¿Conoces a alguien que no esté preparado aún para el regreso del Señor? Dedica un momento para orar por ese individuo.
* Pídele a Dios que te ayude a vivir siempre con la esperanza de una eternidad con Él.
7 – SIEMPRE PREPARADOS
Lee 1 Tesalonicenses 5:1-11
Pablo ha estado hablando del regreso del Señor Jesús. Dijo que el Señor vendría por Su pueblo y que ellos se encontrarían con Él en el aire. Ellos debían alentarse unos a otros con esta esperanza. Ese día los del pueblo de Dios que hayan muerto resucitarán primero; los que estén vivos, les seguirán, y ellos estarán con el Señor para siempre.
De todo este debate surge la pregunta: ¿cuándo regresará Jesús? Pablo dijo a los tesalonicenses que Jesús regresaría como ladrón en la noche (versículo 2). Nadie sabe cuándo vendrá el ladrón; él viene cuando menos lo esperamos. Así es como vendrá el Señor; pudiera venir en cualquier momento. Pablo no tenía respuesta para esta pregunta de cuándo vendría el Señor. Sencillamente dijo a los tesalonicenses que estuviesen preparados en todo momento.
Aunque Jesús nos ha dicho que regresará, hay muchas personas que no estarán preparadas. Pablo dijo que en los últimos días la gente hablará de paz y seguridad, pero vendrá sobre ellos una gran destrucción. Cuando el Señor regrese, la gente estará viviendo con un sentido falso de paz y seguridad. Su confianza no estará en Dios, sino en su propia capacidad de establecer la paz y la seguridad entre las naciones de la tierra. Todas sus medidas de seguridad y tratados de paz no valdrán de nada. El día del Señor vendrá sobre ellos inevitablemente, como los dolores de parto a una mujer embarazada. En todas sus charlas olvidaron la dimensión más importante, es decir, la paz con Dios. Ese día estarán delante de un Dios santo, con quien jamás hicieron la paz. ¡Qué día tan terrible será! No puede haber paz verdadera hasta que no tengamos primeramente la paz con Dios.
Nadie puede predecir el día que el Señor Jesús regresará. Gentes de toda generación han estado esperando que Jesús venga durante su tiempo de vida en esta tierra. Los tesalonicenses lo estaban esperando en su tiempo. Lo sencillo del asunto es que no sabemos. El tiempo de Dios no es el nuestro. Cuando Él haya cumplido Sus propósitos con este mundo, vendrá y nos tomará para estar con Él. Nadie sabe cuándo esto sucederá, pero debemos estar preparados en todo momento.
Pablo tiene toda confianza en que los tesalonicenses no eran como los que vivían en la oscuridad del pecado. Los tesalonicenses estarían preparados el día en que el Señor regresara. Ellos estaban viviendo en la luz. No tendrían nada de qué avergonzarse cuando Él regresara.
En el versículo 6 Pablo desafió a los tesalonicenses en Tesalónica a no ser como aquellos que dormían. El ladrón con frecuencia viene cuando estamos dormidos. Pablo dijo a los tesalonicenses que había muchos individuos que estaban dormidos espiritualmente. No estaban sirviendo al Señor, no estaban creciendo en su relación con Dios, no estaban tratando con los pecados en sus vidas, no estaban usando los dones que Dios les había dado; eran perezosos espiritualmente. Estos individuos tendrían que responder ante Dios el día de Su regreso. Ellos estaban malgastando sus vidas; eran siervos infructuosos.
Deberíamos entender que no es solamente el incrédulo quien no está preparado para la venida del Señor; aun los cristianos pueden no estarlo. Si no están sirviendo al Señor y usando los dones que Él te ha dado, entonces no estás preparado para encontrarte con Él. Si estás siendo derrotado por el pecado, entonces debes romper con él si es que has de estar preparado.
Estar preparado para el regreso del Señor requiere de esfuerzo y diligencia. Pablo dijo a los tesalonicenses que ellos necesitaban estar alertas y ejerciendo el dominio propio (versículo 6). Estar alerta significa tener los ojos abiertos ante las influencias que nos rodean, guardar nuestras mentes y ojos, y ser conscientes de las tácticas del enemigo y de las debilidades de nuestra propia carne. La guardia que está alerta verá el peligro que se acerca y ejecutará las acciones pertinentes. Si hemos de estar preparados para el regreso del Señor Jesús, nunca debemos bajar nuestra guardia. Debemos siempre ser diligentes en nuestro andar espiritual y ser conscientes de los esfuerzos del enemigo para distraernos.
Pablo también dijo a los creyentes que ellos necesitaban ejercer el dominio propio, el cual es un fruto del Espíritu. Hay muchas personas que saben lo que deben hacer, pero parece que nunca pueden hacerlo. El dominio propio proporciona el esfuerzo necesario para hacer lo correcto. La alerta espiritual no es suficiente; además debemos obedecer. Esto requiere de disciplina y de dominio propio, lo cual implica esfuerzo y arduo trabajo. Se requiere que estemos dispuestos a negarnos a nosotros mismos para hacer lo correcto. Existe una batalla delante de nosotros. Como soldados, necesitamos disciplinar nuestra mente y nuestro cuerpo para hacer frente a la batalla y andar como verdaderos y santos soldados de Cristo.
Si el creyente ha de estar preparado para el regreso del Señor, él o ella deben además revestirse de fe (versículo 8). La fe nos da la certeza de la verdad de Dios, nos brinda coraje y fuerza para perseverar ante el estrés y las pruebas. La fe en lo que dijo Jesús mantiene al creyente en obediencia y fidelidad, sin importarle el precio. La fe confía en la Palabra de Dios, cree en lo que Dios dice. La fe confía cuando las cosas no tienen sentido. La fe del creyente ciertamente será puesta a prueba a medida que se acerquen los días del regreso del Señor. Satanás redoblará sus esfuerzos para hacer que el creyente caiga. La fe nos mantendrá firmes a medida que esperamos el regreso del Señor.
Pablo dijo a los tesalonicenses que ellos también debían vestirse de amor al esperar por el Señor. No honramos al Señor si servimos sin amor. No podemos honrarle si no le amamos. Todas nuestras acciones y actitudes han de estar motivadas por el amor. El Señor está buscando más allá de la obediencia despiadada. Existen muchas formas en las que podemos servir al Señor. Algunos le sirven por tradición; asisten a la iglesia o dan para las necesidades de los pobres porque de esa forma fueron criados. No tienen una relación personal con Dios, pero asisten sistemáticamente a la iglesia y dan a la causa con generosidad. Otros sirven por temor y obligación. Estos individuos temen que si no sirven u obedecen, algo malo les sucederá. Temen al juicio de Dios y hacen todo lo que pueden para merecer Su favor. Por último, están los que sirven porque lo aman con todo su corazón. El servicio de estos creyentes sube a Dios como una ofrenda de olor fragante. Él se complace con estas ofrendas porque están sazonadas con amor y verdadera devoción a Él. Pablo está diciendo a los tesalonicenses que si quieren estar preparados para el regreso del Señor, debían ser un pueblo que ame al Señor Dios. Sus acciones y servicio debían brotar del amor. Este es el único motivo de servir. Dios está buscando un pueblo que le ame con todo su corazón.
También en el versículo 8 Pablo dice a los tesalonicenses que necesitaban armarse de la esperanza de salvación como un casco. Cuando hablamos de esperanza, no nos estamos refiriendo a lo que nos ilusiona. La esperanza de la que se habla aquí es una convicción firme. Pablo nos está diciendo que debemos tener esta confianza firme en nuestra salvación si hemos de estar preparados para el Señor. En otras palabras, necesitamos tener una sólida convicción en lo que el Señor Jesús ha hecho para hacer posible nuestra salvación. Nuestra esperanza y confianza deben estar basadas firmemente en Él y en Su obra en la cruz.
El pueblo de Dios ha sido designado por Él para ser salvos del juicio por medio de la obra de Cristo (versículo 9). El Señor Jesús murió por ellos para que pudieran vivir por siempre en Su presencia (versículo 10). Él será fiel en cumplir Su obra en ellos. Esta esperanza no está fundamentada en nada que ellos hayan hecho por sí mismos; está basada en la segura y verdadera obra del Señor Jesús a favor de ellos. Por cuanto la salvación está basada en la obra segura de Cristo, no puede fallar. Para estar preparado para el regreso del Señor, uno debe estar seguro de que ellos han confiado y aceptado la obra de Cristo en su favor.
Hay algo más que debemos ver aquí. Pablo dijo a los tesalonicenses que debían alentarse y edificarse unos a otros a medida que se preparaban para el regreso del Señor (versículo 11). Este asunto de prepararse no es algo que hagamos por nosotros mismos. Dios nos ha diseñado de manera que nos necesitamos unos a otros. Necesitamos el aliento y las bendiciones de nuestros hermanos en Cristo; necesitamos sus dones y talentos. Ellos también necesitan mi bendición y mi aliento a medida que se preparan para el regreso del Señor.
En esta sección Pablo ayuda a los tesalonicenses a entender cómo pueden prepararse para el regreso del Señor. Les recuerda que ellos van a necesitar estar alertas porque pudieran enfrentar oposición. Los exhorta a ejercer dominio propio, a revestirse de fe, de amor y de la salvación del Señor. Ellos además debían alentarse y permanecer unidos a medida que se preparaban para la segunda venida de su Señor.
Para meditar:
* ¿Alguien saben en realidad cuándo regresará el Señor Jesús?
* Pablo habla aquí de aquellos que dormían. ¿Cómo pueden los cristianos estar dormidos espiritualmente?
* ¿Qué es el dominio propio y qué papel desempeña en nuestra preparación para el regreso del Señor?
* ¿Cómo nos motiva la fe para perseverar y estar preparados para el regreso del Señor?
* ¿Qué responsabilidad tiene el cuerpo con respecto a los demás miembros en este esfuerzo por prepararse para el regreso del Señor? ¿Cómo quiere usarte Dios para ayudar a otros a estar preparados?
Para orar:
* Pídele al Señor que te muestre si de alguna manera has estado dormido espiritualmente.
* Pídele que te muestre cómo puedes ministrar a los que rodean para animarlos a estar listos para el regreso de Cristo.
* Pídele a Dios que te haga estar más alerta en cuanto a los ataques del enemigo.
8 – COMENTARIOS A MODO DE CONCLUSIÓN
Lee 1 Tesalonicenses 5:12-28
En la sección final de esta carta, Pablo lanza una serie de retos en cuanto a varios asuntos.
Respeto por los líderes espirituales (versículos 12-13)
Pablo comienza con el reto en cuanto a respetar a los que estaban trabajando mucho entre ellos, en especial a sus líderes espirituales. Date cuenta que en el versículo 12 estos líderes los estaban amonestando. Amonestar es advertir o precaver. Estos líderes estaban velando por el bien de los creyentes. Había momentos en los que ellos tenían que decir cosas que la iglesia no quería oír. A veces la iglesia necesitaba ser corregida o amonestada. Todo esto era por su bien espiritual.
Pablo dijo a la iglesia que amasen y tuviesen en alta estima a sus líderes espirituales (versículo 13). Notemos que los líderes debían hacerlo debido a la obra a la que habían sido llamados. Estos individuos representaban al Señor y Sus propósitos. Oponerse a los que Dios había llamado era oponerse a los propósitos de Dios para ellos. La iglesia en Tesalónica tendría que responder ante Dios por eso. Existen varias formas en que podemos demostrar la falta de respeto por nuestros líderes espirituales. Cuán fácil es quejarse de nuestros líderes espirituales y del modo en que hacen las cosas; en cambio, Pablo nos llama a tener a nuestros líderes en la más alta estima.
Vivir en paz unos con otros (versículo 13)
Pablo alentó a los tesalonicenses a vivir en paz unos con otros (versículo 13). Esto no significa que tenemos que estar de acuerdo con los demás en todo. Es muy posible tener diferencias de opinión en ciertos asuntos y aun así estar en paz.
Si alguna vez has estado en un coro, sabrás la diferencia entre cantar al unísono y cantar a voces. Cuando cantamos al unísono, cada uno canta las mismas notas, pero cantar en armonía es algo muy diferente. Los que cantan en armonía cantan diferentes notas, pero todas esas notas se unen para crear un sonido bien armonioso.
Hay iglesias que funcionan bajo el principio del unísono. Insisten en que cada uno en la iglesia crea lo mismo, adore de la misma forma y lleve el mismo estilo de vida. A menudo tienen dificultades con quien no hace las cosas exactamente igual a ellos, y muchas de esas iglesias se niegan a tener comunión con cualquiera que sea diferente. Sin embargo, la realidad del asunto es que existe una gran diversidad en el cuerpo de Cristo. Todos no adoramos de la misma forma. Existen diferentes opiniones en cuanto a doctrinas menores, pero, a pesar de estas diferencias, debemos vivir en paz unos con otros. Cada creyente con sus diferencias tiene algo con qué contribuir. Es posible que nosotros vivamos en armonía cuando nos aceptamos las diferencias unos a otros y permitimos que ellas sean expresadas con amor en el cuerpo como un todo.
Existen también los que creen que vivir en paz tiene que ver con la ausencia de conflictos. Creen que están en paz cuando en realidad se están evitando unos a otros. Imagínate una familia en la que los miembros se evitaran unos a otros porque saben que si se unieran, habría conflictos. ¿Podemos decir que los miembros de esta familia están en paz unos con otros? Habrá momentos en los que tendremos que resolver diferencias en el cuerpo de Cristo. Estar en paz no significa que no tengamos luchas ni conflictos de vez en cuando. Sin embargo, sí significa que estamos dispuestos a resolver tales conflictos y a respetarnos las diferencias unos a otros.
Amonestar a los holgazanes (versículo 14)
En Tesalónica había creyentes que estaban siendo holgazanes. Algunos de esos creyentes esperaban que el Señor regresara en algún momento de sus vidas. Dejaron de trabajar porque creían que Jesús vendría pronto, lo cual creó un problema. Estos individuos no estaban ocupándose de sus familias, las cuales se veían forzadas a depender económicamente de otras personas. Su testimonio se estaba destruyendo porque no estaban proveyendo para las necesidades de su familia y estaban siendo una carga para la comunidad. Pablo esperaba que cada creyente fuera un miembro productivo de la sociedad. La holgazanería sólo causaba problemas. Pablo sentía que aquellos que estaban siendo holgazanes estaban malgastando su tiempo y sus dones, y que algún día tendrían que responder ante Dios por esto. Ellos estaban siendo una carga innecesaria para el resto de la iglesia y además malgastando los recursos de Dios. Pablo los alentó a trabajar arduamente para proveer para sus familiares a medida que esperaban por el regreso del Señor.
Estimular a los desanimados y ayudar a los débiles (versículo 14)
La iglesia también debía fortalecer a los de poco ánimo y a los débiles. Ellos debían acompañar a estos individuos y levantarlos con mucha paciencia. El poco ánimo y la debilidad impedían a algunos creyentes ser útiles en el avance del reino de Dios. En el corazón de Dios está el deseo que cada miembro de la iglesia lleve mucho fruto.
Quizás puedas identificarte con los de poco ánimo. Te ves a ti mismo y te preguntas si acaso el Señor podrá usarte alguna vez. Tu fe puede que esté débil y puede que te preguntes cuáles son tus dones espirituales. Pablo nos recuerda que Dios tiene un propósito para cada creyente. Aun los débiles y los de poco ánimo tienen un papel que desempeñar. Pablo desafió a los tesalonicenses a alentar a los débiles y a los desanimados de manera que ellos pudieran entender su lugar y propósito en la gran obra del reino.
Seguir siempre lo bueno (versículo 15)
Hay cosas que no siempre fluyen dentro del cuerpo de Cristo. Hay momentos en que la gente dice y hace cosas que nos ofenden profundamente, y la tentación es procurar la venganza. Pablo dijo a los creyentes en Tesalónica que nunca debían pagar mal por mal. En cambio, debían mostrar bondad a quienes les hicieran daño. Fíjate que esta bondad debía ser demostrada no sólo al cuerpo de Cristo, sino a los de fuera de la iglesia. Los cristianos deben ser reconocidos por su bondad ya sea entre ellos mismos o en la sociedad en general.
Estar gozosos (versículo 16)
Pablo alentó a los tesalonicenses a estar siempre gozosos. Recuerda que los tesalonicenses estaban sufriendo por causa del Señor. Una cosa es estar gozoso cuando todo está saliendo bien, y otra bien distinta es estarlo cuando las cosas se tornan difíciles. Pablo no hizo distinción alguna entre los buenos y los malos tiempos; les dijo que estuviesen gozosos siempre.
Es posible estar gozosos en medio de la prueba. Esto no significa que disfrutamos el dolor y la pérdida que sufrimos. Nuestro gozo viene del Señor y del control que Él tiene de nuestras circunstancias; proviene del hecho que Él jamás nos va a dejar. Él promete usar toda situación que enfrentemos para nuestro bien. Todo atleta sabe que el dolor y el gozo pueden ir de la mano. Imagínate a un atleta compitiendo en una carrera. Él corre con todas sus fuerzas y, a medida que corre, el dolor se hace evidente en sus pulmones y en sus piernas. Él impulsa el cuerpo más allá de sus límites, usa todas sus fuerzas al máximo y prosigue hasta la meta. Su dolor no significa que no esté experimentando gozo mientras corre. El dolor es real, pero también lo es el gozo. Lo mismo sucede en la vida cristiana. Pablo retó a los tesalonicenses a no perder jamás su gozo ni su confianza en el Señor su Dios.
Orar sin cesar (versículo 17)
Los obstáculos se atraviesan en el camino de la vida cristiana. Cuando nos enfrentamos a ellos, debemos encomendarlos al Señor. Cuando las cosas se ponen difíciles, y tu gozo parece opacarse, lleva esos problemas al Señor en oración. Él promete tomarlos y cargarlos por nosotros. A medida que oramos, el Señor nos dirige, consuela y guía. Mediante la oración se abren los depósitos de la bendición de Dios, y somos fortalecidos para la tarea que está delante de nosotros.
Dar gracias en todo (versículo 18)
No sólo necesitamos encomendar nuestros problemas al Señor en oración, sino además necesitamos dar gracias en medio de ellos. No puedes experimentar el verdadero gozo y el agradecimiento si no puedes confiar en Dios. Sólo puedes estar agradecido cuando aceptas que Dios tiene un propósito con lo que está haciendo. El agrade-cimiento y la confianza en Dios están vinculados. Pablo retó a los creyentes tesalonicenses a aprender a cómo agradecer a Dios tanto en los buenos como en los malos tiempos, reconociendo que él usará todas las cosas para llevar a cabo Su máximo propósito en sus vidas.
No apagar el fuego del Espíritu (versículo 19)
Pablo advirtió a los tesalonicenses que no apagaran el fuego del Espíritu. El Espíritu de Dios estaba obrando en medio de ellos. Estaba usando el sufrimiento y la persecución que padecían para hacer madurar y crecer a la iglesia. Sin embargo, es posible oponer resistencia a la obra del Espíritu.
Podemos hacerlo de muchas maneras; por ejemplo, desobedeciendo. Pablo desafió a los tesalonicenses a vivir en obediencia al Señor en 1 Tesalonicenses 4:1-7. Podemos resistirnos a Su obra al no aceptar lo que Él trae a nuestras vidas. A veces Dios permite el dolor y el sufrimiento para purificarnos. Esto es lo que estaba haciendo en la iglesia en Tesalónica (ver 1 Tesalonicenses 3:2-4). No obstante, a menudo nos quejamos y protestamos por lo que Dios está haciendo. Podemos apagar el fuego del Espíritu al no ser agradecidos ni confiar. También podemos apagarlo al confiar en nuestro propio razonamiento y no buscar Su dirección.
Necesitamos el ministerio del Espíritu Santo en medio nuestro; sin el cual no se podrá lograr nada de valor. Debemos ser un pueblo que acoja Su presencia y se someta a Su dirección. Contristarlo y apagar Su fuego es obstaculizar lo que Dios está haciendo.
No menospreciar las profecías (versículo 20)
Algo de apagar el fuego del Espíritu tenía que ver con menospreciar las profecías. Los profetas transmitían el mensaje del Señor a Su pueblo. También había muchos falsos profetas circulando por aquella región. A veces era difícil confirmar lo que el profeta había dicho. Es por esta razón que Pablo dijo a los tesalonicenses que lo examinaran todo, pero que retuviesen lo bueno y se abstuvieran de toda clase de mal (versículo 21-22). No debían aceptar ninguna profecía sin antes examinarla; sin embargo, la iglesia no debía tomar a la ligera el ministerio profético. Más bien, debían aceptarlo y dejar que Dios les hablara por medio de Sus siervos para corregirlos, bendecirlos y fortalecerlos.
Bendición sacramental
Pablo concluye esta primera epístola bendiciendo a la iglesia. Fíjate en el versículo 23, que es su deseo que el Dios de paz los santifique por completo. Santificar es apartar algo con un propósito santo. Esto es lo que Pablo quería que sucediera a los tesalonicenses; quería que Dios los apartara para un propósito santo. Pablo les había dado instrucciones en esta carta, pero sabía que la obra de hacerlos más y más santos era la del Espíritu de Dios.
Pablo también deseaba que ellos fuesen irreprensibles en cuerpo, alma y espíritu. Quería que ellos fuesen santos “por completo”. Este era un proceso continuo a lo largo de todas sus vidas. Él quería que los creyentes siguieran madurando en su relación con el Señor. Les recordó en el versículo 24 que el Señor era plenamente capaz de guardarlos hasta Su regreso.
Pablo concluye en los versículos 25 al 28 pidiendo a los tesalonicenses que oren por él (por los apóstoles). Les pidió que se saludaran unos a otros con un beso santo y que leyesen esta carta a todos los hermanos.
Para meditar:
* ¿Cómo podemos faltar el respeto a quienes Dios ha puesto en autoridad sobre nosotros? ¿Alguna vez has sido culpable de esto?
* ¿Puedes vivir en paz con alguien aun si no estás de acuerdo con esa persona en todo?
* ¿Cómo es que la holgazanería constituye un pe-cado? ¿Has sido holgazán? ¿Cómo te haría Dios emplear tu tiempo más sabiamente?
* ¿Alguna vez has respondido de manera no muy bondadosa a algún hermano o hermana en Cris-to? ¿Cómo debiste haber respondido en tal situación?
* ¿Es posible estar gozoso en circunstancias difíciles? ¿Cuál es la fuente de nuestro gozo?
* ¿Cómo podemos apagar el fuego del Espíritu? ¿Alguna vez has sido culpable de esto?
* ¿Alguna vez has puesto resistencia a las palabras que Dios te haya hablado por medio de un hermano o hermana? ¿Cuál es el reto de este pasaje para ti al respecto?
Para orar:
* Pídele al Señor que te perdone por las veces que no has respetado a Sus siervos.
* Pídele a Dios que te dé más gracia para amar y trabajar con quienes ven las cosas de manera diferente a como tú las ves.
* Pídele a Dios que te ayude a ser amable al tratar con las personas con quienes te encuentres durante esta semana.
* Agradécele al Señor por las pruebas por las que te ha permitido pasar. Pídele que te dé gozo en medio de ellas.
* Pídele al Señor que abra tu corazón más y más a la obra y el ministerio de Su Espíritu.
9 – LIBERACIÓN VENIDERA
Lee 2 Tesalonicenses 1:1-12
Esta es la segunda carta de Pablo a los tesalonicenses. En la primera él retó a estos creyentes a madurar en su relación con el Señor. Mientras ellos sufrían en aquel momento, Pablo les recordó que se estaba acercando el día en que el Señor Jesús regresaría para tomarlos y que estuvieran con Él para siempre. Vemos a partir de este primer capítulo que la iglesia había tomado muy en serio la instrucción de Pablo.
Pablo comienza su carta con una bendición. Su deseo era que la gracia y la paz de Dios y del Señor Jesucristo estuvieran en los creyentes de Tesalónica. La gracia es el favor inmerecido del Señor. ¿Dónde estuviéramos sin este favor? Muchas veces nos hemos quedado muy por debajo de los requerimientos de Dios. En Su misericordia, el Señor nos perdona y restaura nuestra relación con Él. Cada día necesitamos una nueva medida de Su perdón, de Su gracia y de Su misericordia. ¡Cómo tenemos que agradecerle que Su gracia no tenga límites!
La paz de Dios era necesaria en especial para los tesalonicenses. Ellos estaban sufriendo por la causa del Señor Jesús. Con el enemigo por todas partes alrededor de ellos, les hubiera sido fácil turbarse y cuestionarse dónde estaba Dios en su dolor. El deseo de Pablo para ellos era que experimentaran la maravillosa paz de Dios en sus corazones y en sus vidas en medio de su difícil situación. Esa paz los guardaría y los protegería en las pruebas.
Así como lo hizo en su primera carta, el apóstol Pablo recordó a los tesalonicenses que él agradecía a Dios en sus oraciones por la fe de ellos. Su fe estaba creciendo más y más. No sólo estaba creciendo su fe, sino también el amor que se tenían los unos por los otros. Pablo había alentado a los tesalonicenses en 1 Ts. 4:10 a que siguieran creciendo en amor y, al escribir su segunda carta, le anima ver que ellos estaban haciendo eso precisamente.
A pesar de sus pruebas, estos creyentes estaban cre-ciendo y madurando en su relación con Dios. Pablo se enorgullecía de la perseverancia de ellos en las iglesias donde él ministraba. A veces el mayor crecimiento venía por medio de las pruebas y tribulaciones. Estas pruebas tienden a ayudarnos a arreglar nuestras prioridades con Dios. Sin embargo, a menudo queremos huir de nuestras pruebas. Oramos a Dios que nos ayude a crecer, pero huimos de la más mínima señal de dificultad. La madurez en Cristo no vendrá sin luchas y dolor.
En el versículo 5 Pablo dijo a los tesalonicenses que su perseverancia demostraba que el juicio de Dios era justo. Es decir, Dios estaba llevando a cabo Sus propósitos por medio de las pruebas que ellos estaban enfrentando. ¿Acaso no hay momentos en nuestras vidas en los que nos preguntamos si lo que el Señor nos está pidiendo que pasemos es más de lo que podemos soportar? Pablo les recordó que el Señor sabía exactamente lo que estaba haciendo. Él jamás nos dará más de lo que podamos soportar. Todo el dolor y las pruebas que enfrentamos al final serán para nuestro bien. Podemos tener la confianza de que Sus juicios son justos.
Esta iglesia estaba madurando en la fe por medio de las pruebas y las tribulaciones que Dios había permitido. Por medio de éstas, ellos estaban siendo probados como el metal en el horno de fuego, y al final sería demostrado que ellos eran dignos del reino de Dios.
Dios no estaba ajeno al sufrimiento que estos hijos Suyos estaban pasando. Mientras que les permitía enfrentar estas dificultades, Él pediría cuentas por sus acciones a aquellos que los estaban afligiendo (ver versículo 6). Dios no siempre nos impedirá los problemas; a veces escoge mantenernos en el problema y lo usa para desarrollarnos y madurarnos en nuestra fe. Sin embargo, se estaba acercando el día en que el Señor Dios llamaría a cuentas por sus actos a los que habían afligido a Su pueblo.
A Su debido tiempo, Dios los liberaría de las pruebas. El sufrimiento no duraría por siempre, pero terminaría cuando regresara el Señor Jesús. Él vendría del cielo en una llama de fuego con los ángeles de Su poder (ver-sículo 7). El fuego del que Pablo habla aquí es el fuego de Su juicio. Ese día el Señor traería reposo total para Su pueblo y la derrota final a Satanás y a sus demonios. La muerte y el pecado serán vencidos, y el creyente vivirá en una victoria completa. El alivio llegará con el regreso del Señor. Nuestros sufrimientos presentes no deberían desalentarnos. En cambio, deberíamos fijar nuestra vista en la meta y enfrentar estas pruebas con confianza. La lucha puede ser dura, pero mucho mayor será la recompensa.
Los que pertenecen al Señor Jesús tienen una gran esperanza. Aunque sufran mucho en esta vida, tienen una esperanza de eternidad en la presencia de Dios, donde van a ser librados de todos sus sufrimientos, pero éste no es el caso del no creyente. Pablo asevera en el versículo 8 que Dios castigará a los que no le conozcan ni obedezcan el evangelio del Señor Jesús, Su Hijo. Mientras que hay grandes esperanzas para el creyente, hay sólo juicio y condenación para aquellos que rechazan el evangelio. Pablo deja bien claro que los que rechacen el mensaje del evangelio serán castigados con la destrucción eterna. No habrá forma de escapar a este juicio; su condenación durará para siempre. Notemos que ellos serán expulsados de la presencia de Dios, de Su majestad y de Su poder. ¿Cómo sería la vida fuera de la presencia de Dios? Dios es justo, pero también es amoroso, amable y bueno. Su presencia en este mundo contiene a las fuerzas del mal. Si Dios retirara Su presencia, majestad y poder, ¿qué sucedería a esta tierra? Sin la presencia de Dios refrenando el mal, reinarían la ira, la lujuria, los celos y la amargura. La tierra estaría inmersa en oscuridad espiritual. Toda persona haría lo que por naturaleza se corresponde con su propia carne. Sólo podemos imaginarnos el caos que imperaría si Dios no retuviera las fuerzas del mal. Aunque hoy podemos ver la evidencia del mal en nuestro mundo, esta es sólo una parte de lo que el hombre malvado sería capaz si Dios no lo contuviera. No será placentero vivir con los que han sido expulsados de la presencia de Dios por siempre. Imagínate un mundo lleno de personas gobernadas por su corazón y deseos malvados. Así será el ser echado fuera de la presencia de Dios y de Su poder.
Cuán diferente será para los que aman al Señor. Cuando regrese el Señor Jesús, será glorificado, y los que creen se maravillarán. Sólo podemos imaginarnos cómo será ese día. Los que le vean elevarán sus voces en alabanzas y acciones de gracias. Estarán en pie sobrecogidos por Su presencia. Entonces habrá llegado su alivio. Se acabará todo sufrimiento y agonía. Sus enemigos serán juzgados, y prevalecerá la verdad.
La oración de Pablo por los tesalonicenses que estaban sufriendo por causa de Cristo era que Dios los hallara dignos de Su llamado. En otras palabras, que Dios los guardara hasta el fin, dándoles la fuerza necesaria para perseverar y además capacitándoles para enfrentar sus luchas, de tal manera que ellos no tuvieran nada de qué avergonzarse en el día de Su regreso.
Pablo también ora en el versículo 11 que esos creyentes fuesen llenos con el poder para cumplir los propósitos de Dios y todo acto impulsado por la fe, los cuales son actos motivados por el Espíritu de Dios. Dios quería guiar a Su pueblo. La oración de Pablo era que los tesalonicenses que estuvieran abiertos para recibir todo lo que Dios quería darles y que ellos fueran obedientes en cuanto a hacer lo que Dios estaba poniendo en sus corazones.
Pablo concluyó orando que el nombre del Señor fuera glorificado en esta iglesia al ellos perseverar en la fe y la obediencia a pesar de los obstáculos y las pruebas que ellos enfrentaran. Su nombre sería glorificado en ellos al ellos llevar fruto en Su nombre y al permanecer firmes contra los ataques del enemigo poniendo en alto Su nombre.
No obstante, fíjate que Pablo también oró que los tesalonicenses fueran glorificados en Cristo. Una cosa era que ellos glorificaran a Cristo y otra, que Cristo los glorificara a ellos. ¿Te sorprende que el Señor Jesús quiera glorificarte? Glorificar es levantar y exaltar. El día viene cuando el Señor Jesús nos levantará. Ese día seremos recompensados por nuestro servicio fiel. Se nos dará nuevos cuerpos glorificados que jamás morirán ni serán afectados por el pecado. Él nos honrará.
Mientras que podemos esperar que haya mucho sufrimiento y dolor en esta vida, hemos de fijar nuestros ojos en el Señor y en Sus promesas. Dios vendrá para liberarnos y traer justicia a la tierra. Mientras tanto, necesitamos darnos cuenta de que, aunque puede que nos permita sufrir durante un tiempo, Él usará ese sufrimiento para cumplir Sus propósitos en nosotros. Él no nos olvidará.
Para meditar:
* ¿Alguna vez has cuestionado el juicio de Dios en lo que te ha permitido pasar en la vida? Explica.
* ¿Qué lecciones te ha enseñado Dios por medio del dolor y el sufrimiento?
* Según Pablo, ¿debería el cristiano esperar que va a tener una vida libre de problemas?
* ¿Qué aprendemos sobre el destino de los que rechacen a Cristo?
* ¿Qué significa que Cristo nos glorifique? Aunque al final esta gloria será completada en el mundo venidero, ¿hay un sentido en el que podamos experimentar la gloria de Dios en nuestra vida presente?
Para orar:
* Agradécele al Señor que puede usar para enseñarnos y acercarnos más a Él todo lo que el enemigo nos lanza.
* Pídele al Señor que te enseñe las lecciones que debes aprender por medio de tu sufrimiento.
* Pídele al Señor que abra tu corazón al potencial que hay en ti para Su reino.
* Dedica un momento para orar por alguien que nunca haya aceptado al Señor. Pídele a Dios que le libre del terrible juicio que se promete en este pasaje.
10 – EL HOMBRE DE MALDAD
Lee 2 Tesalonicenses 2:1-17
La iglesia en Tesalónica tenía un interés real en el regreso del Señor; lo esperaban con ansias. Sin embargo, parece que había en medio de ellos falsos maestros que estaban provocando confusión en cuanto a la segunda venida del Señor Jesús. Pablo se sintió obligado a referirse a ese asunto.
Desde los dos primeros versículos vemos que había habido una profecía (posiblemente en forma de carta) circulando en la región de Tesalónica, de la que se decía que era de parte de los apóstoles y en la que se afirmaba que ya había llegado el día del Señor. No se nos dice quién era el responsable, pero sí es evidente que no había provenido de los apóstoles. Alguien había usado los nombres de los apóstoles para promover sus propias ideas falsas.
Esta idea de que el Señor ya había venido estaba afligiendo a muchos individuos en Tesalónica, sobre todo porque se decía que la carta era de parte de los apóstoles. Satanás no va a vacilar en hacer todo lo que pueda para alejar a las personas de la verdad; va a recurrir a la mentira y el engaño si por medio de ellos logra sacar a las personas de la verdad. ¡Cuán cuidadosos debemos ser al examinar todo lo que oímos!
Sólo podemos imaginar el problema que aquella carta ocasionó para la iglesia. ¿Acaso ellos se habían perdido el regreso del Señor? ¿Los habría echado Él de Su pueblo? No estaban seguros de qué pensar.
Pablo escribió para aclarar este asunto. Aseguró a los creyentes que la carta en cuestión no había sido escrita por los apóstoles, por lo que no tenían razón de estar alarmados. En el versículo 3 Pablo dijo a los tesalonicenses que el Señor no vendría hasta que hubiese ocurrido una gran rebelión, y el hombre de pecado (RVR60) hubiese sido revelado. Debemos examinar esto más detalladamente.
Pablo dijo a los tesalonicenses que sucederían ciertas cosas antes del regreso del Señor Jesús. Primero habría un período de gran rebelión en la tierra. Luego aparecería el “hombre de maldad”. Jesús también habló claramente de esto. Esto es lo que enseñó en cuanto a los últimos días en Mateo 24:10-13:
“En aquel tiempo muchos se apartarán de la fe; unos a otros se traicionarán y se odiarán; y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos. Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.”
En los últimos días la gente se apartará del Señor, y habrá una gran rebelión en la tierra.
Pablo habla además de que aparecerá un “hombre de maldad”. El apóstol Juan habla de este hombre también en 1 Juan 2:18 cuando dice:
“Queridos hijos, ésta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que ésta es la hora final.”
A lo largo de la historia del mundo ha habido muchos individuos que han sido anticristos. Ellos han odiado al Señor Jesús y han hecho mucho para destruir la iglesia. Estos individuos no son el anticristo del que Pablo habla aquí. Todavía no hemos visto a este anticristo. Juan habla más de él en el libro de Apocalipsis; allí se hace referencia a él como la bestia:
“La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y fauces como de león. El dragón le confirió a la bestia su poder, su trono y gran autoridad. Una de las cabezas de la bestia parecía haber sufrido una herida mortal, pero esa herida ya había sido sanada. El mundo entero, fascinado, iba tras la bestia y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: « ¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?» A la bestia se le permitió hablar con arrogancia y proferir blasfemias contra Dios, y se le confirió autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses. Abrió la boca para blasfemar contra Dios, para maldecir su nombre y su morada y a los que viven en el cielo. También se le permitió hacer la guerra a los santos y vencerlos, y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.” (Apocalipsis 13:2-8)
Aunque este hombre de pecado será condenado al final, ocasionarán grandes problemas a la iglesia. El versículo 4 nos dice que se opondrá a Dios y se exaltará por encima de Él. Exigirá adoración y esperará que todos se postren ante él. En la historia del pueblo de Dios ha habido individuos que se han proyectado de esta forma. Sin embargo, Pablo recordó a los tesalonicenses que llegaría el día en que vendría un gran Anticristo. Todos estos anticristos inferiores nos apuntan a los que podemos esperar que veremos a medida que se acerquen los días del fin.
Mientras tanto este “hombre de maldad” estaba siendo retenido. Es cierto que el poder de maldad ya estaba obrando en el mundo (versículo 7), pero las cosas se pondrían mucho peores. Dios está reteniendo al hombre de pecado hasta que el mensaje del evangelio haya llegado a todo el mundo. Jesús enseñó que sólo cuando el evangelio hubiese sido predicado a todos los que debían escuchar, vendría el fin:
“Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14)
Este es el tiempo para el evangelio. Este es el tiempo para que nosotros respondamos al mensaje del evangelio. El Espíritu de Dios se está moviendo por todo este mundo atrayendo a hombres y mujeres a la salvación y a la santidad. El poder del mal y del pecado es aún evidente, pero está siendo retenido hasta que los que van a venir a Cristo le hayan recibido y conozcan Su perdón.
El día viene cuando Dios dejará de retener a este malva-do. Satanás será liberado de sus cadenas. Él obrará por medio de este hombre de maldad y arremeterá contra la iglesia. Ésta es la enseñanza clara de Apocalipsis 20:7-9:
“Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión, y saldrá para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra —a Gog y a Magog—, a fin de reunirlas para la batalla. Su número será como el de las arenas del mar. Marcharán a lo largo y a lo ancho de la tierra, y rodearán el campamento del pueblo de Dios, la ciudad que él ama.”
Cuando Satanás sea desatado, en la tierra sucederán cosas terribles. Podemos esperar que impere la maldad, pero esto no será por siempre. El Señor Dios vencerá al hombre de maldad por el aliento de Su boca.
Este anticristo vendrá con grandes señales. Será capaz de hacer grandes milagros. Se le dará poder por parte de Satanás para engañar a tantos como sea posible o para atemorizarlos. Muchos serán engañados por este hombre de pecado; ellos caerán en su trampa y serán vencidos. Pablo dijo a los tesalonicenses que esos individuos perecerían porque no amaron la verdad. En cambio, cayeron en las tentaciones del anticristo y en sus señales y milagros.
La Palabra de Dios nunca cambiará. Esta Palabra que estás estudiando ahora mismo es tu guía hacia la verdad. Si alguien viene a nosotros con milagros, señales y maravillas, pero no aboga con firmeza por la verdad de Su Palabra, debemos rechazarlo. Dios nos ha dado Su Palabra para que no seamos engañados por los falsos profetas y sus poderosas señales.
Fíjate en el versículo 11 que, debido a que estos individuos le dieron la espalda a Dios y a Su verdad, Él los entregó a sus propias mentes, y lo hace retirándose de ellos. Por cuanto le han opuesto resistencia, Dios deja de refrenar el mal, por lo cual ellos son abrumados y con-quistados por éste. Abandonados a sí mismos, ellos se hunden más y más en su propio mal y sellan su conde-nación. Ellos acarrean todo esto sobre ellos mismos por haber rechazado la verdad.
¿Dónde estaríamos hoy si el Espíritu de Dios dejara de retener el intento de las fuerzas del mal por derrotarnos? ¿Dónde estaríamos hoy si el Espíritu de Dios nos abandonara a nuestras propias ideas y deseos? ¡Cuánto debemos agradecer al Señor por la forma en que nos ha estado cuidando y protegiendo!
Pablo concluye esta sección con una palabra de exhortación. Los tesalonicenses no eran como los que se habían apartado de Dios; ellos eran amados profunda-mente por Dios (versículo 13). Eran Sus hijos, y Él cuidaba de ellos. Dios los había escogidos desde el principio y había puesto Su Espíritu Santo en ellos para guiarlos y guardarlos. Ellos serían santificados (apartados para la gloria de Dios) por el Espíritu y la Palabra.
Dios nos ha dado estas dos herramientas para guardar-nos y hacernos más como Cristo. Su Santo Espíritu dará poder e iluminará. Su Palabra será nuestra guía, consuelo e instrucción. A medida que se acerquen los últimos días, debemos ser un pueblo que se apoye firmemente en la verdad de la Palabra de Dios y en el ministerio del Espíritu Santo.
Pablo recordó a sus lectores que el Señor Dios los había llamado para que participaran en la gloria de Cristo mediante el evangelio. Éste era su destino como hijos de Dios. Aun durante ese tiempo, ellos serían partícipes de esa gloria al confiar en Él y en la obra de Él en sus vidas.
Antes del regreso del Señor habrá tiempos difíciles. El hombre de maldad será desatado en la tierra. Habrá pruebas y tribulaciones, pero el Señor Jesús tenía un maravilloso propósito para los tesalonicenses. Pablo los desafió a mantener su enseñanza cerca de sus corazones y a permanecer firmes en ella. Su oración en los versículos 16 y 17 era que el Señor Jesús diera aliento a sus corazones y los fortaleciera en el trabajo que Él los había llamado a hacer. Ellos no debían perder la esperanza ni el coraje.
Los creyentes no debían ser engañados por la carta falsa que había estado circulando en medio de ellos. Ellos no se habían perdido el regreso del Señor. Había cosas que aún debían de pasar antes de que el Señor regresara. Mientras tanto ellos habían de perseverar en el poder del Espíritu y en la orientación de Su Palabra. A Su debido tiempo Dios se revelaría, y ellos estarían con Él para siempre.
Para meditar:
* ¿Qué evidencia de enseñanza falsa hay en la iglesia hoy en día?
* ¿Qué nos dice Pablo que podemos esperar a medida que se acercan los días del fin?
* ¿Quién es el “hombre de maldad” de quien se habla en este pasaje? ¿Cuál nos dice la Escritura que será su fin?
* ¿Pueden venir de parte de Satanás milagros, señales y maravillas?
* ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la importancia de la Palabra de Dios? ¿Cómo nos guiará ella en esos tiempos de engaño por parte del enemigo?
* ¿Qué aprendemos en este pasaje sobre cómo Dios retiene el mal en este mundo?
Para orar:
* Agradécele a Dios por la forma en que te ha guardado de caer al impedir el pecado y sus intentos en tu vida. Piensa en un ejemplo de cómo Dios te ha guardado de caer en pecado y rebelión.
* Abre tu corazón al Señor Dios y pídele que te re-vele cualquier cosa con la que quiera tratar en tu vida. Ríndete a Él y deja que el Espíritu haga Su obra en ti.
* Pídele a Dios que te ayude a no ser engañado por la enseñanza falsa del enemigo. Agradécele por Su Palabra, la cual es tu guía hacia toda verdad.
* Pídele a Dios que te enseñe más en cuanto al papel y al ministerio del Espíritu Santo.
11 – CUIDADO CON LOS OCIOSOS
Lee 2 Tesalonicenses 3:1-18
A medida que Pablo concluía esta carta a los tesalonicenses, les pidió que oraran por él. Pablo tenía algunas peticiones de oración en particular.
Que el mensaje del Señor se difunda rápidamente (versículo 1)
La primera petición de Pablo fue que el mensaje del evangelio se difundiera con rapidez. Hay un sentido de urgencia en esta petición. Pablo se sentía obligado a propagar este mensaje tan pronto como fuera posible. Para que esto sucediera, debían ser quitados los obstáculos del evangelio. Satanás estaba haciendo lo mejor que podía para entorpecer la predicación de Pablo. Pablo está pidiendo a los creyentes que oren por la eliminación de esos obstáculos. Era importante para él que el evangelio fuera predicado sin demora a tantas personas como fuera posible.
Que el mensaje se reciba con honor (versículo 1)
La segunda petición de oración de Pablo era que el mensaje del evangelio fuese honrado por quienes lo escucharan, así como lo había sido por los creyentes es Tesalónica. Cuando Pablo vino a ellos por primera vez con el mensaje del evangelio, ellos lo aceptaron y entregaron sus vidas al Señor Jesús. Pablo pidió oración para que el mensaje que predicaba fuese aceptado así por todos lo que le oyeran.
Que seamos librados de personas perversas y malvadas (versículo 2)
Pablo sabía que al predicar el evangelio, no todos lo aceptarían. Habría hombres malvados que intentarían hacerle daño porque no les agradaba lo que Pablo predicaba. Pablo pidió oración para ser protegido y librado de quienes querían detener la predicación.
Nosotros también debemos estar preparados para enfrentar la oposición de los que odian al Señor Jesús. Pablo entendía que tendría que enfrentar oposición al predicar el evangelio. También sabía que aunque el hombre se le opusiera, Dios sería fiel. Él lo fortalecería y lo protegería en respuesta a las oraciones del pueblo de Dios en su favor.
Pablo entendía que los tesalonicenses también sufrían oposición. Les recordó que Dios no los abandonaría, sino los fortalecería y los guardaría del maligno (versículo 3). Deberíamos destacar que ser protegidos no significaba que el enemigo no se les opusiera. Pablo entendía que habría dificultades y pruebas a lo largo del camino. El enemigo haría lo máximo para obstaculizarlos. La vida no sería fácil para los creyentes en Tesalónica, pero Dios estaría con ellos. Las pruebas y la oposición serían una realidad, pero también lo sería la protección del Señor.
En el versículo 4 Pablo expresó toda confianza en que los tesalonicenses perseverarían en la enseñanza que él les había dado. Creía que aunque estaban enfrentando pruebas, Dios sería fiel y los guardaría. Él es daría la fuerza necesaria para perseverar hasta el fin. Su oración por ellos era que el Señor dirigiera sus corazones hacia el amor de Dios y la perseverancia de Cristo (versículo 5).
Era importante para Pablo que los tesalonicenses entendieran el amor de Dios. Esto era lo que los iba a guardar. Cuando sus corazones estuvieran llenos de amor hacia Dios, ellos perseverarían sin importar el precio. Debido a su amor por Él, ellos pondrían sus propias vidas antes de deshonrarle en cualquier manera. Conocer el amor de Dios hacia ellos les animaría y les brindaría apoyo aun en la más dura prueba.
Pablo también oró por la perseverancia de Cristo para los tesalonicenses. El Señor Jesús nos demostró lo que significa perseverar. Él fue fiel hasta la muerte. Aunque fue inocente de todo delito, estuvo dispuesto a entregar Su vida por Su pueblo. Vivió una vida perfecta, en completa obediencia a Su Padre. Fue a la cruz en obediencia a la voluntad y al propósito del Padre. La oración de Pablo por los tesalonicenses fue que ellos pudieran tener este tipo de perseverancia. Él no oró que Dios los guardara de las pruebas, sino que Dios los mantuviera fieles en las pruebas que surgieran en el camino de ellos.
En la última sección de este capítulo Pablo se refiere al asunto de los creyentes ociosos de la iglesia en Tesalónica. Es muy posible que ellos, al estar tan convencidos de que el Señor regresaría durante el tiempo de vida de ellos, ya no sintieran obligación alguna de trabajar. En lugar de trabajar para proveer para sus familias, se convirtieron en una carga para la iglesia y en un mal ejemplo para la comunidad.
Pablo se refirió a este asunto en 1 Tesalonicenses, pero esta vez está siendo más enfático en sus palabras. Dijo a los tesalonicenses que ellos debían lidiar con esos individuos que se negaban a trabajar. El consejo de Pablo fue que se mantuvieran alejados de los creyentes que se negaban a trabajar (versículo 6).
Estos creyentes pueden haber pensado que eran más espirituales que el resto de sus hermanos. Puede que hayan dejado de trabajar por estar esperando por el Señor. Sin embargo, Pablo les dice que lo que ellos estaban haciendo no era espiritual en lo absoluto, sino un impedimento para el evangelio.
Pablo les recordó su propio ejemplo mientras estuvo con ellos. Trabajó arduamente cuando estaba en Tesalónica. De hecho, los apóstoles trabajaban para satisfacer sus propias necesidades, de manera que no constituyesen una carga para la iglesia (versículos 7-8). En el versículo 9 dijo que aunque ellos tenían el derecho delante de Dios de recibir ayuda, escogieron poner a un lado ese derecho para no ser una carga para los creyentes de aquella región. Los apóstoles también querían darles ejemplo para que ellos lo siguieran.
Para Pablo era importante que cada creyente hiciera su parte en la expansión del reino de Dios, en el cual no había cabida para la pereza. No estaba bien que un creyente sacara ventaja de otro cuando él tenía la capacidad de satisfacer sus propias necesidades. Pablo hasta llegó a decir: “El que no quiera trabajar, que tampoco coma” (versículo 10).
Lo que debemos ver aquí es que la voluntad y el propósito del Padre es que usemos los dones y talentos que nos ha dado. Recuerda que Pablo pidió a los creyentes en Tesalónica que oraran para que el evangelio se propagara rápidamente. En el ministerio de Pablo había urgencia; para él no había razón para no estar ocupados en el trabajo del reino. Es la voluntad de Dios que descubramos qué nos ha llamado a hacer y que nos ocupemos en ello. ¿Qué te ha llamado Dios a hacer? Cuando Él regrese, ¿te hallará ocupado en esa tarea?
En Tesalónica había individuos que estaban siendo vagos. En su vagancia estaban siendo entrometidos. Ellos eran una carga para la iglesia porque esperaban que otros proveyesen para ellos. Pablo los mandó a dejar de vivir de esa manera y, en cambio, a hacer lo que pudieran para satisfacer sus propias necesidades.
Pablo sentía esto tan profundamente que dijo a la iglesia tesalonicense que tomara nota de aquellos individuos que no estuviesen haciendo su parte y que se separaran de ellos. El propósito de esto era que se avergonzaran (versículo 14). Debían tener cuidado de no tratar a estos individuos como enemigos, sino de advertirles en cuanto a su pereza y su pecado (versículo 15).
Pablo halaga a los que estaban trabajando arduamente y les dijo que no se cansaran, sino que siguieran haciendo lo correcto. Los instó a no dejar que los que estaban siendo perezosos entre ellos los desalentaran en su labor.
Casi siempre el trabajo de la iglesia es llevado a cabo por un pequeño grupo de individuos fieles. Cada vez que hay una necesidad, ellos están ahí para hacer todo lo que puedan. También he visto a estos individuos agotarse en su labor porque se encuentran solos. Otros miembros de la iglesia se contentan con no hacer nada. Ellos también tienen dones, pero no los usan. ¿Qué diría Pablo hoy en día a estos individuos?
Pablo concluyó esta carta dando su bendición a la iglesia. Su deseo era que la paz del Señor los llenara en todo sentido. Escribió un saludo final de su propio puño y letra recordándoles que esa era la marca distintiva de todas sus cartas. Debido a la carta falsa que había estado circulando en la región, puede haber sido importante para Pablo que los tesalonicenses reconocieran su letra para que supieran que la carta era de su parte.
Vemos la urgencia de Pablo en este capítulo para llevar el mensaje del evangelio a cuantos fuera posible. Él retó a los tesalonicenses a ser muy responsables en cuanto a este asunto de hacer el trabajo del reino y de lidiar con los que estuviese viviendo de manera ociosa. No debían malgastar su tiempo en la vagancia, sino ser miembros productivos de su sociedad y obreros fieles para el reino.
Para meditar:
* ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la urgencia en cuanto a predicar el evangelio?
* ¿Cuáles son los obstáculos que enfrentas al servir al Señor?
* ¿Qué papel te ha dado Dios en el reino? ¿Estás siendo fiel en esa labor?
* ¿Qué te impide ser un obrero más diligente y fiel?
Para orar:
* Pídele al Señor que te muestre cómo puedes servirle más.
* Pídele al Señor que te dé un mayor sentido de urgencia en cuanto a la tarea de alcanzar el mundo para Él.
12 – LA COMISIÓN DE TIMOTEO
Lee 1 Timoteo 1:1-11
Esta es una carta personal dirigida a Timoteo de parte del apóstol Pablo. Pablo conoció a Timoteo siendo éste un joven de la región de Listra. Pablo se quedó tan impresionado con él que decidió llevarlo consigo en sus viajes misioneros. Timoteo se convertiría en un hijo espiritual para el apóstol. En varias ocasiones Pablo envió a Timoteo a varias misiones de parte de él. Por ejemplo, vemos cómo fue enviado junto a Silas en una misión a Tesalónica (1 Ts. 3:2). A partir de esta carta (1 Timoteo) sabemos que él también había sido enviado a la región de Éfeso (versículo 3).
A medida que Pablo comienza su carta a Timoteo se presenta como apóstol de Jesucristo por mandato de Él. Le recuerda a Timoteo en el versículo 1 que el Señor Jesús era su esperanza. Pablo nunca perdió de vista el hecho que su esperanza estaba en el Señor Jesús. Éste era el mensaje que predicaba por dondequiera que iba. Los seres humanos fueron separados de Dios debido al pecado. La única esperanza que tenían estaba en el Señor Jesús y en la obra que Él había hecho en la cruz.
Como ya hemos dicho, esta carta fue escrita a Timoteo, quien según Pablo era un verdadero hijo en la fe. Timoteo era considerado un hijo por la relación que tenía con Pablo. Pablo sentía un afecto especial por Timoteo y lo estimaba mucho; sin embargo, más que esto, Timoteo era un hijo por la forma en que Pablo lo había acogido y capacitado. Pablo había sido un padre espiritual para Timoteo; él llevaba en su corazón la batalla espiritual de este joven. En sus viajes Pablo pasó innumerables horas con Timoteo instruyéndolo y capacitándolo en su relación con Dios.
Como era su costumbre, Pablo comenzó con una bendición. Bendijo a Timoteo con gracia, misericordia y paz. La gracia es el favor inmerecido de Dios; la misericordia, la manera en que Dios trata con nosotros que somos pecadores. No merecemos Su favor, pero Él lo derrama sobre nosotros de todas formas. La paz de Dios tiene que ver con nuestro bienestar general, como también tiene que ver con nuestra relación con Dios.
En el versículo 3 Pablo recordó a Timoteo su comisión. Cuando él fue a Macedonia, Pablo le rogó que se quedara y ministrara en aquella región. Específicamente Pablo había desafiado a Timoteo para que se quedase en Éfeso para ministrar a los creyentes. Había varias cosas que Pablo consideraba que Timoteo debía hacer en Éfeso.
La falsa doctrina
Había individuos en la región de Éfeso que habían estado enseñando doctrinas falsas (versículo 3). Pablo quería que Timoteo se quedara en Éfeso para mandar a estos hombres a que no enseñaran estas doctrinas diferentes. Su ministerio en Éfeso era enseñar la verdad. La iglesia primitiva fácilmente hubiera sido presa de los falsos maestros que estaban circulando en la región. Timoteo debía dedicar tiempo a la iglesia para instruirlos en la verdad.
Leyendas y genealogías
En Éfeso había otros individuos que se estaban dedican-do a leyendas y a genealogías interminables. Date cuenta que Pablo utilizó la palabra “interminables” al referirse a las genealogías. Queda claro a partir de esto que estas leyendas e interminables genealogías eran de poco valor espiritual. Los debates en cuanto a leyendas y genealogías sólo propiciaban controversias; no propagaban el reino de Dios. Aunque Pablo no nos dice la naturaleza de dichas leyendas y genealogías, podemos estar seguros de que eran de origen humano, y no de la Palabra de Dios.
Pablo dijo a Timoteo en el versículo 4 que la obra de Dios era “por la fe”. Esto es sumamente importante en este contexto. Estos falsos maestros estaban tratando de entender las realidades de la vida, así como el plan y el propósito de Dios conforme a sus propios razonamientos. Pablo dijo a Timoteo que estos individuos no habían entendido bien. Estas eran cosas de Dios que debían ser recibidas por fe.
Casi siempre intentamos entender la mente de Dios, pero Pablo nos recuerda que hay cosas que sencillamente no podemos explicar de manera lógica. Dios nos llama a confiar en Él por fe. Había individuos en Éfeso que se estaban perdiendo en todo tipo de debates intelectuales. Ellos debatían y discutían, pero no tenían fe; así que no sólo no entendían, sino estaban alejando a otros de la verdad de Dios. Pablo advirtió a Timoteo que no quedara atrapado en estas discusiones interminables, sino que aceptara la Palabra de Dios por fe.
Pablo recordó a Timoteo que la meta de su ministerio en Éfeso era el amor (versículo 5). Estos falsos maestros eran intelectuales. Sabían cómo razonar y argumentar, pero no amaban a Dios ni amaban a Su pueblo. Sus discusiones dividían la iglesia. Ellos ocasionaban controversias y caos dondequiera que iban.
Pablo dejó bien claro a Timoteo que el amor del que estaba hablando era el amor que brotaba de un corazón puro. Este amor es el resultado de una poderosa obra de Dios; es puro y limpio, sin ninguna motivación egoísta. Este amor provenía de una conciencia limpia. En otras palabras, es un amor que surge de una relación correcta con Dios, de un corazón cuyo mayor deseo es estar en comunión con Dios y obedecerle en todo sentido. También brota de una fe sincera. La fe sincera es la que es verdadera. Hay muchos que ejercitan lo externo de la religión, pero cuyos corazones están alejados de Dios. Pablo habla de un pueblo que es puro desde el principio hasta el fin. Sus motivaciones son honestas. Sus corazones están bien con Dios.
En Éfeso había individuos que hablaban y enseñaban ideas y principios. Debatían y discutían sobre debates de menor importancia. Supongo que muchos de ellos impresionaban mucho en cuanto a su capacidad para razonar y argumentar. Sin embargo, Pablo le dijo a Timoteo que su meta no era originar un pueblo que pudiera debatir y argumentar doctrina, sino un pueblo que amara a Dios, cuyos corazones fuesen puros, cuyas consciencias estuviesen limpias y cuya fe fuese sincera.
La tentación en Éfeso era desviarse del amor hacia Dios. La gente estaba quedando atrapada en discusiones sin sentido. Había muchos a quienes les encantaba debatir sobre la ley y los requerimientos de Dios. Aunque razonaban bien, Pablo dijo a Timoteo que ellos no sabían de qué estaban hablando (versículo 7).
En el versículo 8 Pablo le recuerda a Timoteo que la ley era buena cuando se aplicaba correctamente. Estaba diseñada para convencer a quienes no estuviesen viviendo de la manera que Dios quería. En los versículos 9-10 Pablo recuerda a Timoteo cómo la ley se pronunciaba en contra de la rebeldía y la impiedad. Condenaba al pecado y la impiedad, el asesinato, el adulterio y las perversiones de todo tipo. Hablaba en contra de los traficantes de esclavos, de los mentirosos y de los embusteros. Ponían en evidencia al pecado y enseñaba lo que es correcto.
Pablo no estaba en contra de la ley, pero en Éfeso había quienes malinterpretaban la ley y el propósito de ella. En lugar de permitir que la ley le apuntara a Cristo, estos individuos la reducían a doctrinas, normas y regulaciones. Al igual que los fariseos del tiempo de Jesús, enseñaban que se debía observar estrictamente la ley, pero lo hacían sin amor. Su preocupación no era amar a Dios con un corazón puro, una conciencia limpia y una fe sincera, sino les preocupaban más las letras, las palabras, las doctrinas y los estilos de vida. Ellos hacían uso de la ley para dividir el cuerpo de Cristo; para controlar y manipular. Promovían un estilo de vida, no una relación con Cristo; promovían actividades religiosas y devoción sacrificada al Señor.
Parece ser que el ministerio de Timoteo era conmover a los efesios en cuanto a amar a Dios y a Su pueblo. La fe de ellos parecía estar basada más bien en la doctrina, el estilo de vida y las tradiciones correctas. Ellos corrían el peligro de perder su amor por Dios. Esto es exactamente lo que el Señor le dijo al apóstol Juan cuando escribió a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2: 1-5:
(2:1) “Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea en medio de los siete cande-labros de oro: (2) Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos. (3) Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte. (4) Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. (5) ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.”
Aunque la iglesia de Éfeso estaba dedicándose al servicio, la verdad y la perseverancia, ellos habían perdido su primer amor. El Cristianismo no se trata sobre todo de promover la doctrina, no se trata de normas y regulaciones, sino de comenzar a tener una relación más profunda con Cristo. En nuestro ministerio podemos producir personas que puedan debatir y argumentar con otros en cuanto a doctrina, pero ¿acaso ellos aman al Señor? Ellos conocen la verdad, pero ¿acaso están viviendo en la realidad de esa verdad? Ellos conocen de la fe, pero ¿acaso tienen fe?
La iglesia de Éfeso estaba siendo atacada por el intento de religiosos de promover doctrina y cierto estilo de vida. Estaban siendo tentados por maestros que podían razonar y debatir. Pablo envió a Timoteo para enseñarles cómo vivir por amor al Señor.
Para meditar:
* ¿Qué problema quería Pablo que Timoteo enfrentara en Éfeso?
* ¿Qué le dijo Pablo a Timoteo que tuviese como meta en el ministerio?
* ¿Es importante que entendamos todo acerca de Dios y Sus propósitos? ¿Cuál es el papel de la fe en nuestra relación con Dios?
* ¿Cuál es la diferencia entre “conocer” la verdad y “vivir” la verdad?
* ¿Es posible predicar y enseñar para corregir doctrina, y no por amor a Cristo?
* ¿Amas al Señor Jesús o se ha convertido tu relaión con Él en una cuestión de doctrina y tradiciones?
Para orar:
* Pídele al Señor que te examine para ver si tu corazón es puro, si tu conciencia está limpia y si tu fe es sincera.
* Pídele al Señor que te dé fe para confiar en Él aun cuando no entiendas.
* Pídele al Señor que te perdone por las veces que hablaste sin amor acerca de la verdad.
* Pídele a Dios que te llene con más amor por Él y por Su pueblo. Pídele que permita que todo lo que tú hagas fluya de ese amor.
13 – EL TESTIMONIO DE PABLO
Lee 1 Timoteo 1:12-19
Una de las cosas asombrosas del apóstol Pablo es que parece que él nunca perdió de vista lo maravilloso de su salvación. Él permaneció asombrado por Dios y por Su decisión de usarlo en el ministerio. Parece no haber dejado jamás de darle gracias por el privilegio de servirle. Estaba animado en cuanto a su ministerio y al llamado en su vida.
Fíjate cómo en el versículo 12 agradeció al Señor Jesús por tenerlo por fiel y escogerlo para servir como apóstol. Agradeció al Señor no sólo por haberlo escogido, sino porque le dio poder y lo afirmó. ¿Qué te ha llamado Dios a hacer? ¿Qué dones te ha dado? ¿Te deleitas en este llamado? ¿Reboza tu corazón de agradecimiento y alabanza al pensar en cómo Dios te ha dado este ministerio, y cómo Él quiere darte poder al realizarlo para Su gloria?
Lo que hizo que Pablo estuviese más que agradecido fue el hecho que no merecía que Dios lo llamara de esta forma. Él había sido blasfemo, había perseguido a la iglesia; había sido un hombre violento que intentó obligar a los cristianos a maldecir el nombre de Jesús (Hechos 26:11). Dios le había mostrado tremenda misericordia a Pablo porque él actuó en ignorancia e incredulidad, sin saber lo que hacía.
El Señor Jesús oró que el Padre perdonara a los que lo habían crucificado porque ellos no entendían lo que estaban haciendo (Lucas 23:34). Hay perdón para los que están actuando por incredulidad e ignorancia. A Pablo se le había tenido misericordia porque él no entendía. Él nos lleva a pensar que a aquellos que pecan deliberadamente, aunque conozcan la verdad, no se les garantizará este mismo perdón. Analiza lo que dice el escritor de Hebreos en He. 10:26-27:
“Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. Sólo queda una terrible expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los enemigos de Dios.”
Es posible conocer la verdad y darle la espalda. Una cosa es actuar en ignorancia, y otra muy diferente es actuar en rebeldía en contra de la verdad que conocemos. Muchos no creyentes actúan por ignorancia; ellos sencillamente no entienden la verdad. Creen en su corazón que están haciendo lo correcto. Sin embargo, hay otros que han oído el evangelio y lo han entendido, pero se niegan a someterse a él. Se rebelan en contra de la verdad. Rechazan el llamado del Espíritu de Dios al arrepentimiento. Aquellos que rechazan la única esperanza que tienen, perecerán.
Cuando Pablo entendió lo que estaba haciendo, se arrepintió. Fue perdonado y Dios lo usó poderosamente. Aunque había perseguido a la iglesia, lo había hecho sin un entendimiento verdadero; lo hizo por ignorancia.
Pablo no atribuye su salvación a nada que tenga que ver con su persona. Él sabía que antes había sido blasfemo y perseguidor de la iglesia. En el versículo 14 le dijo a Timoteo que Dios había derramado Su gracia abundantemente en él. Pablo no podía explicar por qué el Señor había derramado así Su gracia sobre él. Sin embargo, tenía una deuda con Dios por Su maravilloso perdón. Fíjate en el versículo 14 que Dios también derramó sobre Pablo fe y amor. Pablo veía su fe como un regalo de Dios. El amor que llenaba su corazón también era un regalo de Dios. Pablo sabía que la fe y el amor que experimentaba no eran parte de su naturaleza como pecador. Él le debía todo al Señor. Su salvación, su fe, su amor: todos eran regalos de Dios.
Con frecuencia Pablo se maravillaba de que Dios hubiese tomado a un pecador indigno y hubiese puesto en él Su Espíritu Santo. No había duda alguna de la verdad que Jesucristo había venido al mundo para salvar a pecadores. Pablo nunca dejó de estar asombrado de esta verdad. Sabía que él era uno de los peores pecadores que caminaba sobre la tierra. Había llegado lejos para destruir la obra del Señor; había asolado a la iglesia; había sido responsable por la muerte y el encarcelamiento de creyentes. Pablo jamás olvidó este pecado. Por el resto de su vida vivió con el recuerdo de los rostros de quienes había perseguido.
La realidad de cuán malvado era sólo intensificaba el sentido de asombro de Pablo por la gracia de Dios. Sabía que Dios lo había usado para que el mundo lo viera como ejemplo. Dios había tomado al peor de los pecadores y había desplegado Su infinita paciencia y gracia sobre él. Dios pudo haber condenado a Pablo; pudo haberle dado la espalda; en cambio, le mostró Su maravillosa paciencia. Lo perdonó para que otros tuvieran esperanza. Si Dios podía salvar a un blasfemo y perseguidor de la iglesia, Él podría salvar a cualquiera. ¡Cuántas personas han sido alentadas por medio del testimonio de Pablo! Su testimonio da esperanza. Nos recuerda que Dios puede alcanzar hasta el alma más endurecida y atraerla a Sí mismo.
Pablo era bendecido al pensar en lo que el Señor Jesús había hecho. Él parecía estar inundado de alabanza y de agradecimiento a Dios. En el versículo 17 expresó dicha alabanza. Adoró a Dios como Rey eterno, del cual jamás será quitado Su reinado. Él es inmortal; no puede morir. Esto significa que Él siempre existirá para nosotros. Él es invisible. Aunque no lo podemos ver, sí podemos confiar en Él. Aunque no entendamos Sus caminos, podemos tener confianza en Él. Este Rey eterno merece todo honor y gloria, alabanza y adoración. Él es un Rey eterno, pero alcanza en amor al más vil pecador.
En este capítulo Pablo ha estado hablando a Timoteo sobre lidiar con los que estaban siendo atrapados en la enseñanza de interminables genealogías y leyendas. Le había recordado a Timoteo que él debía enseñarles a amar a Dios con un corazón puro, con una conciencia limpia y con una fe sincera. Pablo demuestra lo que quiere decir aquí en su testimonio. La fe de Pablo tenía que ver con Cristo. Para Pablo, Cristo era el centro. La doctrina era importante, pero no tan importante como el Señor Jesús. Lo que emocionaba a Pablo era cuánto lo amaba Jesús, y por eso él estaba lleno de amor por Cristo. Los maestros de Éfeso estaban más interesados en la doctrina y las prácticas; a ellos les faltaba pasión por el Señor Jesús. Pablo quería que Timoteo avivara esta pasión por Cristo en la iglesia de Éfeso.
Pablo concluyó esta sección recordando a Timoteo que le estaba dando el encargo de tener en cuenta las profecías que se habían dado con respecto a su persona. No se nos dice cuáles eran estas profecías, pero sí leemos en 1 Timoteo 4:13-14 cómo recibió un don en particular mediante una palabra profética:
“En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos. Ejercita el don que recibiste mediante profecía, cuando los ancianos te impusieron las manos.”
Según Pablo, Timoteo estaba viendo el cumplimiento de esta profecía en su ministerio en aquel mismo momento. Pablo lo animó a que perseverara en él.
La comisión de Pablo a Timoteo era ordenar a los falsos maestros de Éfeso que dejaran sus inútiles discusiones. Él debía enseñar la Palabra y guiar a la gente hacia un amor más profundo por Dios, surgido de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera. Pablo recordó a Timoteo que siguiendo estas instrucciones sería capaz de pelear una buena batalla. Sin embargo, sólo podría pelear una buena batalla aferrándose a la fe y a una conciencia limpia (versículo 19). El problema en Éfeso era que a algunos se les había olvidado esto. Sus maestros no amaban a Dios con una fe sincera ni con una conciencia limpia; ellos habían naufragado en cuanto a su fe. Himeneo y Alejandro eran ejemplos de éstos; ahora eran blasfemos. No se nos dice cómo cayeron en este pecado.
Pablo le dijo a Timoteo que había entregado estos individuos a Satanás para que se les pudiese enseñar a no blasfemar. Estos individuos iban más allá de la enseñanza. Habían endurecido sus corazones y ya para entonces no importaba cuánto se les enseñara. Ellos debían ser entregados al enemigo. Satanás estaría muy feliz de atacarlos. Ellos fueron expulsados de la comunión de la iglesia, y les fue quitada la bendición de Dios. Separados de la iglesia y de las bendiciones de Dios, estos individuos tendrían que aprender la lección a las malas. Ellos verían de primera mano hasta dónde los llevaría este camino de rebeldía; serían zarandeados por Satanás. Dios permitiría que Satanás los tuviera por un tiempo. Al igual que Job, ellos serían despojados de todo lo que tenían. Durante un tiempo serían echados en las tinieblas. Dios retendría Su bendición y Su presencia de ellos para que por medio de esta disciplina ellos regresaran a Él y a Su amor.
Hay momentos en los que la gente al negarse a escuchar la verdad, debemos dejarlos que aprendan a las malas. Hay momentos en que debemos separarnos de ellos para que no afecten a perjudiquen a otros miembros del cuerpo. A veces estos creyentes rebeldes caen más hondo en el pecado y la rebeldía. Sin embargo, Pablo tiene la confianza que Dios no abandonará a Sus hijos rebeldes. Aunque por un tiempo estén en las manos de Satanás, aun así pueden ser purificados y restaurados una vez más en el amor de Dios.
Para meditar:
* ¿Aún tienes el entusiasmo de tu salvación? ¿Qué hace que lo perdamos?
* ¿Qué aliento te da el testimonio de salvación de Pablo?
* ¿Es posible conocer la verdad y darle la espalda? ¿Qué es pecar deliberadamente?
* ¿Qué significa ser entregado a Satanás? ¿Cuál es el propósito de ser entregado a Satanás?
Para orar:
* Agradécele al Señor que haya ablandado tu corazón y te haya permitido ver la verdad.
* Pídele al Señor que te ayude a permanecer vi-viendo en obediencia. Pídele que te perdone por las veces en que, conociendo la verdad, desobedeciste.
* Agradécele al Señor que Él sea capaz de guardar a todos los que confían en Él.
* Agradécele al Señor que sea capaz de quebrantar al más duro pecador y revelarle a Cristo.
* ¿Conoces a algún creyente que esté andando en rebeldía hoy? Pídele al Señor que lo purifique y lo restaure en Su amor.
14 – SE BUSCA: HOMBRES QUE OREN
Lee 1 Timoteo 2:1-8
Después de instar a Timoteo que hablara a los que se estaban dedicando a discusiones inútiles en Éfeso, Pablo prosigue tratando otros asuntos prácticos. Aquí en la primera parte del capítulo 2, Pablo recuerda a Timoteo la importancia de llamar a hombres (y mujeres) a orar.
En el versículo 1 Pablo sostiene que deben hacerse plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos. Veremos con más detalle esta afirmación. Aunque es útil analizar las diferentes palabras que utiliza Pablo aquí, debemos tener cuidado de no hacer demasiada distinción entre ellas. El enfoque de Pablo no consiste tanto en enseñar sobre los diferentes tipos de oración como en que sencillamente la gente ore. Habiendo dicho esto, veamos brevemente las palabras que Pablo utiliza en este contexto.
Plegarias
Pablo nos lanza el desafío de llevar nuestras peticiones a Dios. La palabra “plegaria” se refiere a necesidades y deseos. Pablo nos está diciendo que debemos llevar al Señor nuestras necesidades y deseos. Cuán fácil nos resulta sentir la necesidad de tener el control de todo. A veces se ve como debilidad el hecho de pedir ayuda a alguien.
Pablo nos está diciendo aquí que debemos humillarnos hasta el punto de reconocer que necesitamos a Dios. Él nos llama a dirigirnos a Él con esas necesidades y deseos. En vez de tratar de hacer todo nosotros, podemos presentar a Dios nuestras peticiones y permitirle que nos guíe y provea.
Oraciones
La segunda palabra que Pablo utiliza es “oraciones”. La palabra griega que se usa aquí proviene de dos palabras. La primera es la palabra ‘hacia’, que implica un acercamiento. La segunda es la que denota ‘deseo’ o ‘voluntad’. Es decir, la oración tiene que ver con acercar-nos a Dios para expresar nuestros deseos y anhelos. Se trata del tipo de conversación que tendrían dos personas que están muy cerca una de la otra. Es un tiempo de hablar a Dios expresando los deseos y las cargas de nuestro corazón, lo cual es algo muy íntimo. No a todo el mundo le expresas tus más profundos deseos y anhelos. Orar es develar nuestro corazón con sus cargas, deleites y deseos a Dios, como alguien que nos ama y se preocupa intensamente por nosotros.
Súplicas
La próxima palabra que utilizó Pablo es “súplicas”, la cual implica llevar una petición a Dios. Puede referirse a una reunión en la que se sientan dos partidos a solucionar un asunto. Suplicar es llevar a Dios una causa y solucionar con Él sus detalles. No sólo incluye decir a Dios cuál es nuestra carga, sino también tiene que ver con escucharlo a Él y recibir Su sabiduría.
Acciones de gracias
La última palabra utilizada aquí es “acciones de gracias”. Esto está bien claro; significa sencillamente agradecer. Debemos hacer esto cuando las cosas van bien, pero también cuando se ponen difíciles. Implica alabar y adorar a Dios por quién es y por lo que ha hecho.
Fíjate en el versículo 1 que estas oraciones debían ser hechas por todos, lo cual incluye tanto a los que están cerca de nosotros como los que nos causan problemas y dificultades.
Pablo retó a Timoteo a hacer que los hombres oraran por los que estaban en autoridad por encima de ellos. Esto incluía a los que estaban en autoridad espiritual, pero también a los del gobierno. Pablo dijo a Timoteo en particular que debía orar por reyes y líderes políticos. Estos líderes necesitaban sabiduría y dirección de Dios para gobernar la tierra.
Específicamente Pablo pidió que se orara por las personas en autoridad para que los creyentes pudieran vivir en paz y tranquilidad, en devoción y santidad. Como creyentes, no siempre seremos aceptados. Hay países en los que es muy difícil ser creyente y vivir la vida cristiana, en los que los creyentes son perseguidos por su fe. Pablo nos pide que oremos para que los líderes den a nuestros hermanos paz y la capacidad de vivir con devoción y santidad. Este es el deseo de Dios para Su pueblo (versículo 3). Dios no se deleita en los que le hacen la vida difícil a Su pueblo. Es Su deseo que Su pueblo viva su fe en paz y santidad ante el mundo de manera que sus vidas constituyan un testimonio para todos.
Pablo recordó a Timoteo en el versículo 5 que hay sólo un Dios verdadero y un solo mediador entre Dios y los seres humanos. Un mediador es la persona que une a dos partidos. El único que puede unir a los seres huma-nos pecadores y a Dios es el Señor Jesús. Él se dio a Sí mismo en pago por nuestro pecado. Fíjate que Pablo dice que Cristo se dio en rescate por todas las personas. Aquí no se excluye a nadie. No hay nadie que pueda decir que Jesús no proveyó para su salvación.
Según el versículo 7, Pablo había sido llamado por Dios para alcanzar a los gentiles con el mensaje de la salvación. Estos gentiles estaban viviendo en tinieblas. Lo importante para nosotros es que nos demos cuenta aquí de que mientras estos gentiles estaban perdidos en pecado, había individuos en Éfeso que se estaban ocupando en discutir sobre leyendas y genealogías. Aquí hay un verdadero contraste. Pablo instó a los creyentes en Éfeso a que abrieran sus ojos a las necesidades que había a su alrededor. En el capítulo 1 había hecho un llamado a poner a un lado sus discusiones inútiles sobre asuntos sin importancia. Ahora hace un llamado a clamar a Dios por las almas de los líderes y por los hombres y mujeres de todas partes.
Notemos cómo Pablo llamó a los hombres en el versículo 8 a levantar manos santas sin iras ni contiendas. Ellos se habían ocupado tanto en discutir sobre esas leyendas y genealogías, que habían estado negando los detalles más importantes. En vez de estar debatiendo y dividirse en cuanto a estos asuntos sin sentido, Pablo retó a los creyentes a clamar a Dios para que se salvasen las almas y por los creyentes que estaban sufriendo, para que ellos recibieran las fuerzas y la sabiduría para perseverar.
Cuán fácil nos es quedar atrapados en cuestiones de poca importancia. Hay iglesias que se han dividido por asuntos de menor importancia; hay creyentes que se han negado a trabajar juntos debido a diferencias en cuanto a cuestiones teológicas de menor importancia, y mientras tanto, las personas perecen en su pecado. Otros están siendo perseguidos por su fe. Pablo estaba buscando hombres y mujeres que oraran. Él nos llama a tener el orden correcto en nuestras prioridades y a poner a un lado nuestras diferencias en cuanto a lo menos importan-te, con el propósito de orar y procurar la expansión de Su reino.
Para meditar:
* ¿Eres tentado a tratar de resolver tus problemas por tu cuenta sin llevarlos a Dios? Explica.
* Pablo nos llama a orar. ¿Tienes un tiempo específico para orar? ¿Por qué es importante hacerlo?
* Dentro de la oración, ¿cuál es el espacio para que escuchemos? ¿Cómo te ha guiado Dios en oración?
* ¿Qué tipo de asuntos de poca importancia se atraviesan en el camino de predicar el evangelio? ¿Cómo estos asuntos han impedido que la iglesia avance cómo debería?
Para orar:
* Pídele al Señor que abra tu corazón para ver aquellas cosas que te han distraído de las prioridades que Él tiene para tu vida.
* Dedica un momento para agradecer a Dios por quien Él es y por lo que ha estado haciendo en tu vida.
* Pídele a Dios que alcance a los líderes espirituales y políticos de tu comunidad. Pídele que se mueva en medio de ellos de tal manera que propicien en tu región una atmósfera donde los cristianos puedan vivir su fe en paz.
15 – UNA PALABRA A LAS MUJERES
Lee 1 Timoteo 2:9-15
En la primera parte de este capítulo Pablo habló a los hombres. Los alentó a ser hombres de oración. En la segunda parte del capítulo 2, dirige su atención a las mujeres. Él tiene una palabra especial para ellas también. Desglosemos lo que Pablo tiene que decir a las mujeres en este pasaje.
Que se vistan con modestia (versículos 9-10)
El apóstol comienza diciendo a las mujeres que se vistieran decorosamente, con modestia y recato (de manera apropiada y respetuosa). La tentación para las mujeres de aquella época era vestirse para llamar la atención. Fíjate que en el versículo 9 se dice que usaban peinados ostentosos y joyas de oro, perlas y vestidos costosos. Ellas querían que la gente supiera que tenían dinero y una posición social en la comunidad.
Pablo exhortó a las mujeres a que no quedaran atrapadas en este tipo de conducta, sino a que se vistieran con modestia. En nuestra cultura y sociedad, muy a menudo juzgamos a las personas por el tipo de ropa que usan o por cómo lucen. Nos sentimos importantes si lucimos bien y tenemos buena ropa. Pablo dice a las mujeres de Éfeso que la ropa y la apariencia no eran la medida del valor de una mujer. Pablo no les está diciendo que usaran harapos o que trataran de lucir mal. Sin embargo, sí les dice que no queden atrapadas en el concepto del mundo de la belleza y el valor. Dios no mide el valor de una persona por la apariencia externa.
Más allá de esta cuestión del valor estaba la tentación en cuanto a vestirse de manera que hicieran caer a los hombres o que sintieran lujuria por ellas. Pablo exhorta a las mujeres efesias a que se vistan decente y modesta-mente para que no fueran piedra de tropiezo para nadie.
En vez de enfocarse en su apariencia externa, Pablo las anima a adornarse de buenas obras (versículo 10). En otras palabras, en vez de preocuparse por lo que iban a usar y por lucir más hermosas por fuera, debían enfocar-se en hacer uso de sus dones espirituales para bendecir a otros. La belleza de la que habla Pablo es una belleza que brota del corazón. Tal vez hayas conocido mujeres así, llenas de compasión y amor, que sienten por los que sufren y acuden a ellos. En ocasiones pasan desapercibidas. Son hermosas, no porque vistan ropas extravagantes, sino porque están llenas de amor y de compasión. Su belleza va más allá de lo superficial. Esto es lo que Dios está buscando.
En silencio, con toda sujeción (versículos 11-14)
La segunda exhortación de Pablo a las mujeres de Éfeso fue que aprendieran con serenidad y sujeción. Debemos entender que este silencio no estaba reservado sólo para las mujeres. Pablo dijo a los tesalonicenses (hombres y mujeres) en 1 Ts. 4:11 (RVR60) que procuraran tener tranquilidad:
“Y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado.”
Mientras que Pablo espera que todos nosotros llevemos una vida tranquila, en este pasaje se refiere en particular a las mujeres de Éfeso. Fíjate que la serenidad y la sujeción de las que Pablo habla eran en parte en el contexto de la enseñanza pública. Pablo dijo a las mujeres de Éfeso que él no les permitía enseñar ni tener autoridad sobre el hombre (versículo 12). En cambio, las retó a que aprendieran en silencio.
Este pasaje ha sido objeto de mucho debate. Algunos ven que la enseñanza de Pablo se aplica sólo a Éfeso y a un problema en particular que existía en esa iglesia en aquel momento, y consideran que lo que Pablo dice aquí no es aplicable a la iglesia de nuestros tiempos. Sin embargo, este razonamiento tiene algunos problemas significativos.
Pablo explica en el pasaje que la razón por la que las mujeres no debían enseñar ni ejercer autoridad se debía a que Adán había sido creado primero, y luego Eva. En la cultura de aquellos tiempos el primogénito tenía que desempeñar un papel especial. Se esperaba que fuera el líder de su familia. A él le era dada la herencia del padre y debía ocuparse de ella. Pablo nos dice que Adán fue creado como el primogénito, y por lo tanto tenía ciertas responsabilidades y obligaciones ante Dios. Dios esperaba que él fuera el cabeza de familia. Ser el primogénito no significaba que el hombre fuera más importante; en todo caso, su papel era el de siervo. Él tenía la responsabilidad dada por Dios de cuidar de su familia y de ministrar sus necesidades.
El hecho que Pablo basara su enseñanza sobre la serenidad y la sumisión de las mujeres en esta ley de la primogenitura demuestra que sus instrucciones a Timoteo en cuanto a las mujeres no estaban relacionadas exclusivamente con los problemas de Éfeso, sino con un principio que se remontaba a la creación del hombre y la mujer en el huerto del Edén.
En el versículo 14 Pablo le dio a Timoteo otra razón de por qué las mujeres no debían enseñar ni ejercer autoridad sobre el hombre; le recordó que había sido Eva la que fue engañada por Satanás para que comiera el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Después de comer del fruto, se lo dio a Adán y él también comió. Las acciones de Eva introdujeron el pecado en el mundo. Parece que Pablo está diciendo que el pecado de Eva había tenido consecuencias.
Es importante que entendamos que la sumisión de Eva no era la consecuencia del pecado. Estar sujeta al liderazgo de Adán no era un castigo por haber cedido a la tentación de Satanás. Ya hemos visto que Adán fue el primogénito y, como tal, tenía un papel que desempeñar. El libro de Génesis nos dice que Eva fue creada para ser la “ayuda adecuada” para Adán (Génesis 2:20-22). Al ser ayuda idónea, tenía un papel diferente que desempeñar. La caída de Eva en pecado no cambió el plan de Dios para ella de vivir en sujeción a su esposo.
Parece que Pablo estaba diciendo aquí que el engaño de Eva por parte de Satanás y el hecho de ella haber hecho que Adán pecara trajeron consecuencias, no sólo para ella, sino para las generaciones siguientes. Todo hijo nacido de Eva en adelante sería culpable ante Dios. Ella tendría que vivir sabiendo que había abierto la puerta de la muerte de su relación con Dios y de la destrucción de este mundo por el pecado. Las guerras, el hambre, los abusos, la ruptura de matrimonios y de familias, los homicidios, las violaciones, la falta de honestidad, así como todas las demás acciones terribles que se han cometido en la historia de este mundo, son resultado de la entrada del pecado. Todo esto tuvo su origen en aquel día en el huerto del Edén en el cual Eva cedió a las acechanzas de Satanás y abrió la puerta al pecado. Aunque Adán también comió del fruto prohibido en el huerto, fue Eva la que sería reconocida como la que abrió la puerta de entrada al pecado.
A pesar de que hay diversas opiniones sobre la cuestión del papel de la mujer en la iglesia, debemos entender aquí que el argumento de Pablo no es cultural, sino teológico. Él nos remonta a la ley de la primogenitura, nos recuerda cómo entró el pecado al mundo por medio de Eva, y enseña que, según la doctrina de la creación, Dios dio diferentes roles al hombre y a la mujer.
Creo que debemos respetar lo que Pablo nos está enseñando aquí. Es cierto que hemos llegado demasiado lejos en ocasiones y hemos retraído a las mujeres en el ministerio. Casi siempre los hombres han dominado y controlado los ministerios, pero Pablo exhorta a las mujeres que ministren. Les dijo que su belleza interna se encontraría en su corazón de servicio. Ellas debían vestirse de buenas obras. Todo esto nos demuestra que debemos abrir la puerta para que las mujeres ministren de diferentes formas en nuestras iglesias. Sin embargo, al mismo tiempo debemos respetar lo que Pablo nos está enseñando aquí, que los hombres han de asumir en serio su rol como líderes. Deben hacerlo, no obstante, como siervos, permitiendo a las mujeres cumplir con las responsabilidades que Dios les ha dado dentro del cuerpo.
El enfoque de Pablo en este pasaje es el papel público del maestro/anciano. Nos recuerda que en el corazón de Dios está el deseo de ver a hombres cristianos asumir este papel de maestro y líder con seriedad. Esta posición no los pone por encima de las mujeres. Si acaso, los hace siervos de todo el cuerpo. La enseñanza clara de las Escrituras es que los líderes son siervos. Las mujeres han de respetar el papel de siervo/líder que Dios ha dado a los hombres. Por otra parte, los hombres debían ser fieles como siervos a las mujeres que había a su alrededor. Ellos debían velar por sus necesidades y ministrarles aun como Jesús ministró a Su cuerpo, la iglesia.
Se salvará siendo madre (versículo 15)
Pablo concluye este capítulo con un versículo bastante extraño. Le dijo a Timoteo que las mujeres se salvarían engendrando hijos si permanecían en fe, amor y santidad. Debemos examinar esto detalladamente.
Pablo dijo a Timoteo primeramente que las mujeres habrían de salvarse teniendo hijos. Debemos entender esto en el contexto de toda la Escritura. Pablo deja bien claro que no existe ninguna otra forma de ser salvo, sino por medio del Señor Jesús y de Su muerte en la cruz. Habiendo dicho esto, sería imposible que interpretáramos que este versículo significa que las mujeres se salvarán por tener hijos. Si éste fuera el caso, entonces las que no pueden tener hijos no podrían salvarse. Debemos interpretarlo de manera diferente.
Hay quienes ven en esto una referencia al nacimiento del Señor Jesús. En el contexto de este capítulo, Pablo nos ha estado recordando que Eva había abierto la puerta al pecado y al mal en el mundo. Sin embargo, este no era el fin. Aunque fue por medio de una mujer que el pecado entró al mundo, sería también por medio de otra mujer que Dios traería salvación. Eva trajo el pecado al mundo, pero María trajo a Jesucristo. La palabra “salvar” aquí puede significar ‘restaurar’ o ‘poner bien otra vez’. ¿Pudiera ser que Pablo nos esté diciendo que la vergüenza de haber sido quien abrió la puerta al pecado sería quitada cuando otra mujer fuera escogida por Dios para traer al mundo al Salvador? María quitó la vergüenza que trajo Eva al dar a luz al Señor Jesús, quien restauraría lo que se había perdido por el pecado.
Fíjate además en el versículo 15 que Pablo dijo a Timoteo que la mujer sería salvada o restaurada teniendo hijos si perseveraba en fe, amor y santidad. La verdadera prueba de la autenticidad de nuestra fe tiene que ver con la forma en que resiste la prueba del tiempo y de la tribulación. A todo lo largo de las Escrituras, Dios llama a hombres y mujeres a perseverar en su fe, amor y santidad (ver Hebreos 10:23, 36; Santiago 1:12; Apocalipsis 2:26). Lo genuino de la fe de una mujer se vería en la perseverancia de su fe, amor y vida santa.
Dios tiene un propósito para Su iglesia. Él ha llamado a hombres a que asuman el papel de siervos/líderes, y a mujeres, a que sean activas en su servicio y sus buenas obras. Nos recuerda que la vergüenza de Eva ahora ha sido quitada mediante el nacimiento del hijo de María, Jesucristo, quien vino a restaurar lo que se había perdido por la entrada del pecado al mundo.
Para meditar:
* ¿Alguna vez has juzgado la belleza por la apariencia externa? ¿Qué aprendemos en este pasa-je sobre la verdadera belleza?
* ¿Qué nos enseña Pablo sobre los hombres que son primogénitos? ¿Cuál es su responsabilidad como primogénitos?
* ¿Qué papel tiene la mujer en la iglesia hoy en día? ¿Hay alguna diferencia entre los roles del hombre y de la mujer en la iglesia?
* ¿Cómo fue quitada la vergüenza de Eva?
* ¿Cómo ha puesto freno la iglesia a las mujeres en el ministerio? ¿Cuál es el equilibrio que existe entre permitir a las mujeres un mayor ministerio y que los hombres asuman con seriedad su papel de liderazgo?
Para orar:
* Pídele al Señor que te ayude a mirar más allá de lo externo para ver a las personas como Él las ve.
* Pídele al Señor que te ayude a respetar y honrar a los que tienen autoridad en la iglesia.
* Pídele al Señor que te muestre claramente cuál es tu papel y cómo puedes ejercerlo en sujeción al liderazgo que Él ha establecido en la iglesia.
16 – LOS OBISPOS
Lee 1 Timoteo 3:1-7
Pablo se enfoca ahora en el liderazgo de la iglesia. Él habla a Timoteo en esta sección sobre los obispos y sus calificaciones.
Pablo comienza diciendo a Timoteo que si un hombre propone en su corazón ser obispo, desea una noble labor. La labor de supervisar la obra del reino de Dios es muy importante. Los que participan en este ministerio merecen un lugar de honor, deben ser respetados por el trabajo que realizan.
El ministerio de obispo no debía ser tomado a la ligera. No cualquiera podía ser obispo. Los obispos eran representantes de Dios, y como tal, debían vivir y constituir un ejemplo para el rebaño. Pablo expuso lo que consideraba que eran las calificaciones esenciales de todo obispo en la iglesia, las cuales examinaremos en esta sección.
Intachable (versículo 2)
La palabra “intachable” significa ser irreprensible. Una persona intachable es aquella cuya vida está en sintonía con Dios. No hay nada que se le pueda señalar, pero esto no significa que nunca peque. Cuando cae, sin embargo, enseguida arregla el asunto. No vive en pecado ni rebelión, sino confiesa y recibe el perdón de Dios.
Esposo de una sola mujer (versículo 2)
Pablo dijo a Timoteo que el obispo debía ser esposo de una sola mujer. Hay varias cosas que debemos decir sobre esto. En primer lugar, debemos entender que es el propósito de Dios que los hombres tengan una sola mujer. Es cierto que en el Antiguo Testamento con frecuencia los hombres tenían más de una esposa. Dios lo permitía, pero no era parte de su plan. Dios le dio a Adán sólo una esposa, y sí dio normas y regulaciones a los hombres que tenían más de una, pero lo hizo para proteger a las mujeres de cualquier abuso. Pablo deja claro que un obispo no debía tener más de una esposa.
Esta cuestión de ser esposo de una sola mujer puede llegar a ser algo muy difícil de entender. ¿Puede ser obispo un hombre que se haya vuelto a casar después de la muerte de su mujer? Aunque esté casado con una sola mujer, tuvo más de una esposa en su vida. ¿Y el que se haya vuelto a casar después de haberse divorciado? El divorcio está permitido en las Escrituras por infidelidad o cuando un cónyuge no creyente se separa. Imagínate que un obispo tenga una esposa que persista en serle infiel, a pesar de todos los esfuerzos que él haga por amarla. Si ella se divorcia de él y él se vuelve a casar, ¿aún está calificado para ser obispo? ¿Y el hombre que haya sido infiel a su esposa, pero confiese este asunto y esté ahora reconciliado, y que en su relación se haya restaurado la fidelidad a su esposa? ¿Y el hombre que haya llevado una vida inmoral antes de llegar a conocer al Señor Jesús? ¿Qué hacemos con el hombre que vive en una cultura donde se acepta que él tenga muchas esposas? ¿Se descalifica de tener una posición de liderazgo en la iglesia? Jesús nos dice que si un hombre mira a una mujer para codiciarla, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si un hombre ha adulterado con otra mujer en su corazón una vez, por haber cometido este acto de lujuria, ¿acaso toma otra esposa en su corazón? Para responder todas estas preguntas, necesitaríamos todo el espacio de otro libro. Entonces permítanme dar algunos principios.
En primer lugar, si empezamos a indagar sobre el pasado de cada uno, pudiera ser que ninguno tuviera las calificaciones para ejercer el liderazgo en la iglesia. El apóstol Pablo no se enorgullecía de su pasado. Además estaba Pedro, quien después de haber conocido al Señor Jesús, le negó tres veces. Una y otra vez en las Escrituras encontramos a líderes que se quedaron por debajo del estándar de Dios. Él decidió usar a Pablo y a Pedro como obispos a pesar de sus fracasos del pasado. Debemos tener cuidado al ahondar a profundidad en el pasado de nuestros líderes. Cuando Dios perdona, Él jamás va a sacarle en cara a Su pueblo lo que le haya perdonado. Su perdón es completo. Hasta Pablo, el peor perseguidor de la iglesia, fue perdonado y se le dio el oficio de obispo. Al escoger un obispo, debemos recordar que Cristo perdona nuestros pecados y errores pasados, y restaura plenamente nuestra comunión con Él. La pregunta que debemos hacernos es si una persona está viviendo o no en el presente en sintonía con Dios y Sus propósitos. ¿Ha sido perdonado por Dios y vive él en ese perdón?
En segundo lugar, al tomar decisiones en cuanto a los hombres que Dios quiere que estén en el liderazgo, es importante que también tengamos en cuenta lo que es bueno para el cuerpo. El apóstol Pablo enseña mucho sobre ser piedra de tropiezo a otro creyente en la iglesia (Romanos 14:15-21). Si se ha determinado que cierto hermano pudiera ser una “piedra de tropiezo” para otros en la iglesia, sería mejor no permitirle que sirva en este cargo. Imagínate a un hombre que llegue a conocer al Señor después de llevar un estilo de vida de pecado. Posiblemente haya unos cuantos creyentes en la comunidad y en la iglesia que tengan suficiente conocimiento de su anterior estilo de vida. Si esto genera un problema entre la iglesia y la comunidad, sería mejor que la iglesia dejara que pasara el tiempo y que este hombre estableciera una nueva relación de confianza con las personas de su iglesia y su comunidad antes de darle la oportunidad de servir.
Hay un detalle más que debemos analizar en este contexto. ¿Tiene el obispo que estar casado? Pablo nos dice que un obispo debía ser esposo de una sola mujer. ¿Y si no tiene esposa? ¿Puede ser obispo? Debemos entender que Pablo mismo no estaba casado. Él aconsejaba a los creyentes que si podían, no se casaran, para que pudieran dedicarse completamente a la obra del Señor (ver 1 Corintios 7). Si este es el caso, no debemos exigir que un obispo esté casado.
Moderado (versículo 2)
La palabra “moderado” o “sobrio” (RVR60) tiene que ver con el uso del alcohol. Ser moderado es abstenerse de él o moderar su uso. El obispo no debía ser borracho. Debía controlar su propio cuerpo, sus deseos y sus ansias. Lo que se aplica al alcohol es también aplicable a otros asuntos. El obispo debe ser moderado en todas las cosas. Hay mucho hábitos y adicciones que pueden controlar nuestras vidas. El obispo tiene que controlar sus deseos, ansias y apetitos.
Sensato (dominio propio) (versículo 2)
Muy relacionado con ser moderado está este asunto de la sensatez. La sensatez es un don del Espíritu Santo. Este don debe evidenciarse en la vida del obispo. La sensatez o dominio propio es la capacidad de disciplinar los pensamientos, actitudes y acciones de uno, de manera que se correspondan con el propósito y el plan de Dios. El líder sensato es capaz de refrenar su lengua cuando es necesario. Es capaz de disciplinarse para dedicar tiempo a la Palabra de Dios y a la oración. Es capaz de evitar ir a lugares o ver cosas que lo distraerían del propósito y plan de Dios en su vida. Se disciplina para vivir de manera piadosa y hacer lo que Dios demanda.
Respetable (versículo 2)
El obispo también ha de ser respetable, lo cual es vivir de tal manera que se gane el favor y el respeto de los que le rodean. Su forma de vivir es tal que la gente lo admira y lo ve como un ejemplo a seguir.
Hospitalario (versículo 2)
La palabra empleada para denotar hospitalidad se refiere a un amor por los desconocidos. El obispo no sólo ministra a quienes conoce y a los que tiene cerca de él, sino se extiende a los desconocidos. La hospitalidad también tiene que ver con la generosidad. El obispo ha de ser generoso. Él no está enfocado en sus propios intereses y amigos, sino ha de abrirse a toda persona sin importar su raza, posición social o apariencia. Él se dirige a otros que no conoce y muestra a todos amabilidad y generosidad.
Capaz de enseñar (versículo 2)
El obispo debe ser alguien que sea capaz de enseñar. Ésta era una de las principales funciones del obispo. Él debía enseñar a aquellos que estaban a su cargo los caminos y propósitos de Dios. Aquí la palabra “capaz” significa tener la habilidad o el don. Cuando alguien asumía el papel de obispo, lo hacía con el propósito de instruir y guiar al pueblo de Dios hacia la verdad. Pablo deja claro que los obispos tenían la responsabilidad de enseñar e instruir al pueblo de Dios en la verdad de Su Palabra.
Debe destacarse que existen varias formas de enseñanza. No toda enseñanza tiene lugar en el ambiente de una clase bíblica. Algunos de los maestros más eficaces son aquellos que viven su fe delante de las personas. Otros son capaces de brindar sabios consejos y guiar a las personas a la verdad de la Palabra de Dios. No todos los ancianos y obispos pueden pararse en un púlpito y predicar, pero todos deberían ser capaces de enseñar de palabra o con su ejemplo.
No debe ser borracho (versículo 3)
Ya nos hemos referido a este asunto con anterioridad. Un obispo debe ser alguien que controle sus deseos, pasiones y apetitos; debe tener dominio propio. Aquí en particular debía controlar su consumo de vino o de cualquier otra bebida alcohólica. Se prohibía que el obispo se emborrachara. El obispo debía ser controlado por el Espíritu de Dios, y no por el alcohol.
Amable y apacible (versículo 3)
El obispo no sólo debía controlarse en cuanto a la cantidad de vino o de otras sustancias que causaran adicción, sino además debía controlar sus emociones. Pablo le dijo a Timoteo que el obispo no debía ser violento. La idea aquí es que él no debía provocar peleas, sino ser amable, paciente y manso. Sería fácil para el obispo arremeter contra otros y airarse cuando éstos no lo escucharan. Algunos líderes tienden a ser exigentes y severos. Pablo le dijo a Timoteo que el obispo debía guiar a su gente con amabilidad y compasión. He conocido muchos cristianos a quienes los han herido líderes de la iglesia al no tratarlos con amabilidad ni respeto. Los motivos de estos líderes pueden haber sido los correctos, pero utilizaron los métodos equivocados. Pablo le dijo a Timoteo que el líder debía ser amable y amoroso con las personas de quienes era líder. El verdadero líder respetará al pueblo de Dios y tratará a las personas con dignidad y honra.
No debe ser pendenciero (versículo 3)
Ya hemos visto que el obispo no debía ser violento, sino amable y apacible. Pablo prosiguió diciendo que el líder no debía ser pendenciero. La persona pendenciera se enfoca en las diferencias, se deleita en encontrar faltas en otros y en demostrar que están en lo cierto. El líder debe procurar la paz. La Biblia Dios Habla Hoy utiliza la palabra “pacífico” en vez de “ni pendenciero”. La idea es que el obispo debe ser alguien que procure la armonía del cuerpo, lo cual no significa que el obispo deba permitir de todo en la iglesia. Hay doctrinas y prácticas que no tienen cabida en el cuerpo de Cristo. El obispo debe lidiar abiertamente con estas enseñanzas y prácticas falsas. Sin embargo, por otra parte el obispo debe tener suficiente humildad para aceptar que existen diferencias en cuanto a asuntos de menor importancia dentro del cuerpo de Cristo. Todos hemos conocido a obispos que esperan que todos en la iglesia crean exactamente de la misma forma que ellos. Ellos pelean y discuten sobre doctrinas y prácticas de menor importancia, obstaculizando así la obra de Dios en la iglesia. La enseñanza de Pablo aquí es que el obispo debe estar dispuesto a trabajar con estas diferencias en vez de ser pendenciero y discutidor. Debe buscar la paz y la armo-nía del cuerpo, pero a la vez debe reconocer que esta armonía no significa que todo el mundo tenga que estar de acuerdo con él en todo.
No debe ser amigo del dinero (versículo 3)
El obispo debe estar libre del amor al dinero. El dinero no debería ser su motivación para ministrar. Quizás hayas conocido a pastores que deciden servir en cierta iglesia sobre la base de la cantidad de dinero que ganen. Nuestra motivación debe ser el amor de Dios y Su llamado en nuestras vidas. El dinero nos puede cegar para que no veamos lo que Dios quiere que hagamos. El dinero ha hecho que muchos se desvíen del llamado de Dios. El obispo debe estar libre del amor al dinero y las posesiones para que pueda oír el llamado de Dios. Satanás tentó a Eva en el huerto del Edén ofreciéndole muchas cosas, tentó a Jesús ofreciéndole los reinos de este mundo si se postraba y le adoraba. Si el obispo ama al dinero y las riquezas, se convierte en un blanco para Satanás.
Debe gobernar bien su casa (versículo 4)
El obispo debe además demostrar su capacidad de guiar la iglesia por la forma en que gobierna su propia casa. Específicamente Pablo nos dice que debía velar que sus hijos le obedecieran y le mostraran el debido respeto, lo cual no significa que sus hijos debían ser perfectos. Sin embargo, el obispo debía asumir con seriedad su responsabilidad como padre. Sus habilidades de liderazgo debían ponerse de manifiesto en su familia, la cual debía respetarlo como líder, no porque él lo exigiera ni forzara la obediencia y el respeto en ellos, sino porque ellos vieran su ejemplo y lo respetaran por eso.
Si quieres saber qué tipo de líder va a ser un hombre, entonces observa lo que sucede en su hogar. ¿Acaso él es exigente e insensible con su esposa e hijos? ¿Qué hace cuando sus hijos se desvían de la verdad o caen en pecado? ¿Les demuestra amor incondicional y procura que ellos sean restaurados, o los rechaza? El líder cristiano debe demostrar el amor de Cristo en toda situación.
Como el hombre es en su hogar, así será en el liderazgo de la iglesia. ¿Ves lo que hace con sus propios hijos? ¿Acaso los domina y controla? ¿Permite que haya diferencias o exige que todo se haga a su manera? ¿Se interesa por el bienestar de su familia e hijos? ¿Se entristece cuando sus hijos se desvían del camino? ¿Los alcanza amorosamente y los trae de vuelta? Debemos hacernos estas preguntas si necesitamos entender qué tipo de obispo será cierto individuo. Lo que suceda en su hogar casi siempre se repetirá en su ministerio.
Hay otro aspecto de esto que debemos analizar. Pudiera ser que un obispo esté tan ocupado con su ministerio, que llegue a descuidar a su esposa e hijos. Debemos tener esto en cuenta también. Pablo deja claro que el obispo debe gobernar bien a su familia, lo cual significa que no puede dedicar todo su tiempo a la iglesia y desatender su casa; él debe tener un equilibrio entre la familia y el ministerio.
No debe ser un recién convertido (versículo 6)
Un obispo no debe ser recién convertido. Pablo le dijo a Timoteo que el obispo debía tener experiencia en el Señor, debía ser alguien que conociera la verdad y hubiese demostrado ser capaz de caminar con el Señor en verdad y fidelidad. Debe demostrar que puede sobre-llevar las luchas y dificultades que surgen por seguir al Señor.
La tentación específica que preocupa a Pablo aquí es la del orgullo. La humildad no es algo que surge automáticamente. Dar a alguien autoridad para que la ejerza cuando esa persona no es humilde es algo muy peligroso. Imagínate que pongamos a un chofer inexperto detrás del volante de un automóvil. Un automóvil puede ser muy peligroso en manos de alguien que no sabe manejar. Lo mismo sucede en cuanto a la autoridad espiritual; un obispo debe saber cómo ejercer la autoridad espiritual, debe ser capaz de ejercer su responsabilidad con humildad. El orgullo nos va a cegar en cuanto a las necesidades de otros, cerrará nuestros oídos a la voz de Dios, y al final nos destruirá y dañará la obra de Dios. Debemos estar seguros de que a quienes se le dé la autoridad de obispo sean capaces de cumplir esa responsabilidad. Recuerda que Satanás mismo cayó debido al orgullo. Pablo le recordó a Timoteo en el versículo 6 que el obispo que se volviera orgulloso caería bajo la misma condenación que Satanás. Este es un asunto serio.
De buena reputación (versículo 7)
El obispo debe ser alguien de quien se hable bien. Fíjate que esta reputación de la que se habla no es sólo dentro de la iglesia, sino entre los que están fuera de ella. El obispo representa al pueblo de Dios y la causa de Su reino en el mundo. Los que vean al obispo deberían ver el carácter de Cristo en él. Pablo deja claro que el diablo tenderá una trampa a los obispos (versículo 7); su deseo es acarrear desgracia a la obra del reino, y lo hará apuntando al liderazgo e intentando que los líderes caigan. ¿Cuántas veces el enemigo ha tenido éxito haciendo esto? Él ha tentado a líderes cristianos por medio del dinero, al alcohol y la inmoralidad sexual; ha hecho que caigan por el orgullo o por exacerbar sus inclinaciones carnales hacia la violencia y la ira. Muchos han caído en esta trampa, y cuando lo hacen, la obra de Dios es deshonrada ante la sociedad.
El que anhele el cargo de obispo desea una posición muy honorable. Sin embargo, él debe ser consciente de las responsabilidades que Dios pone en sus manos; él se convertirá en blanco del enemigo. Que Dios nos dé obispos que estén a la altura de su responsabilidad.
Para meditar:
* ¿Tiene el obispo que ser perfecto? ¿Cómo encontramos el equilibrio entre el perdón de los pecados pasados y nuestro caminar con Dios en el presente?
* ¿Por qué es tan importante que el obispo controle sus pasiones, deseos y emociones?
* ¿Qué motivos falsos podemos tener para ser obispos? ¿Puedes tener el deseo de ser obispo por la razón equivocada?
* ¿Cuán importante es la amabilidad y el respeto por las diferencias entre cristianos sinceros? ¿Qué sucede si el obispo no es amable ni respeta las opiniones de otros?
* ¿Qué aprendemos sobre los esfuerzos del enemigo por destruir a líderes espirituales y hacerlos caer?
Para orar:
* Dedica un momento para orar por los líderes de tu iglesia. Pídele a Dios que los proteja.
* Pídele al Señor que te dé una vida que constituya un testimonio para los no creyentes.
* Pídele al Señor que te dé la capacidad de controlar tus pasiones, deseos y apetitos.
* Dedica un momento para orar por la familia de tu líder espiritual. Pídele a Dios que los bendiga y los guarde. Pídele también que te dé el equilibrio de un obispo entre las responsabilidades del ministerio y de la familia.
17 – LOS DIÁCONOS
Lee 1 Timoteo 3:8-13
En la primera parte de este capítulo Pablo le explicó a Timoteo cuáles son las calificaciones de un obispo. Aquí en esta siguiente sección el apóstol centra su atención en la responsabilidad del diácono. En el Nuevo Testamento se hace una distinción entre el papel de un obispo y el de un diácono. Mientras que ambos roles son espirituales por naturaleza, el diácono actúa más en las cuestiones prácticas y cotidianas de la iglesia. El obispo ha de ser un maestro y guiar al pueblo en su andar espiritual. El obispo es conocido hoy en día como un pastor o anciano. Los diáconos asisten a los obispos en cuestiones prácticas para que puedan dedicarse más de a lleno a la batalla espiritual de la iglesia.
El diácono debe asumir su responsabilidad con mucha seriedad. Pablo habla claramente en este pasaje en cuanto a las calificaciones de los que deseen ser diáconos. Una vez más nos dedicaremos a analizar cada una de ellas.
Honorables (versículo 8)
Pablo dijo a Timoteo que los diáconos debían ser hombres dignos de respeto. El término “honorable” indica que estos hombres debían ser admirados por su carácter. Ellos eran honorables al tratar con los demás, eran honestos y sinceros. Pablo podía mirarlos y ver en ellos un ejemplo positivo a seguir. Antes de ser diáconos, estos hombres ya gozaban del respeto de la iglesia y la comunidad.
Sinceros (versículo 8)
Fíjate que en segundo lugar los diáconos debían ser sinceros. La Biblia de las Américas expresa la idea de sinceridad así: “de una sola palabra” (o sea, no de doble hablar). Este es el significado literal de la palabra en el idioma original. Cuando una persona es de doble hablar, dice una cosa a uno y otra, a otro, con la intención de engañar. Ser sincero es ser puro, limpio y transparente. Una persona sincera es la misma por fuera que por dentro. El diácono había de amar y servir a Dios de corazón.
No amigos del mucho vino (versículo 8)
La próxima característica del diácono era que no debía ser un bebedor empedernido. Pablo no prohíbe al diácono que beba vino, pero sí habla claramente sobre el abuso del vino. El diácono debía controlar sus apetitos; no debía deshonrar el ministerio al que había sido llamado siendo un borracho.
No amigos de las ganancias mal habidas (versículo 8)
Al igual que el obispo, el diácono no debía ser amante del dinero ni de las posesiones. Ya hemos visto que el diácono no debía ser controlado por el vino; tampoco debía ser controlado por el dinero ni las posesiones. Debía ser honesto en su trato con otros en la comunidad. Si era un hombre de negocios, debía haber demostrado su honestidad en los negocios. La gente debía saber que podían confiar en él.
Deben guardar las grandes verdades de la fe (versículo 9)
El diácono también debía probarse espiritualmente. Pablo nos dice en el versículo 9 que el diácono debía guardar la verdad de la fe con una conciencia limpia. Hay dos aspectos en esta afirmación. En primer lugar, el diácono debía guardar la verdad. La palabra “guardar” se utiliza para hablar de los votos matrimoniales. Guardar es apegarse a algo de manera que jamás lo abandonemos. El diácono debía apegarse a las verdades de la Palabra de Dios. Debía estar dispuesto a vivir y a morir por esas verdades. Nunca debía renunciar a esas verdades ni pervertirlas para que se avinieran a sus necesidades.
El segundo aspecto de este versículo es que el diácono debía guardar la verdad con una conciencia limpia. Guardar algo con una conciencia limpia no es sólo creer con la mente, sino también ponerlo en práctica en la vida real. Puedes creer algo y no vivirlo con una conciencia limpia. Pablo nos dice aquí que el diácono no sólo debe conocer la verdad, sino vivirla cada día; no debía tener nada de qué avergonzarse con respecto a su estilo de vida. Debía conocer la verdad, defenderla y vivirla cada día.
Que sean puestos a prueba (versículo 10)
El diácono debía ser probado antes de que se le diera el cargo. En otras palabras, él debía ser alguien que se hubiera probado en la vida real. No debemos apresurar-nos al escoger un diácono; él no debe ser un recién convertido, sino debe entender la verdad de la Palabra de Dios. Necesita tiempo, no sólo para probarse en la comunidad, sino en la iglesia. Su fe debe ser probada para saber si es genuina y sincera.
Sus esposas (versículo 11)
Pablo le dice a Timoteo en el versículo 11 que sus esposas deben ser dignas de respeto (RVA). Es importante destacar que la palabra utilizada para denotar ‘esposas’ es la misma que denota ‘mujeres’, lo cual ha llevado a algunos a decir que el versículo 11 se refiere a las mujeres que ejercen el papel de diaconisas. Otros escogen interpretar la palabra como ‘esposas’ y ven que Pablo se refiere a las esposas de los diáconos.
Al igual que el diácono, la mujer (esposa o diaconisa) debía ser digna de respeto. Debía ser un ejemplo para otras mujeres tanto en fe como en obras.
En segundo lugar, estas mujeres no debían ser calumniadoras. La palabra que denota “calumniadora” es la palabra ‘diabolo’ en griego; de aquí surge la palabra ‘diablo’. Los calumniadores son los que acusan y hablan falsedad de otra persona; usan palabras para herir y destruir. Pablo deja bien claro que estas mujeres debían controlar sus lenguas; no debían ser chismosas ni difamadoras.
Las mujeres debían ser moderadas y dignas de confianza en todo lo que hicieran. Ser moderado es tener dominio propio y no ser extremista; este término puede referirse al uso del alcohol o a cualquier otra práctica. Una mujer moderada no es dada a los extremos en lo que come, en lo que bebe, en cómo actúa o en cómo se viste, sino que es moderada y honorable en lo que hace. Además, debe ser digna de confianza, lo cual significa que su esposo puede fiarse de ella, así como todos los que se relacionan con ella todos los días. Ella es fiel a su esposo, a su familia y a su comunidad.
Esposo de una sola mujer (versículo 12)
Así como el obispo, el diácono debía tener sólo una esposa. Hemos hablado de esto en detalle en el capítulo anterior, así que no lo voy a repetir aquí. Esto no significa que un diácono debía estar casado, pero si lo estaba, debía estarlo sólo con una esposa. Para un mayor conocimiento de esto, remítete al capítulo 16 de este libro.
Gobernar bien a sus hijos (versículo 12)
Una vez más, al igual que el obispo, el diácono debía probarse en su propia familia. Esto significaba que no debía descuidar su hogar por atender el ministerio; a él debía dársele el tiempo necesario para ministrar a su familia. Además, debía vivir su fe en su propia casa y exhortar a sus hijos en los caminos de Dios. Esto no quiere decir que los hijos del diácono debían ser perfectos. Cada hijo tendría que dar cuentas a Dios por sí mismo. Lo importante aquí es que el diácono gobernara su hogar y criara a sus hijos en los caminos del Señor.
Pablo concluyó sus comentarios sobre las calificaciones de los diáconos recordando a Timoteo que aquellos que sirvieran bien, se ganarían un lugar excelente y mayor confianza en su fe; serían honrados por Dios y recompensados por su servicio fiel, y podrían presentarse ante Dios con gran seguridad, sin avergonzarse, habiendo vivido para Su gloria y honra.
Para meditar:
* ¿Te has ganado el respeto de los de tu comunidad? ¿Cómo te ven ellos?
* ¿Cuál es la diferencia entre guardar la verdad y vivirla en la vida real?
* ¿Qué papel juega la esposa en el ministerio de un obispo o diácono? ¿Cómo puede ella bendecir o destruir ese ministerio?
* Dedica un momento para examinar tu vida según las características que hemos debatido en este capítulo. ¿Dónde se encuentran tus debilidades?
Para orar:
* Pídele al Señor que te dé una vida espiritual probada y demostrada.
* Pídele a Dios que examine tu corazón y te revele si hay alguna falta de sinceridad en ti.
* Dedica un momento para orar por tu propia familia. Pídele a Dios que acerque cada miembro a Él.
* Ora por las familias de los líderes de la iglesia. Pídele a Dios que los proteja y los mantenga fieles a Él.
* Pídele a Dios que dé aliento a los diáconos de tu iglesia. Ora con el propósito que ellos sean siervos fieles del cuerpo de Cristo.
18 – EL MISTERIO DE LA PIEDAD
Lee 1 Timoteo 3:14-16
Pablo animó a Timoteo a enseñar a los que estaban bajo su cuidado. Pablo deseaba ver pronto a Timoteo (ver-sículo 14), pero le da instrucciones, de manera que si se retrasaba, él entendiera bien cómo debían conducirse los creyentes.
Debe destacarse que aunque Timoteo estaba ejerciendo la responsabilidad de maestro-pastor, él no estaba exento de ser enseñado, sino que aceptó con disposición las instrucciones de Pablo. Esto debe caracterizar a todo pastor o maestro. Puede que seamos maestros de la Palabra de Dios, pero debemos estar dispuestos a recibir instrucción. Timoteo tuvo la humildad necesaria para escuchar a Pablo y sus instrucciones. Debemos ser conscientes de que la instrucción no siempre vendrá de alguien que sea más maduro. Dios puede usar a cual-quiera en tu congregación para enseñarte. Puede usar a tus hijos, y hasta a un no creyente, para desafiarte en el camino de la piedad. Lo importante es que estemos preparados y dispuestos a escuchar.
A medida que comenzamos esta nueva sección, vemos que Pablo tiene algunas verdades importantes que enseñarnos sobre la iglesia como cuerpo de Cristo (versículo 15). Dediquemos un momento a desmenuzar este versículo y a analizar la enseñanza de Pablo.
La casa de Dios
Pablo se refiere a la iglesia en este versículo como “la casa de Dios”. Los miembros de esa casa pertenecen a la misma familia o han sido adoptados en ella. Ellos tienen el mismo padre y están unidos por lazos sanguíneos, comparten responsabilidades en esa casa y trabajan juntos para protegerse y preocuparse unos por otros. Esto es lo que debe ser la iglesia: una familia. Los que son parte de la iglesia tienen al Señor Dios como su Padre, están bajo Su autoridad y han de honrarlo y respetarlo como la cabeza. Como hijos del mismo Padre, debemos preocuparnos unos por otros, como lo haríamos por los miembros de nuestra propia familia.
La iglesia del Dios viviente
Pablo también habla de la iglesia como la “iglesia del Dios viviente”. Es importante que entendamos que Dios es un Dios vivo. Él vive y está activo en la actualidad. Muchas iglesias adoran a un Dios que estaba vivo en el tiempo de Abraham y de Pablo, pero no ven que vive y está activo hoy en día. Dios no es una doctrina o idea; no es una tradición o concepto; Él es un Ser viviente. Su poder no ha disminuido con el tiempo. Él vive hoy tanto como en la época de Pablo, y por eso, debemos esperar grandes cosas de Dios. Debemos regocijarnos porque Él vive en medio nuestro. La iglesia como cuerpo de Cristo es poderosa y maravillosa porque Dios está viviendo dentro de ella.
La columna y el fundamento de la verdad
Pablo recuerda a Timoteo en el versículo 15 que la iglesia es el fundamento y el sostén de la verdad. Un fundamento es aquello sobre lo que se construye una casa; una columna sostiene la casa. Pablo nos está diciendo que la iglesia tiene dos obligaciones. En primer lugar, debe ser el fundamento de la verdad; en otras palabras, debe ser edificada sobre la verdad de Dios contenida en las Escrituras. En segundo lugar, como columna, debe sostener y apoyar esa verdad. La iglesia está afirmada sobre la verdad de la Palabra de Dios, y predica y sostiene esa verdad ante el mundo.
El misterio de la piedad
Pablo continúa en el versículo 16 con lo que él denomina el misterio de la piedad. Desde la caída de la humanidad en pecado y su separación de Dios, uno de los mayores misterios de la vida es cómo los seres humanos pueden estar bien con Dios de nuevo. ¿Cómo pueden reconciliarse con Dios seres que son pecadores? En el Antiguo Testamento se ofrecían innumerables sacrificios, pero los seres humanos aún no estaban bien con Dios. La respuesta a este misterio fue revelada sólo cuando vino el Señor Jesús. Él fue el camino mediante el cual los seres humanos pudieron ser reconciliados con Dios. Fíjate que Pablo nos habla del Señor Jesús como el misterio de la piedad.
Él se manifestó como hombre (en la carne)
El castigo de nuestro pecado era la muerte. Debía hacerse un sacrificio para que fuese posible el perdón. La justicia exigía que el pecado fuera castigado en la carne. El Señor Jesús vino a esta tierra como hombre en un cuerpo humano, vivió entre nosotros y se identificó con nosotros.
Vindicado por el Espíritu
La palabra “vindicar” en griego significa ‘justificar’ o ‘ser hecho justo’. Jesús fue acusado de haber hecho mal, aunque era inocente. Lo clavaron a una cruz como un criminal ordinario. Él fue levantado para que todos lo vieran. Murió y fue puesto en la tumba. Resucitó de los muertos en el poder del Espíritu; fue vindicado por el Espíritu. Su resurrección de los muertos demostró que Su sacrificio había sido aceptable a Dios.
Visto por los ángeles
No sólo el Espíritu de Dios “vindicó” a nuestro Señor Jesús, sino que además Él fue visto por los ángeles. El hecho es que los ángeles podían ver siempre al Señor, así como pueden vernos a nosotros. Sin embargo, en este caso los ángeles vieron a Jesús con el propósito de ministrarle. Ellos vinieron a ministrarle en Su sufrimiento. Cuando Jesús ascendió al cielo, estos ángeles se postraron para adorarle y venerarle como el fiel Cordero de Dios, quien trajo salvación a Su pueblo.
Proclamado entre las naciones
Jesús vino a traer salvación. Llevó una vida perfecta y trajo salvación por medio de Su muerte en lugar nuestro en la cruz del Calvario. Cuando iba a regresar a Su Padre, comisionó a Sus discípulos a que compartieran el mensaje de Su salvación con todo el mundo. Aquellos discípulos predicaron de la salvación de Cristo. Gentes de toda nación están escuchando de la esperanza que brinda Jesús y de la maravillosa salvación que Él ofrece.
Creído en el mundo
No sólo se predicó del Señor Jesús en el mundo, sino que mediante el poder del Espíritu Santo, muchos han llegado a creer en Su nombre. Por todo el mundo hombres, mujeres y niños están aceptándolo como su Señor y Salvador; le están rindiendo sus vidas y están siendo añadidos a la casa de Dios.
Recibido en la gloria
Cristo, el misterio de la piedad, fue recibido en la gloria. Él vivió y murió en esta tierra por nuestros pecados. Resucitó para estar con Su Padre; allí en la presencia del Padre Él fue glorificado. Ahora vive en el cielo con Su Padre como el Señor de señores y Rey de reyes. Él es el gobernador soberano del universo. Por cuanto venció al pecado y a la tumba, nosotros también podemos tener esperanza.
Este mensaje de la obra misteriosa del Señor Jesús por los pecadores nos brinda confianza y una esperanza asombrosa. Debido a Su maravillosa obra, podemos experimentar el perdón por el pecado y extender nuestra mirada hacia la morada eterna en la presencia de nuestro Padre celestial.
Para meditar:
* ¿Tienes un espíritu receptivo?
* Pablo describe a la iglesia como la casa de Dios. ¿Qué tipo de relaciones deben existir en una casa? ¿Es tu iglesia un ejemplo de amor?
* Pablo dice de la iglesia que es “la iglesia del Dios viviente”. ¿Vive Dios en tu iglesia? ¿Está Dios vivo para ti personalmente? ¿Cómo se evidencia?
* La iglesia es el fundamento y la columna de la verdad. ¿Qué significa esto? ¿Cómo somos nosotros el fundamento y las columnas de la ver-dad?
* ¿Cuál es el misterio de la piedad? ¿Cómo Cristo nos abre la puerta para que vivamos en la presencia del Padre? ¿Cómo es Él nuestra esperanza?
Para orar:
* Agradécele al Señor que haya decido usarnos para alcanzar al mundo.
* Dedica un momento para agradecer al Señor por el hecho que te haya puesto en una familia maravillosa. Pídele que te ayude a ministrar a tus hermanos en la fe.
* Agradécele al Señor por haber dado solución al problema de nuestro pecado, y porque ya el misterio de cómo vivir como personas piadosas en la presencia del Padre ha sido solucionado en la persona y la obra de Cristo.
* Pídele al Señor que prepare y capacite a tu iglesia para ser fundamento y columna de la verdad.
19 – LOS ESPÍRITUS ENGAÑADORES
Lee 1 Timoteo 4:1-6
En la sección siguiente de esta epístola, Pablo habla a Timoteo sobre las enseñanzas falsas; le exhorta que apunte a las enseñanzas falsas que se estaban propagando en Éfeso para que los que ministraban junto a él estuvieran avisados de las artimañas del diablo. A partir de esto entendemos que una de las artimañas del diablo es distorsionar o adulterar la verdad.
Pablo comienza recordando a Timoteo en el versículo 1 que el Espíritu había revelado claramente que en los últimos tiempos habría gente que abandonaría su fe. Ésto también fue lo que el Señor Jesús enseñó claramente. En Mateo 24:5 leemos: “Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos”. Jesús también dice en Mateo 24:23-25:
“Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo crean. Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. Fíjense que se lo he dicho a ustedes de antemano.”
A medida que se acerque el fin, podemos estar seguros de que aumentarán las enseñanzas falsas. Pablo le dijo a Timoteo que muchos abandonarían su fe en ese tiempo. Dios va a usar esto para separar a los que verdaderamente le pertenecen de los que eran sólo creyentes nominales. Estas enseñanzas falsas vendrán acompañadas de grandes milagros y señales. La gente verá estas poderosas demostraciones y serán engaña-dos. Es cierto que en las Escrituras las señales a menudo confirmaban la verdad, pero no todas las señales milagrosas provienen de Dios.
Fíjate en la fuente de poder y la enseñanza falsa del versículo 1. Pablo deja claro que estas enseñanzas falsas y señales provienen de espíritus engañadores y demonios. Estos demonios estaban usando a hombres y mujeres para difundir sus doctrinas y prácticas falsas. En el versículo 2 Pablo le dice a Timoteo cómo eran estos falsos maestros. Es importante que examinemos lo que Pablo nos dice en este pasaje para que nosotros también podamos reconocer los que no estén predicando la verdad.
Hipócritas
Los falsos maestros eran hipócritas y, como tal, estaban dispuestos a engañar a las personas. Eran expertos en ocultar la verdad en cuanto a ellos. A Satanás le encanta usar a los hipócritas. Él es el señor de las mentiras y del engaño. Él necesita individuos que estén dispuestos a seguir su juego. Estos maestros falsos no parecían ser falsos; parecían buenos cristianos. Pablo le dice a Timoteo que no se dejara engañar por la apariencia y las acciones de ellos porque debajo de esa máscara exterior había una herramienta de Satanás.
Embusteros
Fíjate en segundo lugar que estos individuos son engañadores (versículo 2). Satanás no puede usar a alguien que sea veraz; él obra en las mentiras; él es el padre de mentira (Juan 8:44). Si él ha de propagar sus enseñanzas falsas, necesitará a alguien que esté dispuesto a mentir y a distorsionar la verdad.
Una conciencia cauterizada (RVR60)
Los falsos maestros además tienen una conciencia “encallecida” (NVI). Cauterizar es quemar un objeto con calor intenso, lo cual hace que se endurezca. La idea parece ser que estos falsos maestros habían rechazado tantas veces lo que sus conciencias les estaban diciendo, que ya éstas no les inquietaban cuando hacían algo malo. Cuando marcas un animal, la marca se le imprime quemándole la piel. La marca deja una cicatriz permanente e identifica el animal con su dueño. La conciencia de estos falsos maestros había sido marcada por el diablo para identificarlos como suyos.
Fíjate en las doctrinas de estos falsos maestros. Primero, prohibían a la gente casarse. No se nos dice aquí por qué prohibían el matrimonio. Lo importante aquí es la palabra “prohibir”. Ellos controlan y manipulan; esperan de otros toda clase de cosas que ellos mismos no pueden cumplir. El apóstol Pablo exhortaba a las personas que no se casaran, pero también enseñó que no todos eran capaces de permanecer solteros. Esto falsos maestros, inspirados por demonios, prohibían el matrimonio, lo cual obviamente debe haber provocado en muchos verdadera frustración.
La segunda cosa que estos falsos maestros exigían era que sus seguidores se abstuvieran de ciertos alimentos. Una vez más debemos darnos cuenta de que el Antiguo Testamento sí tenía leyes en cuanto a los alimentos. Dios tenía un patrón con el que Su pueblo debía cumplir; sin embargo, estos falsos maestros fueron más allá. Ordenaban que sus seguidores se abstuvieran aun de la comida que Dios había creado para que la comieran con acción de gracias. El resultado de esto fue que lo que Dios había creado como algo bueno, ellos ahora lo estaban despreciando. Lo que Él creó debía ser comido con acción de gracias, y no rechazado.
Pablo le dijo a Timoteo que todo lo que Dios había creado era bueno. En el Nuevo Testamento nada debía ser rechazado si se recibía con un corazón agradecido. De hecho, aquellas cosas que una vez habían sido consideradas impuras, ahora estaban consagradas por la Palabra de Dios. En otras palabras, las leyes del Antiguo Testamento en cuanto a la comida ya no se aplicaban a los creyentes del Nuevo Testamento. Pablo lo deja claro en Romanos 14:20 cuando dice:
“No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todo alimento es puro; lo malo es hacer tropezar a otros por lo que uno come.”
Fíjate que Pablo enseñó que todo alimento era puro. Pablo le está diciendo a Timoteo que la Palabra de Dios ahora declaraba que todo alimento era puro y que podía ser ingerido consagrándolo en oración. A medida que encomendamos nuestra comida a Él con acción de gracias y alabanza, Dios acepta nuestro agradecimiento. Él bendice esos alimentos para nosotros y para que los comamos, sin importar qué alimento pueda ser.
Los falsos maestros estaban alentando a las personas a desechar lo que Dios había creado. Fíjate que había elementos de verdad en lo que ellos estaban diciendo. Pablo exhortaba a las personas a que no se casaran, pero reconocía que esto no era para todos. Los falsos profetas prohibían que cualquier persona se casara. En el Antiguo Testamento se ordenaba que los creyentes se abstuvieran de comer ciertos alimentos, pero estos falsos profetas fueron más allá y mandaban a las personas a abstenerse aun de los alimentos que Dios había considerado buenos. Ellos distorsionaban la verdad; manipulaban y controlaban a las personas; su enfoque no estaba en Cristo, sino en la ley y en lo externo.
De igual forma estos falsos maestros llevaban a la gente a creer que el poder milagroso que ellos tenían era de Dios. Ellos tomaban elementos de las Escrituras y los distorsionaban para que se ajustaran a sus necesidades. Ellos no estaban enseñando inmoralidad; no estaban negando abiertamente al Señor Jesús. Sin embargo, sí estaban promoviendo una fe legalista alejada de Cristo. Eran manipuladores y controladores. Pablo alegaba que detrás de estos hombres se escondían inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas.
¿Pudieran estar entre nosotros hoy en día estos falsos maestros? ¿Pudieran estar ellos procurando atraer la atención hacia ellos mismos y alejándola de Cristo? ¿Pudiera ser que ellos predicaran e hicieran grandes señales y milagros con el poder de Satanás? ¡Cuán cuidadosos debemos ser! Dios nos ha dado Su Palabra como guía. Debemos tener cuidado con los que la pervierten y distorsionan para que se corresponda con sus necesidades.
En el versículo 6 Pablo desafió a Timoteo a que señalara estas cosas para advertir al pueblo de Dios. Timoteo había sido criado en la verdad de la fe y había recibido la buena enseñanza. Ahora estaba siendo desafiado a detectar a cualquiera que no estuviese permaneciendo firmemente en esa verdad. El enemigo estaba buscando cualquier oportunidad para confundir al pueblo de Dios y desviarlo. Cuánto necesitamos en nuestros días de hombres y mujeres con gran discernimiento, que reconozcan estas mentiras y permanezcan firmes en contra de ellas.
Para meditar:
* ¿Qué nos dice Pablo que sucederá en los últimos tiempos?
* ¿Qué nos enseña este pasaje sobre el engaño del enemigo?
* ¿Por qué es importante escuchar la voz de nuestra conciencia?
* ¿Cuáles nos dice Pablo que son las características de los falsos maestros?
* ¿Es la manipulación y el control algo que proviene del Señor? ¿Cómo obra el Espíritu de Dios?
Para orar:
* Pídele al Señor que te dé un mayor deseo por la verdad.
* Ora por un mayor discernimiento, para que no seas engañado por el enemigo.
* Ora para que Dios exponga a los falsos maestros que haya a tu alrededor.
20 – CAPACITACIÓN PARA SER PIADOSO
Lee 1 Timoteo 4:7-16
Pablo habla en este pasaje como consejero espiritual o asesor de Timoteo, su hijo en el Señor. Ahora reta a Timoteo, como su padre espiritual, a que se entrene en la piedad. Fíjate que ser piadoso es algo para lo que debemos recibir entrenamiento. La palabra empleada aquí es la misma que se usa para hablar de un atleta que se entrena en un deporte, lo cual requiere de disciplina y esfuerzo. Llegar a ser una persona piadosa requerirá de mucho trabajo y esfuerzo. En este pasaje Pablo aconseja a Timoteo en cuanto a cómo entrenarse para la piedad.
Rechaza las leyendas y mitos profanos
Pablo comienza en el versículo 7 diciéndole a Timoteo que no tuviera nada que ver con las fábulas profanas y de viejas (RVR60). No se nos dice en qué consistían estos mitos, pero Pablo dice que son profanos. Obvia-mente estos mitos eran invenciones de la imaginación humana; no estaban basados en la verdad de la Palabra de Dios. Aun en nuestros días prevalecen muchos de estos mitos. Quizás hayas conocido a individuos que enseñan que Dios es un Dios de tanto amor, que jamás castigaría a nadie en el infierno. Tal vez hayas conocido a esos que creen el mito que si tienen una buena vida, Dios se verá obligado a recibirlos en Su reino. En el mundo existe todo tipo de ideas sobre Dios, pero no todas ellas se basan en la enseñanza de la Palabra de Dios. Hay mitos profanos. De igual forma, “las fábulas de viejas” (RVR60) que Pablo menciona eran supersticiones basadas en la cultura, pero no en la verdad de la Palabra de Dios.
Pablo deja bien claro a Timoteo que debía alejarse de todos estos mitos y leyendas. Si había de ser el hombre que Dios quería que fuese, debía ser sobre la base de la clara verdad de la Palabra de Dios. Él no debía distraerse con las ideas de seres humanos. Si quería ser piadoso, necesitaría separarse de las enseñanzas falsas y profanas que estaban plagando a su comunidad. La Palabra de Dios debía ser la base y el fundamento de su vida de piedad. Él no debía distraerse ni con las filosofías de los maestros más bienintencionados. Todo lo que necesitaba para la vida y la piedad lo encontraría en la Palabra de Dios.
Pablo le recordó a Timoteo en el versículo 8 que aunque el ejercicio físico tenía cierto valor, ejercitarse para la piedad tenía aún más valor. El ejercicio corporal le sería provechoso para esta vida, pero la piedad tenía además valor para la vida venidera.
A medida que Timoteo se ejercitara para ser piadoso, debía discernir la verdad absoluta de la Palabra de Dios. No debía tener nada que ver con mitos ni ideas humanas, sino basar todo lo que hacía en la enseñanza clara e inspirada de la Palabra de Dios.
Pon tu esperanza en el Dios viviente (versículo 10)
El segundo principio que Pablo le dio a Timoteo fue que pusiera su confianza en el Dios vivo y Salvador de todos los hombres (versículo 10). Pablo menciona dos cosas sobre Dios en este versículo. Primero, que es el Dios viviente. Como Dios, Él es todopoderoso y soberano. Como el Dios viviente, sabemos que aún es tan poderoso y soberano como siempre lo ha sido. Vemos ejemplos de Su poderosa obra en el pasado, pero Él jamás ha cambiado; Él es el mismo Dios hoy.
Pablo también le dijo a Timoteo que este Dios es el Salvador de todos los hombres, sobre todo para los que creen. Esto vincula a Dios con Su pueblo. Como Salvador, Dios está interesado en las necesidades de Su creación. Él se acerca a ellos para darles poder, protección y preparación. Aquellos que lo han aceptado como su Salvador conocen profundamente Su poder y capacitación; han experimentado Su provisión, protección, orientación y fortaleza.
Si queremos entrenarnos en la piedad, debemos comen-zar por poner nuestra esperanza en el Dios viviente, nuestro Salvador. Dios se deleita en ser el Salvador de todos lo que confíen el Él. Sólo a partir de este punto podemos progresar en la piedad. Jamás podríamos llegar a ser piadosos por nuestros propios esfuerzos; necesitamos la obra capacitadora de un Dios viviente que acabe con el pecado y nos purifique. La confianza y certeza de Timoteo debía estar en Dios y no en su propia capacidad.
Ser un ejemplo (versículo 12)
Pablo entendía que Timoteo tenía un problema en Éfeso por ser joven. Algunos lo menospreciaban por ser muy joven. Pablo le dijo a Timoteo que pusiera a un lado sus temores y que llegara a ser un ejemplo para todos. Hay algunos comentarios que quisiera hacer en cuanto a esta afirmación de Pablo.
En primer lugar, Timoteo no debía permitir que nadie lo menospreciara. En otras palabras, no debía permitir que lo que la gente pensaba de él influyera en sus acciones. Cuán fácil nos resulta ser influenciados por las personas. El nivel de nuestra espiritualidad casi siempre está determinado por la cultura espiritual en la que vivimos. Nos contentamos con hacer lo que otros esperan de nosotros. A veces lo que nuestros hermanos esperan de nosotros no es lo que Dios espera de nosotros. Los que sí permanecen espiritualmente son malinterpretados. A veces la gente los ve como quienes buscan atraer la atención hacia su persona. Se les considera radicales. Pablo le estaba diciendo a Timoteo que no debía dejar que lo que otros pensaban influenciara en su ejercicio de la piedad. Timoteo debía comprometerse a ser ejemplo en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. Si deseas ejercitarte en la piedad, tendrás que sobreponerte a lo que otros piensan o esperan. Tendrás que estar dispuesto a separarte de la multitud y a ser diferente, y tendrás que colocar el deseo del corazón de Dios para tu vida antes que las expectativas de los que te rodean.
En segundo lugar, deberíamos entender que podemos obstaculizarnos nosotros mismos en la piedad. Imagínate a Timoteo escuchando a la gente de su congregación. Imagínatelo diciendo: “Ellos están en lo cierto. Yo soy joven e inexperto. ¿Qué puedo hacer?”. Pablo le dijo a Timoteo que a pesar de su juventud, él debía ser un ejemplo para todos. Esto requeriría de fe y de confianza en Dios. Si había de ser ejemplo de piedad, debía creer que Dios su Salvador lo protegería, lo guardaría y lo fortalecería para que pudiese ser ese ejemplo. Si quieres prepararte para ser piadoso, tendrás que estar dispuesto a abandonar tus zonas de comodidad. Tendrás que confiar que Dios hará que hagas lo que no concibes que puedas hacer. Tendrás que poner a un lado todas tus inseguridades y confiar en Dios para que te capacite para llegar a ser todo lo que Él quiere que seas.
Dedícate a la lectura pública (versículo 13)
En el versículo 13 Pablo le dijo a Timoteo que en este entrenamiento de la piedad, él debía dedicarse a la lectura pública de las Escrituras, a enseñar y a animar a los hermanos. ¿Dónde tenía lugar esta lectura y enseñanza? Cuando los creyentes se reunían. En otras palabras, Timoteo debía ser parte de una confraternidad en la que se honraran las Escrituras y donde se predicara y enseñara fielmente la Palabra. La piedad no se recibe en aislamiento, sino en comunión con el pueblo de Dios junto a la Palabra de Dios.
Ejercita el don (versículo 14)
En el versículo 14 Pablo le dice a Timoteo que en este entrenamiento de piedad él no debía descuidar su don (RVR60). Este don específico le había sido dado median-te un mensaje profético. No se nos revela cuál era ese don; sin embargo, lo que sí es importante es que Dios espera de nosotros que no sólo aprendamos y estudiemos Su Palabra, sino además que usemos nuestros dones para Su gloria. Pablo le está diciendo a Timoteo que el estudio de la Palabra de Dios, aunque es muy importante, no es suficiente. Debemos ejercitar nuestros músculos espirituales. La piedad no consiste sólo en conocer la verdad, sino en poner en práctica esa verdad también. El apóstol Santiago lo define así en Santiago 1:27:
“La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.”
Imagínate a un atleta estudiando el manual de reglas, pero que jamás participe en el juego. Muchas personas dedican su tiempo a estudiar la Biblia, pero nunca ponen en práctica realmente lo que están aprendiendo en su estudio. Si deseas crecer en la piedad, tendrás que participar en el juego. Dios espera que seamos fieles en nuestro servicio. Nuestros dones espirituales no son sólo para la preparación de otros, sino además constituyen los medios por los cuales Dios nos entrena en la piedad.
Pablo retó a Timoteo a ser diligente en estos asuntos; él debía dedicarse a ellos por entero. Pablo le prometió que si era diligente en las cosas que le había enseñado aquí, la gente iba a ver su progreso (versículo 15). Al cuidar su vida y doctrina, y al perseverar en esta enseñanza, no sólo se salvaría Timoteo, sino además salvaría a quienes lo oyeran.
Cuando Pablo habla aquí de que Timoteo se salvaría, está hablando de juicio. Como pastor, Timoteo tenía una obligación para con Dios. La salvación de Timoteo estaba asegurada, pero él aún tendría que dar cuentas a Dios de su vida y de sus acciones. Por medio de su ejemplo y enseñanza, Timoteo rescataría a muchos del pecado y de la rebelión.
Como creyentes, podemos perdernos las maravillosas bendiciones de Dios al no ejercitarnos para ser piadosos y al no alcanzar el máximo de nuestro potencial en Cristo. Un día estaremos parados frente al Señor y daremos cuenta de nuestras vidas. Hay mucho que perder si no nos entrenamos para ser piadosos.
Para meditar:
* ¿Es posible ser piadoso sin disciplina ni esfuerzo arduo?
* ¿Cuál es la relación entre nuestra disciplina para ser piadosos y la obra de Cristo en nosotros para hacernos piadosos?
* ¿Qué necesitas hacer para ser más piadoso?
* ¿Cómo pueden las palabras y actitudes de otros obstaculizarnos en nuestro ejercicio de la piedad? ¿Has sido de aliento para que otros lleven una vida piadosa? ¿Alguna vez has sido desalentado por otros?
* ¿Qué papel juega la comunión con otros en torno a la Palabra de Dios en nuestro entrenamiento para la piedad?
* ¿Cuán importante es que usemos los dones espirituales que Dios nos ha dado? ¿Cómo ha usa-do Dios tus dones espirituales para ayudarte a crecer en la piedad?
Para orar:
* Pídele al Señor que te dé la disciplina necesaria para crecer en la piedad.
* Pídele al Señor que te hable claramente sobre las cosas que entorpecen tu entrenamiento para la piedad.
* Dedica un momento para comprometerte de nuevo a vivir en santidad.
21 – LAS VIUDAS
Lee 1 Timoteo 5:1-16
En la primera parte del capítulo 5, Pablo le da a Timoteo algunas instrucciones en cuanto a lidiar con el problema de las viudas en la iglesia. Sin embargo, antes de referirse a este asunto detalladamente, Pablo tiene algunos comentarios generales que hacer sobre las relaciones interpersonales en el cuerpo de Cristo.
Pablo comienza diciéndole a Timoteo que no reprendiera con dureza al anciano; más bien le exhorta a que lo aconseje como a un padre. Pablo no le está diciendo a Timoteo que no debía exhortar a un anciano si éste estaba equivocado. Debía hacerlo, aunque respetando su mayoría de edad. Timoteo debía lidiar con los ancianos con humildad, dándose cuenta de que habían experimentado mucho en la vida; debía mostrar a los ancianos todo el honor y respeto que merecía su edad.
Las mujeres ancianas debían ser tratadas de igual forma debido a su edad. Debía dárseles un lugar de honor en la iglesia. Timoteo no debía reprenderlas a la ligera. Estas mujeres ancianas debían ser tratadas como un hijo amoroso trata a su madre en su ancianidad.
En cuanto a los jóvenes, debía tratárseles como herma-nos. Un hermano ayuda, anima, apoya y protege. Un hermano escucha y permanece a nuestro lado en toda situación. Existe un vínculo entre hermanos que no se rompe fácilmente.
Las mujeres jóvenes debían ser tratadas como hermanas. ¿A quién se le ocurriría maltratar a su propia hermana? A nuestras hermanas las protegemos, las defendemos; no las deshonramos, y tomamos muy en serio si alguien lo hace.
Después de haber dado estas instrucciones generales en cuanto a nuestras relaciones en el cuerpo de Cristo, Pablo habla más en específico en cuanto a las viudas. El asunto de las viudas en la iglesia primitiva era muy importante. Era frecuente que hubiesen mujeres que no tuvieran quien se ocupara de ellas ni de su familia. Lo que pudieran darles sus familiares era casi siempre su única fuente de ingresos. En un mundo en el que los hombres trabajaban y las mujeres permanecían en casa, estas viudas muchas veces pasaban grandes necesidades, sobre todo si tenían hijos pequeños que cuidar y alimentar.
La iglesia de Éfeso había reconocido las necesidades de las viudas y hacía todo lo posible por apoyarlas, y Pablo alentó a la iglesia a seguir haciéndolo. Es importante que nos demos cuenta de que la tarea de la iglesia no consiste sólo en predicar el evangelio, sino además en ministrar las necesidades prácticas del cuerpo. Jesús mostró un profundo interés por los pobres y los que padecían necesidad, y espera que Sus seguidores sigan Su ejemplo.
En el recordatorio de esta sección Pablo le da a Timoteo algunas pautas para que la iglesia las siga en su ministerio a las viudas.
Si una viuda tiene hijos (versículo 4)
Pablo comienza diciendo a Timoteo que si una viuda tenía hijos o nietos, entonces éstos eran los encargados de cuidar de su madre o abuela. Ellos debían recordar los años de cuidado que ella les había dedicado como hijos y honrarla en su necesidad cuidando de ella. Se suponía que estos hijos tuvieran suficiente edad para hacer algo por la necesidad de su madre. Dios esperaba que los hijos se ocuparan de sus padres cuando éstos estuvieran pasando necesidades. Si una viuda tenía hijos que pudieran ocuparse de ella, entonces la iglesia no debía asumir esa responsabilidad.
Dos tipos de viudas (versículos 5-6)
No todas las viudas son iguales. Algunas eran mujeres que estaban poniendo su confianza en Dios, mientras que otras estaban muertas en cuanto a las cosas del Señor. Pablo parece estar comunicando a Timoteo que la iglesia necesitaba examinar a cada viuda para saber por dónde iba en el ámbito espiritual. ¿Acaso vivía para el placer y las cosas de este mundo, o ponía su confianza en Dios y vivía para Él? La iglesia no debía asumir la carga del cuidado de aquellas que no querían tener nada que ver con el Señor, y que sólo gastarían los recursos que se les dieran llevando un estilo de vida pecaminoso.
Pablo le pidió a Timoteo que recordara a los efesios cuáles eran los peligros de vivir para los placeres de este mundo (versículo 7). Él debía instruirlos en esto para que no cayeran en la trampa. En cambio, ellos debían clamar a Dios y seguir Sus propósitos.
Una palabra para la familia (versículo 8)
Pablo añade una palabra para las familias de las viudas. Les dijo que si no proveían para las necesidades de sus familiares, y sobre todo las de su familia más cercana, entonces estaban negando su fe; estaban viviendo en desobediencia a la Palabra de Dios y eran peores que un incrédulo. Hasta los incrédulos entienden la necesidad de cuidar de su familia y proveer para ella. La iglesia debía lidiar con los creyentes que no se ocuparan de sus familias. Estas familias estaban viviendo en rebeldía contra Dios y necesitaban ser disciplinadas.
Las viudas mayores de sesenta años (versículo 9)
Pablo instruyó a Timoteo en el versículo 9 que ninguna viuda menor de sesenta años debía ser puesta en la lista de ayuda, a menos que demostrara ciertas cualidades en su vida. Primero, debía haber sido fiel a su esposo; además, debía reconocérsele por sus buenas obras, bondad y compasión; también, debía haber cuidado a sus hijos fielmente; debía haber mostrado hospitalidad y haber lavado los pies de los santos. Es decir, debía tener una actitud humilde y de servicio. La viuda debía ser alguien que hubiese socorrido a los necesitados a su alrededor. Las viudas mayores de sesenta sólo califica-rían para ser ayudadas por la iglesia si demostraban estas cualidades.
Las viudas más jóvenes (versículo 11)
Si una viuda era menor de sesenta años, no debía ser puesta en la lista de ayuda por parte de la iglesia. Pablo le dijo a Timoteo que la razón de esto era que sus deseos podían vencerlas y que ellas podían llegar a querer casarse. Fíjate cómo Pablo le dijo a Timoteo que, si estas viudas se casaban, estaban desplazando su dedicación al Señor, y acarrearían juicio sobre ellas al quebrantar su compromiso de máxima prioridad. ¿Qué quiere decir Pablo con esta declaración?
Pablo no nos está diciendo que volver a casarse esté mal. Él lo deja bien claro en Romanos 7:2-3, donde dice que una mujer cuyo esposo ha muerto está libre para volverse a casar:
“Por ejemplo, la casada está ligada por ley a su esposo sólo mientras éste vive; pero si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo. Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo vive, se le considera adúltera. Pero si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro hombre.”
Lo que necesitamos entender aquí es que las mujeres que estaban siendo mantenidas por la iglesia también servían en ella en diferentes funciones: ministraban haciendo buenas obras a favor de la iglesia. Es por esta razón que Pablo insiste en que estas viudas tuvieran una buena reputación en su comunidad. Pablo exigía que estas viudas demostraran ciertas cualidades antes de recibir apoyo de parte de la iglesia porque ellas iban a ser sus representantes en la comunidad. Este pasaje aparece en el contexto de la exposición de Pablo sobre las calificaciones o requisitos de los obispos y diáconos. Pablo habla sobre las viudas porque al igual que los obispos, los diáconos y los ancianos, las viudas también tenían una muy importante responsabilidad de servicio que cumplir en la iglesia de su época.
Pablo nos dice que las viudas al servicio de la iglesia que querían volver a casarse se estaban desviando de su compromiso con este servicio específico del Señor en la iglesia. Ellas se habían comprometido con este ministerio, pero ahora estaban siendo tentadas a abandonarlo debido a sus propios deseos físicos. Pablo no está en contra de que las viudas se volvieran a casar. Sin embargo, en este contexto él estaba buscando viudas que pudieran comprometerse con Cristo permaneciendo sin casarse y sirviendo al Señor a tiempo completo.
Por esta razón Pablo le dijo a Timoteo que sólo las viudas mayores de sesenta años debían hacer este compromiso y participar en este trabajo remunerado a tiempo completo de la iglesia. Las mujeres más jóvenes no debían prometer lo que no pudieran cumplir. Sería mejor que se casaran, que hacer un voto de servicio al Señor y luego no cumplirlo.
Hay una segunda razón por la cual Pablo creía que era mejor que la mujer más joven se casara. Todas ellas tenían todas las fuerzas de su juventud. La tentación para estas mujeres jóvenes sería estar yendo de casa en casa, ociosas, en chismes y entremetimientos. Recuerda que en este contexto cultural las mujeres no tenían la libertad de trabajar como los hombres. Sin trabajo y sin esposo, ellas serían tentadas a estar ociosas, lo cual traería todo tipo de problemas a la iglesia y a la comunidad.
Pablo aconsejó a las viudas jóvenes que se volvieran a casar, que tuvieran una familia y que se dedicaran a cuidar de ella para no dar al enemigo la oportunidad de tentarlas. El ocio puede ser una puerta abierta en nuestras vidas para el enemigo.
En el versículo 15 Pablo le dijo a Timoteo que algunas de estas viudas ya habían abandonado su compromiso con el Señor, habían caído en la tentación del enemigo. Pablo exhortó a los creyentes que tuvieran alguna viuda en su familia que se ocuparan de ella, para que así la iglesia no tuviera que cargar con esa responsabilidad.
Para meditar:
* ¿Por qué Pablo asigna todas estas calificaciones a las viudas que eran apoyadas por la iglesia? ¿Acaso significa que no debamos apoyar a los no creyentes en sus necesidades prácticas? ¿De qué tipo de viudas está hablando Pablo en este pasaje?
* ¿Qué aprendemos sobre la necesidad de la iglesia en cuanto a ministrar de manera práctica en la comunidad?
* ¿Cuán importante es que nos ocupemos de nuestras propias familias? ¿Lo has estado haciendo?
* ¿Cuál es el peligro de estar ocioso?
* ¿Qué aprendemos sobre la importancia de cumplir nuestros votos al Señor?
* ¿Eres viuda o viudo? ¿Has estado aprovechando tu tiempo? ¿Cómo te desafía este pasaje?
orar:
* Pídele al Señor que te muestre las necesidades de tu propia familia.
* Pídele a Dios que abra tus ojos a las necesidades de tu comunidad.
* ¿Hay viudas en tu iglesia? Dedica un momento para orar por ellas. Pídele a Dios que te muestre cómo tú puedes ministrarlas.
* ¿Eres viuda o viudo? Pídele al Señor que te muestre cómo puedes emplear tu tiempo para servirle más.
22 – LOS ANCIANOS
Lee 1 Timoteo 5:17-25
En la siguiente sección de la epístola a Timoteo, el apóstol Pablo dedica un espacio para hablarle de los ancianos en la iglesia. Su deseo era que la iglesia respetara y honrara a los ancianos como hombres de Dios. Pablo tenía varias instrucciones que dar a Timoteo con respecto a ellos, y le encarga a que se las comunicara a los que él estaba enseñando.
Un anciano es digno de doble honor
Pablo comienza recordándole a Timoteo que el anciano que dirigía bien los asuntos de la iglesia era digno de doble honor. Según Pablo, esto se aplicaba sobre todo a quienes participaban en el ministerio de enseñanza y predicación.
¿Qué quiere decir Pablo con “doble honor”? El versículo 18 nos da la respuesta. En el versículo 18 Pablo recordó a Timoteo la ley del Antiguo Testamento sobre el buey que trillaba el grano. Esta era la forma en que el grano se separaba de los gajos. En Deuteronomio 25:4 la ley estipulaba claramente que cuando se empleaba un buey para trillar el grano, se le permitía comer todo lo que quisiera mientras trabajaba. Al buey no se le debía poner bozal ni se le debía impedir que comiera el grano que pisoteaba. Pablo le dijo a Timoteo que el obrero era digno de su salario. Honrar al anciano tiene que ver con proveerle del sustento necesario. Al anciano debía pagársele para que pudiera dedicarse al ministerio de la enseñanza y la predicación.
Lo que es de particular interés es que Pablo mismo no procuraba un salario. Él escogió trabajar para ganar el dinero que necesitaba para predicar y enseñar, pero Pablo no está diciendo que todos debían hacer lo mismo. Sin embargo, deja bien claro que los que ministraban en la enseñanza y predicación merecían que se les pagara por sus servicios. Mientras que ciertos maestros o predicadores podían decidir seguir el ejemplo de Pablo, la iglesia debía estar dispuesta a pagar a sus líderes espirituales; debía honrar a sus líderes proveyendo para sus necesidades.
Notemos que Pablo dice que el anciano merecía doble honor. Pablo no está diciendo a la iglesia que al anciano se le debía pagar el doble de lo que se le pagaba al resto de la iglesia. Sin embargo, sí está diciendo que su ministerio era de tremenda importancia porque estos individuos se interesaban por sus almas. Ellos debían ser honrados y cuidados de manera especial por la importancia de su ministerio.
Serví hace algunos años en una iglesia que siempre había tenido pastores misioneros. En una ocasión un creyente nacional, que había sido entrenado en una escuela bíblica, sintió el llamado de Dios de regresar a su pueblo natal para servir como pastor. La iglesia se negó a contribuir en algo para su salario diciendo que su motivación era dudosa porque él quería que se le pagara para ser pastor. Finalmente el hombre se mudó de aquel lugar y fue entrenado en otra ocupación para poder ganarse la vida. Debemos admitir que hay individuos en el servicio del Señor que están detrás del dinero. Sin embargo, Pablo deja bien claro que el ministerio de la Palabra merece más ayuda financiera que cualquier otro trabajo. Al honrar nuestro liderazgo espiritual de esta forma, también estamos honrando a Dios.
Acusaciones en contra de un anciano (versículo 19)
Los líderes no son perfectos. Pueden cometer errores y caer en pecado como cualquier otra persona. Hay momentos en los que el anciano será llamado a rendir cuentas por sus acciones ante el pueblo de Dios. Pablo deja claro que las acusaciones en contra de un anciano eran algo serio.
Cualquier acusación contra un anciano debía ser probada antes de planteársela. Se requería de dos o tres testigos que confirmaran los hechos. Si lo que se hablaba en contra de un anciano era falso, eso podía destruir su ministerio. Los que propagaran una mentira debían ser llamados a contar. Es muy fácil acusar y hablar en contra del liderazgo de una iglesia; esto puede tener consecuencias devastadoras. Aunque debemos tener cuidado de no permitir que el pecado permanezca en la iglesia, debemos confirmar los detalles que tengamos en contra de un anciano antes de destruir su ministerio y reputación. Debemos honrar a los ancianos en nuestra iglesia no levantando una acusación en su contra a la ligera y sin pensar. Podemos ser culpables de destruir la reputación de un anciano al chismear y criticar cosas de poca importancia. El liderazgo de nuestras iglesias merece respeto. Debemos tener cuidado de no obstaculizar su ministerio con lo que decimos de ellos.
En el versículo 20 Pablo instruye a Timoteo sobre qué hacer cuando las acusaciones en contra de un anciano eran verdaderas. El anciano que pecara debía ser reprendido en público. La reprensión pública de un anciano dejaba claro cuál era la posición de la iglesia al respecto. Esto sería un testimonio para toda la iglesia y para la comunidad; recordaría a otros ancianos que tenían la responsabilidad de honrar a Dios con sus acciones, lo cual también sería un testimonio para la comunidad. La comunidad vería cuál era la posición de la iglesia al respecto. La iglesia no debía encubrir el pecado de un anciano, sino debía exponerlo y lidiar con él abiertamente. Sin embargo, recuerda que este anciano aún merecía honor. Esto significa que al disciplinarlo, aún debía ser tratado con respeto, dignidad y amor. Pablo también enseñó a Timoteo que debía tener cuidado de guardar estas instrucciones sin parcialidad. La iglesia no debía mostrar favoritismo. Todo anciano debía ser disciplinado cuando fuera necesario.
No te apresures en imponerle las manos a nadie (ver-sículo 22)
Pablo continúa diciendo que la iglesia no debía apresurarse en imponer las manos (versículo 22). Imponer las manos tenía como propósito designar a alguien para el puesto de anciano en la iglesia. Lo que parece que Pablo le está diciendo a Timoteo es que él no debía apresurarse al designar ancianos. Era importante que estos hombres se hubieran probado. Podemos poner a personas en puestos que no deberían ocupar. Debemos dedicar tiempo para seleccionar los ancianos, para asegurarnos de que sean los que Dios escogió para la iglesia.
En esta sección final del capítulo 5 Pablo tiene algunos consejos que dar a Timoteo como su hijo en el Señor. En el versículo 22 Pablo reta a Timoteo a mantenerse puro no participando en los pecados de otros. Timoteo debía enfocar su atención en el Señor y servirle de todo corazón. A pesar de lo que los demás estuvieran haciendo, él debía mantenerse puro y hacer lo correcto. Muchas veces, cuando vemos a otros fallando en su fe, sentimos que nosotros también podemos bajar nuestros estándares. Medimos nuestra fe y espiritualidad comparándolas con otros creyentes sin compararla con la Palabra de Dios.
El versículo 23 nos dice que Timoteo se enfermaba con frecuencia. Es interesante notar que Timoteo no era sanado de su enfermedad. Es muy probable que Pablo ya hubiese orado por él, pero Timoteo aún estaba enfermo. El consejo de Pablo a Timoteo fue que bebiera un poco de vino para su enfermedad. El vino era medicina para Timoteo. Pablo le estaba diciendo que tomara ese vino como medicina; esto es algo significativo.
Pablo había visto a Dios sanar a personas sin medicina. No había duda en su mente de que Dios podía sanar. Al mismo tiempo él estaba consciente de que había otras ocasiones en que Dios permitía que “una espina en el cuerpo” mantuviera a los creyentes humildes y confiando en Él. Pablo no estaba en contra del uso de la medicina; más bien alentó a Timoteo a que tomara algunas de manera regular y le sugirió que tal vez esa era la manera que Dios había escogido para aliviarlo.
Pablo concluye recordando a Timoteo que los pecados de algunos hombres eran evidentes (versículo 24). Estos pecados, por cuanto eran evidentes, se lidiaba con ellos de manera inmediata. Otros pecados no eran tan evidentes; eran cometidos en secreto, sin que la gente lo notara. Estos pecados serían juzgados cuando cada individuo estuviera delante de Dios.
El mismo principio se aplica a las buenas obras. Algunas de ellas son evidentes; todos las ven. Sin embargo, las obras de otros están ocultas, pues son hechas en secreto, desconocidas por los que están a su alrededor. Así como nuestros pecados un día serán descubiertos, nuestras obras también lo serán. Nos pararemos delante de Dios y recibiremos la recompensa por el servicio fiel. Dios no desconoce nuestro pecado ni nuestras buenas obras; es por eso que debemos ser fieles. El día de la recompensa vendrá, y todo será expuesto.
Para meditar:
* ¿Los ancianos o líderes espirituales de tu iglesia reciben el respeto que merecen? Explica.
* ¿Cuán importante es el papel del líder espiritual en la iglesia y la comunidad?
* ¿Qué nos enseña Pablo en esta sección sobre exponer un cargo en contra de un anciano?
* ¿Qué aprendemos sobre la perspectiva de Pablo en cuanto a la sanidad? ¿Qué papel tiene la medicina en los propósitos de sanidad de Dios?
* ¿Qué nos enseña este pasaje sobre las recompensas y los juicios?
Para orar:
* Dedica un momento para orar por tus líderes espirituales. Pídele a Dios que los proteja de los ataques del enemigo.
* Pídele a Dios que le dé a tu iglesia un mayor res-peto por sus líderes. Pídele que ayude a tu iglesia a respaldar a sus líderes espirituales.
* Pídele a Dios que capacite a tus líderes espirituales para ministrar eficazmente, como Dios quiere que ministren.
* Pídele a Dios que exponga cualquier pecado que haya en tu vida para que puedas lidiar con él/ellos de inmediato.
23 – LOS ESCLAVOS
Lee 1 Timoteo 6:1-2
Pablo concluye su primera carta a Timoteo con una serie de comentarios sobre diferentes temas y comienza con algunas enseñanzas importantes para los esclavos cristianos. Estas enseñanzas que da Pablo tienen también para nosotros en la actualidad aplicaciones muy prácticas.
Es muy importante que nos demos cuenta de que, aunque Pablo habla a los esclavos, no significa que él promueva la esclavitud. Él deja bien claro en 1 Timoteo 1:9-10 que el tráfico de esclavos iba en contra de la voluntad y el propósito de Dios:
“Tengamos en cuenta que la ley no se ha instituido para los justos sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres, para los asesinos, para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso. En fin, la ley es para todo lo que está en contra de la sana doctrina”. (Énfasis añadido)
Mientras que no era el propósito de Dios que la gente estuviese esclavizada, la esclavitud ya era una práctica bien extendida en la cultura de aquellos tiempos. Lo que Pablo trata en este capítulo tiene que ver con cómo debían vivir aquellos que ya eran esclavos. Su situación no era ideal ni era la perfecta voluntad de Dios, pero ellos ya eran esclavos y no podían librarse de su sometimiento. ¿Qué debían hacer ellos como creyentes? ¿Cómo debían vivir en la situación en que se encontraban? Éstas eran preguntas a las que Pablo quería referirse.
Pablo comienza enseñando a los esclavos cristianos a que consideraran a sus amos dignos de todo respeto. Ellos debían hacerlo para que el nombre del Señor no fuese difamado. Imagínate que un cristiano decidiera escaparse de su amo y establecerse por su propia cuenta debido a que la esclavitud no era el plan perfecto ni el propósito de Dios. ¿Qué tipo de testimonio sería éste? Su amo no estaría complacido con él. Su reputación en la sociedad sería manchada por no haber sido fiel a su amo. Sería visto como alguien que había abandonado sus responsabilidades, y esto no sería un buen testimonio para el Señor. Quienes lo conocían por ser cristiano difamarían el nombre del Señor debido a sus acciones.
Es importante que notemos que no todos los amos eran amables y compasivos. Algunos de ellos eran severos y crueles. Pablo no hace distinción entre los amos severos y los buenos. Tanto los buenos como los malos amos debían ser considerados dignos de respeto. No era por sus acciones que eran considerados dignos, sino por su posición.
Pablo enseña que los cristianos deben respetar a los que están en autoridad sobre ellos. Esto se aplicaba a los esclavos, pero también a los del gobierno (ver Romanos 13:1-2). Aunque nuestros líderes, amos o jefes sean crueles o amables, debemos ser obreros y ciudadanos fieles; lo hacemos por nuestro testimonio y porque representamos el nombre del Señor.
El esclavo debía respetar a su amo trabajando ardua-mente y siendo fiel. Debía vivir de tal manera que su amo pudiera confiar plenamente en él. José fue vendido como esclavo en Egipto. Como siervo en la casa de Potifar, trabajó tan esforzadamente que su amo depositó en él toda su confianza. En Génesis 39:4 leemos:
“José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes.”
José se ganó el favor de su amo. Más adelante, cuando fue acusado falsamente y echado a la cárcel, José demostró una vez más ser fiel. Se ganó el favor del guardia de la cárcel, quien llegó a confiar tanto en él que lo puso a cargo de ella.
“El cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía. Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.” (Génesis 39:22-23)
Hubiera sido tan fácil para José amargarse. Él pudo haber renunciado a trabajar por creer que no merecía ser esclavo ni prisionero. Pudo haberse rebelado y haber protestado, pero no lo hizo. En cambio, escogió honrar a su amo y hacer todo lo que podía por él. Le sirvió de todo corazón, honró a Dios y bendijo a los que lo maldijeron. Dios lo recompensó por eso.
Lo mismo sucedió a David cuando fue perseguido por Saúl, quien procuró matarlo en diversas ocasiones. David se negó a hablar en contra de Saúl. Lo respetó como rey y como el ungido del Señor. Aunque tuvo la oportunidad de matar a Saúl, se negó a levantar su mano contra él. En todo esto David honró al Señor y al rey.
Jeremías, hablando en nombre del Señor a los que habían sido exiliados a Babilonia, dijo:
“Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad.” (Jeremías 29:7)
Date cuenta que Jeremías exhortó a su pueblo a buscar la prosperidad de los pueblos enemigos donde ellos estaban esclavizados. Ellos debían hacer todo lo que pudieran para traer prosperidad a la ciudad de sus enemigos. Debían sembrar sus cosechas y recogerlas; debían ser ciudadanos modelos en territorio enemigo.
¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros en la actualidad? Quizás estés casado(a) con una persona no creyente o tengas un matrimonio difícil. El reto es honrar a tu cónyuge y procurar bendecirlo(a). Tal vez te encuentres en una situación laboral que no te agrade. ¿Acaso tu jefe es injusto? El reto para ti es ser el mejor empleado que puedas ser. Quizás hayas sido acusado falsamente, al igual que José, pero debes bendecir a los que te hayan perseguido. Jamás debemos pelear la batalla en territorio de Satanás. A él le encantaría vernos amargados por lo que nos ha sucedido. Jamás derrotaremos a Satanás haciendo uso de sus tácticas. En lugar de la ira, debemos escoger el amor y el perdón. En lugar de atacar verbalmente a otros y de procurar vengarnos, debemos bendecir y honrar.
Este es el reto que Pablo lanza a los esclavos de su época. Él se daba cuenta de que algunos estaban viviendo en situaciones bien difíciles, pero aun así los exhortaba a considerarlas como oportunidades para honrar al Señor. ¿Cuál es tu prueba? ¿Estás honrando al Señor en ella? No importa por qué estemos en esta situación. Tal vez te encuentres en ella, al igual que José, porque alguien te acusó falsamente. Esto no debe preocuparte. Lo que sí debe preocuparte es vivir de tal manera que Dios reciba la mayor gloria que le puedas dar en tu vida por medio de esta situación.
Pablo habla a los esclavos sobre un segundo asunto en este pasaje. Había algunos de ellos cuyos amos eran creyentes. Posiblemente hasta haya habido algunos esclavos que adoraran al Señor junto a sus amos, pero en Cristo todos eran hermanos. La tentación para los esclavos era que se aprovecharan de esta situación. Ellos sentían que se les debía tratar de manera diferente ahora porque ellos también eran cristianos. Pablo dijo a estos esclavos que no debían tratar de sacar ventaja de sus amos creyentes. Debían servirles aún más fielmente ahora porque los amaban, no sólo como amos, sino como compañeros creyentes.
Una vez más debemos estar claros de que Pablo no está promoviendo la esclavitud. Para algunos de estos esclavos este era su único medio de supervivencia. Ellos servían a su amo, y su amo cuidaba de ellos y proveía para sus necesidades. El amo creyente debía hacer todo lo que pudiera para proveer para sus esclavos.
En la vida hay situaciones que no son ideales. Vivimos como creyentes en un mundo imperfecto. En ocasiones nos encontramos en situaciones difíciles. La injusticia, la falsedad y la crueldad abundan en esta tierra pecaminosa. Estas cosas no constituyen el plan ni el propósito de Dios, pero debemos aprender a vivir con ellos de manera que honre Su nombre. Jesús nos demostró esto mejor que nadie. Vivió en un mundo plagado de pecado. Fue acusado falsamente. Había entre Sus seguidores uno que lo negaría y otro que lo traicionaría. Sin embargo, Jesús trabajó con estos hombres. Vivió en medio de un mundo pecaminoso y honró a Su Padre. Él nos llama a seguir Su ejemplo.
Para meditar:
* ¿Qué tiene este pasaje que enseñarnos sobre el respeto que debemos a los que están en autoridad sobre nosotros?
* ¿Qué tipo de ejemplo tienes en tu centro de trabajo?
* ¿Tienes un jefe difícil? ¿Te encuentras en una situación difícil de trabajo o de vida? ¿Cuál es el desafío que te presenta este pasaje?
Para orar:
* ¿Te encuentras bajo la dirección de un jefe difícil o en una situación de vida desafiante? Pídele a Dios que bendiga a quienes te están haciendo la vida difícil. Pídele que te dé la gracia de honrarle en medio de esa situación.
* ¿Conoces a alguien que esté atravesando por una situación difícil? Dedica un momento para encomendarlo al Señor. Pídele a Dios que lo guarde y le ayude a honrarlo en medio de sus problemas.
* Agradécele al Señor por haber tenido la disposición de venir en carne y vivir en un mundo pecaminoso por amor a nosotros.
24 – LOS FALSOS MAESTROS
Lee 1 Timoteo 6:3-10
Pablo dirige su atención en esta próxima sección del capítulo 6 al asunto de los falsos maestros. Pablo le dijo a Timoteo que los que enseñaban doctrinas falsas estaban envanecidos. ¿Cuál es la conexión entre los falsos maestros y el orgullo?
El Señor Jesús es Dios. Esto está claro para todos los que abren sus ojos para verle. Jesús sanó a los enfermos y devolvió la vista a los ciegos; habló como alguien de autoridad. Esta autoridad era evidente por cuanto hasta los demonios huían al escuchar Su voz. Cualquiera con una mente y un corazón abierto tenía que admitir que Jesús era todo lo que decía ser. Los que rechazaban las señales evidentes y Sus claras enseñanzas eran gente orgullosa que no quería humillarse ante el Señor ni aceptarlo a Él ni Sus enseñanzas. Los falsos maestros se pronuncian en contra del Señor y llaman a la gente a que les crean a ellos.
Podemos caer en el orgullo de una u otra forma. Cada vez que damos la espalda a la enseñanza del Señor por sentir que tenemos una mejor manera de hacerlo, estamos actuando con orgullo. ¡Qué ofensa es ésta para el Señor Jesús! Como creyentes, debemos darnos cuenta de que el Señor sabe lo que es correcto. Sus caminos son perfectos, y nosotros necesitamos humillar-nos y someternos a Su propósito y enseñanza. Los maestros falsos estaban envanecidos porque creían y enseñaban que tenían una mejor manera que la de Dios mismo, y colocaban sus propias ideas en oposición a la clara enseñanza de la Palabra de Dios.
Pablo tiene algo más que decir sobre los falsos maestros en este pasaje. Le dijo a Timoteo en el versículo 4 que ellos tenían un interés malsano con las controversias y peleas. Este era el resultado de su orgullo. Estos falsos maestros querían pasar por inteligentes y entendidos; discutían sobre palabras e ideas. Sus enseñanzas estaban impulsadas por la carne y por el diablo, lo cual se evidenciaba en sus resultados. A dondequiera que iban provocaban diputas y controversias, y trataban de superar a los demás. Ellos querían tener la razón, y abandonaban el amor y la compasión por el hecho de demostrar sus argumentos. Esto traía como resultado envidias, peleas y desconfianza. A dondequiera que iban estos maestros se ponía de manifiesto el fruto de maldad.
Estos falsos maestros estaban dividiendo la iglesia, sembraban confusión y falta de armonía con sus enseñanzas falsas, y constituían un peligro para la unidad del cuerpo de Cristo. Pablo le recordó a Timoteo en el versículo 5 que estos falsos maestros tenían mentes corruptas. Sus mentes eran orgullosas, faltas de amor, maliciosas y causaban divisiones.
Pablo prosiguió diciendo en el versículo 5 que los falsos maestros creían que la piedad era un medio de ganancia financiera. Ellos no estaban interesados en la gloria de Dios, sino en el dinero y el beneficio personal. Esperaban que se les pagara por enseñar el error. La religión era un medio de ganancia financiera y personal para estos individuos. Ellos usaban el nombre de Cristo para promover sus propios intereses financieros. Pablo creía firmemente que los que predicaban y enseñaban la verdad merecían que su servicio fuese remunerado. Pablo no está diciendo que nunca deberíamos aceptar ninguna ayuda financiera por nuestro ministerio como siervos de Dios. Sin embargo, lo que él está diciendo es que estos falsos maestros tenían un interés malsano en el dinero y en la ganancia financiera, lo cual se convirtió en un factor de motivación en su predicación y enseñanza. Ellos predicaban y enseñaban para hacer dinero, no para edificar el reino.
En los versículos 6 al 8 Pablo nos recuerda que la piedad acompañada de contentamiento es de gran ganancia. Miremos cómo él usa la palabra contentamiento junto a piedad. El contentamiento acepta cualquier cosa que Dios provea; no va en busca de más de lo que ha sido provisto. Se regocija y está satisfecha con la provisión de Dios; no se esfuerza ni lucha por más, sino se regocija en lo que tiene.
¡Qué maravilloso es contentarse y estar satisfecho! Los que luchan por más y más jamás encuentran la satisfacción que buscan. Cuán diferente es para el creyente que acepta y aprende a disfrutar todo lo que el Señor le da. ¡Qué libertad da esto! La paz de Dios nos llena y podemos descansar con la confianza que lo que Él hace es lo mejor y que provee todo lo necesario.
Pablo nos exhorta a que descansemos en la provisión de Dios. Él nos recuerda en el versículo 7 que vinimos a este mundo sin nada, y que no nos podremos llevar absolutamente nada con nosotros. Nuestra búsqueda de dinero y posesiones es en vano. Pablo instruye a Timoteo en el versículo 8 a que debía contentarse con tener suficiente comida y ropa que ponerse. Timoteo no debía enfocarse en las cosas de este mundo, sino en el reino de Dios. La búsqueda de riquezas al final hará que el creyente caiga en tentación (versículo 9). Si escogemos alimentar los deseos de la carne, encontraremos que ésta tiene un apetito terrible, que jamás se satisfará. Sus deseos nos vencerán rápidamente y finalmente nos llevarán a la ruina.
El amor al dinero ha sido la base para todo tipo de maldad en el mundo. El asesinato, la inmoralidad y crímenes de todo tipo han sido cometidos por el amor y la búsqueda del dinero. Innumerables personas se han desviado de la fe por la tentación del dinero. Algunos se han desviado del llamado de Dios en sus vidas. Otros han traicionado su fe y testimonio en los negocios por su deseo de más. Pablo nos advierte aquí sobre los peligros de quedar atrapados en la búsqueda perjudicial de posesiones mundanas.
Pablo le dice a Timoteo en este pasaje que los falsos maestros eran individuos orgullosos que no dudaban en desafiar la clara enseñanza de Cristo y en promover sus propias ideas. Ellos creaban confusión y falta de armonía en el cuerpo de Cristo. Ellos dividían a los creyentes y causaban divisiones en la iglesia. Amaban el dinero y las posesiones materiales. Su visión no era edificar el cuerpo de Cristo sino sus propios intereses.
El reto para nosotros como verdaderos creyentes y predicadores de la Palabra es que aceptemos sin cuestionar la clara enseñanza de Cristo. El Señor está buscando un pueblo que confíe en Él y en Su Palabra plenamente. Está llamando a un pueblo que no sólo confíe en lo que Él dice, sino que también esté satisfecho con Su provisión. Quienes Él busca le tienen un profundo amor y tienen un profundo interés por edificar Su reino.
Para meditar:
* ¿Qué quiere decir Pablo cuando dice que el falso maestro es orgulloso?
* ¿Alguna vez has cuestionado la enseñanza de la Palabra de Dios o intentado reinterpretar lo que parecía estar aclarado para que se aviniera a tu necesidad? ¿Qué nos dice esto de lo que pensamos de Cristo y de Su Palabra?
* ¿Cuál es nuestra motivación al servir al Señor? ¿Alguna vez has sido tentado a buscar las cosas de este mundo?
* ¿Cuán importante es el contentamiento en la vida cristiana? ¿Qué beneficios brinda el contenta-miento?
Para orar:
* ¿Alguna vez has cuestionado la Palabra de Dios? Pídele a Dios que aumente tu fe y tu confianza en Él.
* Pídele a Dios que te dé Su contentamiento en la situación que te encuentras ahora mismo. Pídele a Él que te dé gracia para confiar y disfrutar lo que Él ya ha provisto.
* ¿Hay falsos maestros a tu alrededor? Pídele al Señor que se revele a ellos de manera bien clara.
25 – UNA PALABRA PARA TIMOTEO
Lee 1 Timoteo 6:11-21
En esta sección final de su primera carta a Timoteo, Pablo tiene algunas palabras a título personal para su hijo en la fe. Pablo estaba muy preocupado por Timoteo y por su vida espiritual. En esta sección final Pablo da a su hijo Timoteo consejos y sugerencias de Dios.
Pablo comienza en el versículo 11 exhortando a Timoteo a que huyera de los asuntos de los que había estado hablando en la primera parte de este capítulo, es decir, del orgullo de los falsos maestros, de la forma en que dividían la iglesia y que amaban al dinero. Pablo esperaba mayores cosas de Timoteo.
Fíjate en el uso de la palabra “huir”. El orgullo, las divisiones y el amor al dinero eran enemigos mortales; ellos enredarán y destruirán a sus víctimas. Pablo instaba a Timoteo a que escapase del lazo de ellos. En cambio, Timoteo debía buscar la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Nos dedicaremos brevemente a analizar estas cualidades por separado.
La justicia es la condición de alguien que tiene una relación correcta con Dios, lo cual es sólo posible por medio de la obra del Señor Jesús. Mediante Su obra toda barrera ha sido derribada, y todos los que han confiado en Su obra han sido declarados justos por Dios. Sin embargo, fíjate que aunque hemos sido declarados justos mediante la obra del Señor Jesús, aún debemos buscar Su justicia.
Pablo está animando a Timoteo aquí a que su prioridad sea mantener esta posición de justicia con Dios. Nada debía distraerlo de vivir para Cristo ni de procurar tener aún más intimidad con Él. La palabra “buscar” tiene el sentido de pelear o luchar por algo. Buscar algo requiere de mucho trabajo, disciplina y esfuerzo. Timoteo debía guardar celosamente esta nueva relación que tenía con Dios. No debía dejar que nada se interpusiera entre él y su Salvador.
Timoteo además debía buscar la piedad. Si Timoteo debía procurar la piedad, tendría que lidiar con todo lo que le impidiera ser piadoso. Esto significaba que tendría que quitar el pecado y la maldad de su vida. Tendría que lidiar con sus acciones, hábitos y pensamientos impíos. Debía luchar por ser más y más en carácter y acciones como el Dios que lo había creado.
La fe que Timoteo debía buscar es una absoluta confianza en Dios y en Su Palabra. El enemigo procuraría zarandear toda la confianza de Timoteo en Dios y en Su Palabra; trataría de hacerlo dudar de la provisión y la capacitación de Dios. Esto fue lo que le hizo a Eva en el huerto del Edén. La fe confía cuando la lógica nos dice que no hay esperanza. Es la certeza que confía en la fidelidad de Dios. Si Timoteo iba a ser un verdadero hombre de Dios, tendría que poner una confianza absoluta en Dios y en Su Palabra.
Timoteo también es llamado a amar. Este amor era la motivación para todo lo que hacía. Debía amar y servir a Dios con un corazón rebosante de amor. Debía amar a sus hermanos en Cristo y tratarlos con el respeto que merecían. En el amor no hay agendas escondidas. El amor no sirve por lo que puede obtener. Sus intenciones son honorables. Sólo cuando el amor es nuestra motivación, podemos verdaderamente honrar a Dios y a quienes servimos.
La paciencia es la siguiente característica en la lista de Pablo. Timoteo necesitaba tener un propósito y seguirlo. No debía distraerse de él. La paciencia implica lucha y vicisitudes. Llegar a ser piadoso no ocurrirá sin dificulta-des. Habrá oposición de todas partes: espiritual, física y emocional. Pablo llama a Timoteo a vencer estas vicisitudes y a procurar la piedad, la fe, el amor y la justicia a toda costa.
La última característica mencionada por Pablo es la mansedumbre. Pablo esperaba que Timoteo procurara la mansedumbre en su ministerio. No debía ser severo ni arremeter contra las personas; debía tratar a quienes ministraba con respeto y dignidad. Debía amarlos y honrarlos como hermanos en Cristo.
Pablo le dijo a Timoteo que peleara la buena batalla de la fe (versículo 12). Es interesante que Pablo utilice la palabra “pelear”. Esto deja claro que la vida cristiana no será fácil. Satanás hará todo lo que pueda para derrotar-nos. Debemos estar preparados para batallar porque él nos tentará por medio de nuestros deseos carnales. Él nos hará desalentarnos; traerá duda y confusión. ¿Quién de nosotros no ha sentido estas tentaciones y ataques del enemigo? Ser piadoso es pelear la batalla con fe en Dios, Su Palabra y Su poder.
Timoteo debía echar mano de la vida eterna. La idea aquí es vivir en la realidad de esta vida eterna. Muchos creyentes no viven en la realidad de la vida eterna, sino sólo para este mundo. Su enfoque está en las cosas de este mundo. Cuando echamos mano de la vida eterna, nuestras prioridades cambian. Este mundo pierde su atractivo, lo cual influye en cómo ministramos y vivimos. Timoteo debía vivir con la mente puesta en la eternidad.
Pablo le recuerda en el versículo 12 que ya él había echado mano de la vida eterna cuando hizo la confesión delante de muchos testigos, aunque no se nos explica en qué circunstancias la había hecho. No está claro si Pablo estaba hablando sobre un solo incidente o si estaba hablando del testimonio que Timoteo daba a dondequiera que iba. Lo que sí está claro es que Timoteo había echado mano de la vida eterna; había confiado en el Señor Jesús y se había comprometido a vivir para Él. Timoteo debía mantener esto como la visión para su vida.
En el versículo 13 Pablo mandó a Timoteo, ante Dios y el Señor Jesús, a guardar los mandamientos que él le había dado. Le recordó que había sido Dios quien daba vida; además, era Él quien podía quitarla. Timoteo habría de vivir con un temor sano y con respeto por el Dios que le había dado la vida, ante quien habría de dar cuentas como pastor de la iglesia en Éfeso.
Pablo mandó a Timoteo a que cumpliera sus órdenes ante el Señor Jesús, quien había hecho una buena confesión delante de Su acusador Pilato. Jesús había sido fiel hasta la muerte y estuvo dispuesto a poner Su vida por Su pueblo. Ahora tenemos una obligación ante Él de hacer lo mismo. Él dejó un ejemplo para nosotros. No nos llamó a hacer nada que no hubiera estado dispuesto a hacer por nosotros.
A la luz de esta realidad, Pablo además instó a Timoteo a que soportara y permaneciera fiel a la Palabra, a pesar de los obstáculos que se presentaran en su camino. Él debía mantenerse sin mancha ni culpa hasta que regresará el Señor Jesús. Esto no sería fácil, sino implicaría padecer vicisitudes, pruebas y persecución.
En los versículos 15-16 Pablo reboza de alabanza por el Señor Dios y Su maravillosa obra. Nos recuerda que Jesús es el bendito y único Soberano. Él es el Rey de reyes y Señor de señores; no hay nadie por encima de Él. Él gobierna y controla todas las cosas. Él no puede morir; reinará por siempre. Por lo tanto, podemos poner nuestra confianza en Él.
Este Dios vive en la luz inalcanzable. Es un Dios asombroso y santo, al cual jamás nos podríamos acercar por nuestra cuenta. Aproximarnos a Él en nuestro pecado significa perecer. En los tiempos del Antiguo Testamento, los que se acercaban a la montaña en la que Dios descendía, caían muertos inmediatamente. Él es un Dios que ha de ser respetado y temido. Nadie jamás ha visto a Dios. Él es invisible y no tiene forma, como nosotros.
Parece que estos pensamientos llenaban el corazón de Pablo. Él lo alaba y le da gracias por quien Él es. Al pensar en quien Él es, ¿quién no querría honrarle y servirle? Pablo desafía a Timoteo a reflejar el carácter de este asombroso Dios. Él debía recordar lo que Su Hijo había hecho por él en la cruz. Debía permitir que estos pensamientos lo motivaran a vivir con vistas a la vida eterna.
Pablo aconsejó a Timoteo que hablara a los ricos y les dijera que no fuesen orgullosos (versículos 17-19). La tentación para los ricos era verse como más importantes que los pobres. Timoteo debía exhortarlos a que no pusieran su confianza ni su esperanza en sus riquezas. Sus riquezas eran inciertas y podían serles quitadas en un momento. En cambio, debían depositar su esperanza en el Señor Dios, quien proveería todo para disfrute de ellos. Hay dos cosas que necesitamos ver en este versículo.
En primer lugar, necesitamos entender cuán fácil es para nosotros poner nuestra confianza en las riquezas y no en Dios. Es fácil sentir que necesitamos a Dios cuando no tenemos ninguna otra salida. A veces Dios es nuestro último recurso. Oramos cuando no tenemos otra opción, en vez de confiar en Dios desde el principio. Ésta era una tentación para los ricos. Sin embargo, Pablo los retó a deshacerse de su auto-dependencia y a confiar en Dios. No importa cuánto tengamos; aun así debemos confiar en el Señor. Aún necesitamos rendirnos a Él.
En segundo lugar, Pablo nos dice aquí que Dios proveerá todo para nuestro disfrute. Esto me resulta muy interesante. Cuántas veces caemos en la trampa de decir que Dios sólo proveerá nuestras necesidades. Dios no es cruel; Él no retiene Sus bendiciones. De hecho, se deleita en derramar sobre nosotros Sus bendiciones. Se preocupa grandemente por nosotros y nuestras necesidades, pero además proveerá para nuestra renovación y disfrute también.
Pablo le dijo a Timoteo que mandara a los ricos a ser ricos en buenas obras y a ser generosos con lo que habían recibido de Dios. Debían hacerlo reconociendo que Dios se ocuparía de sus necesidades también.
Fíjate que no sólo Dios se ocuparía de sus necesidades si ellos daban generosamente, sino que al dar, ellos serían capaces de hacerse de tesoros en los cielos. Esto es parte de lo que Pablo quiso decir a Timoteo cuando lo retó a vivir en función de la eternidad. En lugar de acumular posesiones para esta vida, los ricos debían pensar en la vida venidera. En vez de incrementar sus cuentas bancarias terrenales, debían incrementar las celestiales haciendo uso de los recursos que Dios les había dado para ministrar a otros.
El último consejo de Pablo a Timoteo fue que cuidara lo que se le había encomendado. El contexto de este versículo indicaría que Pablo se estaba refiriendo a la verdad de la Palabra. Le dijo que guardara esta verdad volviéndose de las conversaciones impías y de argumentos contrarios. Muchas personas habían caído presas de las ideas falsas de la lógica humana. Al hacerlo se habían desviado de la verdad. Pablo instó a Timoteo a hacer lo mejor que pudiera para guardar la verdad que se le había confiado. Debía predicarla, creerla y vivirla. Debía pelear por la verdad y alejarse de los que enseñaran otra doctrina.
Vivir la vida que Dios exige no será fácil. Requerirá de esfuerzo y perseverancia de parte nuestra. Si hemos de ser los hombres y mujeres que Dios exige, tendremos que tomar en serio el consejo que Pablo da a Timoteo.
Para meditar:
* ¿De qué tentaciones en específico debes huir en el presente?
* ¿Qué aprendemos en esta sección sobre la vida cristiana como batalla? ¿Deberíamos esperar que las cosas sean fáciles para nosotros? ¿Qué batallas en particular has tenido que enfrentar?
* ¿Qué significa echar mano de la vida eterna? ¿Estás viviendo con la eternidad en la mente y el corazón?
* ¿Qué aprendemos sobre cómo Dios da? ¿Acaso Él da con reservas?
* ¿Alguna vez te has encontrado confiando en tus propios recursos en vez de en Dios? ¿A qué nos reta Pablo aquí?
Para orar:
* Pídele al Señor que te mantenga fiel a Él y a Su Palabra.
* Pídele a Dios que fije tu mente en la eternidad y te guarde de vivir sólo para este mundo.
* Agradécele al Señor porque Él da generosamente. Pídele que te dé un espíritu generoso.
* Pídele a Dios que te dé las fuerzas para perseverar hasta el fin y pelear la buena batalla de la fe.
26 – NO TE AVERGÜENCES
Lee 2 Timoteo 1:1-18
Esta es la segunda carta que Pablo escribió a Timoteo, su hijo en la fe. La preocupación de Pablo por Timoteo es evidente porque él lo animó a seguir adelante en el evangelio y en la causa del Señor Jesús.
Pablo comienza su carta presentándose, aunque Timoteo no necesitaba que él se presentara. Lo importante para nosotros es darnos cuenta de que Pablo estaba muy orgulloso de su llamado. Le recordó a Timoteo que él era un apóstol de Cristo según la voluntad de Dios. Pablo había sido escogido por Dios para este ministerio. Pablo nunca perdió de vista el tremendo privilegio y el honor que era ser llamado por Dios para esta responsabilidad. Notemos que él era un apóstol según la promesa de vida que había en Cristo Jesús. Era esta promesa de vida la que Pablo predicaba. El Señor Jesús había venido a ofrecer vida por medio del perdón de pecados. Pablo había sido escogido para ser el mensajero de esta promesa al mundo.
Pablo escribió esta carta a Timoteo, a quien lo consideraba un hijo querido. Como padre espiritual de Timoteo, Pablo quería que Timoteo llegara a ser todo lo que podía ser en el Señor. Fíjate en el versículo 2 que el deseo personal de Pablo era que Timoteo experimentara la gracia, la misericordia y la paz de Dios.
En el versículo 3 Pablo le dijo a Timoteo que agradecía a Dios, al servirle con una conciencia limpia, y que lo recordaba día y noche en sus oraciones. Hay dos cosas que debemos destacar aquí.
Primero, Pablo servía al Señor con una conciencia limpia. En su servicio al Señor no tenía motivaciones falsas. Entre él y su Dios no había ningún obstáculo; él era una vasija limpia por medio de la cual el Señor podía fluir.
Segundo, Pablo recordaba a Timoteo día y noche en sus oraciones. A medida que Timoteo servía al Señor, Pablo clamaba a Dios a su favor. Qué gran aliento debe haber sido esto para Timoteo. Qué bendición debe haber sido para él saber que el gran apóstol Pablo oraba día y noche a Dios por él. Esto nos muestra la gran preocupación del apóstol por su hijo en la fe.
Fíjate en el amor que Pablo tiene hacia Timoteo en este pasaje. En el versículo 4 Pablo habla de las lágrimas de Timoteo. No se nos dice cuándo Timoteo derramó esas lágrimas. Puede haber sido cuando dejó a Pablo para servir en Éfeso, pero obviamente Pablo fue movido por esas lágrimas y quería más que nada ver a Timoteo.
Timoteo había crecido en un hogar cuya abuela amaba al Señor. Esta fe fue trasmitida a la madre de Timoteo, y ahora él llevaba consigo esa misma llama de fe.
Timoteo también fue animado por Pablo a avivar la llama del don que Dios le había dado. Ese don le había sido dado mediante la imposición de manos. Por medio de este don Timoteo pasaría su fe a otros.
Nuestros dones espirituales deben ser desarrollados. Estos dones son como llamas ardientes. Es posible que se extingan si no los usamos. Por otra parte, también pueden ser avivados y llegar a ser muy útiles para el reino. Estos dones pueden ser usados poderosamente para el reino de Dios, o puedes escoger no desarrollarlos. Puedes dejarlos brillar intensamente o puedes dejar que la llama se apague lentamente. Dios te ha dado un don espiritual con un propósito. Él te ha capacitado de manera única para que ministres de manera especial. Él quiere usarte en el área de tu don. Tu ministerio será único; no será como el de nadie más. Tú tienes una responsabilidad muy especial que desempeñar en el cuerpo de Cristo. Cuán importante es que avivemos al máximo los dones que Dios nos ha dado para que el reino de Dios sea expandido.
Parece que Timoteo a veces vacilaba en salir en fe. Sin embargo, Pablo le recuerda que Dios no le había dado un espíritu de timidez; en cambio, le había dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio.
¿Cuántas veces nosotros hemos vacilado en salir en fe? Nos sentimos indignos o incapaces de cumplir con la tarea a la que el Señor nos ha llamado. Cuánto le gusta al enemigo que nos escondamos en nuestro rincón. Él se deleita en ver a los cristianos acobardados negándose a ministrar por sentirse indignos o incapaces. A menos que los creyentes se deshagan de estos sentimientos, jamás serán útiles al reino de Dios. El espíritu de cobardía o timidez nos impide salir a evangelizar. Este espíritu no proviene de Dios.
El espíritu que Dios nos da es un espíritu de poder. El Espíritu de Dios en nosotros es un Espíritu conquistador. Con el Espíritu de Dios en nosotros, no tememos enfrentar al enemigo porque sabemos que somos más que vencedores. Dios es el Dios de lo imposible. Pablo le lanzó un reto a Timoteo de poner su confianza en el Dios todopoderoso. Muchos creyentes fracasan porque jamás han recurrido a la fuente de poder que tienen en Cristo. En cambio, están atrapados en un sentido de falta de poder y de incapacidad. Esto no es de Dios. Él nos ha dado Su espíritu de poder.
Dios no sólo nos ha dado un espíritu de poder, sino también de amor. El poder sin amor es muy peligroso. Ha habido líderes poderosos a lo largo de la historia que no han demostrado amor. Se han preocupado por sí mismos y no por otros. El amor nos capacita para ver y sentir las necesidades de otros. El amor está dispuesto a sacrificarlo todo por el bien de quienes sirve. Dios nos ha dado un espíritu de amor. Todo cristiano que no sirva por amor no está sirviendo como Dios manda.
Fíjate además que el espíritu que Dios da es un espíritu de auto-disciplina. Este espíritu nos permite controlar nuestras pasiones y deseos para que nuestras vidas puedan ser usadas para la gloria de Dios. Este espíritu se somete a la voluntad y al control del Señor Jesús. Pablo demostró este dominio propio en 1 Corintios 9:27 cuando dijo: “Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado”.
Este espíritu que Dios nos da como creyentes es un espíritu de dominio propio; es un espíritu que se sacrifica; es un espíritu que dará de sí, de su tiempo y esfuerzos por el bien del reino. Es un espíritu que tiene un solo enfoque.
Dios le había dado a Timoteo un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Por esta razón él no tenía por qué avergonzarse de testificar del Señor Jesús. Había individuos que veían la vida de Pablo y se preguntaban por qué Dios le permitía sufrir tanto en el ministerio; lo mismo se preguntaron del Señor Jesús. Ellos le dijeron a Jesús que si era el Hijo de Dios, entonces podría bajar de la cruz (Mateo 27:40).
Pablo le recordó a Timoteo que el sufrimiento era la consecuencia del pecado y del mal en el mundo. Hombres y mujeres rechazan al Señor Jesús y el mensaje de la salvación; sin embargo, no había razón para avergonzarse. Los soldados que pelean en una guerra saben que tendrán que sufrir. Ellos no se avergüenzan de su sufrimiento, sino lo enfrentan con honor. Están orgullosos de sufrir por una causa noble y justa. Pablo invitó a Timoteo a unírsele en el sufrimiento por la causa del evangelio.
Pablo le recordó a Timoteo lo que había hecho el Señor Jesús. El Señor Jesús nos salvó y nos llamó a una vida santa (versículo 9). Fuimos destinados a una eternidad de separación de Dios, y el Señor Jesús nos recató de las manos del enemigo. Él nos perdonó y nos hizo Sus hijos. Fuimos separados para llevar una vida santa. Al ser llamados a la santidad, fuimos librados de nuestra vana vida de pecado.
Jesús vino no sólo para traernos al Padre, sino para destruir la muerte. La muerte ya no nos puede atar. Hemos sido librados de sus cadenas, lo cual no significa que jamás moriremos. Sin embargo, sí significa que la muerte no es el final para nosotros. Para los que hayan aceptado al Señor Jesús, hay esperanza de vida eterna en Su presencia por medio del mensaje del evangelio.
Pablo había sido designado por Dios para ser un heraldo, apóstol y maestro (versículo 11). Dios lo había llamado para anunciar las noticias de este evangelio, y debía hacerlo a dondequiera que iba. Debía enseñarlas y guiar al pueblo de Dios a vivir en la verdad de este evangelio. Pablo no estaba avergonzado de este llamado en su vida, sino estaba orgulloso de ser embajador de Cristo para compartir este mensaje con todos los que lo oyeran.
Este mensaje, aunque maravilloso, no fue aceptado por todos. De hecho, hubo personas que no sólo rechazaron la verdad, sino fueron hostiles a quienes lo predicaron. Por este motivo, Pablo había sido puesto en la cárcel, pero no estaba avergonzado por ello. Él creía en lo que predicaba. Estaba convencido de que el Señor Jesús no lo abandonaría en la celda de la prisión. Creía que el Señor Jesús completaría la obra que había comenzado en él, y no permitió que su sufrimiento lo distrajera de su confianza en Dios.
Pablo estaba absolutamente convencido de que aunque sus circunstancias parecieran malas, su Dios aún tenía el control. Nada podía detener el plan y el propósito de un Señor soberano. Ésta era la causa por la que podía levantar su cabeza y enorgullecerse. No importa cuánto le hiciera el enemigo; Pablo sabía que ganaría la batalla sencillamente agarrándose de su Señor y confiando en Él.
Pablo alentó a Timoteo en el versículo 13 a seguir minuciosamente la enseñanza que le había dado con fe y amor. Es muy posible creer en la sana doctrina y jamás venir a la fe en el Señor Jesús. Ser creyente es mucho más que adherirse a una serie de enseñanzas o vivir de cierta manera. Hay muchas personas que son cristianas sólo de nombre. Ellos siguen las enseñanzas de Cristo y viven de la manera que Él los haría vivir, pero jamás han puesto toda su confianza sólo en Él para salvación. Pablo le dice a Timoteo que debía guardar la enseñanza con la fe en Cristo.
Por otra parte, fíjate que Timoteo debía también guardar la sana doctrina que había recibido con amor. He visto iglesias muy fuertes en la verdad, pero con poca tolerancia por quienes no creen exactamente como ellos. He visto en iglesias toda la doctrina correcta, pero siendo el amor muy poco demostrado entre los creyentes. La verdad en sí no es suficiente. Las Escrituras dejan claro que el mayor mandamiento de todos era amar al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y amar al prójimo como a ti mismo (Lucas 10:27). Puedes conocer la verdad, pero fracasar miserablemente en tu vida cristiana porque no amas como Cristo te llama a amar.
Pablo alentó a Timoteo además a guardar el buen depósito que le había sido encomendado (versículo 14). Del contexto entendemos que este depósito era la verdad de lo que el Señor Jesús había venido a hacer. El depósito o la enseñanza de la que Pablo habla parece ser la maravillosa enseñanza del evangelio y la nueva vida que éste brinda. Pablo animó a Timoteo a no perder jamás de vista esta maravillosa verdad. Él debía mantener su vista en Jesús y en Su obra. El Espíritu de Dios, que vivía en él, le capacitaría para lograrlo (versículo 15).
Al advertir a Timoteo de los peligros de no guardar el depósito que se le había confiado, Pablo le dice en el versículo 15 que había personas en la provincia de Asia que lo habían abandonado, y menciona los nombres de Figelo y Hermógenes. No se nos dice por qué lo habían abandonado. Puede haber sido porque se avergonzaban de las cadenas de Pablo y del sufrimiento que él tuvo que enfrentar por causa del evangelio. Quizás ellos estaban dispuestos a creer en un Dios que los guardaría de problemas, pero les costaba mucho aceptar a un Dios que permitía que Sus siervos sufrieran por predicar el evangelio.
En el versículo 16 Pablo también menciona a Onesíforo y su casa. Le dijo a Timoteo cómo este hombre y su familia en ocasiones lo habían aliviado en su sufrimiento. Pablo le dijo a Timoteo que esta familia no se avergonzaba de sus cadenas. Pablo está muy agradecido de Onesíforo porque, cuando oyó que Pablo había sido llevado a Roma, lo buscó para servirle. Onesíforo también había sido una maravillosa bendición para el apóstol en Éfeso (versículo 18). Aunque Pablo no podía devolverle el favor, oraba que Dios tuviera en cuenta sus esfuerzos y lo bendijera abundantemente cuando se presentara ante Él en el día del juicio final.
Pablo parece haber estado escribiendo con un sentido de desaliento. Había visto a muchos abandonarle en sus pruebas y encarcelamiento. Muchos se alejaron de él por vergüenza cuando le arrestaron y llevaron a la cárcel. ¿Estamos dispuestos a sufrir por el evangelio? ¿Aviva-remos los dones que Dios nos ha dado y saldremos en poder, amor y dominio propio para difundir las noticias de Cristo y Su obra sin importar lo que esto implique, o nos apagaremos avergonzados, atemorizados y escondidos en nuestro rincón? Esta sección nos alienta a permanecer firmes y sin avergonzarnos del Señor Jesús ni de Su obra.
Para meditar:
* ¿Qué aprendemos de la relación entre Pablo y Timoteo?
* ¿Qué dones te ha dado Dios? ¿Cómo has estado avivándolos?
* ¿Qué nos enseña Pablo sobre el sufrimiento por el evangelio? ¿Has sufrido por causa del evangelio?
* Pablo le dijo a Timoteo que Dios le había dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. ¿Ves la evidencia de este espíritu en tu vida y ministerio?
* ¿Es posible conocer la verdad y no al Salvador? Explica.
Para orar:
* Pídele al Señor que te dé un “Timoteo” para que lo alientes y afirmes.
* Pídele al Señor que te muestre los dones que te ha dado. Pídele que te muestre cómo usar esos dones para el reino.
* Pídele a Dios que te perdone por las veces que te has avergonzado de Él y no te has levantado a favor de Su nombre.
* ¿Conoces a alguien que se haya apartado de la verdad debido a las dificultades? Dedica un momento para orar por esas personas.
* Pídele a Dios que te demuestre Su Espíritu de poder, de amor y de dominio propio de una mayor manera.
27 – SOLDADOS, ATLETAS, LABRADORES
Lee 2 Timoteo 2:1-7
En el capítulo 1 Pablo animó a Timoteo a no avergonzar-se de los sufrimientos por causa del evangelio. Algunos se habían alejado del Señor cuando entendieron que iban a sufrir por Su nombre. Ellos estaban avergonzados de Pablo y del hecho que hubiese estado encarcelado por su fe.
En este capítulo, Pablo llama a Timoteo a permanecer firme en la gracia de Cristo. La gracia de Cristo tiene que ver con Su favor hacia nosotros. Este favor se demuestra de muchas maneras. Se demuestra en los dones que Él da y en la fortaleza que provee. Timoteo debía abrir su corazón y recibir todo lo que Dios quería derramar en él para que pudiese ser eficaz en el ministerio del evangelio.
No sólo Timoteo debía ser fuerte en la gracia de Cristo, sino debía enseñar a otros lo que había oído de Pablo. Su responsabilidad era preparar y entrenar a hombres confiables para que ellos a su vez pudiesen preparar a otros. Timoteo debía entrenar un equipo de obreros fieles que pudiesen permanecer a su lado. Había mucho por hacer, y Timoteo no podía hacerlo todo solo. Necesitaba encontrar creyentes fieles que lo apoyaran en sus esfuerzos.
Necesitamos los dones que Dios ha dado a nuestros hermanos en Cristo. Ningún ejército puede funcionar con un solo soldado. Todos tenemos una función que desempeñar; cada persona es necesaria. Pablo exhortó a Timoteo a que tuviera como responsabilidad formar un grupo de soldados fieles para que estuvieran con él a favor de la causa del evangelio. El orgullo nos impedirá trabajar con otros. Al enemigo le encanta ver a los creyentes luchando solos. Es mucho más fácil derrotar a un solo creyente sobrecargado de trabajo que a uno que mantiene una estrecha comunión y compañerismo con sus hermanos. Timoteo debía hacer todo el esfuerzo posible por relacionarse con otros que pudieran permanecer a su lado en el ministerio.
En los siguientes versículos Pablo utiliza ilustraciones de la vida cotidiana para demostrar a Timoteo cómo debía vivir siendo un verdadero siervo de Dios. En esto vemos el corazón de padre que tenía Pablo hacia Timoteo, su hijo en la fe. En estas ilustraciones él da a Timoteo tres importantes principios para su ministerio y vida cristiana. Sólo podemos tratar estos principios brevemente en este contexto, pero ellos merecen un análisis detallado.
Disciplina y enfoque
En el versículo 3 Pablo utilizó la ilustración de un soldado. Le dijo a Timoteo que debía soportar los sufrimientos como buen soldado de Jesucristo. Un buen soldado no se involucraba en los asuntos civiles. Su vida estaba dedicada a complacer a su superior (versículo 4). Una de las principales características de un soldado es su disciplina y enfoque.
Un buen soldado conoce la seriedad de la batalla. No tiene tiempo para preocuparse por los asuntos de la vida cotidiana. No puede permitirse bajar la guardia. El enemigo está por todas partes a su alrededor. Bajar la guardia, aunque fuese sólo un momento, implicaría perecer. Él debía permanecer disciplinado, enfocado y alerta en todo tiempo.
Pablo anima a Timoteo a ser disciplinado y a enfocarse en su ministerio cual soldado en medio de la batalla. No debía quedar atrapado en asuntos triviales del mundo, sino agradar al Señor y hacer Su voluntad. ¿Qué sacrificios estás dispuesto a hacer por el reino? ¿Qué te distrae del ministerio que Dios te ha dado? ¿Estás sirviendo al Señor como un soldado disciplinado y enfocado?
Obediencia absoluta
Aunque la primera ilustración habla de batalla y guerra, esta segunda habla de juegos (versículo 5). Pablo habla a Timoteo de un atleta que competía en los juegos. Si el atleta debía ganar la corona del vencedor, debía competir según las reglas del juego. Un atleta que hiciera trampa sería descalificado. La única forma de ganar era jugar conforme a las reglas del juego. Pablo le estaba mostrando a Timoteo la importancia de la obediencia en la vida cristiana. A veces olvidamos la importancia de la obediencia absoluta. A veces tomamos atajos y claudicamos, pero Pablo nos recuerda que, así como el atleta puede ser descalificado por no obedecer las reglas del juego, así también podemos nosotros quedar descalificados en nuestro caminar con Dios por no andar en obediencia absoluta.
Si queremos agradar al Señor Dios, tendremos que dejar a un lado nuestras propias ideas y hacer las cosas a la manera de Dios. Esto significa lidiar con todo pecado en nuestra vida y confesárselo al Señor. Significa sinceridad absoluta y honestidad en todas nuestras relaciones. Si hemos de servir al Señor y esperamos ser recompensa-dos, tendremos que hacer las cosas a Su manera y vivir en obediencia absoluta.
Trabajo arduo
La tercera ilustración de Pablo en el versículo 6 es la de un labrador. El labrador tiene que trabajar duro. Debe levantarse temprano en la mañana y en ocasiones trabajar hasta tarde en la noche. Cuando el labrador llega a su casa tarde, está hambriento y cansado. Sus músculos están adoloridos, y sus manos, encallecidas. A veces tiene que trabajar aun cuando no se siente bien porque sabe que una buena cosecha depende de su ardua labor. El trabajo es extenuante, pero el labrador también sabe que hay una recompensa al final. El esforzado labrador será el primero en recibir una parte de sus cosechas. Es decir, vendrá el día en que será recompensado por sus esfuerzos al cosechar los frutos por los que tanto se ha esforzado en obtener. Sus esfuerzos no habrán sido en vano. El trabajo fue arduo y hubo muchos sacrificios, pero Dios bendecirá el esfuerzo de sus manos.
Pablo le está diciendo a Timoteo que el trabajo del ministerio era arduo. Hay que hacer sacrificios y un gran esfuerzo que realizar durante largas horas, pero el Señor fructificaría ese esfuerzo. Timoteo no debía temer al trabajo duro. Además, no siempre sería comprendido. Enfrentaría muchos desengaños en su vida y ministerio. Tendría que enfrentar muchas horas y muchos obstáculos, pero Dios usaría su esfuerzo fiel para extender Su reino.
Pablo concluyó esta sección retando a Timoteo a reflexionar en lo que él le había estado enseñando. Le recordó que el Señor abriría su mente y le daría todavía más entendimiento sobre cómo esta enseñanza se aplicaba a su vida en particular.
La obra del reino de Dios es un esfuerzo de equipo que requiere del enfoque y la disciplina del soldado, de la obediencia del atleta y del arduo trabajo del labrador. A medida que sirvamos fielmente de esta forma, podemos estar seguros de que Dios nos usará para producir una cosecha para Su nombre.
Para meditar:
* ¿Qué aprendemos sobre la importancia de trabajar en equipo? ¿Por qué necesitamos a otros en el ministerio?
* ¿A quién tienes que te aliente y ore por ti en tu ministerio?
* ¿Hay algo en tu vida que no estés dispuesto a sacrificar para la expansión de Su reino? ¿Hay algo que te distraiga de ser un siervo de Dios más eficaz?
* ¿Cuán importante es la obediencia al Señor? ¿Hay algunas maneras en que hayas claudicado en tu andar y servicio a Dios?
* Medita en las tres ilustraciones de esta sección (el soldado, el atleta y el labrador). ¿Cuál de las tres te habla de manera especial y por qué?
Para orar:
* Pídele a Dios que te dé hermanos que te respalden en el ministerio.
* Pídele a Dios que examine tu corazón para ver si hay algún área en la que no estés viviendo en obediencia absoluta a Su Palabra.
* Pídele a Dios que te ayude a no distraerte en el trabajo del reino, sino a tener la disciplina y el en-foque de un soldado.
* Agradécele al Señor el hecho que después de todo nuestro arduo esfuerzo, Él promete que habrá una cosecha. Dale gracias por la(s) cosecha(s) que ya hayas visto.
28 – SUFRIENDO POR EL EVANGELIO
Lee 2 Timoteo 2:8-15
Pablo ha estado hablando a Timoteo sobre perseverar en la vida cristiana. Le ha recordado que la vida cristiana no siempre será fácil. Pablo estaba prisionero por predicar el evangelio. Le escribió a Timoteo para recordarle que no debía sorprenderse al verlo tener que sufrir. Aunque Pablo no quería ver a Timoteo sufriendo, prefería verlo en obediencia al Señor a toda costa. En esta sección, Pablo le habló a Timoteo y lo animó a mantenerse firme a pesar de los obstáculos que pudieran surgir en su camino.
Esta sección comienza con el reto de recordar al Señor Jesús. Hay varias cosas que Pablo quería que Timoteo recordara sobre el Señor Jesús. Quería que él recordara primero cómo Jesús había resucitado de los muertos.
El Señor Jesús murió por una razón específica. Murió por nuestros pecados. Se convirtió en el cordero del sacrificio para llevarnos a Dios. El hecho que haya resucitado de los muertos indica que Su muerte fue aceptada por el Padre. Resucitó venciendo a Satanás, la muerte y el pecado. Si nuestro Señor resucitó de los muertos, hay dos cosas que son verdaderas. Primero, Él vive hoy, lo cual es nuestra esperanza. Segundo, también nosotros podemos vencer al pecado, la muerte y al diablo en el Señor. ¡Qué gran esperanza nos da esto en medio de los obstáculos y las pruebas de la vida! La muerte misma no es el fin para nosotros. Aun si tenemos que poner nuestras vidas, tendremos esta maravillosa esperanza. Esto era para alentar a Timoteo a seguir adelante aunque la vida se tornara difícil.
Lo segundo que Pablo quería que Timoteo recordara sobre el Señor Jesús era que Él había sido descendiente de David. Como tal, el Señor Jesús fue completamente hombre. Se identificó con nosotros en nuestra humanidad. Él experimentó todo lo que nosotros experimentamos; sufrió lo que sufrimos. Esto significa que el Señor Jesús entendía perfectamente todo sufrimiento que Timoteo enfrentara. Él había sufrido y muerto por la causa que representaba. Una vez más esto era para dar aliento a Timoteo para enfrentar las dificultades que surgieran en su camino.
Todo el mensaje del evangelio gira alrededor de estas dos importantes verdades. Jesús se humilló y tomó forma de hombre. Vivió, sufrió y murió en la cruz por nuestros pecados. Resucitó victorioso de la tumba. Debido a Su vida, muerte y resurrección, Él es nuestra esperanza.
Era por estas verdades que Pablo estaba sufriendo (versículo 9). La verdad del evangelio es maravillosa, pero no todos están preparados para recibirla. Esta sencilla verdad puede libertar a los cautivos. Tiene el poder para librar al pecador del lazo de Satanás. Por esta razón, el enemigo reacciona violentamente en contra de quienes la predican. Pablo le dijo a Timoteo que él había estado encadenado como cualquier criminal por predicar las buenas nuevas de Jesús. Ésta es la naturaleza del ministerio al que hemos sido llamados. Hemos sido llamados a proclamar la verdad a quienes han estado cautivos de las mentiras del enemigo. Es una realidad que liberaremos a las personas de la esclavitud de su pecado y desesperanza. El enemigo odia esta verdad y hará todo lo que pueda por impedir que la oigan todos los que deben oírla.
Una cosa que consolaba a Pablo en su sufrimiento y encarcelamiento era que aunque estaba encadenado, la Palabra de Dios jamás podía estarlo. El enemigo podría contener a Pablo, pero no a la Palabra de Dios. La historia de la iglesia lo ha demostrado una y otra vez. En épocas de intensa persecución la iglesia ha crecido. La Palabra de Dios ha seguido teniendo un efecto en la vida y el corazón de quienes toca. Satanás nunca ha podido detener la expansión de la Palabra de Dios. Pablo estuvo en prisión, pero el Espíritu de Dios seguía haciendo Su obra, en lo cual Pablo encontraba una gran esperanza. La Palabra de Dios al final triunfaría sobre las fuerzas del mal.
Fíjate además en que Pablo sabía que si era llamado a morir por Cristo y Su causa, también viviría con Él. Tenía la maravillosa esperanza de una eternidad en la presencia de su Señor. Morir era estar con Cristo (versículo 11). Lo peor que el enemigo podía hacerle era mandarlo directamente a los brazos de su amado Salvador.
Si Timoteo perseveraba con Cristo, además reinaría con Él (versículo 12). Hay una recompensa para los que perseveran: estarán con Cristo en gloria. Allí en la presencia de Cristo vivirán como santos victoriosos. Vivirán como reyes y reinas en la presencia de Cristo, habiendo vencido en Su nombre. Los sufrimientos de esta vida son sólo temporales. Morir es vivir por siempre. Perseverar es reinar con Cristo.
La única manera de perder es volverle la espalda al Señor. Pablo le recordó a Timoteo en el versículo 12 que si negamos al Señor, Él nos negará a nosotros, pero aun si somos infieles, Dios permanecerá fiel porque Él no puede negarse a Sí mismo (versículo 13).
La palabra “negar” utilizada en el versículo 12 significa decir “no”, no aceptar o rechazar. Pablo está dejando bien claro que si negamos al Señor Jesús, pereceremos. En ese día cuando estemos delante de Él, si no le hemos aceptado como nuestro Salvador, Él nos dará la espalda. Cuán importante es que abramos nuestro corazón y nuestra vida a Él. Rechazar al Señor Jesús es sellar nuestro destino. Si le negamos o no tenemos nada que ver con Él en esta vida, no deberíamos esperar que Él nos acepte en la vida que está por venir.
Pablo continuó diciendo que si somos infieles, Dios permanecerá fiel. Para entender lo que Pablo está diciendo aquí, debemos preguntarnos algo importante. ¿A qué o a quién es Dios fiel? Una interpretación es que Dios siempre será fiel a Su Palabra y a Su carácter. En Su Palabra Él deja claro que castigará al pecado. Si somos infieles, podemos esperar que Él nos juzgue como ha prometido. Esto es lo que enseña la Palabra, y podemos estar seguros de que Dios siempre será fiel a Su Palabra. Él no hará ninguna excepción. Negarle es perecer. Serle infiel es sufrir las consecuencias según la clara enseñanza de Su Palabra.
En el versículo 14 Pablo le dijo a Timoteo que debía advertir a su gente sobre estas cosas. La verdad de la Palabra de Dios era bien sencilla. Rechazar al Señor Jesús era perecer; ser infiel era sufrir las consecuencias. Los teólogos han hecho todo tipo de cosas a esta verdad, como en la época de Timoteo había individuos que estaban tratando de desviar esta verdad discutiendo sobre palabrerías. Ellos complicaban la sencilla verdad, pero discutían y la interpretaban de forma tal que respondiera a sus necesidades. Pablo advirtió a Timoteo en cuanto a estos individuos. Ellos estaban desviando a las personas alejándolas de la sencillez del evangelio.
Pablo desafió a Timoteo a mantenerse advirtiendo a estos individuos lo que estaban haciendo. Ellos eran una constante amenaza para el cuerpo de Cristo. Estaban desviando a la gente de la verdad. Mucho antes en el huerto del Edén, Satanás animó a Eva a cuestionar lo que Dios había dicho. Dios le dijo que no debía comer del árbol que estaba en medio del jardín. Satanás desafió este sencillo mandamiento diciéndole que Dios realmente le estaba ocultando algo. Él complicó la sencilla verdad y le llevó a la desobediencia. Muchas personas han caído en esta trampa.
Quizás hayas conocido a individuos que, en lugar de aceptar la sencilla verdad de la Palabra, la han interpretado de manera que se avenga a sus propias necesidades. En el versículo 15 Pablo desafió a Timoteo a presentarse delante de Dios como alguien aprobado. La única forma de poder ser aprobado por Dios era viviendo y predicando la verdad. Él debía ser un obrero que no tuviera razón de qué avergonzarse porque interpretaba bien la Palabra de Verdad. Él debía trasmitir la verdad exactamente como la había recibido. A su alrededor había falsos maestros enseñando sus propias ideas. Ellos estaban rechazando la sencilla verdad del evangelio. Estaban discutiendo sobre palabras e ideas. La palabra se estaba perdiendo en estos debates intelectuales, y los creyentes estaban siendo divididos.
La Palabra fue escrita para ser sencilla. El enemigo haría todo lo posible por complicarla. Sin embargo, la sencilla realidad es que si negamos al Señor, Él nos negará a nosotros. Cuán dispuesto está el Señor a aceptarnos y a recibirnos como Sus hijos. Si nos volvemos a Él, nos recibirá con los brazos abiertos. Sin embargo, rechazarle significaba perecer eternamente. Este era el mensaje que el apóstol Pablo había sido llamado a predicar. Era un mensaje sencillo, pero a la vez muy importante. Pablo estaba dispuesto a sufrir todo lo que fuese necesario para llevar este mensaje a quienes estuvieran perdidos en su pecado. Aun estaba dispuesto a dar su vida para comunicar esa verdad.
Es evidente que Timoteo se encontraba en medio de muchos que estaban enseñando otro evangelio. Es muy posible que estos hombres tuvieran mentes brillantes y de intelectuales. Sin embargo, al igual que Satanás en el huerto del Edén, ellos cuestionaban las palabras de Dios. Intercambiaban la sencilla verdad por un error complica-do y distorsionado que desviaba a la gente. Pablo le recordó a Timoteo lo sencillo que era el evangelio y lo animó a mantenerse fiel a lo que había oído.
Para meditar:
* En esta sección Pablo habla del evangelio dando el mensaje que Cristo, como descendiente de David, había resucitado de los muertos. ¿Cómo se encuentra el evangelio en estas dos verdades?
* ¿Qué quiere decir Pablo cuando nos dice que si negamos al Señor, Él nos negará a nosotros? ¿Por qué es tan importante comunicar este mensaje?
* ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la esperanza que Pablo tenía aún en la muerte?
* ¿Qué aprendemos sobre cómo el enemigo atacará la verdad y tratará de complicarla y confundir-la? ¿Has visto alguna evidencia de esto en tu comunidad?
Para orar:
* Pídele al Señor que te ayude a ser un obrero que interpreta correctamente la Palabra de Dios.
* Agradécele al Señor que haya hecho que la ver-dad sea sencilla, de manera que todos pueden entenderla.
* Agradécele al Señor por la maravillosa esperanza que el evangelio da a todos lo que creen en él. Pídele que te dé la gracia de llevar una vida digna de tu llamado a este evangelio.
* Pídele a Dios que abra los ojos de tus amigos y vecinos a la sencilla verdad del evangelio.
29 – INSTRUMENTOS NOBLES
Lee 2 Timoteo 2:16-26
Como hijos de Dios, debemos demostrar al mundo la diferencia que el Señor Jesús puede marcar en nuestras vidas. En esta siguiente sección de su carta a Timoteo, Pablo anima a su hijo en la fe a ser un modelo para todos los que le rodeaban. Examinemos brevemente el consejo de Pablo a Timoteo al respecto.
Evita las palabrerías profanas
El primer consejo que Pablo da a Timoteo es que evitara las palabrerías profanas. ¿Qué son las palabrerías profanas? El contexto puede servirnos de ayuda. Pablo habla a Timoteo acerca de dos individuos que habían caídos en este error. Según el versículo 18, Himeneo y Fileto habían estado enseñando que ya había ocurrido la resurrección de los muertos. Se habían desviado de la verdad de la Palabra de Dios para enseñar sus propias ideas. Según Pablo, eran culpables de andar en vanas palabrerías. Las cosas que enseñaban no bendecían al cuerpo de Cristo ni llevaban a Su pueblo a la verdad de Dios. Ellos predicaban sus propios pensamientos e ideas, y se alejaban de las Escrituras. Ellos estaban trastornando a algunos (versículo 18). Según Pablo, la palabrería profana parece estar relacionada con la enseñanza de ideas y pensamientos humanos que son contrarios a la clara enseñanza de la Palabra de Dios. Es profana porque no proviene de Dios ni de Su Palabra y tampoco edifica al cuerpo de Cristo.
Fíjate en la advertencia que Pablo da a Timoteo en cuanto a estas profanas palabrerías. El apóstol dijo a Timoteo que los que se involucraban en este tipo de habladurías se alejarían más y más de la vida piadosa. Mientras que no estemos adentrándonos en la Palabra de Dios, nos estamos abriendo a todo tipo de error y falsas doctrinas. Dios nos ha dado Su Palabra como medio para conocer la verdad sobre Él y Sus propósitos.
A lo largo de la historia de la iglesia, hemos visto hombres y mujeres traicionar su fe tergiversando la Palabra de Dios para que se avenga a sus necesidades. Le han añadido o han malinterpretado la Palabra para ajustarla a la cultura de su época. Aun en la nuestra hay iglesias que siguen programas y técnicas, y ponen en ellos su confianza para que la iglesia crezca. Algunos han llegado hasta el punto de no predicar sobre ciertos temas bíblicos porque puedan resultar ofensivos para las personas que estén asistiendo a su iglesia. Cuando hacemos esto, estamos implicando que la Palabra de Dios no es una guía suficiente para la fe y la práctica cristianas. Estas iglesias pueden crecer en número, pero a veces en detrimento de la madurez. La fe verdadera viene de oír la Palabra (ver Romanos 10:17). Cuando sustituimos la Palabra de Dios por ideas y filosofías humanas, el resultado será la impiedad.
Fíjate que la enseñanza profana de Himeneo y Fileto se extendía como gangrena (versículo 17). Siempre habrá quienes caigan presa de la enseñanza falsa y la palabrería profana. Esta enseñanza es como la gangrena que devora la carne. La palabrería profana, según Pablo, era la gangrena, la cual debía ser cortada para que no se esparciera por todo el cuerpo. Esta enseñanza falsa tenía la capacidad de destruir toda la iglesia.
Pablo reta a Timoteo a permanecer cerca de la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios la que nos purificará y madurará en nuestro andar con Dios. Las Escrituras han de ser nuestra guía y autoridad. Debemos permanecer cerca de ella y no caer presa de la palabrería profana de ideas humanas y filosofías mundanas.
Apártate de la maldad
Hay muchas filosofías e ideas humanas en este mundo. Cada día somos bombardeados por estas ideas mediante los medios de comunicación y en nuestras conversaciones con los que nos rodean. Sin embargo, hay una sola verdad que resistirá la prueba del tiempo. Las filosofías e ideas humanas van y vienen, pero la única verdad que permanece es la verdad de la Palabra de Dios. Pablo la compara con un fundamento sólido. La Palabra de Dios permanece firme. Las promesas de Dios son plenamente confiables. Podemos confiar en lo que Él dice. Su Palabra nos guiará y nos guardará.
Pablo le recordó a Timoteo que el Señor conoce a los que son Suyos. Su pueblo está constituido por los que confiesan Su nombre y se desvían de la maldad. ¿Cómo sabemos qué es la maldad o qué es lo que Dios exige? ¿Acaso no está escrito en la Palabra de Dios? Si hemos de alejarnos de la maldad, debemos ser gente de la Palabra de Dios. Debemos estudiarla y meditar en ella para enfocarnos en la verdad que Dios demanda.
En el versículo 20 Pablo utilizó la ilustración de una casa. Le dijo a Timoteo que en una casa grande existían dos tipos de artículos. Hay algunos hechos de oro y plata, pero también había artículos hechos de madera y de barro. Algunos estaban sucios y otros, limpios. Por ejemplo, imagínate que tengas invitados en tu casa y les sirvas en platos sucios. Los platos deben limpiarse antes si van a ser usados por los invitados o por cualquier otra persona. Lo mismo ocurre en nuestra vida espiritual. En el versículo 21 Pablo nos recuerda que si nos limpiamos, seremos instrumentos para propósitos nobles. Seremos santos y útiles al Maestro. Es por esta razón que debemos huir de la maldad. Si queremos ser usados, debemos hacer todo lo que podamos para ser instrumentos limpios delante de Dios.
Como instrumentos en las manos de Dios, debemos huir de los malos deseos de nuestra carne (versículo 22). Debemos morir cada día a los deseos pecaminosos que hay en nosotros. Fíjate que Pablo utiliza la palabra “huir” en el versículo 22. Nuestra carne quiere satisfacerse; le atrae el mal. Pablo nos dice que debemos controlar la carne y negarla. Debemos ver estos malos deseos como enemigos de nuestro andar con Dios. Debemos escaparnos de ellos como José huyó de la esposa de Potifar cuando ella quería seducirlo (Génesis 39:11-12).
En vez de alimentar la carne, debemos buscar la justicia, la fe, el amor y la paz. Nuestra carne quiere buscar el mal en vez de la justicia. La carne arroja duda mediante la razón y el intelecto en vez de ejercer la fe. La carne alberga amargura, celos y pleitos en donde debería haber amor. Esto conlleva al conflicto y a la división donde se necesita la paz. Para ser instrumentos nobles en las manos de Dios, tenemos que tener como meta huir de los malos deseos o pasiones de la carne y comprometernos con Dios y Sus propósitos.
La importancia del cuerpo
Es importante que notemos en el versículo 22 que nuestra búsqueda de la justicia, de fe, de amor y de paz no se lleva a cabo en aislamiento. Pablo aclara que debemos seguir estas cosas junto con los que invocan al Señor con un corazón puro. A medida que vivimos y servimos a otros, seremos avivados y alentados. Si queremos convertirnos en los instrumentos que Dios quiere que seamos, tendremos que hacer esto en el contexto más amplio del cuerpo de Cristo.
Un fuego que se mantenga bien encendido arderá, pero si sacamos de él un carbón y lo apartamos, pronto se apagará. Dios ha llamado a Su pueblo a ser un cuerpo. Necesitamos los dones, el aliento y el desafío de otros creyentes si hemos de ministrar de manera eficaz en el cuerpo. Nos necesitamos unos a otros para ser todo lo que Dios quiere que seamos. Si quieres ser un instrumento noble en las manos del Señor Dios, deberás relacionarte con otros creyentes sinceros y consagrados que puedan desafiarte y alentarte en la fe.
La mansedumbre
En el versículo 23 Pablo recuerda a Timoteo que no tuviera nada que ver con discusiones necias y sin sentido. La razón es bien evidente. Estas discusiones necias sólo provocaban peleas. Pablo dice en el versículo 24 que el siervo del Señor no debía andar peleando. En cambio, debía ser amoroso con todos y no rencoroso. Hay quienes usan la verdad de Dios como un martillo para golpear a las personas en la cabeza; muestran poca tolerancia hacia cualquiera que no vea las cosas exactamente como ellos las ven. Lo que Pablo parece estarle diciendo a Timoteo es que el verdadero siervo de Dios podía trabajar con las diferencias; aceptaría a los verdaderos creyentes como hijos de Dios y como sus herma-nos a pesar del hecho que tuvieran diferencias en cuanto a ciertos asuntos de menor importancia. El verdadero siervo de Dios demostraría paciencia a otros a medida que éstos maduraran en su vida y entendimiento espiritual.
Los falsos maestros de aquella época incitaban a las personas a quienes enseñaban. Discutían en cuanto a palabras y peleaban respecto a doctrinas. Había poca demostración del fruto del Espíritu en sus enseñanzas. El amor, la bondad y la paciencia no estaban presentes. Pablo desafió a Timoteo a instruir con mansedumbre a quienes lo escucharan, con la esperanza que Dios los guiaría al arrepentimiento y al conocimiento de la verdad.
Una cosa es defender la verdad, y otra es hacerlo a la manera de Dios. Algunos de nosotros defendemos la verdad usando las estrategias del enemigo: discutiendo, debatiendo y procurando manipular. Ésta no es la manera de Dios. Pablo nos está diciendo que debemos enseñar la verdad con mansedumbre. Cuán fácil nos resulta tratar de imponer a otros nuestra interpretación de la Palabra. No debemos asumir el papel del Espíritu Santo, el cual es convencer. Pablo desafió a Timoteo a enseñar con mansedumbre. Él debía defender la verdad, pero también debía tratar a todos los que le predicara con amor y respeto.
Es responsabilidad del Espíritu Santo hacer que las personas recobren el juicio y librarlos del lazo del enemigo (versículo 26). En ocasiones tratamos de hacer la obra del Espíritu Santo. Sentimos que es nuestra responsabilidad convencer y cambiar a las personas. La realidad del asunto es que nuestra labor es sencillamente proclamar la verdad en amor y dejar que Dios haga el resto.
Si hemos de ser instrumentos para usos nobles en las manos del Señor, debemos tener como prioridad ser personas de la Palabra. Debemos evitar toda la impiedad y las nociones falsas de los individuos que piensan que tienen una mejor manera que Dios. Debemos hacer todo lo que podamos para ser instrumentos limpios en Sus manos lidiando con cualquier pecado que nos aleje de Él. Debemos abrir nuestro corazón a la corrección, a la exhortación y a los desafíos del resto del cuerpo, y servir con mansedumbre y amor.
Para meditar:
* ¿Qué aprendemos sobre la importancia de la Palabra de Dios en nuestro crecimiento espiritual?
* En este pasaje Pablo compara la enseñanza falsa con la gangrena. ¿Qué nos dice esto en cuanto al peligro de la enseñanza falsa?
* ¿Cuál es el papel de otros creyentes en nuestro crecimiento espiritual? ¿Cómo te ha ayudado a madurar el cuerpo de Cristo?
* ¿Cuál es el peligro de la verdad sin amor?
* ¿Es posible que los creyentes intenten asumir el papel del Espíritu Santo? ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo? ¿Cuál es nuestro papel?
Para orar:
* Pídele al Señor que te examine para ver si hay en tu corazón algún área de pecado o de rebeldía que te impediría ser un instrumento limpio en Sus manos.
* Pídele al Señor que te dé amor por los que difieren de ti en cuanto a doctrina y práctica.
* Agradécele al Señor por quienes te han ministrado y ayudado a madurar en la fe.
* Pídele al Señor que te dé la mansedumbre en tu ministerio con otras personas. Pídele que te per-done por las veces que has tratado de asumir el papel del Espíritu Santo.
30 – TIEMPOS DIFÍCILES
Lee 2 Timoteo 3:1-9
Pablo se dedica en esta sección a debatir sobre los tiempos del fin. En la primera sección del capítulo 3 le dice a Timoteo las cosas que sucederían a medida que se acercara el regreso del Señor.
El apóstol comienza diciéndole a Timoteo en el versículo 1 que vendrían tiempos de dificultades (BLS). La palabra “dificultad” tiene el sentido de algo violento, duro de soportar, peligroso o cruel. A medida que se acerca el regreso del Señor, podemos esperar que las cosas se pongan más difíciles tanto para los creyentes como para los incrédulos. Pablo explica lo que quiere decir con esto en los versículos que le siguen.
Pablo advirtió a Timoteo que en los postreros días la gente se llenará de egoísmo; vivirán para agradarse a sí mismos y buscar sus propios intereses. Así mismo disminuirá el interés por vecinos, amigos y familiares. La gente no dudará en pasar por encima de otros si con ello logran sus propósitos. Reinará el egocentrismo, lo cual obviamente tendrá un impacto tremendo en la iglesia y en la sociedad como un todo.
Fíjate además que la gente se volverá amante del dinero. Por supuesto, junto con esto viene el amor hacia las cosas que se obtendrán por dinero. En los últimos tiempos podemos esperar ver a la gente más enfocada en acumular posesiones terrenales. Se volverán inconformes con lo que tienen. Buscarán los placeres y las posesiones de este mundo. Dedicarán sus esfuerzos a tratar de obtener más y más. Recuerdo en una ocasión que vi un adhesivo en un parachoques que decía: “El que muere con más juguetes, gana”. Esta es la filosofía de la que Pablo está hablando aquí, la cual cree que la persona exitosa es la que más riquezas y posesiones acumula en esta vida. A medida que se acerque el día del Señor, veremos a más y más gente tratando de alcanzar esta meta. Dios será puesto a un lado por el dinero y las posesiones.
Pablo más adelante nos dice que las personas se volverán jactanciosas y arrogantes. Cada vez más se confiará en la capacidad de los seres humanos de conquistar y prevalecer. Habrá cada vez más confianza en la ciencia, la medicina y la política para resolver los problemas del mundo. La gente va a quitar la vista de Dios y se enfocará en sí misma. La gente ya no verá cuánto necesita a Dios. En cambio, debido a su orgullo y arrogancia, se jactará de sus propias habilidades y logros. Es decir, Dios será puesto a un lado.
Además veremos más y más abusos. La palabra griega que se utiliza aquí se refiere a blasfemia, calumnia y a hablar lo malo. En otras palabras, las relaciones entre los individuos se resquebrajarán. Hombres y mujeres hablarán mal unos de otros. Se aprovecharán unos de otros y usarán a los demás para sus propios propósitos. Una vez más, imagínate una sociedad compuesta por personas cuyo único interés es el suyo propio. Ellos no vacilarán en hablar mal ni en arruinar la reputación de su amigo o colaborador si mediante eso pueden lograr su propio interés.
Los hijos también serán atrapados por estos tiempos difíciles. Pablo le dijo a Timoteo en el versículo 2 que los hijos serían desobedientes con los padres; el respeto por los padres disminuirá. Cuando no hay respeto por los padres, podemos estar seguros de que tampoco lo habrá por los maestros ni por quienes sobre ellos ejerzan autoridad. Se destruirá el respeto por la autoridad. Toda persona hará lo que le plazca. Las autoridades serán cada vez más incapaces de lidiar con esta falta de respeto. Una vez más, imagínate el efecto que todo esto tendrá en la sociedad.
La ingratitud es lo siguiente que Pablo le dice a Timoteo que podía esperar a medida que se acercara el día del Señor. La gente comenzará a sentir que todo el mundo le debe; tomarán todo lo que obtengan, pero no tendrán un verdadero sentido de agradecimiento por ello. En vez de recibir con acción de gracias, exigirán sus derechos. A medida que se acerque el día del Señor, la gente exigirá que se les sirva, pero jamás agradecerá por lo que recibe.
También se incrementará la impiedad. La gente no verá su necesidad de Dios; se alejarán de Él y de Su Palabra. Harán lo que les plazca. El pecado aumentará en la tierra. La inmoralidad, la falta de honestidad y todo tipo de males serán mucho más evidentes.
En el versículo 3 Pablo dice que los individuos se llenarán de odio (BLS). Es decir, no serán guiados por el amor en sus relaciones con los demás; no les importará nada, sino sólo ellos mismos.
Debido a que no actuarán por amor, no perdonarán a quienes los hayan perjudicado; más bien se aferrarán a la amargura y la ira, lo cual resultará en la multiplicación de topo tipo de males. La gente se calumniará entre sí diciendo toda clase de mal. Su lengua será como una espada, que corta y mata a sus víctimas.
En los últimos días la gente estará fuera de control. Ya hemos visto que estarán alejados de la santidad y del respeto por la autoridad. También habrá falta de perdón y de amor. Beberán cuando quieran hacerlo. Explotarán en ira y venganza. Pablo los describe como salvajes en el versículo 3 (LBLA).
Pablo le dijo a Timoteo que en los últimos tiempos no se podrá confiar en la gente. Ellos no amarán lo bueno, sino preferirán lo malo. Mentirán, harán trampas y robarán porque no tienen respeto por los principios del bien ni por la ley del Señor. La gente será traicionera (versículo 4). A propósito se volverán en contra de amigos y seres queridos. Serán gente sin principios.
En el versículo 4 Pablo utiliza el calificativo “impetuoso” para describir las personas de los últimos tiempos. Actuarán y tomarán decisiones sin pensar; no pensarán en las consecuencias de sus acciones. Serán crespón-sables; serán vanidosos y más amigos del placer que de Dios porque escogerán un estilo de vida inmoral. No les interesarán los principios de Dios. Su único deseo será satisfacer los deseos de la carne. Esta gente vivirá para sí, sin respeto por Dios ni por autoridad alguna. Imagínate una sociedad llena de esta clase de personas.
Lo que empeora todas estas cosas es el hecho que estas personas tendrán una apariencia de piedad. En otras palabras, aparentarán ser espirituales cuando en realidad estarán lejos de Dios. Su fe no tendrá poder porque ellos no tendrán una relación con Dios.
Fíjate que en el versículo 5 dice que ellos negarán el poder de Dios, dándole la espalda al Espíritu de Dios. Ellos se resistirán a la obra del Espíritu Santo en ellos. Pablo le dijo a Timoteo que no tuviera nada que ver con estas personas. Es evidente que ya había gente así en la época de Pablo. Sin embargo, le recuerda a Timoteo que a medida que se acercara el regreso del Señor, habría cada vez más individuos como estos.
Los individuos impíos de los últimos tiempos no se conformarán con refrenar su malvado y rebelde corazón (versículo 6), sino procurarán influenciar a otros, sobre todo a los más vulnerables. En aquellos tiempos las mujeres sobre todo eran incultas y fácilmente se les podía sacar ventaja. Estos falsos maestros saldrán en busca de los débiles y vulnerables de la sociedad. A medida que se acerca el día del Señor, más y más personas serán engañadas. La gente se desviará de la verdad para seguir la enseñanza de estos malvados profetas.
Mientras que estos individuos buscarán a los faltos de entendimiento, a quienes es fácil engañar, esto no significa que no sean personas inteligentes. Pablo nos dice en el versículo 7 que estos falsos maestros siempre estaban aprendiendo; eran personas inteligentes que siempre estaban acumulando conocimientos. Uno puede tener una buena cantidad de conocimiento, pero jamás llegar a entender la verdad de la Palabra de Dios ni la obra de Cristo.
En el versículo 8 Pablo comparó a estos individuos con Janes y Jambres. Se cree que estos hombres hayan sido los magos que Faraón buscó para que imitaran las señales que Dios le había dicho a Moisés que hiciera ante Faraón (Éxodo 7:11). Estos individuos harán señales y milagros para engañar a quienes los escuchen. Jesús nos dice que en los últimos tiempos habrá muchas señales y milagros falsos. Al igual que estos dos magos de Egipto, ellos aparentan ser muy poderosos, pero son individuos depravados y pecadores que están alejados de la verdad y no tienen cabida en el reino de Dios.
Lo alentador en este pasaje es lo que Pablo nos dice en el versículo 9. Él le recordó a Timoteo que estos individuos no llegarían lejos. Mientras que Janes y Jambres sí engañaron a la gente de la época de Moisés por un tiempo, al final la verdad fue expuesta, y Dios obtuvo la victoria. Llegó el momento en el que ya no pudieron hacer sus señales. Con el tiempo toda la nación de Egipto fue llevada a las rodillas; se demostró que Moisés era el verdadero profeta de Dios, y lo mismo sucederá con estos individuos. Llegará el día en que sus mentiras serán expuestas, y la verdad de Dios prevalecerá.
Para meditar:
* Describe los últimos tiempos antes del regreso de Jesús. ¿Qué tipo de sociedad deberíamos esperar que veremos a medida que se aproxima el día del Señor?
* ¿Qué evidencia vemos en nuestra sociedad de que se está acercando el día del Señor?
* ¿Qué aprendemos sobre el engaño de Satanás?
* ¿Cuán fácil nos resulta ser desviados por señales y conocimiento? ¿Son todas las señales poderosas de parte de Dios? ¿Cómo podemos evitar ser engañados?
* ¿Cuál es la diferencia entre tener conocimiento y entender la verdad?
Para orar:
* Pídele al Señor que te libre de ser engañado por el enemigo y sus falsos maestros.
* Pídele al Señor que te ayude a permanecer fiel a Su Palabra y a ser ejemplo en un mundo que se está desviando de la verdad.
* Agradécele al Señor que, así como reveló la ver-dad en la época de Moisés, él pondrá de manifiesto las mentiras del enemigo en los días venideros. Agradécele porque Él vencerá el mal y la falsedad.
31 – LA PERSECUCIÓN Y LA PALABRA
Lee 2 Timoteo 3:10-17
En la meditación anterior vimos cómo Pablo le recordó a Timoteo que en los últimos tiempos habría muchos falsos maestros. Los tiempos previos al regreso del Señor serían días peligrosos llenos de pecado y de maldad. La gente le daría la espalda a Dios y a Sus propósitos; harían lo que les pareciera correcto en su propia opinión. Serían amantes de sí mismos, del dinero y las posesiones. No aceptarían a Dios ni a Sus siervos. Esto significaba que habría sufrimiento para los que quisieran servir al Señor de todo corazón. En esta sección Pablo le recuerda a Timoteo la importancia de permanecer fiel a la Palabra en estos tiempos difíciles.
Teniendo en cuenta los tiempos de dificultad que tenían por delante, Pablo exhortó a Timoteo a que recordara varias cosas. Fíjate que en el versículo 10 se dice que él debía ante todo recordar la enseñanza de la Palabra de Dios. Ya había muchos falsos maestros predicando otros mensajes, y mucha gente había sido engañada por ellos. Pablo animó a Timoteo a recordar la verdad para que no fuese engañado por estos astutos y embaucadores maestros del error. Timoteo debía enseñar la verdad que él había aprendido de Pablo para que otros no fueran engañados por las falsas doctrinas que estaban circulado en aquella época.
Timoteo no sólo debía recordar y trasmitir la enseñanza del apóstol Pablo, sino que además debía recordar el ejemplo de Pablo. La verdad no sólo debía ser enseñada, sino debía constituir un modo de vivir. Pablo era un hombre lleno de pasión por el Señor y Su obra. Vivió de manera piadosa, alejándose de su pecado y buscando al Señor en todo lo que hacía. Timoteo debía asegurarse de seguir el ejemplo de Pablo, quien aunque a veces fue probado y perseguido, jamás se desvió de la verdad ni claudicó en su caminar con Dios.
Pablo además retó a Timoteo a recordar su propósito (versículo 10). ¿Cuál era el propósito de Pablo? Honrar y conocer al Señor Dios. En una ocasión el apóstol Pablo examinó todo lo que había logrado en la vida y dijo que era basura en comparación con el hecho de conocer a Cristo (Filipenses 3:8). El gran propósito de Pablo en la vida era conocer a Cristo. Debido a las persecuciones y pruebas que vendrían, Pablo alentó a Timoteo a mantener su mirada enfocada en el Señor; él no debía permitir que nada desviara su vista de Cristo. Timoteo debía tener como meta en la vida conocer al Señor Jesús y servirle con toda sinceridad de corazón.
Habría dificultades en los tiempos venideros, en los cuales Timoteo habría de andar por fe. Andar por fe es confiar cuando no podemos ver con nuestros ojos, oír con nuestros oídos ni siquiera entender con nuestra mente. Es tener confianza en que, pase lo que pase, Dios tendrá el control y cumplirá Sus propósitos; es aceptar lo que Dios esté haciendo aunque no podamos ver una salida para nosotros. El enemigo hará todo lo que pueda para hacernos dudar del propósito y carácter del Señor Dios. En estos tiempos en que todo parece permanecer oscuro y confuso, debemos confiar en nuestro Señor y en Su Palabra.
Muy relacionada con esta idea en cuanto a la fe está la paciencia. Paciencia es la capacidad de permanecer bajo una presión o prueba sin rendirse. Ser paciente y persistir es seguir adelante cuando todo lo que hay en nosotros quiere detenerse; es la capacidad de permanecer bajo estrés y dolor hasta tanto Dios cumpla Sus propósitos. Esto está estrechamente relacionado con la fe porque sólo podemos persistir y ser pacientes cuando estamos confiando en Dios por fe, sabiendo que Él tiene el control y usará aquello por lo que estemos pasando para cumplir Su propósito mayor por nuestro bien.
Timoteo también debía recordar el amor. Cuán fácil es en medio de las pruebas y aflicciones perder de vista el amor; es fácil recurrir a la amargura y a la ira. Pablo exhortó a Timoteo a que jamás perdiera su amor por Dios ni por Su pueblo. A pesar de lo que sucediera, él debía amar. Todas sus acciones y respuestas debían surgir del amor. Si lo insultaban o perseguían, él debía responder con amor. Así como Jesús perdonó a los que lo crucificaron, así Timoteo debía mostrar amor en todo lo que hiciera.
Fíjate en el versículo 11 que Pablo había demostrado todas estas características en medio de la persecución y el sufrimiento. Es relativamente fácil ser paciente y amoroso cuando todo va bien y la gente nos está tratando con respeto, pero no es fácil cuando nos odian y nos hacen sufrir bastante.
Pablo le recordó a Timoteo las persecuciones por las que él había tenido que atravesar durante sus viajes misione-ros y cómo el Señor Dios lo había rescatado de todas ellas. El ejemplo de Pablo es un verdadero desafío para nosotros. Él enfrentó más oposición que los demás apóstoles. Él fue apedreado, golpeado e insultado. Sin embargo, Pablo nos dice que el Señor lo rescató de todos sus sufrimientos, aunque esto no significaba que estuviera exento de sufrir. Él experimentó la agonía de los insultos y el rechazo de su mensaje. Dios no lo exoneró de problemas, pero sí lo guió a través de cada uno de ellos.
Pablo le dijo a Timoteo que cualquiera que quisiera vivir una vida piadosa, tendría que enfrentar persecución (versículo 12). No hay excepciones. Satanás odia las cosas de Dios y hará todo lo que pueda para ofrecer oposición a la obra del reino de Dios. Si queremos llevar una vida piadosa y servir al Señor Jesús, tendremos que enfrentar al enemigo con la cabeza en alto. En estos tiempos debemos recordar lo que Pablo le enseña a Timoteo en este pasaje. Debemos perseverar en fe, paciencia y amor creyendo en Su Palabra y esperando por Él.
Según Pablo, aumentaría el número de hombres malva-dos e impostores que engañarían a muchos (versículo 13). Esto se nos dice de antemano para que no nos desalentemos cuando suceda. En los últimos tiempos, la fe de muchos será probada. Veremos una persecución mayor hacia la iglesia. Veremos avanzar al reino de Satanás, pero se nos exhorta que no nos desalentemos.
A medida que se acercan los días del regreso de Cristo, es importante que permanezcamos en lo que hemos aprendido y aceptado por fe (versículo 14). Pablo le dijo a Timoteo que las Escrituras podían hacerlo sabio para salvación mediante la fe en Cristo (versículo 15). Estas Escrituras eran el medio por el cual él había venido a la fe en el Señor Jesús y había crecido en su caminar con Él.
Las Escrituras que tenemos no son meramente un libro de historias y doctrina. Pablo nos dice en el versículo 16 que toda la Escritura fue inspirada por Dios; es decir, sale de la boca y el corazón de Dios. Las Palabras de la Escritura, aunque escritas por manos humanas, son las palabras de Dios, quien no puede mentir. Su Palabra es absolutamente fidedigna y confiable.
Estas Escrituras son útiles para el creyente en cuatro áreas de la vida. Pablo nos dice primeramente que son útiles para enseñar; es decir, que nos guiarán a la verdad; nos instruirán en lo que es correcto y piadoso; nos apuntarán hacia el sentido y el propósito de la vida. Ellas constituyen la única guía verdaderamente confiable para conocer a Dios y Sus propósitos.
En segundo lugar, las Escrituras son útiles para redargüir o reprender. En otras palabras, a medida que recibimos la enseñanza de su Palabra, nos revelará el error de nuestros caminos. Nos reprenderá en las áreas que estén en tinieblas en nuestras vidas. Ellas nos convencerán de nuestro pecado al poner de manifiesto el mal.
Las Escrituras no sólo nos redarguyen, sino también son útiles para corregirnos. La corrección tiene que ver con volver a la senda correcta. La Escritura no sólo nos muestra en qué estamos fallando, sino además nos enseña a volver a donde deberíamos estar. Ellas van más allá de mostrarnos que estamos perdidos; nos muestra además cómo encontrar nuevamente el camino de regreso a Dios y Sus propósitos.
Notemos que finalmente Su Palabra además nos instruirá en la justicia. Esta instrucción nos impedirá volver a caer en los mismos errores. La Palabra de Dios nos fortalecerá para enfrentar los ataques del enemigo. Cuando él viene contra nosotros para tratar de engañar-nos, podemos resistirlo por medio de esta Palabra. Esto fue lo que hizo Jesús cuando Satanás lo tentó en el desierto. Satanás intentó engañarlo, pero el Señor Jesús constantemente recurría a la Palabra de Dios y lo resistía, hasta que Satanás fue obligado a retirarse.
Date cuenta en el versículo 17 que la Escritura nos enseñará, reprenderá, corregirá e instruirá para que podamos estar “enteramente capacitados para toda buena obra”. Fíjate en dos palabras que hay en este versículo. La primera es “enteramente”, y la segunda, “toda”. ¿Qué nos está diciendo Pablo aquí al utilizar estas dos palabras? Nos está diciendo que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber para estar totalmente equipados para cualquier labor que Dios nos llamara a hacer o para cualquier prueba por la que Él nos permitiera pasar.
Pablo animó a Timoteo a que fuese un hombre de la Palabra con vistas a los tiempos de dificultad que vendrían. La Palabra de Dios lo consolaría, lo guiaría y lo enseñaría en un mundo lleno de enseñanzas falsas, error y pecado. A medida que se aproximen los tiempos del fin, necesitamos más y más ser gente de la Palabra.
Para meditar:
* Pablo retó a Timoteo, con vistas a los tiempos difíciles que vendrían, a recordar sus enseñanzas, manera de vivir, propósito, fe, paciencia y amor. Vuelve a examinar tu propia vida a la luz de estos principios. ¿En qué área necesitas obrar?
* ¿Cómo nos ayuda la Palabra de Dios en nuestras pruebas? ¿Cómo te ha exhortado y guardado a ti de manera personal?
* ¿Cómo ha influido en tu vida la Palabra de Dios? ¿Cómo te ha cambiado? Pon ejemplos específicos.
* ¿Cuán importante será la Palabra de Dios a medida que se acerque el regreso del Señor?
* ¿Cuál es la diferencia entre conocer la verdad de la Palabra de Dios y vivirla?
* Pablo nos dice que la Palabra de Dios nos enseñará, reprenderá, corregirá e instruirá. Explica con tus propias palabras lo que Pablo quiere decir con estos términos.
Para orar:
* Agradécele al Señor que nos haya dado Su Palabra para enseñarnos, reprendernos, corregirnos e instruirnos.
* Pídele a Dios que te dé más pasión por Su Palabra.
* Pablo animó a Timoteo, debido a la persecución venidera, a recordar sus enseñanzas, manera de vivir, propósito, fe, paciencia y amor. Pídele a Dios que te muestre si hay algún área de éstas en particular en la que necesites trabajar.
32 – UN ENCARGO PARA TIMOTEO
Lee 2 Timoteo 4:1-8
En este capítulo final el apóstol Pablo le da a Timoteo un encargo doble, el cual en realidad es un resumen de lo que él le ha estado diciendo a lo largo de la carta.
El encargo que Pablo da a Timoteo se lo da en la presencia de Dios y de Jesucristo; es decir, se lo da por medio de la autoridad de Dios. Fíjate que Pablo tiene dos cosas que decir sobre el Señor Jesús.
En primer lugar, el Señor Jesús vendría a juzgar a vivos y a muertos, lo cual imputaba a Timoteo la obligación de hacer lo máximo por poner sobre aviso a los que serían juzgados por Dios. Timoteo debía servir al Señor teniendo en cuenta que se aproximaba un juicio.
En segundo lugar, Pablo le dijo a Timoteo que Jesús iba a regresar para establecer Su reinado final. Nadie iba a poder impedírselo. Él derrotaría el poder del enemigo y reinaría como Señor de ese reino. La victoria es del Señor, y ésta era una razón para regocijarse. Ésta era la razón para seguir adelante cuando las cosas se tornaran difíciles. Las fuerzas que se oponen al evangelio serán destruidas. El Señor reinará sobre todo. Timoteo pertenecía al equipo ganador; no podía perder. Él debía vivir en la realidad de esta victoria. Dios no puede perder. Satanás puede hacer cualquier cosa que Dios le permita hacer, pero no puede ganar. El Señor establecerá Su reino, y nada de lo que Satanás pueda hacer lo impedirá. Es a la luz de estas dos grandes verdades que Pablo lanza este doble desafío a Timoteo.
Predica la Palabra
El primer encargo para Timoteo es que predicara la Palabra. Él debía perseverar en este ministerio de la Palabra. Hay momentos en los que nos desalentamos. Aun al escribir estos comentarios, el enemigo a menudo me ha hecho preguntarme si lo que estoy haciendo es necesario. Sin embargo, la realidad del asunto es que nuestra sociedad necesita la Palabra de Dios más que cualquier otra cosa. Hay problemas en nuestra sociedad que nada tienen que ver con la ciencia, la política o la medicina. Hay problemas que sólo Dios puede resolver. Si nuestra sociedad volviera a la clara enseñanza de la Palabra de Dios, entonces se resolverían muchos de los problemas que estamos enfrentando. La desobediencia trae maldición a nuestra sociedad. Sólo regresando a la Palabra de Dios la bendición puede ser restaurada. Pablo alentó a Timoteo a seguir predicando la Palabra.
Fíjate que Timoteo debía estar preparado a tiempo y fuera de tiempo. Es decir, él debía estar preparado para dar la Palabra de Dios en todo momento. Habría momentos en los que la gente estaría dispuesta a recibir lo que él tuviera que decir, pero habría otros en los que ellos no recibirían su enseñanza. Él sencillamente debía predicar aunque la gente concordara o no con él.
Fíjate que en el versículo 2 dice que su predicación era para corregir, reprender y animar. Él debía aplicar la Palabra de Dios a cada situación. A veces esa palabra serviría para reprender; señalaría el error, las acciones y actitudes pecaminosas. A veces la palabra corregiría; le mostraría a la gente cómo volver a ponerse en sintonía con Dios y Sus caminos. Otras veces los animaría en sus luchas y pruebas. En todos estos casos, la Palabra predicada era para edificar el cuerpo y acercarlos más al Señor Dios y Sus propósitos.
Cuando Timoteo predicara, debía prestar especial atención a lo que estaba diciendo. Debía tener mucho cuidado de su instrucción porque era responsable ante Dios por la verdad que enseñaba. Timoteo no sólo debía ser cuidadoso en su instrucción, sino debía enseñar con mucha paciencia (versículo 2). No todos aceptarían la verdad enseguida. A veces se demoraría un poco que la gente llegara a entenderla y aceptarla, pues había cosas que necesitaban ser quebrantadas en sus vidas. El Espíritu de Dios haría Su obra, pero a veces los hombres y las mujeres se resisten a ella. En estos casos, Timoteo debía ser paciente. Debía dejar al Espíritu de Dios obrar. Debía ser paciente con los que eran lentos para escuchar y para aprender.
Se acercaba el día en el que se necesitaría de mucha paciencia. A medida que se acercaba el día del Señor, hombres y mujeres se resistirían más a la verdad del evangelio; se alejarían de Dios y de Su Palabra. Los verdaderos maestros de la Palabra serían reemplazados por los que dirían a las personas lo que ellas querían escuchar (versículo 3). La gente se alejaría de la verdad y aceptaría las mentiras del enemigo.
Soporta los sufrimientos
El segundo encargo que Pablo tenía para Timoteo era que soportara los sufrimientos. Pablo dejó claro que los que quisieran servir al Señor Jesús, tendrían que soportar sufrimiento y persecución. No siempre seremos aceptados. El enemigo hará lo mejor que pueda para impedir la obra que Dios esté haciendo mediante nosotros. Si somos serios en nuestro servicio a Dios, enfrentaremos oposición.
Timoteo debía mantener la cordura en estos momentos difíciles. En otras palabras, debía confiar en el Señor, en Su plan y propósito. Él no debía volverse amargado ni airado. En cambio, debía ser paciente y confiar.
A pesar del hecho que la gente no lo aceptara, Timoteo debía realizar la obra de un evangelista (versículo 5). Esto no sería fácil. Los incrédulos le ofrecerían resistencia. Sin embargo, Pablo sabía lo que era ser evangelista para con los que no querían escuchar el mensaje. Él había sido apedreado y golpeado, insultado y amenazado. Hacer obra de evangelista sería difícil en estos tiempos, pero Timoteo debía recordar que el Señor le pediría cuentas. Él debía animarse y perseverar. Él no debía decaer en cuanto a sus deberes. Aun cuando las cosas se pusieran difíciles, él debía seguir adelante. Debía ser fiel y digno de confianza sucediera lo que sucediera.
Pablo le recordó a Timoteo en el versículo 6 que, como apóstol de Jesucristo, él estaba a punto de ser ofrecido como sacrificio. Su fuerza estaba siendo disminuida. Su tiempo se le estaba acabando. Él no sabía cuánto tiempo le quedaría en esta tierra. Pablo le estaba confiando su ministerio a Timoteo de varias formas. Le estaba diciendo que iba a morir y a estar con el Señor, y sería responsabilidad de Timoteo trasmitir a otros lo que de él había aprendido.
Pablo no había tenido una vida fácil; había sufrido mucho. La batalla había sido recia. Había resultado herido en muchas ocasiones. Sin embargo, al mirar atrás, Pablo tenía la confianza de que había peleado una buena batalla. Él no se había rendido; había hecho todo lo que podía. Había resistido al enemigo y había perseverado. Había hecho su parte y terminado la carrera. Ahora podía ver la línea de meta delante de él. Al aproximarse a esa línea de meta, sabía que había corrido bien. Había mantenido su fe. No había negado al Señor. Se encontraría con Él y recibiría su recompensa. Él esperaba con ansias la corona que le estaba reservada. Pablo le dijo a Timoteo que esta misma corona estaba disponible para todos los que anhelaran la presencia de Jesús. Sólo puedes anhelar la presencia del Señor Jesús si estás preparado para Su regreso. El que esté siendo infiel no anhela que el Señor regrese porque sabe que su infidelidad será descubierta. El que haya malgastado su tiempo y dones no anhela el regreso del Señor. Sólo los que le sirven bien pueden experimentar este anhelo y esta preparación para Su presencia.
Pablo desafió a Timoteo en este pasaje a que predicara el evangelio y a que soportara los sufrimientos. Este es el llamado de Dios para cada uno de nosotros. En estos tiempos necesitamos a más personas que prediquen la verdad a nuestra sociedad. Necesitamos personas que no tengan miedo de enfrentar la oposición y las dificulta-des. ¿Estás preparado para defender la verdad? ¿Estás dispuesto a sufrir y a soportar por la verdad? Este es el desafío que Pablo tiene para Timoteo, y es también el nuestro hoy en día.
Para meditar:
* ¿Cómo debería cambiar nuestro modo de vivir y de servir el hecho de conocer que el Señor Jesús un día juzgará?
* ¿Estás viviendo en función de la victoria segura del Señor? ¿Cómo te impide esto desanimarte en tus esfuerzos?
* ¿Cómo sería transformada nuestra sociedad si fuera obediente a la clara enseñanza de la Palabra de Dios? ¿Qué cambios esperarías ver?
* ¿Tienes la confianza de que has peleado la buena batalla? ¿Hay áreas en tu vida que necesitan de cierto esfuerzo? ¿Cuáles son?
Para orar:
* Agradécele al Señor que Él ganará la batalla.
* Pídele al Señor que te dé el valor de enfrentar las persecuciones y las pruebas que vendrán a tu vi-da. Pídele que te dé más denuedo.
* Pídele al Señor que te examine para ver si hay algo en tu vida que te impida correr la carrera que Él ha puesto delante de ti.
* Agradécele al Señor por Su Palabra. Pídele que te ayude a tener más confianza en el poder que ella tiene para transformar vidas y sociedades.
33 – VEN A MÍ
Lee 2 Timoteo 4:9-22
En la última sección de esta segunda carta a Timoteo, el apóstol Pablo expresó sus sentimientos de soledad y animó a Timoteo a venir a verlo en cuanto pudiera. Fuimos creados con la necesidad de compañía humana. Cuando Dios creó al hombre en el huerto del Edén, le dijo que no era bueno que estuviese solo, por lo que creó a la mujer para que fuese su compañera. Es interesante notar que Adán sí tenía comunión con Dios en aquel tiempo. Mientras que tenía comunión con Dios, además fue creado con la necesidad de tener comunión con otros seres humanos. Cuando no tenemos esta comunión, aun cuando estemos bien con Dios, sentiremos esta soledad de la que Pablo habla aquí. Dediquémonos a meditar sobre lo que Pablo tiene que decirle a Timoteo en esta sección final de la carta.
En el versículo 9 Pablo le pidió a Timoteo que hiciera todo lo posible por ir a verlo pronto. Esto es lo que se encuentra a continuación de los comentarios de Pablo sobre el acercamiento del fin. Pablo había peleado una buena batalla. Había corrido una buena carrera. Ahora se le estaba acabando el tiempo. Pablo no sabía cuánto tiempo más le quedaba en esta tierra y, antes de morir, quería ver una vez más a su hijo espiritual. Por eso le pidió a Timoteo que fuera a verlo tan rápido como le fuera posible.
La sensación de soledad de Pablo se intensificaba por el hecho que muchas personas lo habían traicionado o abandonado. En el versículo 10 Pablo le dijo a Timoteo que Demas lo había dejado y se había marchado a Tesalónica. Lo que hizo que su partida fuera más dolorosa era el hecho que Demas había abandonado a Pablo por amor al mundo. Él no sólo le había dado la espalda a Pablo, sino al evangelio, lo cual dejó a Pablo doblemente herido.
Demas no fue el único que abandonó a Pablo. Crescente había ido a Galacia y Tito, a Dalmacia. Sólo Lucas permaneció con Pablo en esta ocasión. Pablo trabajaba con otros. En sus viajes misioneros parece que siempre tuvo a otros acompañándole. Jesús trabajó con un equipo de 12 discípulos. El apóstol Pablo siguió el ejemplo del Señor y también trabajó con un equipo. Necesitamos de otros en el ministerio; necesitamos su protección, aliento y apoyo. Pablo extrañaba la compañía de estos hombres de Dios.
Démonos cuenta que en el versículo 11 Pablo le pidió a Timoteo que llevara a Marcos con él cuando fuera porque le era útil en el ministerio. Marcos, también conocido como Juan Marcos, había sido la causa de la separación entre Pablo y Bernabé (ver Hechos 15:36-38). Pablo no quería trabajar con él porque Marcos lo había abandonado en un viaje misionero anterior. Sin embargo, ahora había habido una reconciliación entre Pablo y Marcos. Pablo le había pedido a Timoteo que le llevara a Marcos porque le era muy útil en el ministerio. Marcos había aprendido sus lecciones y había madurado en su fe. Pablo le había abierto sus brazos y ahora anhelaba verlo.
Tíquico, quien había estado con Pablo en sus viajes misioneros (ver Hechos 20:4), estaba siendo enviado a Éfeso para ministrar a los creyentes de allá. Evidente-mente, esto era un sacrificio para Pablo, pero él estaba dispuesto a separarse de él para que los efesios fuesen bendecidos.
En el versículo 13 Pablo le pidió a Timoteo que le llevara la capa que había dejado en casa de Carpo. No se nos dice por qué había dejado allí su capa. Puede que se le haya olvidado o por la premura de irse, puede habérsele quedado. El anhelo de Pablo por su capa puede que nos revele algo de las condiciones en que estaba viviendo o posiblemente algo de su decadente salud. Es evidente que no tenía el dinero necesario para comprar otra. Es muy posible que la celda en la que se encontraba fuese muy fría, y que él necesitara abrigarse. Lo que sí está bien claro es que este siervo de Dios estaba viviendo en condiciones muy difíciles. Él estaba necesitando de cosas básicas para vivir. Dios no siempre nos promete una gran riqueza o prosperidad. A veces Sus siervos sufrirán y tendrán que valerse de muy poco para vivir. Pablo también le pide a Timoteo que le llevase los pergaminos – los papeles que había dejado en Troas. No se nos dice qué contenían dichos pergaminos.
En el versículo 14 Pablo le dijo a Timoteo que Alejandro el herrero le había hecho mucho daño, aunque no da detalles de lo que Alejandro le había hecho. Lo importante es que veamos cómo Pablo lidió con él. Pablo encomendó al Señor lo que había hecho Alejandro. Pablo le advirtió a Timoteo sobre Alejandro para que pudiera guardarse de él y del daño que le pudiera ocasionar (versículo 15).
El Señor Dios cuida de nosotros como Sus hijos. Él conoce el dolor que sentimos. Él no está ciego a las cosas que otros nos están haciendo. En lugar de ocuparnos de las cosas con nuestras propias fuerzas, debemos traer esas personas al Señor y dejarlo que Él se encargue de ellas. Esto va a implicar que muramos a nuestro propio deseo de procurar venganza. El enemigo traerá a nuestra mente lo que otros nos hayan hecho, pero no nos corresponde vengarnos. Lo que nos corresponde es amar, perdonar y dejarle el asunto al Señor.
Pablo había estado enfrentando todo tipo de acusaciones falsas. La gente lo estaba abandonando u oponiéndose a su mensaje. Éste era el momento en el que necesitaba apoyo y aliento, pero nadie vino a apoyarlo. Sin embargo, fíjate que en el versículo 16 Pablo escogió encomendar esto al Señor. Le pidió que no les tuviera esto en cuenta a sus amigos. Aunque todos los habían abandonado en este tiempo de prueba, Pablo sabía que el Señor estaba con él. Él experimentó la fortaleza del Señor para seguir adelante. El Señor lo usó en este tiempo para compartir el mensaje del evangelio. Dios no sólo fortaleció y usó a Pablo, sino también lo libró. Él fue librado de la boca del león. Lo que más deseaban sus acusadores era entregar a Pablo a los leones para que lo devoraran, pero Dios lo protegió y lo libró de ese destino. Pablo tenía la confianza que el Señor lo rescataría de todo ataque malvado y lo llevaría a salvo al cielo. Pablo se dio cuenta de que aunque tuviera que morir, el Señor lo guardaría aun en la muerte. Por esto Pablo alababa al Señor.
Al concluir esta carta, Pablo envió saludos a Priscila y a Aquila, quienes habían colaborado con él en sus labores misioneras. Además, saludó a Onesíforo (versículo 19). Él le informa a Timoteo sobre Erasto, quien se había quedado en Corinto y sobre Trófimo, quien estaba enfermo en Mileto (versículo 20). Él envió saludos de parte de Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y de todos los hermanos. Estos eran individuos que tanto Pablo como Timoteo conocían y con quienes tenían el privilegio de trabajar en el ministerio.
En el versículo 21 Pablo le pidió a Timoteo que hiciera todo lo posible por llegar a verlo antes del invierno; quizás ésta haya sido la razón por la que le pidió su capa. Él concluyó orando que el Señor estuviese con Timoteo y alentara su espíritu.
Aquí podemos captar un poco el afecto especial que Pablo sentía por Timoteo. Lo amaba como hijo y sentía una profunda necesidad en su corazón de estar con él y de verlo en persona. Sabiendo que su muerte era inminente, era especialmente importante para Pablo ver a su hijo en la fe. Toda la carta 2 Timoteo está dedicada a él. En ella Pablo procura animarlo y bendecirlo; le instruye en cómo seguir adelante con su fe, y le entrega en sus manos la tarea de ministrar el evangelio que primero le había sido encomendado a él.
Para meditar:
* ¿Alguna vez te has sentido solo como creyente? ¿Qué nos enseña este pasaje sobre nuestra necesidad de los demás miembros del cuerpo?
* Vemos en este pasaje cómo Pablo y Juan Marcos se reconciliaron. ¿Hay personas con las que debas reconciliarte hoy?
* ¿Qué nos dice el hecho que Pablo haya pedido su capa sobre las condiciones en las que estaba viviendo? ¿Dios siempre promete que viviremos en la riqueza sin ningún tipo de luchas en la vida?
* ¿Cómo lidia Pablo con Alejandro el herrero? ¿Has podido encomendar al Señor a quienes te hayan hecho daño?
* ¿Hay algún cristiano solitario a tu alrededor hoy en día? ¿Qué supones que Dios haría que tú o tu iglesia hicieran por estos creyentes?
Para orar:
* Agradécele al Señor que mientras que todos los demás puedan abandonarnos, el Señor siempre estará con nosotros.
* ¿Estás enfrentando alguna prueba hoy? Pídele al Señor que te muestre Su presencia en esa prueba.
* Pídele a Dios que te ayude a encomendar a Él a quienes te hayan hecho daño. Pídele que te ayude a amar y a perdonar, y déjalo que se encargue del resto.
* Pídele a Dios que examine tu corazón para ver si hay alguien a quien debas perdonar y con quien debas reconciliarte hoy.
* ¿Conoces a alguien que esté solo hoy? Pídele al Señor que te muestre cómo puedes ministrar a esas personas.