Una Mirada Devocional a la Primera Carta de Pablo a los Corintios
F. WAYNE MAC LEOD
Copyright © 2018 por F. Wayne Mac Leod
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Las citas de la Escritura marcadas RV son tomadas de la Versión Reina Valera Copyright © 1960. Usada con permiso. Todos los derechos están reservados
Con especial agradecimiento a los lectores de prueba y revisores sin cuya ayuda habría sido mucho más difícil leer este libro.
Traducido por: Danilo Adrián Rodríguez Pérez.
Tabla de Contenidos
- Prefacio
- Introducción a 1 de Corintios
- 1 – 1 de Corintios 1:1-9 – Introducción
- 2 – 1 de Corintios 1:10-17 – Pablo, Apolos, Cefas y Cristo
- 3 – 1 de Corintios 1:18-31 – La Sabiduría Humana y la Cruz
- 4 – 1 de Corintios 2:1-5 – Conocer a Cristo Crucificado
- 5 – 1 de Corintios 2:6-16 – La Sabiduría del Espíritu
- 6 – 1 de Corintios 3 – División en la Iglesia de Corinto
- 7 – 1 de Corintios 4:1-5 – Ser Cuestionados
- 8 – 1 de Corintios 4:6-21 – Cristianismo Cómodo
- 9 – 1 de Corintios 5:1-13 – La Vieja Levadura
- 10 – 1 de Corintios 6:1-11 – Procesos Legales entre los Creyentes
- 11 – 1 de Corintios 6:12-20 – Inmoralidad Sexual
- 12 – 1 de Corintios 7:1-9 – Casarse o No Casarse
- 13 – 1 de Corintios 7:10-24 – Santificados
- 14 – 1 de Corintios 7:25-40 – ¿Celibato Feliz?
- 15 – 1 de Corintios 8 – Carne de Sacrificio
- 16 – 1 de Corintios 9:1-27 – Un Ejemplo Personal
- 17 – 1 de Corintios 10:1-13 – Una Advertencia de la Historia
- 18 – 1 de Corintios 10:14-33 – Los Límites de la Libertad
- 19 – 1 de Corintios 11:1-16 – El Cubrirse las Mujeres la Cabeza
- 20 – 1 de Corintios 11:17-34 – La Cena del Señor
- 21 – 1 de Corintios 12:1-11 – Dones Espirituales
- 22 – 1 de Corintios 12:12-31 – Un Cuerpo
- 23 – 1 de Corintios 13:1-4 – El Amor es Paciente y Bondadoso
- 24 – 1 de Corintios 13:4 – El Amor no Tiene Envidia, No es Jactancioso
- 25 – 1 de Corintios 13:4-5 – El Amor no es Orgulloso, Brusco ni Busca lo Suyo
- 26 – 1 de Corintios 13:5 – Irritarse y Guardar Rencor
- 27 – 1 de Corintios 13:6 – El Amor no se Goze en la Injusticia Mas Se Goza de la Verdad
- 28 – 1 de Corintios 13:7 – El Amor Protege, Confía y Espera
- 29 – 1 de Corintios 13:7-13 – El Amor Siempre Persevera y Nunca Falla
- 30 – 1 de Corintios 14:1-25 – Lenguas y la Profecía
- 31 – 1 de Corintios 14:26-40 – Servicio con Orden
- 32 – 1 de Corintios 15:1-34 – Él Ha Resucitó
- 33 – 1 de Corintios 15:35-58 – Lo que Pasa con los Muertos
- 34 – 1 de Corintios 16:1-24 – Comentarios Finales
Prefacio
La carta de 1 Corintios fue escrita a una iglesia con muchas luchas. Estaba plagada por la división. Los creyentes se ponían del lado de sus líderes favoritos, cuestionando el ministerio del apóstol Pablo. Había unos que dependían mucho de la sabiduría humana y no estaban buscando el corazón de Dios. Otros estaban llevando a los tribunales a los hermanos creyentes. Uno cayó en inmoralidad sexual y el asunto nunca había sido tratado por los líderes. Los creyentes estaban viniendo a la Mesa del Señor y se estaban emborrachando. Otros ponían en duda si Cristo realmente había resucitado de entre los muertos. Además de esto, tenían un montón de preguntas sobre del matrimonio, ídolos, dones espirituales, el papel de las mujeres en el ministerio y la resurrección. Necesitaban ser instruidos en estos asuntos de la fe.
Pablo escribió 1 Corintios para ayudar a los creyentes en Corinto a contestar preguntas que tenían acerca de Dios y de Su propósito. Él también ofrece su consejo en relación a la forma de ocuparse de algunos asuntos de comportamiento importantes en la iglesia. Él les dio normas para una correcta adoración y vida cristiana, contestó sus preguntas y los retó a amarse mutuamente.
Al igual que con todos los comentarios de esta serie, la meta es caminar sistemáticamente a través del libro de 1 Corintios. Lo he escrito de tal manera que pueda ser usado en su tiempo tranquilo personal con El Señor. Le aliento a tomarse el tiempo para ir a través de 1 Corintios utilizando este libro como una guía. La meta de este comentario no es reemplazar la Biblia, sino complementarla y hacerla más fácil de entender. Por favor lea el pasaje de la Biblia al que se hace referencia en cada capítulo. Tómese el tiempo para considerar las preguntas al final de cada capítulo.
Los comentarios en esta serie están siendo enviados a pastores necesitados y otros trabajadores cristianos alrededor del mundo. He sido alentado por cartas que me han llegado por siervos de Dios en África, Asia y Latinoamérica diciéndome cómo han utilizado los comentarios en sus ministerios. ¿Se tomaría usted un momento para orar al Señor que usara específicamente este libro para alentar y bendecir a un pastor o a un trabajador cristiano que lo está recibiendo a través del ministerio Distribución de Light To My Path?
Que agrade a Dios acercarle más a Él por medio de este estudio.
F. Wayne Mac Leod
Introducción a 1 de Corintios
Escritor:
No hay dudas que el escritor de la epístola de 1 Corintios fue el apóstol Pablo. Esto es evidente de 1 Corintios 1:1 donde él se presenta como el escritor.
Trasfondo:
La ciudad de Corinto era una ciudad rica en la época de Pablo. La iglesia era una mezcla de convertidos judíos y gentiles que había sido influenciada por la riqueza e inmoralidad de la cultura corintia. Como nuevos creyentes, luchaban por superar su pasado pecaminoso y esto era realmente obvio en la vida de la iglesia.
Una rápida mirada al libro de 1 Corintios revela algunas de las necesidades reales en la iglesia de Corinto. Era una iglesia dividida con creyentes dándoles su lealtad a diferentes líderes (1:10-17). Algunos de los creyentes en Corinto rechazaban a Pablo. Pablo defendió su ministerio ante estos individuos en 1 Corintios 4:15. La conducta pecaminosa se había pasado por alto en la iglesia, procesos judiciales habían surgido entre creyentes y algunos estaban viviendo en inmoralidad sexual.
Pablo se ve también forzado a ocuparse de diversos asuntos relacionados con los servicios de adoración. En 1 Corintios 11:21 parece que la Cena del Señor estaba siendo víctima de abusos con personas que estaban comiendo y bebiendo en exceso. Los dones espirituales estaban siendo objeto de abusos en sus servicios de adoración en los que parecía que no había orden. Algunos en la iglesia habían incluso también caído en falsas enseñanzas y afirmaban que no había resurrección.
Parece, según 1 de Corintios 16:8, que el apóstol Pablo escribió esta carta desde Éfeso. Al haber escuchado acerca de los problemas en la iglesia de Corinto, Pablo se sintió obligado a escribirles para alentarles hacia una mayor unidad. El pasaje más famoso en esta carta es 1 de Corintios 13 que se adentra detalladamente en lo que significa amarse mutuamente.
La importancia del Libro para Hoy:
No cabe dudas que la carta de 1 Corintios tiene mucho que decirle a la iglesia de nuestra época acerca de la unidad y la sinceridad de la fe. La iglesia de la actualidad moderna lucha con las prácticas inmorales de nuestra sociedad, diferencias de opinión con respecto a doctrinas espirituales y con las relaciones entre creyentes en el cuerpo de Cristo. Pablo no sólo se ocupó de estos asuntos en la carta de 1 Corintios, sino que también comparte principios importantes y eternos para andar de modo armónico con nuestros hermanos en Cristo.
1 Introducción
Leer 1 Corintios 1:1-9
Esta carta fue escrita por el apóstol Pablo a los corintios. En la época de Pablo, Corinto era una ciudad comercial importante y sede de la diosa pagana Afrodita, diosa del amor. Pablo pasó casi un año y medio ministrando en Corinto.
Cuando él empezó su carta a los corintios, Pablo les recordó que él fue llamado a ser apóstol por la voluntad de Dios. Él puso sus credenciales delante de ellos. Él les recordó de su posición porque era importante que supieran que él les estaba escribiendo desde una posición de autoridad. Él enfatizó su autoridad divina aquí debido a la naturaleza de los asuntos que habían surgido en la iglesia. Él escribió como alguien que ha sido llamado y autorizado por Dios. Él tenía una palabra del Señor para ellos. Ellos tenían que tomar con toda seriedad lo que él tenía que decirles.
La carta también procedía de Sostenes. No estamos seguros de la identidad de Sostenes (versículo 1). Muchos creen que él fue un gobernante de la sinagoga en Corinto que se convirtió bajo el ministerio de Pablo (ver Hechos 18:17). Sostenes habría sido bien conocido en Corinto y no necesitaría ninguna presentación.
La carta es dirigida a “la iglesia de Dios en Corinto (versículo 2). Fíjese primero que esta iglesia le pertenecía a Dios. La iglesia no pertenecía a los corintios. No era invención de ellos. Los que pertenecían a esta iglesia le pertenecían a Dios. En segundo lugar, la iglesia estaba compuesta por los que habían sido santificados en Jesucristo. Santificados significa apartados tanto en carácter como en estilo de vida para el Señor Jesús y Sus propósitos. Los que pertenecían a esta iglesia de Dios habían sido apartados para Él y Él los estaba moldeando a Su carácter. Tercero esta iglesia estaba llamada a ser santa. Ésta era su obligación. Tenían que vivir como lo exigía Dios. Ellos tenían que apartarse de sus viejos caminos para servir y vivir enteramente para el Señor Jesús. Fíjese que Pablo les dijo a los corintios que esto era lo que Dios esperaba de Su pueblo en todas partes y no sólo en la ciudad de Corinto. Esto nos trae a la cuarta característica de esta iglesia. No era simplemente una pequeña congregación situada en una determinada calle en Corinto. La iglesia de Dios es mucho más grande que eso. Todo el que ha sido apartado por Dios a través de la muerte sacrificial de Cristo y llamado por Él a ser santo, es parte de esta iglesia. Los corintios pertenecían a un cuerpo universal de personas que se extendería por todo el planeta a lo largo del globo y a lo largo del tiempo.
En el versículo 3, Pablo ofreció a los corintios su bendición: “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.” La gracia se refiere al favor inmerecido que el Señor Jesús ofreció a pecadores indignos. La paz no es la ausencia de problemas, sino una relación correcta con Dios y un conocimiento de Su provisión y cuidado soberano. Éste era el deseo de Pablo para los corintios. Él quería que ellos experimentaran el favor inmerecido de Dios y la seguridad profunda de que estaban en una relación correcta con Él.
Pablo tenía un corazón compasivo muy grande. Él nunca había conocido a muchos de estos creyentes de Corinto. Algunos de ellos habían caído en pecado (una cierta cantidad incluso en pecado muy profundo). Él todavía le daba a Dios gracias por ellos. De hecho, su corazón fue lleno hasta desbordarse en acción de gracias (versículo 4). A pesar de su pecado, Pablo sabía que eran hijos de Dios, y él les amaba como tal. Hay indicación en este libro de que a algunas personas en Corinto, Pablo no les importaba mucho. Esto no tenía importancia. Les pertenecían a Dios y porque Dios los amaba, Pablo los amaba también.
¿Tenemos la misma actitud de Pablo? Seamos honestos con nosotros mismos. Algunos cristianos son muy difíciles de amar. Sin embargo, Pablo tuvo la capacidad de ver a estos individuos como Dios los veía. ¿Hay creyentes por los que usted no le puede dar gracias a Dios hoy? Pablo pudo haber mantenido resentimientos o rencor en su corazón hacia algunos de estos corintios, pero él se rehusó a caer en esta trampa. Que Dios nos pueda dar gracia para seguir el ejemplo de Pablo.
Pablo empezó esta carta considerando las características positivas de los creyentes corintios. Examinemos cada una de estas características individualmente.
En todas las cosas fuisteis enriquecidos en Él (versículo 5)
Los creyentes corintios habían sido enriquecidos por Cristo en todos los aspectos. Este enriquecimiento estaba en dos áreas particulares. Primero, fueron enriquecidos en sus palabras (“hablando”). En 2 Corintios 8:7 Pablo dijo que los corintios sobresalían en palabra y en ciencia. Muy claramente, no se estaban guardado el mensaje del evangelio. Estaban difundiendo este mensaje de Cristo a los que les rodeaban. Hablaban la Palabra de Dios con intrepidez. Esto era una señal de la bendición de Dios en sus vidas. Dios los había dotado con valentía para compartir Su Palabra.
En segundo lugar, los creyentes corintios fueron enriquecidos en ciencia. No compartían a Cristo por ignorancia. Habían recibido las Sagradas Escrituras y habían comprendido la verdad de Dios. Ellos tenían respuestas para los que les pidieran razón de la esperanza que tenían (1 Pedro 3:15). Dios había dotado a esta iglesia con abundancia de comprensión y fervor evangelista de las Escrituras.
Así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros (versículo 6)
Cuando Pablo miró la manera en que la obra de Dios estaba progresando alrededor de Corinto, él se consoló grandemente en ello. Lo que él compartió con ellos acerca de la persona y obra de Cristo cuando él vivió entre ellos se estaba demostrando en sus vidas. Estaban experimentando el poder del Señor resucitado en su vida diaria. Si bien Pablo entendía que ellos todavía tenían ciertos problemas, nadie podría negar que Jesús estaba haciendo una poderosa obra a través de ellos. Eran un testimonio del Cristo viviente y omnipotente.
De tal manera que no les falta ningún don (versículo 7)
El poder del Cristo vivo era también evidente en la manera en que los corintios experimentaban y usaban sus dones espirituales. A menudo tenemos que alentar a las personas a usar los dones que Dios les ha dado. Este no era el caso en Corinto. Los corintios eran conocidos por sus dones espirituales. Los usaban y experimentaban el poder de Dios en medio de ellos.
Esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo (versículo 7)
Otra característica importante de la iglesia corintia era su ansioso anhelo por el regreso del Señor. Pablo pasó tiempo en esta carta contestando preguntas que los corintios tenían acerca del regreso del Señor. Ésta era una preocupación para ellos en su ministerio. Ellos anhelaban el día cuando el Señor regresaría a tomarlos para estar con Él por siempre.
Pablo les recordó a los corintios en el versículo 8 que Dios los mantendría firmes hasta el final, incluso hasta el día del regreso de Cristo. Él estaba seguro de que Dios podía perfeccionar a esta iglesia y hacerla todo lo que Él quería que ella fuera. Aunque estos creyentes actualmente estuvieran experimentando muchas pruebas y dificultades, Pablo estaba seguro de que el Señor que los llamó no los abandonaría (versículo 9). Dios había llamado a los corintios a salir del pecado y a venir a Él. Aun cuando cayeron en infidelidad y error, Dios permanecería fiel para con ellos.
Para Considerar:
¿Hay alguien con quien usted tiene problemas para amar y por quien a usted le cuesta trabajo darle gracias a Dios? Pídale a Dios la gracia necesaria para agradecerle hoy por esta persona.
Considere las características positivas de la iglesia en Corinto. ¿Cómo juzga a su iglesia en comparación con esta iglesia? ¿Cómo se juzga usted personalmente?
¿Está usted enfrentando una prueba en su vida hoy? ¿Qué ánimo recibe usted de este pasaje?
Para Orar:
Pídale a Dios que le ayude a demostrar los rasgos del carácter positivo de la iglesia en Corinto.
Agradezca al Señor que Él le ha prometido completar la obra que Él comenzó en usted. Pídale que le muestre las áreas de su vida en la que Él está trabajando hoy.
Tome un momento para considerar a la gente que Dios ha puesto en su vida. Agradezca al Señor por cada una de ellas.
2 – Pablo, Apolos, Cefas y Cristo
Leer Corintios 1:10-17
Vimos en la última meditación que la iglesia en Corinto si tenía muchas características positivas. Sin embargo estaban lejos de ser perfectos. Aquí en esta siguiente sección, vemos que la iglesia padecía diversas divisiones.
Pablo comenzó llamando a la unidad. Él apremió a los corintios a ponerse de acuerdo entre ellos para que no hubiera división. Fíjese en el versículo 10 que él apeló a ellos como hermanos. Él no se colocó a sí mismo por encima de ellos. Al tratarlos de hermanos, él mostró afecto tierno hacia ellos. Fíjese que él hizo eso en nombre de “nuestro Señor Jesús.” Él les habló en nombre del Señor y con Su autoridad. Él habló como un hermano, pero con las facultades de un apóstol.
El deseo de Pablo para los creyentes en Corinto era que estuvieran de acuerdo entre ellos y estuvieran perfectamente unidos en mente y parecer (versículo 10). Esta declaración podría inducirnos a preguntarnos si Pablo realmente comprendía la naturaleza humana. ¿Existe tal cosa como una iglesia donde todo el mundo está de acuerdo y todos están perfectamente unidos en mente y parecer? ¿Espera Pablo algo de estos creyentes que simplemente no es posible? ¿Qué quería decir él con esta declaración?
En Romanos 14, Pablo les habló a los romanos acerca de aceptar a los que eran débiles en la fe (versículo 1). Él les recordó que algunas personas consideraban que un día era más importante o sagrado que otro (versículo 5). Él alentó a cada creyente a aceptar las diferencias que existían por medio de ser sensibles a cualquier cosa que indujera a un hermano a tropezar en su fe (versículos 19-20). De esto deducimos que Pablo comprendió que incluso en las iglesias más sanas, habría desacuerdos en conceptos y costumbres.
Es importante que veamos que Pablo se estaba ocupando de un asunto muy particular en 1 Corintios 1. Del versículo 11 entendemos que una información le había llegado concerniente a la iglesia en Corinto. Él había oído que había disputas entre creyentes en la iglesia. Parece por el versículo 12 que las personas estaban divididas por asuntos de personalidades. Los corintios estaban formando grupos que se identificaban con el estilo de ministerio y la personalidad de determinados líderes. Algunos miraban a Pablo, otros a Apolos o Cefas (el apóstol Pedro) y todavía otros a Cristo.
Cada uno de estos líderes humanos tenía ministerios y dones diferentes. Pablo, por ejemplo, era un líder misionero muy fuerte. Hechos 18:24 nos dice que Apolos era un varón elocuente, poderoso en las Sagradas Escrituras. Pedro era apóstol para los judíos. Mientras estos diversos ministerios estaban dirigidos a dar al cuerpo un ministerio más completo, los creyentes en Corinto estaban riñendo por ellos. Satanás tuvo éxito en usar las fuerzas de estos líderes para dividir la iglesia. Necesitamos ver qué tan sutil es el enemigo en sus ataques. Él puede usar nuestras fuerzas para lograr sus malvados propósitos.
Algunos creyentes sienten la necesidad de un esfuerzo de gran alcance en el evangelismo local. Otros ven la necesidad de tener mayor alcance en misiones. Algunos prefieren un énfasis fuerte en la enseñanza de la Palabra a la vez que escogen enfocarse en el culto o la camaradería. Las personas comienzan a asociarse con los que se encuentran más a gusto. Estas diversas tradiciones ministeriales pueden comenzar a dividirnos. Podemos llegar a un punto donde creemos que tenemos el método correcto y los que no vean las cosas como las vemos nosotros, están equivocados. La iglesia en Corinto no fue la única iglesia que tuvo que luchar contra problemas de esta clase. Son muy reales también en nuestra actualidad.
Pablo estaba ocupándose de esta situación cuando le dijo a la iglesia en Corinto que necesitaba ser de un mismo pensar y sentir y estar de acuerdo entre ellos. Necesitaban no seguir permitiendo que estos asuntos los dividieran. Necesitaban poner a un lado sus preferencias y unirse en los asuntos que realmente tenían importancia. Necesitaban darse cuenta de que cada don en el cuerpo era importante. “¿Está Cristo dividido?” preguntó Pablo (versículo 13). ¿Murió Pablo en la cruz por sus pecados? ¿Fuiste bautizado en el nombre de Pablo? Los corintios no podían no entender el argumento de Pablo. Era blasfemo pensar que Pablo fue crucificado por ellos. Su adoración y su devoción eran únicamente para el Señor. El enemigo había tenido éxito en desviar su atención de Cristo hacia sus líderes y los diferentes tipos de estilo de liderazgo en la iglesia de aquella época.
Pablo les recordó a los corintios que él no había bautizado a ninguno de ellos (excepto Crispo, Gayo y Estéfanas). Los corintios no debían ser seguidores de Pablo, sino del Señor Jesús. Cuán fácil es como líderes buscar seguidores. Nosotros que estamos en el liderazgo conocemos la tentación de buscar la adoración y la alabanza de aquellos entre los que trabajamos. Pablo se negó a caer en esta trampa. Él no estaba interesado en la alabanza y la adoración de las personas. Su deseo era que el Señor Jesús fuera exaltado. Dios no lo había enviado a bautizar y ganar un grupo de creyentes seguidores para sí mismo. Él no vino a predicar su propia sabiduría y ganar apoyo para sus propios puntos de vista teológicos. No había poder en este tipo de fe (versículo 17). Él quería que solamente Cristo fuera exaltado.
Pablo les dio una fuerte exhortación hacia la unidad advirtiendo a los corintios a no convertirse en seguidores de líderes humanos, sino de Dios. He visto iglesias que han perdido su visión de Cristo porque colocaron demasiado énfasis en sus diferencias confesionales. Pueden tener una declaración doctrinal muy buena y pueden predicar la verdad de la Palabra de Dios, pero han perdido su primer amor. Este fue esencialmente el problema con la iglesia en Corinto. Comenzaron a enfocarse demasiado en sus programas, líderes y ministerios y perdieron de vista su objetivo principal – el Señor Jesús. Pablo los retó a que colocaran a Cristo en el trono de su iglesia. Estaban en peligro de vaciar la cruz de su poder. Su enfoque en el liderazgo humano y la sabiduría humana sólo los dejaba huecos e impotentes al final. A menos que Cristo fuera el foco de su adoración y servicio, no tendrían nada sustancial que compartir con un mundo moribundo a su alrededor. Serían impotentes.
Para Considerar:
¿Qué cosas tienden a dividir a los creyentes en la iglesia hoy?
¿Estaremos de acuerdo siempre entre nosotros en asuntos de fe y práctica? ¿Podremos todavía ser uno con un hermano aunque no estemos de acuerdo con todo lo que cree? ¿Qué es lo que nos hace uno?
¿Puede pensar usted acerca de un ejemplo de una iglesia que hoy ha perdido su enfoque en Cristo? ¿Cuál ha sido el resultado?
Lo que es cierto para una iglesia es también cierto en nuestras vidas personales. ¿Qué cosas pueden quitar nuestro enfoque del Señor?
Para Orar:
Pídale a Dios que le ayude a mantener su enfoque personal en el Señor Jesús.
Tome un momento para orar por una iglesia que ha perdido su enfoque en la centralidad de Cristo.
Tome un momento para darle a Dios las gracias por sus líderes espirituales. Pídale a Dios que los mantenga libres de un deseo de ganar un grupo de seguidores para ellos mismos.
3 – La Sabiduría Humana y la Cruz
Leer 1 de Corintios 1:18-31
Uno de los problemas en la iglesia de Corinto fue que se convirtieron en seguidores de sus líderes humanos y no de Dios. Algunos apreciaban el ministerio y el énfasis doctrinal de Pablo mientras que otros preferían a Apolos o Cefas. Por esto los corintios estaban vaciando la cruz de su poder. Estaban predicando las formas y los métodos de sus líderes y su enfoque no estaba en Cristo y Su Palabra inspirada. Pablo les recordó que el poder que necesitaban no vendría de ser seguidores de la sabiduría de sus líderes, sino de enfocar su atención en la cruz de Cristo.
El apóstol empieza esta sección recordándole a los corintios que la predicación de la cruz es “insensatez” para la gente de este mundo (versículo 18). Para los que no conocían al Señor Jesús, la muerte representaba muerte y derrota. La cruz era un lugar de rotunda humillación. La cruz, en esta época de la historia, no era algo de lo cual nadie se jactaría. Era el lugar donde los criminales recibían una recompensa justa por sus horrendos crímenes contra la humanidad. Es realmente fácil de entender, desde la perspectiva del mundo de la época de Pablo, que la predicación de las glorias de la cruz no habría sido comprendida.
Por otra parte, desde la perspectiva de los creyentes, la cruz era una cosa verdaderamente diferente. La cruz no representaba derrota y muerte. Representaba vida, victoria y esperanza. Fue allí en la cruz que sus pecados fueron perdonados. La cruz no fue la rotunda humillación de Jesús, sino Su suprema victoria. La cruz representaba poder sobre la muerte, el pecado y Satanás.
Según Pablo, la sabiduría de este mundo no podría compararse al poder de la cruz. Por nuestra sabiduría terrenal, podemos obtener todo lo que este mundo tiene que ofrecer. Por medio de la sabiduría terrenal, podemos acumular riqueza, prestigio, e influencia. Sin embargo ninguna cantidad de sabiduría terrenal puede perdonar nuestros pecados. Ninguna cantidad de sabiduría terrenal puede librar a un pecador de una eternidad en el infierno. Solamente la cruz nos puede rescatar de las mandíbulas de Satanás y nos puede liberar.
Pablo les dijo a los corintios que Dios destruiría la sabiduría de los sabios (versículo 19). “¿Dónde está el sabio?” preguntaba Pablo en el versículo 20. ¿Adónde nos ha conducido toda esta sabiduría terrenal? Mediante la sabiduría terrenal hemos hecho nuestras vidas más convenientes. Hemos logrado prolongar la vida por nuestros adelantos médicos y hemos encontrado curas para enfermedades que una vez se pensó que serían incurables. Hemos hecho más fácil las comunicaciones y podemos ahora viajar fácilmente de un lugar a otro de este planeta. ¿Todos estos adelantos nos han acercado más a Dios? ¿Nos han preparado para enfrentar a Dios en el día del juicio? ¿Qué ganamos nosotros realmente si tenemos todas las comodidades y los lujos de esta vida, pero pasamos una eternidad separados de Dios?
Los judíos de la época de Pablo andaban buscando una señal milagrosa (versículo 22). Los griegos andaban buscando gran sabiduría. Lo que Pablo tenía que ofrecer era el simple mensaje de Cristo crucificado (versículo 23). Los judíos desecharon la cruz. Era una piedra de tropiezo para ellos. Para la mente judía, la cruz no podía ofrecer esperanza. Un Mesías crucificado era el final de la esperanza. La cruz era una ofensa para ellos. Los Gentiles no aceptaban el mensaje de la cruz porque no era racional. La cruz no tenía sentido para la mentalidad griega y por lo tanto la rechazaban. Sin embargo, para los que creyeron y aceptaron la cruz, encontraron que es el poder y la sabiduría de Dios para salvación (versículo 24).
Incluso en nuestra época, las personas caen en una de estas categorías. Hemos conocido personas que no podían aceptar el mensaje de la cruz porque estaban esperando un rayo del cielo. A menos que estas personas tengan una experiencia “Camino a Damasco” como Pablo (ver Hechos 9), no pueden aceptar el mensaje del evangelio. Al igual que los judíos de la época de Jesús, andan buscando una gran señal del cielo antes de volverse a Dios. No pueden aceptar la sencilla verdad.
Por otra parte, están los que no pueden aceptar el mensaje de la cruz porque no es lo suficientemente racional para ellos. No pueden comprender cómo podría la muerte de Cristo dar vida eterna. No van a aceptarlo hasta que comprendan esto. Descartan el mensaje de la cruz como insensatez. Lo ven como que es únicamente para las personas supersticiosas o de mentalidad débil. Fracasan en entender que la insensatez de Dios es mucho más sabia que la más grande sabiduría humana (versículo 25). La sabiduría de Dios no se conforma a nuestro concepto de sabiduría. Sin embargo cuando Dios llama a los judíos y los gentiles a la salvación, ellos llegan a entender que Cristo y Su obra en la cruz son la suprema sabiduría y supremo poder.
Pablo giró su atención hacia los corintios en el versículo 26. En su mayoría, ellos eran personas muy sencillas. No había muchos en la iglesia de Corinto que fueran considerados sabios e influyentes por los estándares del mundo. Eran insignificantes a los ojos del mundo. Sin embargo, Dios tomó a estas sencillas personas e hizo algo tremendo en ellos. Él les hizo Sus hijos y Sus herederos de Su gran reino a través del simple mensaje de la cruz. No había nada en ellos que hubiera llamado la atención de Dios, pero Su poder se reveló en ellos.
Fue en sus debilidades que el Señor Jesús llegó a ellos. Por causa de la cruz, estos creyentes corintios avergüenzan a las personas más sabias en la tierra. El Espíritu del Hijo de Dios vivía en ellas. Eran justos ante Dios (versículo 30). Eran personas santas, separadas para Dios. Habían sido rescatados del infierno al precio de la vida de Jesús en la cruz. Ninguna sabiduría humana los podía haber traído hasta este punto. Solamente la cruz de Cristo trajo esta victoria.
Pablo desafió a los corintios a abandonar sus diferencias y que se unieran bajo el tema central de la cruz de Cristo. Era aquí donde ellos eran poderosos. Era aquí que estaban unidos. Aunque fueran insignificantes a los ojos del mundo, unidos bajo la cruz eran poderosos. Al verlo desde este punto de vista, su jactancia de ser de Pablo, o Apolos, o Cefas era estúpida. Nadie podía afirmar ser mejor que otro simplemente por seguir a cierto líder espiritual. Cualquier jactancia que hicieran no podía ser en métodos o sabiduría humana. Sólo podrían jactarse en la persona y obra del Señor Jesús en la cruz. La cruz los ponía a todos al mismo nivel.
Sospecho que este principio se aplica a nosotros igualmente hoy. ¿Podemos considerarnos mejor que nuestro hermano en Cristo porque pertenecemos a una determinada iglesia o tenemos determinada doctrina y práctica? ¿Acaso no somos al igual que nuestros hermanos, completamente dependientes de la cruz para todo? Toda jactancia debe ser en la cruz.
Para Considerar:
¿Qué es lo que mantiene alejados del Señor a tus amigos inconversos? ¿Según este capítulo, qué andan buscando las personas?
¿Piensa usted que hay momentos en los que los creyentes se avergüenzan de la cruz porque no está a la altura de la sabiduría de este mundo?
¿De qué nos jactamos como creyentes? ¿Son algunas de estas cosas verdaderamente legítimas? ¿Cuál debería ser nuestra única jactancia?
¿Según el apóstol Pablo, cuál es la fuente de nuestra unidad como creyentes?
Para Orar:
Tome un momento para pedirle a Dios que alcance a sus amigos inconversos y les muestre el poder de la cruz.
¿Ha sido culpable usted de criticar o mirar por encima del hombro a otros creyentes porque no hacen las cosas como usted? Pídale a Dios que le perdone por esto.
Pídale a Dios que le dé un amor más profundo por Su pueblo, independientemente de su sabor doctrinal o religioso. Agradézcale que en la cruz todos somos iguales.
4 – Conocer a Cristo Crucificado
Leer 1 Corintios 2:1-5
En el capítulo 1, Pablo habló a los corintios acerca de los peligros de depender de la sabiduría humana. Él les recordó que no era por su riqueza e inteligencia que habían sido salvados de la ira venidera. Eran un pueblo sencillo con un mensaje sencillo. Su poder no estaba en sus capacidades, sino en la cruz de Cristo. Luego el apóstol les muestra cómo se resolvió este principio a sí mismo en su propio ministerio personal entre ellos.
En el versículo 1, Pablo les recordó a los corintios que cuando él vino a pastorear entre ellos, él no vino con gran elocuencia y sabiduría humana. Debemos entender que de todos los apóstoles, el apóstol Pablo era probablemente el mejor educado y más elocuente. Una mirada al Nuevo Testamento le mostrará que él escribió la inmensa mayoría de los libros. Pablo tenía una mente brillante, pero él se dio cuenta que su gran aprendizaje no era lo que se necesitaba para el ministerio en Corinto. Cuando él fue a Corinto, él sabía que si el mensaje del evangelio iba a ser efectivo, no sería por su sabiduría y su capacidad de comunicación. Él sabía que él fallaría si su ministerio se fundamentaba en la elocuencia y la sabiduría humana. En vez de eso, él resolvió que, en su ministerio en Corinto, él sabría y predicaría sólo una cosa – Cristo crucificado (versículo 2). Esta declaración merece cuidadosa consideración.
Para Pablo, conocer a Cristo crucificado quería decir dos cosas. Primero, quería decir que la cruz de Cristo era el foco central de su predicación y enseñanza. Si había una cosa que él quería que los corintios escucharan de él, era el mensaje del evangelio de Cristo. Él les recordó a los corintios en el versículo 4 que su mensaje no estaba lleno de sabiduría humana y palabras persuasivas. Su predicación enfocaba la atención en una cosa y una única cosa – la cruz de Cristo y su poder para transformar.
En segundo lugar, conocer a Cristo crucificado quería decir que Pablo elegía depender del poder de la cruz para ministrar a los corintios en vez de depender de su propia destreza y sabiduría humana. Esto es lo que él les dijo a los corintios en el versículo 4. Él les recordó que su mensaje no consistía en sabiduría humana, sino en el Espíritu y poder. La cruz de Cristo representaba poder para Pablo. En el capítulo 1 leemos que el mensaje de la cruz es poder de Dios para salvación (1:18).
¿Cuán frecuentemente nos hemos distraído de esta verdad vital? ¿Qué va a convencer al mundo de su necesidad de Cristo? Tomamos cursos de cómo predicar el evangelio y cómo contestar cualquier pregunta que haga el incrédulo. Aprendemos técnicas diversas en el evangelismo. ¿Estamos dependiendo de técnicas y entrenamiento para ganar el mundo para Cristo? Pablo nos dice aquí que el poder para ganar el mundo para Cristo es la cruz. La simple presentación solo de la cruz es suficiente como para economizar. No tenemos que ser bien cultos. No tenemos que tener una respuesta para cada objeción. Simplemente tenemos que presentar el mensaje poderoso de Cristo crucificado. Esto es lo que Dios utilizará para conquistar almas para Sí Mismo. Hasta el creyente más sencillo puede ser un testigo poderoso para el Señor, porque el poder no está en nosotros y nuestra capacidad, sino en la cruz. La cruz tiene el poder de salvar.
Pablo les dijo a los corintios que él deliberadamente eligió ministrarles de esta manera a fin de que su fe no descansara en sabiduría humana, sino en el poder de Dios (versículo 5). Habría sido fácil para Pablo ganar adeptos para sí mismo. Sin embargo era más importante para él, que las personas presenciaran el poder de Cristo antes que presenciar su conocimiento y su elocuencia. Él quería que su vida y mensaje estuvieran llenos de Cristo y Su poder a fin de que las personas no tuvieran más alternativa que reconocer que el Cristo crucificado estaba vivo y obrando por medio de él. El resultado sería que serían atraídos a Cristo y no a Pablo. ¿Qué ven las personas en su vida?
Hay una cosa más que necesitamos mencionar de este pasaje. Fíjese que en el versículo 3 Pablo les dijo a los corintios que él vino a ellos en debilidad, con temor y temblor. Es difícil imaginarse al gran apóstol Pablo temblando cuando fue a Corinto a ministrar. A menudo imaginamos al apóstol como un hombre de tremenda confianza y capacidad espiritual. Sin embargo, la confianza de Pablo, no estaba en él mismo, sino en el Señor.
Cuando él era incrédulo, Pablo tenía gran confianza en su capacidad natural. Él no mostró falta de confianza cuando él fue al Sumo Sacerdote a pedirle permiso para conducir un asalto en contra de la iglesia. Sin embargo, ahora que él era creyente, toda confianza en su capacidad natural había desaparecido. Él sabía que mientras él ministraba en Corinto, el camino seguro para fracasar era apoyarse en este talento natural y esta capacidad. Él temblaba porque él conocía su incapacidad para alcanzar la ciudad de Corinto en su propia fuerza y su propia elocuencia. Él fue a Corinto vaciado de orgullo humano, pero confiando en el poder del Señor. Esa puede ser una cosa atemorizante. Es relativamente fácil vivir en nuestra propia fuerza y planificación. No es tan fácil vivir sin saber dónde Dios va a conducirnos o lo que necesitamos decir. Pablo sabía que su fuerza era insuficiente para la tarea. Él no tenía confianza en sí mismo. Aquí es donde cada uno de nosotros realmente deberíamos estar en nuestro ministerio. Dios demostraría ser fiel a Pablo y le usaría poderosamente en Corinto. Él puede hacer lo mismo con usted si usted confía en Él y el poder de Su cruz.
Para Considerar:
Tome un momento para considerar la última vez que usted le habló a alguien del Señor. ¿Dependió usted del Señor o de su propia capacidad para convencerlos?
¿Cuánto de Cristo ven las personas en su servicio y vida hoy?
¿Qué ánimo recibe de esta sección? ¿Qué clase de personas utiliza Dios para ministrar en Su nombre?
¿Cuáles son sus temores en el ministerio? ¿Qué le hace reprimirse en el servicio para el Señor? ¿Qué ánimo recibe usted del hecho de que Pablo tembló cuando fue a Corinto?
Para Orar:
¿Se ha encontrado usted dependiendo de su propia capacidad cuando usted le presenta a Cristo a las personas alrededor suyo? Pídale a Dios que le perdone y le ayude a andar en Su poder.
Pídale al Señor que nos perdone por creer que el mensaje de la cruz ya no es suficiente. Pídale al Señor que le muestre de nuevo el poder de este mensaje.
Ore para que el poder y la vida de Cristo se vean en usted.
Ore a Dios para que le capacite para ser audaz en el ministerio a pesar de sus temores y temblor.
5 – La Sabiduría del Espíritu
Leer 1 Corintios 2:6-16
Pablo les recordó a los corintios que el mensaje que él les predicó no era con palabras de sabiduría humana. Eso no es decir que el apóstol les estuviera predicando insensatez. Al contrario, él estaba predicando gran sabiduría. Sin embargo, esta sabiduría, no era la sabiduría de este mundo, que eventualmente no llega a nada.
Pablo no estaba interesado en predicar sabiduría terrenal. La sabiduría que Pablo predicó era una sabiduría “secreta” o misteriosa. Esta sabiduría existía antes de que el tiempo comenzara, pero había estado escondida del mundo (versículo 7). Los gobernantes de la época de Pablo no comprendían esta sabiduría. Si la hubieran comprendido, no habrían crucificado al Señor Jesús. Esto nos conduce a entender que la sabiduría de la que Pablo hablaba aquí se encontraba en la persona y obra del Señor Jesús.
El apóstol Juan habló de Jesús como el “Verbo” o la sabiduría de Dios (Juan 1:14). Jesús representaba el plan de Dios para la salvación de la humanidad. En Él encontramos la razón para nuestra existencia. ¿Cuántas personas sabias han tratado de comprender el propósito y significado de la vida? Sólo en Cristo podemos conocer las respuestas. En Él y Su obra se encuentra la gran sabiduría de Dios y Su propósito para nosotros como Su creación.
Hay una tremenda promesa para aquéllos a los que sea revelada esta sabiduría. Pablo nos recuerda que ningún ojo jamás ha visto las cosas que Dios ha planificado para los que le aman (versículo 9). Ningún oído jamás ha oído las glorias que Dios tiene guardadas para los que aceptan esta sabiduría. Nuestras mentes no son lo suficientemente grandes para comprender el gran propósito de Dios en la persona de Cristo. Los hombres en su experiencia de la vida han hecho la vida más cómoda y agradable. La esperanza de vida ha sido alargada. Hemos curado enfermedades que se creían mortales. Sin embargo, estos logros palidecen en importancia cuándo se les compara con lo que Dios tiene guardado para los que le aman. Allí en Su presencia no habrá enfermedad, muerte ni ningún dolor.
El versículo 10 nos dice que es el ministerio del Espíritu Santo revelarles la sabiduría profunda de Dios a los creyentes. De la misma manera que necesitamos que nuestro propio espíritu humano comprenda la sabiduría terrenal, del mismo modo necesitamos el Espíritu de Dios para comprender la sabiduría espiritual. Sin el Espíritu de Dios en nosotros, nunca podríamos comprender la obra de redención de Cristo (versículo 13). A los incrédulos que les falta la vida sobrenatural y la sabiduría del Espíritu Santo no pueden recibir las cosas de Dios porque estas verdades son espirituales y carecen de sentido para una mente mundana (versículo 14).
Quizás usted pueda identificarse con esto personalmente. ¿Cuántas veces escuchó la predicación del evangelio? ¿Cuántas veces usted oyó que el Señor Jesús murió por sus pecados y que si usted le aceptara, usted podría convertirse en hijo de Dios? Usted oyó las palabras, pero no tenían sentido para usted. Usted estaba tratando de entender sin tener la capacidad de procesar el pensamiento espiritual.
Esto es lo que Pablo les estaba diciendo a los corintios en el versículo 14. Él hizo constar que las personas sin el Espíritu no aceptan las cosas que vienen del Espíritu; las cosas espirituales son locura para ellas. Sólo los que tienen el Espíritu de Dios pueden comprender la sabiduría de Dios. El mensaje que Pablo habló era un mensaje espiritual. Su sabiduría no podría encontrarse en libros escritos por las personas sabias terrenales de su época. Su mensaje era del Espíritu de Dios. Él les comunicó la sabiduría espiritual en palabras dadas a él por el Espíritu Santo y sólo a los que el Espíritu dio a conocer esta verdad la podrían comprender.
Mientras que un hombre o una mujer sin el Espíritu no podrían comprender las cosas que Pablo hablaba, una persona espiritual (que tiene el Espíritu de Dios) podría juzgar acerca de estos asuntos espirituales (versículo 15). En otras palabras, las personas espirituales pueden analizar y considerar las cosas de Dios porque el Espíritu Santo, que está viviendo en ellas, les da entendimiento.
Pablo procedió a decir que la persona espiritual no está sometida al juicio de ningún hombre” (versículo 15). Los caminos de Dios son muy diferentes de los humanos. ¿Cómo puede alguien que no entiende los caminos del Espíritu juzgar al creyente? Los creyentes serán incomprendidos por el mundo, pero no necesitan temer los juicios de los hombres, son responsables solamente ante Dios y ante el Espíritu que les revela los pensamientos, los caminos y los propósitos del Señor (versículo 16).
La verdad que los incrédulos necesitan saber es una verdad espiritual que sólo el Espíritu de Dios les puede permitir comprender. Esto nos debería conducir a nuestras rodillas a buscar a Dios en favor de ellos. Nos estamos comunicando con personas que no tienen la capacidad de comprender lo que les estamos presentando. Qué importante es que trabajemos en colaboración con el Espíritu de Dios. Mientras Él nos utiliza en la presentación del evangelio, definitivamente Él debe dar la comprensión. Qué privilegio tenemos de ser colaboradores con el Espíritu en alcanzar a este mundo. Qué privilegio es tener nuestras mentes abiertas por el Espíritu a las verdades profundas de Dios. Los corintios estaban entre aquéllos cuyas mentes habían sido abiertas por el Espíritu de Dios a la verdad de Cristo y el propósito de Dios en Él.
Para Considerar:
¿Puede recordar usted el día que usted llegó a entender el mensaje del evangelio por primera vez? ¿Puede usted relacionarse con lo que Pablo está diciendo en este pasaje acerca de recibir la mente de Dios?
¿Qué papel jugamos en la conversión de un alma a Cristo? ¿Qué papel juega el Espíritu de Dios? ¿Hasta qué punto somos dependientes de la obra del Espíritu de Dios mientras compartimos la verdad?
¿Tiene usted la mente de Cristo? ¿Cuál es la diferencia entre la mente de Cristo y la sabiduría de este mundo?
Para Orar:
Tome un momento para orar por un incrédulo en su vecindario. Pídale a Dios que le dé a esta persona una comprensión del evangelio.
¿Se ha encontrado usted alguna vez corriendo delante de Dios en la presentación del evangelio, creyendo que usted podría ganar a los perdidos para Cristo por medio de sus propias palabras persuasivas? Pídale a Dios que le perdone y le ayude a reconocer el papel de Su Espíritu en ganar a los perdidos y darles vida y entender la verdad.
Agradezca al Señor por la manera en que ha abierto su mente a las verdades espirituales.
6 – División en la Iglesia de Corinto
Leer 1 Corintios 3
En la última meditación, Pablo hizo una diferenciación entre la persona espiritual que tiene el Espíritu de Dios y la persona mundana que no lo tiene. Aquí en este capítulo, él les recuerda a los corintios que la diferenciación entre la persona espiritual y la persona natural no es siempre tan clara como debería ser. Aunque las personas espirituales tengan la capacidad de vivir según la sabiduría de Dios, no siempre hacen eso. A menudo viven y piensan como las personas mundanas.
Fíjese en el versículo 1 que Pablo les habló a los corintios como a “hermanos.” El término indicaría que él creía que ellos eran hijos de Dios. Habían aceptado al Señor y eran parte de la familia de Dios. Sin embargo fíjese que aunque eran sus hermanos en la fe, Pablo no se pudo dirigir a ellos como “espirituales.” Si bien les pertenecían al Señor Jesús, habían elegido vivir según los estándares y sabiduría del mundo. Qué tragedia era esto. Eran simplemente bebés en Cristo. Nunca habían madurado en su fe.
Pablo no les podía dar comida sólida – las verdades más profundas de Dios (versículo 2). Como bebés necesitaban todavía leche en su andar con el Señor. Habían sido cristianos durante suficiente tiempo como para haber demostrado cambios reales en sus vidas, pero esto no había ocurrido. Pablo les dijo a los corintios que todavía eran carnales en su comprensión y sus maneras de ser (versículo 3).
Es importante que notemos que Pablo estaba esperando progreso en su andar con el Señor. ¿Ha habido progreso en su vida espiritual? ¿Está usted más cerca del Señor este año de lo que lo estaba el año pasado? Este crecimiento debería verse en cada nivel de su experiencia cristiana. A veces vemos tremendo crecimiento en los primeros años de nuestra relación con el Señor y entonces parece desvanecerse. Hasta el creyente que ha conocido al Señor durante cincuenta años necesita continuar madurando en vivir piadosamente. Nunca agotaremos nuestra comprensión de Dios y de Su gracia. Siempre habrá pecados que vencer, nuevas alturas de capacitación en nuestro servicio e intimidad más profunda con Cristo. El crecimiento debe ser la experiencia normal para nosotros en cada etapa de nuestro caminar espiritual.
Los corintios nunca realmente habían progresado en su relación con el Señor. Una de las pruebas de esto podía verse en sus celos y contiendas. Como iglesia, quedaron atrapados en diferencias insignificantes. Algunas personas seguían a Pablo; otras preferían a Apolo. Estas diferencias estaban causando división en la iglesia. El solo hecho de que tuvieran esta fragmentación demostraba que no estaban creciendo en su fe. En lugar de eso, estaban pensando y comportándose como “meros hombres” (versículo 3). Es decir, estaban viviendo como incrédulos.
Pablo les mostró en los versículos 5-6 que tanto él como Apolo eran ministros conjuntamente en la causa de Cristo. Dios había dado a Pablo y a Apolo funciones diferentes en el cuerpo de Cristo. Pablo plantó la semilla de verdad y Apolo la regó. Estos dos hombres dependían de Dios para hacer que la semilla creciera y produjera fruto en las vidas de los Corintios. Ambos Pablo y Apolo tenían una meta: querían ver el fruto de Cristo en las vidas de los corintios. Pablo estaba demostrando que era inmaduro pensar que un ministerio era más importante que otro.
Pablo reconocía su papel en la vida de la iglesia corintia. En el versículo 10 él usó la ilustración de un edificio. Él había colocado el fundamento de la iglesia en Corinto. Dios había utilizado a Pablo para evangelizar y establecer una nueva iglesia (ver Romanos 15:20), pero era la responsabilidad de otra persona construir el resto del edificio sobre este fundamento. Apolo había hecho esto al enseñar la Palabra de Dios entre ellos.
Pablo les recordó a los corintios que cada uno de ellos tenía la responsabilidad de edificar sobre el fundamento de Cristo y Su obra (versículo 11). Cada creyente tenía que jugar un papel en la construcción de la iglesia de Cristo. Como hijos de Dios, podían elegir que materiales usar. Podrían construir sabiamente usando los mejores materiales –oro, plata, piedras preciosas– o ellos podrían construir imprudentemente usando madera, heno y paja (versículo 12). A través de un ministerio fiel y obediente podrían construir una iglesia sólida que resistiría la prueba del tiempo (versículo 13). Por otra parte, podrían ser infieles y podrían construir con técnicas mundanas y motivaciones impuras (comparados aquí con madera, heno y la paja). Esta mala construcción no soportaría la prueba del fuego. El día del juicio sacaría a luz todas estas cosas (ver 2 Corintios 5:10). En ese día la calidad del trabajo de cada persona sería revelada. Dios revelaría las motivaciones de su corazón.
Pablo les recordó a los corintios en el versículo 15 que él no estaba hablando de su salvación cuando él habló de edificar sobre el fundamento. Su salvación estaba segura desde el momento en que aceptaron al Señor como su Salvador. Pablo habla aquí de lo que hicieron con la salvación que experimentaron en Cristo. La persona que construyó con madera, heno y paja sufriría tremenda pérdida en el día del juicio, pero todavía sería salva “aunque así como por fuego” (versículo 15).
La manera en que vivimos nuestras vidas será sacada a luz en el día del juicio. La Biblia habla de recompensas por el servicio terrenal (Mateo 5:12; 6:1). Hay creyentes que le sirven al Señor con madera, heno y paja. Estos creyentes viven y piensan como incrédulos. Sus motivaciones y sus actitudes no son lo que desea Dios. Quizás sean orgullosas y egoístas. Quizás nunca han aprendido a caminar en la conducción de Dios y según los principios de Su Palabra. Pablo les recordó a los corintios que este tipo de creyente sufriría la pérdida de recompensas en el cielo. Dios todavía los amaría y los aceptaría como Sus hijos, pero no recibirían el elogio de su Padre Celestial por sus esfuerzos.
Como creyentes, somos templos de Dios. El Espíritu de Dios vive en nosotros (ver versículo 16). Como templos sagrados de Dios, nuestras vidas son sagradas. Necesitamos cuidarnos de no permitir que entre a estos templos ninguna cosa que traiga deshonra al Señor Dios que vive en nuestros corazones. Es una cosa seria profanar el templo de Dios. Pablo les advirtió a los corintios que si profanaban sus templos, Dios los destruiría (versículo 17). La bendición y la intimidad con Dios sólo podrían florecer cuando estuvieran caminando en obediencia y fidelidad. Los corintios habían sido culpables de permitir que celos, disputas y divisiones entraran en sus templos. Su iglesia estaba destruyéndose por esta madera, heno y rastrojo.
Pablo retó a los corintios a no se engañarse (versículo 18). Creían que eran sabios. Creían que las cosas estaban bien entre ellos y Dios, pero solamente ellos mismos se estaban induciendo al error. Las cosas no estaban bien. Los creyentes necesitaban despertarse a la realidad de lo que estaba sucediendo en sus vidas. Estaban tratando de funcionar con sabiduría terrenal. Estaban siendo atrapados en las maneras mundanas. Se estaban gloriando en hombres (versículo 21). Estaban exaltando estilos de ministerio y rasgos de personalidad cuando tenían cosas mucho más grandes de las que gloriarse.
Pablo les recordó en el versículo 22 de la bendición que tenían en Cristo. Tenían siervos maravillosos que habían compartido el amor de Dios con ellos. El mundo mismo era un regalo de Dios para ellos. Sus vidas estaban siendo sostenidas por Él. Sus bendiciones actuales y su esperanza futura eran todos regalos para ellos de un Dios misericordioso. Ellos pertenecían a Cristo. Él los había escogido y los había salvado de una eternidad de infierno y sufrimiento. Como resultado de las maravillosas bendiciones de Dios, sus divisiones insignificantes eran irrelevantes.
Como creyentes, todavía podemos vivir vidas mundanas. Esto es lo que estaba ocurriendo en la iglesia de Corinto. Los creyentes allí estaban siendo atrapados en divisiones insignificantes. El enemigo había tenido éxito en desviar su atención de Cristo y ponerla en ellos mismos. El resultado fue que ya no estaban creciendo en su fe. En lugar de eso, comenzaron a colocar bloques de celos y división en la sólida base de la iglesia de Cristo.
¡Qué reto es este capítulo para nosotros hoy como creyentes! Cuando usted mira a su templo, ¿qué tipo de bloques encuentra? Quizás esparcidos entre los bloques de oro, plata y piedra preciosa se pueden ver bloques de madera, heno y paja. Estos bloques inferiores necesitan ser arrancados y reemplazados con bloques que dan honor al nombre del Señor Jesús.
Para Considerar:
¿Esta meditación ha llamado su atención hacia algunos bloques en su vida con los que hay que tratar?
¿Le está guiando el Espíritu en lo que usted hace o está usted siendo influenciado por las cosas de este mundo?
¿Qué prueba de desarrollo espiritual encuentra usted en su vida? ¿Cómo el Señor Jesús ha estado cambiándole?
Para Orar:
Pídale a Dios que le ayude a tratar con bloques en su vida que no dan honor a Él.
¿Usted conoce a hermanos creyentes que no han podido crecer en su vida espiritual a causa de ciertas barreras en sus vidas? Tome un momento para orar por ellos ahora.
Dele a Dios las gracias por el seguro fundamento que Él nos ha dado en Cristo. Agradezca a Dios que este fundamento nunca fallará.
Pídale a Dios que le ayude a edificar sobre este fundamento de Cristo con actitudes y obras que verdaderamente traigan gloria a Su nombre.
7 – Ser Cuestionados
Leer 1 Corintios4:1-5
¿Ha tenido usted alguna vez a alguien que ha cuestionado su ministerio? Esto es lo que estaba ocurriendo en la iglesia de Corinto. Había personas en Corinto a las que no les gustaba el apóstol o su ministerio. Incluso hasta el Señor Jesús no fue siempre apreciado. Las personas cuestionaron Su autoridad. Si usted es un siervo del Señor, tarde o temprano, usted también tendrá que enfrentar estos mismos asuntos.
¿Cómo tratamos la oposición a nuestros ministerios? Una mirada a la manera en que el apóstol Pablo trató con esto nos debería ayudar en nuestros momentos de prueba.
Él Tuvo una Comprensión Clara de Su Llamado (versículo 1)
Probablemente una de las cosas más importantes que podemos hacer cuando enfrentamos oposición y cuestionamiento de nuestro ministerio es estar seguros de nuestro llamado. Si yo dependiera de lo que los otros pensaran de mi ministerio, habría habido muchas veces cuando hubiera renunciado. Si bien ha habido muchas dificultades, nunca he podido sobrepasar el hecho de que el Señor Jesús un día dejó claro que Él me quería en el ministerio a tiempo completo. Ha habido momentos en mi vida cuando consideré otro tipo de trabajo, pero cada vez el Señor me trajo de regreso a Su llamado original. Ese sentido del llamado me ha sustentado a través de muchas dificultades.
El apóstol Pablo tenía una comprensión clara de su llamado. Él se veía a sí mismo como un siervo al que Cristo había comisionado los “misterios de Dios” (versículo 1). La palabra comisionar es importante. Dios le dio a Pablo una responsabilidad. Él le comisionó con un mensaje para Su pueblo y Pablo entendía que él tenía la obligación de compartir ese mensaje. El apóstol estaba convencido de que él tenía que ser fiel sin importar lo que otros dijeran de él. Pablo pudo enfrentar a los que le cuestionaban a él y su ministerio porque él tenía una clara comprensión del llamado de Dios en su vida.
Él Se Comprometió a Permanecer Fiel a Su Llamado (versículo 2)
Al haber confirmado en su mente que el llamado de Dios era de por vida, Pablo entonces se comprometió a obedecer ese llamado. El Señor le había dado una confianza y él sabía que él tenía que permanecer fiel a esa confianza.
Podemos tener la seguridad de que el enemigo se esmerará en impedirnos ser fieles a la confianza que Dios nos ha dado. Probablemente he experimentado más frustración en el área de mis dones que en cualquier otra área del ministerio. Satanás ha usado las reacciones de personas para desalentarme. A veces he tenido objeciones acerca de mis dones. A veces he vuelto al Señor para preguntarle si debería continuar.
Cuando Pablo fue desafiado en su ministerio, el apóstol regresó a su llamado. Él también se dio cuenta de que cuando Dios confía un cargo, Él espera que seamos fieles a ese cargo. Este era el compromiso de Pablo.
Él Se Negó A Permitirse Ser Juzgado por Nadie (versículo 3)
Al haber aclarado su llamado y su compromiso a permanecer fiel a ese llamado, Pablo entonces les dijo a los corintios que él no se dejaría juzgar por ningún tribunal humano. “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por tribunal humano,” les dijo. La meta de Pablo no era agradar a las personas, sino a Dios que le llamó. A Pablo no le importaba si él era juzgado por las personas. Lo que los individuos dijeran de su ministerio no era tan importante como lo que dijera el Señor. Él eligió permanecer fiel a Dios en vez de a los hombres.
He encontrado que es mucho más fácil decir esto que practicarlo. ¿Cuán a menudo me he obsesionado con lo que otros pensaban de mi ministerio? Quiero caer bien. Siento la necesidad de aprecio y apoyo y a menudo miro a las personas para que me den ese apoyo y ánimo. El peligro en esto es convertirse en una persona que busca caerle bien a la gente.
A todo lo largo de las Sagradas Escrituras vemos a Dios llamando a Sus siervos a ir contra la corriente. El compromiso de Pablo era con el Señor su Dios. Él no dejaba que otros le distrajeran de su llamado. No era relevante que a las personas les agradara él y su mensaje. Lo que era importante era que él hiciera lo que Dios lo llamó a hacer.
José se hizo enemigo de la esposa de Potifar cuando se negó a acostarse con ella (Génesis 39). Aunque ella le suplicaba continuamente, él se rehusó a profanarse a sí mismo. Por esto lo encarcelaron. Daniel también se hizo muchos enemigos cuando él se rehusó a dejar de orar a su Dios (Daniel 6). Esto resultó en que le echaron en el foso de los leones. La fidelidad al llamado de Dios en nuestras vidas a veces nos conducirá a la senda del rechazo y del desprecio. Pablo no tenía ojos ni oídos para nadie más. Su compromiso era agradarle a Dios. No tenía importancia lo que otros decían o pensaban. Si vamos a ser un siervo verdadero de Dios tenemos que superar lo que otros piensen de nosotros.
Él Se Rehusó Incluso a Juzgarse a Sí Mismo (versículo 3)
Fíjese en el versículo 3 que Pablo no sólo se rehusó a dejar que otros le juzguen en lo referente al llamado de Dios, sino que él también se rehusó a juzgarse a sí mismo. Pablo nos está diciendo aquí que él se negó a dejar que sus propias dudas e interrogantes le distrajeran del llamado de Dios.
A veces somos nuestro propio peor enemigo. ¿Cuántas veces hemos cuestionado nuestras habilidades y talentos? ¿Cuántas veces he ido yo a Dios con graves dudas, creadas en mi propia mente de si yo era la persona para la tarea que Él me había llamado a hacer? ¿Cuántas veces habría abandonado el ministerio si hubiera escuchado a mis propios sentimientos? Muchas personas en las Sagradas Escrituras lucharon de la misma manera. Moisés cuestionó su ministerio cuando él le dijo a Dios que él no era un orador capaz (Éxodo 4:10-13). Jeremías, frente a tanta oposición, se preguntó si no habría sido mejor para él simplemente quedarse callado y no hablar más (Jeremías 20:9). Me pregunto si Pedro, después de negar al Señor tres veces, cuestionó su propio llamado como discípulo.
Pablo se dio cuenta de que el llamado de Dios en su vida trascendía incluso sus propios sentimientos y sus propias dudas. Él se negó a permitirse el privilegio de cuestionar lo que Dios le había dejado claro.
Él Mantuvo una Conciencia Limpia (versículo 4)
Fíjese en el versículo 4 que Pablo buscaba mantener una conciencia limpia. Pablo mantuvo una conciencia limpia negándose a permitir que otros le distrajeran de su llamado dado por Dios. Él mantuvo una conciencia limpia negándose a permitir que sus propias dudas personales le distrajeran. Pablo les recordó a los corintios que esto no quería decir que él era perfecto. Él sabía que él cometía errores en su ministerio. Sin embargo, a pesar de estos defectos, él sabía que él estaba donde Dios quería que él estuviera. En esto él tenía la conciencia en paz. Él eligió vivir en obediencia a Dios y permanecer fiel a lo que Dios claramente había diseñado para él. Él estaba decidido a vivir su vida caminando en obediencia a fin de que él pudiera estar delante de su Señor sin tener de que avergonzarse cuando él rindiera cuentas de su vida y su ministerio. Éste era un compromiso diario. Él vivía cada día con una conciencia limpia y un conocimiento que él había sido fiel al propósito de Dios para su vida.
Él Esperaba que el Señor Sacara a Luz las Intenciones del Corazón (versículo 5)
Fíjese finalmente que Pablo encomendó todo el juicio al Señor Jesús. Él sabía que el único juicio que importaba con respecto a su ministerio era el juicio del Señor. En su ministerio, sus motivaciones y sus métodos fueron a menudo cuestionados. Pablo no sintió que necesitara probarle a los demás cuáles eran sus intenciones. Él encomendaba estos asuntos al Señor. Se estaba acercando el día cuando El Señor juzgaría las intenciones de su corazón. Hasta entonces, Pablo perseveraba en lo que él sabía que era el llamado de Dios.
¿Cuán a menudo ha tenido éxito el enemigo en distraernos al hacer que nos enfoquemos en lo que otros estaban diciendo de nosotros o nuestro ministerio? ¿Cuán a menudo nos hemos desviado del camino en nuestro llamado por las distracciones y los placeres de este mundo? Pablo se negó a dejarse distraer por estas cosas. Él se comprometió con el Señor y continuó siendo fiel en su ministerio. Que Dios nos pueda dar la gracia para hacer lo mismo.
Para Considerar:
¿Qué le ha confiado Dios a usted? ¿Cuáles son sus dones? ¿Qué ministerios le ha dado Él?
¿Ha permanecido usted fiel al ministerio que Dios le ha dado?
¿Alguna vez se ha distraído usted en el ministerio debido a lo que otros estaban diciendo de usted? ¿Qué reto recibe usted de este pasaje?
¿Puede usted decir que ha sido fiel al llamado de Dios en su vida hoy? ¿Tendrá usted alguna razón para avergonzarse en el día que rinda cuentas ante su Señor?
Para Orar:
Dele a Dios las gracias por los dones y el llamado que Él le ha dado.
Si usted no está seguro de cuál es el ministerio de Dios para usted, tome un momento para pedirle que le dé un claro sentido de su talento y llamado en su vida.
Pídale a Dios que abra puertas de oportunidad para que usted ejercite su llamado en su vida. Pídale que le ayude a permanecer fiel a ese llamado.
Pídale al Señor que le ayude a estar dispuesto a caminar fielmente incluso en las cosas pequeñas que Él le da para hacer cada día.
8 – Cristianismo Cómodo
Leer 1 Corintios 4:6-21
Pablo había estado hablando a los corintios acerca de las divisiones en su iglesia y su falta de madurez. Los creyentes en Corinto habían estado poniéndose de parte de ciertos líderes y criticando a otros. Esta desunión tenía sus raíces en los celos. Pablo trata con este espíritu de orgullo y envidia en este pasaje.
Pablo empezó en el versículo 6 diciéndoles a los corintios que no deberían ir más allá de lo que estaba escrito. Al enorgullecerse de una persona con respecto a otra, estaban yendo más allá de cómo Dios veía las cosas. La enseñanza clara de la Palabra de Dios es que todo lo que hemos recibido, lo hemos recibido de las manos de Dios (versículo 7). No tenemos nada de que jactarnos en nosotros mismos. ¿Qué hemos hecho alguna vez que no se lo debamos a Dios? Tan grande como fue el apóstol Pablo, él sabía que todo lo que él había logrado era resultado de la gracia y el poder de Dios. Pablo sabía que él no era diferente a ningún otro siervo de Dios. Todos sus esfuerzos en el evangelio eran el resultado de la obra de un Dios todopoderoso en su vida. Su vida, su ministerio y todo lo que él fue o alguna vez pudiera ser, él lo había recibido como un don inmerecido de la mano de un Dios soberano. Si fuera a existir alguna jactancia tendría que ser en el Señor y lo que el Señor podría lograr a través de la vida de un pecador indigno.
Los corintios no comprendían este concepto. En su orgullo, muchos de ellos creían que habían logrado madurez espiritual. Se veían como que eran espiritualmente ricos (versículo 8). Sentían que estaban gobernando como reyes espirituales en su ciudad. Pablo veía las cosas de modo diferente “Ojalá reinaseis” él dijo.
Mientras que los corintios vivían bien cómodamente en su iglesia, discutiendo cuál líder espiritual deberían seguir, los apóstoles estaban en exhibición delante del mundo como hombres condenados a muerte. Los corintios se veían a ellos mismos como reyes, mientras Pablo se veía como un hombre condenado en la arena (versículo 9). En contraste a las vidas fáciles y desahogadas de los corintios, los apóstoles estaban sufriendo los insultos y las burlas de la multitud que buscaba su muerte. A los ojos del mundo, los apóstoles eran considerados insensatos.
Los corintios habían mantenido un aire de respetabilidad en su comunidad. Los apóstoles, por otra parte, eran vistos por el mundo como débiles e insignificantes. Pablo a menudo había sido insultado y se habían burlado de él. Dondequiera que él iba sufría deshonra. Él sabía lo que era estar hambriento y sediento. A diferencia de los corintios, los apóstoles se vestían de harapos y no tenían morada fija (versículo 11). Tenían que trabajar duramente para encontrar bastante dinero para pagar por sus propios ministerios. Cuando las personas los maldecían, ellos en cambio las bendecían. Cuando eran calumniados, respondían con palabras de bondad. Las personas los veían como la “escoria” y “el desecho” del mundo (versículo 13). Esto estaba en contraste directo a la manera en que los corintios se veían a ellos mismos– como reyes.
Los corintios se habían vuelto cómodos en su estilo de vida cristiano. Disfrutaban de considerable reputación en la comunidad. Vivían como reyes. Eran felices con el lugar donde estaban en su peregrinación espiritual. Sentían que habían logrado madurez espiritual.
Pablo les advirtió a los corintios sobre esta actitud en el versículo 14. Él hizo eso en una forma tierna y amable. Él les recordó que eran “hijos amados” para él. Él les recordó que él fue su padre espiritual en la fe. Habían llegado a Cristo a través de su ministerio y como padre, él expresaba su profunda preocupación por ellos.
Como adolescentes en la fe, los corintios creían que tenían todas las respuestas. No necesitaban la guía paternal de Pablo (ver versículo 8). Pablo los instó a seguir su ejemplo. Él les desafió a que no cayeran en la trampa de “la fe cómoda.” Como creyentes, tenían que esperar que si vivían una vida piadosa, serían perseguidos (ver 2 Timoteo 3:12). Pablo no dudó en retar a los corintios a convertirse en imitadores de él en su sufrimiento (versículo 16).
Pablo creía que los corintios necesitaban romper los grilletes del cristianismo cómodo. A pesar de su persecución, Pablo era libre. Los corintios, por otra parte, aunque se consideraban ser reyes, estaban en realidad encadenados y encarcelados en actitudes arrogantes y discusiones interminables. Para que fueran liberados de estas cadenas, Pablo decidió enviarles a Timoteo (versículo 17). Timoteo les enseñaría cómo tenían que vivir como verdaderos hijos de Dios. Fíjese que Pablo no les dio a los corintios una enseñanza especial. Lo que él les dijo era lo que él enseñaba donde quiera que él iba.
El reto de Pablo es también para nosotros. Pablo deseaba ver a las personas avanzar en la obra de Dios. Él nos reta en este pasaje a movernos más allá de nuestras discusiones inconsecuentes y zonas de comodidad. Una parte de los corintios se había envanecido (versículo 18). Tenían el discurso correcto y conocían las doctrinas correctas. Pablo no estaba interesado en el discurso de ellos. Él quería presenciar el poder de Dios en sus vidas. Él quería verlos poner en práctica su discurso. “El reino de Dios,” dijo Pablo “no consiste en palabras, sino en poder” (versículo 20).
Éste es un reto para nosotros hoy. Cuán fácil es estar afuera y criticar a los que están haciendo el trabajo. Esto es lo que los corintios estaban haciendo. Estaban parados a lo lejos y comparaban a Pablo con Apolo. Tenían toda clase de opiniones. Sin embargo el hecho era que no estaban dispuestos a arriesgarlo todo por Cristo. ¿Cuán frecuentemente practicamos nuestro cristianismo sentándonos en reuniones y hablando de cómo deberían ser las cosas? ¿Dónde están aquellos que pasarán más allá de hablar de su fe a demostrar el poder de su fe?
Pablo creía que este era un asunto gravísimo para la iglesia en Corinto. Él les recordó, como su padre espiritual, que si no cambiaban su comportamiento, él se vería forzado a venir a ellos con vara (versículo 21). En otras palabras, él se vería forzado a disciplinarlos como padre cariñoso para corregir sus comportamientos. Que Dios nos desafíe a abandonar nuestro cómodo banco de iglesia para demostrar en la vida verdadera el poder de la fe que profesamos.
Para Considerar:
¿Qué tendría Pablo que decirle a la iglesia de nuestra época? ¿Nos hemos vuelto cómodos? ¿Vivimos como “reyes espirituales” en nuestras iglesias hoy?
¿Cuáles son las necesidades verdaderamente espirituales en su comunidad? ¿Qué está haciendo su iglesia para demostrar el poder de Dios al tratar esas necesidades?
¿Cómo ha sido demostrado el poder de Dios en su vida?
Para Orar:
Pídale a Dios que nos perdone por acomodarnos y pensar más en nosotros mismos de lo que debemos pensar.
Pídale a Dios que le muestre las verdaderas necesidades alrededor de usted. Pídale que le muestre lo que Él querría que usted hiciera en relación a esas necesidades.
Pídale que demuestre a través de usted el verdadero poder del evangelio para cambiar vidas.
Pídale a Dios que le mueva más allá de un cristianismo de sólo palabras a un cristianismo de vida y poder.
9 – La Vieja Levadura
Leer 1 Corintios5:1-13
Hemos visto que la iglesia de Corinto tenía problemas con la carnalidad (3:1) y división (3:3) en medio de ella. A pesar de estos pecados, se habían vuelto muy cómodos con el lugar en que estaban en su desarrollo espiritual (4:8). Sin embargo en el capítulo 5, nos damos cuenta de que había informes de inmoralidad en la iglesia de Corinto.
La inmoralidad que existía en su congregación era de tal naturaleza que hasta los paganos estarían horrorizados (versículo 1). Se decía que había un hombre entre ellos que estaba teniendo relaciones sexuales con la esposa de su padre. Se debería comprender aquí que la frase “la esposa del padre” necesariamente no significa que la persona a la que se hace referencia fuera su madre. Además, no tenemos ninguna indicación del pasaje de dónde se encontraba el padre en este momento. ¿Podría haber muerto? ¿Se había divorciado él de su mujer?, ¿estaban todavía viviendo juntos? Simplemente no se nos dice nada. Es suficiente darnos cuenta que tales relaciones estaban estrictamente prohibidas, no sólo por la cultura de Corinto, sino que también por la Ley de Dios en Levítico 18:8.
Lo que inquietaba a Pablo de esta situación era que la iglesia de Corinto no había disciplinado a este hermano. “¡Y ustedes están envanecidos!” dijo Pablo en el versículo 2. Vimos que en la última meditación los creyentes en Corinto se sentían bien consigo mismos. Pablo les había dicho que eran muy orgullosos (4:18). Aquí otra vez él les recordó de su orgullo. Sin embargo, en realidad no tenían por qué estar orgullosos. En lugar de tener vergüenza por lo que estaba ocurriendo en medio de ellos, lo ignoraban.
Antes de que condenemos la iglesia en Corinto por su pecado, sería bueno que nosotros miremos nuestras propias iglesias. ¿Hemos sido nosotros, como ellos, culpables de ignorar el pecado en nuestra congregación? Hay muchas razones por las que no enfrentamos el pecado en la iglesia hoy. A veces es por falta de enseñanza clara de la Palabra de Dios. Hay pastores que simplemente no tienen suficiente entendimiento de las Sagradas Escrituras para saber lo que Dios requiere. Otras veces no nos ocupamos del pecado porque no tenemos el valor de enfrentar a los que están viviendo en el pecado. El temor a las reacciones de los hombres es más poderoso que el temor de Dios.
Aquí en este capítulo, Pablo instruye a los corintios en cómo deberían tratar con esta situación. Examinemos lo que Pablo les enseñó aquí.
Entristézcanse en Sus Corazones por el Pecado (versículo 2)
Pablo empezó por decirle a los corintios que cuando vieran un pecado flagrante y difícil de tratar, su primera respuesta debería haber sido lamentarse. ¿Cuán frecuentemente nos hemos endurecido al pecado que nos rodea? Incluso en la iglesia, hemos aceptado la derrota como algo normal. En cierta forma, no estamos viviendo con la comprensión de que la victoria no es sólo posible, sino requerida. Dios no se deleita en que Su pueblo caiga en pecado. Él nos ha dado Su Espíritu para capacitarnos a vivir en victoria. Su fortaleza y poder están a nuestra disposición. Debería entristecernos ver a los cristianos no aprovechar ellos mismos este poder para vencer al pecado.
¿Se quiebra su corazón cuando usted ve creyentes viviendo en pecado? ¿Tiene usted un aborrecimiento sagrado por todo lo que es contrario a la voluntad y el propósito de Dios? No estoy seguro de qué es lo que más me entristece en este pasaje – el pecado del hombre cometiendo inmoralidad o el pecado de la iglesia en no lamentarse de eso. Antes de que podamos ejercer cualquier disciplina en la iglesia, necesitamos ser un pueblo que se lamenta del pecado.
Juzguen el Pecado (versículo 3)
En un momento regresaremos al versículo 2. En el versículo 3 Pablo les dijo a los corintios que aunque él no estuviera físicamente presente con ellos, él ya había juzgado a este hombre. Satanás nos haría creer que no debemos juzgar a nadie. Él nos recuerda de nuestra propia falta de mérito. Él tiene tan asustados a algunos creyentes de hacer cualquier clase de juicio que preferirían dejar tranquilo al pecado en vez de ocuparse de él. Esto obra en beneficio de Satanás.
Pablo no tuvo temor de llamar al pecado, pecado. Él podría juzgar a este hombre porque esta inmoralidad estaba en contradicción directa con la enseñanza clara de la Palabra de Dios. Cuando un hermano o una hermana están violando los principios de la Palabra de Dios, es nuestra obligación reconocer esto, declararlo pecado y advertirles. Como creyentes, necesitamos deducir todo de la enseñanza de la Palabra. Negarse a hacer eso es jugar en las manos del enemigo.
El estándar de Pablo era la Palabra de Dios. Él alentó a los corintios a hacer lo mismo. Cuando nos negamos a juzgar el pecado, elegimos aceptarlo y vivir con él. Pronto la iglesia se llena de pecado y todos los estándares son arrojados a un lado. Habrá momentos donde seremos llamados a confrontar al enemigo y hacer un juicio acerca del pecado entre nosotros.
Quiten al pecador de en medio de la comunión (versículo 2)
Al haber juzgado según la Palabra de Dios, Pablo entonces les dijo a los corintios que se separaran del pecado y del pecador. Él los retó, en este caso particular a expulsar al hombre culpable de su comunión.
Satanás no dudará en recordarnos del amor de Dios cuando satisface su propósito. ¿Cuán frecuentemente él ha tenido éxito en hacernos creer que expulsar a una persona de la iglesia sería hacer una cosa no amorosa? Él nos haría creer que sería más amoroso dejar a la persona permanecer en pecado que confrontarle y expulsarle de la iglesia. En lo profundo de nuestros corazones sabemos que es mentira, pero todavía luchamos con esto cada vez que necesitamos ejercer la disciplina de la iglesia.
La separación tiene que ocurrir por tres razones. Primero, les recuerda a los individuos de lo grave del pecado. Este tiempo de separación de la iglesia les debería dar tiempo para darse cuenta de que necesitan ser serios con sus vidas cristianas. No pueden vivir en el pecado y pueden mantener la comunión con Dios y Su pueblo. Si los individuos toman en serio su fe, se ocuparán de su pecado. La disciplina les muestra que el pecado es un asunto grave que no será tolerado en la iglesia.
En segundo lugar, la disciplina mantiene el testimonio de la iglesia. Probablemente una de las máximas acusaciones de los incrédulos en contra de la iglesia de nuestra época es el hecho de que hay demasiados hipócritas. Esto se debe, en gran parte, al hecho de que como creyentes no ejercemos apropiada disciplina entre nosotros. Si queremos mantener nuestro testimonio en el mundo, necesitamos ocuparnos del pecado en nuestras congregaciones.
La tercera razón por la que necesitamos separar a los pecadores del cuerpo es que impide una mayor contaminación de la iglesia. El pecado, como una enfermedad contagiosa, tiene tendencia a propagarse. Cuando dejamos circular al pecado libremente en nuestras iglesias, pronto adquirirá el control de ella. Como malas hierbas en el jardín, el pecado necesita ser arrancado de raíz o pronto comenzará a ahogar la vida de las buenas plantas y quitar la bendición de Dios de nosotros.
En los versículos 6-8 Pablo comparó el pecado con la levadura. Cuando ponemos levadura en nuestro pan, rápidamente se esparce a través de todo el pan. Esto es lo qué ocurre con el pecado. Es importante que nos ocupemos inmediatamente del pecado. No lo podemos dejar dispersarse e influenciar a los demás.
Este principio de separarnos del pecador debe aplicarse a los que practican pecados difíciles de tratar y manifiestos en la iglesia. Pablo les recordó a los corintios que no le podrían aplicar esto al incrédulo. Si los creyentes intentaran separarse ellos mismos de todo el mundo que practicara el pecado, tendrían que dejar el mundo mismo (versículo 10). En el transcurso de nuestras actividades diarias tenemos que asociarnos con el incrédulo.
Hay un estándar diferente para los creyentes. Los corintios no debían asociarse con los que afirmaban ser creyentes, pero no vivían según la escala de valores de la Palabra de Dios (versículo 11). El Pablo dio una lista de pecados específicos aquí: la fornicación, la avaricia, la idolatría, la calumnia, la borrachera y la estafa.
Pablo no quiso decir aquí que si un hermano no está de acuerdo con nosotros sobre un pequeño asunto doctrinal o práctica tengamos que separarnos de él. Pablo habló aquí de violaciones claras de la escala de valores de la Palabra de Dios. Pablo ya condenó a la iglesia por estar dividida sobre estos asuntos pequeños e insignificantes (ver 3:14). Ha sucedido mucho daño al testimonio de la iglesia porque no hemos podido distinguir el pecado moral de desacuerdos sobre asuntos insignificantes.
Entréguenle el Pecador a Satanás (versículos 45)
Pablo les dijo a los corintios, finalmente, que debían entregar este hombre a Satanás para la destrucción de la naturaleza pecaminosa. Esto amerita una cuidadosa consideración. Fíjese en el versículo 4 que la entrega a Satanás ocurrió en el poder y la autoridad del Señor Jesús. Aun cuando el hombre estaba siendo entregado a Satanás, él todavía estaba en las manos de Dios. Este pasaje nos recuerda a Job. Job fue entregado a Satanás. Satanás recibió el derecho de infligir y oprimir a Job durante un tiempo. Sin embargo, Dios no apartó sus manos de Job. Satanás sólo podría ir hasta donde Dios lo dejara ir.
Dios permitió a Satanás herir físicamente a Job para que pudieran cumplirse Sus propósitos mayores. Dios permitió a un espíritu maligno oprimir a Su siervo Saúl para mostrar al mundo que Su mano estaba sobre David (1 Samuel 18:10-16). Dios le permitió a Satanás que inspirara a los malos reyes de Babilonia y Asiria a atacar a Su propio pueblo para juzgarles y condenarles por su pecado (Jeremías 25:9-12). Dios permitió a Satanás sacudir a Pedro como trigo, incluso dándole la libertad de negar a Cristo para quebrantar a Pedro de su orgullo (Lucas 22:31-32; Mateo 16:23). Dios le permitió a un “mensajero de Satanás” que atormentara a Pablo a fin de que él confiara solamente en el poder capacitador de Cristo (2 Corintios 12:7-9). ¿Le asombra que Dios utilizó a Satanás para lograr Sus propósitos mayores? Anímese de que incluso Satanás esté sujeto a los propósitos mayores de Dios.
Fíjese en el propósito de entregar a este hombre a Satanás: su carne sería destruida, pero su espíritu se salvaría en el día del Señor (versículo 5). Satanás no podría quitarle su salvación. Dios usaría cualquier cosa que Satanás hiciera para purgar y limpiar a este hombre de su rebelión, pero Él no le abandonaría.
¿Cómo funciona esta disciplina en la vida de la iglesia? Primero, la iglesia reconoce el pecado y confronta al individuo en cuestión según los principios de Mateo 18:1517. Si él resiste todos los esfuerzos de la iglesia para traerlo de regreso a la santidad, el individuo es quitado del compañerismo y la bendición de la iglesia. Él es puesto en las manos de Satanás bajo el ojo siempre vigilante de Dios. La iglesia debe pedirle a Dios que haga lo que sea necesario para romper la naturaleza pecaminosa que le cierra el paso a este hombre a la comunión. El objetivo de todo esto es conseguir que la rebelión del hombre sea quebrantada para que en humildad y con un corazón quebrantado y contrito, él regrese a la comunión del cuerpo de Cristo con una nueva conciencia de su necesidad. Todo este proceso se ejercita en amor con el regreso del pecador a la comunión como el enfoque principal. La iglesia de Corinto necesitaba ejercer esta disciplina a este individuo para la gloria de Dios y el bien de la iglesia.
Para Considerar:
¿Por qué es tan difícil para nosotros tratar con el pecado de entre nosotros? ¿Qué nos impide ejercer la disciplina en la iglesia hoy?
¿Qué enseña este capítulo acerca de la importancia de ocuparse del pecado en nuestras congregaciones?
¿Ha sido usted alguna vez entregado a Satanás? ¿Cuál fue el resultado en su vida espiritual?
¿Cuál ha sido el resultado del pecado en la vida de la iglesia hoy?
Para Orar:
¿Conoce a creyentes que están viviendo en pecado hoy? Tome un momento para pedirle a Dios que haga lo que sea necesario para traerle de regreso a Sí Mismo.
Pídale a Dios que nos perdone como iglesia por no tomar al pecado en serio.
Pídale a Dios que levante iglesias en entre nosotros que tomen el pecado en serio.
10 – Procesos Legales entre los Creyentes
Leer 1 Corintios 6:111
La iglesia en Corinto estaba lejos de ser perfecta. Hemos visto que luchaban con la inmadurez, inmoralidad y división. Aquí en 1 Corintios 6:111, Pablo incluso reveló otra práctica pecaminosa. Parece que los desacuerdos eran tan fuertes entre algunos creyentes que estaban llevando a sus hermanos a los tribunales civiles.
Pablo tuvo que decir algunas palabras fuertes de esta práctica “¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?” preguntaba Pablo (versículo 1). Al decir esto, Pablo reconocía que había disputas entre creyentes. Esas disputas a veces podían ser serias. Sin embargo, él les advirtió a los corintios, acerca de llevar estos casos a los incrédulos para resolverlos.
Se debe mencionar que Pablo no les estaba diciendo a los corintios que se debían separar por completo del sistema jurídico secular. En Romanos 13:3-5 el apóstol retó a los creyentes a que se sometieran al gobierno secular que Dios había colocado por encima de ellos:
“Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.”
Pablo enseñaba que los cristianos tenían que respetar las leyes de su país y andar en sumisión a ellas. El sistema judicial secular está en nuestra sociedad por una razón. A los cristianos se les exige a menudo usar este sistema para legalizar acuerdos. El problema en la iglesia en Corinto no era que los cristianos estuvieran usando los tribunales del país para ocuparse de asuntos legales. Era que no estaban solucionando sus desacuerdos personales entre ellos. Pablo condenó la práctica de los creyentes de llevar a otros creyentes a un tribunal secular para ocuparse de desacuerdos por dos razones.
Los santos Un Día Juzgarán el Mundo (versículo 25)
La primera razón por la que los creyentes no debían llevarse mutuamente a los tribunales, según Pablo, era que ellos un día juzgarían el mundo. Jesús les dijo a sus doce discípulos en Mateo 19:28:
“De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.”
Apocalipsis 20 pinta un cuadro de creyentes reinando con Cristo. El apóstol Juan vio los tronos de los que recibieron autoridad para juzgar (Apocalipsis 20:4). El Señor le dijo a la iglesia de Laodicea que si vencía, Él les daría el derecho para sentarse con Él en Su trono (Apocalipsis 3:21). Pablo les recordó a los creyentes en 2 Timoteo 2:12 que si sufrían también reinarían con Cristo. Estos versículos y otros nos recuerdan que está llegando el día cuando los que le pertenecen al Señor Jesús gobernarán con Él. Pablo les dijo a los corintios que los creyentes incluso juzgarán a los ángeles (versículo 3). Los ángeles a los que se refirió aquí es muy probablemente los ángeles caídos (Satanás y sus demonios).
Un día reinaremos con Cristo y participaremos con Él en el juicio de la tierra. Si vamos a ser parte de este juicio, seguramente deberíamos poder manejar casos triviales entre nosotros mismos. Pablo retó al creyente, cuando surgieran disputas entre ellos, a designar incluso a los menos estimados entre ellos para ocuparse de estos asuntos, en lugar de ir a las autoridades civiles (versículos 45). Como creyentes, Dios les había dado Su autoridad para ocuparse de cualquier asunto que sucediera entre ellos. No era necesario que fueran al incrédulo en busca de sabiduría para resolver disputas en la iglesia cuando tenían la autoridad y la sabiduría de Dios a su disposición.
Nuestro Testimonio para el Mundo Incrédulo (versículos 6-8)
Hay otra razón por la que los creyentes no debían llevarse a los tribunales seculares para tratar sus desacuerdos. Pablo reprendió a los corintios por ir a tribunales seculares delante de incrédulos (versículo 6). Hay un tono de vergüenza en las palabras de Pablo. ¡Cuánto daño es causado por creyentes que no pueden lidiar con sus desacuerdos! ¿Qué clase de testimonio es para el mundo cuando los creyentes son incapaces de resolver sus conflictos en una forma divina y pacífica? El mundo no está ciego a estos asuntos y se forma opiniones de Cristo con base a las relaciones entre nosotros.
El hecho de que los corintios tenían procesos judiciales entre ellos mostraba que ya estaban derrotados (versículo 7). Estaban derrotados en su testimonio delante del mundo. Estaban derrotados en sus relaciones como creyentes. Estaban derrotados en su testimonio para con su Señor.
Pablo les recordó a los corintios que sería mejor para ellos ser perjudicados y engañados que devolver mal por mal. Cuán fácil es para nosotros reclamar nuestros derechos. Pablo alentó a los creyentes corintios a ofrecer la otra mejilla. Él les dijo que era mejor sufrir injustamente que tomar represalias y añadirle sus pecados propios al pecado de los que los habían agraviado. El creyente debía estar dispuesto a sufrir insultos y ofensas en vez de tomar represalias y arriesgarse a traer vergüenza a la iglesia y la causa de Cristo. Cristo sufrió ofensas por nosotros. Debemos estar dispuestos a hacer lo mismo por Él.
Pablo concluye esta sección recordándole a los corintios que los malvados no heredaran el reino de Dios. Él les recordó de su pasado antes de que vinieran a conocer al Señor (versículos 910). Antes de que llegaran al Señor, eran culpables de inmoralidad sexual (adulterio, prostitución y homosexualidad). Otros fueron idólatras. Todavía otros habían sido rescatados de ser ladrones, borrachos, calumniadores y estafadores. Sin embargo desde que vinieron al Señor habían sido lavados y santificados. Dios había trabajado en sus vidas y los había libertado de sus antiguas costumbres. Ya no tenían que vivir en estos pecados. Podían ser victoriosos sobre ellos.
Sin embargo, en la iglesia de Corinto, la realidad del asunto era que nunca habían aprendido a vivir en la victoria que tenían en Cristo. Pablo ya les había dicho que eran todavía carnales (3:1). El apóstol no cuestionó su salvación, sino ciertamente puso en duda su madurez. En el versículo 11, él les recordó que habían sido lavados (perdonados de sus pecados), santificados (apartados para Dios) y justificados (declarados tener una relación correcta con Dios). Sin embargo como hijos de Dios, tenían que recorrer un largo camino para madurar en todo lo que Dios se proponía con ellos.
Cuán triste es ver a creyentes que no están experimentando victoria sobre el pecado en sus vidas. No tenemos que vivir con nuestros pecados. Hay victoria en Cristo. Aquí ante nosotros vemos un cuadro de creyentes que estaban viviendo en derrota. Los creyentes corintios, que iban a juzgar el mundo, no podían ni siquiera juzgar los asuntos triviales que se interponían entre ellos. No estaban viviendo en victoria en sus relaciones entre ellos o en su relación con Dios.
Para Considerar:
¿Puede recordar usted la última vez que a usted le ofendieron o le acusaron falsamente? ¿Cuál fue su respuesta a esto?
¿Puede recordar usted alguna vez cuando le ofendieron y tomó el asunto en sus propias manos? ¿Cuál fue el resultado? ¿Habría sido mejor para usted sufrir la ofensa y perdonar?
¿Hay áreas de su vida donde usted está viviendo en derrota? ¿Cuáles son esas áreas?
¿Es posible vivir en victoria? ¿Qué ha hecho Dios para capacitarnos a tener una victoria más completa?
Para Orar:
Tome un momento para pedirle al Señor que le ayude a vivir en victoria. Agradézcale que éste es Su deseo para usted.
¿Conoce usted a un creyente que actualmente no está viviendo para el Señor? Tome un momento para pedirle al Señor que les muestre la victoria que es de ellos en Cristo.
Pídale al Señor que sane relaciones que no son lo que deberían ser en su vida.
¿Alguna vez ha sido ofendido por otro creyente? ¿Puede perdonar usted a ese creyente hoy? Pídale a Dios que le dé gracia para amarlos y perdónelos por el agravio que le han hecho.
11 – Inmoralidad Sexual
Leer 1 Corintios 6:12-20
Pablo ha estado retando a los corintios a tratar con su pecado y con los obstáculos en sus vidas espirituales. Parece por los capítulos introductorios que había muchos pecados en la iglesia corintia. Vimos en la última meditación que muchos de los corintios que habían venido al Señor, habían salido de la inmoralidad (ver a 6:9-11). ¿Podría ser que estos estilos de vida se habían convertido en la norma en Corinto? Ellos necesitaban ser guiados al vivir para el Señor y andar en Sus caminos.
Pablo comenzó su exhortación dándoles a los corintios dos principios básicos para seguir en su relación con el Señor y con los demás. Escuche lo que él dice en el versículo 12: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.” (versículo 12). Pablo les recordó a los creyentes en Corinto que eran libres en Cristo. Es decir, ya no estaban bajo la Ley. No necesitaban estar excesivamente preocupados por lo que podrían o no podrían comer o lo que podrían o no podrían hacer en ciertos días del año. Aunque eran libres, esto no quería decir que podían hacer cualquier cosa que quisieran. Las dos normas de conducta que Pablo dio en el versículo 12 ayudaría a los corintios a determinar si lo que estaban haciendo era aceptable o no. Tomemos un momento para considerar estas normas de conducta.
¿Me Conviene? (Versículo 12)
Aun cuando puedo tener libertad para practicar algo, no todo lo que practico es conveniente para mí o los que me rodean. Puede que usted esté involucrado en una actividad legítima que le aparta de su esposa y su familia. En este caso, su actividad no puede ser conveniente para ellos. Deberíamos hacernos la pregunta: ¿Lo que voy a hacer es conveniente para mí y los que me rodean? ¿Será conveniente para mi andar con Dios u obstaculizará ese andar?
Pablo le recordó a la iglesia corintia que habría momentos en los que necesitarían dejar de hacer algo porque no era personalmente o espiritualmente conveniente y no convenía a los que les rodeaban. Tenían que considerar el efecto de lo que hacían en otros y en sus vidas personales. Era mejor no practicar algo que indujera a un hermano o una hermana a tropezar. Pablo alentó a los corintios a apartarse de las cosas que no fueran convenientes.
¿Me Dejaré Dominar por lo que Hago? (Versículo 12)
En segundo lugar, Pablo desafió a los corintios a que se preguntaran si serían dominados por lo que hacían. Si somos honestos con nosotros mismos, a veces disfrutamos demasiado de ciertas cosas. Incluso las actividades legítimas pueden convertirse en dioses para nosotros. El momento en que algo comienza a controlar nuestro tiempo, recursos y energía necesitamos descansar de eso. Esto puede ser cierto en cuanto a las actividades religiosas así como también de las seculares. Pablo desafió a los corintios a tener mucho cuidado con cualquier cosa que no fuera Dios y dominara su tiempo, su energía y recursos.
De esta declaración inicial, Pablo procedió a hablar más inmediatamente de la inmoralidad sexual (versículo 13).
“Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo.”
¿Qué estaba Pablo diciéndoles a los corintios? Fíjese cómo Pablo dijo que la comida era para el estómago y el estómago para la comida. Esto es realmente fácil de entender. El estómago tiene una función específica en el cuerpo. Su propósito es digerir la comida. El estómago se hizo para la comida. Similarmente, el cuerpo tiene un propósito. Nuestros cuerpos nos son dados para que con ellos podamos servir al Señor. Tal como el estómago fue hecho para la comida, de la misma manera nuestros cuerpos fueron hechos para el Señor y Su gloria. Usar el cuerpo para la inmoralidad sexual era deshonrar el cuerpo que Dios nos dio y usarlo de una manera para la cual nunca fue destinado. Pablo entonces fue más allá de este argumento para mostrarles a los corintios que la inmoralidad sexual estaba mal por cuatro razones.
Nos levantaremos (versículo 14)
Este cuerpo físico con sus necesidades un día será corrompido por la muerte. Cuando el Señor Jesús vino a esta tierra y murió por nuestros pecados, Él murió a fin de que pudiéramos tener victoria sobre el pecado y la muerte. El poder que levantó el cuerpo físico del Señor Jesús de la tumba también un día levantará nuestros cuerpos físicos. Como creyentes, tenemos una esperanza maravillosa. Seremos resucitados para pasar una eternidad con Cristo. Qué motivación nos debe dar esto para vivir a la luz de esa esperanza. Los que viven a la luz de la eternidad se mantendrán puros para el Señor. Como una nueva novia ante su esposo, no quieren estar avergonzados cuando estén delante de Él en ese día.
Nuestros Cuerpos Son Miembros de Cristo (versículos 1518)
La segunda razón por la que los corintios necesitaban huir de la inmoralidad sexual era que son miembros del cuerpo de Cristo. El día que aceptaron al Señor Jesús como su Salvador tuvo lugar una transformación radical. El apóstol Pedro lo expresó de esta manera en 1 Pedro 2:9:
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Como pueblo escogido, los corintios habían sido llamados de la oscuridad a una relación profunda y personal con Dios. Tan indignos como eran, estaban como representantes e hijos de Dios delante de un mundo moribundo. Reinarían con Él por toda la eternidad. Dios se complacía en llamarles Suyos.
¿Sería correcto, se preguntaba Pablo, tomar a un miembro del cuerpo de Cristo y unir ese miembro a una prostituta? ¿No era esto blasfemo? Toda inmoralidad sexual es pecado, pero para los creyentes este pecado es en particular espantoso porque profana al Señor Jesús al que representamos.
Nuestros Cuerpos Son el Templo del Espíritu Santo (versículo 19)
La tercera razón por la que los corintios deberían huir de la inmoralidad sexual era que sus cuerpos eran el templo del Espíritu Santo. Cuando se convirtieron en hijos de Dios, el Señor selló la transacción colocando Su Espíritu Santo en sus corazones para facultarles y permitirles vivir como Él requería. Como creyentes, sus cuerpos eran el lugar de residencia del Espíritu Santo de Dios. ¿Deberíamos profanar el templo en el cual el Espíritu de Dios mora? Al contrario, tenemos que honrar a Dios por la manera en que cuidamos y usamos nuestros cuerpos.
Ustedes Fueron Comprados por Precio (versículo 20)
Antes de llegar a Cristo, los corintios vivían en inmoralidad y pecado. El Señor los rescató del cautiverio de ese pecado. Él los liberó al precio de Su vida en la cruz. Él murió para que pudieran ser perdonados y pudieran vivir en una nueva manera. Al conocer el costo de su redención, ¿cómo podrían regresar los corintios a la vida que una vez conocieron? Tenían la obligación de andar en pureza de vida. Que privilegio es ser parte de la familia de Dios. Nuestros cuerpos son el lugar de residencia del Espíritu Santo de Dios. Estamos delante del mundo como Sus representantes y miembros de Su familia. Como cuidadores del lugar de residencia del Espíritu de Dios, somos llamados a vivir de tal manera que el Señor Jesús sea glorificado en nuestros cuerpos. Por esta razón, Pablo dijo que debemos huir de la inmoralidad sexual.
Para Considerar:
Tome un momento para aplicar los principios del versículo 12 a la manera en que usted hoy vive su vida. ¿Está usted honrando a Cristo en su cuerpo y en las decisiones que usted toma?
¿Cómo influye el conocimiento que usted le pertenece a Cristo y que el Espíritu Santo mora en usted en lo que usted hace con su vida y cuerpo? ¿Hay algo en especial que el Señor le haría cambiar?
Para Orar:
Pídale a Dios que revele cualquier área en su vida que necesite ser cambiada a la luz de la enseñanza de Pablo en este capítulo.
Dele al Señor las gracias por la transacción que ocurrió en la cruz y que lo hizo ser Su hijo.
Agradezca a Dios que Su Espíritu Santo mora en usted para facultarle y capacitarle a vivir para Él.
Pídale a Dios que le capacite a vivir una vida pura y santa.
12 – Casarse o No Casarse
Leer 1 Corintios 7: 19
En el capítulo 7, el apóstol Pablo pasa tiempo contestando algunas preguntas que les habían sido enviadas en una carta de Corintiosinto (versículo 1). En los versículos 19, él responde a una pregunta concerniente a si una persona debería casarse o no.
Al contestar esta pregunta, Pablo empezó por decir su preferencia personal: “Es bueno para el hombre no casarse (versículo 1). En Génesis 2:18 Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo.” Lo que Pablo dijo aquí parece contradecir la enseñanza de Génesis 2. ¿Cómo deberíamos comprender el consejo de Pablo aquí?
La respuesta para esto parece estar en el versículo 7. Aun cuando el apetito sexual es normal y natural y encuentra la máxima satisfacción dentro del contexto del matrimonio, algunos individuos han recibido de Dios el regalo del celibato. Pablo era uno de esos individuos.
Según Pablo, el matrimonio trae sus obligaciones y sus preocupaciones (ver versículos 3235). Una persona casada no sólo se preocupa por las necesidades del Señor, sino también por las de la pareja y la familia. La persona casada no tendrá el mismo tiempo que una persona soltera para usarlo en las cosas de Dios. Pablo les dijo a los corintios que era bueno poder darse completamente para la obra del Señor. Como persona soltera, Pablo estaba libre de las restricciones y las obligaciones de la vida familiar. Él tenía libertad de moverse como el Señor le guiara, sin reparos acerca de una esposa e hijos. Ésta era una cosa buena. Pablo disfrutaba de la libertad de moverse como el Espíritu de Dios le guiara.
Sin embargo al haber dicho esto, el apóstol se daba cuenta de que no todo el mundo tenía el don del celibato. Había personas cuyas necesidades sexuales y emocionales eran tales que necesitaban estar casadas. La inmoralidad abundaba en la ciudad de Corinto. Aun cuando Pablo creía que el celibato era preferible al matrimonio, él alentaba a los que no tenían el don del celibato a casarse para evitar caer en la inmoralidad sexual. Sólo en el contexto del matrimonio se podrían cumplir sus apetitos sexuales en una forma que honra a Dios. Por esta razón, él alentaba a cada hombre a tener a su propia esposa y a cada mujer a tener a su marido (versículo 2).
Pablo alentaba a la pareja de casados a cumplir con sus obligaciones maritales mutuamente. (versículo 3) El contexto indica que este “deber” se refería a las relaciones sexuales. Pablo les dijo a los corintios que el cuerpo de la esposa no le pertenecía solamente a ella, sino también a su marido y el cuerpo del marido le pertenecía a su mujer (versículo 4). Hay un principio importante del matrimonio que necesitamos comprender en estos términos.
Cuando nos casamos, fuimos unidos por Dios como uno. Yo ahora le pertenezco a mi esposa y ella me pertenece a mí. Algunos ven en este versículo un permiso para que un compañero exija al otro su deber, pero éste no es el único principio que Pablo estaba enseñando aquí. Al escribir a los Efesios acerca del matrimonio, Pablo usó un pensamiento similar. Escuche lo que él tuvo que decir en Efesios 5:28-29:
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia.
Es verdad que nuestros cuerpos se pertenecen mutuamente ahora que hemos sido unidos en matrimonio. Sí, tenemos derecho al cuerpo del otro.
Sin embargo, lo que necesitamos comprender aquí es que tenemos también la obligación de cuidar lo que nos pertenece. Debo estar tan preocupado acerca de las necesidades de mi cónyuge al igual que de mis propias necesidades, porque sus necesidades son también mías ahora que ella me pertenece. Pablo reta a los corintios a que dejen de pensar egoístamente. Debido a que mi mujer me pertenece, mi preocupación como marido debe cumplir con sus necesidades físicas, sexuales, emocionales y espirituales como si fueran las mías.
¿Cuántos problemas podrían evitarse en el matrimonio si las parejas de casados aprendieran este principio de cuidarse mutuamente de este modo? Cuando mi mujer sufre, ahora que ella me pertenece, ese sufrimiento es mío también. Cuando mi cuerpo tiene un dolor, yo hago todo lo que puedo para aliviar ese dolor. Cuando necesita algo trato de cumplir con esa necesidad. Tengo que ver las necesidades de mi cónyuge como las mías.
A la luz de estas enseñanzas, Pablo exhorta a las parejas de casados a dejar de privarse mutuamente de las relaciones sexuales. En lugar de eso, deberían ocuparse de las necesidades mutuas. Había excepciones a esta regla. Pablo se dio cuenta de que había ocasiones especiales cuando una pareja de casados decidía, por mutuo consentimiento, dejar de tener relaciones sexuales. Un ejemplo de esto era dedicarle tiempo a la oración y buscar a Dios. Sin embargo, ambos compañeros necesitaban estar de acuerdo en esto. Se entendía también que este acuerdo sólo sería por un cierto tiempo. Debían regresar rápidamente a sus relaciones normales a fin de que Satanás no los tentara y los hiciera caer en inmoralidad (versículo 5). Note aquí, Pablo esperaba que las parejas de casados mantuvieran relaciones sexuales.
Lo que necesitamos comprender de esto es que Satanás anda buscando cada oportunidad para hacernos caer. Es su deleite particular desbaratar matrimonios cristianos. Si las parejas en cuestión son líderes espirituales en la iglesia, la disolución de su matrimonio tendrá consecuencias devastadoras en toda la iglesia. No podemos permitir acceso a Satanás a nuestros matrimonios.
Aun cuando Pablo sentía en su corazón que era mejor para los creyentes darse completamente a la obra del Señor, él se daba cuenta que no todos tenían el don del celibato. Para los que no tenían ese don, era mejor que se casaran en vez de estar quemándose con pasión y blasfemar el nombre de Cristo cayendo en pecado (versículo 9).
Los creyentes en Corinto estaban viviendo en una sociedad llena de inmoralidad. Necesitaban ser luces piadosas en medio de la tremenda oscuridad. Hemos visto que la inmoralidad había entrado sigilosamente en la iglesia de Corinto. Nosotros también estamos viendo un incremento alarmante de la inmoralidad sexual entre creyentes en nuestra época. Hasta los líderes espirituales están cayendo en esta trampa de Satanás. Más que antes, necesitamos ver matrimonios saludables en el cuerpo de Cristo. No podremos invertir demasiado en hacer mejores nuestros matrimonios.
Pablo enseñó que el matrimonio, aunque no era necesario para los que son como él, era necesario para los demás. Él desafió a las parejas de casados a ser comprensivos mutuamente en las necesidades y tomar un rol activo en la satisfacción de esas necesidades – pues las necesidades de su pareja son en realidad sus necesidades también. Pablo sabía que incluso los que estaban casados podrían caer en la inmoralidad sexual y podrían blasfemar el nombre de Dios y por lo tanto él alentaba a los corintios a construir matrimonios más fuertes para la gloria de Dios.
Para Considerar:
¿Tiene usted el don del celibato? ¿Cómo lo sabe? ¿Qué libertad le ha dado esto en el servicio al Señor?
¿Es tentado usted por la inmoralidad? ¿Dónde están sus debilidades específicas? ¿Cómo esperaría Dios que usted lidiara con esta tentación?
Si usted está casado, tome un momento para debatir lo que usted ha aprendido en este pasaje con su compañero.
¿Le importan a usted las necesidades de su pareja como las suyas? ¿En cuáles áreas podría mejorar usted?
Para Orar:
Pídale a Dios que le ayude a que le importen las necesidades de su pareja como las suyas. Pídale a Dios que le perdone cuando usted ha fracasado en esto.
Tome un momento para presentar a Dios los matrimonios de sus líderes espirituales. Pídale a Dios que ayude a sus líderes espirituales a forjar matrimonios fuertes que sean ejemplos a otros.
Pídale a Dios que le perdone por las veces que usted no ha amado a su pareja como a usted mismo. Pídale a Dios que le ayude a hacer bien las cosas.
¿Su pareja ha estado cumpliendo con sus necesidades? Pídale a Dios que le dé gracia para llegar a amar como Él lo haría en cualquiera que sea el caso.
13 – Santificados
Leer 1 Corintios 7:1024
Después de haber tratado el asunto de si era bueno casarse para un hombre o una mujer, Pablo dirigió su atención a las parejas casadas en la iglesia corintia. En particular, él les dijo algunas palabras a los creyentes casados con parejas incrédulos.
Había obviamente varios creyentes en la iglesia de Corinto que no tenía un compañero creyente. Recuerde que la iglesia de Corinto era relativamente joven. Había personas que estaban viniendo a conocer al Señor y compañero era incrédulo. La pregunta era: ¿Qué hacemos con nuestros cónyuges incrédulos ahora que hemos venido al Señor? ¿Continuamos viviendo con ellos a pesar de su rechazo al Señor? Pablo le dio a la iglesia corintia algunos principios básicos para seguir referente al matrimonio de un creyente y un incrédulo.
El Creyente No Debe Separarse del Incrédulo (versículo 10)
En el versículo 10, Pablo les dijo a los creyentes que por regla general, no debían separarse de sus compañeros incrédulos. Los votos hechos antes de la conversión para Cristo eran todavía pertinentes. Debían continuar amando y permaneciendo fieles a sus cónyuges incrédulos (versículo 10). Esto no siempre sería fácil. Como creyentes, tenían una nueva lealtad a Dios y a Sus santos caminos. Sus cónyuges no siempre entendían o apreciaban los cambios en sus vidas. A veces sus cónyuges incrédulos se hacían hostiles a su relación recién iniciada con el Señor. A pesar de esta dificultad, los creyentes debían permanecer genuinos y fieles a sus cónyuges incrédulos. No debían darles ninguna razón para blasfemar el nombre del Señor.
Fíjese en el versículo 10 que esta enseñanza no procedía originalmente de Pablo, sino del Mismo Señor Jesús (ver Mateo 5:31-32; 19:5-8). Es la voluntad de Dios que los creyentes permanezcan fieles a sus cónyuges incrédulos. Él les dará a Sus hijos la fuerza necesaria para ser fieles en las dificultades. El Señor conoce nuestras luchas. Él no nos llamará a hacer algo que Él no nos de la fuerza para lograr.
Si el Creyente Se Separa, Él o Ella Debería Permanecer Soltero (versículos 11-12)
Habiendo dicho el principio general, Pablo entendió que habría situaciones donde no era posible continuar con un cónyuge incrédulo. Vivimos en una tierra maldita en pecado. Es posible que, por ejemplo, vivir con un cónyuge incrédulo podría comprometer la seguridad o el bienestar físico de la familia. Podría haber momentos cuando el cónyuge incrédulo lanzara un golpe fuerte en contra del creyente con violencia física. Puede que el estilo de vida del cónyuge incrédulo tuviera un efecto desfavorable en los hijos y los apartara del Señor. ¿Qué hace el creyente en tal situación? Aun cuando Pablo no alentaba al creyente a separarse del cónyuge incrédulo, él se daba cuenta de que habría casos donde esto era inevitable. Cuando la separación era necesaria, Pablo le permitía al creyente que se separara, permaneciera soltero y buscara reconciliación con el cónyuge incrédulo.
Si el Incrédulo Desea Permanecer, el Creyente No Debería Buscar Divorcio (versículos 13-14)
Pablo hizo constar que si el incrédulo estaba feliz de permanecer con el cónyuge creyente, entonces el creyente no debía buscar el divorcio. Pablo procedió a explicar que el cónyuge incrédulo era “santificado” a través del cónyuge creyente y sus hijos eran “santos” ante el Señor. Para comprender lo que Pablo estaba diciendo, necesitamos verlo en el contexto de la pregunta que estaban haciendo los corintios. ¿Aceptaba Dios el matrimonio entre un creyente y un incrédulo o estaban viviendo en pecado porque estaban casados con incrédulos? Qué hay acerca de los hijos de esta unión, ¿eran legítimos?
Pablo les dijo a los corintios que sus cónyuges incrédulos eran santificados o apartados por Dios. En otras palabras, Dios reconocía, dadas las circunstancias, que estos incrédulos eran cónyuges legítimos, bajo la bendición de Dios. Ya que Dios aceptó la unión de los padres, sus hijos fueron también aceptados como el fruto legítimo de su relación. Pablo alentó a los creyentes, por consiguiente, a permanecer con sus cónyuges incrédulos porque Dios había aceptado y bendecido su unión.
Si el Incrédulo Se Separa, Sepárese (versículos 15-16)
Mientras se promovía la fidelidad a los votos matrimoniales, si el incrédulo elegía abandonar el matrimonio, el creyente debía dejarle hacerlo. En tal caso, el creyente ya no estaba atado. “Dios nos ha llamado a vivir en paz,” dijo Pablo en el versículo 15. El creyente no debía intentar aferrarse al matrimonio en contra de la voluntad del cónyuge incrédulo. ¿Qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Preguntaba Pablo en el versículo 16. Aun cuando se debía hacer todos los esfuerzos para traer al cónyuge a Jesús, no había garantía de Dios de que esto ocurriría algún día. Si el incrédulo no estaba dispuesto a convivir con el cónyuge creyente, era mejor divorciarse y estar en paz. Sin embargo, el creyente no debía iniciar el divorcio (ver versículos 10-11).
Permanezca como Usted Estaba Antes de que fuera llamado por El Señor (versículos 17-24)
Pablo concluyó su reto a las parejas de casados al decir el principio general de que los creyentes deberían permanecer en el estado en que estaban antes de que vinieran a conocer al Señor. Si eran incircuncisos cuando vinieron a conocer al Señor, dijo Pablo, no debían circuncidarse simplemente para ser como sus amigos. Si eran esclavos antes de que vinieran a conocer al Señor, no debían exigir su libertad. En lugar de eso, deberían servirle al Señor como esclavos con todo su corazón. Los esclavos podrían consolarse al saber que en Cristo eran libres. El Señor los llamaba al servicio sin importar en qué condición estuvieran viviendo actualmente. En Su plan soberano, Él los había puesto en esta situación. Ellos debían ser todo lo que Dios los había llamado a ser en la situación en que se encontraban.
¿Cuántas veces hemos perdido oportunidades de ser luces en este mundo porque hemos asumido que ser cristiano significaba abandonar todo de dónde procedíamos? Tenemos que dejar nuestro pecado y nuestros estilos de vida pecaminosos, pero Dios a veces nos deja en las circunstancias que estábamos antes de venir al Señor, para que podamos ministrar a personas en ese escenario. Que El Señor nos pueda dar gracia para ser todo lo que podemos ser para Él incluso en las situaciones difíciles que nos encontramos. ¿Será usted un testigo fiel en la situación en que se encuentre hoy?
Para Considerar:
¿Tiene usted un cónyuge incrédulo? ¿Cuáles son algunos de los retos de vivir con un incrédulo?
¿Cómo ha traído su relación con El Señor bendición para su cónyuge incrédulo y sus hijos?
¿Cuánto contacto usted tiene con la gente de su pasado como incrédulo? ¿Hay alguna manera en que usted pueda ser luz para ellos hoy?
¿Cuándo deberíamos quedarnos en la situación en la que nosotros estábamos antes de llegar a Cristo y cuándo necesitamos abandonar esa situación? ¿Cuándo estamos siendo un testigo fiel y cuándo nos estamos colocando en una situación impía y enfermiza?
Para Orar:
¿Tiene usted un cónyuge incrédulo? Tome un momento para pedirle a Dios que le dé gracia para permanecer fiel a sus votos matrimoniales.
Pídale a Dios que le ayude a ser un testigo positivo para su cónyuge incrédulo. Si su cónyuge es creyente, ore por un amigo o un ser querido con un compañero incrédulo.
Ore por alguien en su pasado como incrédulo. Pídale a Dios que le muestre si hay alguna manera en que usted puede ser luz para ellos.
Pídale a Dios que le dé sabiduría para saber cuándo usted necesita quedarse en su situación y cuando usted necesita salir.
14 – ¿Celibato Feliz?
Leer 1 Corintios 7:25-40
Pablo ha estado contestando algunas preguntas que los corintios habían hecho acerca del matrimonio. Aquí en esta siguiente sección del capítulo 7, el apóstol otra vez se ocupa de la pregunta de si es bueno casarse. Él tiene tres cosas que decir acerca de esto en este pasaje.
Consideren la Crisis Presente (versículos 25-31)
Primero Pablo desafió a los corintios que decidieran si se casaban o no a consecuencia de la crisis actual (versículo 26). Fíjese en el versículo 25 que aun cuando Pablo no tenía una mandamiento particular del Señor al respecto, su consejo de permanecer soltero, era un consejo prudente. Sin embargo, porque su consejo no era una orden directa de la Sagrada Escritura, los que de todas formas eligieran casarse no estarían pecando (versículo 28). Consideremos el consejo de Pablo de permanecer soltero con base en la “crisis presente”.
¿Cuál era la crisis de la que Pablo hablaba en este pasaje? El contexto nos da la respuesta. En el versículo 29 Pablo les recordó a sus lectores que el tiempo era corto. En el versículo 31 dijo a sus lectores que este mundo presente estaba pasando. Pablo tenía un sentido muy profundo de urgencia en la tarea de alcanzar el mundo para Cristo. Es verdad que casi dos mil años han pasado desde que Pablo escribió esto y el Señor aún no ha regresado. Sin embargo, Pablo vivió su vida con la comprensión de que el Señor podría venir de un momento a otro. Esta comprensión creó un sentido de urgencia en Pablo. Dos mil años después, la llegada de Jesús está incluso más cercana y así es que la urgencia es mucho mayor.
El saber que el Señor podría venir en cualquier momento exigía sacrificio. Había mucho que hacer a la luz del juicio venidero. Los incrédulos necesitaban ser advertidos. Los creyentes necesitaban estar preparados para encontrarse con su Dios. Éste no era un tiempo para estar involucrado en los lujos de la vida. Éste era un tiempo para intensificar esfuerzos en la preparación para el regreso del Señor. Fue con esto en mente que el apóstol retó a los solteros a permanecer solteros (versículo 25).
Pablo sentía que el creyente necesitaba vivir a la luz de la escasez de tiempo. “De ahora en adelante los que tienen esposas deberían vivir como si no tuvieran ninguna,” dijo Pablo en el versículo 29. Pablo no estaba alentando a los creyentes a abandonar a sus cónyuges. Él simplemente les estaba recordando que mientras en tiempos normales, podrían tener tiempo y recursos para complacerse mutuamente, ahora el tiempo era corto. Como parejas de casados, necesitaban sacrificar una parte de esos lujos por el bien de alcanzar al mundo para Cristo. Las personas no deberían tomar al matrimonio como excusa para no dedicarse a la obra del Señor.
Debido a que Pablo sabía que él estaba viviendo en un mundo que se disipaba, él urgía a los creyentes a no estar atrapados en las cosas de esta vida. Pablo decía que los que llevaban luto deberían lograr sobreponerse a su tristeza y ser constantes en el trabajo de alcanzar al mundo (versículo 30). Los que estaban felices y gozosos necesitaban darse cuenta que este no era el tiempo para celebrar y hacer fiestas. Los que se deleitaban en comprar las buenas cosas de este mundo necesitaban estar dispuestos a sacrificar sus recursos para alcanzar a este mundo en necesidad de un Salvador. Este no era el tiempo de ser absorbidos en los cuidados y posesiones de este mundo.
Tenemos que admirar la dedicación del apóstol Pablo para la causa de alcanzar el mundo para Cristo. La comprensión que este mundo estaba pasando influía en él radicalmente debido a la causa de Cristo. ¿Cómo se compara la pasión de Pablo por el mundo a la suya? ¿Cuánto ha llegado usted a dejarse absorber en las cosas de este mundo? Pablo retó a los corintios a que consideraran seriamente si deberían casarse a la luz de la abrumadora necesidad en este mundo.
Tenemos que mencionar otra vez que Pablo no estaba diciendo que los que se casan están pecando o son menos espirituales que los que escogen una vida de celibato. Él dejó claro esto en el versículo 28. Él simplemente los desafió a que consideraran la posibilidad que quizás pudieran servirle mejor al Señor en estos últimos días al permanecer solteros.
Considere la Responsabilidad Adicional (versículos 32-35)
Pablo en segundo lugar desafió a los corintios a que consideraran la responsabilidad adicional y la carga colocada en una persona casada.
El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se ocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. (versículo 32).
Cualquier pareja de casados se da cuenta que los matrimonios no sólo ocurren. Ellos exigen mucho trabajo. El matrimonio requiere sacrificio. Moldear dos personalidades en una no es fácil. Entonces existe la responsabilidad de educar a los hijos para conocer y amar al Señor. Hay muchas preocupaciones y asuntos para la pareja de casados. Una persona casada está legítimamente preocupada acerca del bienestar suyo o de su cónyuge y sus hijos. Los intereses de una persona casada están divididos. Las personas solteras pueden dedicarse en mente, alma y cuerpo a la obra del Señor. Antes de decidir casarse, Pablo desafió al soltero a considerar la responsabilidad añadida que tendrían en el cuidado de sus cónyuges y sus familias. Si se casaran, Pablo les dijo, tendrían que dividir su atención entre la obra del Señor y sus familias.
No es siempre fácil mantener el equilibrio en el ministerio, incluso como persona soltera. Las necesidades de las personas gritan desde todas las direcciones. La exigencia por nuestro tiempo es a veces más de lo que podemos manejar. La carga por las personas puede absorber toda nuestra energía. Sin embargo, además de eso, para las personas casadas, están las necesidades de sus cónyuges y sus hijos. Estas necesidades en ellas mismas pueden consumir casi todo su tiempo y su energía. Pablo quería ahorrarles a los corintios la carga adicional de la familia.
Esté convencido aquí que Pablo creía que era absolutamente necesario que una persona casada proveyera para las necesidades de él o su familia y su cónyuge. Pablo desafió a los corintios a que consideraran esta obligación adicional antes de que eligieran casarse.
Considera Tu Propia Conciencia (versículos 36-40)
Finalmente, Pablo les dijo a los corintios que antes de decidir casarse, deberían considerar su conciencia. En el versículo 36 él dijo:
Si alguno piensa que está actuando inapropiadamente con la virgen con la que está comprometido, y ella está envejeciendo y él siente que debiera casarse, que haga como quiere. Él no está pecando. Ellos deberían casarse.
Pablo les estaba diciendo a los corintios aquí, que cada persona necesitaba considerar su conciencia ante Dios en este asunto de si casarse o no. Pablo les dijo a los corintios que no era pecado casarse y no era pecado no casarse. Definitivamente, esta pregunta necesitada ser decidida entre el individuo y el Señor. Si usted siente en su corazón que usted está actuando inapropiadamente por no casarse, entonces usted debería proceder a casarse. Si, por otra parte, usted tiene control sobre su cuerpo y presta atención, entonces usted debería considerar darse a la obra del Señor sin las restricciones del matrimonio (versículo 37).
Pablo nos enseña que no todo el mundo es llamado al matrimonio. Antes de suponer que usted tiene que casarse, pregúntele a Dios si el matrimonio es Su propósito para su vida. Si lo es, entonces usted necesita comprometerse a ese matrimonio de por vida. Recuerde, Pablo les dijo a los corintios que un hombre o una mujer está ligada con su cónyuge mientras que el cónyuge viva (versículo 39). Cuando usted se casa, usted hace un compromiso que dura toda la vida. Sólo la muerte de un cónyuge debe romper ese compromiso. A la muerte de uno de los esposos, el otro, según Pablo, era libre para volver a casarse. Sin embargo, Pablo creía que el creyente sería más feliz al permanecer soltero.
Para concluir, el apóstol dijo que esta pregunta de si una persona debería casarse necesitada ser tomada en serio. Antes de hacer un compromiso que dura toda la vida con un cónyuge, Pablo retó a sus lectores a que consideraran si ésta era en verdad la voluntad de Dios para sus vidas. Él los retó a que consideraran si sería más apropiado para ellos dedicarse a la obra del Señor sin las restricciones de la vida familiar.
Para Considerar:
Considere por un momento la devoción del apóstol Pablo a la causa de alcanzar al mundo para Cristo. ¿Qué reto le trae esto a usted personalmente?
¿Hay cosas con las que usted batallaría para renunciar por la causa de Cristo?
¿Ha sido usted llamado al matrimonio? ¿Cómo lo sabe?
Si usted está casado, ¿qué retos particulares usted enfrenta como siervo del Señor y persona casada?
¿Cómo está usted ministrando las necesidades de su cónyuge? ¿Cómo pueden ministrarse ustedes mutuamente de manera efectiva como pareja de casados?
Para Orar:
Si usted está casado, pídale al Señor que le ayude a encontrar el equilibrio entre servir al Señor y ministrar a su cónyuge y sus hijos.
Si usted no está casado, pídale al Señor que le muestre si es Su propósito que usted se case.
Pídale al Señor que le dé un sentido más profundo de urgencia en la obra de alcanzar a este mundo para Cristo en estos últimos días.
15 – Carne de Sacrificio
Leer 1 Corintios 8.
En el capítulo 7, el apóstol Pablo contestó una serie de preguntas que se relacionaban con el matrimonio. Aquí en el capítulo 8, él se enfocó en el asunto de la carne sacrificada a los ídolos. En la cultura pagana de Corinto, los creyentes frecuentemente entraban en contacto con carne que había sido sacrificada a los ídolos. ¿Era aceptable que los creyentes comieran esta carne? ¿Se contaminaban los creyentes al comer carne que había sido ofrecida a los ídolos?
Antes de contestar estas preguntas, Pablo expresa un argumento impresionante en el versículo 1: “El conocimiento envanece, pero el amor edifica.” Estudiemos en sus partes esta declaración para comprender qué estaba diciendo Pablo y su conexión con la pregunta en cuestión.
El Conocimiento Envanece
El conocimiento es una cosa estupenda cuando es usada correctamente. Sin embargo, hay algo acerca del conocimiento que puede conducir al orgullo. Incluso un poco de conocimiento nos puede inducir a pensar más altamente de nosotros mismos que lo que debemos pensar. Nuestro conocimiento nos puede inducir a perder la paciencia con los que no comprenden las cosas que comprendemos. Puede separar a los creyentes y nos puede inducir a mirar por encima del hombro a los que no están donde estamos en la comprensión de verdad.
Antes de compartir su conocimiento en esta materia de la comida sacrificada a los ídolos, el apóstol Pablo quiso recordarle a los corintios del peligro del conocimiento. Pablo se percató que la verdad que él iba a compartir podría ser causante de disensión. Pablo pudo imaginarse a personas comprendiendo lo que él decía y mirando por encima del hombro a los que no estaban aún en condición de recibir esta verdad. Para contrarrestar esto, Pablo tuvo que decir dos cosas.
Primero, si pensamos que sabemos algo, probablemente todavía tenemos mucho que aprender (versículo 2). La máxima lección que el colegio evangelista y el seminario me enseñaron fue cuánto no sabía de la Biblia. A medida que los años han pasado y he crecido en mi comprensión de la Palabra de Dios, yo ahora tengo más preguntas que las que jamás tuve. Mientras más sabemos, más caemos en cuenta de lo que no sabemos.
A medida que voy madurando, me voy dando cuenta que no todo en la vida está claramente definido. Me encuentro diciendo “no sé,” más frecuentemente, Pablo quería que su audiencia ejercitara la humildad y no dejara que el conocimiento que él iba a darles les indujera a volverse orgullosos o mirar por encima del hombro a un hermano más débil. En lugar de eso, deberán recordar que todavía tenían mucho que aprender.
En segundo lugar, Pablo les recordó a los corintios que Dios conoce a los que verdaderamente le aman (versículo 3). Lo que es importante en la vida es que amemos a Dios y seamos conocidos por Dios. La vida cristiana no se trata precisamente de conocimiento – se trata también de amor a Dios. El apóstol Juan le recordó a sus lectores que si amaban a Dios, también amarían a las demás personas (ver 1 Juan 2:9-11). Pablo parece estarle advirtiendo a los corintios sobre el conocimiento que él iba a compartir con ellos. Él quería asegurarse de que los creyentes corintios no tomaran este conocimiento y lo usaran en una forma poco amorosa.
Al haberles advertido de los peligros del conocimiento sin amor, Pablo procedió a explicar su comprensión acerca de la comida sacrificada a los ídolos. La verdad del asunto era que los ídolos no son nada (versículo 4). Un ídolo es simplemente un pedazo de madera o un pedazo de piedra. En sí, no tiene poder. Era cierto que estos ídolos tenían los nombres de ciertos dioses asociados con ellos, pero los creyentes corintios sabían que éstos eran falsos dioses (versículo 4). Había sólo un Dios verdadero (versículo 6). Éste verdadero Dios era la fuente de toda vida. ¿Por qué a un creyente le debería dar miedo un ídolo que no tenía poder?
Es importante que examinemos lo que Pablo estaba diciendo aquí. ¿Deberíamos sacar la conclusión de esto que los creyentes no tienen que deshacerse de objetos en sus casas asociados con un culto pagano? ¿Está bien para nosotros traer cosas a nuestras casas que pueden convertirse en herramientas de Satanás en nuestra sociedad?
Cuando trabajamos de misioneros en la isla de Reunión en el Océano Indico, alquilamos una casa que pertenecía a una dueña muy supersticiosa. Ella había colocado medallones religiosos encima de todas las puertas y las ventanas de la casa para conjurar a espíritus malignos. Otros objetos religiosos estaban colgados en lugares diversos en la casa para protección y bendición. Nunca había vivido en una casa que tuviera un sentido tan obvio de opresión espiritual. Nos sentíamos como si estuviéramos viviendo bajo una nube oscura. Aun cuando estos objetos no tuvieran ningún poder en ellos mismos, creo que proveían una oportunidad para que Satanás oprimiera. La única manera para que nosotros rompiéramos la opresión que sentíamos era quitar estos objetos. Cuando lo hicimos, la opresión se acabó.
A todo lo largo del Antiguo Testamento, el Señor retó a su pueblo a deshacerse en sus casas y en su nación de todos los objetos asociados con las religiones paganas alrededor de ellos. Sin embargo, hay una diferencia entre participar de costumbres paganas e impías y comprar carne en el mercado. Las personas que compraban carne en el mercado tenían sólo un motivo. Querían alimentar a sus familias. Para Pablo, no hacían nada incorrectamente comiendo carne con esta intención.
Hay momentos cuando el creyente debe tomar una posición en contra de costumbres impías. En la ilustración que usé antes acerca de la dueña supersticiosa de la propiedad, mi mujer y yo creímos que eliminando estos amuletos, estábamos despojando a Satanás del derecho que este dueño de propiedad le daba en esa casa. Estábamos haciendo una declaración al quitar esos objetos religiosos. Estábamos diciendo que nuestra confianza estaba solamente en el Señor. Eso nos liberó de la opresión.
Debemos limpiar nuestras vidas y casas de cualquier cosa relacionada con la maldad y el pecado. Sin embargo los que comían carne sacrificada a los ídolos, no estaban haciendo ninguna cosa impía. No estaban participando de ningún rito religioso. Sencillamente estaban comprando comida en el mercado. Según Pablo, no estaban haciendo nada malo si comían inocentemente esta comida.
Cuando trabajamos de misioneros en la isla de Reunión uno de los asuntos que los creyentes enfrentaron era si podían comer la carne que sus vecinos hindúes les traían durante determinados festivales religiosos. ¿Eran libres para tomar esta carne y comerla o si estaban ellos participando de la fe de sus vecinos comiendo esa carne? La respuesta a esto a menudo dependía del individuo y cómo percibía lo que estaba haciendo. Considere lo que Pablo siguió diciendo en el versículo 1.
El Amor Edifica
Al haber compartido su conocimiento en este asunto, Pablo procedió a recordarles a sus lectores que el verdadero amor edifica (versículo 1). Había individuos que luchaban contra comer cualquier cosa que fuera sacrificada a los ídolos. Sus conciencias no les permitían que comieran tal comida (ver versículo 7). Aun cuando Pablo creía que esta comida no los dañaría, él exhortó a sus lectores a mostrar compasión y amor hacia los que no tenían esta opinión. Aun cuando los corintios tenían libertad de comer esta carne, debían ser cuidadosos para no ser piedra de tropiezo delante de un hermano o una hermana que no tenía esta misma libertad.
El conocimiento que Pablo compartió con los corintios tenía el potencial de desbaratar la fe de sus hermanos (versículo 11). Si esto ocurriría, el hermano ofensor tendría que responder a Cristo por sus acciones. El conocimiento sin amor y compasión es muy peligroso. Sería mejor nunca comer carne sacrificada a los ídolos que comerla e inducir a un hermano a tropezar y caer. La compasión debe preceder al conocimiento. Pablo les advirtió a los corintios que al herir a un hermano, estaban pecando en contra de Cristo (versículo 12).
Pablo les aseguró a los corintios que comer carne sacrificada a los ídolos no les afectaría espiritualmente si tuvieran la conciencia en paz ante Dios. Sin embargo, al mismo tiempo, el amor por otros creyentes debería tener prioridad sobre la libertad y la libertad en Cristo para comer este tipo de carne. Si el comer tal tipo carne lastimaría a un hermano y le hiciera caer, tendría que responder a Dios por mis acciones. Aun cuando puedo tener libertad para hacer algo en Cristo, no es siempre beneficiosa para el cuerpo de Cristo que hable de esa libertad o la practique. El bienestar espiritual del cuerpo de Cristo tiene prioridad sobre mi libertad personal.
Para Considerar:
¿Cuál ha sido el resultado del conocimiento sin amor y compasión en la iglesia actualmente?
¿A cuales asuntos contemporáneos actualmente en la iglesia tiene aplicación la enseñanza de Pablo?
¿Cuál es la diferencia entre comer carne sacrificada a los ídolos y permitir costumbres pecaminosas y malvadas en nuestras casas y vidas?
¿Cuándo no es favorable ejercer mi libertad en Cristo? ¿Cuándo no es favorable hablar de mi libertad personal? ¿Cuándo el no hablar de mi libertad es ser hipócrita y cuándo eso simplemente es ser sensible a los que no tienen la misma libertad?
Para Orar:
Pídale al Señor que le ayude a encontrar un equilibrio entre el conocimiento y la compasión.
Pídale a Dios que le dé una mayor comprensión y amor por su hermano que ve las cosas diferentemente a usted.
Pídale a Dios que le perdone por las veces que usted ha dejado que el conocimiento le infle de orgullo de tal manera que usted no muestra compasión y comprensión hacia su hermano.
Pídale a Dios gracia para voluntariamente sacrificar su libertad cuando podría hacer daño a un hermano.
16 – Un Ejemplo Personal
Leer 1 Corintios9:127
Pablo les ha recordado a los corintios que aun cuando tenían libertad para comer carne sacrificada a los ídolos, no era siempre lo apropiado. Su compasión por otros a veces los conduciría a sacrificar sus derechos. Aquí en el capítulo 9, el apóstol compartió un ejemplo personal de su propia vida de este principio. Él les recordó a los corintios de cómo, como apóstol, él había sacrificado ciertos derechos y privilegios por ellos.
Pablo empezó por recordarles a los corintios de su posición en el cuerpo de Cristo. Él era apóstol (versículo 1). Como apóstol, él era un testigo con autoridad de la persona del Señor Jesús. Él había visto al Señor Jesús en el camino a Damasco. El llamado de Pablo como apóstol le daba un estatus particular en el cuerpo de Cristo. Los corintios habían presenciado pruebas de la mano del Señor en la vida de Pablo. Él había trabajado entre ellos por año y medio (ver Hechos18). Muchos de los creyentes que estaban leyendo esta carta habían venido al Señor a causa del ministerio de Pablo en Corinto. Los corintios eran el fruto del ministerio de Pablo y una confirmación a él de su llamado a ser apóstol (versículo 2).
No todo el mundo aceptaba al apóstol Pablo. Se nos dice en el versículo 3 que había una determinada cantidad que le criticaba. No se nos dice específicamente qué era lo que estos individuos tenían en contra del apóstol. Sin embargo el enfoque de Pablo aquí no fue defender su ministerio, sino compartir un ejemplo personal de cómo necesitan los creyentes estar dispuestos a sacrificar la libertad personal en bien del cuerpo.
Pablo les recordó a los corintios que como apóstol, él tenía el derecho de llevar una esposa con él en sus viajes. Muchos de los otros apóstoles llevaban a sus esposas con ellos (versículos 5-6). Por otra parte, Pablo escogió no casarse. Vimos en el capítulo 7 que fue su deseo darse enteramente para la obra del Señor. Los corintios se habían beneficiado directamente de la decisión de Pablo de no casarse, como lo hicieron muchas otras iglesias. Ningún otro apóstol parecía haber tenido el impacto que tuvo Pablo. Su decisión de no casarse le hizo libre para traer gran bendición a muchas iglesias.
Como apóstol, Pablo también tenía el derecho de “comer y beber” (versículo 4). En otras palabras, él tenía el derecho de recibir sueldo por su trabajo de amor. Incluso su propia cultura les enseñaba que un obrero merecía su sueldo. En el versículo 7, Pablo dio una serie de ejemplos de la cultura corintia. ¿Sirve un soldado “a sus propias expensas?” ¿No paga su país su sueldo y lo provee del armamento necesario para su defensa? ¿Ha conocido usted alguna vez a una persona que plantó un viñedo a la que le prohibieran el derecho de comer las uvas que crecían en ese viñedo? ¿Qué tal el pastor que se ocupaba de un rebaño? ¿Ese pastor no tiene el derecho de tomar leche de ese rebaño?
De estos ejemplos, el apóstol pasó a la enseñanza de la ley del Antiguo Testamento (versículos 8-12). Él les recordó a sus oyentes lo que Moisés enseñó acerca de poner bozal a un buey mientras estaba trillando el grano. La Ley declaraba que al buey se le debía permitir comer del grano que él trillaba (Deuteronomio 25:4). El campesino no debía poner bozal al animal de trabajo e impedirle comer. Pablo les dijo a los corintios que este pasaje no se trataba simplemente de la crueldad a los animales. La Ley lo dio para enseñar que los que trabajaban también deberían participar en la cosecha.
La aplicación práctica de esto era que debido a que el apóstol había sembrado semilla espiritual en medio de ellos, él tenía el derecho de compartir en una cosecha material. En otras palabras, él tenía el derecho de ganarse la vida por este medio. Incluso el sacerdote de aquella época tenía derecho a una porción de los sacrificios ofrecidos en el altar. Pablo les recordó a los corintios que el Señor Jesús enseñó que los que predican el evangelio, tenían el derecho de ganarse la vida por este medio (ver Lucas 10:5-7).
Aun cuando él tenía este derecho, Pablo escogió no usarlo (versículo 12). En lugar de ello, él voluntariamente sufrió escases mientras predicaba el evangelio. Él no estaba en este ministerio por el dinero. Él servía por amor a su Señor y a los perdidos en el pecado. Pablo voluntariamente sacrificó su privilegio de recibir un salario. Él predicaba porque él había sido llamado por Dios a predicar, no porque le estuvieran pagando para hacer eso. (versículos 16-18).
Usted como siervo de Dios, ¿ministraría en una iglesia si supiera que no le podrían pagar por tus servicios? ¿Es su sentido del llamado mayor que su deseo de bendición material? El apóstol Pablo había sido liberado del amor al dinero y a las posesiones. Él sacrificó su derecho a un salario y se ofreció libremente para el cuerpo de Cristo. Su sacrificio trajo gran bendición a la iglesia y Dios lo bendijo con lo que él necesitaba para lograr esa tarea.
El ministerio de Pablo fue uno de sacrificio. Esta fue una de los razones para su éxito como misionero. Para el judío, él se hizo judío. Para los que estaban bajo la ley de Moisés, él vivió como quien estaba bajo la Ley. Para los débiles, él se hizo débil. Él estaba dispuesto a convertirse en todas las cosas para todas las personas a fin de que él las pudiera ganar para el Señor (versículos 19-23).
Pablo estaba dispuesto a vivir como una persona bajo la Ley de Moisés, dejando a un lado su libertad en Cristo, por si al hacer esto él honraría al Señor y los ganaría para Cristo. Él estaba dispuesto a vivir con el pobre y el débil sacrificando sus comodidades terrenales, si él pudiera ministrarles en nombre de Cristo. A Pablo no le daba miedo sufrir y sacrificar cualquier cosa que él tuviera por la causa de Cristo.
El apóstol concluyó esta sección con un ejemplo del mundo de los deportes (versículos 24-27). Hay muchas personas que corren en una carrera. Sólo una de esas personas conseguirá el premio. Los que son responsables, disciplinarán sus cuerpos y harán muchos sacrificios para ganar la corona del vencedor. Esto era lo que hacía Pablo. Él disciplinaba su cuerpo y lo convertía en su esclavo a fin de que él pudiera ganar muchos para el Señor. Él no corría la carrera cristiana sin rumbo fijo. Él tenía la meta de expandir el reino de Dios y se disciplinaba para lograr esa meta.
Pablo se negó a enredarse en los asuntos de este mundo. Sus sacrificios hicieron un impacto profundo en el mundo para Cristo. Si comer carne va a inducir a su hermano a tropezar, entonces no coma carne. Si defender sus derechos entorpecerá la comunicación del mensaje, entonces sacrifique sus derechos. Éste fue el estilo de vida de Pablo. Éste fue su reto para los corintios. Es también su reto a nosotros hoy.
Para Considerar:
¿Hay alguna cosa en su vida que a usted personalmente le resulta difícil sacrificar por el Señor? ¿Cuál?
¿Hubo alguna vez un momento cuando usted no pudo seguir la guía del Señor porque sintió que le costaría demasiado? Dé un ejemplo.
¿Hay algo en especial que el Señor le haría sacrificar por Él a fin de que Su obra progrese de una manera mayor?
Para Orar:
Pídale al Señor que le libere del amor a las posesiones y la comodidad mundana.
Pídale a Dios que le revele cualquier cosa que se interponga en el camino para un mayor servicio a Él.
Tome un momento ahora mismo para ofrecerle su vida y sus posesiones a Dios. Dígale que usted le permitirá quitar cualquier cosa que le pondría obstáculos en su servicio a Su reino. Pídale que le dé un corazón como el corazón de Pablo.
17 – Una Advertencia de la Historia
Leer 1 Corintios10:1-13.
Es fácil leer las páginas de la Sagrada Escritura y ver los pecados de otros, pero fallar en ver los nuestros. A menudo podemos pensar más altamente de nosotros mismos que lo que debemos. Creemos que somos fuertes en nuestra fe, pero todavía caemos en pecado. Aquí en esta sección de la carta de Pablo, el apóstol les da a los creyentes corintios una lección de historia como una advertencia acerca de caer por la atracción del pecado.
Pablo empieza por recordarles a los corintios de cómo sus antepasados espirituales fueron “bautizados” en la nube y en el mar (versículos 1-2). Esto parece referirse al tiempo cuando los israelitas cruzaron el Mar Rojo después de salir de la tierra de Egipto. Pablo estaba dibujando un paralelo entre la experiencia de los corintios y la experiencia de los israelitas en el desierto.
Los corintios habían vivido en el pecado y el cautiverio de la idolatría tal como los israelitas habían vivido en el cautiverio y la esclavitud de Egipto. Un día el Señor envió a Moisés como tipo de salvador a rescatar a los israelitas de su cautiverio y llevarles a la tierra prometida. Moisés condujo a los hijos de Israel por las aguas del Mar Rojo rescatándolos de Egipto. Pablo habla del paso de Israel por el mar Rojo como un tipo de bautismo.
Similarmente, los corintios habían sido bautizados en Cristo como un símbolo de su libertad del cautiverio del pecado. Ahora como sus antepasados espirituales, ellos también estaban en camino hacia la Tierra Prometida.
Como los hijos de Israel, bajo el liderazgo de Moisés, anduvieron errantes en el desierto en su camino a la Tierra Prometida, comieron la misma comida espiritual y bebieron la misma bebida espiritual (versículos 3-4). El Señor les dio provisiones para sus necesidades físicas cada día por medio del maná que Él hacía crecer en el suelo del desierto. En al menos dos ocasiones, Dios proveyó agua de una roca para saciar la sed. A través de sus andanzas en el desierto, los hijos de Israel experimentaron la provisión maravillosa del Señor.
Los corintios estaban teniendo una experiencia similar. Veremos más adelante en este libro que como iglesia experimentaron demostraciones muy poderosas de los dones del Espíritu. Compartían la Cena del Señor comiendo comida espiritual y bebiendo bebida espiritual. Estas cosas señalaban a Cristo como su Proveedor y Guía (versículo 4; Ver Juan 6:32-35). De la manera que fue para sus ancestros de antaño, los corintios veían la provisión y bendición de Dios de modo emocionante.
Sin embargo, Pablo procedió a decir que Dios no estaba satisfecho con el pueblo de Israel en la época de Moisés. A pesar de su libertad recién encontrada y la prueba de la presencia de Dios y de Su poder en medio de ellos, excepto dos de ellos, todos los demás rezongaron y se apartaron de su Salvador, su Proveedor y su Guía. Con excepción de Josué y Caleb, todos los que salieron de Egipto murieron en el desierto. Pablo les advirtió a los corintios que lo mismo les podría ocurrir a ellos si no caminaban en reverencia y obediencia. El Israel de la época de Moisés sirvió de ejemplo a los corintios (versículo 6).
Pablo hizo una lista de cuatro pecados que indujeron al Señor a juzgar a los israelitas. Él comparte estos pecados como una advertencia para los creyentes corintios, no sea que caigan en los mismos pecados.
Codiciaron Cosas Malas (versículo 6)
A todo lo largo de su historia, los hijos de Israel pusieron los ojos en las naciones alrededor de ellos. En una ocasión, le pidieron al Señor un rey porque querían ser como el resto de las naciones (1 Samuel 8:4-5). Las formas pecaminosas y las costumbres de las naciones contenían una cierta atracción para los israelitas. Habían vivido en Egipto por centenares de años en medio de gran idolatría e inmoralidad. Aunque el Señor los había sacado de esta cultura pagana, los israelitas todavía codiciaban los caminos malvados de Egipto.
Pablo reta a los corintios en el versículo 6 al decirles que el ejemplo de Israel fue dado para que no codiciemos cosas malas como ellos codiciaron. Lucharemos con tentaciones en la vida cristiana. El problema de los israelitas de la época de Moisés fue lo que ellos hicieron con estas tentaciones. Pablo nos dice que ellos pusieron sus corazones a seguir los caminos de las naciones y a hacer maldad.
Los corintios estaban luchando contra cosas semejantes. Habían sido redimidos de la cultura pagana de Corinto, pero todavía estaban codiciando sus viejos caminos de idolatría. Al comer carne ofrecida a los ídolos y al asistir a banquetes paganos (8:10), algunos estaban en peligro de reincidir en la idolatría. En el capítulo 3, Pablo habló de los corintios como personas carnales. Las disputas que experimentaron entre ellos fueron porque habían estado colocando sus mentes en cosas malvadas. Se volvieron orgullosos y arrogantes. Realmente no habían dejado al Señor transformar sus mentes y corazones. En lugar de eso, se entregaron a estas tentaciones y colocaron sus corazones para ir detrás de ellas. Fíjese que la maldad comienza en el corazón. Cuán importante es proteger nuestro corazón y mantenerlo puro no sea que nosotros también seamos tentados a establecer nuestros afectos en cosas malvadas.
Practicaron Idolatría (versículo 7)
Habiendo colocado sus corazones a seguir los caminos de las naciones, los hijos de Israel entonces actuaron sobre sus deseos dándole sus espaldas al Señor para servirles a otros dioses. Al poco tiempo de salir de la tierra de Egipto, erigieron un ídolo de un becerro de oro. Más tarde, se arrodillarían ante Baal. Incluso hasta ofrecerían a sus niños como sacrificios a Baal. Una vez que nuestro corazón es conquistado por la maldad, el siguiente paso es mostrar esa maldad en nuestras vidas.
Los ídolos abundaban en Corinto también. Pablo les habló a los creyentes en el capítulo 8 acerca de comer comida sacrificada a los ídolos. La tentación no estaba alejada de regresar a la adoración de estos ídolos. “No sean idólatras,” les dijo Pablo. Note que parte de la idolatría de Israel en la época de Moisés implicó comer, beber, y “disfrutar las celebraciones bulliciosas paganas.” Satanás hizo que la idolatría pareciera ser muy emocionante. Pablo retó a los corintios a que no cayeran en su trampa. En Corinto existían las mismas tentaciones que hicieron caer al antiguo Israel.
Fueron culpables de Inmoralidad Sexual (versículo 8)
El pueblo de Israel que salió de Egipto fue también culpable de inmoralidad sexual. Una de las características de la adoración a Baal era sus costumbres sexuales inmorales. Las prostitutas del templo eran una parte vital del culto de Baal. Los sacerdotes de Baal se involucraban en prácticas de rituales sexuales para garantizar la cosecha del año venidero. Los hijos de Israel encontraban esto difícil de resistir. Números 25:1-9 habla de un tiempo cuando los hombres de Israel se involucraron en inmoralidad sexual con mujeres moabitas que los invitaron a los sacrificios a sus dioses. Todos estos hombres fueron ejecutados.
Una vez que el pueblo de Dios se permitió a sí mismo involucrarse en la idolatría de las naciones alrededor de ellos como grupo, esto condujo a más pecado personal. Su pecado comenzó en su corazón. Se movió de su corazón para entrar en juego con otros de igual mentalidad en los sacrificios y los rituales paganos. Esto a su vez se volvió más personal y se encontraron atrapados en el pecado sexual.
Pablo dedicó bastante tiempo en esta carta exhortando a los creyentes en Corinto a vivir según los estándares de la Palabra de Dios. No debían conformarse a los estándares de su sociedad pagana. Hubo ya prueba de inmoralidad sexual en la iglesia de Corinto (capítulo 5). Ésta era un área de lucha profunda para los corintios, como había sido para Israel. Los pecados que habían causado la caída de Israel también podrían causar la caída de la iglesia en Corinto. Necesitaban estar en guardia en todo momento.
Tentaron al Señor y Murmuraron (versículos 910)
Pablo les recordó a los corintios de cómo los hijos de Israel tentaron al Señor al murmurar y quejarse contra Él. Él les recordó de la historia en Números 21 donde los hijos de Israel se quejaron a Moisés acerca de sus duras condiciones en el desierto. Les dijeron a Moisés que habían estado mucho mejor en Egipto. Esto enojó tanto al Señor que Él envió serpientes venenosas a morderlos. Ellos tentaron al Señor por la manera en que se negaron a confiar en Él. Ellos tentaron al Señor por la manera en que se quejaron de lo que Él estaba haciendo entre ellos.
De una actitud del corazón, su pecado evolucionó a murmuración y queja abierta en contra de Dios. Se enojan con Dios. De hecho, cuestionan Sus caminos y abiertamente se rebelan contra Él. Anhelaban el cautiverio y los caminos mundanos de Egipto. Rechazaron a Dios y Su propósito.
En Corinto, los creyentes fueron también culpables de tentar y murmurar contra el Señor. Hacían esto por medio de las divisiones entre ellos. Los hermanos se llevaban mutuamente a los tribunales. Tentaban al Señor al quejarse de sus líderes espirituales. “Soy de Pablo, soy de Apolo,” decían. Había en la iglesia personas a las que no les gustaba la manera en que Pablo hacía las cosas. Toda esta murmuración y queja de lo que estaba ocurriendo en su iglesia probó la paciencia del Dios Todopoderoso. Sin embargo hizo más que esto; también mostró la naturaleza verdadera del pueblo de Dios en la iglesia. Estaban cuestionando a Dios y Sus caminos. En algunos casos estaban rebelándose abiertamente contra Sus propósitos para ellos como iglesia.
La iglesia de Corinto había caído en los mismos pecados que el antiguo Israel. Los corintios eran culpables de codiciar cosas malvadas, idolatría, inmoralidad sexual y tentar al Señor por sus quejas y murmuraciones.
Cuán fácil es para nosotros leer las páginas de la Sagrada Escritura y no ver que la historia se está repitiendo en nuestras vidas. Leemos acerca de los pecados de los hijos de Israel o la iglesia de Corinto y nos horrorizamos por lo que leemos. Sin embargo lo que no vemos, es que nuestra sociedad e iglesia son igualmente tan culpables. Si usted piensa que usted está firme, tenga cuidado no sea que usted caiga, Pablo se lo dijo a los corintios en el versículo 12. ¿Por qué Corinto se mantendría firme cuando Israel cayó por los mismos pecados?
Pablo concluyó esta sección con una palabra alentadora para los que estaban luchando contra tentaciones. No hay tentación, él dijo, que Dios no les dé la fuerza para vencerla. Dios nunca le dejará ser tentado más allá de su capacidad para resistir en Su fortaleza. Él siempre proveerá una vía de escape (versículo 13).
Definitivamente, nosotros, como el antiguo Israel y Corinto, estamos sin excusa. Dios nos ha dejado con ejemplos en la Sagrada Escritura que sirven de advertencias severas y claras. Cuán fácilmente también podríamos caer en el mismo ciclo. Pablo se tomó el tiempo para advertirles a los corintios y recordarles que el Señor prometió medios de escape. Podrían vivir victoriosos sobre estas tentaciones y experimentar la bendición de la intimidad con Dios. Que El Señor nos dé gracia en la iglesia de nuestra época para ver cómo estas advertencias se aplican a nosotros también.
Para Considerar:
El apóstol Santiago comparó la Palabra de Dios a un espejo. ¿Por qué es tan difícil para nosotros vernos en las páginas de esta Palabra inspirada?
¿Qué ídolos enfrentamos en la iglesia hoy? ¿Por qué pecados somos nosotros tentados en la actualidad?
¿Se ha encontrado usted alguna vez murmurando y quejándose de sus líderes espirituales, la iglesia, o su “destino en la vida?” ¿Cuál es el reto de este pasaje para usted?
¿Ve usted una progresión del pecado aquí en este pasaje desde el corazón hasta la acción y definitivamente a la rebelión pública? ¿Cómo detenemos esta progresión del pecado en la iglesia? ¿Ve usted prueba de esto en su iglesia o la sociedad hoy?
Para Orar:
Pídale a Dios que le perdone por haber murmurado y haberse quejado en contra de Sus siervos, Su iglesia, o Su voluntad para su vida.
Si usted actualmente está luchando contra una tentación, pídale al Señor que le muestre los medios de escape.
Agradezca a Dios que Él promete una vía de escape de la tentación.
Tome un momento para considerar las tentaciones enfrentadas por la iglesia en su sociedad hoy. Pídale al Señor que abra los ojos de Su pueblo a estas tentaciones y les dé la disposición de escapar.
18 Los Límites de la Libertad
Leer 1 Cor.10: 14-33
En esta carta a los corintios, el apóstol Pablo ha desafiado a los creyentes con relación a sus derechos y sus libertades. En el capítulo 8, él les mostró que tenían libertad de comer carne sacrificada a los ídolos. En el capítulo 9, él les dijo acerca de su libertad personal como apóstol. Sería fácil para algunos aquí encontrar una excusa para practicar cualquier cosa que quieran sin restricción. A fin de contrarrestar esto, Pablo les recordó a los creyentes en la sección inaugural del capítulo 10 que sus antepasados espirituales abusaron de su libertad. El resultado fue que perecieron en el desierto. La libertad verdadera debe tener sus fronteras. Pablo suministró dos fronteras a la libertad espiritual en este pasaje.
Usted No Puede Beber la Copa de los Demonios y la Copa del Señor (versículos 14-22)
Primero, aunque Pablo no tenía ningún problema con que los corintios comieran comida sacrificada a los ídolos, él dejó muy en claro que debían huir de la idolatría. Para ilustrar su punto, el apóstol Pablo usó la ilustración de la Mesa del Señor.
¿Qué representaba la mesa del Señor para los corintios? Pablo les recordó que cuando bebían la copa y comían el pan, simbólicamente estaban participando de la sangre y cuerpo de Cristo. En otras palabras, ellos estaban, por esta costumbre, reconociendo que era por ellos que el Señor Jesús había muerto. Al participar de la Cena del Señor, estaban aceptando la obra del Señor como su única esperanza de perdón y purificación del pecado. Pablo también les recordó que debido a que el pan que comían era parte de una sola barra de pan, ellos también representaban la unidad que tenían en el Señor (versículo 17).
Para ilustrar esto un poco más, Pablo retó a los corintios a “considerar al pueblo de Israel.” Cuando ellos comían los sacrificios que se ofrecían en el altar, ¿no estaban ellos identificándose con lo que había sucedido en ese altar? En el sistema sacrificial del Antiguo Testamento, cuando un animal era sacrificado, parte del animal se daba al sacerdote y en ciertos sacrificios, las personas que estaban ofreciendo el sacrificio comían parte del sacrificio. Cuando comían de este animal, se regocijaban de la bondad de Dios y el perdón de sus pecados. Ellos se identificaban con la muerte del animal y comían como un acto de acción de gracias y adoración para la gracia de Dios.
Los sacrificios que los paganos estaban ofreciendo en Corinto eran para los demonios (versículo 20). El ídolo real era meramente de madera o piedra sin poder en ella. Pero detrás de ese ídolo estaba un demonio engañoso del infierno que estaba reteniendo cautivos a los adoradores. Al ofrecerles los sacrificios a estos ídolos, los adoradores estaban rindiéndose y sometiéndose ellos mismos a estos demonios.
Si, como dijo Pablo, detrás de estos ídolos estaban los demonios del mismo infierno, ¿no tendría sentido que los creyentes rechazaran la práctica de la idolatría? Pablo les dijo a los creyentes que tenían que tomar una decisión. No podían beber la copa de los demonios y también de la copa del Señor (versículo 21). ¿No despertaría esto los celos de un Dios santo? (versículo 22) Si fueran despertados Sus celos ¿alguien sería lo suficientemente fuerte para mantenerse en pie contra Él? Incluso el sentido común les decía a los corintios que era tanto malvado como peligroso ofender a un Dios santo mediante la práctica de la idolatría.
En el ejercicio de nuestra libertad, debemos tener la seguridad de que no despertemos la cólera del Señor. No podemos servir a Dios y beber la copa de los demonios al mismo tiempo. Debemos escoger a uno u otro. Si lo que hago glorifica la obra de los demonios y deshonra al Señor, no debo tener nada que ver con eso. Necesitamos vivir nuestras vidas y practicar sólo las cosas que traen honor y gloria a nuestro Dios y a Su Palabra.
Todo me es Lícito Pero no Todo Conviene (versículos 23-33)
En segundo lugar, Pablo les dijo a los corintios que todo era lícito. Él obviamente no quiso decir que podían hacer cualquier cosa que quisieran. Él acababa de decirles a los corintios que debían huir de la idolatría. Podemos dar por sentado que la idolatría no es permisible para el creyente. Pablo hace aquí una declaración general. Como creyentes, los corintios tenían libertad de disfrutar las cosas buenas que el Señor les había dado a menos que, por supuesto, esas cosas deshonraran Su nombre.
Para Pablo, la vida cristiana no era una vida de reglas y regulaciones. Las reglas y regulaciones cambian el comportamiento, pero necesariamente no nos acercan más íntimamente a Dios ni garantizarán nuestra salvación. Dios ve más allá de las acciones del creyente, Él mira al corazón.
Hace algún tiempo supe de un hombre que fue tan convencido por Dios del hábito de fumar que colocó el último paquete de cigarrillos que tenía en el plato de la ofrenda cuando fue pasado el domingo por la mañana. Hay quienes podrían decir que los cigarrillos no tienen ningún lugar en el plato de las ofrendas ¿Qué estaba este hombre diciéndole a Dios ese día? Él estaba diciendo, Señor, oigo lo que Tú me estás diciendo y yo ahora te entrego este hábito. En cierta forma creo que la ofrenda le complació al Señor aquel día por la actitud del corazón en la cual fue dada. Dios ve el corazón en nuestras acciones. Él no juzga por apariencias externas. La actitud de nuestro corazón es a menudo más importante que nuestras acciones.
Aun cuando los corintios habían sido liberados bajo Cristo, no todo era beneficioso. No todo edificaba al cuerpo de Cristo. En el ejercicio de la libertad, los corintios debían buscar el bien de otros y la gloria de Dios. Pablo procedió a explicar lo que él quería decir al darles a los corintios un ejemplo de la vida cotidiana.
“Coman cualquier cosa que se venda en el mercado sin hacer preguntas por motivo de conciencia,” les dijo Pablo en el versículo 25. La tierra y todo lo que hay en ella le pertenecen al Señor. Deberíamos tener libertad de disfrutar las buenas cosas que el Señor ha provisto. Incluso si usted es invitado a una comida en casa de un incrédulo, no se preocupe de dónde vino la carne (versículo 27). Simplemente disfrute la hospitalidad de su anfitrión. Sin embargo, si otra persona que está con usted le dice que la carne que usted está comprando o comiendo ha sido sacrificada a los ídolos, por el bien de esa persona, no coma la carne (versículo 28). Podemos tener la libertad de hacer algo en la privacidad de nuestras propias casas que no hacemos en la compañía de otros. Es mejor sacrificar nuestra libertad personal antes que ofender a un hermano que no tiene esta libertad. Al practicar nuestra libertad en público nos arriesgamos a crear un problema para un hermano que nos juzgará por hacer lo que considera malvado (versículo 29). Si agradecemos a Dios por una comida que ofende a un hermano, nos condenarán (versículo 30). Esto sólo traerá separación innecesaria entre creyentes verdaderos. Esté listo para sacrificar su libertad o guárdese su libertad para usted mismo, a fin de preservar su relación con un hermano.
Pablo resumió su enseñanza sobre la libertad aquí en los versículos 31-32. Él les dijo a los corintios primero, que cualquier cosa que hicieran debían hacerla para la gloria de Dios (versículo 31). En segundo lugar, él les dijo que en todo lo que hicieran deberían cuidarse de no poner una piedra de tropiezo delante de otra persona, ya fuera esa persona un creyente o un incrédulo. Pablo se trazó como su meta en su vida no hacer nada que hiciera caer a otra persona. Él hacía esto a fin de que otros pudieran ser salvados (versículo 33).
Pablo retó a los corintios a vivir en la libertad de Cristo y disfrutar la vida que el Señor les había dado. Aun cuando eran libres en Cristo, jamás debían abusar de esa libertad. Como Pablo, ellos tenían que estar preparados en cualquier momento para sacrificar sus derechos y sus libertades, si al así hacerlo, le darían mayor gloria al Señor.
Para Considerar:
¿Con qué ídolos tenemos que tratar en nuestra actualidad? ¿Hay un ídolo con el que usted necesita tratar en su vida?
¿Usted estaría dispuesto a sacrificar sus libertades personales por un hermano en Cristo?
¿La libertad que usted tiene para practicar es beneficiosa para los que están alrededor suyo? Si no, ¿qué debería hacer usted?
¿Es siempre útil compartir acerca de nuestra libertad con otros? ¿Hay un momento para guardarnos esa libertad para nosotros mismos?
¿Cuál es la diferencia entre las libertades de las que Pablo habla aquí y la práctica del pecado? ¿Es posible que lo que usted percibe como libertad sea en verdad pecado?
Para Orar:
Pídale al Señor que le ayude a aferrarse a su libertad personal ligeramente a fin de que usted esté listo a sacrificarla en bien de un hermano en Cristo o para la mayor gloria de Dios.
¿Ha sido usted alguna vez piedra de tropiezo para otra persona? Pídale al Señor que le perdone.
¿Alguna vez se ha vuelto usted negativo o crítico de otro creyente que tenía la libertad de practicar algo que usted no tenía la libertad de practicar? Pídale a Dios que le perdone y le dé una mejor actitud hacia esa persona.
19 – El Cubrirse las Mujeres la Cabeza
Leer 1 Corintios11:1-16.
Pablo habla en 1 Corintios 11 acerca del asunto de la autoridad y la sumisión. Él comienza en los versículos12 alabando a los corintios por observar la enseñanza que él les transmitió en este sentido (versículo 2).
El apóstol empieza su análisis haciendo una declaración general en el versículo 3:
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Pablo nos dice aquí que hay un orden dado por Dios en la iglesia. Cristo se somete al Padre y a Su voluntad. El hombre se somete a Cristo. La mujer se somete al hombre. A la postre todo se somete al Padre, pero hay autoridad y sumisión en todo lo que ocurre.
Es importante darse cuenta de que la autoridad no implica superioridad. Tal como Cristo no es inferior a Su Padre porque Él se somete a Su voluntad, de la misma manera la mujer no es inferior al hombre. Lo mismo que Cristo y el Padre son iguales, los hombres y las mujeres son iguales.
Sin embargo lo que nosotros necesitamos ver es que Dios ha decretado que los hombres y las mujeres ejerzan papeles diferentes en el cuerpo de Cristo. Los hombres han recibido un papel de “cabeza” y son responsables ante Dios por este papel. Su modelo de autoridad es la persona del Señor Jesús.
Como cabeza, Jesús voluntariamente murió por Su iglesia. La verdadera autoridad se ejerce en servicio humilde y sacrificial. No se encuentra en los que exigen que los otros les sirvan, sino en los que humildemente se sacrifican por los que están bajo su autoridad. La autoridad trae responsabilidad y gran obligación. Como cabeza, somos responsables ante Dios por los que Él nos ha dado. Responderemos ante Él por su dolor.
Pablo continúa su discusión al introducir el tema que las mujeres deben cubrirse la cabeza en el culto público. Evidentemente, las mujeres estaban dudando si ellas deberían llevar puestas coberturas de cabeza, como era la costumbre de la época. Algunas podían haberse eximido de usar la cobertura de cabeza y venir a adorar con sus cabezas descubiertas. Esto estaba causando un problema en la iglesia de Corinto. En los últimos capítulos, Pablo les había recordado a los corintios que necesitaban estar dispuestos a sacrificar sus derechos y libertades, si esas libertades se convertían en piedra de tropiezo para otro creyente. ¿Había mujeres en la iglesia de Corinto que no estaban dispuestas a sacrificar sus libertades por el bien del cuerpo?
En el versículo 4, Pablo dijo a los corintios que un hombre que oraba o profetizaba con su cabeza cubierta deshonraba su cabeza. Se desprende del contexto que cubrirse la cabeza era una señal de respeto y sumisión en su cultura local. Descubrirse la cabeza era adquirir autoridad. Una mujer que entraba en la iglesia con su cabeza descubierta estaba haciendo una declaración pública en aquella época. Ella simbólicamente estaba haciendo valer su autoridad. Para un hombre cubrir su cabeza era un símbolo de su negativa a tomar autoridad. Al hacerlo así, él estaba haciendo caso omiso de su papel de liderazgo dado por Dios. Sería una vergüenza para un hombre que había recibido autoridad del Señor negarse a tomar esa autoridad.
En muchas iglesias de nuestra época, los hombres han elegido cubrir sus cabezas. Han tomado asiento en la parte trasera y les han dejado el trabajo de la iglesia a las mujeres. La reprimenda de Pablo aquí no es solamente dirigida a las mujeres, sino también a los hombres que se niegan a tomar seriamente las responsabilidades dadas por Dios.
En la cultura israelita, el pelo de una mujer era una fuente de gran orgullo. Afeitar la cabeza de una mujer era deshonrarla. En el versículo 6, Pablo les dijo a las mujeres de Corinto que si no se ponían un velo, deberían raparse la cabeza. En otras palabras, deberían avergonzarse de ellas mismas por su rebelión y su renuencia a someterse a Dios. Pablo exhortó a las mujeres de Corinto a ponerse el velo como una señal y recordatorio de sumisión al liderazgo decretado por Dios en la iglesia.
Según Pablo en el versículo 7, un hombre no necesitaba cubrirse la cabeza como símbolo de sumisión porque él era la imagen y la gloria de Dios. Él dice esto con base en dos principios que dijo en el versículo 8. Primero, que el hombre fue creado primero y segundo que la mujer fue creada por Dios como ayuda para el hombre. Consideremos esto más detenidamente.
Pablo les recuerda a los corintios que Dios creó al hombre primero del polvo de la tierra para ser Su representante en la tierra y para ocuparse de la tierra. La mujer fue creada después del hombre para ser una ayuda para él en esa tarea. Sólo este hecho, para Pablo, era significativo y tenía implicaciones en la iglesia de Jesucristo.
El hombre era la gloria de Dios en el sentido de que él había sido escogido por Dios para representarle en este mundo. La mujer era la gloria del hombre en el sentido de que ella fue escogida por Dios para ser una ayuda para el hombre en esa misma empresa. Pablo creía que los hombres y las mujeres tenían que estar felices con el papel que Dios les había dado desde la creación.
Fíjese también en el versículo 10 que a las mujeres corintias se les exhortaba a llevar puesta una “señal de autoridad” por causa de los ángeles. Los ángeles velan por los asuntos de los siervos de Dios en la iglesia. Cuando estas mujeres venían a adorar venían a un lugar santo. La presencia de Dios estaba entre ellos. Sus ángeles estaban presentes en la adoración. Ellos protegían y bendecían al pueblo de Dios cuando servían y vivían para Él. A la luz de este hecho, era inapropiado que una mujer cuestionara el propósito de Dios negándose a llevar puesta la señal de su sumisión. Hacer esto ofendía a los ángeles que habían venido a ayudarlos, protegerlos y bendecirlos en la adoración y servicio de Dios.
Al haberles explicado a los corintios la importancia de respetar los papeles dados por Dios en el cuerpo de Cristo, Pablo quiso hacer constar que ambos hombres y mujeres se necesitaban mutuamente. Pablo declaró que Eva, la primera mujer vino del hombre (versículo 12). Por otra parte, un niño es concebido en el vientre de una mujer y sin ella, él no tendría vida. Los hombres y las mujeres dependen mutuamente unos de otros desde el comienzo de la vida. Así es como debiera ser en la iglesia. Dios nos ha creado de tal manera que nos debemos nuestras vidas mutuamente. Tener papeles diferentes no quiere decir que un sexo sea más importante que el otro. Cada uno tiene que jugar un papel importante dado por Dios.
Pablo concluyó esta sección desafiando a los corintios a juzgar este asunto por si mismos (versículo 13). Él les dijo que la naturaleza enseña que hay una distinción entre los sexos. Una de estas distinciones es el pelo. Mientras los hombres tienen una tendencia a quedarse calvos, las mujeres casi nunca pierden su pelo. Pablo dijo que Dios le ha dado a la mujer una cobertura natural para su cabeza que es su orgullo y gloria. Esa cobertura natural, según Pablo, era un símbolo de su papel como buena compañera para el hombre (versículo 15; ver Génesis 1:28).
Pablo sabía que su enseñanza en este tema no sería comúnmente bien aceptada incluso en su época (y ciertamente tampoco en la nuestra). Para los que resistían su enseñanza Pablo dijo que esta era la costumbre de la iglesia (versículo 16). En otras palabras, este asunto no estaba abierto a debate. Esto era lo que pensaban los apóstoles. Esto era lo que enseñaban que era el propósito de Dios.
¿Qué entendemos de esta sección de 1 Corintios? Pablo enseña que hay papeles diferentes en el cuerpo de Cristo para los hombres y las mujeres. Dios ha determinado que los hombres deben ejercer el papel de autoridad en la iglesia. Las mujeres son ayudantes en esta gran tarea. Cada sexo tiene que honrar a Dios cumpliendo con sus papeles específicos.
El asunto de la cobertura ha sido un tema controversial en la iglesia durante siglos. ¿Es necesario que las mujeres lleven puesta una cobertura en la cabeza en la actualidad? Los que creen que las mujeres deberían llevar coberturas toman literalmente estos versículos; los ven como aplicables también directamente a la iglesia de nuestra época. Alientan a las mujeres a usar cobertura de cabeza como un símbolo de su aceptación del papel de Dios para ellas en la iglesia. Los que no creen que sea necesaria una cobertura de cabeza, generalmente basan sus argumentos en el hecho de que Pablo les dijo a los corintios que el pelo largo de una mujer era una cobertura natural (versículo 15).
No es mi propósito entrar en esta discusión. En la cultura de Corinto, una mujer que se negaba a llevar puesta una cobertura habría causado realmente una agitación febril. De hecho, habría estado distrayendo la adoración de Dios. Era una declaración categórica de rebelión en contra de la autoridad masculina y la enseñanza de los apóstoles. Por esta razón, Pablo exhortó a las mujeres de Corinto a llevar puesta una cobertura de cabeza.
Lo que es importante en este capítulo es entender que Dios tiene un papel que cada uno debe jugar. La sumisión y la autoridad son elementos claves en cualquier iglesia si es que quiere ser saludable y lograr todo lo que Dios se propuso.
Para Considerar:
¿Usted cree que las mujeres deberían llevar puesta una cobertura de cabeza hoy? ¿Por qué o por qué no?
¿Qué enseña Pablo en este pasaje acerca de los roles diferentes de los hombres y las mujeres en la iglesia? ¿Un papel diferente da a entender superioridad de un sexo sobre otro?
¿Cómo ha sido objeto de abuso en la iglesia el principio de autoridad?
¿Cómo lo que enseña Pablo aquí en este pasaje reta a los hombres a tomar su papel más seriamente?
¿Cómo ejerció Jesús su autoridad? ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo la autoridad debe ser ejercida hoy?
Para Orar:
Pídale al Señor que le ayude a tomar en serio su papel en el cuerpo de Cristo. Pídale que le dé gran gozo en el papel que Él le ha dado.
Si usted lucha con la enseñanza de Pablo aquí, pídale a Dios que le dé gracia para someterse incluso si usted no entiende completamente.
Agradezca al Señor por el papel de sus ángeles cuando le adoramos y servimos.
Dele al Señor las gracias por el maravilloso ejemplo que Él nos ha dado a seguir en este asunto de liderazgo y autoridad.
20 – La Cena del Señor
Leer 1 Corintios11:1-734
Hemos visto que había muchos problemas en la iglesia de Corinto. En el capítulo 1, Pablo se ocupó del asunto de la división entre creyentes. En el capítulo 3, él les dijo que la fuente de los celos y pleitos entre ellos era su carnalidad. En el capítulo 5, él se ocupó de la inmoralidad. Fueron reprendidos en el capítulo 6 por los procesos judiciales que estaban surgiendo entre creyentes. En el capítulo 10, el apóstol los retó en el asunto de la idolatría. Vimos que en el capítulo 11 mujeres en Corinto que estaban luchando contra la enseñanza de la Sagrada Escritura con relación a su papel en la iglesia. Aquí en esta siguiente sección, Pablo se ocupó aún de otro asunto importante en la iglesia corintia, el mal uso de la cena del Señor.
Pablo empezó por decirles a los corintios que sobre este asunto él no tenía alabanza para ellos (versículo 17). Lo que estaban haciendo le estaba causando gran daño al cuerpo de Cristo. El problema al que Pablo se refería estaba arraigado en la desunión existente entre los creyentes. Estaban divididos por sus líderes. Estaban divididos por los procesos judiciales entre ellos. Estaban divididos sobre la costumbre de comer carne sacrificada a los ídolos. Estaban divididos sobre el asunto del papel de sus mujeres en la iglesia. Veremos más tarde en este libro que estaban también divididos sobre el uso de los dones espirituales.
Estas diferencias estaban viéndose en la práctica de la Cena del Señor. Fíjese en el versículo 21 que algunas personas estaban comiendo sin esperar a otros. Pablo continuó diciendo que una persona estaba emborrachándose mientras que otra permanecía hambrienta. Tenemos que entender que la práctica de la Cena del Señor era diferente a nuestra práctica moderna. Este recordatorio del Señor habría sido parte de una comida común más grande. Fue en el contexto de tal comida (compartida por los discípulos en el aposento alto en Marcos 14:12-26 que la celebración primerísima de la Mesa del Señor ocurrió). Para la iglesia antigua, habría sido lo más normal tener la celebración de la Mesa del Señor en el contexto de una cena en la iglesia. Cuando la asamblea se reunía para esta comida común y la conmemoración de la muerte del Señor, algunos creyentes estaban llegando antes que otros, comían y bebían sin preocupación por los que vinieran después. El resultado era que los que venían después no tenían nada que comer.
El versículo 22 muestra que su práctica de la Cena del Señor estaba humillando a los que no tenían nada. Esto ha conducido a los comentaristas a creer que lo que estaba ocurriendo era que los ricos estaban viniendo temprano a estas comidas y no esperaban a los pobres que tenían que trabajar. El resultado era que los ricos estaban festejando y emborrachándose y no quedaba nada más para comer o beber cuando llegaban los trabajadores pobres. Sólo podemos imaginarnos la división que esto causaba en la iglesia de Corinto. Éste no era obviamente el contexto para recordar la muerte del Señor. Algunos se habían emborrachado con mucho vino, mientras los otros estaban amargados porque no tenían absolutamente nada que comer o tomar.
Pablo reprendió a los corintios por lo que estaba ocurriendo. Él les retó a que recordaran que tenían que unirse, como un cuerpo de Cristo e igualmente participar en la Cena del Señor. Su comportamiento poco cariñoso era blasfemo. Con su práctica mostraban que no estaban pensando los unos en los otros, sino sólo en ellos mismos. Esto era contrario a todo lo que el Señor Jesús representaba. Pablo les dijo a los que estaban practicando tal glotonería, que comieran y bebieran en casa antes de que vinieran – esto indicaba que ya tenían en casa comida que comer.
Al haberles recordado a los creyentes del problema, Pablo entonces siguió adelante para mostrarles lo que la Cena del Señor representaba. Pablo les dijo a los corintios que él les estaba transmitiendo algo que El Señor le había dado a él. Lo que él les contó sobre la Cena del Señor no era su propia idea; procedía del Señor mismo (versículo 23).
Es importante que nos demos cuenta que Pablo no estaba con los discípulos en el día que el Señor instituyó la Cena del Señor en el aposento alto. Era fácil para los que tenían sus dudas acerca de Pablo criticar lo que él decía aquí porque él no fue uno de los doce discípulos presentes con Jesús aquel día. Pablo quitó cualquier duda de sus mentes con esta declaración. Aun cuando no estuvo presente el día de la última Cena, el Señor no obstante había instruido a Pablo en lo que Él esperaba.
Pablo les recordó a los corintios que en la noche que Jesús fue traicionado, Él tomó pan y lo partió y les dijo a sus discípulos que el pan representaba su cuerpo. Él entonces les ordenó a sus discípulos que lo comieran en memoria de Él. Después de que la cena se terminó, Jesús tomó una copa y les dijo a los presentes que la copa representaba un nuevo pacto en Su sangre. El viejo pacto de animales sacrificados estaba a punto de cumplirse. Un nuevo pacto entre Dios y Su pueblo estaba a punto de establecerse por la sangre de Jesucristo. Fue la enseñanza clara del Señor que quienquiera que comiera este pan y bebiera de esta copa estaba recordando la muerte del Señor Jesús y lo que representaba. Esto debía practicarse en memoria de Él hasta que Él regresara. La cena del Señor era una celebración del significado y los beneficios de la muerte del Señor. Sin embargo, los corintios lo habían convertido en una ocasión para la glotonería y la borrachera.
El apóstol termina dándole a los corintios una advertencia severa acerca de su práctica de la Cena del Señor. Él les recordó en el versículo 27 que quien bebiera de la copa del Señor en una manera indigna sería culpable de pecar en contra del cuerpo y la sangre del Señor. Esto era un asunto serio. Por su comportamiento egoísta y blasfemo en la Cena del Señor, estaban degradando la obra de Cristo que los salvó. Pablo les retó a examinarse antes de que participaran en la mesa del Señor (versículo 28). Los que comían y bebían indiferentemente, sin honrar el santo cuerpo y la santa sangre de Cristo, estaban comiendo y bebiendo juicio para sí mismos (versículo 29). Pablo procedió a decir que ésta era la razón por la que una cierta cantidad entre ellos estaba enferma. Algunos incluso habían muerto como juicio de Dios por sus acciones blasfemas en la mesa del Señor (versículo 30).
Qué poderoso recordatorio habría sido esto para los corintios. Aun cuando nosotros no siempre deberíamos suponer que toda enfermedad sea el resultado de pecado en nuestras vidas, la Biblia nos enseña que hay momentos en los que el Señor nos disciplina de este modo.
Pablo retó a los creyentes en Corinto a que se dieran cuenta de la gravedad de lo que estaban haciendo. La mano del Señor estaba sobre ellos en juicio por su maldad. Los corintios eran culpables de pecar contra el cuerpo y la sangre de Cristo y sus hermanos creyentes. El Señor tomó esto muy seriamente. Él ya los estaba juzgando por su pecado. Lo que estaba dirigido a ser una declaración de la misericordia de Dios se había convertido en un tiempo de juicio.
Para Considerar:
¿Qué significa para usted la Cena del Señor?
¿Qué enseña esta sección acerca de la enfermedad como disciplina de Dios? ¿Puede recordar usted alguna vez cuando Dios usó la enfermedad para atraerle a Sí Mismo?
¿Cuáles son algunas formas en que podemos ser culpables de participar en la Cena del Señor en una manera indigna?
¿Qué nos enseña este pasaje acerca del problema del egoísmo y egocentrismo que existía en la iglesia de Corinto? ¿Ve usted alguna cosa de esto en su iglesia?
Para Orar:
¿Ha sido culpable usted alguna vez de participar en la mesa del Señor en una manera indigna? Tome un momento para confesar su pecado a Dios.
Tome un momento para darle a Dios las gracias por la muerte de Su Hijo en su lugar.
Pídale al Señor que se ocupe de divisiones entre creyentes que existen en su iglesia.
Pídale al Señor que le muestre cualquier egoísmo o cualquier egocentrismo en su vida. Pídale que le ayude a ser más considerado con los demás.
21 – Dones Espirituales
Leer 1 Corintios12:1-11
En el capítulo 12, Pablo trata el uso de dones espirituales en el cuerpo de Cristo. Evidentemente, esto había causado alguna división en la iglesia corintia. El tema era importante y Pablo dedicó los siguientes tres capítulos a enseñarles a los corintios acerca del uso correcto de sus dones espirituales.
Pablo empieza por reconocer el trasfondo del que procedían muchos de los creyentes corintios. Habían sido extraviados llevándolos a “ídolos mudos” (versículo 2). Aun cuando estos ídolos no tenían poder, ni podían hablar, los corintios todavía habían sido extraviados por ellos. Si ellos habían sido extraviados por ídolos mudos e impotentes, ¿cómo podrían los corintios discernir lo que procedía de Dios y lo que no? Es fácil ser conducido al error. Hay demostraciones de poder en cada religión. Las señales y los prodigios son realizados incluso por los que no conocen al Señor. El discernimiento es vital en el ejercicio de dones espirituales.
¿Cómo podemos discernir si un don espiritual o manifestación procede del Señor? Pablo les recordó a los corintios en el versículo 3 que cualquiera que hablara por el Espíritu de Dios proclamaría y reconocería el señorío de Jesucristo. El Espíritu Santo nunca conduciría a nadie a maldecir ya sea la obra o el carácter del Señor Jesucristo (versículo 3). Los que desvalorizaban o negaban a la persona y la obra del Señor Jesús no estaban hablando de parte de Dios. Ésta era la prueba crucial para todos los dones espirituales. ¿Demuestra el ejercicio de ese don sumisión humilde al carácter y señorío de Cristo? ¿La persona ejerciendo ese don lo hace demostrando solamente su devoción al Señor Jesús y a Su gloria? Hay mucho que podríamos decir acerca de esto, pero Pablo no entra en más detalles aquí.
A fin de que el nombre de Cristo sea exaltado, Dios distribuyó en la iglesia los dones que Él estimó que serían necesarios (versículo 11). Fíjese que Pablo usa tres palabras en los versículos 4 y 5 para describir estos dones.
Primero, él les dijo a los corintios que había dones diferentes del mismo Espíritu. La palabra griega para dones en el versículo 4 es la palabra charismata, que significa “gracia divina,” de aquí obtenemos la palabra española carismático. Éstas son capacidades divinas que les permiten a los creyentes glorificar a Cristo y servir a la iglesia.
Segundo, en los versículos 45, Pablo les dijo a los corintios que había también clases diferentes de servicios del mismo Señor (versículo 5). La palabra que Pablo utiliza para servicio es la palabra griega diakonia de la cual obtenemos la palabra diácono. La palabra se refiere a un cargo en la iglesia o un centro particular de ministerio. Dios llama a las personas a entrar a un ministerio específico.
Hay, en tercer lugar, diferentes tipos “de operaciones” del mismo Dios (versículo 6). La palabra usada aquí es energema que tiene el sentido de desplegar poder o fuerza. La “operación” de la que Pablo habla aquí puede referirse a las obras especiales y poderosas de Dios en maneras milagrosas.
Fíjese que también en los versículos 4-6, que estos dones proceden de todos los integrantes de la Trinidad. El Espíritu da dones (versículo 4); El Señor da dones (versículo 5); y el Padre Eterno da dones (versículo 6). Esto indica que todos los tres integrantes de la Trinidad están en armonía cuando se trata de la distribución de estos dones para el creyente.
Fíjese también que Dios obra estos dones en “todos los hombres” (versículo 6). Esto indica que Dios ha dado a cada uno de nosotros un don que Él quiere que nosotros utilicemos para el avance de Su reino. Pablo les recordó a los corintios en el versículo 7 que a todos les era dada una manifestación del Espíritu para el bien común del cuerpo. Dios no nos ha dejado sin poder. Él ha equipado a cada uno de Sus siervos con las herramientas necesarias para edificar el cuerpo de Cristo. Cada creyente hace una contribución única y necesaria para el bien común.
En los versículos 811, Pablo dio algunos ejemplos de los dones que Dios ha distribuido para el cuerpo. Esta lista no contiene todos los dones.
Ciencia o Palabra de Sabiduría (versículo 8)
La sabiduría, como lo sabemos, es la aplicación de la verdad y el conocimiento a las situaciones de la vida real. La persona con este don era capacitada por Dios para compartir palabras que dirigen al cuerpo de Cristo en la aplicación de la verdad revelada. Esta persona no era necesariamente un maestro o un predicador, pero tenía un sentido muy agudo de cómo aplicar el conocimiento a las situaciones de todos los días en una manera bíblica y honrando a Dios.
Ciencia o Palabra de Sabiduría (versículo 8)
La palabra de sabiduría parece ser la capacidad para descubrir la verdad para el cuerpo de Cristo. Esta sabiduría puede ser de naturaleza muy específica. Jesús, por ejemplo, sabía que la mujer samaritana había tenido cinco maridos (Juan 4:18). Él también sabía que el pecado personal no había causado la ceguera del hombre en Juan 9:13. Esta sabiduría específica es revelada por el Espíritu de Dios para el avance del reino.
La palabra de sabiduría también puede ser un conocimiento más general de la verdad de Dios contenida en las Sagradas Escrituras. La persona que usa el don de esta manera revela el propósito de Dios para la iglesia como está contenido en la enseñanza de la Biblia como la Palabra de Dios. La persona con el don de la palabra de sabiduría está capacitada por Dios para comunicar verdad (específica o general), en una forma que avanza el reino de Dios y revela el propósito de Dios al desenmascarar mentiras y aclarar la verdad.
Fe (versículo 9)
Aun cuando cada creyente tiene una medida de confianza en Dios, había quienes han sido dotados para confiar en Dios en mayor medida. Estos individuos pueden intentar lo imposible para Dios y ver Su bendición. Sus respuestas a la oración y fuerza bajo presión inspiran a otros a tener confianza en Dios y Su provisión. Esta fe les da confianza en Dios en momentos cuando muchos otros renunciarían a toda esperanza.
No deberíamos suponer que las personas con este don puedan conseguir cualquier cosa que quieren de Dios. Tienen gran fe porque Dios les ha dado seguridad de Su propósito. Las personas con este don reciben un sentido especial del deseo y el propósito de Dios y avanzan con empuje hacia ese propósito con la seguridad de que Dios hará lo que Él dice.
Los dones de sanidad (versículo 9)
Pablo procedió a decir que Dios da algunos una carga particular para orar por individuos que Él quiere sanar. La sanación podría ser física, emocional, o espiritual. El hecho de que Pablo usó el plural cuando él habló de este don (i.e., los dones de sanidad) ha conducido a algunos a decir que había tipos de dones de sanidad. ¿Llamó Dios a unos a un ministerio de sanación interior, emocional y a otros a un ministerio de sanación física, por ejemplo? Otros creen que se usó aquí el plural porque este don fue dado muchas veces a estos individuos, cuando lo necesitaron. En otras palabras, cada vez que Dios quiso utilizar a estos individuos para sanar, él les dio un don fresco para hacerlo.
Es importante que nos fijemos aquí que Pablo no dice que este don se ejerciera sólo por medio de la oración. Aun cuando orar por los enfermos es importante, puede no ser la única manera en que se ejerza este don. Hay personas que son consejeras dotadas a las que el Señor les ha dado un ministerio poderoso de sanar profundas heridas emocionales. Otros tienen la capacidad dada por Dios para ocuparse de necesidades físicas. La oración de sanidad puede ser parte de este don, pero nosotros lo deberíamos ver como algo más amplio que esto también, pues hay muchos que son dotados prácticamente por Dios para administrar sanidad al cuerpo.
Poderes Milagrosos (versículo 10)
Los milagros se diferencian aquí de la sanidad en que ellos no se limitan a la sanación del cuerpo, la mente o el alma. Los milagros implican el cambio del curso normal de la naturaleza. Jesús, por ejemplo, calmó la tormenta. Él también resucitó a los muertos. Los individuos con este don son capacitados por Dios para alterar el curso normal de la naturaleza por un propósito muy específico.
Profecías (versículo 10)
La profecía, en la Sagrada Escritura, es la capacidad para hablar la Palabra de Dios en una situación particular. Si bien a veces los profetas predijeron sucesos futuros, la mayor parte de la profecía en la Sagrada Escritura se relacionó con el presente. La profecía, según Pablo en 1 Corintios 14:3, debiera edificar, exhortar y consolar el cuerpo de Cristo. Los profetas en la Biblia recibieron la capacidad para oír la palabra de Dios y comunicar esa palabra ya fuera a individuos específicos o al cuerpo más grande de una manera que los desafiara en las situaciones específicas que se encontraban. Las personas con este don son los portavoces de Dios para revelar Su corazón para una situación y tiempo determinado. Algunos de los ministerios proféticos más poderosos que he experimentado ha sido los que han tomado y han aplicado la enseñanza de la Sagrada Escritura de una manera que me fortaleció, alentó y consoló en una situación que estaba enfrentando en aquel momento.
Discernimiento de espíritus (versículo 10)
En un sentido muy general, este don era una capacidad dada por Dios para discernir si un movimiento o persona específica procedía del Señor o del enemigo. Pedro, por ejemplo, percibió que Ananías estaba siendo motivado por Satanás a darle un regalo a la iglesia (ver Hechos 5). Jesús discernió la hipocresía de los fariseos cuando le hablaron en varias ocasiones. Los individuos con este don parecen haber tenido la capacidad de Dios para comprender e identificar la presencia del mal o el bien en un individuo o una situación. Sirvieron como guardianes del cuerpo de Cristo para advertir del peligro.
Hablar en Diferentes Lenguas (versículo 10)
Parece haber dos tipos de lenguas en la Biblia. Las lenguas de Hechos 2 eran idiomas conocidos. Las lenguas de 1 Corintios 14, por otra parte, son idiomas desconocidos. En Hechos 2, el Espíritu Santo dio a los discípulos la capacidad para hablar palabras que eran desconocidas para ellos, pero claramente entendidas por los que estaban presentes de muchos grupos de diferentes lenguajes. El propósito de este don en Hechos 2 fue la proclamación del evangelio en otros idiomas.
En 1 Corintios 14, Pablo habla de lenguaje de oración desconocido no sólo para el que habla, sino también para los que lo oyen. El propósito de esta clase de lengua no fue evangelismo sino adoración, oración, exhortación para el cuerpo (cuando era interpretada) y la edificación personal. Puede ser que la razón por la que Pablo utilizó la expresión “diferentes tipos de lenguas” fue incluir los tipos diversos de lenguas que hemos mencionado aquí. A la persona con este don se le da la capacidad de hablar palabras desconocidas para ella con la meta de fomentar el reino de Dios en el evangelismo, exhortación, o edificación personal.
La interpretación de Lenguas (versículo 10)
La interpretación de lenguas fue simplemente la capacidad para exactamente traducir el lenguaje hablado por alguien hablando en lenguas. Esta traducción servía para la edificación personal del cuerpo mayor. Esto sucede en el contexto de un servicio regular de adoración, como se registra en 1 Corintios 14, o posiblemente en una situación privada. A la persona que está hablando en lenguas, también se le pudo dar el don de interpretar sus propias palabras (1 Corintios 14:13). La persona con este don particular tenía una capacidad para comprender las cosas que se hablaban en estas lenguas desconocidas.
Dios da al cuerpo los dones que Él estima necesarios para la expansión de Su reino en un determinado momento. Definitivamente, Dios mismo determina qué don recibiremos. Debemos estar contentos de ejercer ese don en bien del cuerpo de Cristo.
Para Considerar:
¿Por qué usted supone que hay temor de los dones del Espíritu en algunos círculos del cuerpo de Cristo?
¿Dios le ha dado uno o más de estos dones? ¿Cuáles son? ¿Cómo está usted usando estos dones para el bien del cuerpo mayor de Cristo?
¿Por qué es tan importante poder reconocer si algo procede del Señor o no? ¿Qué prueba dio Pablo para ayudar a los Corintios a determinar si un don espiritual era de Dios o no?
¿Es posible malemplear los dones que Dios nos da? Explique.
¿Por qué son los dones de Dios importantes?
Para Orar:
Si usted no sabe qué dones le ha dado el Señor, tome un momento para pedirle al Señor que le muestre.
Agradezca al Señor que Él está dispuesto a utilizarle de una forma tan especial para extender su reino.
Pídale a Dios que le dé ojos para ver las oportunidades que Él le da para usar sus dones espirituales y ejercer su llamado.
Pídale a Dios que le dé gracia para crecer en su capacidad para usar los dones espirituales que Él le ha dado.
22 – Un Cuerpo
Leer 1 Corintios 12:12-31
Después de haber mostrado que el Señor ha distribuido una variedad de dones a la iglesia, Pablo pasa a recordarle a los corintios cómo esos dones, aunque diferentes, trabajaban juntos para el bien común del cuerpo. Para hacer esto usa el ejemplo del cuerpo humano con sus diversas partes y funciones.
El cuerpo humano está compuesto de muchas partes diferentes, cada una con su tarea única. Así es con el cuerpo de Cristo (versículo 12). El cuerpo de Cristo está compuesto de personas de muchos trasfondos culturales y sociales diferentes (judíos y griegos, esclavos y libres). Cada uno de estos individuos ha sido bautizado por un Espíritu y bebe de ese Espíritu (versículo 13). Consideremos más cuidadosamente lo que el apóstol está diciendo aquí.
Cuando Pablo dijo que todos fuimos bautizados por un Espíritu en un cuerpo, él se refería al bautismo del Espíritu, no el bautismo de agua. Pablo explicó este bautismo más adelante en el versículo 13. El bautismo del Espíritu, según este versículo, ocurre cuando el Espíritu Santo llega a los individuos, plantando Su vida en ellos y haciéndoles hijos de Dios. En ese momento, el nuevo creyente es facultado y capacitado para beber profundamente del pozo de salvación y experimentar todos sus beneficios. ¿Qué quiere decir esto en términos prácticos?
En el momento de la conversión, el Espíritu Santo llega a un individuo plantando la vida de Cristo en el corazón de la persona. En los días de María y José, el Espíritu Santo llegó a María y plantó la semilla de Cristo en su vientre. Similarmente, el Espíritu Santo viene a plantar la vida de Cristo en nosotros hoy. El Espíritu Santo morando en nosotros, vive en nosotros para transformar nuestro carácter facultándonos a obedecer y vivir en los caminos de Dios.
La vida de Cristo en nosotros es lo que nos hace hijos de Dios. Pablo les recordó a los romanos que si no tenían el Espíritu de Cristo en ellos, no les pertenecían a Cristo (Romanos 8:9). Este Espíritu bautizó a los creyentes corintios y los incluyó a todos en una familia espiritual común.
Lo que necesitamos comprender aquí es que cuando el Espíritu Santo viene a bautizar a cada uno de nosotros, llenándonos de Cristo y Su poder, Él lo hace de una manera única para cada persona. Aun cuando somos llenos con el mismo Espíritu, somos únicos. Aunque seamos un cuerpo, hay muchas partes en ese único cuerpo (versículo 14). Cada una de esas partes es esencial para el funcionamiento correcto del cuerpo. Ninguna parte es inferior a otra. Por ejemplo, el pie no puede decir: “Porque no soy una mano, no soy del cuerpo” (versículo 15). Ni podría decir el oído: Porque no soy como el ojo, no soy del cuerpo (versículo 16). Esto sería insensatez. A pesar de eso, ¿cuán a menudo comparamos nuestros dones y ministerios con los de otros en la iglesia y nos sentimos como si no fuéramos un miembro importante?
Pablo cuestionó esta forma de pensar en el versículo 17. ¿Qué ocurriría si todo el cuerpo fuera un ojo?, preguntó. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podría escuchar? ¿Qué sería si todo el cuerpo fuera oído? ¿Cómo podría oler? La realidad es que Dios ha determinado que el cuerpo esté compuesto de muchos miembros diferentes. Cada miembro es necesario para el completo funcionamiento del cuerpo. El ojo no puede decirle a la mano, “no te necesito.” La cabeza no puede decirles a los pies, “no los necesito.”
Si fuéramos a comparar la cabeza y los pies, ¿no recibiría más honor la cabeza que los pies? No obstante los pies no son menos importantes para el total funcionamiento del cuerpo. Aun cuando la cabeza es la que piensa, las manos y los pies hacen el trabajo. Del mismo modo, no debería haber envidia en el cuerpo de Cristo. Toda persona en el cuerpo tiene un papel importante que jugar. Un don no es mejor que otro. Todos son importantes y esenciales para el completo funcionamiento y la productividad de la iglesia.
¿Alguna vez usted se ha arrancado de raíz un dedo del pie? Aun cuando un dedo del pie es un miembro aparentemente poco importante del cuerpo, todo el cuerpo deja de funcionar por un momento cuando usted arranca de raíz un dedo del pie. Lo mismo es cierto cuando usted se golpea un dedo con un martillo. Su corazón comienza a palpitar más rápido. El dolor derriba su brazo. Sus pies empiezan a hacer un bailecito. Su cabeza siente el dolor. Su boca y lengua gritan en agonía. Todo el cuerpo responde. Durante un momento (hasta que usted se recupera del dolor), el trabajo que usted está haciendo se detiene. Esto, dijo Pablo, es así cuando incluso dones aparentemente poco importantes no están funcionando en el cuerpo de Cristo.
¿Siente usted que sus dones no son importantes? Las palabras de Pablo le deberían recordar que sin sus dones (sin importar cuán pequeños usted piense que son), el cuerpo no funcionará como debería. Cuando sus dones están siendo usados, esto trae salud y bienestar general al cuerpo de Cristo. Todo el cuerpo se regocija con usted en salud.
Pablo procedió a decirles a los corintios en el versículo 28 que Dios designaba a individuos para cumplir con una variedad de funciones para Su reino. El hecho de que Dios hubiera designado a estas personas para estas determinadas funciones, no debería pasar desapercibido. Dios se reserva el derecho de determinar qué papel Él le da a cada uno de nosotros. Esto me dice que mi función en el cuerpo no es algo que yo decido por mí mismo. Dios me designa mi papel. Esto elimina cualquier necesidad para que nosotros busquemos los dones que percibimos ser más importantes que otros. También nos reta a que nos contentemos con lo que Dios ha dado.
Pablo da algunos ejemplos de varios roles en la iglesia. Él menciona a los apóstoles, los profetas, los maestros, los que obran milagros y sanidades y los que ejercen dones de ayuda, administración y las lenguas en esta lista (versículo 28).
Los apóstoles, como originalmente escogidos por El Señor, fueron testigos oculares del Señor y Su enseñanza. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, los apóstoles fundaron la iglesia primitiva y enseñaron con autoridad la palabra que Dios les había dado para la iglesia. Nuestra fe está sólidamente anclada en la doctrina y enseñanzas de los apóstoles. Su enseñanza fue autenticada por señales y prodigios. Hablaron y enseñaron autorizadamente como fundadores de la iglesia de Cristo.
El profeta estaba capacitado para comunicar el corazón de Dios a Su pueblo en los momentos y las situaciones que se encontraban. Esto podría ser por medio de una aplicación inspirada de la Palabra revelada de Dios a una situación específica. También podría ser una palabra de ánimo, exhortación, o consuelo para el cuerpo del Señor en un tiempo específico de necesidad. Toda profecía tenía que ser examinada a la luz de la revelación claramente autoritativa de los apóstoles.
El maestro exponía la verdad revelada por Dios. Este papel se estableció para explicar las verdades de la Palabra de Dios en una manera que fuera comprensible para la gente. La diferencia entre el profeta y el maestro parece haber estado en la función que cumplían en el cuerpo. El maestro se ocupaba primordialmente de la verdad general del evangelio y su aplicación e interpretación correcta en la iglesia. La palabra del profeta era más dirigida y específica. Si usted fuera enseñado por un maestro, usted saldría con una comprensión más clara de lo que la Sagrada Escritura estaba diciendo y una aplicación general para hoy. Usted habría ganado un gran entendimiento profundo. Sin embargo, al escuchar a un predicador profético, usted tendría un sentido muy definitivo de que el Señor estaba señalando un pecado específico o hablando directamente una necesidad particular que usted había estado experimentando en su vida.
Dios también había designado “obradores de milagros.” Dios utilizaba a estos individuos para proclamar Su soberanía y señorío. A través de las oraciones de estos individuos, lo imposible ocurre. A través de estos individuos, Dios confirmaba Su poder y autoridad. Ellos confirmaban mediante señales y prodigios la palabra hablada por los apóstoles, profetas y maestros.
Además de esto, allí estaban aquellos dotados en realizar sanidades. El foco aquí parece ser sanidad física, emocional y sanación espiritual. Estos individuos pueden tener la carga de orar por estos tipos de sanidades. Sin embargo no deberíamos suponer que orar es la única manera en que estos individuos trabajan. También pueden ser llamados como consejero o profesionales médicos para atender prácticamente las necesidades físicas y emocionales del cuerpo. Su carga es ver el cuerpo funcionando en salud física, emocional y espiritual.
Los que tenían el don de ayudar a otros (las ayudas) estaban encargados de ayudar a los que estaban necesitados. Estos individuos pueden en cierta forma ver necesidades prácticas y encontrar oportunidades para satisfacer las necesidades que otros parecen pasar por alto. Fueron encargados a hacer lo que podían para servir a las necesidades prácticas de los que están alrededor de ellos.
Los dotados en administración pueden lidiar con muchos detalles que se necesitan para hacer avanzar el cuerpo de Cristo. Si estos son políticos, financieros, o prácticos en estado natural, estos individuos sobresalen en organización y administración práctica. Pueden comunicarse, comisionar y ayudar al cuerpo de Cristo a trabajar hombro con hombro para su bien común.
Las lenguas figuran también en este pasaje como un don dado al cuerpo de Cristo. Como mencionamos en la última meditación, hay dos tipos de lenguas mencionadas en la Sagrada Escritura. El primero fue la capacidad de comunicarse en los idiomas conocidos. Esto parece haber sido usado por Dios para comunicar Su verdad en una forma evangelista. El segundo fue la capacidad de hablar en un idioma espiritual desconocido. Este segundo uso de las lenguas era para la oración, adoración o exhortación del cuerpo (cuando era interpretado).
Pablo concluyó esta sección haciendo una serie de preguntas simples. ¿Tiene todo el mundo el don de ser apóstol? ¿Son todos designados para ser profeta o maestro u obrador de milagros? ¿Tiene todo el mundo el don de sanidad, o todo el mundo habla en lenguas o interpreta lenguas? La respuesta a estas preguntas es obvia. No todo el mundo tiene estos dones.
Dios tiene un papel específico que cada persona debe jugar en el avance de Su reino. Él da los dones que Él considera necesarios. Esta es la razón por la que nos necesitamos mutuamente en el cuerpo de Cristo. Si todo el mundo tuviera todos los dones, no nos necesitaríamos mutuamente. Dios nos ha creado de tal manera que dependemos unos de otros.
En conclusión, Pablo retó a los corintios a desear dones espirituales, especialmente los dones mayores (ver 1 Corintios 14:1 como ejemplo). Fíjese cómo les retó a “procurar” estos dones. Es fácil que nosotros nos recostemos y pensemos que si Dios quiere darme un don, Él me lo dará. Esta actitud es contraria a lo que Pablo estaba enseñando aquí. Pablo alentó a los corintios como un cuerpo local de la iglesia a ávidamente buscar la expresión completa de los dones en una forma que trajera honor a Dios y la expansión de Su reino.
Hay momentos en los que necesitamos orar como iglesia por personas con ciertos dones para cumplir con el ministerio que Dios nos tiene para que realicemos. Como pueblo de Dios, necesitamos comprender el papel que Él nos ha dado a desempeñar y buscar crecer en nuestra capacidad para utilizar estos dones para el bien del cuerpo de Cristo y la expansión de Su reino en el mundo.
Para Considerar:
¿Se ha sentido usted alguna vez como si sus dones no fueran importantes? ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de la necesidad de cada don en el cuerpo de Cristo?
¿Qué dones ve usted claramente en su iglesia? ¿Hay alguien a quien usted necesita alentar en el uso de sus dones?
¿Qué dones le ha dado Dios a usted personalmente? ¿Qué oportunidades le ha dado Él de usar esos dones?
Para Orar:
Agradezca a Dios por los dones que Él ha puesto en su iglesia.
Pídale a Dios que le haga ver claramente los dones que Él le ha dado a usted y el papel que Él quiere hacerle desempeñar en el cuerpo de Cristo.
Si usted no sabe qué dones usted ha recibido de Dios, tome un momento para pedirle al Señor que se lo muestre claramente.
Pídale a Dios que le dé gracia para poder usar osadamente sus dones únicamente para Su gloria.
23 – El Amor es Paciente y Bondadoso
Leer 1 Corintios13:1-4
En el capítulo 12, Pablo instruyó a los corintios con respecto a los diversos dones que Dios le había dado al cuerpo de Cristo. Cada persona tiene un don de Dios. Todos estos dones tienen una cosa en común: deben ser ejercidos en amor. Sin amor, Pablo les dijo a los corintios que sus dones eran realmente “un címbalo que retiñe.” Podemos hablar verdad con nuestros labios, pero si esa verdad no es en amor, es un sonido molesto para los oídos de los oyentes. Alguien podría tener el espíritu de profecía y podría poder comprender misterios y conocimiento, pero si estos dones son ejercidos sin amor, no tienen valor.
Pablo les dijo a los corintios que podrían dar todo lo que tuvieran a los pobres y morir por una persona, pero sin amor su sacrificio no significaba nada. Para Pablo, el amor es el ingrediente esencial en el uso de todos los dones espirituales. Pablo dedica el capítulo 13 a enseñarle a los corintios acerca del amor. En vista de que Pablo insistió tanto aquí en el amor, estaría mal que nos moviéramos demasiado rápido en este capítulo. Quedémonos un rato en la enseñanza de Pablo acerca del amor.
A todos nosotros nos gustaría creer que podríamos encontrar al cónyuge perfecto y partir hacia la puesta del sol de una vida de dicha eterna. Cualquier pareja de casados le dirá que hay muchas luchas en el matrimonio. Las heridas más profundas que usted y yo jamás experimentaremos en la vida, vendrán de los que amamos más. Desde la caída de la humanidad en el pecado, nunca ha habido una relación perfecta. Adán y Eva experimentaron perdida de intimidad en su matrimonio y la agonía de la muerte de un hijo amado a manos de su hermano. La esposa de Jacob, Lea, soportó a todo lo largo de su vida el dolor del amor desairado de su marido. David y Jonatán conocieron el dolor de la separación por causa de los celos del rey Saúl. David lloró por la rebelión de su hijo Absalón. El padre del hijo pródigo se acongojó por causa de un hijo terco, indisciplinado e imprudente. Los discípulos sintieron la traición de Judas, un compañero de confianza de tres años. Pedro conoció la vergüenza de negar a su Señor tres veces.
Por causa del pecado hay herida y dolor involucrado en cada relación. ¿Cómo deberíamos comportarnos con los demás cuando hay tanto dolor involucrado en la relación con ellos? La respuesta, según Pablo, es el amor. Examinemos lo que enseña Pablo aquí acerca del amor bíblico verdadero.
El Amor es Paciente
¿Qué mantiene a las relaciones juntas cuando hay tanta herida y dolor? La respuesta, según Pablo, es amor. El “Amor,” dice el apóstol, “sufre por mucho tiempo” (versículo 4). La palabra que él usó aquí por “sufrir por mucho tiempo” o “paciente” es la palabra makrothumeo. Esta palabra procede de dos palabras griegas. La primera de estas palabras es makros que significa “por mucho tiempo en el tiempo o la distancia.” La segunda palabra es thumos, que significa “la furia o la fiereza.” Combinadas, estas dos palabras nos dan nuestra primera definición de amor. El amor es la capacidad de perseverar mucho tiempo bajo la furia y la fiereza de otro. Makrothumeo puede ser traducido de diversos modos. Es la capacidad de resistir los insultos y el dolor infligido por otro. Es la paciencia de una esposa que, un día tras otro, soporta comentarios hirientes de su marido y sin embargo permanece leal y fiel a él. Es la perseverancia de un padre que todavía extiende la mano con amor a una hija o hijo obstinadamente desobediente. Es el amor de un amigo que está allí para usted aun cuando usted ha traicionado su confianza. Es el amor de un Dios santo que se puso en contacto con nosotros cuando éramos Sus enemigos. Es el amor de un Salvador que soportó nuestros insultos y permaneció en la cruz por nuestra salvación.
El amor es la capacidad de resistir el dolor infligido por un ser querido y no hace cambiar nuestra devoción o nuestro compromiso hacia ellos. El verdadero amor acepta el dolor, aunque no se deleite con el dolor. Hay momentos en los que incluso trata de protegerse de este dolor, pero el amor permanece fiel a pesar del dolor. No huirá cuando las cosas se pongan difíciles. No abandonará a su ser querido. El amor voluntariamente sufrirá por el bien e incluso por el bien de aquel a quien ama.
En todas nuestras naciones, las relaciones se están rompiendo porque no están fundadas en el verdadero amor. El máximo ejemplo de amor “sufriente por mucho tiempo” está en la persona del Señor Jesús. ¿Cuán frecuentemente Le hemos decepcionado o Le hemos afligido? ¿Cuántas veces nosotros Le hemos sido infieles? A pesar de nuestra rebelión, Su amor permanece fiel. Nada cambiará Su amor por nosotros. Pablo lo expresó así en Romanos 8:3839:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
¡Qué consuelo es esto! El amor de Cristo por nosotros es de tal manera que nada jamás nos separará de Él. A pesar de nuestros defectos y nuestro pecado, Su amor permanece fiel. Él nos deja un ejemplo a seguir. El amor no es la ausencia de dolor y sufrimiento, sino la voluntad de resistir el dolor y el sufrimiento mutuamente.
El Amor es Bondadoso
No hay nada realmente tan poderoso como la bondad. La fuerza bruta sólo vendrá a promover la represalia. Palabras airadas darán nacimiento a la contienda. El silencio esquivo fomentará rencor y frustración. La bondad, por otra parte, romperá barreras.
Pablo les dijo a los corintios que el verdadero amor es bondadoso. La palabra que él usó es la palabra chresteuomai. Esta palabra significa mostrarse útil o actuar en una forma compasiva y generosa. Chresteuomai viene de la raíz chrestos que significa, “para ser utilizado o útil.” Es importante darse cuenta de que aquí esa bondad es una palabra de acción. La bondad de la que Pablo habló aquí es mucho más que una actitud del corazón. Usted no puede ser bondadoso si usted no está mostrándose útil para los que le rodean. La bondad por su mera naturaleza implica trabajo. La bondad ve las necesidades, es movida por esas necesidades y se extiende para hacer algo respecto a ellos. Implica sacrificio de tiempo y esfuerzo por otro.
Una cosa es ser bondadoso con los que son bondadosos con usted. Otra cosa es ser bondadoso con los que le han hecho difícil su vida. Fíjese que Pablo habló del amor siendo bondadoso inmediatamente después de hablar de la naturaleza muy sufrida del de amor. La idea aquí es que el amor responde con bondad aun cuando es maltratado. El amor se sacrifica y se extiende a costa suya, incluso para los que han sido crueles y despóticos. Escuche lo que Jesús nos dice en Lucas 6:35-36:
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
El apóstol Juan lo expresa de esta manera en 1 Juan 3:16-18:
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
El verdadero amor expresa bondad poniendo su vida. No contará el costo. Voluntariamente sacrifica sus bienes materiales por otro (incluso un enemigo). El amor bíblico toma como su ejemplo la persona y obra del Señor Jesús.
¿Recuerda usted cuando primero conoció a su marido o su esposa? No había nada que usted no hiciera por ellos. ¿Recuerda usted cómo sacaría usted hasta su último centavo y se lo daría (sin queja) como un acto de amor y devoción? ¿Recuerda usted las noches hasta tarde, las mañanitas, las horas de escucha? Nada era demasiado. Ningún sacrificio era demasiado genial. Usted estaba enamorado. Usted expresaba bondad mutuamente en las acciones de sacrificio y de consideración amorosa de las mutuas necesidades. Usted buscaba modos de ser bondadoso. Sin embargo a medida que pasó el tiempo, su atención comenzó a cambiar de su cónyuge a usted mismo. Se volvieron ciegos a las necesidades mutuas. Usted quería ser servido. Usted gradualmente se frustraba cuando su cónyuge solicitaba algo de usted. Sacrificarse pues por su cónyuge ya no parecía ser tan atractivo como lo fue antes. La bondad fue eliminada de su relación.
¿Quiere usted ver su relación refrescada y renovada con los que le rodean? Reincorpore la bondad en el amor. Busque formas de extender la mano en utilidad activa. Usted se sorprenderá de lo que hará por su relación. El verdadero amor tiene ojos que están abiertos a las necesidades de su ser querido y extiende la mano para ser de servicio práctico. El verdadero amor encuentra gran deleite en ministrar bondad en las formas pequeñas y grandes para el objeto de su afecto.
Para Considerar:
¿Ha sido responsable usted de provocar dolor en la vida de alguien que usted ama? Tome un momento para hacer una lista de algunas formas en que usted ha causado dolor a un ser querido. Confiese estas cosas al Señor y entonces vaya a la persona que usted ha ofendido y busque su perdón.
¿Cómo nos ayuda este pasaje a comprender cuál debe ser nuestra respuesta hacia nuestros hijos desobedientes o hacia un amigo o un cónyuge que nos ha ofendido?
Tome un momento para considerar si hay alguien en su vida que le resulta difícil amar por algo que le han hecho. ¿Cuál debería ser su respuesta a ellos?
¿Cómo puede ministrar usted bondad a su marido o su esposa, amigo o hijo? Comprométase a poner al menos en práctica una de estas cosas en los próximos días.
¿Puede pensar usted en las veces en que en esta semana cuando usted fracasó en ministrar bondad a sus seres queridos? Confiese esta falta a Dios. Acójase al perdón que se ofrece en la Sagrada Escritura.
Para Orar:
¿Usted alguna vez ha sido herido por alguien que usted ama? Confiese cualquier amargura y pídale a Dios que le ayude a amarlos con amor sufrido.
Agradezca al Señor por Su amor sufrido por nosotros a pesar de nuestro pecado y nuestra rebelión.
Pídale al Señor que le revele formas en las cuales usted puede mostrar bondad hoy. Esté preparado para escucharle cuando Él le alerte.
Pídale al Señor que le perdone por las veces cuando usted fracasó en extender la mano activamente a su compañero en bondad. Pídale a Dios que le ayude a enfocarse menos en usted mismo y más en los demás.
24 – El Amor no Tiene Envidia, No es Jactancioso
Leer 1 Corintios 13:4
El Amor No Tiene Envidia
¿Ha luchado usted alguna vez contra la envidia? Seamos honestos con nosotros mismos. No hay una semana que pase que no miremos lo que otra persona tiene y deseemos tener algo igualmente tan bueno. Quizás es un amigo cuyo negocio parece ser mucho mejor que el suyo. Puede que sea una madre o un padre que parece que les es mucho más fácil criar a sus hijos que nosotros. Quizás sea un estudiante que parece que nunca tiene que pasar trabajo para obtener las calificaciones que usted tiene que pasar horas estudiando para alcanzarlas. Quizás sea un creyente que tiene un ministerio con el que sólo podríamos soñar.
La Biblia a menudo nos advierte sobre la envidia. Pablo habló de la envidia en Romanos 1:28-29 como que es el fruto de una mente depravada. En Gálatas 5:18-21, Pablo la pone en la lista de los actos de naturaleza pecaminosa junto con la brujería, odio, inmoralidad sexual y la borrachera, por mencionar unos cuantos. Pedro les suplicó a sus lectores en 1 Pedro 2:1 que se libraran de toda envidia. ¿Qué hay de malo con la envidia que es tratada con tal seriedad en las Sagradas Escrituras? Hay tres razones por las que necesitamos lidiar con la envidia en nuestras vidas.
Primero, necesitamos lidiar con la envidia por el lugar a donde nos puede conducir. Génesis 37:11 nos dice que los hermanos de José le envidiaban por su relación íntima con su padre. Esto condujo a sus hermanos a considerar asesinarle. Cuando esto fracasó, le vendieron como esclavo. Mateo 27:18 nos dice que fue por envidia que los judíos hicieron arrestar a Jesús y lo entregaron a Pilato para que lo matara. La envidia es una herramienta en las manos del enemigo. Si le permitimos que ande por la libre, le damos a Satanás un punto de apoyo en nuestras vidas. No se puede decir hasta donde la envidia puede conducir.
Segundo, por su propia naturaleza, la envidia es egocéntrica. La envidia dice, “no me gusta que las otras personas tengan cosas mejores que las que yo tengo.” La envidia nunca está contenta de estar en segundo lugar. No se interesa por las necesidades de los demás. Odia ver que otros prosperen o tengan éxito. Esto va en contra de todo lo que la Sagrada Escritura nos enseña acerca de considerar a los demás más importantes que nosotros mismos (ver Filipenses 2:3-4).
En tercer lugar, la envidia desprecia la voluntad de Dios. No puede aceptar las formas en las cuales Dios bendice a otros. La envidia dice, “Dios, a mí no me agrada cuando Tú bendices a otra persona; ¿por qué simplemente no pudieras darme a mi todas tus bendiciones?” Enjuicia los propósitos de Dios. Se enfrenta contra Dios y a Su derecho soberano de bendecir y dar a Sus hijos como Él lo considere conveniente.
Pablo les dijo a los corintios en el versículo 4 que el amor no envidia. Anteriormente, Pablo reprendió a los corintios por ser celosos entre ellos: “Ustedes todavía son carnales. . . ya que hay celos y pleitos entre ustedes” (3:3). Mientras que la envidia no puede gozarse del bienestar y la prosperidad de otro, el amor bíblico es feliz cuando otros son bendecidos. Si amamos a alguien, nos gozaremos de su bendición. Nosotros no estaremos preguntándonos, ¿por qué no lo conseguí yo? O, ¿por qué las cosas siempre les salen bien? El amor no sólo se goza del éxito, la prosperidad y el bienestar de los seres queridos, lo busca activamente. La envidia, por otra parte, destruye el amor. Ella mata nuestra capacidad de regocijarnos con otros. La envidia hace que veamos toda la vida a través del lente de la competencia. Proverbios 14:30 nos dice: “La envidia es carcoma de los huesos.”
Una de las pruebas del amor cristiano es cómo reaccionamos a la bendición de otros. ¿Su éxito o su bienestar nos hacen amargarnos? ¿Deseamos interiormente sus bendiciones para nosotros mismos? ¿Podemos regocijarnos cuando otros tienen éxito en áreas en las que hemos fracasado? ¿Nos deleitamos sinceramente con su honor? No hay envidia en el verdadero amor.
El Amor No Se Jacta
Hay algunas especies de animales que durante el ritual de apareamiento, el varón tratará de impresionar a la hembra por medio de algún gran espectáculo de fuerza o dominación. A veces él desfila alrededor e intenta impresionar a la hembra por su apariencia. Los seres humanos no son muy diferentes. Buena apariencia física, inteligencia, o habilidades parecen ser de suma importancia en nuestra sociedad. Medimos el valor de un individuo por la apariencia, habilidad o éxito mundano. Nos comparamos nosotros mismos con otros y medimos nuestras capacidades y nuestra apariencia contra las de ellos. Si salimos ganando o, al menos, somos iguales a otros, nos sentimos bien con nosotros mismos.
Pablo declaró aquí en el versículo 4 que el amor bíblico no es jactancioso. ¿Qué quiso decir Pablo con esto y cómo eso se relaciona con el amor? En el verdadero amor no hay necesidad de jactarse. ¿Por qué nos jactamos o nos exhibimos? ¿No es a fin de que los otros nos acepten y tengan un alto concepto de nosotros? Jactarse es una señal de inseguridad. Si un producto no se vende por sí mismo, hay que promoverlo para que las personas lo compren. Es por esto que nos jactamos. Destacamos nuestras capacidades a fin de que los otros nos vean, queden impresionados y les agrademos. En el amor cristiano esto no es necesario. Pablo alentó a los corintios a amar a otros con el amor con el cual fueron amados – el amor perfecto del Señor Jesús, quien los aceptó con todos sus defectos y manchas.
Esto es también verdad para nosotros. Puede que no seamos las personas más inteligentes. Podemos querer deshacernos de algunas libras adicionales. Sin embargo en el amor auténtico, ninguna de estas cosas tiene importancia. El amor es incondicional. Hay algo muy consolador en esto. Si nos aman con el amor del que Pablo habló aquí, no necesitamos probarnos. Somos aceptados como somos. Siempre seremos aceptados por Dios sin importar como resulten las cosas (ver Romanos 8:31-39). El Señor nos amó cuando éramos lo peor. Como el padre del hijo pródigo, Sus brazos están extendidos para recibirnos aun cuando nos hemos alejado de Él. Su amor por los que Le sirven fielmente no es mayor que por los que se apartan de Él. Pudimos haber sido puestos en camas de enfermedad y nunca haber podido servir o hablar ninguna palabra a favor de Él y Su amor por nosotros no cambiaría. Nuestros grandes logros a favor de Él no Le harán querernos más. Nuestros defectos no Le harán amarnos menos. Esto es verdadero amor. Ésta es seguridad verdadera.
Hay otra cosa que necesitamos entender acerca de jactarse. Las personas que se jactan son egocéntricas. Hacen eso con la actitud de que son mejores que otros. Su foco está en ellos mismos. Esto es ajeno a lo que significa el amor bíblico. El amor verdadero no busca impresionar. Su foco no está en sí mismo. El amor se centra en otros. Su atención y sus esfuerzos se concentran en edificar y levantar a los que ama. El amor verdadero muere al ego. Considera a otros ser más importantes que sí mismo. Si hay alguna jactancia, no es en sí mismo, sino en el objeto de su amor. El verdadero amor se deleitará más en hablar de las cualidades y fuerzas de la persona amada que en exhibirse a sí mismo.
Para Considerar:
Considere por un momento cuándo fue la última vez que experimentó envidia en su relación con otra persona. ¿Qué indicó esto de cómo usted en realidad sentía acerca de la persona?
Considere por un momento qué fue lo que lo atrajo a su esposo, esposa, o amigo. ¿Ha cambiado alguna de estas cosas con el paso del tiempo? ¿Cómo ha afectado esto su relación con quien usted ama?
¿Ha sido culpable usted alguna vez de jactarse? ¿Por qué usted piensa que usted se jactaba? ¿Qué le dice esto de usted mismo?
Para Orar:
Tome un momento para confesar a Dios su envidia. Dígale honestamente, lo que usted siente y por qué lo siente. Pídale que le dé victoria sobre este pecado en su vida. La próxima vez que usted experimente envidia, rechácela como pecado y en vez de eso regocíjese en la bendición de Dios en la vida de la persona en cuestión.
Pídale al Señor que le ayude a apartar sus ojos de usted mismo. Pídale que le ayude a ser más seguro y humilde en su caminar con Él.
Agradezca a Dios por la seguridad que usted tiene en su relación con Él. Agradézcale que Él es su única razón verdadera para jactarse.
25 – El Amor no es Orgulloso, Brusco ni Busca lo Suyo
Leer 1 Corintios 13:4-5
El Amor no es Orgulloso
Proverbios 16:18 nos dice que “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.” Esto es cierto en las relaciones. Un camino seguro para desbaratar una relación es inflarse de orgullo y volverse arrogante. El orgullo es el enemigo número uno del amor bíblico.
Pablo les dijo a los corintios que el amor no es orgulloso. La palabra para orgulloso en el idioma griego es phusioo. Muy sencillamente esta palabra significa inflarse, llenarse de aire, o hacerse más alto que otro. ¿Cuál es la relación entre el orgullo y el amor?
En 1 Corintios 4:6 Pablo les advirtió a los corintios acerca de dejar que el orgullo pusiera a una persona contra otra en la iglesia:
“Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.”
Esto es lo peligroso acerca del orgullo. Tiene la tendencia a elevarse a sí mismo por encima de otros. El orgullo y la arrogancia fomentan competencia en una relación. Cuando las personas se inflan ellas mismas de orgullo, el resultado es que comienzan a esperar que los otros se sometan a sus deseos. La persona orgullosa resiente el papel de siervo. Incluso emerge un problema más grave cuando ambas personas en una relación se inflan ellas mismas de orgullo. Ninguna cederá. Ambos pelean por hacer su voluntad. El amor cristiano, según Pablo, no se elevará por encima de otro. Se humillará a sí mismo y considerará las necesidades del otro ser más importantes que las suyas.
Hay otra cosa acerca del orgullo: a menudo se rehúsa a que le corrijan. ¿Ha conocido usted alguna vez a personas que no pueden admitir que estaban equivocados? A veces me he reído para mí mismo al observar a personas que tratan de inventar excusas para sus errores. Esta incapacidad de admitir que se equivocan es un problema gravísimo en una relación. Como padres, a veces inflamos el orgullo de nosotros mismos al creer que nuestros juicios son siempre correctos. Admitámoslo; hay momentos en los que nos equivocamos. ¿Usted alguna vez ha tenido que ir a su hijo y disculparse por lo que usted le dijo en un momento de ira? ¿Qué tal su esposo o su esposa? El amor acepta corrección. No es tan engreído que no pueda admitir sus defectos. Humildemente escuchará reprimenda y voluntariamente hará los cambios necesarios.
Una tercera cosa acerca del orgullo es que a menudo es incapaz de admitir necesidades. ¿Le ha ofrecido usted alguna vez una mano a un individuo que era demasiado orgulloso para aceptarla? ¿Ha aconsejado usted alguna vez alguien que se enorgulleció demasiado para admitir que lo necesitaba? Nunca es fácil ser vulnerable. Todos nosotros queremos que las personas piensen que estamos mejor de lo que realmente estamos. Hay momentos en los que incluso podemos esconder nuestras debilidades de nosotros mismos. Hay cosas de las que nos avergonzamos demasiado para revelarlas incluso a los que son más íntimos a nosotros. Tememos que piensen menos de nosotros. Abrirnos a otros y revelar nuestras necesidades, nuestras luchas, y nuestros defectos es a menudo muy difícil. Solamente en el contexto del amor son libres las personas para revelar sus necesidades verdaderas y ser vulnerables.
El amor no es orgulloso. No entra en competencia con otros. En lugar de eso, extiende la mano para servir. No teme a la corrección. En lugar de eso, acepta la amable reprimenda y hace los cambios necesarios. No es demasiado orgulloso para dejar de admitir sus necesidades y sus debilidades. En lugar de eso, está dispuesto a recibir ayuda. Sólo en este contexto el verdadero amor puede alcanzar el éxito.
El Amor No Es Grosero
¿Ha oído usted alguna vez la expresión que la intimidad engendra desprecio? Lo que esta expresión quiere decir es que entre más intimidad tenemos con alguien, tendemos a tratarlos peor. Hemos visto en las últimas dos meditaciones que en una relación bíblicamente amorosa, hay seguridad y no hay falsas pretensiones. Saber que me aman a pesar de lo que suceda me puede conducir a tomar la libertad de decir o hacer cosas que nunca debería decir o debería hacer. Muy a menudo haremos más de la cuenta por un desconocido, pero no cruzaremos el cuarto por alguien que amamos. Halagamos y alabamos a nuestros conocidos, pero criticamos fuertemente a las personas con las que tenemos más intimidad. Cuando nos encontramos haciendo esto demostramos que no amamos con el amor de Cristo.
Pablo les dijo a los corintios que el amor no se comporta groseramente. La palabra grosero se traduce de diferentes maneras en traducciones diversas de la Biblia. Significa comportarse en una manera no elegante o impropia. El diccionario inglés define grosero como una falta de gracia o una falta de refinamiento.
Cuando nosotros damos lo mejor para mostrar gracia, refinamiento y cortesía a nuestros invitados, ¿qué les estamos diciendo? ¿No les estamos diciendo que los consideramos dignos de nuestra máxima estima? La rudeza, por otra parte, muestra desprecio. Dice, “Usted no es digno de ser tratado con gracia y refinamiento.” Por nuestra cortesía o nuestra rudeza, revelamos a los otros lo que pensamos acerca de ellos. Si estamos dispuestos a mostrar a los desconocidos cuánto nosotros les estimamos por nuestra cortesía y nuestro refinamiento, ¿cuánto más deberíamos hacer esto por los que son más cercanos a nosotros?
¿Cuántas veces olvidamos agradecernos mutuamente? ¿Cuántas veces nos ha faltado la gracia y el refinamiento en nuestro hablar con los que son más cercanos a nosotros? ¿Cuán a menudo hemos infligido nuestros desagradables estados de ánimo y nuestras actitudes en nuestros familiares o hemos tratado a nuestro compañero como un contenedor de basura por todas nuestras frustraciones y nuestras hostilidades? El amor no es grosero. Muestra gracia y refinamiento en su trato con otros. Aprecia a los otros demasiado para infligir palabras crueles y conducta inapropiada en ellos.
La rudeza es también caracterizada por la contundencia y la brusquedad. Decimos que las personas son groseras si buscan su propio camino sin consideración a otros. El amor demuestra respeto. Prefiere sufrir pérdida que no tener en cuenta los sentimientos y las necesidades de los demás. El amor es considerado. La rudeza dice, “sé que usted está cansado y agotado, pero mis necesidades son más importantes.” El amor, por otra parte, elige atender al cansancio y al agotamiento a costa de sí mismo. Voluntariamente sufrirá pérdida porque aprecia mostrar el amor del Señor Jesús. Busca ministrar gracia y bondad.
La cortesía es una de esas cosas que parecemos perder en las relaciones con el tiempo. Cuando las cosas eran nuevas y frescas, nos encontrábamos siempre expresando nuestro aprecio y nuestro agradecimiento a nuestros compañeros y nuestros amigos, incluso por las cosas pequeñas que hacían por nosotros. Sin embargo con el paso del tiempo, comenzamos a dar por sentadas estas cosas. Esto eventualmente puede convertirse en rudeza. Qué cosa tan hermosa es ver un matrimonio de personas adultas que ha reaprendido el arte de la cortesía en el matrimonio. Si bien ésta debería ser la norma en cualquier relación, se ha convertido en la excepción.
El amor cristiano, dijo Pablo, no es grosero. Demuestra en palabras y en obras cuánto aprecia a los otros. Una de las medidas del amor es la cortesía. Si queremos demostrar amor a alguien, sazonaremos nuestras palabras y acciones con gracia y el refinamiento que sentimos que ellos merecen.
El Amor No Busca lo Suyo
En Levíticos 19:18 El Señor ordenó: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Comprendemos de este mandato que el amor por uno mismo es tanto natural como bueno. Ésta es la comprensión del apóstol Pablo cuando escribió en Efesios 5:29:
“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia.”
Hay dentro de todos nosotros un deseo natural de querernos. Cuando tenemos hambre, nos alimentamos. Cuando estamos heridos, haremos todo lo posible para aliviar el dolor. No sólo es esto verdadero con respecto a las meras necesidades básicas de la vida, sino también con sus placeres y sus lujos. El Señor nos ha dado muchas cosas buenas que disfrutar. Todos nosotros hemos conocido la alegría y la satisfacción de deleitarnos en estas cosas buenas. Es lo más natural en el mundo ocuparnos de nosotros mismos y deleitarnos con las cosas buenas que Dios ha provisto.
Sin embargo Pablo les dijo a los corintios en el versículo 5 que el amor no busca lo suyo. El amor del que Pablo habló aquí es más fuerte que la autoestima. Es un amor que voluntariamente daría su vida por otro. Es mejor demostrado en la persona del Señor Jesús y cómo vivió durante toda Su vida terrenal preocupándose más por los otros que por Sí Mismo.
Anteriormente Pablo dijo: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.” (10:24). Pablo no estaba diciendo que nunca nos deberíamos ocupar de nuestras propias necesidades. Él quiso decir que debemos preocuparnos más por las necesidades de otros. Piense en las decisiones que usted toma diariamente de un modo sistemático. ¿Cuántas de esas decisiones se basan en suplir a sus propias necesidades? Pablo les dijo a los corintios que al amor auténtico le importa más las necesidades de los otros que sus necesidades. Si usted verdaderamente ama a los otros, usted se encontrará con que sus decisiones tienen más que ver con ellos que con usted mismo.
Pablo lo expresa así en Filipenses 2:3-5:
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.”
El amor le da prioridad a los intereses de otros. No estamos aquí hablando de un complejo de inferioridad o una baja autoestima. Jesús sabía que Él era el Hijo de Dios. Él sabía en Su corazón que Él era perfecto e inmaculado. Él sabía que el destino de la humanidad dependía de Su obra. Si bien Jesús conocía Su valor como hombre y como Dios, Él renunció a las comodidades terrenales para lograr los propósitos del reino. Él no hizo nada por engreimiento o gloria personal. Él miró siempre a los intereses de Su Padre divino. Para demostrar el amor del Señor Jesús, voluntariamente deberíamos hacer sacrificios por el beneficio de los que nos rodean.
Escuche lo que Pablo dijo en Romanos 14:14-15:
“Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.”
El amor voluntariamente pondrá a un lado intereses y deseos legítimos por el bien de otro. Estará dispuesto a apagar la televisión o dejar el periódico. Estará dispuesto a pasar menos tiempo en el trabajo o menos tiempo con amigos por su compañero. No reclamará sus derechos. Si Cristo estuvo dispuesto a morir por los que nos rodean, no nos atrevamos a tratarlos con menos respeto que Él al negarnos a sacrificar los asuntos insignificantes de la vida por el bien de ellos.
Para Considerar:
Considere la última vez que usted tuvo un desacuerdo con alguien. ¿Qué papel jugó el orgullo en este desacuerdo? ¿Qué habría ocurrido si usted se hubiera tragado el orgullo?
Tome un momento para poner por escrito varias formas en las cuales sus seres queridos le atienden. Busque tiempo en esta semana para agradecerles y hacerles saber lo que significan para usted.
Muy a menudo la única manera en que nuestras familias o nuestros amigos tienen de percibir cuánto les amamos es por cómo los tratamos de palabra y de obra. ¿Qué les ha estado diciendo recientemente? ¿Cómo les puede mostrar más cortesía a los que están cerca de usted?
Considere por un momento cómo usa usted su tiempo personal y dinero o cómo usted toma sus decisiones. ¿Cuánto de esto está enfocado en sus propias necesidades y deseos personales? ¿Cuánto está enfocado en otros?
Para Orar:
Pídale al Señor que le ayude esta semana a estar dispuesto a escuchar la amonestación de sus seres queridos. Comprométase a hacer los cambios necesarios en su vida.
Pídale al Señor que le ayude a demostrar Su amor través de sus palabras y acciones.
Pídale a Dios que le perdone por las veces que usted colocó sus propias necesidades por encima de las de sus seres queridos.
26 Irritarse y Guardar Rencor
Leer 1 Corintios13:5
No Se Irrita Fácilmente
Hace algunos años estaba hablando con un individuo que me dijo que su matrimonio era casi perfecto. Por más de quince años de matrimonio él y su mujer nunca ni una vez habían tenido un desacuerdo. Inmediatamente me pregunté donde él había estado durante esos años. Cada relación que he conocido ha tenido su cuota de desacuerdos.
Hay muchas cosas que pueden conducirnos a la ira. Sin embargo, Pablo les dijo a los corintios, que el amor no se irrita fácilmente. La palabra usada aquí viene de dos palabras en el original griego. La primera palabra es Para que significa “cerca, alrededor de,” o “ al lado de.” La segunda palabra es oxus, que significa “rápido,” o “ veloz.” Cuando usted junta estas dos palabras usted consigue la palabra paroxuno. La idea en esta palabra es rápidamente acercarse o posiblemente darle latigazos a alguien. Es lo que ocurre cuando alguien toca un lugar muy sensible en su vida. Le induce a responder con ira o amargura y acercarse a ellos rápidamente para contraatacar.
Pablo no estaba diciendo que el amor nunca se enoja. Hay momentos en los que es correcto enojarse. Vemos ejemplos de ira justa en la Biblia. Considere a Pablo cuando fue a Atenas.
“Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.” (Hechos 17:16)
También la cólera de Jesús cuando volcó las mesas de los cambistas de dinero en el templo (Lucas 19:45). Estos ejemplos nos muestran que hay momentos en los que la ira es legítima. En estos dos ejemplos, vemos que Pablo y Jesús se enojaron cuando los principios de rectitud estaban siendo pisoteados. La deshonra a Dios y a Su palabra nos debe enojar.
Hay momentos en los que nos harán enfurecernos con justicia. Sin embargo hay una ira que es egoísta y tiene poco que ver con la gloria de Dios. Ésta es una ira que estalla cuando no nos salimos con la nuestra, cuando nos sentimos amenazados o insultados. En estos momentos, el apóstol Pedro desafió a sus lectores a mirar al Señor Jesús como su ejemplo de cómo responder:
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;” (1 Pedro 2:21-23).
Escuche la enseñanza de Jesús a este respecto en Mateo 5:39-44:
“Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;”
El amor no tomará represalias cuando es insultado. Absorberá las ofensas y rendirá su bienestar cuando se le llame a hacerlo. Cuando nos fuercen a caminar una milla, el amor de Cristo en nosotros se ofrecerá a caminar una segunda milla. Amará incluso a los que nos persiguen y hacen la vida miserable. Porque el amor bíblico no busca lo suyo, no será fácilmente provocado a enojarse cuando lo llamen a rendir sus derechos y sus conveniencias. El ejemplo supremo es la persona de Cristo que entregó todo por nosotros cuando éramos Sus enemigos.
No Guarda Rencor
En cualquier relación habrá fricción y luchas. Pocas ciertamente son las relaciones donde no hace falta una disculpa. Hay momentos en los que nosotros lastimamos a los que amamos. Estos daños son a veces difíciles de olvidar. Nos los recordamos mutuamente de formas muy sutiles. Puede salir en amargura y rencor subconsciente o en arrebatos de cólera. En otras veces, cuando nos acusan, echamos en cara los fracasos pasados a nuestro acusador para emparejarnos.
Una de las cosas más estupendas de ser perdonado por el Señor Jesús es que Él nunca nos sacará en cara otra vez un pecado perdonado. Escuche algunas de las tremendas promesas en la Sagrada Escritura:
“porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:34)
“Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.” (Salmo 103:12)
“El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:19)
Cuando perdonamos a una persona, estamos en efecto sepultando sus iniquidades en la profundidad del mar (Miqueas 7:19) para nunca más volverlos a sacar en su contra otra vez. Nos comprometemos a nunca hacerles pagar por lo que nos han hecho. Los trataremos como si nunca hubieran pecado en contra de nosotros.
Pablo les dijo a los corintios que el amor no guarda rencor. La palabra usada aquí es logizomai, que lleva la idea de hacer un inventario o hacer un conteo. El amor de Dios en nosotros no seguirá la pista de todos los agravios padecidos.
Se ha dicho que el amor es ciego. Sin embargo el amor, no es ingenuo. Ve los defectos de otros. Sabe que las personas están lejos de ser perfectas. Ha sentido el aguijonazo de comentarios sarcásticos y el rechazo. Ha sufrido las malas formas y los impulsos de cólera. Sin embargo el amor cubre cada una de estas heridas con el bálsamo del perdón. Entierra las heridas en las profundidades del mar, para nunca más sacarlas en cara otra vez.
El amor de Dios hará lo máximo para buscar reconciliación a fin de que no se le dé lugar al diablo. Pablo declaró en Efesios 4:26-27:
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.”
El enemigo se deleita en un espíritu no perdonador. Ésta es tierra fértil para sus esfuerzos. Cuando tenemos amargura y rencor no resuelto en nuestras vidas, somos muy susceptibles a las tentaciones de Satanás. ¿Cuántas veces hemos dejado las ofensas y los insultos de otros germinar en nuestros corazones y transformarse en un bosque de resentimiento? Hay que lidiar con estas pequeñas raíces de rencor inmediatamente:
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” (Hebreos 12:15).
La incapacidad de perdonar y olvidar es una causa principal de desunión en el cuerpo de Cristo y también en nuestras otras relaciones. Por el bien de la armonía en la iglesia del Señor y del avance del evangelio en el mundo, permita que el Señor le liberte hoy de un espíritu no perdonador. El amor de Dios que se ha derramado en nuestros corazones no llevará cuenta de los agravios sufridos.
Para Considerar:
¿Puede recordar usted la última vez que estuvo enojado con alguien? ¿Cuánto de esa ira fue egocéntrica? ¿Cuál fue la razón verdadera por la que usted se sintió enojado o amargado?
¿Qué bienestares personales o derechos, cuando son amenazados, provoca que usted enoje? ¿Qué le enseña esta meditación en cuanto a estos asuntos? ¿Usted está dispuesto a entregar estos asuntos al Señor por el progreso del evangelio?
¿Usted ha sido herido en el pasado por alguien? ¿Cuáles son sus pensamientos hacia esa persona hoy? ¿Está pensando mal de él o ella? ¿Usted está dispuesto a perdonar ahora mismo?
Para Orar:
¿Se aíra usted fácilmente? Pídale a Dios que tome el control de esta ira en su vida.
Agradezca al Señor por Su perdón maravilloso hacia usted.
Pídale al Señor que le dé gracia para perdonar y olvidar las cosas que le han hecho. Pídale que reemplace las memorias de ofensas pasadas con Su profundo amor.
27 – El Amor no se Goze en la Injusticia Mas Se Goza de la Verdad
Leer 1 Corintios 13:6
El Amor No Se Goza de la Injusticia
Pablo les ha estado hablando a los corintios del amor. En el versículo 6, él les dijo que el amor no se goza de la injusticia. La palabra usada aquí para injusticia es la palabra “adikia.” Esta palabra viene de dos palabras. La primera palabra es a, que cuando es usada en este contexto cambia lo que viene en negativo. La segunda palabra es dique, que se refiere a la justicia o el derecho. Al juntar estas dos palabras, entendemos la idea de injusticia o malo. ¿Todo esto que tiene que ver con el amor?
Podemos comprender el significado de la declaración de Pablo aquí de diversos modos. Primero, el amor no se regocija cuando el objeto de su afecto es alcanzado por la maldad. Pienso en particular aquí acerca de la historia de la oveja perdida en Mateo 18. Aun cuando había noventa y nueve a salvo en el redil, el pastor salió a la búsqueda de la que estaba perdida. Su corazón se afligía por la oveja que se había extraviado. El amor de Dios no puede cruzarse de brazos cuando su ser querido es atrapado en la trampa de la maldad y el pecado. Hará lo máximo para traer a la oveja perdida de regreso al redil donde estará bien y segura.
Éste es el amor y la preocupación de una madre cuyo hijo ha caído en las drogas. Esta es la preocupación de la esposa cuyo marido está siendo atrapado por la búsqueda de dinero y posesiones. Es la preocupación del Salvador que estuvo dispuesto a abandonar las glorias del cielo para tomar la forma de un siervo humano y morir a fin de que pudiéramos ser liberados del cautiverio del pecado y de la muerte. El amor no se quedará indiferente y mirará como otros perecen por obra de Satanás. Hará todo en su poder para rescatarlos de las mandíbulas de este enemigo cruel.
En segundo lugar, el amor se aflige cuando otros son tratados con injusticia. No importa cuánto alguien ha afligido o puesto a prueba los límites del amor, no encuentra deleite secreto en ver a otro siendo tratado injustamente. En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios a menudo había vuelto sus espaldas a Dios. Habían sido deshonestos e injustos en sus tratos entre sí. Ellos habían hecho trampa y habían convertido en esclavos a sus hermanos para aumentar su propia fortuna personal. A pesar de sus delitos, Dios no encontró deleite en ver como los maltrataban y abusaban de ellos cuando los extranjeros invadieron su tierra. Él responsabilizó a estas naciones por sus crímenes en contra de Su pueblo.
En tercer lugar, el amor no se deleita en ser la fuente de la maldad e injusticia hacia otro. Ésta es una continuación del tema de nuestra última meditación. No es fácil provocar al amor. No encuentra deleite en estallar en venganza y represalia. ¿Usted alguna vez se ha reído entre dientes y ha dicho, “seguro que lo puse en su lugar”? ¿Usted alguna vez se ha elogiado a sí mismo y ha dicho, “no se lo dije”? ¿Se ha reído usted alguna vez de esos comentarios sarcásticos que denigraban a otra persona? ¿Se ha unido usted alguna vez a otros en su crítica de una persona íntima suya? Esta no es la forma del amor.
A veces podemos ser muy crueles mutuamente. A veces en broma criticamos a los que debemos amar. Muchas veces estos comentarios duelen. El amor bíblico, dijo Pablo, no se goza de estas maldades. El amor continuará y practicará sólo las cosas que fortalecen y edifican a otros. No será ofensivo ni crítico.
En resumen, cuando Pablo les dijo a los corintios que el amor no se deleitaba con la injusticia, él les estaba diciendo que si amaran a alguien, se afligirían si esa persona se extraviara en la injusticia (ver 5:1-2). Harían todo lo que estuviera en su poder para traer a ese individuo de regreso a la seguridad del redil. No se deleitarían cuando el objeto de su amor fuera maltratado. El amor no encontraría placer en buscar venganza o hacer daño a los que quiere.
El amor Se Goza de la Verdad
El amor parece florecer en el contexto de la verdad y la franqueza. Donde hay verdad en una relación, hay seguridad. La falsedad engendra sospecha y amargura. La verdad es el fertilizante en el cual crece el amor bíblico. La falsedad, por otra parte, es tierra fértil en la cual Satanás puede hacer su trabajo.
Pablo también les dijo a los corintios en el versículo 6 que el amor se regocija en la verdad. La comprensión aquí es que el amor absorbe la verdad como la tierra deshidratada absorbe el agua. La verdad trae regocijo, refrigerio y renovación para amar. El amor se alimenta ávidamente de la verdad. La desea ardientemente como los pulmones desean ardientemente el aire. La palabra griega para verdad es aletheia. Esta palabra viene de dos palabras. La primera parte de los palabra es a, que se refiere a una ausencia de algo. La segunda parte de la palabra viene de la raíz de lanthano, que significa mentir o esconder. La palabra aletheia es la libertad de las mentiras y la hipocresía.
Pablo dijo en Romanos 12:9 que el amor debía ser “sincero.” Sin sinceridad vivimos una mentira. Es ponerse una máscara para dar la impresión que somos una cosa cuando, en realidad, somos otra.
El amor de Dios en nosotros no es puesto como maquillaje. Penetra hasta el mismo centro de nuestro ser. Satura todo lo que hacemos y decimos. Es real. Todos nosotros deseamos ardientemente esta realidad. Las relaciones florecen en este contexto. La medida de nuestra sinceridad se ve en nuestras acciones:
“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” (1Juan 3:18).
El amor bíblico, según el apóstol Juan, va más allá de decir, “te amo.” El amor auténtico respalda lo que dice con lo que hace. Afecta cómo vivimos nuestras vidas y cómo respondemos mutuamente. Es evidente en cómo manejamos nuestros desacuerdos y nuestras dificultades. El amor de Cristo en nosotros extiende la mano en formas prácticas. No es la persona que dice, “te amo” quién verdaderamente ama, sino que la que lo demuestra en la vida de todos los días con palabra y acción.
La verdad implica sinceridad. El amor prospera en un medio ambiente de honradez y sinceridad. En este tipo de relación, sabemos dónde estamos el uno con el otro. No se nos deja en la incertidumbre. Sabemos que podemos contar el uno con el otro en los buenos tiempos así como también en los malos tiempos. Los tiempos difíciles todavía estarán allí. Todavía podemos tener nuestros desacuerdos, pero sabemos que, a pesar de nuestras diferencias, nuestro amor mutuo nos llevará a través de estos tiempos. Este tipo de amor es algo de lo que podemos depender.
La verdad no sólo implica sinceridad de carácter, sino también tiene algo que ver con la comunicación. Si somos veraces en una relación, no consideraremos necesario escondernos asuntos. Hay muchas relaciones que son caracterizadas por el engaño. Esto fue verdad en el matrimonio de Isaac y Rebeca cuando ella alentó a Jacob a engañar a Isaac en su vejez (ver Génesis 27).
A menudo hay una ruptura de la comunicación en las relaciones. Las personas tratan de esconderse mutuamente cómo están gastando el dinero o lo que están haciendo. ¿Cuántas veces ha oído usted declaraciones como, “no le digas a tu padre” o “Mi marido me mataría si él se enterara?” ¿Qué revelan estas declaraciones acerca de la honradez y la verdad en las relaciones? En el amor bíblico no hay necesidad de esconderse. Si estamos actuando con amor, podremos hablar honestamente con otros. No nos sentiremos avergonzados o inseguros. Dejaremos a los otros comunicar sus deseos y sus fracasos sin ser críticos. El amor de Dios en nosotros invita a los otros a ser transparentes y honestos. Es en este suelo que el amor bíblico verdadero puede crecer.
Para Considerar:
¿Puede recordar usted algún momento cuando se deleitó en burlarse de alguien? ¿Qué le dice esto de cuánto usted los amó en aquel entonces?
¿Ha sido culpable usted de ser deshonesto o de esconder cosas en una relación? ¿Por qué ha sentido necesario hacerlo? ¿Qué le revela esto a usted acerca de su relación? Pídale al Señor que le ayude a lidiar con estos asuntos.
¿Qué tan sincero es su amor? ¿Va más allá de palabras?
Para Orar:
Pídale al Señor que le revele cualquier forma en la que usted haya lastimado a los que están cerca de usted. Busque el perdón de Dios y comprométase a hacer los cambios necesarios en su vida.
Pídale al Señor que le ayude a ser honesto en sus relaciones con otros.
Pídale a Dios que le dé gracia para amar no sólo de palabra, sino también en acción y verdad.
28 El Amor Protege, Confía y Espera
Leer 1 Corintios13:7
Mirando la ciudad de Jerusalén, Jesús comparó su relación con sus ciudadanos a una gallina y sus pollitos:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. (Mateo 23:3738)
La imagen de la gallina madre es hermosa. Aun cuando la madre está expuesta a todos los elementos, bajo sus alas los pollitos están protegidos. Son mantenidos calientes y secos a pesar de la lluvia y el frío que hay afuera.
Pablo les dijo a los corintios que el amor protege. La palabra que él usó es la palabra stego, que literalmente significa “ser un techo encima” o “cubrir.” También tiene la idea de perdurar o sufrir adversidad para proteger a otro. Regresemos por un momento a la imagen de la gallina madre. Para proteger a sus pollitos, la gallina madre tiene que sufrir. Mientras sus pollitos están calientes y secos, ella está expuesta a la fuerza total del viento y la lluvia. Ella sufre el frío y la humedad para proteger a sus pollitos. Ella se convierte en un techo encima de ellos.
Un techo nos resguarda de los elementos. Sin un techo, quedaríamos terriblemente al descubierto. Si usted ama a alguien, usted será un techo encima de ellos. Usted estará dispuesto a enfrentar al enemigo por el bien del que usted ama. El amor naturalmente protege el objeto de su afecto.
Hay muchas cosas de las que necesitamos protección. Primero, hay necesidad de protección física. Esto es cierto en el caso del amor de los padres por sus hijos pequeños. Las madres y los padres mostrarán su amor por sus hijos resguardándolos del daño físico. Tomarán medidas de seguridad en sus casas para proteger a sus pequeños de objetos peligrosos. El amor auténtico quiere resguardar a otros del daño físico.
En segundo lugar, el amor protegerá del daño espiritual. En el libro de 2 de Juan, el apóstol les advirtió a sus lectores no dejar entrar en sus casas a nadie que no predicara el evangelio (2 Juan 10). Aun cuando hay muchas interpretaciones posibles de este versículo, una de estas interpretaciones tiene que ver con proteger a la familia (ya sea la familia de la iglesia o la familia doméstica) de las influencias malvadas en el mundo. Tendremos el cuidado de proteger a los que amamos de las influencias malvadas del mundo. Haremos nuestra parte para ayudarles a caminar con el Señor. El amor hará lo máximo para mantener alejadas la malas influencias que causarían daño espiritual.
En tercer lugar, el amor protegerá del daño emocional, que podrá venir en formas diversas. Les podemos decir cosas a otros que los dejarán marcados de por vida. El amor bíblico protegerá a otros de este tipo de abuso. El amor comprende el impacto de sus palabras y las usará consecuentemente. Cuando alguien es herido, el amor acude al rescate. Venda las heridas. Extiende la mano para curar y fortalecer otra vez. Es alentador e inspirador.
El amor protegerá y le importarán los demás. Ministrará sanidad cuando alguien es herido. Nunca se cansa de proteger. Voluntariamente enfrentará al enemigo por el bienestar de otros.
El Amor Siempre Confía
Cuando leemos que Pablo les dijo a los corintios que el amor siempre confía, tenemos que preguntarnos lo que él quiso decir. No todos a los que hemos amado han resultado dignos de nuestra confianza y nuestra fe.
¿Qué quiso decir Pablo cuando él dijo que el amor siempre confía? ¿Estaba él diciendo que el amor es ciego e ingenuo? ¿Nos dice él que si amamos a alguien pasaremos por alto sus fallas y creeremos todo lo que nos dice? ¿Nos dice él que si no podemos confiar en nuestros hijos en ciertas áreas de sus vidas, entonces nosotros en realidad no les amamos? Muy evidentemente Pablo no estaba diciendo ninguna de estas cosas. Entonces, ¿qué quiere Pablo decir con que el amor siempre confía?
Primero, el amor inspira confianza por ser merecedor de confianza. Donde el amor reina en un matrimonio, ninguno de los cónyuges se inclinará a la infidelidad sexual o la deslealtad emocional. El verdadero amor es confiable. El amor perseverará a través de la dificultad y el dolor. Nunca abandonará a su ser querido. Podemos confiar en el que verdaderamente nos ama sin importar las circunstancias.
En segundo lugar, el amor cree en estas personas que él ama. Las alienta a alcanzar su potencial en lo que Dios las ha dotado para hacer. En tiempos de desánimo, el amor anima grandemente al objeto de su amor y confía en que Dios le dará la victoria. No renunciará al que ama.
El amor florece en la confianza. El amor no es negativo o desconfiado. Trata de creer lo mejor de los otros. Donde hay engaño y deshonestidad, el amor no puede crecer. La confianza es un ingrediente necesario en el amor.
Donde hay amor bíblico, hay confianza y fe. Cuando digo que amo a alguien, yo estoy, en realidad, diciendo que prometo serles fieles, estar allí para ellos, creer en ellos y comunicarles la verdad. Estoy diciendo que soy alguien en quien ellos pueden confiar sin importar por lo que estén pasando.
El Amor Siempre Espera
Una de los aspectos del idioma es que está constantemente cambiando. La palabra esperanza es a menudo usada en nuestra sociedad para expresar incertidumbre. Cuando digo que espero hacer algo, usualmente quiere decir que me gustaría hacerlo, pero no estoy muy seguro si va a ser posible. Esta no es la manera en que Pablo está usando la palabra esperanza en este pasaje.
La palabra elpizo, que Pablo usó, significa esperar confiadamente. Viene de la palabra elpis, que significa anticipar con placer o esperar con alegría. Hay gran confianza y certeza en esta palabra. Mire la manera en las que se ha usado en varios pasajes bíblicos:
Y en su nombre esperarán los gentiles (Mateo 12:21)
si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. (1 Corintios 15:19)
que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.(1 Tim 4:10)
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (Romanos 5:5)
La esperanza de la que se habló aquí es una esperanza que nunca decepcionará. Nunca nos decepcionará. Siempre será cierta. Si queremos entender lo que la esperanza significa en el amor, necesitamos verla en el contexto de la persona del Señor Jesús. ¿Cuál es nuestra esperanza en Él? ¿Cómo el conocerle nos da esperanza? ¿Qué esperanza tiene Él en nosotros y para nosotros?
Primero, tenemos toda la esperanza y expectativa de que el Señor Jesús será fiel a Sus promesas. No importa lo que la vida pueda traer, el Señor Jesús demostrará ser fiel a Su palabra. Cuando todas las cosas alrededor nuestro están obscuras y nosotros no podemos ver nuestro camino, simplemente podemos cerrar los ojos y podemos saltar a la oscuridad con total confianza de que los brazos del Señor estarán abiertos de par en par para recibirnos y dirigirnos a través de esa oscuridad. Puede que no entendamos, pero tenemos toda la razón para esperar con total seguridad que Él siempre vendrá al rescate de nosotros.
En segundo lugar, el Señor Jesús tiene grandes expectativas acerca de lo que Él puede hacer en nosotros. Él conoce los planes que Él tiene para nosotros. Él conoce la manera en que Él nos puede utilizar para Su gloria y honor. Él ha escogido, en Sus propósitos soberanos, utilizarnos en el desarrollo de Sus planes para el universo. Él tiene grandes expectativas para nosotros. Él nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Él conoce el pecado en nuestras vidas y corazones y sin embargo Él coloca Su esperanza en nosotros. Él está todavía dispuesto a utilizarnos, a pesar de nuestros fracasos y nuestros defectos.
¿Qué tiene todo esto que ver con nuestro amor mutuo? Hay gran confianza y esperanza en el amor bíblico. Si soy de verdad amado, estoy seguro de que los que me aman estarán allí para mí. Si amo a otros, estaré allí para ellos. El amor de Dios por nosotros y en nosotros nunca nos decepcionará. Nuestra esperanza es en Dios y Su amor inconmovible por nosotros. Cuando fallamos y nos arrepentimos, siempre podemos ser completamente restaurados a Él. Porque tenemos esta esperanza y esta confianza en Dios, podemos ofrecerles a otros este amor inconmovible para el fomento del evangelio y la difusión del reino de Dios en la tierra.
Para Considerar:
¿Se ha encontrado usted alguna vez diciéndoles cosas a otros que los lastimaron o los hirieron? ¿Puede pensar usted en ocasiones que en vez de ser el protector, usted ha sido el agresor? Confiese esto a Dios y a los que usted ha herido.
Cada uno de nosotros tenemos cosas de las que necesitamos protección. ¿Cuáles son algunas de estas cosas? ¿Cómo puede ayudar usted a proteger a otros de influencias negativas en sus vidas?
¿Ha habido momentos cuando usted no ha venido al rescate de los que usted ama? ¿Qué puede hacer usted para arreglar esto?
Para Orar:
Tome un momento para pensar en las formas que el Señor le ha protegido. Agradézcale por esta protección en su vida.
Tome un momento para pedirle al Señor que le ayude a ser alguien en el que otros puedan creer y confiar. Pídale que le muestre las áreas de su vida con las que usted necesita lidiar en este sentido.
Tome un momento para confesar sus defectos a Dios y a los que a usted ha decepcionado en el amor.
Agradezca al Señor por la esperanza que tenemos en Él. Agradézcale que Él pone Su Espíritu Santo en nosotros para hacernos confiables de hacer el trabajo que Él nos capacita a hacer.
Pídale a Dios que le haga una persona en quien las personas pueden tener confianza y esperanza absoluta.
29 – El Amor Siempre Persevera y Nunca Falla
Leer 1 Corintios 13:7-13
Hay momentos cuando tenemos la idea de que el amor lo hace todo bien. Los cuentos de hadas que oímos cuando éramos niños nos decían que todo el mundo vivía feliz para siempre. Nos sorprendemos cuando una relación toma un mal rumbo. Sin embargo, el hecho es que en esta tierra maldecida por el pecado, las relaciones a veces pueden ponerse muy amargas.
Mi mente regresa al Antiguo Testamento a una joven esposa de nombre Lea. Ella estaba casada con un gran hombre de Dios de nombre Jacob. Sin embargo, el problema era que Jacob también tenía otra esposa que él quería más que a Lea. Cuando usted lee la historia de Lea y Jacob en el libro de Génesis, usted ve una mujer que desesperadamente intentó lograr que su marido la amara, pero en vano. A todo lo largo de su vida Lea luchó con el hecho de ser la esposa no amada (ver Génesis 29). Hay casos similares como este en la actualidad.
Pablo les dijo a los corintios que el amor perseveraba. La palabra para perseverar es la palabra hupomeno, que literalmente significa “quedarse debajo” o “resistir prolongadamente.” La idea aquí es que la persona que ama está dispuesta a quedar bajo el dolor o no huir de la persona que está causando el dolor. Quiero que usted se dé aquí cuenta que esto no es una cosa fácil para el amor. Considere por ejemplo la vida de nuestro Señor. Escuche lo que el escritor del libro de Hebreos nos dice sobre Él en Hebreos 12:2:
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Sabemos de hecho que la cruz no fue una experiencia agradable para el Señor Jesús. Físicamente, emotivamente y espiritualmente él batalló con esta lucha profunda de Su vida terrenal. ¿Qué fue lo que le hizo resistir la horrible vergüenza y la agonía? ¿No fue Su amor por nosotros? Escuche lo que Jesús nos dice en Mateo 10:22:
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Jesús nos dijo que nosotros también podemos esperar tener luchas en esta vida. Porque le pertenecemos, nos rechazarán y se burlarán de nosotros. Las personas nos odiarán por causa del Señor Jesús. Sin embargo por amor a Él, él nos pide a nosotros que permanezcamos firmes y resistamos estos insultos. La perseverancia es la verdadera medida del amor.
Hasta el rey Salomón supo que habría muchas luchas en las relaciones. Sin embargo él también sabía, que el amor auténtico no huiría cuando las cosas se volvieran difíciles. Es muy difícil extinguir el amor bíblico:
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían. (Cantares 8:7).
Habrá momentos en los que el amor clama en el dolor. El amor se acongojará. Incluso puede haber momentos en los que nos preguntamos si no seremos vencidos totalmente mientras quedamos bajo la carga que soportamos. Moisés sintió este dolor. Escuche lo que él le dijo a Dios en Números 11:14: “No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.” Aquí estaba un hombre bajo una carga pesada. Moisés sirvió por amor no sólo para su pueblo, sino también para su Dios. A pesar de su amor por Dios y su nación, él gritó de dolor cuando la carga le agobió.
Sí, el amor puede experimentar dolor profundo. Sin embargo, la prueba del amor no se encuentra en la facilidad, sino en la prueba. No es la joven pareja de adolescentes casados que nunca ha tenido dificultad en su relación la que realmente sabe lo que es el amor. Es la pareja que ha perseverado a través de la contienda marital, los hijos obstinadamente desobedientes, los conflictos de personalidades y todo un conjunto de otras dificultades y problemas la que verdaderamente entiende lo que es el amor. El verdadero amor brilla en todo su fulgor en contra del oscuro telón de fondo del dolor y de la dificultad.
Recuerdo a una familia con un niño mentalmente discapacitado que asistía a una iglesia que yo asistía. Nunca he dejado de asombrarme por la dedicación de esos padres de cuidar y atender a su hijo. Aún después de que eran jubilados, su hijo continuó viviendo con ellos requiriendo tremendo cuidado y atención. Cuando el marido murió, la madre cuidaba y se ocupaba de su hijo por sí misma. Incluso como mujer de avanzada edad, la madre no se quejó del trabajo adicional o las cosas que ella nunca había podido hacer en la vida. Su amor por su hijo fue un amor perseverante que sufrió mucho, pero nunca se rindió.
El Amor Nunca Falla
¿Quién entre nosotros nunca ha fracasado una vez en amar a otros? Si somos honestos con nosotros mismos, hay un sinfín de veces cuando hemos actuado por orgullo o egoísmo en nuestras relaciones. ¿Qué quiso decir Pablo cuando él dijo que el amor nunca falla?
La palabra usada aquí para nunca, en el idioma original, quiere decir “no en ningún momento” o “nunca del todo.” La palabra fallar es la palabra griega ekpipto. Esta palabra significa “caerse”, derrumbarse,” o “ser sacado de su curso”. Pablo estaba diciendo que el verdadero amor nunca en ningún momento se derrumbará o será alejado de su curso.
¿Significa esto que si le fallo a alguien, he acabado de demostrar que no los amo? Sabemos que esto no es cierto. Cada día les fallamos a los que amamos en maneras pequeñas y a veces grandes. Sin embargo, sabemos profundamente en nuestros corazones que todavía los amamos. Sería más cierto decir que les fallamos a nuestros seres queridos no porque no les amamos, sino porque no estamos actuando con amor.
Una cosa es amar a alguien en nuestros corazones, pero es realmente otra cosa muy diferente actuar sobre ese amor. Muy a menudo no ponemos en práctica la admonición del apóstol Juan: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” (1 Juan 3:18).
En 1 Corintios 13:8 Pablo les dijo a los corintios que la profecía, las lenguas y la ciencia dejarían de existir, pero el amor nunca dejaría de ser. En el contexto más grande de esta carta, Pablo había estado hablando de dones espirituales. Él quiso recordarles a los corintios que mientras que estos dones un día cesarían, el amor nunca fallaría o se acabaría. Aun cuando no habría más uso para los dones espirituales en la presencia de nuestro Señor, nuestro amor por Él crecería a todo lo largo de toda la eternidad. Ésta fue la forma de Pablo recordarles a los corintios de la importancia del amor al cuerpo de Cristo.
Pablo está diciéndoles a los corintios aquí, que el amor no estará hoy aquí y se habrá ido mañana. El verdadero amor no terminará. Continuará a través de las tormentas, desilusiones y las imperfecciones de los que se ama.
A medida que hemos ido examinando los aspectos diversos del amor, usted se ha hecho la pregunta: ¿Cómo podría amar alguna vez así? Se está aproximando el día, si usted conoce al Señor Jesús como su Salvador, cuando usted amará de esta manera. Pablo usó la ilustración de un niño. Cuando él era niño, él hacía cosas de niños; pero cuando él se hizo hombre, él abandonó las cosas infantiles. Aquí abajo sólo conocemos en parte; pero cuando llegue lo perfecto, conoceremos del mismo modo que somos conocidos. ¿Qué estaba Pablo diciéndoles a los corintios aquí? ¿No les estaba diciendo que aquí abajo ciertamente lucharemos por amar como Dios nos ha desafiado a amar? Aquí abajo pelearemos duramente con nuestra naturaleza infantil y pecaminosa. Aquí abajo sólo conoceremos parcialmente lo que significa verdaderamente amarnos mutuamente; pero se está acercando el día cuando todo esto cambiará. Porque el amor nunca fallará (nunca pasará), estará con nosotros por toda la eternidad. Allí en el cielo conoceremos la plenitud del amor. Allí seremos liberados de las pequeñas cosas que nos impiden amar. Allí en el cielo seremos salvados de nosotros mismos y seremos liberados para amarnos mutuamente del mismo modo que Jesús nos ama hoy.
¿Qué nos dice esto? Nos dice que si hay una cosa en la que vale la pena invertir en esta vida, es el amor. Es una de las pocas cosas que podremos llevar con nosotros al cielo.
Asegúrese de que es la voluntad del Señor enseñarnos a amar. El amor es la fragancia del cielo mismo. El amor fue la motivación detrás de la vida y la muerte del Señor por nosotros en la tierra. Es la voluntad del Señor que yo conozca Su amor y se lo muestre a los que me rodean. ¿Está usted luchando contra la enseñanza de este pasaje acerca del amor? ¿Usted siente que este tipo de amor está más allá de usted? Deje al Señor Jesús llenarle de este amor. Amar así no es natural para nosotros. Sólo podemos amar como Pablo nos enseña dejando al Señor Jesús vivir y amar a través de nosotros. ¿No nos lo revelará aquel cuyo deseo es que experimentemos y mostremos Su amor mutuamente? Que El Señor nos dé gracia para amar como Él ama.
Para Considerar:
¿Tiene usted que perseverar bajo una pesada carga en una relación hoy? ¿Amaría usted todavía a los demás si usted supiera que nunca le darán lo que usted está buscando en sus relaciones? ¿Qué le dice esto de su amor?
Examine sus relaciones. ¿Hay alguna manera en la cual usted no está actuando por amor hacia los que le rodean?
¿Se ha encontrado usted alguna vez cuestionando el amor de Dios por usted? ¿Qué le dice esta meditación sobre el deseo de Dios que usted experimente y conozca su amor en su vida? ¿Qué le impide experimentar la plenitud del amor de Dios?
Para Orar:
Tome un momento para pedirle al Señor que le ayude a amar a otros del mismo modo que Él le ama.
Agradezca al Señor que Él está dispuesto a enseñarnos a amar.
Pídale a Dios que le dé fortaleza para perseverar en el amor.
30 – Lenguas y la Profecía
Leer 1 Corintios 14:125
Habiéndole recordado a los corintios que buscaran el amor, Pablo entonces les retó a “desear ávidamente” los dones espirituales (versículo 1). Ésta fue la segunda vez que Pablo había hecho este reto (ver 12:31). Esto subraya la importancia de los dones espirituales en el cuerpo.
Dios ha elegido expandir su reino a través de personas como usted y como yo. Él nos ha dado los dones espirituales necesarios para que esto suceda. ¿Cuán lejos llegaríamos con nuestra propia fuerza y talentos? Sin los dones de Dios seguramente fracasaríamos. Es por esta razón que el apóstol Pablo alentó a los corintios a desear estos dones ávidamente.
Aun cuando todos los dones del Espíritu son importantes (capítulo 12), Pablo enfocó su atención a los dones de profecía y lenguas en este pasaje. Parecería que hubo un malentendido acerca de estos dones específicos en la iglesia de Corinto. Pablo quería que los corintios supieran cómo usar estos dones más eficazmente.
Pablo empieza por comparar el don de lenguas con el espíritu de profecía. En el versículo 2, Pablo les dijo a los corintios que el que habla en lenguas no les habla a los humanos, sino a Dios. El Espíritu Santo usa la lengua de la persona con este don para ofrecer oraciones a Dios. Él o ella se convierte en un instrumento a través del cual el Espíritu de Dios ora en nombre del reino.
Las lenguas no son, en este caso, usadas para comunicarse con otras personas. De hecho, las palabras habladas no son incluso entendidas por los que las hablan (versículo 2). Aunque la persona hablando en lenguas habla misterios divinos, las palabras no son comprendidas sin el don de interpretación.
Los que profetizan, por otra parte, hablan claro a las personas para su fortalecimiento, ánimo, y consolación (versículos 3-4). Mientras las lenguas necesitan interpretación, la profecía es clara y edificante. Si las lenguas no son comprendidas, ¿cuál es el propósito del don? Pablo dio dos razones por las que Dios dio el don de lenguas al cuerpo.
Edificación Personal
Los que hablan en lenguas se edifican ellos mismos (versículo 4). Hay gran bendición para el individuo que ha recibido el don de lenguas. El Espíritu de Dios se agrada en usar la lengua de ellos para proclamar o interceder en nombre del reino de Dios. Dios capacita a estos creyentes a comunicarse con Él en momentos cuando no saben cómo orar. Aunque estos creyentes a menudo no comprendan lo que le están pidiendo, saben que están comunicándose con Dios. Aun cuando Pablo personalmente veía la profecía como un mejor don porque edificaba a la iglesia, él codició el don de las lenguas para cada creyente (versículo 5).
Edificación Pública
Según Pablo, hay otro uso para el don de lenguas. Si las lenguas son interpretadas, pueden edificar todo el cuerpo (versículo 5). Dejadas sin interpretación, las lenguas siguen siendo misterios. Había lugar para hablar lenguas en público en presencia de un intérprete. De este modo el don estaba siendo usado en una forma profética para fortalecer, alentar y consolar la iglesia. Para explicar más completamente la diferencia entre lenguas y profecía, Pablo les dio a los corintios algunos ejemplos prácticos de la vida real en los versículos 6-12.
Si las visitas vinieran a su iglesia cuando todo el mundo estaba hablando en lenguas, ¿qué beneficio recibirían? No entenderían nada de lo que se estaba diciendo. Si, por otra parte, alguien tuviera una revelación de Dios – una profecía, una palabra de sabiduría, o una palabra de instrucción – ellos serían edificados y fortalecidos por lo que oyeran.
Pablo dio un segundo ejemplo en los versículos 7-8. A menos que los sonidos de un instrumento musical hicieran notas distintivas, los oyentes no entenderían cuál estaba siendo tocado. ¿Si una trompeta militar sonara, pero sus notas no fueran claras, cómo sabría el ejército que fuera hora de prepararse para la batalla?
Asimismo, dijo Pablo, a menos que una persona produjera los sonidos que tenían sentido para los oyentes, no habría provecho para los que escucharan esos sonidos (versículos 9-11). El propósito del lenguaje es comunicarse. A la luz de estos hechos, Pablo alentó a los creyentes en Corinto a sobresalir en los dones que edificaran al cuerpo tales como el don de profecía.
Debido a la naturaleza del don de lenguas, la persona que hablaba en lenguas estaba animada a orar por el don de interpretación (versículo 13). De este modo, el don podría ser usado no sólo para la edificación personal, sino que también por el bien mayor del cuerpo entero.
En el versículo 14, Pablo dijo a los corintios que cuando las personas oraban en lenguas, sus entendimientos quedaban sin frutos. En otras palabras, las personas no comprenden lo que están diciendo mientras están hablando en lenguas. El Espíritu Santo habla a través de ellos en palabras que no son comprendidas por el que ora. Sin embargo, esto no quería decir que el don fuera inútil, porque Dios todavía estaba usando al individuo y a sus oraciones en este lenguaje desconocido para Su gloria. Al usar este don, el entendimiento puede quedar ” sin fruto.” Pablo alentó a los corintios a usar sus mentes, especialmente en el contexto del culto público. Él los alentó a esforzarse por considerar profundamente su adoración cuando reflexionaban en Dios.
Pablo procedió en el versículo 18 a agradecer al Señor que él hablaba en lenguas más que cualquiera de los corintios. Está claro en esto que Pablo no sólo tenía el don, sino que también era a menudo edificado en su uso. Si bien Pablo alabó al Señor por este don, él también creía que era mejor, en público, hablar cinco palabras que fueran comprendidas por el cuerpo que diez mil en lenguas. Mientras un individuo puede estar alabando a Dios por medio del uso del don de lenguas, nadie más es edificado (versículo 17). Por esta razón, no deberíamos desviarnos por el uso público de las lenguas. Nuestra preocupación, cuando nos reunimos como creyentes, no es simplemente adorar a Dios personalmente, sino edificar el cuerpo con nuestros dones espirituales. En nuestras reuniones públicas, debemos enfatizar los dones que traen la máxima edificación personal al cuerpo de Cristo.
Con relación al don espiritual de lenguas, la iglesia de Corinto había estado pensando como niños (versículo 20). Habían descubierto este don nuevo y maravilloso y estaban fascinados por él. Estaban abusando del don de lenguas. Los creyentes en Corinto necesitaban encontrar equilibrio en su uso. Hablar en lenguas no era una señal de madurez espiritual, ni era el don más impresionante. El cuerpo de Cristo necesitaba todos los dones para ser operacional si es que iba a avanzar el mensaje del evangelio.
En el versículo 22, Pablo cita un pasaje de Isaías 28. Aquí el profeta le dijo a la gente que el día se estaba acercando cuando el Señor le hablaría a Su pueblo a través de los labios de extranjeros, y con todo tampoco escucharían. Los israelitas incrédulos del Antiguo Testamento escucharon lenguas extranjeras habladas a ellos como señal del juicio, cuando los asirios y los babilonios entraron en su tierra. El sonido de estas lenguas extranjeras dio a conocer a estos judíos obstinadamente desobedientes e incrédulos que Dios era fiel a Su palabra y que Él exigiría cuentas por el pecado y rebelión de ellos.
Pablo les dijo a los corintios en el versículo 22 que similarmente, las lenguas eran una señal para los incrédulos. El don de lenguas demostró el poder del Espíritu Santo en acción. Si bien los incrédulos no entendían lo que se estaba diciendo, se darían cuenta del poder del Espíritu Santo en operación a través de este don.
La profecía también tenía un efecto similar en el incrédulo. Él les recordó a los corintios que si los incrédulos entraran en el servicio y oyeran una palabra clara de profecía, Dios les estaría hablando directamente. Esta profecía juzgaba a los incrédulos en sus caminos pecaminosos. La profecía también revelaba los secretos de sus corazones. Cuando esto ocurriera, sabrían que Dios no estaba sólo presente, sino que también estaba hablándoles personalmente. El resultado era que el incrédulo caería al suelo y adoraría al Señor, confesando que Dios estaba verdaderamente presente entre ellos (versículos 24-25).
Estos versículos nos dicen algo del espíritu de profecía. La profecía es la voz de Dios revelando el pecado. A través del profeta, Dios les recuerda a las personas de sus caminos pecaminosos y las desafía a regresar a Él. Fíjese también que la profecía ponía al desnudo los secretos del corazón. En toda la Biblia, el Señor reveló a Sus profetas los secretos del corazón. Natan supo, por ejemplo, que David había cometido adulterio con Betsabé (2 Samuel 12:7-10). El profeta recibió la capacidad de ver cosas como Dios las veía. Hay un elemento sobrenatural claro para la profecía. Es más que enseñar la palabra – está revelando el corazón de Dios para una necesidad específica en el cuerpo de Cristo.
En resumen, Pablo les recordó a los corintios que mientras la profecía y las lenguas eran dones espirituales dados al cuerpo de Cristo, la profecía ocupaba un papel más importante en el culto público. A menos que las lenguas fueran interpretadas, no traerían edificación personal específica en el culto público. Sin embargo, a través del espíritu de profecía, Dios hablaba específicamente y poderosamente a todo el cuerpo. Aun cuando ambos dones eran necesarios para el completo funcionamiento del cuerpo, la iglesia era retada a destacarse en el uso de los dones que trajeran mayor edificación personal a la iglesia como un todo.
Para Considerar:
¿Cuál es la diferencia entre las lenguas y la profecía?
¿Qué propósito tiene el don de lenguas?
¿Qué papel tiene la profecía en la iglesia?
¿Hay prueba de equilibrio en el uso de los dones espirituales en su iglesia?
Para Orar:
Agradezca al Señor por los dones que Él le ha dado al cuerpo. Pídale al Señor que le ayude a usarlos fielmente a medida que Él guía.
Agradezca a Dios por los que han usado sus dones espirituales para alentarle y fortalecerle.
Pídale a Dios que dé a su iglesia todos los dones necesarios para el crecimiento y edificación del cuerpo como un todo.
31 – Servicio con Orden
Leer 1 Corintios 14:26-40
Al haber descrito la diferencia entre el don de lenguas y el don de profecía, Pablo pasó a hablar a los corintios acerca de sus servicios de adoración. Parece que los servicios de adoración estaban saliéndose de control en Corinto. Se necesitaba restablecer la disciplina y el orden. Esta sección de 1 Corintios nos da un mejor ejemplo de cómo estaba estructurado el servicio de adoración de la iglesia primitiva.
Pablo empezó en el versículo 26 dándoles a los corintios un principio general a seguir en su servicio. Cuando ustedes se reúnen, él dijo, todo debería hacerse para el fortalecimiento de la iglesia. Un objetivo muy importante al reunirse como creyentes es fortalecerse mutuamente en la fe. ¿El servicio de su iglesia sirve para fortalecer el cuerpo de Cristo? Si no lo hace, usted debería pensar seriamente como mejorar esto.
Cuando los creyentes del Nuevo Testamento se reunían, venían preparados para participar en el servicio y el fortalecimiento del cuerpo. Fíjese en el versículo 26 que Pablo dijo “cada uno” tenía salmo, palabra de instrucción, revelación, lengua, o interpretación. La palabra “cada uno” es importante. La implicación aquí es que cada uno tenía un papel que jugar.
Recuerdo que hace unos poco años asistía a una iglesia. El pastor conducía el servicio, cantaba la música especial, hacía todas las oraciones, tocaba su guitarra para conducir el canto y predicaba el mensaje. Cuando salía, me sentía como si hubiera pasado la última hora simplemente observando a este pastor adorar a Dios, pero no había recibido la oportunidad para expresar mi propio corazón. Pablo esperaba que cada uno de los corintios tuviera algo que contribuir al servicio de su Señor y Salvador. Era en el contexto del servicio de adoración que muchos de los dones del Espíritu eran usados. ¿Está su servicio de adoración estructurado de tal manera que los dones del Espíritu se puedan usar al máximo?
Debido a que las personas venían a adorar listas para compartir sus propios corazones, la posibilidad de desorden era grande. Para remediar esto, Pablo alentó a los líderes a proveer una estructura que permitiera el uso ordenado de dones mientras al mismo tiempo, eliminara la confusión y el caos. Pablo pasa el resto del capítulo dándoles a los líderes pautas para un culto ordenado.
Pablo alentó el uso de lenguas en el servicio de culto (versículo 27). Sin embargo, al mismo tiempo, él se dio cuenta de la necesidad de pautas en su uso. Primero las lenguas tenían que limitarse a dos o tres individuos. Sería fácil que todo el servicio fuera dominado por los que hablaban en lenguas. Pablo quería ver todos los dones funcionando en el servicio de adoración y no sólo a los que hablaban en lenguas. Por esta razón, Pablo alentó al liderazgo a limitar a los que hablaban públicamente en lenguas a dos o tres en un servicio de adoración.
En segundo lugar, también la preocupación del uso de lenguas, Pablo alentó al liderazgo a ver que los que sí hablaban en lenguas, hablaran uno a la vez. La tentación era obviamente que todo el mundo que hablara una lengua, hablara al mismo tiempo. Esto sólo conducía a la confusión.
En vista de que las lenguas públicas fueron dadas para la edificación personal del cuerpo colectivo, era necesaria que fueran interpretadas. Si no hubiera presente ningún intérprete, entonces el que habla la lengua debía refrenarse de hacer pública esta lengua y en lugar de ello hablarla privadamente para sí mismo y para Dios. Pablo no restringió el habla privada en lenguas sin interpretación. La limitación aquí consistía en hacer esa lengua pública sin una interpretación, creando así sólo confusión para el cuerpo.
Restricciones similares fueron puestas en el uso de la profecía (versículos 29-33). Sólo dos o tres profetas hablarían en un servicio de adoración. Mientras se estaban hablando las profecías, otros que tenían el espíritu de profecía debían escuchar y pesar cuidadosamente lo que se estaba diciendo (versículo 29). Ninguno de estos profetas era infalible. “El espíritu de los profetas está sujeto al control de los profetas,” dijo Pablo (versículo 32). En otras palabras, lo que un profeta hablaba necesitaba ser confirmado por otros profetas. Un profeta solitario podría ser peligroso.
Fíjese que luego Pablo quiso que los profetas profetizaran uno a la vez, a fin de que todos fueran instruidos y alentados. Si un profeta estaba hablando y otro profeta recibía una palabra del Señor, entonces el primero tenía que callarse y darle la palabra al segundo profeta. Todo esto era simplemente mantener el orden dentro del cuerpo de Cristo.
Fíjese que estas palabras proféticas no estaban preparadas por adelantado. Parecían haber sido naturalmente espontáneas. Fíjese también que estas palabras proféticas eran para la instrucción y el estímulo del cuerpo (versículo 31). La palabra profética tenía un elemento de enseñanza en ella.
Pablo pasó de las lenguas y la profecía al lugar de las mujeres en los servicios de adoración corintios. Se debe señalar aquí que lo que Pablo dijo de las mujeres no se limitaba a la iglesia de Corinto. Él claramente manifestó que sus instrucciones eran para todas las iglesias de los santos (versículo 33).
Las mujeres, según Pablo, debían guardar silencio en la iglesia. No debían hablar, sino permanecer en sumisión, como exigía la Ley (versículo 34). Fíjese que la razón que Pablo dio de por qué las mujeres no debían hablar fue la Ley de Dios.
Pablo probablemente no estaba refiriéndose a ninguna ley específica aquí, sino a la enseñanza general con relación al papel de los hombres y las mujeres. Dios creó a la mujer para ser una buena compañera para el hombre. Esta es la enseñanza de Génesis 2:18. Este principio fue repetido en el Nuevo Testamento por Pablo cuando él les dijo a los corintios que “la cabeza de toda mujer es el hombre” (11:3). Él enseñó este mismo principio en Efesios 5:23 cuando él dijo: “el marido es la cabeza de la esposa.” Dios les dio el papel de autoridad a los hombres. Puede ser por esta razón que Pablo retó a las mujeres a que guardaran silencio.
Es importante que comprendamos lo que quiso decir Pablo de que las mujeres guardaran silencio en la iglesia. ¿Pablo quiso decir que una mujer tenía que guardar silencio absoluto en presencia de los hombres durante el culto? Esto no puede ser lo que quiso decir Pablo porque él ya había dado instrucciones concernientes a cómo las mujeres debían cubrir sus cabezas cuando oraban o profetizaban en el culto (11:5). La Sagrada Escritura contiene referencias diversas de mujeres orando en el templo o en presencia de hombres (Hechos 1:14; 2:18; Lucas 2:36-37).
El contexto muestra que el hablar al que Pablo hace referencia aquí si tenía que ver con una mujer que se negaba a estar en sumisión: “No tienen permiso de hablar, pero deben estar en sumisión” (el versículo 34). Esta misma conexión fue hecha por Pablo en 1 Timoteo 2:12:
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.”
Lo que Pablo parece estar diciendo es que la mujer no debía tomar la autoridad en la iglesia por medio de predicar o enseñar, un papel que se veía como de autoridad.
Se debe señalar que las mujeres de aquella época eran, en la mayoría de los casos, incultas. Pablo alentó a las mujeres a que si necesitaban explicación de lo que se estaba diciendo, les preguntaran a sus maridos para que ellos se lo explicaran en casa para evitar confusión en el servicio. Según Pablo, era una deshonra que una mujer hablara en la iglesia (versículo 35). Ella necesitaba aceptar su papel como buena compañera y agradarse de ejercer ese papel sin tomar autoridad sobre los hombres.
Pablo concluyó esta sección sobre el servicio ordenado declarando su autoridad. Él les recordó a los corintios que lo que él les había dicho venía del Señor. Hacer caso omiso de los principios de los que Pablo habló aquí era merecer juicio. Dios le daría la espalda a la iglesia que ignorara esta enseñanza (versículo 38). Esto nos muestra la importancia que Pablo le dio a los principios que él enseñó en este pasaje.
Para concluir, Pablo le dijo a la iglesia de Corinto que anhelara la profecía y que no prohibiera hablar en lenguas. Sin embargo, en todo esto la iglesia debía tener el cuidado de hacerlo todo en una manera ordenada y apropiada.
Para Considerar:
¿Provee su iglesia oportunidad para el uso de los diversos dones del cuerpo? ¿Qué dones no se están usando en su iglesia?
¿Qué conjunto de instrucciones da Pablo para el uso de lenguas y la profecía en este pasaje? ¿Se respetan estos principios en la iglesia de la actualidad?
¿Qué salida para el ministerio provee su iglesia para que las mujeres usen sus dones? ¿Son usados estos dones en sumisión para el propósito global de Dios para la iglesia?
¿Su servicio del culto está diseñado para fortalecer el cuerpo de Cristo? ¿Cómo ha sido usted fortalecido cuando usted ha asistido al tiempo de adoración de su iglesia?
Para Orar:
Pídale a Dios que le muestre el papel que usted necesita jugar en su iglesia.
Pídale a Dios que abra oportunidades en su iglesia para que todos los dones que Él ha dado sean ejercidos.
32 – Él Ha Resucitó
Leer 1 Corintios 15:1-34
Había una enseñanza falsa dando vueltas en el área de Corinto. Algunas personas estaban diciendo que no había resurrección (versículo 12). Pablo quiso corregir las cosas. Él no quería ninguna confusión en esta importante doctrina.
Él empezó por recordarle a los corintios que era a través del evangelio que él les había predicado que ellos habían sido salvados de sus pecados (versículo 1-2). A él se le aseguró que los corintios habían permanecido firmemente en las verdades de este evangelio.
Pablo continuó en el versículo 2 recordándoles a los corintios que serían salvados por este evangelio que él les había predicado “si lo retenían firmemente hasta el fin”, de otra manera habían creído en vano. Pablo parece estar diciéndoles a los corintios que la salvación no es simplemente un compromiso a la doctrina. La doctrina correcta es importante, pero no salvará a nadie. Usted puede comprender el mensaje del evangelio perfectamente en su mente, pero si usted no está experimentando la realidad de ello en su vida, no significa nada. Hay personas que creen que Jesús murió por los pecados de ellos y resucitó de entre los muertos, pero no estarán en el cielo porque nunca han sido salvas verdaderamente. Pablo les dijo a los corintios que no sólo deben creer estas palabras, sino “sujetarse firmemente a ellas.”
Si usted se aferra firmemente a algo, usted nunca lo soltará. Usted no se distraerá de ello. Pablo les está diciendo a los corintios que esta era la prueba de un creyente verdadero. Los creyentes verdaderos no sólo creen en la doctrina de Cristo y Su obra, sino que también se sujetan firmemente a ella como su única esperanza de salvación. Los creyentes auténticos no serán tentados por las filosofías modernas. Sus ojos solamente estarán puestos en su Señor y Salvador. Pondrán toda su confianza en Él. Vivirán y morirán por la verdad del evangelio.
Al haber hecho esta distinción, Pablo pasó a analizar con los corintios lo que era realmente el mensaje del evangelio. El evangelio, según Pablo, consistió en tres puntos principales. Primero, Jesucristo vino como sacrificio a morir por nuestros pecados según las Sagradas Escrituras (versículo 3).
En segundo lugar, Jesús fue sepultado (versículo 4). Su muerte fue real. Había quienes intentaron decir que Jesús realmente no murió. Pablo quiso hacer constar que Jesús llegó hasta el final por nuestros pecados. Si Jesús no murió, la pena por nuestros pecados no habría sido pagada. La Ley de Dios indicaba que la paga del pecado era la muerte (Romanos 6:23; Ezequiel 18:4). Jesús verdaderamente murió por nuestros pecados. Su entierro fue la prueba de Su muerte.
En tercer lugar, Jesús resucitó de entre los muertos (versículo 4). La muerte no lo podía retener en la tumba. Él fue victorioso sobre el pecado, la muerte y el infierno. Por esto Él es nuestra seguridad de la victoria.
Pablo procedió a decirles a los corintios que la resurrección de Cristo fue presenciada por cierta cantidad de personas (versículos 5-8). Él se apareció ante Pedro y los doce discípulos. Más tarde, Él apareció ante quinientos. No se nos dice cuando los quinientos vieron a Jesús, pero en el momento del escrito de Pablo, muchos de estos individuos estaban todavía vivos. Después, Jesús se apareció otra vez ante Santiago y los apóstoles y por fin a Pablo mismo (probablemente en el camino a Damasco).
Pablo estaba diciendo que había muchísimas personas que presenciaron la resurrección del Señor Jesús. El hecho de la resurrección era cierto. No podía caber la menor duda de que Jesús estaba vivo y había conquistado la muerte y el infierno.
El mismo Pablo fue un testigo ocular de la resurrección del Señor Jesús, aunque él se sentía indigno de este honor. En el versículo 9, él les recordó a sus lectores que él era el menor de todos los apóstoles porque él había perseguido a la iglesia. Él sabía que después de todo lo que él había hecho contra los cristianos, él no merecía ser perdonado y que le dieran el ministerio de apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, Pablo se había convertido en creyente y siervo del Señor. Esa gracia de Dios obró en Él, dándole pasión por los perdidos. En realidad, Dios se hizo tan real para Pablo que él trabajó y le sirvió más que el resto de los apóstoles (versículo 10).
Pablo les recordó a los corintios cuán importante era creer en la resurrección de Cristo. Algunos creían que no hubo resurrección (versículo 12). Para Pablo, esto era insensatez. ¿Cómo alguien podría decir que no había resurrección cuando Su resurrección fue claramente presenciada por centenares de personas?
En los versículos 14-19, Pablo les recordó a los corintios simplemente cuan vanas eran las cosas si Jesús no había resucitado de entre los muertos. Primero, si Cristo no resucitó, entonces la predicación y la fe de Pablo eran vanas (versículo 14). El evangelio de la salvación que él predicó estaba sólidamente anclado en la resurrección. Si Cristo no había resucitado de entre los muertos, entonces lo que predicaba Pablo era vano, y él arriesgaba su vida por nada.
En segundo lugar, si Cristo no había resucitado, los testigos de esa resurrección habían mentido (versículo 15). Si la resurrección no fuera cierta, entonces Pablo y todos los apóstoles que evangelizaban eran mentirosos y engañadores. Le estaban ofreciendo una esperanza falsa a un mundo moribundo.
En tercer lugar, según Pablo, si Cristo no había resucitado la fe cristiana era vana y los que creyeron antes de nosotros están perdidos eternamente (versículo 15). ¿Qué propósito serviría ser cristiano si nuestro Dios no fuera victorioso sobre el pecado y la muerte? ¿Le podríamos servir a un Dios que no podía superar el pecado y la muerte? ¿Qué esperanza habría para la eternidad si el Señor Jesús no pudiera superar la tumba? Si Cristo no conquistó la tumba, entonces no puede haber esperanza de ninguna cosa después de este mundo.
Pablo procedió a decir que si no hay resurrección, los cristianos deben ser los más dignos de conmiseración de todas las personas (versículo 19). Arriesgan sus vidas por una esperanza falsa. Le sirven a un Dios que nunca podría salvar. Para Pablo, la verdad de la resurrección era esencial. Era la esperanza central de los creyentes.
En los versículos 30-32, Pablo les recordó a los corintios cuán vano era su propio ministerio si no hubiera resurrección. ¿Por qué él pondría en peligro su vida predicando el evangelio si no fuera verdadero? Cada día él tenía que morir a sí mismo para servirle al Señor Jesús. En Éfeso, él combatió a las bestias salvajes por causa de su posición en el evangelio. ¿Por qué hacía él estas cosas si Jesús no había resucitado de entre los muertos? Todos sus esfuerzos serían infructíferos y vanos. No se nos dice que clase de “bestias salvajes” Pablo tuvo que enfrentar en Éfeso. Algunos creen que Pablo había sido lanzado a las bestias salvajes en una arena y había sobrevivido. Otros le ven hablando simbólicamente de la gente que había hecho su estancia en Éfeso muy poca placentera.
Habiéndole recordado a los corintios de la inutilidad de su fe si no hubiera resurrección, Pablo procedió a reasegurarle a sus lectores que el Señor ciertamente había resucitado y que su esperanza no era en vano. Cristo es las primicias de los muertos, Pablo les dijo a sus lectores en el versículo 20. Los primeros frutos del huerto eran presentados al Señor como una ofrenda de acción de gracias (Éxodo 23:16; Deuteronomio 25:17). Este primer fruto de la tierra era una promesa de que habría más. Como Jesús fue el primero en resucitar de entre los muertos, Él es la promesa de más resurrecciones por venir. Adán trajo muerte al mundo por su pecado, pero Jesús trajo resurrección de la muerte para los que creen en Él (versículo 21-23).
Según Pablo, el Señor Jesús desbaratará todos los demás dominios, autoridades y poderes (versículo 24). Cristo regresará a la tierra para conquistar y destruir a todos los enemigos de Dios. El último enemigo en ser destruido será la muerte misma (versículo 26). Dios Padre ha dado a Cristo esta autoridad. Después de que Él haya conquistado la muerte y todos nuestros enemigos, el Señor Jesús victoriosamente entregará todo a Su Padre (versículo 28). Pablo habla con seguridad absoluta aquí. Cristo ha superado la muerte y Él destruirá su poder de una vez para siempre.
En Corinto había quienes se bautizaban en nombre de sus seres queridos recién fallecidos, con la esperanza de que este bautismo impartiría algún favor en la otra vida. En ninguna parte de la Sagrada Escritura se les manda esto a los creyentes. Pablo no estaba promoviendo este tipo de bautismo. Él estaba meramente usando esta pequeña ilustración para demostrar un argumento acerca de la resurrección. Cuando Pablo estuvo en Atenas, él utilizó un ídolo dedicado a un Dios desconocido para compartir el mensaje del evangelio con la gente de Atenas (Hechos 17). Al utilizar a este ídolo como una herramienta para testificar, Pablo no estaba aprobando la práctica de la idolatría. Él estaba meramente usando una práctica cultural para ilustrar el evangelio. Aquí Pablo parece haber estado haciendo lo mismo. Él le recordó a la gente esta costumbre pagana y preguntó por qué alguien practicaría el bautismo por los muertos, ¿si no hubiera resurrección? Hasta los paganos de Corinto creían en la resurrección.
En esta sección de la Sagrada Escritura, Pablo enfatizó simplemente cuán importante es sujetarse firmemente a la doctrina de la resurrección de Jesucristo. Sin esta doctrina no hay esperanza. Nuestra predicación sería vana y nuestro sufrimiento por el evangelio sería en vano (versículos 3033). Si Cristo no resucitó de entre los muertos, todos nosotros vivimos sólo por el momento y pereceremos en nuestros pecados.
Pablo les suplicó a los corintios que vivieran respetuosamente en la verdad de la resurrección y la salvación en Cristo. Tenían que compartir esa verdad con otros que eran ignorantes de Dios (versículo 34). La verdad acerca de una resurrección y la salvación del pecado eran demasiado buenas para guardárselas para sí mismos.
Para Considerar:
¿Qué nos enseña este capítulo de la importancia de la doctrina de la resurrección de Jesús?
¿Qué nos enseña Pablo de ser un creyente verdadero? ¿Cuál es la diferencia entre un creyente verdadero y uno que simplemente comprende el mensaje del evangelio?
¿Vivimos nuestras vidas a la luz del hecho que el Señor Jesús está vivo y regresará un día a esta tierra?
¿Qué impacto tendrá nuestra comprensión de la resurrección de los muertos en cómo vivimos nuestras vidas?
¿Dónde estaríamos sin una esperanza de resurrección de los muertos?
Para Orar:
Agradezca al Señor que Él ha conquistado la muerte.
Pídale a Dios que le ayude a vivir su vida con la comprensión de que Él ha resucitado para ofrecerle nueva vida y esperanza. Pídale que le libere de la vanidad de vivir sólo para esta vida.
Pídale al Señor que le dé la seguridad de que usted es un creyente verdadero y no meramente uno que comprende el mensaje del evangelio intelectualmente.
Pídale a Dios que le ayude a vivir en la realidad de la salvación que Él le ha ofrecido en Cristo.
33 – Lo que Pasa con los Muertos
Leer 1 Corintios 15:35-58
La discusión de Pablo acerca de la resurrección trajo a colación algunas preguntas prácticas. Si había resurrección, como Pablo afirmaba, ¿cómo resucitarían los muertos? ¿Cómo sería el cuerpo resucitado? En esta siguiente sección, Pablo se ocupa de estas preguntas específicas.
Para contestar estas preguntas, Pablo empezó por compartir con los corintios un ejemplo del mundo de las plantas. Cuando usted siembra una semilla, él les dijo a los corintios, es necesario que la semilla muera para que una planta pueda crecer en su lugar. Cuando las semillas pequeñas son plantadas en el huerto, la expectativa es que esas semillas pequeñas producirán las plantas que, a su vez, producirán fruto. La semilla no se parece en nada a la planta completamente desarrollada. En forma muy similar, cuando este cuerpo terrenal muere y es plantado en la tumba, podemos esperar que sea resucitado a la vida nuevamente, será muy diferente del cuerpo que actualmente tenemos.
No toda carne es la misma (versículo 39). En el reino animal, las aves tienen un tipo de cuerpo y los peces tienen otro. Sus cuerpos están adaptados al medio en el que viven.
Asimismo, hay una diferencia entre un cuerpo terrenal y un cuerpo celestial (versículos 40-41). Lo mismo que el sol y la luna difieren en el esplendor, así también nuestro cuerpo terrenal será diferente de nuestro cuerpo celestial. No debemos esperar que vayamos al cielo con estos cuerpos actuales. Dios nos dará un nuevo cuerpo adecuado a la vida de resurrección. ¿En qué manera nuestro nuevo cuerpo celestial será diferente de este cuerpo terrenal? Pablo describió algunas de las diferencias.
Primero, nuestro nuevo cuerpo será inmortal (versículo 42). Sabemos cuán frágil es la vida aquí en esta tierra. En el mejor de los casos, podríamos vivir 80 o 90 años y entonces morimos. Muchas cosas pueden acortar esos años de nuestra vida. Enfermedad, tragedia, o violencia pueden apagar de un soplo nuestras vidas en un instante. Este no será el caso con nuestros nuevos cuerpos. Nunca morirán. La enfermedad no los dañará. La vejez nunca los debilitará.
En segundo lugar, el nuevo cuerpo será glorioso (versículo 43). El cuerpo presente que nosotros tenemos ahora es una creación maravillosa. Las capacidades que tenemos de ver, oír, y hablar son maravillosas. Este cuerpo refleja algo de la gloria y la majestad del Creador. Sin embargo, por otra parte, este cuerpo se deteriora y es capaz de las peores formas de delitos imaginables. Mi corazón puede ser mentiroso y corrupto desmedidamente. Mi boca puede pronunciar palabras profanas e hirientes. Los efectos del pecado han corrompido esta creación maravillosa.
Toda esta corrupción será revertida en la era venidera. El nuevo cuerpo será glorioso. Reflejará la gloria del que lo creó de una manera que no puede hacerlo ahora. No estará afectado por el pecado y las consecuencias del pecado. En el cuerpo celestial, ya no combatiré con mis tentaciones y caminos pecaminosos. Mis lujurias y mis deseos de maldad dejarán de existir. Nunca más se escucharán de mis labios palabras malvadas y corruptas. Este nuevo cuerpo será glorioso. Será un reflejo claro de Cristo.
En tercer lugar, el nuevo cuerpo será poderoso (versículo 43). En este cuerpo presente, soy limitado. En realidad, tan maravilloso como es este cuerpo terrenal humano, es débil y desvalido. Insectos diminutos pueden cargar objetos muchas veces su peso. Esto no es cierto del cuerpo humano. Nunca ha dejado de asombrarme cómo diminutos animales pueden encontrar un hueco en un árbol o en el suelo en alguna parte y sobrevivir durante incluso el más frío de los inviernos. El cuerpo humano es incapaz de hacer esto. Como ya hemos dicho, este cuerpo humano es propenso a cansarse, debilitarse y enfermarse. Si bien mi cuerpo celestial no será omnipotente (solamente Dios es omnipotente), será un cuerpo fuerte y saludable muy diferente a cualquier cosa que he experimentado aquí abajo.
Cuarto, el nuevo cuerpo será espiritual (versículo 44). No debemos entender de esto que no tendremos cuerpos físicos. Incluso el Señor Jesús cuando resucitó de entre los muertos, tenía un cuerpo físico que los discípulos podían tanto tocar como reconocer (Lucas 24:39). Sin embargo este cuerpo, también será un cuerpo espiritual. Aun cuando el nuevo cuerpo tendrá forma física, será un cuerpo que estará en sintonía con Dios y Sus planes eternos.
Recibimos nuestros cuerpos terrenales a través de Adán, el primer hombre, ya que somos todos sus descendientes. Sin embargo, nuestros nuevos cuerpos, vienen a través de Cristo. Pablo les recordó a los corintios en el versículo 48 que “como es el hombre celestial, así también son los celestiales”. Del mismo modo que somos actualmente como Adán, nosotros un día seremos como Cristo (versículo 49).
Pablo procedió a recordarles a sus lectores en el versículo 50 que “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios.” Cuando Pablo habló aquí de carne y sangre, él estaba refiriéndose al cuerpo humano terrenal. Él simplemente estaba diciendo que este cuerpo presente de carne y hueso no irá con nosotros al cielo. Nos despojaremos de este cuerpo con su pecado y sus imperfecciones. Llevaremos con nosotros al cielo un cuerpo inmortal y libre de pecado. Incluso los que no mueran antes de que el Señor regrese necesitarán despojarse de este cuerpo actual de carne y hueso antes de entrar en el cielo (versículo 51).
¿Cuándo ocurrirá todo esto y cómo ocurrirá? Pablo les recordó a los corintios que todo este proceso es un misterio. Ningún ser humano puede comprender la mente de Dios. Este proceso de resucitar a los muertos y darles un nuevo cuerpo trasciende nuestra capacidad de comprensión.
Sin embargo Pablo sabía que este proceso sería un proceso instantáneo. En otras palabras, cambiaremos en un abrir y cerrar de ojos (versículo 52). En el tiempo que le toma a usted pestañear, usted recibirá un nuevo cuerpo.
¿Cuándo tendrá lugar este proceso? Pablo les recordó a los corintios que este cambio sucedería en la última trompeta (versículo 52). Esa trompeta sonará cuando Dios resucite a los muertos en el último día. En ese día todos nosotros recibiremos nuestros cuerpos imperecederos. Esto implica que los creyentes, cuyos cuerpos físicos están en la tumba, todavía no han recibido sus cuerpos resucitados, aunque sus almas hayan ido a estar con el Señor. En el día cuando El Señor transforme nuestros cadáveres en cuerpos resucitados y se trague a la muerte en victoria, las almas celestiales serán vestidas de sus cuerpos resucitados (versículo 54).
¿Qué le ocurre al viejo cuerpo? El cuerpo terrenal se descompone en la tumba. Nunca veremos ese cuerpo otra vez. El cuerpo que veremos será un cuerpo completamente nuevo. Si nuestros viejos cuerpos terrenales no son llevados con nosotros al cielo, ¿cómo debemos comprender la resurrección de los muertos? Dios levantará de la tumba un nuevo cuerpo que será unido con nuestra alma. Del mismo modo que él levantó a Adán del polvo del suelo en el día de la creación, del mismo modo otra vez Él levantará un nuevo cuerpo para cada creyente en la tumba. Ese nuevo cuerpo estará vestido con lo imperecedero. Nunca morirá. La muerte no tendrá victoria sobre este cuerpo. El pecado hizo que el viejo cuerpo muriera. Esto fue el resultado de la maldición sobre Adán (ver Génesis 3:19). Esa maldición sólo tuvo efecto sobre el cuerpo terrenal. Ella no puede tocar este nuevo cuerpo celestial (versículo 56). Todo esto es posible por medio de la obra del Señor Jesús. Él nos da la victoria (versículo 57). Debido a que Él lidió con el pecado, el aguijón de la muerte ha sido destruido.
A la luz de estas verdades, debemos permanecer firmes (versículo 58). Nada nos debería mover de nuestro compromiso con Cristo y Su reino. Nada nos debería distraer de nuestras tareas. Sabemos que nuestros esfuerzos no serán en vano. Nuestra esperanza es segura. Lo peor que este mundo nos puede hacer, es quitarnos nuestro cuerpo perecedero. Sin embargo, Dios remplazará ese cuerpo con uno nuevo celestial.
Lo que se desprende de la enseñanza de Pablo aquí es que habrá una resurrección al final de los tiempos. Nuestros viejos cuerpos perecerán en la tumba, pero Dios levantará un nuevo cuerpo que se unirá a nuestra alma en el cielo. En esto tenemos gran esperanza.
Para Considerar:
¿Qué limitaciones tenemos en nuestros cuerpos actuales? ¿Qué promesas nos da Pablo aquí concernientes a nuestros nuevos cuerpos?
¿Qué clase de cuerpos recibiremos en la resurrección? ¿Qué nos enseña Pablo de esos cuerpos?
¿Cómo debería influenciar la comprensión de la resurrección a la manera que vivimos la vida y servimos al Señor hoy?
Para Orar:
Dele al Señor las gracias por las promesas preciosas que Él nos da en esta sección de la Sagrada Escritura.
Pídale a Dios que les ayude a no poner sus prioridades en las cosas arriba y en las cosas temporales de esta tierra.
Dele al Señor las gracias por este cuerpo terrenal en el cual podemos servir. Agradézcale que Él le promete un cuerpo nuevo y glorioso a todos los que le amen y le acepten.
34 – Comentarios Finales
Leer 1 Corintios 16:1-24
Pablo concluye su carta a los corintios con una serie de comentarios de diversos temas. Examinaremos estos individualmente.
La Colecta Para Jerusalén (versículos 1-4)
Pablo comenzó con algunos comentarios acerca de una ofrenda que los corintios estaban recolectando para la iglesia en Jerusalén. Tanto los creyentes corintios como los gálatas estaban recogiendo dinero para aliviar la carga de pobreza entre los creyentes en Jerusalén. Pablo alentó a los corintios a apartar dinero cada domingo cuando se reunían. Algunas personas podrían dar más que otras, pero cada persona debía contribuir con lo que pudiera. Pablo pensaba visitar a los corintios y él quería que la colecta estuviera completa antes de su llegada. Pablo escribiría cartas de presentación para determinados hombres para que ellos llevaran este dinero a la iglesia en Jerusalén. Según el versículo 4, él estaba también dispuesto a acompañarlos en este viaje.
Lo que es importante que nosotros nos demos cuenta aquí es que el apóstol alentó a los creyentes corintios a considerar las necesidades del cuerpo mayor de Cristo. No debían estar tan preocupados por sus propias necesidades financieras de modo que olvidaran las necesidades de los creyentes que sufrían en otras ciudades.
Pablo Desea Visitar Corinto (versículos 5-9)
Era el deseo de Pablo visitar a los corintios. Él pensaba visitarlos cuando él pasara a través de la región de Macedonia. Él sabía que los corintios necesitaban estar conectados más completamente con la Palabra. Él quería pasar tiempo con ellos, enseñándoles y alentándolos en la fe.
Pablo también quería visitar Éfeso. Había una puerta de oportunidad para el evangelio en esta área. No se nos dice lo que era esta oportunidad. Sin embargo es claro que el Señor tenía un trabajo que Él quería hacer en Éfeso y Satanás también estaba moviéndose para contrarrestar ese trabajo. A Pablo no le daba miedo enfrentar a Satanás. Él sabía que aunque el enemigo era real, Dios es mayor. Su confianza estaba en el Señor Todopoderoso.
La visita de Timoteo (versículos 10-11)
Pablo les informó a los corintios que Timoteo también quería visitarlos. Pablo reaseguró a los corintios del carácter sincero de Timoteo y de su obra para el Señor. Debían tratarlo con la dignidad que él merecía como siervo de Dios y enviarle en su camino a fin de que él pudiera unirse a Pablo.
La visita de Apolo (versículo 12)
Pablo había instado fuertemente a Apolo a visitar a los corintios, pero su agenda era tal que él no podía ir inmediatamente. Apolo visitaría Corinto cuando él tuviera la oportunidad. No se nos dice por qué Pablo consideraba fuertemente este asunto. ¿Pudiera ser por el respeto que ciertos individuos tenían por Apolo en Corinto? Claramente, la preocupación última de Pablo era que los corintios estuvieran adiestrados y estuvieran animados en su fe. Pablo creyó que Apolo tenía mucho que contribuir a este proceso.
Lo que es importante que nosotros entendamos es que Pablo tenía una preocupación profunda por el discipulado de los que llegaban a conocer al Señor. Solamente en este capítulo, vemos los esfuerzos que Pablo experimentó para asegurar que los corintios maduraran en su fe. Él pasó gran cantidad de tiempo escribiéndoles esta carta. Él quería visitarlos personalmente para alentarlos e instruirlos. Él quería también que Timoteo y Apolo los visitaran. El seguimiento en el discipulado era importante para el ministerio del apóstol Pablo.
Llamado a Permanecer Firmes (versículo 13)
Aun cuando Pablo hizo lo imposible por enviar a los maestros y alentar a los corintios, él se dio cuenta que los corintios necesitaban tomar una postura. Él les retó por consiguiente a que permanecieran firmes en la fe. A la luz de los obstáculos en su camino, tenían que ser fuertes y valientes. En todo lo que hicieran, tenían que actuar en amor como él les había enseñado (capítulo13).
Una Palabra acerca de Estéfanas (versículos 15-18)
Pablo habló a los corintios acerca de la familia de Estéfanas. Pablo había bautizado a esta familia (1:16). Estaban entre los primeros creyentes en Acaya y se habían dedicado al servicio de los santos. Aun cuando no recibieron la alabanza que merecieron, su trabajo tuvo mucha importancia.
Parece que Estéfanas y sus amigos Fortunato y Acaico habían venido a visitar a Pablo. Su visita fue un verdadero estímulo para él en un tiempo cuando él en particular lo necesitaba. Estéfanas sobresalió en este ministerio de estímulo. Pablo retó a la iglesia a respetar y someterse a estos hombres y a otros que luchaban por el reino de Dios. Como hemos visto, los corintios tenían un problema con la sumisión y respeto a los siervos de Dios en el ministerio. Aquí Pablo les dijo que respetaran a estos siervos cuyo ministerio estaba tras bastidores y no siempre se veía.
Saludos de otras Iglesias (versículos 19-20)
Antes de concluir su carta, Pablo envió saludos de las iglesias en la provincia romana de Asia, en el cual Éfeso era la ciudad capital. Aquila, Priscilla y la iglesia que se reunía en su casa los saludaba. Pablo había conocido a esta pareja originalmente en Corinto (Hechos 18:1). Ellos ahora se habían involucrado mucho en el ministerio.
Pablo alentó a los creyentes a saludarse con un ósculo santo. Ésta parece haber sido la forma estándar de los cristianos saludarse en esta época.
Palabras Finales (versículos 21-24)
Pablo finalizó diciéndoles a los creyentes que él escribió esta parte de la carta con su propio puño y letra. Pablo probablemente dictaba las cartas a un escriba. Algunos comentaristas creen que esto era porque él veía mal. A veces Pablo escribía un saludo en su propia escritura a mano para autenticar la carta y también hacerla más personal.
Pablo invocó una maldición sobre el que no amara al Señor. No deberíamos ver esto como que es una maldición sobre todos los incrédulos. Pablo pudo haber invocado esta maldición sobre los que se llamaban creyentes, pero no vivían en el amor de Cristo. Estos individuos eran manchas en la iglesia y blasfemaban el nombre del Señor con sus vidas.
En el versículo 22 Pablo usó la expresión aramea Maranatha, que significa “Nuestro Señor, ven.” Éste pudo haber sido un saludo común en los inicios de la iglesia. Esto les recordó a los corintios que El Señor venía otra vez. Necesitaban vivir sus vidas a la luz de Su regreso. Pablo terminó asegurándoles de su amor profundo por ellos y deseando la gracia de Dios para ellos, como había hecho en el comienzo de la carta (1:3).
La iglesia en Corinto estaba lejos de ser perfecta. Había una serie de asuntos en la iglesia que necesitaban ser tratados. Es apropiado que Pablo concluyera la carta con una bendición de la gracia de Dios. Después de todas las cosas que hemos visto ocurrir en la iglesia de Corinto, ellos verdaderamente necesitaban ser asegurados del favor inmerecido de Dios.
Para Considerar:
¿Está su iglesia involucrada en proyectos misioneros como lo estuvieron las iglesias de Corinto y Galacia?
¿Qué nos enseña este capítulo acerca de la necesidad del discipulado en el cuerpo de Cristo?
Examine la actitud de Pablo en este capítulo hacia los corintios. ¿Qué nos dice esto sobre la actitud que necesitamos tener hacia los que todavía son inmaduros en la fe?
¿Qué aprendemos aquí acerca de la necesidad de respetar y honrar a los que sirven al Señor con fidelidad serena? ¿Hay personas así en su iglesia que no reciben el respeto que merecen?
Para Orar:
Tome un momento para considerar las necesidades de otras iglesias en su área. Pídale a Dios que satisfaga estas necesidades particulares.
Tome un momento para orar por un cristiano que es débil en la fe. Pregúntele a Dios si hay algo que Él quiere que usted haga para ayudar a esta persona a madurar espiritualmente.
Tome un momento para darle al Señor las gracias por los líderes espirituales que Él le ha dado. Dele también las gracias por los hermanos que han tenido definitivamente un impacto en su vida.