Una Mirada Devocional al Juicio, Cruicifixión, Resurrección y Ascensión de Cristo
F. Wayne Mac Leod
Mateo, Marcos y Lucas. Volumen 3
Copyright © 2009 por F. Wayne Mac Leod
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro puede ser reproducida o trasmitida en forma alguna o por medio alguno sin el permiso por escrito de parte del autor.
Todas las referencias bíblicas, a menos que se indique otra versión, fueron tomadas de la Santa Biblia, Reina Valera. © 1960 por la Sociedad Bíblica Internacional.
Especial agradecimiento a: Diane Mac Leod, Suzanne St. Amour sin las cuales este libro sería mucho más difícil de leer. Corrección de Prueba.
Traducción al español: Danilo Adrián Rodríguez Pérez. 1ra Bautista “Maranatha” Holguín. Cuba.
Tabla de Contenidos
- Prologo
- Capítulo 1 – Mateo 21:1-11; Marcos 11:1-11; Lucas 19:29-44 – La Entrada Triunfal
- Capítulo 2 – Mateo 21:12-17; Marcos 11:15-19; Lucas 19:45-48 – La Segunda Purificación del Templo
- Capítulo 3 – Mateo 21:18-22; Marcos 11:12-14; 20-26- La Higuera Maldecida
- Capítulo 4 – Mateo 21:23-27; Marcos11:27-33 ; Lucas 20:1-8 – La Autoridad de Cristo Desafiada
- Capítulo 5 – Mateo 21:28-32 – Los Dos Hijos
- Capítulo 6 – Mateo 21:33-46 ; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19 – Los Labradores Malvados de la Viña
- Capítulo 7 – Mateo 22:1-14 – El Banquete de Bodas
- Capítulo 8 – Mateo 22:15-22; Marcos 12:13-17; Lucas 20:20-26 – Pagar al Cesar
- Capítulo 9 – Mateo 22:23-33; Marcos 12:18-27; Lucas 20:27-40 – Preguntas sobre la Resurrección
- Capítulo 10 – Mateo 22:34-40; Marcos 12:28-34 – El Mandamiento Más Grande
- Capítulo 11 – Mateo 22:41-46; Marcos 12:35-37; Lucas 20:41-44 – Jesús, el Hijo De David
- Capítulo 12 – Mateo 23:1-39; Marcos 12:38-40; Lucas 20:45-47- Ay de los Escribas y de los Fariseos
- Capítulo 13 – Marcos 121:41-44; Lucas 21:1-4 – La Ofrenda de la Viuda
- Capítulo 14 – Mateo 24:1-14; Marcos 13:1-14; Lucas 21:5-20 – Señales del Fin, Parte 1
- Capítulo 15 – Mateo 24:15-35; Marcos 13:15-31; Lucas 21:21-33 – Señales del Fin, Parte 2
- Capítulo 16 – Mateo 24:36-51; Marcos 13:32-37; Lucas 21:34-38 – Señales del Fin, Parte 3
- Capítulo 17 – Mateo 25:1-13 – La Parábola de las Diez Vírgenes
- Capítulos 18 – Mateo25:14-30 – La Parábola de los Talentos
- Capítulos 19 – Mateo 25:31-46 – Las Ovejas y las Cabritos
- Capítulo 20 – Mateo 26:1-5; Marcos 14:1-2; Lucas 22:1-2 – El Complot Para Matar a Jesús
- Capítulo 21 – Mateo 26:6-13; Marcos 14:3-9 – Jesús es Ungido
- Capítulo 22 – Mateo 26:14-16; Marcos 14:10-11; Lucas 22:3-6 – Judas Acuerda Traicionar a Jesús
- Capítulo 23 – Mateo 26:17-19; Marcos 14:12-16; Lucas 22:7-13 – Preparación Para la Pascua
- Capítulo 24 – Mateo 26:20-25; Marcos 14:17-21 – El Traidor
- Capítulo 25 – Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-23 – La Cena del Señor
- Capítulo 26 – Lucas 22:24-30 – ¿Quién Es El Mayor?
- Capítulo 27 – Mateo 26:31-35; Marcos 14:27-31; Lucas 22:31-38 – Predicción de la Negación de Pedro
- Capítulo 28 – Lucas 22:35-38 – Provisiones Para El Viaje
- Capítulo 29 – Mateo 26:30-46; Marcos14:26-42; Lucas 22:39-46 – La Oración de Jesús en Getsemaní
- Capítulo 30 – Mateo 26:47-56; Marcos 14:43-52; Lucas 22:47-53 – Jesús es Traicionado y Arrestado
- Capítulo 31 – Mateo 26:57-75; Marcos 14:53-72; Lucas 22:54-71 – El Juicio de Jesús y la Negación de Pedro
- Capítulo 32 – Mateo 27:1-10 – Judas se Suicida
- Capítulo 33 – Mateo 27:11-14; Marcos 15:1-5; Lucas 23:1-5 – Jesús ante Pilatos
- Capítulo 34 – Lucas 23:6-12 – Jesús Ante Herodes
- Capítulo 35 – Mateo 27:15-26; Marcos 15:6-15; Lucas 23:13-25 – Jesús Ante Pilatos Otra Vez
- Capítulo 36 – Mateo 27:27-31; Marcos 15:16-19 – Jesús Es Condenado
- Capítulo 37 – Mateo 27:32-34; Marcos 15:20-34; Lucas 23:26-32 – Jesús Camino al Calvario
- Capítulo 38 – Mateo 27:35-44; Marcos 15:24-32; Lucas 23:33-43 – En la Cruz, Parte 1
- Capítulo 39 – Mateo 27:45-50; Marcos 15:33-37; Lucas 23:44-46 – En la Cruz, Parte 2
- Capítulo 40 – Mateo 27:51-56; Marcos 15:38-41; Lucas 23:47-49 – Acontecimientos Posteriores la Muerte de Cristo
- Capítulo 41 – Mateo 27:57-61; Marcos 15:42-47; Lucas 23:50-56 – El Entierro de Jesús
- Capítulo 42 – Mateo 27:62-66 – La Guardia en el Sepulcro
- Capítulo 43 – Mateo 28:1-8; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12 – La Visita a la Tumba
- Capítulo 44 – Mateo 28:9-10; Marcos 16:9-11 – Jesús Aparece a María Magdalena y a otras Mujeres
- Capítulo 45 – Mateo 28:11-15 – Los Guardias Informan de la Resurrección
- Capítulo 46 – Marcos 16:12-13; Lucas 24:13-35 – En el Camino a Emaús
- Capítulo 47 – Marcos 16:14; Lucas 24:36-43 – Cristo se Aparece a Sus Discípulos
- Capítulo 48 – Mateo 28:16-20; Marcos 16:15-18 – La Gran Comisión
- Capítulo 49 – Lucas 24:44-49 – La Palabra y el Espíritu
- Capítulo 50 – Marcos 16:19-20; Lucas 24:50-53 – Jesús Regresa a Su Padre
- Índice de Pasajes Bíblicos
Prologo
Mateo, Marcos y Lucas narran la historia de la vida del Señor Jesucristo desde su nacimiento hasta su resurrección y ascensión. Hay mucha repetición en los relatos de estos tres escritores. Todos narran la misma historia. Con el interés de no repetirme a mí mismo, he decidido examinar los relatos juntos. Las historias de Mateo, Marcos, y Lucas no solamente se complementan mutuamente, sino que cuando se les examina en conjunto, nos dan una mejor descripción de la vida y el ministerio del Señor Jesús.
He encontrado varios problemas al hacer esta armonía de Mateo, Marcos y Lucas. Probablemente el problema más grande tuvo que ver con el orden de los acontecimientos. Los escritores del Evangelio no siempre incluyen el orden de los acontecimientos de la vida de Cristo en el mismo orden. Este comentario no es una autoridad sobre el orden de los acontecimientos registrados en estos Evangelios.
Otro problema que encontré, es más bien un problema para el lector. Ya que estoy comentando sobre los tres Evangelios al mismo tiempo, el lector se ve forzado a saltar de un pasaje al otro. Para simplificar esto, he suministrado un índice de pasajes y los capítulos donde el lector puede encontrar los comentarios. Consulte el índice si usted está buscando un pasaje específico.
La gran cantidad de material cubierto en estos tres Evangelios presentaba además otro desafío. He decidido cubrir el material en tres volúmenes. En este volumen examinaremos el arresto, juicio, crucifixión, resurrección y ascensión del Señor Jesús. Vea el índice para el listado de pasajes cubiertos en este tercer volumen.
Ruego para que este comentario le revele a usted en una manera más grande la obra y la enseñanza del Señor Jesús. Que esto le pueda señalar hacia su gran obra a favor de usted. Que ello le desafíe a una mayor entrega y amor por Él, por lo que Él hizo en la cruz.
Este comentario, así como todos los otros en esta serie, está diseñado para ser devocional por naturaleza. Mi deseo es que no solamente le imparta conocimiento, sino también vida. Es mi deseo que cada lector comprenda el pasaje y sea cambiado por su verdad. Confío que usted será una persona diferente al transitara través de estos importantes libros de la Biblia. Que Dios le bendiga ricamente a medida que usted se adentra en este estudio.
F. Wayne Mac Leod.
Capítulo 1 – La Entrada Triunfal
Leer Mateo 21:1-11; Marcos 11:1-11; Lucas 19:29-44
Por algún tiempo el Señor Jesús ha estado en camino a Jerusalén. Cuando Él y sus discípulos se acercaron a la ciudad, el Señor Jesús envió dos de sus discípulos delante. Él les dijo que fueran a una cierta aldea y ellos encontrarían una asna atada con un pollino joven cerca. Ellos debían desatarlos y traerlos a Él. Mateo 21:2 nos da la clara impresión que el pollino y la asna fueron traídos a Jesús. Marcos y Lucas nos dicen que este pollino joven nunca había sido montado.
Nosotros nos preguntamos por qué el Señor Jesús escogió montar un pollino joven que nunca había sido montado. Yo no imagino que un rey de ese día hubiera escogido entrar en una ciudad montado en un pollino joven que nunca había tenido a nadie en su lomo. Tomaría cierta cantidad de tiempo para entrenar un asno joven a permitir que alguien montara en su lomo. El hecho que este pollino estuviera dispuesto a permitir que Jesús montara sobre él cuando nunca había tenido a nadie sobre su lomo antes era en sí un milagro.
Normalmente cuando un rey entraba en una ciudad lo hacía montando su caballo de guerra. El pollino era un animal muy sencillo. No era un caballo de guerra finamente decorado. Este pollino particular había sido pedido prestado a una persona ordinaria de la comunidad. Era un animal humilde. Jesús entró en Jerusalén en humildad.
El pollino era joven. Tenía una vida completa por delante de él. Este pollino era un símbolo de algo nuevo. Era símbolo de esperanza y de un futuro.
El pollino era inexperto. Él nunca antes había sido montado por ningún hombre. Como un animal sencillo e inexperto se le dio la tarea de llevar al Señor Jesús a la comunidad de Jerusalén para realizar la tarea más grande jamás llevada a cabo. Él trajo a Jesús a la ciudad donde sería crucificado y moriría por los pecados del mundo. Yo encuentro este símbolo realmente refrescante. Nosotros también somos personas sencillas y ordinarias que hemos recibido la responsabilidad de llevar al Señor Jesús a las comunidades alrededor de este mundo.
Cuando los discípulos entraron en la aldea en obediencia al mandato del Señor, Jesús les dijo que si cualquiera preguntaba por qué ellos estaban desatando al pollino debían decirles que el Señor lo necesitaba. Jesús sabía que los dueños le entregarían voluntariamente su pollino. Noten cómo el Señor no preguntó, Él simplemente vino y lo tomó. Recuerde que todo lo que tenemos ya le pertenece a Él. Él no necesita pedir lo que es suyo. ¿Ha usted entregado todo lo que tiene a Él? ¿Se entregaría usted, como el dueño del pollino, voluntariamente a Jesús? ¿Cuán a menudo luchamos para aferrarnos a nuestras posesiones? ¿Cuán a menudo se ha obstaculizado la obra del reino porque nos hemos negado a entregar lo que ya le pertenece a Dios?
Debe entenderse que los caminos de Dios no son nuestros caminos. Jesús pidió un pollino inexperto sobre el cual nadie se había sentado. Puede usted imaginar al dueño de ese pollino diciendo: “Este pollino nunca ha sido montado; no sería bueno para el Señor. Permítanme ofrecer mi caballo fino en cambio.” El Señor no estaba buscando un caballo de guerra fino. El Señor quería el pollino. Los discípulos no cuestionaron la sabiduría del Señor, ni tampoco lo hizo el dueño.
Habrá momentos cuando no entenderemos los caminos del Señor. ¿Por qué Él usaría a personas débiles con todo tipo de faltas cuando hay personas más experimentadas y más sabias que Él podría usar? Nosotros permitimos que la sabiduría y razonamientos humanos atropellen lo que el Señor está pidiendo. Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Ellos no siempre tendrán sentido para nosotros, pero el desafío de este pasaje es que nos entreguemos a Él aun cuando no entendamos.
Mateo nos dice que estos eventos que tuvieron lugar en este día fueron en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9:
¡Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna!
Los discípulos hicieron exactamente lo que el Señor les dijo. Ellos llegaron a la aldea y encontraron la asna con el pollino y empezaron a desatarlo. Los dueños les preguntaron lo que ellos estaban haciendo y ellos respondieron como Jesús les dijo, diciendo que el Señor lo necesitaba. Los dueños les permitieron tomar el pollino.
Ellos le llevaron el pollino a Jesús y cuando ellos habían puesto sus mantos sobre él, Jesús se montó encima. Otra vez vemos la sencillez aquí. Sus mantos se usaron para cubrir la silla de montar.
Cuando Jesús entró montado en la ciudad de Jerusalén una gran multitud le dio la bienvenida. Ellos tendieron sus mantos en el camino cuando Él pasaba. Algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían delante de Él. Poner estos objetos delante del Señor era la manera en que la multitud mostraba su respeto. Incluso en nuestro tiempo cuando personas de importancia vienen a nuestra comunidad, nosotros a menudo rodamos una alfombra roja para que ellos caminen sobre ella. Esto es lo que estaba ocurriendo en ese día.
Nosotros solo podríamos imaginar lo que el pollino habría estado sintiendo en ese momento. Él nunca había sido montado. Las multitudes lo habrían puesto muy nervioso. No tenemos ningún registro, sin embargo, del pollino desbocándose o reaccionando ante la multitud. Parece continuar hacia Jerusalén. Puede ser que la madre estaba al lado del pollino (vea el registro de Mateo). Esto habría ayudado a calmarlo. Más importante, sin embargo, necesitamos ver la obra de Dios manteniendo la calma del pollino a pesar de la confusión a su alrededor. Él hará lo mismo por nosotros.
Cuando Jesús entró a la ciudad, la multitud empezó a aclamar:
¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! (Mateo 21:9).
La palabra “hosanna” literalmente significa “salva ahora”. Al aclamar esta palabra, la multitud está pidiéndole a Jesús que los salve. Hay que ver que la salvación que ellos buscaban no era la salvación que Él había venido a ofrecer. Ellos estaban esperando una salvación política. Ellos reconocían que Jesús había venido de Dios. Ellos habían visto sus milagros y habían sacado sus conclusiones. Esas conclusiones, sin embargo, serían pronto puestas a prueba. Muy pronto ellos estarían aclamando palabras muy diferentes. En lugar de aclamar “Hosanna”, ellos estarían requiriendo su crucifixión. Hay muchas personas de esa manera. Ellos son tocados por la emoción y por lo que ellos ven. Ellos siguen a la multitud y parecen consagrados, pero cuando llega la prueba más pequeña su compromiso se marchita; al más insignificante indicio de dificultad le dan la espalda al que ellos proclaman como Señor y Rey.
La ciudad entera estaba revuelta por la entrada de Jesús. La ciudad estaba en tal alboroto que los Fariseos llamaron a Jesús para reprender a la multitud y decirles que se callaran. Jesús les dijo que si esas personas se callaban, entonces las piedras clamarían su alabanza. Los Fariseos no entendieron el significado de esa entrada en Jerusalén. El Señor Jesús entró en la ciudad para morir. Él entró en la ciudad para vencer al pecado, la muerte y al diablo. La más grande batalla que el mundo habría conocido estaba a punto de ocurrir. Las fuerzas del infierno estaban a punto de ser liberadas contra el Señor Jesús. El cielo mismo contemplaría a Jesús mientras se entregaba en las crueles manos que lo crucificarían. El mundo entero sentiría el impacto de la obra que tendría lugar allí en Jerusalén. Éste era tiempo de regocijo y celebración. El mundo no podría estar callado en un momento como este. Si las personas no clamaban entonces la creación lo haría.
Profundamente en su corazón el Señor Jesús se afligía ante la ceguedad de aquéllos alrededor de él. Ellos no podían ver la verdad. Mientras la ciudad de Jerusalén se asomaba ante Él, Jesús lloró sobre ella diciendo, “¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.” (Lucas 19:42). Aunque ellos se regocijaron y alabaron al Señor ese día, ellos estaban totalmente ciegos a la realidad de lo que Él iba a lograr. La cruz para ellos era el fin. Ellos la veían como un símbolo de derrota. La ciudad le daría la espalda a Jesús. Ese día ellos clamaron y le dieron la bienvenida, pero esa bienvenida no duraría. Jesús no se engañó por la muestra externa de alabanza y adoración. Él miraba más allá de esas cosas externas a los corazones de aquéllos que vinieron a saludarlo.
Jesús profetizó que vendría un día cuando Jerusalén sería rodeada por sus enemigos. Ellos la destruirían y la ciudad sería derribada a tierra. No quedaría piedra sobre piedra. Sus ciudadanos serían muertos. Todo esto les acontecería porque ellos no reconocieron que el tiempo de Dios estaba viniendo a ellos (Lucas 19:44). Estos eventos tuvieron lugar literalmente cuando Roma invadió a Jerusalén después de varios años.
Este pasaje nos desafía en varias áreas. Nos recuerda que así como el Señor Jesús usó un pollino que nunca había sido montado Él puede usarnos con nuestra falta de experiencia y sabiduría. Somos desafiados a estar dispuestos a entregar todo lo que tenemos sin cuestionar como los dueños del pollino. Jesús puede hacer grandes cosas a través de nosotros si entregamos todo lo que tenemos a Él. Finalmente vemos aquí que el Señor Jesús no se engaña por lo externo. Él escuchó las alabanzas de los ciudadanos de Jerusalén, pero sabía que esas personas no estaban comprometidas con Él.
Para Considerar:
- ¿Qué estímulo usted recibe aquí del hecho que el Señor Jesús puede usar un “pollino inexperto” para llevarlo dentro de la ciudad de Jerusalén para lograr la más grande obra de la historia?
- ¿Está usted dispuesto a entregar todo lo que tiene al Señor para que Él lo use?
- Tome un momento para examinar su propio corazón. ¿Es usted como la multitud que clamó en alabanza al Señor un momento y al próximo momento clamaba por su crucifixión? ¿Es usted consistente en su andar con el Señor o se influencia usted por las personas alrededor de usted?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que aunque Él entendía lo que ocurría delante de Él en Jerusalén, Él fue de todas formas. Agradézcale que Él voluntariamente entregó todo que tenía por usted.
- • Tome un momento para comprometer todo lo que usted tiene al Señor. Pídale que le dé la gracia para no ocultar nada de Él. Pídale que lo use a usted de maneras aún mayores.
- Pídale al Señor que mire en su corazón para ver si usted es sincero delante de Él. Pídale que le dé una fe que resista a pesar de las dificultades y las persecuciones que podrían venir a su camino.
Capítulo 2 – La Segunda Purificación del Templo
Leer Mateo 21:12-17; Marcos 11:15-19; Lucas 19:45-48
Jesús estaba ahora en la ciudad de Jerusalén. Sus días en la tierra pronto llegarían a su fin. Aquí en esta sección, Él y sus discípulos fueron al templo. Cuando Él llegó al templo, se dio cuenta de todos los mercaderes que estaban vendiendo y comprando en el patio. Necesitamos entender el contexto de este incidente.
Se estaba acercando la celebración de la Pascua. Personas de todas partes estaban viniendo a Jerusalén por este importante acontecimiento. Ellos venían para traer una ofrenda a Dios. Muchas personas cuando venían a Jerusalén, escogían comprar un animal para sacrificarlo, en vez de llevarlo ellos mismos desde tan lejos. Ya que ellos venían de lugares muy distantes, necesitaban cambiar su dinero, para que así pudieran comprar los animales necesarios para sus sacrificios. Esta era la razón por la que el templo estaba lleno de comerciantes y cambistas. Ellos le estaban ofreciendo un servicio al pueblo de Dios.
La mayoría de los comentaristas están de acuerdo, que esta era la segunda vez que el Señor Jesús purificaba el templo. La primera vez que así lo hizo fue también en el tiempo de la Pascua próxima al comienzo de su ministerio. De esto leemos en Juan 21:13-22. En este caso, sin embargo, Jesús está al final de su ministerio, precisamente antes de ser crucificado. Lo que es impactante es que las cosas no han cambiado. Los mercaderes estaban todavía estafando y robando al pueblo de Dios en el templo. ¿Cómo habría sido para el Señor regresar al templo y ver las mismas cosas sucediendo otra vez? La primera purificación del templo no pareció cambiar nada. Las prácticas y tradiciones establecidas no mueren fácilmente. ¿Qué quiere el Señor purificar en nuestra iglesia o en nuestras vidas hoy? Hay pecados que parecen difíciles de desarraigar. ¿Ha estado buscando el Señor desarraigar determinadas prácticas en su vida que no le traen honor a su nombre? ¿Cuántas veces tiene Él que venir y volcar las mesas? ¿Cuántas veces tiene Él que reprendernos y no escuchamos?
Cuando Jesús llegó al área del templo, su espíritu se enardeció de ira por lo que Él vio. Inmediatamente se dirigió a las mesas de los cambistas de dinero y las volcó. Su dinero salió volando por el aire. Sin esperar a ver la respuesta de ellos, hizo lo mismo con los banquillos de los que vendían palomas. La escena habría sido caótica. Las palomas habrían estado volando por el aire y sus dueños corriendo detrás de ellas. Los cambistas habrían estado agachados, de rodillas, recogiendo el dinero que había sido lanzado de sus mesas. La multitud se habría precipitado para ver de qué se trataba esta conmoción. Habría habido mucho ruido y confusión. El rey manso y humilde, que había entrado en la ciudad de Jerusalén en una asna, estaba furioso ahora.
Es bastante impactante, que cuando Él venía a Jerusalén, como rey en un pollino de asna, la primera orden en los asuntos, fue purificar el templo. La multitud estaba llena de expectativas cuando Jesús entró en la ciudad. Ellos habían lanzados sus mantos y ramas delante de Él. Ellos estaban esperando, que Él estableciera su reino. Ellos estaban esperando que Él se encargara de las autoridades romanas. Ellos estaban esperando que Él les liberara de la opresión de los gobernantes gentiles incrédulos. En vez de encargarse de los opresores romanos, habló de la hipocresía y corrupción del templo.
¿Cuán frecuentemente hemos clamado por un avivamiento en nuestra nación? Hemos orado para que Él venga y establezca su reino en nuestras iglesias y nuestra tierra. Podríamos sorprendernos de lo que Él hará cuando en verdad venga. Queremos ver que el incrédulo venga a Él. Queremos ver que Él detenga las prácticas terribles de nuestro gobierno. Queremos ver que el índice de criminalidad disminuya. Queremos ver cerrados nuestros bares. Jesús sin embargo se dirige al pecado e hipocresía de su propio pueblo. Clamamos por un avivamiento, pero, ¿estamos preparados para que el Señor coloque nuestras vidas bajo el microscopio de su ojo omnisciente?
Lucas nos dice que cuando Jesús entró al templo, expulsó a los que estaban vendiendo. Ellos eran un obstáculo a la bendición del Padre. Esto es lo que el Señor quiere hacer también por nosotros. El quiere expulsar esas cosas que nos impiden una comunión e intimidad más profunda con Él. Percátese por qué estos individuos son expulsados del templo. Citando a Isaías 56:7 y Jeremías 7:11, Jesús dijo:
Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Mateo 21:13)
Marcos 16:11 nos dice que Jesús no dejaba a los comerciantes traer sus mercancías al área del templo. Él no solo expulsó la maldad, sino que hizo guardia para mantenerla afuera. Necesitamos entender, que Él hará lo mismo por nosotros. Una cosa es deshacerse de un hábito o práctica malvada; otra cosa es mantener la maldad fuera de nuestras vidas. Lo que aquí vemos es que, Él que es capaz de expulsar esta maldad, es también capaz de mantenerla afuera. Jesús está en guardia. Si nosotros confiamos en Él; Él no solo puede dar victoria temporal, sino que puede mantenerte en esa victoria para siempre.
Como hemos mencionado arriba, cuando Jesús expulsó a los cambistas de dinero y a los comerciantes, Él dijo: Mi casa, casa de oración será llamada (Mateo 21:13). Hubo dos razones por las que Jesús expulsó a los vendedores y cambistas de dinero. Primero lo hizo así porque su Padre había declarado al templo ser un lugar de oración. El templo era un lugar donde las personas podían venir y acercarse a Dios y buscar su rostro. Estos comerciantes lo habían convertido en un mercado. Este no era el propósito del templo. Había otros lugares donde ellos podían vender y comprar sus mercancías. Ellos están perdiendo su enfoque. El lugar de oración se había convertido en un lugar de ganancias. Esto disgustaba al Señor.
La segunda razón para expulsar a los cambistas de dinero y a los vendedores, era porque ellos habían convertido al templo “en cueva de ladrones.” Esta frase indicaba que Jesús sabía lo que estaba pasando en las mesas. Él llamó “ladrones” a los mercaderes y cambistas de dinero. Esto indicaba que ellos estaban estafando y robando a las personas que habían venido a adorar. Esto también contrariaba a Jesús. El reaccionó con ira. Ellos estaban profanando el templo con sus prácticas pecaminosas y deshonestas, por lo tanto, Él les expulsó.
Lo que Jesús hizo ese día, no fue del agrado de los sacerdotes y maestros de la Ley. Los dos Marcos y Lucas nos dicen que ellos querían matar a Jesús, pero temían a la multitud.
Tres cosas se lograron con la purificación del templo aquel día. El primer resultado fue, que hubo un nuevo respeto por la Palabra de Dios. Marcos 11:18 nos dice que el pueblo estaba “admirado de su doctrina.” Lucas 19:48 dice que el pueblo “estaba suspenso oyéndole.” ¿Alguna vez usted se ha preguntado por qué las personas no están interesadas en la Palabra de Dios? ¿Pudiera ser a causa de la hipocresía que ven alrededor de ellos? ¿Por qué habrían de escuchar a líderes, que ellos mismos no están viviendo en correspondencia con los estándares que ellos enseñan? Las personas vieron en Jesús un hombre que era sincero y no vacilaba en desafiar a sus líderes espirituales.
El segundo resultado en la purificación del templo, lo podemos ver en Mateo 21:14. Mateo nos dice que los ciegos y los cojos venían a Él en el templo y los sanaba. Cuando la maldad fue sacada del templo, hubo una liberación de milagros poderosos en su lugar. Donde solían estar los cambistas de dinero, ahora estaban los ciegos y los cojos. Donde ocurrían estafas y robos, ahora estaban sucediendo sanidades milagrosas. El poder de Dios fue liberado en el templo en una nueva forma. En vez de los bolsillos estarse llenando con dinero robado, ahora se estaba expandiendo el reino de Dios cuando los ciegos y los cojos eran liberados de la esclavitud del enemigo. El pecado y la maldad en el templo únicamente estorbaban al poder de Dios. Dios está buscando personas que sean vasijas limpias para que fluya su poder. El pecado solo nos robará de ese poder.
El tercer resultado de la purificación del templo se encuentra en Mateo 21:15-16. Se nos dice que después de estos acontecimientos los niños comenzaron a gritar en el área del templo: “Hosanna al Hijo de David.” La alabanza brotó de los labios de los niños. Ellos empezaron a gritar en alta voz y a alabar al Señor. El ruido de ellos era tan alto, que los sacerdotes principales se ofendieron. Ellos se ofendieron por lo que estos niños estaban diciendo. Jesús les recuerda, sin embargo, lo que el salmista profetizó en el Salmo 8:2:
“De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos”
Con la purificación del templo, vino una renovación de la alabanza y la adoración. Los mismos niños fueron tocados por lo que vieron. El pecado obstaculizará nuestra adoración y alabanza. Cuando el templo fue purificado, el pueblo de Dios fue liberado para alabarle de un modo, que nunca antes habían hecho.
Cuán importante es para nosotros reconocer el efecto del pecado en nuestras vidas y en la vida de nuestra iglesia. Este pasaje nos exhorta a examinar nuestros corazones, para ver que no hay obstáculo a nuestra adoración y servicio al Señor.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí respecto al pecado en la iglesia?
- ¿Hay algunos pecados con los que usted necesita tratar en su vida hoy?
- ¿Qué motivación tomamos del hecho que Jesús no solamente fue capaz de expulsar a la maldad del templo, sino también capaz de mantenerlo afuera?
- ¿Qué pecados necesita el Señor expulsar de su vida?
Para Orar:
- Pídale al Señor que abra sus ojos a cualquier pecado en su vida con el cual Él quiere tratar hoy.
- Agradezca al Señor, que Él no solo puede darle la victoria sobre el pecado, sino que también puede mantenerle en esa victoria.
- Pídale al Señor que haga una maravillosa obra de purificación en su ministerio y vida.
Capítulo 3 – La Higuera Maldecida
Leer Mateo 21:18-22; Marcos 11:12-14; 20-26
En este momento de su ministerio, Jesús se estaba quedando en la región de Betania y viajando a la ciudad de Jerusalén para ministrar. En camino hacia la ciudad, en esta específica ocasión, Jesús tuvo hambre. Vio a una higuera al lado del camino y fue a ella en busca de higos, pero no tenía ninguno, sólo hojas. Marcos nos cuenta que no era la temporada de higos (ver Marcos 11:13).
A pesar del hecho de que no era la temporada de higos, Jesús maldijo a la higuera y le dijo: “Nunca jamás nazca de ti fruto” (Mateo 21:19). El árbol empezó a marchitarse inmediatamente. Los discípulos estaban asombrados por lo rápido que el árbol se había marchitado. Marcos nos narra que cuando ellos pasaron por la misma área a la mañana siguiente, el árbol se había marchitado desde las raíces.
Jesús utilizó lo que le pasó a la higuera, para darles a los discípulos una lección de fe. Él les dijo que no debían sorprenderse de lo que ellos habían visto aquel día. Si ellos tenían fe tenía y no dudaban, no solamente podían hacer lo que Él le hizo a esta higuera, sino que le podían hablar a una montaña y decirle que se lanzara al mar y lo haría. Si ellos creían, recibirían cualquier cosa que le pidieran a Dios.
Esta es una afirmación muy poderosa que necesita consideración muy cuidadosa. Marcos 11:3 nos dice que debemos creer que todo lo que hemos pedido en oración, va a suceder. Más específicamente, sin embargo, necesitamos verlo, como que ya sucedió. Leemos en Marcos 11:24:
“Por lo tanto les digo, que todo lo que pidieren orando, crean que lo recibirán y les vendrá.”
Dese cuenta que Jesús dijo: “crean que lo recibirán.” El apóstol Juan usa el mismo lenguaje en 1 Juan 5: 14-15 cuando dice:
“Y esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”
Note el mismo tipo de fraseología aquí. Juan nos dice, que si nosotros sabemos que Él nos oye, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. En ambos casos, la petición ya está concedida. El tipo de fe, que el Señor nos está llamando a tener aquí, es el tipo de fe, que sabe que lo que hemos pedido, ya nos ha sido concedido, porque lo pedimos.
¿Cómo podemos tener este tipo de fe? El tipo de fe, de la cual el Señor habla aquí, es un don especial de Dios. Ha habido momentos cuando me ha sido dado este tipo de don de fe. Cuando oré, el Señor habló a mi corazón y me dio la seguridad de que Él me escuchó y respondió mi oración. En aquellas ocasiones podía parar de orar e irme con seguridad. Hay otras ocasiones, cuando la seguridad y la fe que necesitamos, viene de la clara enseñanza de la Palabra de Dios. Dios hace algunas promesas muy claras en la Escritura. Necesito tomar su Palabra muy seriamente y confiar en esas promesas. Cuando Dios hace una clara promesa en su Palabra, no tenemos razón para dudar de esa promesa y toda razón para creer y estar asegurados que Él será verdadero y fiel a su promesa.
Lo que Jesús dice aquí, no significa que podamos pedir cualquier cosa que queramos y que nos será hecha. La fe, recibida, como un regalo de Dios para nuestra situación específica, es clave para entender este pasaje. Imagine qué sucedería si pudiéramos orar y pedir cualquier cosa que quisiéramos. Conociendo la naturaleza humana, una persona oraría que la montaña fuera lanzada al mar. Otra oraría, que se sacara la montaña del mar y se la pusiera en su lugar apropiado. Una persona maldeciría a la higuera y otra la restauraría a la vida. No habría nada, sino caos.
Para entender la fe, necesitamos entender que la fe es la clave. Esta no es una fe que podamos suscitar en nosotros mismos para obtener cualquier cosa que queramos de Dios. Ni es la creencia que Dios puede hacer algo si Él quiere. Una cosa es creer que el Señor puede hacer lo que le pedimos a Él y otra muy distinta es saber profundamente en nuestro corazón que Él lo hará. La fe de la cual el Señor Jesús está hablando aquí, no es una fe de que Él puede, sino una fe de que Él lo hará. Este tipo de fe es un don dado por Dios en una situación particular a aquellos que Dios quiere usar para ejecutar sus propósitos especiales. Cuando Dios quiere hacer algo, Él le dará la fe a alguien para orar que eso se haga realidad. Muy a menudo este tipo de fe es muy específico. Usted puede recibir la fe necesaria para realizar una tarea específica y no tenerla para otra.
Si bien la fe es fundamental, si es que vamos a recibir la respuesta a nuestras oraciones, la falta de fe no es el único estorbo a la oración. En Marcos 11:25, el señor Jesús les dijo a sus discípulos que una relación rota con un hermano o una hermana, pudiera también impedirles recibir una respuesta a la oración.
Si ellos se rehúsan a perdonar a su hermano o a su hermana, entonces su Padre celestial no les perdonaría. Ellos no podrían esperar ver grandes respuestas a sus oraciones, si no estaban a bien los unos con los otros. Hay otras verdades importantes que nosotros no podemos dejar de ver en este relato.
Percátese que nosotros somos dependientes del Señor para todas las cosas. Los discípulos estaban sorprendidos que tan rápidamente la higuera se había marchitado. En un instante las hojas se encorvaron y su vida se agotó. Lo que es cierto de la higuera, lo es cierto para nosotros también. Somos absolutamente del Señor Jesús para la vida, aliento y fruto en nuestro ministerio. En un instante, Él pudiera quitarnos todo lo que tenemos. Sin su bendición nuestros ministerios y nuestras vidas se marchitarían, hasta llegar a ser nada. Serían infértiles y áridos.
Dese cuenta también que aunque no era la temporada de higos, el Señor de todas formas maldijo a la higuera, porque no tenía fruto que ofrecerle cuando vino a ella. El Señor espera que nosotros llevemos fruto todo el tiempo. Él espera que cuando Él venga a nosotros tengamos frutos que ofrecerle.
Dese cuenta también que el Señor quitó la capacidad de la higuera de producir fruto porque no estaba produciendo una cosecha. ¿Es posible perder lo que tenemos porque no somos fieles? ¿Pudiera ser que el Señor nos saque de nuestras responsabilidades, si no estamos siendo fieles con ellas? En Apocalipsis 2, Dios le dijo a la Iglesia de Éfeso, que Él le quitaría el candelero porque ellos habían perdido su primer amor. ¿Qué le detendrá de despojarnos de nuestros ministerios si no somos fieles en usarlos para Su gloria?
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí respecto a nuestra necesidad de la continua bendición de Dios a nuestra vida y nuestro ministerio?
- ¿Qué dones le ha dado Dios? ¿Ha sido usted fiel en usarlos para Su gloria?
- ¿Ha tenido usted momentos en su vida en que Dios le ha dado una fe específica para una tarea que Él le ha estado llamando a hacer para Él? ¿Cuál fue el resultado de esta fe?
- ¿Cuál es la diferencia entre la doctrina que cree que podemos tener cualquier cosa que queramos y la doctrina que Dios nos da fe para llevar a cabo todo lo que Él quiere?
Para Orar:
- ¿A cuál ministerio le ha llamado Dios hasta el día de hoy? Pídale a Dios que le dé el don específico de fe que es necesario para llevar a cabo esa tarea para Su gloria.
- Agradezca al Señor la autoridad que Él nos da como creyentes.
- Pídale al Señor que le ayude a ver Su dirección para su vida y que le capacite para ser fiel en producir fruto para Él y Su Gloria.
Capítulo 4 – La Autoridad de Cristo Desafiada
Leer Mateo 21:23-27; Marcos 11:27-33; Lucas 20:1-8
La Pascua estaba cerca. Las personas se estaban reuniendo en Jerusalén. Ellas estaban interesadas en lo que Jesús tenía que decir. Esto no era bien aceptado por los líderes espirituales, que estaban buscando una forma de matar a Jesús. En esta ocasión particular, el Señor Jesús estaba enseñando en el atrio del templo. Los sacerdotes y los ancianos le preguntaron que con qué autoridad estaba enseñando y haciendo su obra. La intención aquí, era poner en tela de juicio su autoridad. Ellos querían mostrar a la multitud que Jesús no estaba actuando bajo la autoridad de la fe establecida en aquella época, sino por su propia cuenta.
Jesús sabía lo que estos líderes estaban haciendo. En lugar de responder la pregunta de ellos, Él les sugirió que si antes ellos contestaban su pregunta, Él contestaría la de ellos. Él entonces les hizo esta pregunta: “El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?” (Mateo 21:25). Esta era una pregunta muy importante. Al preguntar esto, Jesús hizo regresar a los líderes al comienzo de su ministerio. Él les hizo recordar el día cuando Juan el Bautista le presentó al mundo. Juan dejó claro que él creía que Jesús era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (ver Juan 1:29). Juan bautizaba a los que venían a él diciéndoles que necesitaban confesar sus pecados y ponerse a cuentas con Dios, listos para la venida del Mesías. Juan no tenía ninguna duda que Jesús era el Mesías.
Puede haber habido un número de personas presentes aquel día que habían sido bautizados por Juan. Quizás algunos de estos líderes religiosos también habían sido bautizados por Juan como preparación para el ministerio de Jesús. Muchas personas habían visto al Espíritu Santo descender sobre Jesús como una paloma cuando Juan le bautizó. Ellos escucharon la voz de Dios diciendo que Jesús era su Hijo y que ellos debían escucharle a Él.
Jesús les estaba pidiendo a los líderes religiosos que consideraran las palabras de Juan el Bautista quien predicó que Él era el Mesías. Él les estaba desafiando a escuchar otra vez la voz del cielo declarándole ser el Hijo de Dios. Él les hizo recordar que la paloma reposó sobre Él en aquel día. ¿Quién comisionó a Jesús a su ministerio? En la medida que los líderes reflexionaran sobres estas cosas, ellos responderían la propia pregunta de ellos. Habría sido evidente que la autoridad de Jesús procedía de Dios mismo.
Muchas personas aceptaron a Juan como un profeta verdadero de Dios. Ellos creyeron lo que él dijo del Señor Jesús. Los líderes espirituales entendían esto. Ellos entendían que si ellos le decían a Jesús, en la presencia de estas personas, que el ministerio y el bautismo de Juan era de Dios, entonces Jesús les preguntaría ¿por qué ellos no le creían y le aceptaban como el Mesías? Si, por otra parte, ellos negaban el ministerio de Juan y decían que era meramente de origen humano, entonces las personas se enfurecerían. Los líderes religiosos se negaron a responder la pregunta de Jesús. Jesús les dijo que entonces Él no respondería su pregunta respecto a su autoridad para predicar y enseñar.
Hay algunos detalles que necesitamos ver aquí en este intercambio entre Jesús y los líderes espirituales. Jesús hace regresar a estos líderes espirituales al inicio de su ministerio. Hay momentos cuando nosotros, también, necesitamos regresar al inicio. Yo he tenido momentos en mi vida cuando el enemigo me hizo cuestionarme mi llamado y mi autoridad. Cuando vivíamos en la isla de Mauricio, hubo momentos cuando la presión del ministerio se volvió muy intensa. Frecuentemente me vi obligado a regresar al inicio y repetir en mi mente el llamado de Dios a mi vida. En todo el Antiguo Testamento el Señor exigió establecer días especiales y memoriales. Él hizo esto para mantener su llamado y sus promesas frescas en las mentes de su pueblo.
La Pascua que Jesús vino a celebrar aquel día era en conmemoración de la liberación de Su pueblo de la esclavitud de Egipto. Dios quería que ellos mantuvieran esto fresco en sus mentes. Él nos llama a recordar su llamado, sus promesas y su fidelidad. En la medida que hacemos esto, somos refrescados de nuestro celo para enfrentar las pruebas que aparecen en nuestro camino. Cuando fue cuestionado respecto a su autoridad, Jesús regresó al servicio que le había sido encomendado y se alentó asimismo en el llamado de Dios a su vida.
La segunda cosa que necesitamos entender aquí es que cuando Jesús lleva a los líderes espirituales a recordar el ministerio de Juan, les está haciendo recordar la trágica muerte de Juan. A Juan lo mataron porque habló la Palabra de Dios. Su muerte habría estado muy presente en las mentes de los que estaban allí. La muerte de este gran profeta en las manos de Herodes habría enviado olas de choque por toda la comunidad judía. Esto les hacía recordar que incluso los grandes profetas de Dios a veces tenían que sacrificar sus vidas. Jesús sabía que esto le pasaría a Él. Él sabía que estos líderes espirituales le matarían.
Lo que es especialmente impactante aquí es la respuesta de los líderes espirituales.
Ellos no estaban dispuestos a defender lo que ellos creían. La gente se lo impedía. No había una sola persona entre ellos que tuviera la fuerza de convicción necesaria para defender lo que creía por temor a la gente. En la actualidad hay muchos líderes espirituales como estos. Ellos predican lo que la gente quiere oír. Incluso en iglesias y ministerios creyentes en la Biblia es fácil predicar mensajes que son cómodos y fáciles de aceptar. No nos atrevamos a caer en la trampa de estos líderes espirituales de la época de Jesús. Ellos evaluaban lo que decían preguntándose primero “¿Qué pensará la gente?, ¿ha estado usted alguna vez más preocupado por lo que la gente piensa que por hablar la Palabra de Dios?”
Satanás cambió su táctica cuando los líderes espirituales fracasaron en su intento de desacreditar a Jesús. En lugar de esto, él escogió entrar en Judas, uno de los discípulos. Él lo impulsó a ir a los principales sacerdotes y discutir con ellos como podría traicionar a Jesús y entregarlo en sus manos. Lucas 22:5 nos dice que los líderes religiosos estaban “encantados” en darle dinero a Judas para entregar a Jesús.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos sobre la tentación de predicar y enseñar lo que le agrada a la gente? ¿Alguna vez ha luchado con este deseo de agradar a otros?
- Aquí vemos que Jesús no entró en controversia con los líderes espirituales. ¿Hay acaso momentos cuando es mejor no decir nada?
- ¿Su ministerio y su llamado ha sido alguna vez desafiado? ¿Está usted haciendo lo que Dios le llamó a hacer? ¿Qué incentivo encuentra en el hecho de que el ministerio de Jesús también fue cuestionado?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le libere del temor de lo que las otras personas piensan.
- Agradezca al Señor por la manera en que Él le ha llamado y prometido Su provisión y bendición en su vida y su ministerio. Pídale que le refresque ese llamamiento en su mente y en su corazón. Pídale que le dé un celo más intenso para hacer Su voluntad.
Capítulo 5 – Los Dos Hijos
Leer Mateo 21:28-32
Jesús les ha estado hablando a los fariseos y maestros de la Ley. Ellos habían venido al templo a poner en tela de juicio su autoridad. Querían socavar su influencia y encontrar un medio para matarlo. Jesús vio su hipocresía. Eran personas cuya única preocupación era su propia reputación. Estaban más preocupados por lo que la gente pensaba, que por la verdad. Hablaban y enseñaban mucho de la Ley, pero ellos mismos no vivían en esa verdad.
En Mateo 21, Jesús narra una historia sobre un hombre que tenía dos hijos. Él fue al primero de estos dos hijos y le pidió que fuera a trabajar para él en la viña. El hijo le dijo a su padre que no trabajaría para él. Él tenía sus propios planes y no estaba interesado en lo que el padre quería que él hiciera. En los días de Jesús había personas como este hijo. Las prostitutas, los recaudadores de impuestos y los no creyentes, no hacían ningún intento de aparentar ser religiosos. Ellos proclamaban abiertamente que no estaban interesados en la voluntad y el propósito del Padre. Escogían vivir su estilo de vida pecaminosa públicamente. Eran como el primer hijo que no quería hacer la voluntad del padre.
Noten que el primer hijo se arrepintió. Eventualmente llegó a entender que estaba equivocado y se apartó de su rebelión y fue a la viña a trabajar para el padre.
El padre tenía un segundo hijo. Cuando él fue al segundo hijo y le pidió que trabajara, este hijo le dijo que iría. Noten la diferencia en la respuesta aquí. Las palabras del primer hijo son ásperas: “No iré.” El segundo hijo dice: “Iré señor.” Note la palabra “señor.” Esto es un término de respeto. Este hijo a diferencia del primero, se dirige a su padre con todo el respeto que le era debido. Utiliza las palabras apropiadas. Para todas las apariencias externas, este segundo hijo es un hijo amoroso, respetuoso y obediente.
Mientras que el segundo hijo mostró todos los signos de respeto y honor, no hizo lo que dijo que haría. Escogió desatender la voluntad del padre y no fue a la viña a trabajar. Sus palabras decían una cosa, pero sus acciones otra.
Este segundo hijo era como los fariseos y los líderes religiosos de aquella época. Sabían decir las palabras correctas en sus oraciones. Podían enseñar la Ley y predicar un sermón. Sabían la liturgia y las costumbres, pero como el segundo hijo, no hacían la voluntad y el propósito del padre.
Cuando Jesús terminó de contar esta parábola, les preguntó cuál de los hijos hizo la voluntad del padre a los que estaban presentes. Todo el mundo estuvo de acuerdo que el primer hijo hizo la voluntad del padre al arrepentirse e ir a trabajar. Jesús entonces aplicó esta parábola a los fariseos al recordarles que los recaudadores de impuestos y las prostitutas estaban entrando en el reino de los cielos primero que ellos. Todas sus tradiciones religiosas y palabras no los hacían rectos para con Dios.
En los días de Jesús las prostitutas y pecadores caían a sus pies llorando y confesando sus pecados. Los recaudadores de impuestos se arrepentían y devolvían todo lo que habían robado a sus clientes. Los líderes religiosos no hacían otra cosa, sino condenar y socavar su autoridad. Eran los pecadores quienes le estaban aceptando y entrando al reino de los cielos. Los líderes religiosos no podían renunciar a sus tradiciones.
Jesús les había preguntado a los líderes espirituales si el bautismo de Juan era de Dios o de los hombres. No pudieron responderle. Él les hizo recordar que Juan vino predicando y mostrando el camino de la justicia. Él lo hizo así, al mostrarle al mundo a Jesús. Los líderes espirituales de esa época no aceptaron su mensaje. Los recaudadores de impuestos y prostitutas pecaminosos, sin embargo, sí aceptaron lo que Juan dijo y creyeron en Él.
Los que parecían ser espirituales exteriormente eran en realidad los que estaban más lejos de Dios. Frecuentemente es mucho más difícil alcanzar a los que se ven como religiosos, que a aquellos que saben que son pecadores. A Dios no se le engaña con apariencias externas. Él ve más allá de las palabras. El pasaje nos reta a examinar nuestros corazones. ¿Somos como el primer hijo que se arrepintió e hizo la voluntad del padre o somos como el segundo hijo, que tenía toda la apariencia externa, pero no vivía en obediencia?
Para Considerar:
- ¿Cuál hijo es usted en la actualidad?
- ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la importancia de actuar de acuerdo a nuestra fe y no solamente hablar de ella?
- ¿Qué aprendemos de la importancia de arrepentirnos y estar a cuentas con Dios? ¿Está usted a cuentas con Dios hoy?
- Tómese un momento para examinar su andar con Dios. ¿Ha sido sincero en su andar con Él? ¿Ha sido usted atrapado en tratar de agradar a la gente, como a los líderes religiosos de la época de Jesús?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le ayude a ser sincero no solamente en palabras, sino también en acciones.
- Agradezca al Señor que nos ofrece una oportunidad de arrepentirnos como Él hizo por el primer hijo de esta parábola.
- Pídale al Señor que se mueva a través de su iglesia y traiga sinceridad de corazón y de acciones. Pídale que elimine la hipocresía.
Capítulo 6 – Los Labradores Malvados de la Viña
Leer Mateo 21:33-46; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19
En esta sección, el Señor conto otra parábola. Esta parábola hablaba de cómo los líderes de aquella época le rechazarían a Él y a su obra. La parábola trata de un propietario que sembró una viña. La cercó de vallado, cavó en ella un lagar. También edificó una torre para protegerla de cualquier cosa o persona que vinera a dañar las vides. La arrendó a unos labradores y se fue lejos a un viaje.
Hay varias cosas que necesitamos ver en esta parábola. Dios como propietario de la viña hizo de todo para proteger y asegurar una gran cosecha en su viñedo. Él está interesado en construir su reino y ha hecho todo para construirlo. Él nos ha dado poder, para por su Espíritu Santo, hacer el trabajo del reino. Él ha prometido protegernos y conservarnos mientras hacemos su obra.
El segundo punto que necesitamos ver es, que el dueño de la viña estaba esperando una cosecha. Fue por esta razón que él construyó un lagar. Él esperaba que las vides produjeran una cosecha y que llegara el momento cuando el zumo sería extraído para hacer excelente vino. El Señor espera una cosecha también en nuestras vidas. Él espera que usemos los talentos y los dones que Él nos ha dado, para producir gran fruto para Su reino.
Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, el dueño de la viña envió a sus siervos a los labradores, que habían estado rentando la tierra para recoger el fruto. Cuando llegaron los siervos, los inquilinos golpearon a uno, mataron a un segundo y apedrearon a un tercero (ver Mateo 21:35).
Al ver lo que los inquilinos habían hecho a sus primeros siervos, el dueño envió más siervos para hablar con ellos. La respuesta fue la misma. El señor de la viña hizo esto varias veces y cada vez, los labradores mataron, golpearon, echaron fuera a aquellos que les fueron enviados para recoger el fruto de la viña.
Cuando él vio lo que estaba pasando, el dueño decidió enviar a su propio hijo. Él sintió que, si ellos no respetaban a sus siervos, seguramente sí respetarían a su hijo que venía con toda la autoridad de él.
Cuando los labradores vieron que el hijo venía, se dijeron entre ellos: “Este es el heredero. Venid, matémosle y apoderémonos de su heredad.” Y mataron al hijo.
La parábola tenía que ver con el pueblo de Israel. Dios el Señor les dio una tierra. Él les llamó a ser sus siervos. Como sus siervos, ellos tenían que producir fruto espiritual para Él. Cuando ellos no estuvieron produciendo fruto, Dios el Señor les mandó sus profetas. Ellos mataron, apedrearon o echaron fuera a los profetas que Dios les envió. Ya que no oyeron a sus profetas, Dios envió a su Hijo, el Señor Jesús. Y lo mataron también.
Note como estos labradores inquilinos empezaron a sentir que ellos tenían el control de la tierra y ellos mismos se merecían los frutos. Ellos olvidaron que ellos eran inquilinos. ¡Cuán fácil es para nosotros caer en esta trampa! Olvidamos que todo lo que tenemos, nos ha sido prestado por Dios. Resentimos el hecho de que el Señor nos exija una devolución de lo que Él nos ha dado. En el mejor de los casos, somos labradores inquilinos cuidando una tierra y una vida que no es nuestra. Necesitamos mantener esto en mente.
Jesús les dijo a sus oyentes lo que el señor de la viña les haría a los malvados inquilinos. Él los juzgaría gravemente y los despojaría de su derecho a la tierra y les daría la tierra a esos que producirían una cosecha.
Este versículo es muy poderoso. Nos muestra la importancia de ser fiel con los dones y las posesiones que el Señor nos ha dado. Cuán cuidadosos necesitamos ser con lo que el Señor nos ha dado. Si no usamos los dones y los recursos que Dios nos ha dado, Él encontrará a alguien que lo hará, pero nosotros nos perderemos la recompensa y la bendición.
Las personas presentes aquel día oyeron lo que Jesús dijo y respondió en Lucas 20:16 diciendo, “¡Dios nos libre!”. Comprendieron lo suficiente como para saber que Jesús estaba diciendo que podrían perder su privilegio como el pueblo escogido de Dios. Jesús les recordó, sin embargo, lo que el mismo Salmista había profetizado. Él citó del Salmo 118:22-23 donde el Salmista dijo, “la piedra que los constructores desecharon se ha convertido en la piedra angular.” El Salmista profetizó que el día estaba pronto a ocurrir cuando su pueblo desecharía la mera piedra en quien el reino de Dios se construiría. Mucho antes de que ocurriera, el Salmista profetizó que su pueblo desecharía al Mesías. Jesús les dijo a los presentes que todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Necesitamos examinar más de cerca esta declaración.
Jesús, como la piedra angular principal, sería una piedra de tropiezo para muchos. En su día, muchas personas no podían comprender cómo podría ser Él el Mesías. Mientras los pecadores alrededor de ellos estaban abriendo sus corazones al Señor Jesús y estaban experimentando su victoria, los líderes judíos estaban tropezándose con Él para su propio daño.
Jesús no fue sólo una piedra de tropiezo, sino que un día será nuestro juez. Esta gran piedra angular, un día caerá sobre aquellos que le desecharon. Cuando Él caiga sobre ellos en el día del juicio, serán aplastados y destruidos. Jesús usó este pasaje para avisar a sus oyentes del peligro de desecharle.
Cuando los sacerdotes principales y los fariseos oyeron esta parábola, supieron que Jesús estaba hablando de ellos. Supieron que Él estaba afirmando ser el Mesías. Supieron que Él les estaba advirtiendo que serían juzgados, porque le habían rechazado. El reino de Dios les sería quitado y sería dado a alguien más porque no habían producido fruto. Estas palabras los ofendieron profundamente. Le habrían arrestado allí mismo pero no quisieron contrariar a la gente, así es que le dejaron solo.
Este pasaje es un reto a nosotros en diferentes formas. Primero nos recuerda que necesitamos ser fieles con lo que Dios nos ha dado. ¿Qué garantía tenemos que El Señor no nos quitará lo que Él nos ha dado si no hemos sido fieles?
En segundo lugar, el pasaje nos recuerda que todo lo que tenemos nos es prestado. Somos meramente labradores inquilinos que estamos ocupándonos de lo que no es nuestro.
Debemos usar los recursos bajo nuestro cuidado para el reino de Dios.
Finalmente, necesitamos entender que rechazar a Jesús, como los líderes espirituales en este pasaje es un asunto serio. No nos atrevamos a darle la espalda. Aquéllos sobre quienes Él cae en juicio serán aplastados.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí sobre el derecho de Dios a todo lo que tenemos? ¿Alguna vez ha usted luchado por devolverle a Dios lo que ya es de Él?
- ¿Qué dones y talentos le ha dado el Señor? ¿Por qué es importante que nosotros seamos fieles en usar estos dones para Él?
- ¿Por qué es una cosa tan peligrosa darle la espalda al Señor Jesús?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le ayude a ser fiel en el uso de nuestros dones y talentos para Su gloria.
- Agradezca al Señor que Él ha escogido usarle para avanzar su reino en este mundo.
- ¿Conoce usted al Señor como su Salvador hoy? Agradézcale que usted ha sido salvado de Su juicio.
- ¿Conoce usted a alguien sobre el cual la piedra angular caerá en juicio un día? Pídale al Señor que les abra los ojos del corazón para Él.
Capítulo 7 – El Banquete de Bodas
Leer Mateo 22:1-14
La multitud ha estado preguntándose cuando el Señor Jesús establecería su reino. Su concepto del reino de Dios era muy diferente del reino que Jesús iba a establecer. Aquí en esta parábola Jesús explica algunas cosas acerca de la naturaleza del reino.
Jesús comparó el reino de los cielos a un banquete de bodas. Un cierto rey preparó un banquete para su hijo. El rey envió a sus siervos para invitar huéspedes a venir al banquete. Los profetas del Antiguo Testamento, fueron como esos que salieron a invitar a la gente de Dios a Él y a la rica salvación que Él ofrecía.
La invitación para el banquete no fue bien recibida. Los invitados se rehusaron a venir. Los judíos de la época de Jesús se rehusaron a aceptarlo como su Mesías.
En vista de que los invitados se rehusaron a venir a su banquete, el rey envió a otros siervos para persuadirles a venir. Él les dijo que los bueyes y el ganado cebado habían sido muertos y todo estaba listo. Todo lo que necesitaban hacer, era venir y disfrutar del banquete. Otra vez, sin embargo, los invitados rehusaron la invitación. Algunos de los que fueron invitados capturaron a los sirvientes, los maltrataron y los mataron. Esto es lo que la nación judía hizo con los profetas que Dios les envió.
El rey estaba furioso. Él envió a su ejército a destruir a aquellos que asesinaron a sus siervos. Ese ejército incendió su ciudad. En el Antiguo Testamento, vemos que las naciones de Asiria y Babilonia destruyeron la nación que Dios le había dado a su pueblo y quemaron la ciudad de Jerusalén.
El rey entonces les dijo a sus siervos que debían ir a las calles e invitar a cualquiera que pudieran encontrar. El banquete estaba preparado y no sería desperdiciado.
Los sirvientes entraron en las calles y juntaron a toda la gente que podrían encontrar. Al fin, el vestíbulo matrimonial fue llenado de invitados disfrutando del banquete. Personas de todos los trasfondos estaban presentes. Hubo esos que habían salido de un trasfondo de prostitución y crimen junto a aquellos que habían vivido vidas buenas, morales y religiosas. Todos ellos se sentaron juntos a la mesa disfrutando del banquete. El Señor extiende la mano a toda clase de personas. Él nos invita a todos nosotros a llegar a Él. Usted puede tener una terrible reputación en su comunidad. Usted pudo haber vivido un terrible estilo de vida. Usted es todavía invitado a venir al banquete. Él le aceptará si usted viene.
Como el rey observó a sus invitados, él notó a un hombre que no llevaba puestas ropas de boda. Él se acercó al hombre y dijo, “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?” (Mateo 22:12). El hombre no dijo nada.
En vista de que el hombre no tuvo nada que decir, el rey ordenó que él sea atado de manos y pies y sea lanzado afuera en la oscuridad donde habría gran sufrimiento y dolor.
Hay detalles importantes que necesitamos presenciar aquí. Si bien el banquete era gratis para quienes aceptaran la invitación, todavía había un requisito. Todo el que vino al banquete necesitaba llevar puesta su prenda matrimonial. ¿Cuál es esta prenda matrimonial? La prenda matrimonial es un símbolo de perdón y devoción para el novio. Aquellos que vienen al banquete, deben ser perdonados de sus pecados. Deben llevar puesta la túnica de la rectitud de Cristo. Deben aceptar al Señor Jesús y su obra en la cruz y estar cubiertos por su obra. Los invitados a la boda provendrán de todas las clases sociales, pero todos ellos tendrán una cosa en común. Ellos son perdonados y purificados por la sangre de Jesús y están cubiertos por su justicia.
Hubo un individuo en el banquete que no estaba vestido con la justicia de Cristo. Él no era un creyente verdadero. Él era un hipócrita. Él no tenía derecho de estar en ese banquete. No nos debería asombrar encontrar a personas en nuestro medio que no son creyentes verdaderos. Muchos de ellos se han engañado en pensar que son buenos cristianos. No dependen, sin embargo, de la obra de Cristo. Su confianza y su seguridad están en sus propias obras y sus propios esfuerzos.
Jesús concluyó esta parábola con la declaración que muchos son invitados pero pocos son elegidos. La invitación salió a los huéspedes pero ellos se rehusaron a venir. No todo el mundo que es invitado a llegar al Señor Jesús aceptará su oferta. Hay, sin embargo, esos que Dios especialmente ha llamado a sí mismo. Agradezco que Dios no renunciara a las esperanzas conmigo. Él me buscó hasta que Él conquistó mi corazón. Él tuvo un propósito especial para mi vida desde el mismo principio del tiempo. Él me llamó a conocerle y a servirle de una forma especial. Jesús distingue aquí entre la invitación general que es a todas las personas y la obra específica de Dios en los corazones y en las vidas de esos que Él ha llamado para sí mismo.
Quizás haya usted experimentado este llamado específico del Señor en su vida. Es mucho más profundo que una invitación general. El Espíritu de Dios ha trabajado en su corazón para convencerle de pecado. Usted no tiene paz, hasta que usted se alinee con Su propósito. Mientras una invitación general es para todas las personas, hay una obra muy específica y personal del Espíritu de Dios en las vidas de algunos. No pretendo comprender por qué trabajaría el Espíritu de Dios personalmente y especialmente en mí para convencerme y traerme a Cristo. No merezco su atención especial más que cualquier otro. Todo lo que sé es que el Espíritu de Dios llegó especialmente a mí y no me dejó ir hasta que Él hubo conquistado mi corazón y yo por siempre estaré agradecido que Él me llamó de este modo.
Qué tan fácil es engañarnos. Muchos están vestidos de las prendas de vestir de las buenas obras. Llevan puesto el perfume de buenas intenciones. Comprenden la verdad del Evangelio y no se les puede reprochar en su doctrina. Son personas fieles y piadosas. Las prendas de vestir de vivir piadosamente, la buena doctrina y las buenas intenciones no son suficientes. Si usted no lleva puesta la prenda matrimonial de justicia de Cristo, usted no tiene derecho en este salón del banquete. Usted puede haberse dedicado a hacer todo lo que usted puede para Dios y su reino. Usted mira a los presentes en ese salón del banquete y ve muchos que han vivido vidas de delitos e inmoralidad. Usted se pregunta por qué estos individuos deberían ser permitidos en el salón del banquete, mientras que a usted le es negada la entrada. La respuesta es simple. Están confiando en lo que Cristo ha hecho por ellos y no en lo que ellos han hecho para Él. Están vestidos de la prenda matrimonial de rectitud de Cristo. Su sangre cubre sus pecados y su indignidad. Ellos han aceptado su perdón y confían en Él y no en ellos mismos.
Hay simplemente una cosa más que quiero mencionar en relación a esta parábola. A menudo ha sido difícil que yo comprenda cómo pudo este individuo entrar en el banquete de bodas. Déjeme hablar brevemente de esto antes de llegar a una conclusión.
Primero, el Señor a menudo nos recuerda en su enseñanza sobre el Reino de Dios que antes de que Él regrese siempre habrá aquellos que están disfrazados de creyentes verdaderos. El trigo tendrá que crecer a la par con la cizaña (Mateo 13:25-30). Los lobos circularán con las ovejas (Mateo 7:15). Habrá pastores cuya única preocupación estará en ellos mismos (Judas 12). Necesitamos darnos cuenta de esta realidad en nuestra batalla por la justicia. Hasta que Satanás sea lanzado en el abismo, él se esmerará en infiltrar la iglesia con sus personas.
Segundo, ¿quién entre nosotros puede decir que no hay asuntos o fortalezas que necesitan ser tratadas en nuestras vidas? Habrá momentos en los que tendremos que ocuparnos de nuestros propios pecados, como el rey trató con el hombre sin un atuendo matrimonial. No todo pensamiento está vestido con el atuendo matrimonial de justicia. No toda actitud es inspirada por el Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos que escudriñar nuestros propios corazones y vidas y pedirle al Señor que saque esas cosas que no traen gloria y honor a su nombre. Hasta que Jesús regrese, tendremos que pelear contra el pecado en nuestras iglesias y vidas personales. La parábola es un recordatorio poderoso de la táctica del enemigo.
Esta parábola fue dirigida a los judíos que habían rehusado su invitación. Jesús les estaba diciendo que Él fijaría su atención en otros. Él les abriría la puerta a los gentiles para que lleguen a Él. Cuán agradecido necesitamos estar que la puerta se haya abierto de par en par para usted y para mí hoy.
Para Considerar:
- ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de la dureza de los corazones humanos?
- ¿Qué aprendemos acerca de cuán imposible es entrar en el cielo por nuestras buenas obras y actitudes?
- ¿Qué nos enseña Jesús acerca de la naturaleza de la iglesia en esta tierra? ¿Será perfecta?
- ¿Qué vemos aquí de la importancia de escudriñar nuestros propios corazones y vidas para estar seguros de que le pertenecemos?
Para Orar:
- Pídale al Señor que escudriñe su corazón y vida para a ver si existe algo que usted necesita echar fuera.
- Agradezca al Señor que no es sobre la base de nuestras obras que merecemos un lugar en el banquete. Agradézcale que su justicia y su perdón, es todo lo que necesitamos.
- Tome un momento para agradecer al Espíritu Santo que Él específicamente obró en su corazón y vida para traerle a Cristo. Agradezca al Padre que Él específicamente le llamó a usted.
- Pídale al Señor que ablande los corazones de sus amigos y seres queridos que no le conocen, a fin de que puedan aceptar la invitación del Señor de venir a Él.
Capítulo 8 – Pagar al Cesar
Leer Mateo 22:15-22; Marcos 12:13-17; Lucas 20:20-26
Los fariseos no estaban de acuerdo con enseñanza de Jesús, y a menudo intentaron infructuosamente atraparle diciendo algo incorrectamente. Un día le preguntaron si era correcto pagar impuestos al César. A ninguno de los judíos le gustaba pagar impuestos. Si Jesús hablaba a favor del impuesto, Él probablemente perdería el apoyo de los que odiaban los impuestos que los romanos les hacían pagar. Si, por otra parte, Jesús enseñaba que no debían pagar impuestos, los fariseos tendrían motivos para acusarle ante los romanos. Lucas 20:20 deja esto muy claro.
Noten que los fariseos enviaron a sus discípulos junto con algunos herodianos para hablarle a Jesús. Los herodianos simpatizaban con el gobierno de Roma. Creían que los judíos necesitaban someterse a Roma y pagar sus impuestos. Jesús los habría ofendido si Él hubiera dicho que los judíos no debían pagar impuestos.
Hubo engaño en sus palabras cuando se acercaron a Jesús en Mateo 22:16:
Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. (Mateo 22:16)
Estos líderes daban la impresión que venían a Él porque apreciaban su opinión y enseñanza. La verdad, sin embargo, era que estaban buscando una razón para matarle.
Jesús vio sus intenciones. Sus palabras no le engañaron. “¿Por qué me tentáis, hipócritas?” Él preguntó (Mateo 22:18). Él les pidió que le mostraran la moneda usada para pagar los impuestos. Alguien le trajo un denario. Jesús entonces les preguntó de quién era la inscripción que estaba en la moneda. Le dijeron que era el retrato y la inscripción del César. Jesús les dijo que le dieran al César lo que era del César y a Dios lo que era de Dios. Cuando oyeron esta respuesta, fueron silenciados.
Los que vinieron a Jesús, eran de dos grupos. Los herodianos creían que la esperanza para los judíos estaba en César. Los fariseos creían que los judíos necesitaban resistir a Roma y cifrar toda la esperanza en Dios (aunque desecharon a su Hijo). Note cómo unen fuerzas estos dos partidos en contra de Jesús. Normalmente no habrían trabajado juntos, pero tenían un deseo común, deshacerse de Él.
Jesús les recordó que también tenían una obligación para Dios. Estaban obligados con Dios a ser honestos y sinceros en sus propios corazones. Cuando Jesús les dijo que dieran a Dios lo que era suyo no se atrevieron a continuar con esto. Su actitud hacia Jesús mostró, que no le estaban dando a Dios el respeto y el honor que Él merecía.
Jesús continuamente silenció esos que venían a ponerle trampas. Él no entró en sus discusiones fútiles. Lo fundamental no era si uno debería pagar impuestos a César, sino la condición del corazón de los que intentaron atraparle. Cuando Él habló directamente de este asunto, el enemigo fue silenciado. Cuan a menudo nos distraemos con debates y discusiones sin sentido. Jesús no cayó en esta trampa. Aun cuando Jesús pudo haber usado esta ocasión para enseñar una lección de nuestra responsabilidad con el gobierno, Él sabía que éste no era el asunto que traía a los fariseos a Él aquel día. La cuestión verdadera eran corazones envenenados con odio, celos y orgullo. Jesús desafió a los fariseos en lo relacionado con esto, llamándoles no sólo a dar para César lo que era de él, sino que también dar para Dios el respeto y el honor que él merecía, al tratar con la maldad en sus propios corazones.
Para Considerar:
- ¿Qué nos enseña este pasaje con relación al gobierno que Dios ha puesto sobre nosotros?
- ¿Ha caído usted alguna vez en la trampa de tratar de demostrar su opinión y de no escuchar la dirección del Espíritu Santo?
- ¿Cómo le habla Jesús a la cuestión verdadera en las vidas de los que vinieron a tenderle una trampa?
- ¿Cuán importante es que seamos sensible al Espíritu Santo y discernamos las cuestiones verdaderas en las vidas de las personas?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le ayude a ser más sensible a su dirección en su conversación con otros.
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted ha antepuesto sus propios intereses e ideas a la conducción del Señor.
- Pídale al Señor que le dé mayor discernimiento para saber cuándo usted necesita hablar y cuando necesita callar.
Capítulo 9 – Preguntas sobre la Resurrección
Leer Mateo 22:23-33; Marcos 12:18-27; Lucas 20:27-40
Los líderes religiosos de la época repetidamente trataron de encontrar medios de acusar a Jesús. En esta ocasión los saduceos llegaron a Jesús con una pregunta acerca de la resurrección. Los saduceos no creían en la resurrección. Parece que la razón por la que hacen esta pregunta, fue hacerle a Él y su doctrina verse tontos delante de la gente.
Su pregunta está bastante complicada. Empiezan por recordarle a Jesús de cómo la Ley de Moisés enseñaba que si un hombre moría sin hijos, su hermano debía casarse con su viuda y tener hijos con ella para su hermano. Esta ley se encuentra en 25:5-6 del Deuteronomio:
Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.
Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste no sea borrado de Israel.
Esta ley fue dada por Moisés por compasión para las familias de Israel. Para que el apellido de la familia continuara, Moisés ordenó que el hermano del hombre que murió, debiera tomar a su viuda y ocuparse de ella como su propia esposa. El primer niño del nacimiento de esta unión le pertenecía al hermano difunto y llevaría su nombre.
Los saduceos le presentaron a Jesús una situación imaginaria acerca de un hombre que se casó con una mujer y murió sin tener hijos. Había siete hermanos. Cada uno de ellos se casó con esta viuda y murió sin poder darle un niño. Los saduceos le preguntan a Jesús de quien sería esposa esta mujer en la resurrección, ya que ella estuvo casada con todos los hermanos.
La intención de los saduceos fue hacer parecer tonta la doctrina de la resurrección. Usted puede imaginarse la confusión en el cielo, cuando cada uno de estos hombres reclamara que ella fue su esposa. Los saduceos sintieron que realmente habían atrapado a Jesús con esta pregunta.
Jesús contestó la pregunta con facilidad. Él les dijo que ellos ni comprendían las Sagradas Escrituras ni el poder de Dios. Necesitamos examinar estas dos declaraciones aquí.
Primero, Jesús le recordó a los saduceos que no comprendían las Sagradas Escrituras. Jesús les dijo que en la vida resucitada no habrá matrimonio. El matrimonio es sólo para este mundo. En el cielo no estaremos casados. Aun cuando estaremos unidos con los que amamos, ya no estaremos casados con ellos. El pasaje siempre me ha desafiado. Si voy a hallarle utilidad a mi matrimonio, no puedo esperar a que llegue al cielo. El matrimonio fue instituido por Dios como medio de ánimo y apoyo mutuo para esta vida. No estaremos casados en el cielo.
En segundo lugar, Jesús les recordó a que los saduceos que las Sagradas Escrituras les enseñaban que Dios no era el Dios de muertos sino de vivos. Aunque Abraham, Isaac y Jacob habían muerto hacía mucho tiempo, Dios todavía se declaraba ser su Dios. ¿Si Dios no era Dios de muertos, entonces cómo podría continuar Él declarándose ser el Dios de Abraham cuando Abraham había muerto? La única manera en que Dios podría continuar llamándose el Dios de Abraham, era si Abraham estuviera de algún modo todavía vivo. Abraham estaba en la presencia de Dios. Por lo tanto tenía que haber resurrección.
Los saduceos fueron silenciados por lo que Jesús dijo ese día. Las multitudes también estaban asombradas de esta enseñanza. Nadie se atrevió a hacerle más preguntas ese día. Ellos no eran competencia para su sabiduría.
No sólo los saduceos no comprendían las Sagradas Escrituras, sino que Jesús también les dijo que no comprendían el poder de Dios. ¿Qué quiso decir Jesús con esto? Los saduceos llegaron a Jesús, con lo que sintieron que era un verdadero problema. ¿Qué clase de confusión habría allí en cielo, si estos siete hombres estuvieran todos peleando por la misma mujer? En cierta forma, los saduceos sintieron que Dios no podría manejar este tipo de confusión.
Jesús compadeció a los saduceos. No comprendieron el poder de Dios. El Dios del cielo, fue el Dios que formó el universo. Él había ordenado todas las cosas. Ni un sólo pájaro se caía al suelo fuera de su voluntad (Mateo 10:29). Él era un Dios todopoderoso y omnisciente. ¿Estos saduceos pensaron que semejante Dios pasaría por alto semejante materia simple? ¿Sintieron que Él pudiera ocuparse del universo y no pudiera tener una solución para estos siete hombres? Los saduceos no veían la solución y así es que se preguntaron si incluso habría alguna.
¿Cuán frecuentemente hemos caído nosotros en esta trampa? No podemos ver una salida. No podemos comprender la solución. No comprendemos cómo podría resolver Dios alguna vez nuestro problema y nuestra situación. Comenzamos a perder las esperanzas. Otra vez la voz de Jesús habla: “Ustedes no comprenden el poder de Dios”. Las manos que formaron el universo también desplegarán el plan de Dios para su vida. La respuesta que Jesús dio fue tan simple. Las multitudes estaban asombradas. Sus dudas fueron silenciadas.
Para Considerar:
- ¿Qué nos enseña este pasaje sobre el matrimonio y el propósito del matrimonio?
- ¿Cómo ha sido su compañero de matrimonio un incentivo para usted caminar con el Señor? ¿Ha sido usted una bendición para su compañero?
- ¿Cuál es el reto de este pasaje para nosotros los que estamos casados, en el sentido de hacer funcionar nuestro matrimonio aquí abajo?
- ¿Qué aprendemos del poder de Dios en nuestros problemas y dificultades? ¿Alguna vez usted se ha encontrado dudando del poder de Dios? ¿Qué estímulo recibe usted de este pasaje?
Para Orar:
- Agradezca al Señor, que Él está en control de todas las cosas de nuestra vida y que nada es imposible para Él.
- Si usted está casado, tómese un momento para agradecer al Señor por su cónyuge. Pídale a Dios que le ayude a ser un estímulo y apoyo para ellos.
Capítulo 10 – El Mandamiento Más Grande
Leer Mateo 22:34-40; Marcos 12:28-34
Los líderes religiosos de la época estaban tratando de atrapar a Jesús, pero Él consistentemente los silenció. Los saduceos acababan de hacerle una pregunta acerca de la resurrección. Al oír su respuesta, se reagruparon para planificar otro ataque.
Uno de los expertos de la ley abordó a Jesús con otra pregunta. “¿cuál es el más grande mandamiento de la Ley,” (Mateo 22:36)? Preguntó. Mateo 22:35 hace constar que esta pregunta fue diseñada para examinar a Jesús. Es importante para que nosotros notar aquí, que los individuos haciendo estas preguntas, no estaban especialmente preocupados por comprender la verdad. Su meta es deshacerse de Jesús.
Sin vacilar, el Señor Jesús contestó diciéndoles, que el más grande mandamiento de todos, era amar al Señor de todo su corazón, alma y mente. Éste, según Jesús, era el primero y más grande de todos los mandamientos. El mandamiento puede encontrarse en Deuteronomio 6:5. El segundo más grande mandamiento, les dijo Jesús, era amar a su prójimo como ellos mismos. Este mandamiento se encuentra en Levítico 19:18.
Según Jesús, la enseñanza de la Ley y los Profetas pudieran resumirse en estas dos leyes. Necesitamos examinar esto más detalladamente.
Jesús le dijo a los líderes religiosos sobre época, que debían amar al Señor su Dios con todos sus corazones. El corazón no es sólo el órgano que bombea sangre a través de nuestro cuerpo y nos mantiene vivos, sino que el corazón ha llegado a ser comprendido como la sede de las emociones. Hablamos de un corazón deshecho y nos referimos a las emociones que han estado heridas. El corazón es también un lugar donde atesoramos esas cosas que son importantes para nosotros. Jesús habla de esto en Mateo 6:21 cuando Él dice:
Pues donde está tu tesoro tu tesoro, allí también estará tu corazón.
Cuando Jesús les dijo a los líderes religiosos, que debían amar al Señor con todos sus corazones, Él les estaba diciendo que debían colocarlo en sus corazones, como el tesoro más importante que tenían. Percátese aquí que Jesús dijo que debían amarle con “todos” sus corazones. Si le amamos con todo nuestro corazón, todo lo demás ocupa un segundo lugar. Nuestras alegrías y nuestros deseos se encuentran en El. Todo lo demás se queda corto y fracasa en apasionar nuestro corazón, como Él.
El corazón, como dijimos, es también el asiento de emociones. Mis sentimientos y mis emociones intervienen en mi relación con Dios. Mi amor por Dios es mucho más que simplemente un compromiso sin vida para honrar a su Palabra. Hay un apasionamiento real de mi corazón y mi emoción hacia Él.
Fíjese en segundo lugar, que Jesús les dijo a estos líderes, que debían amar a Dios con todas sus almas. El corazón late y bombea la sangre, pero el alma es la vida misma. Es lo que me hace diferente de una máquina. Una máquina puede imitar las funciones del cuerpo humano. Una computadora puede ser creada para reproducir pensamiento humano, pero la computadora no está viva. Cuando Dios creó a los seres humanos, Él respiró en ellos el aliento de la vida. Ese aliento es el alma del hombre. Es esa alma que vivirá por siempre.
Cuando Jesús les dijo a los líderes religiosos de su época, que le amaran con todas sus almas, Él les estaba diciendo que su misma vida, debía dedicarse y consagrarse a Él. Él les estaba diciendo que su relación con Él, se volvía más profunda que las emociones y acciones exteriores. Su relación de amor con Dios iba al mismo núcleo de quiénes ellos eran como individuos. Se volvía tan profunda como el aliento de vida misma. Cuando nuestra relación con Dios se vuelve tan profunda como el alma, afecta cada parte de nuestro ser. Es tanta parte de nosotros, que ya no podemos separar nuestro amor por Dios, de quienes somos. Este amor por Dios está tan profundamente arraigado en nuestras vidas y seres, que ya no podemos definir quiénes somos aparte de Él. Ha penetrado en cada esquina. Afecta todo lo que hacemos y define quiénes somos. Comprendemos quiénes somos a través de esta relación de amor con Él.
En tercer lugar, Jesús le dijo a la gente que debían amarle con todas sus mentes. La mente es el lugar de la razón y la comprensión. Es también el lugar de pensamientos e imaginaciones. Es importante que entendamos, que nuestro amor por Dios no puede estar separado de la razón y la comprensión. El amor del que Jesús habló aquí, implica razón, pensamiento y entendiendo. Usted no puede separar su amor por Dios de su estudio de Dios y su Palabra. Si usted quiere amar a Dios usted necesita comprender quién es Él. Usted necesita escudriñar las Sagradas Escrituras y dejarlas enseñarle acerca de su carácter y su voluntad. Usted necesita dejar al Espíritu Santo ser su maestro y traer comprensión y la claridad a su mente acerca de la persona del Señor Jesús y de su plan y su propósito para este mundo. Su adoración debe ser impulsada por la enseñanza cuidadosa, que involucra su mente y comprensión. Él que comprende mejor adora mejor. Nuestro amor está alimentado por lo que comprendemos acerca de Dios. Cuando comprendemos lo que Él ha hecho y quién Él es, nuestros corazones son avivados a una devoción y amor más profundo.
Hay también otro aspecto para esto. Cuando amamos a Dios con todas nuestras mentes, no hay lugar para nada en nuestra mente, que no esté a tono con Dios y sus propósitos. Las actitudes equivocadas se proyectan fuera. Cuando amamos a Dios con todas nuestras mentes, no hay lugar para pensamientos lujuriosos y malvados. Nuestras mentes son consagradas al Señor y sus propósitos solamente.
El segundo más grande mandamiento, según Jesús, es amar a su prójimo como a nosotros mismos. Cuando amamos a nuestro prójimo como nosotros mismos colocamos sus intereses por encima de los nuestros. Cuando nuestro prójimo está en necesidad, le tendemos la mano, como si fuera nuestra propia necesidad. Debo tratar a mi mujer, mis hijos, mis parientes y mis seres humanos semejantes, como me trataría a mí mismo.
Qué tan fácil es para que nosotros pensar sólo acerca de nuestras propias necesidades. Pruebe pasar un día entero sólo pensando acerca de las necesidades de otros y usted verá qué tan difícil es mantener su mente fuera de usted mismo. Cuando amamos a nuestro prójimo como nosotros mismos, ya no competimos con ellos. Sentimos lo que ellos sienten. Hacemos su dolor nuestro dolor y su alegría nuestra alegría. Nos regocijamos con ellos cuando son levantados y honrados. No nos sentimos celosos o envidiosos, sino que nos alegramos por ellos. Imagínese qué tipo de mundo sería éste, si nosotros en verdad pudiéramos vivir de esta manera.
Jesús les recordó a los líderes religiosos en este pasaje, que toda la Sagrada Escritura (al Ley y los Profetas) tiene el amor por Dios y el prójimo como su núcleo central. Jesús vino a restaurar una relación de amor con Dios. Él vino a restaurarnos en nuestra relación entre sí. El mensaje central de las Escrituras es amor. Es un mensaje de cómo El Señor alcanzó seres humanos pecaminosos para traerles a una relación con él. Es un mensaje de conciliación y renovación en la relación entre sí.
Esos que escucharon lo qué Jesús enseñó ese día, fueron poderosamente conmovidos. Habían venido a atrapar a Jesús, pero ellos fueron desafiados y convencidos por sus palabras. Sus palabras estaban llenas de sabiduría y comprensión del propósito y el plan de Dios. El maestro que vino con esta pregunta para atrapar a Jesús fue conmovido por lo que él oyó y contestó en Marcos 12:32-33:
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de Él; y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Cuando Jesús escuchó a este maestro, Él fue conmovido. Él vio sinceridad en el corazón de este maestro. Jesús le recordó que él no estaba muy distante del reino de los cielos.
Encuentro sorprendente que cuando le preguntó, cuál era la cosa más grande que posiblemente podríamos hacer por Dios, Jesús respondió a sus oyentes diciéndoles que debían amarle con todo lo que tenían. Más que todo nuestro servicio, nuestra asistencia de la iglesia y nuestra corrección doctrinal, Dios quiere una relación de amor con nosotros. Se vuelve a hacer la pregunta otra vez hoy: “¿Cuál es la cosa más grande que podemos hacer para Dios?” La respuesta es lo mismo. “Ámale con todo lo que tienes.”
Para Considerar:
- ¿Cuál es el mensaje central de la Escritura según Jesús?
- ¿Qué significa amar a Dios con todo nuestro corazón? ¿Cuál es el papel de las emociones en nuestro amor por Dios?
- ¿Qué significa amar a Dios con toda nuestra alma?
- ¿Qué significa amar a Dios con toda nuestra mente? ¿Cuál es el papel del entendimiento y la enseñanza en nuestro amor por Dios?
- ¿Qué significa ser cristiano según este pasaje?
Para Orar:
- Pídale al Señor que escudriñe su corazón para ver donde es más débil su amor por Él (corazón, alma o mente). Pídale que le fortalezca en esta área de su amor.
- Agradezca al Señor por la manera en que Él desea entrar en una relación tan personal e íntima con usted.
Capítulo 11 – Jesús, el Hijo De David
Leer Mateo 22:41-46; Marcos 12:35-37; Lucas 20:41-44
Los fariseos no podían aceptar que el Señor Jesús fuera el Mesías. Hicieron todo lo que estuvo en su poder para desmentirle. Le examinaron con todo tipo de preguntas para atraparle. Quisieron que Él muriera porque Él afirmó ser el Hijo de Dios. Sabiendo sus intenciones, Jesús les hizo una pregunta acerca del rey David.
Mateo nos dice que los fariseos estaban reunidos alrededor de Él cuando Él hizo esta pregunta. Esta pregunta parecía estar dirigida a los fariseos en particular. ¿” Qué piensan ustedes del Cristo? ¿De quién es hijo él “? Jesús preguntó. La palabra Cristo quiere decir el ungido. Cuando Él habló de “Cristo” en este contexto, Jesús habló del Mesías de quien los profetas del Antiguo Testamento hablaron.
Sin titubear los fariseos le dijeron a Jesús que el Cristo debía ser hijo de David. Éste era un hecho bien comprendido en aquella época. Los profetas hicieron constar que de la semilla de David, vendría el libertador para el pueblo de Israel (ver 9:6-7 Isaías; 55:2-5)
Jesús preguntó a los fariseos, lo que los profetas querían decir, cuando dijeron que el Cristo era hijo de David. Otra vez la pregunta fue medianamente fácil de contestar. El Mesías era hijo de David en el sentido que él debía ser un descendiente de David. Él viviría entre los hombres y caminaría con ellos. Como un hijo, nacería de una mujer y enfrentaría, todo lo que enfrentamos como seres humanos. Él crecería y maduraría como algún otro hombre frente a las tentaciones y las pruebas de esta tierra. Él podría identificarse con nosotros en todas las cosas porque él compartió a nuestra humanidad.
Esta doctrina de que el Cristo es hijo de David, fue algo que los fariseos y los judíos a menudo pasaron por alto. Esperaron ver a alguien diferente. Jesús vino como un simple hombre. Él vino silenciosamente. En la mayoría de los casos, Él no se hacía notar. Muy a menudo las respuestas a nuestras oraciones están justamente delante de nosotros, pero no las vemos o no las aceptamos, porque no lucen de la manera que esperamos que se vean. Jesús no se parecía al “Mesías” que los fariseos esperaban.
Jesús entonces le hizo a los fariseos otra pregunta: “Cómo es eso entonces que David, hablando por el Espíritu, ¿le llama Señor? (El Mateo 22:43). En el contexto de estos tiempos, un hijo debía respetar a su padre. Era inconcebible que el hijo exigiera que su padre se sometiera a él. En el caso del Cristo, sin embargo, aunque él era un “hijo” él fue llamado “Señor” por David que fue su padre. Para probar su punto Jesús sacó citas de Salmo 110:1 en Mateo 22:43:
El Señor dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por su estrado de tus pies.”
Jesús le preguntó a los fariseos, cómo podría ser que David llamara uno de sus “hijos” Señor. La única manera en que él le podría llamarle Señor, era si ese hijo fuera mayor que él y mayor merecedor de respeto y honor que él. Jesús sube un punto importante aquí. Él pinta un cuadro de señoría y filiación caminando de la mano. Los fariseos andaban buscando a un “Señor” pero ellos no vieron al “Hijo”. Jesús es ambos Señor e Hijo. Muy a menudo enfatizamos uno sin el otro. Hay iglesias que colocan tal énfasis en el “señorío” que fallan en ver su “filiación”. Estas iglesias ven a Cristo tan distante y quitado de su lugar. Debemos adorarle y honrarle, pero Él no se identifica a un nivel personal e íntimo con nosotros. Otros enfatizan la filiación y fallan en ver su señorío. Esos que caen en esta categoría no pueden ver la importancia de la obediencia y la sumisión. Jesús se convierte en un “amigo y un amigo íntimo,” pero no le ven claramente como Señor y Dios. Necesitamos mantener en equilibrio estas dos cualidades. Como Señor, Jesús exige obediencia y sumisión. Como Hijo, Él se identifica con nosotros personalmente. Él llora con nosotros y siente nuestro dolor. Él sabe por lo que estamos pasando, porque Él mismo ha pasado por estas cosas. Como un hijo Él es nuestro hermano. Como Señor, Él es nuestro Dios. Entenderle bien, es mantener equilibradas estas dos cualidades.
Jesús les recordó a que los fariseos que el Cristo, como hijo, se parecería a ellos. Él tenía todas las cualidades y las características de humano, sin embargo Él era Dios. Él les estaba recordando, que el Mesías tenía que nacer como un bebé y crecer para llegar a ser un hombre. Él tuvo que relacionarse con otros de su edad y caminar entre ellos como un hombre.
Cuando los fariseos oyeron esta enseñanza, no tuvieron nada que decir. Las palabras de Jesús nos desafían a nosotros también. Nos desafían a que abramos nuestros ojos, a la manera en que El Señor está trabajando. Su trabajo es a menudo sereno e inadvertido. Estas palabras también nos desafían, a que veamos a Jesús como ambos, Señor e Hijo. Como hijo Él vino en humildad, inadvertido para las personas. Él sufrió lo que sufrimos. Como Dios Él es todopoderoso y merecedor de respeto y honor. Esta combinación de Señor e Hijo no es siempre fácil de entender. El Dios todopoderoso y santo se identifica con nosotros y sufre lo que sufrimos. Al mismo tiempo, sin embargo, Él es nuestro ejemplo y nuestra esperanza. En su fuerza podemos enfrentar todo lo que este mundo nos lanza. Él es nuestro hermano y nuestro Dios.
Para Considerar:
- ¿Pudiera ser que él Señor ya haya respondido su oración, pero usted no lo ha visto porque usted está buscando algo diferente?
- ¿Qué significa que Jesús es Señor? ¿Cómo afecta esto nuestro caminar con Él?
- ¿Qué incentivo usted recibe de la idea de la “filiación” de Jesús?
- ¿Por qué es importante para nosotros, entender el equilibrio entre el Señorío y la filiación de Cristo?
Para Orar:
- Pídale al Señor que abra sus ojos a la manera en que Él contesta a su oración.
- Agradezca al Señor que Él es Señor. Pídale que le revele cualquier área en la que usted no ha estado viviendo en sometimiento a Él.
- Agradezca al Señor por su “filiación” y que Él puede identificarse con usted en su dolor y su sufrimiento y lucha.
Capítulo 12 – Ay de los Escribas y de los Fariseos
Leer Mateo 23:1-39; Marcos 12:38-40; Lucas 20:45-47
Jesús había estado hablando muy recientemente con los fariseos. Ellos daban la apariencia de ser santos y espirituales, pero en realidad eran hipócritas. Jesús vio a través de su hipocresía y a menudo la denunció. En esta siguiente sección, Él les dijo a las multitudes que se cuidaran de los fariseos y sus métodos. Podemos imaginarnos la respuesta de los fariseos a estas palabras de Jesús.
Puede ser difícil imaginarse, que un grupo religioso como los fariseos sea una amenaza para el pueblo de Dios. Se enorgullecían de su observancia de la Ley de Moisés. Eran fieles en sus deberes religiosos. Eran maestros de la Ley de Moisés y tenían el respeto y la admiración de la gente de su época. Jesús los veía con otros ojos. Él veía su legalismo, su manipulación y su orgullo como algo muy peligroso. Daban la impresión de ser espirituales, pero ellos rechazaban a Jesús y su enseñanza. Estaban desviando a las personas del Señor y conduciéndolas a la religión y el legalismo. Las personas eran fácilmente engañadas a causa de esta apariencia religiosa. Hay fariseos en nuestra actualidad también. Conducen a las personas al legalismo y las mantienen ocupadas con actividad religiosa, pero no las conducen al Señor Jesús. Enseñan que si usted hace las cosas correctas usted puede agradar a Dios. Presentan una religión que no tiene necesidad de Jesús y su obra en la cruz.
Jesús le recordó a la gente, que los maestros de la Ley se sentaban en la cátedra de Moisés. Es decir, se sentaban en el lugar de esos que interpretaban las Sagradas Escrituras y la Ley de Dios. Eran maestros y ejecutores de la Ley. Tenían una posición de honor y respeto en la comunidad, pero ellos mismos no hacían lo que demandaba la Ley. Jesús le dijo a la multitud que obedeciera la enseñanza de los fariseos, pero no imitara sus vidas.
Los fariseos ataban pesadas caras a las espaldas de otras personas, pero no estaban dispuestos a levantar un dedo para mover ellos mismos esas pesadas cargas. ¿Cuán tan importante es para nosotros que enseñamos la Palabra de Dios, estar seguros de que vivimos lo que nosotros predicamos? No nos atrevamos a condenar otros, por esas cosas que nosotros mismos no practicamos. Es fácil enseñar, pero es otra cosa muy diferente, demostrar en nuestras vidas personales las cosas que enseñamos. Los fariseos, como tantos líderes en la iglesia, eran buenos enseñando, pero no lo eran tanto demostrando lo que enseñaban.
Cuando Jesús miró a los fariseos, vio unas personas que se habían consagrado al ministerio, pero lo hacían por las razones equivocadas. Ellos estaban buscando las alabanzas de sus seres humanos semejantes. Querían que las personas se fijaran en ellos, les agradaran y les respetaran. Esto era especialmente evidente en la forma que se vestían los fariseos.
Marcos y Lucas nos dicen que los fariseos llevaban puestas largas túnicas. Mateo nos dice que específicamente hacían largas las borlas de sus mantos largos (Mateo 23:5). No había razón práctica para esto. Hicieron eso sólo para llamar la atención. En cierta forma creyeron que llevando puestas estas ropas, las personas las respetarían y escucharían lo que tenían que decir. Creían que tenían que mantener una imagen. Esa imagen no tenía nada que ver con su corazón. Era meramente externa.
Fíjese también ese Mateo 23:5 nos dice que los fariseos hicieron sus filacterias anchas. La filacteria era una bolsita pequeña, hecha de cuero, que contenía pasajes de la Sagrada Escritura que se usaba sobre la frente. Aun cuando era acostumbrado que el líder religioso llevara puesta esta filacteria, lo que era espectacular, era que los fariseos hicieron estas filacterias más grandes de lo normal. Las hicieron grandes a fin de que las personas las vieran.
A los fariseos les encantaban los lugares de honor en los banquetes y les fascinaba siempre sentarse en los asientos más importantes (Mateo 23:6). Quisieron ser saludados en los mercados y les encantaba ser populares con la gente. Hacían que las personas les llamaran ” Rabí,” que quería decir amo o maestro. En contraste, Jesús fue llamado amigo de pecadores. Isaías 53:2 le describe de este modo:
Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
Jesús les ordenó a las multitudes que no llamaran a nadie “rabí,” o “padre” porque sólo tenían un “rabí” y un “Padre” que estaba en el Cielo. Ni debían llamar a nadie “maestro” porque solo Cristo era su maestro. Miremos esta declaración en más detalle.
¿Qué quiere decir Jesús cuando Él dice, que no debemos llamar a nadie rabí, maestro o padre? Necesitamos ver lo qué Jesús dice, en el contexto del resto de la Sagrada Escritura. Después de hacer esta declaración acerca de no llamar a alguien el maestro, Jesús mismo habló de los fariseos como maestros (vea a Mateo 23:13). Si Jesús les llama maestros, ¿qué es lo que quiere decir este versículo? El Señor ha dado a la iglesia varios dones y ministerios. Los ministerios de maestro, profeta y pastor han sido ordenados por Dios para edificación del cuerpo. Efesios 4:11-12 deja esto muy claro:
Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.
No está mal reconocer estos dones en el cuerpo de Cristo. También necesitamos respetar y honrar, a quienes le han sido dados estos ministerios en la iglesia hoy. No parece equivocado para llamar a una persona “maestro” (rabí) o “pastor” si ese es su papel en el cuerpo de Cristo. Los apóstoles a menudo hablaron de maestros y pastores. En 2 Timoteo 1:11, Paul se llama apóstol y maestro.
El enfoque de este verso no está en el título, sino en la actitud. Fíjese que en este pasaje los fariseos querían que otros les llamaran” maestro” y “rabí”. La idea aquí es que estos individuos estaban siendo atrapados por sus títulos. El título significaba más para ellos que el ministerio. Jesús habla en contra de un sistema que eleva títulos. Él denuncia a esos que están hambrientos de poder y sedientos de atención y admiración. Él denuncia a esos que buscan posición, a fin de que las personas tengan un alto concepto de ellos. Él nos advierte sobre caernos en la trampa de no sólo buscar atención, pero en verdad permitir a las personas exigir tal atención.
Jesús procedió a tratar este asunto de la búsqueda de gloria. Él dijo a sus oyentes que en lugar de demandar que los otros les llamen “rabí” o “maestro” y hacer todo para ser notado, deberían contentarse en ser siervos. Así es cómo ministró Jesús. Él no buscó la alabanza de las personas alrededor de Él. Él se hizo siervo. Él no exigía que las personas le llamaran maestro y amo. Él no andaba buscando su admiración y su alabanza vacía.
Jesús procedió a decir, que esos que se exaltaban ellos mismos ante los hombres serían humillados. Si por otra parte, se humillaran serían exaltados. Los fariseos habían establecido a un “club santo religioso”. No querían asociarse con el hombre de la calle. Se veían a sí mismos ser más importantes que cualquier persona. Querían el título y la admiración. Este mismo problema existe en el mundo entero hoy. Hay pastores y líderes religiosos que quieren posicionarse por encima de otros. Desean ardientemente atención. Exigen ser tratados con más dignidad y más respeto que el creyente promedio en su iglesia. En cierta forma sienten que tener un título los hace más importantes. Se necesita romper esta altivez.
Estos fariseos obstaculizaban la obra de Dios. Lejos de ser siervos valiosos en el reino, eran sus enemigos. Mateo 23:13 nos dice que los fariseos les estaban cerrando el Reino de los Cielos a las personas, por causa de su ejemplo y enseñanza. Su hipocresía y actitud orgullosa estaban alejando a las personas de Dios.
Los fariseos estaban llenos de energía y fervor. Conquistaban conversos para sus creencias, pero sus conversos no eran mejor que ellos. Sus conversos estaban también atrapados en el legalismo y la búsqueda de atención. Jesús le dijo a la multitud que una parte de los conversos que los fariseos estaban haciendo, eran peores que los fariseos mismos. Éstas fueron palabras poderosas de los labios de Jesús. Él literalmente llama a los fariseos religiosos, “hijos del infierno”.
Jesús habló sin reparo acerca de la hipocresía de los fariseos de su época. En Mateo 23:16, Él les llamó guías ciegos. En otras palabras, guían a las personas pero ellos mismos no conocían el camino. Les decían a las personas, que era aceptable jurar por el templo y no mantener su juramento, pero si juraban por el oro del templo, estaban obligadas a mantener su juramento. Enseñaban que una persona podía jurar por el altar y podía no mantener su juramento, pero si ella juraba por la ofrenda en el altar, estaba por honor obligada a mantener el juramento. Lo que estaban haciendo, era tratando de encontrar formas de salir de sus promesas. En lugar de mantener en pie su palabra, encontraron toda clase de formas tontas para salirse de una promesa, cuando las cosas no resultaban en su beneficio. Manipulaban y reinterpretaban la Ley de Moisés para satisfacer sus necesidades.
En Mateo 23:23, Jesús habló de cómo los fariseos daban la décima parte de sus condimentos y semillas del huerto. Cuando se trataba de este aspecto de la Ley, eran muy precisos y legalistas. Jesús los acusó, sin embargo, de descuidar los asuntos más importantes de la Ley. Daban la décima parte de su eneldo y su comino, pero ellos descuidaban la justicia, la misericordia y la fidelidad. Jesús no los condenó por dar, sino que les retó a que hicieran estos otros asuntos una prioridad en sus vidas.
He visto iglesias que eran tan estrictas acerca de ciertas reglas y regulaciones, que no podían mostrar misericordia o compasión para los que las rompían. En lugar de hacer regresar al infractor al Señor, su dureza y sus actitudes críticas los ahuyentaron todavía más. Jesús comparó esto a colar al mosquito y tragarse al camello. En otras palabras, tenían sus prioridades completamente equivocadas. Eran grandes en las cosas pequeñas, pero descuidaban las grandes.
Nosotros también podemos actuar como estos fariseos. Hay muchos “mosquitos” en la iglesia hoy. Los asuntos teologales pequeños o las diferencias en las costumbres nos dividen. Una vez visité a una comunidad rural pequeña en Canadá donde había cinco o seis iglesias pequeñas de la misma denominación, dentro de una corta distancia una de la otra. Algunas de esas iglesias tenían menos de diez personas asistiendo, pero se rehusaron a unirse y mancomunar sus recursos. El foco estaba en sus edificios. Mientras luchamos por estos asuntos, el reino de Dios sufre. Jesús desafió a los presentes, a que pusieran aparte estos asuntos sin importancia y siguieran con el trabajo del reino.
Jesús acusó a los fariseos en Mateo 23:25 de limpiar el exterior de la taza, pero dejar sucia la parte de adentro. Eran religiosos por fuera, pero dentro estaban llenos de avaricia y egocentrismo. Eran como “tumbas blanqueadas. “Pintaban el exterior de las tumbas, pero la pintura exterior no cambiaba el hecho, que el interior estaba lleno de los huesos de los hombres muertos y la carne putrefacta. Jesús les dijo a los fariseos que necesitaban corregir sus prioridades. Si limpiaran el interior primero, el resto quedaría limpio también.
Los fariseos construyeron tumbas para los profetas y decoraron las tumbas de personas justas que los habían precedido. Por estas acciones parecían demostrar que respetaban y honraban a los profetas y los siervos de Dios. Enarbolaban las palabras de los profetas en su enseñanza. Con sus palabras proclamaron que nunca habrían matado a los profetas, como sus padres lo hicieron. Aun cuando hablaban estas palabras, eran todavía los descendientes de los que asesinaron a los profetas. En otras palabras, honraban a los profetas con sus palabras, pero ellos no seguían sus enseñanzas o tomaban en cuenta sus advertencias. Jesús los vio como añadían a la maldad de sus padres.
Jesús llegó al extremo de llamar a los fariseos, víboras y serpientes. Envenenaban a la gente que enseñaban con su veneno. Dios les enviaría a más profetas. Jesús profetizó que estos líderes religiosos los matarían, les azotarían y les expulsarían de las sinagogas. Incluso los perseguirían de un pueblo a otro. En los días y los años por venir, esto es exactamente lo que sucedió. Los fariseos jugaron un importante papel en la muerte de Jesús. Pablo, él mismo fariseo, iba de pueblo en pueblo intentando destruir a los cristianos. Jesús les dijo a los fariseos que serían tan culpables, como todos aquellos que habían matado a los profetas antes que ellos.
Jesús terminó con un grito que desgarraba el corazón. Él le recordó a la gente de Jerusalén cuántas veces Él deseó traerlos sí mismo, como una gallina recoge a sus pollitos, pero ellos no quisieron venir Él. Jesús le habla aquí a un pueblo religioso. Él le habla a un pueblo que estaba ocupado haciendo actividades religiosas, pero no tenía ningún tiempo para el Hijo de Dios. Estaban ocupados haciendo conversos, pero ellos mismos no estaban en una relación con Dios. Defendían las doctrinas y mantenían sus sinagogas, pero estaban viviendo en el pecado. El exterior se veía bien, pero por dentro las cosas se estaban cayendo a pedazos.
Jesús concluyó recordándoles a los fariseos, que no le verían otra vez, hasta que le vieran viniendo en gloria. Ésta fue su palabra final a ellos. La vez próxima que Él viniera a ellos Él vendría como su juez. Si Él llegara a usted hoy como su juez, ¿usted estaría listo?
Para Considerar:
- ¿Qué nos enseña este pasaje sobre el deseo de Dios por la pureza del corazón?
- ¿Qué significa colar al mosquito y tragarse al camello? ¿Cómo hacemos esto en la actualidad?
- ¿Qué aprendemos sobre el buscar gloria para nosotros mismos en el ministerio?
- ¿Es posible amar nuestra posición en la iglesia más de lo que amamos al Señor? Explique.
- ¿Por qué es importante para nosotros no quedar atrapados en títulos y posiciones?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le muestre cualquier área en su vida, donde usted es como los fariseos.
- Pídale al Señor que le perdone por su orgullo. Pídale al Señor que le ayude a estar contento con ser un siervo. Pídale que le libere del deseo de agradar a las personas y buscar reconocimiento.
- Pídale a Dios que elimine toda hipocresía de su vida. Pídale que le de gracia para amarle y servirle de corazón.
- ¿Conoce usted líderes que están atrapados en su título y posición? Pídale al Señor que les de gracia para caminar en humildad, con actitud de siervo.
Capítulo 13 – La Ofrenda de la Viuda
Leer Marcos 12:41-44; Lucas 21:1-4
Tal como empezamos esta siguiente sección, encontramos a Jesús estando de pie en el templo observando a la gente. Él vio a la gente rica echando su dinero en el arca de las ofrendas a medida que entraban. Mientras Él estaba allí, una viuda entró y colocó simplemente algunas monedas en el arca. Las monedas que ella puso en el arca, eran las monedas más pequeñas disponibles. Marcos menciona que estas monedas valían sólo una fracción de un penique (Marcos 12:42).
Cuando Jesús vio lo que esta mujer dio, su corazón fue conmovido. Él llamó a sus discípulos a Él y les dijo cómo ella había dado, todo de lo que tenía para vivir. Él le alabó a la mujer por dar estas dos monedas y les recordó a sus discípulos, que ella había dado a más que la gente rica, que habían entrado antes que ella. Mientras la gente rica habían dado de lo que les sobraba, esta mujer había dado todo lo que ella tenía para vivir. Jesús consideró su donación ser más importancia que el resto de las donaciones. Hay varias lecciones importantes que necesitamos presenciar aquí.
Primero, Jesús quiere que nosotros demos de nuestros recursos. El Señor quiere que su pueblo sea, un pueblo dador. La obra de Dios no puede expandirse, si el pueblo de Dios no da. La descripción del Señor Jesús observando lo que las personas estaban echando en el arca de las ofrendas, debería desafiarnos. Él estaba interesado en lo que las personas estaban dando a medida que iban entrando en el templo aquel el día. Él esperaba que dieran de tal forma, que el trabajo de su Padre se incrementara. Él no espera menos de nosotros hoy.
El segundo principio que necesitamos presenciar aquí, es que el significado de la donación no está en su tamaño, sino en el sacrificio implicado. Jesús fue más conmovido por la donación de la viuda, que por las donaciones de los ricos. Los ricos dieron más grandes sumas de dinero, pero ellos no dieron sacrificialmente. Tenían todo lo que necesitaban. Tenían comida en sus mesas y abastecimientos para mañana. No había un sacrificio verdadero en sus donaciones. La viuda, por otra parte, dio todo de lo que ella tenía para vivir. Ella no sabía lo que ella iba a tener que comer mañana, porque ella dio todo lo que tenía. Jesús se dio cuenta del sacrificio y tomó nota especial de esto. Él supo que esta señora dio por el deseo de servir a Dios. Ella le colocó a Él y su obra primero en su vida y estaba dispuesta a sacrificar su siguiente comida a fin de que el reino de Dios fuera avanzado. Jesús vio el amor y devoción en su donación y se gozó de él.
Ese día la mujer tenía dos monedas en sus manos. Ella pudo haber dado una para El Señor y pudo haber mantenido una por ella misma, pero ella eligió darlo todo. Esta viuda dio sin reparos para ella misma. Ella confió en El Señor para encargarse de ella y sus necesidades. El Señor Jesús le enseñó a sus discípulos, que no debían preocuparse por el mañana. En Mateo 6:34, él les dijo:
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta cada día su propio mal.
¿Cuán frecuentemente nos volvemos tan preocupados por el mañana, que no podemos dar hoy? Creo que nosotros necesitamos prepararnos para nuestro futuro. Esto es sólo sabio. Hay veces, sin embargo, cuando el hacer provisiones para nuestro futuro, es sólo una excusa para no servir al reino de Dios hoy. No sabemos lo que el mañana traerá o incluso si habrá un mañana. Dios espera que usemos lo que tenemos para servirle hoy. No ignore las necesidades alrededor de usted hoy. El enemigo es hábil en hacer enfocarnos en el mañana. La viuda se rehusó a dejar que sus preocupaciones por el futuro, le impidieran ministrar en ese momento.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos sobre la importancia de dar?
- ¿Ha estado dando sacrificialmente al Señor?
- ¿Cómo nuestro dar refleja, lo que vemos como importante?
- ¿Es incorrecto ahorrar nuestro dinero para mañana? ¿Cómo encontramos el equilibrio entre estar preparados para el mañana y dar para las necesidades de hoy?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le dé la fe para poder dar más sacrificialmente.
- Pídale al Señor que le perdone por cualquier falta de pasión por su reino. Pídale que renueve su pasión por el reino, de modo que su dar refleje su pasión.
- Agradezca al Señor que cuando Él nos guía a dar lo que tenemos hoy, Él nos proveerá en nuestra necesidad mañana.
Capítulo 14 – Señales del Fin, Parte 1
Leer Mateo 24:1-14; Marcos 13:1-14; Lucas 21:5-20
Jesús había estado en el templo observando a las personas echar sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Cuando Él se iba del templo, los discípulos llamaron su atención a los edificios del templo. Ningún gasto se había escatimado en la construcción de esta estructura magnífica. Aunque no tan glorioso como el templo de Salomón, este templo era muy bello. En el relato de Marcos y Lucas, los discípulos comentaron en particular de las piedras que fueron usadas en la construcción del templo.
Jesús les dijo a sus discípulos que el día estaba pronto a ocurrir cuando ninguna piedra quedaría sobre otra. El templo se destruiría completamente. Ésta fue una palabra profética relatada para el tiempo del emperador, Tito que ordenó que el Templo de Jerusalén fuera derribado.
Hay momentos en los que nos preguntamos, por qué el Señor deja ocurrir cosas en nuestras vidas. Lo que vemos aquí, sin embargo, nos debe advertir sobre colocar demasiado valor en las cosas de este mundo. Estas cosas son sólo pasajeras. He encontrado a creyentes en mi época, cuyo amor por su edificio de la iglesia pesó más, que su amor y devoción al El Señor. El templo era un edificio glorioso pero, en algunos casos, distraía al pueblo de Dios de su relación con Él. Puede haber cosas como estas en nuestras vidas.
Los discípulos fueron impactados por estas palabras de Jesús acerca del templo. Le pidieron a Él que explicara lo que Él quería decir. Querían saber cuándo estas cosas iban a ocurrir. También le preguntaron acerca de las señales que precederían el fin del mundo. Obviamente creían que la destrucción del templo, sería un signo claro que el fin se estaba acercando. Echémosle un vistazo a que la respuesta de Jesús y lo que Él dijo ocurrirá como el fin del mundo, a medida que sabemos que se acerca.
Señal 1: Falsos Cristos
Jesús les dijo a sus discípulos que tuvieran cuidado con esos que vendrían a engañarlos en los últimos días. Él les dijo que tantos vendrían reclamando ser Cristo. Tendrían éxito en engañar a muchas personas. Satanás está consciente de las profecías de la Sagrada Escritura y se esmerará en falsificar la obra de Dios. En aquellos tiempos, los Cristos falsos serán capacitados por Satanás para hacer milagros. Hablarán palabras convincentes y engañarán a muchos a seguirlas. Necesitamos cuidarnos de no caer en su trampa. Cuán tan importante es que conozcamos la Palabra de Dios y podamos distinguir la voz de Dios, de las voces de los falsos profetas que vendrán.
Señal 2: Los Rumores de Guerra
Jesús procedió a enseñarles a sus discípulos que en los últimos días, habrá también rumores de guerra. Es decir, habrá una agitación general en el mundo, en la medida que las relaciones entre los países se vuelven tensas. La amenaza de guerra será muy real. Nación se amotinará contra nación. Reino emprenderá guerra contra reino. Jesús les dijo a sus discípulos, que éste era simplemente el principio del fin. Él les recordó que estas cosas necesitaban ocurrir antes de que viniera el fin. No debieran alarmarse cuando vieran esta profecía cumpliéndose. Él les dijo que estas cosas ocurrirían.
Señal 3: Las Hambrunas y los Terremotos
A medida que los últimos días se acercan, la tierra misma se volverá alborotada. La bendición de Dios será retirada de la tierra. No habrá suficiente comida. La hambruna se propagará a través del mundo. La tierra estará sujeta a los terremotos en una variedad de lugares. Lucas nos dice que también habrá muchas pestilencias y señales aterradoras en los cielos. Estos signos físicos sólo serán el comienzo de los dolores de parto del fin. Son la forma de Dios de advertirle al mundo que el fin está llegando.
Señal 4: La Persecución de los Creyentes
Mientras estas señales se desarrollan en el mundo; al mismo momento habrá también una creciente persecución de la iglesia de Jesucristo. El enemigo aumentará sus esfuerzos a medida que el tiempo del fin se acerca. La iglesia se convertirá en el foco de sus ataques. Los creyentes serán entregados para ser perseguidos. Serán odiados por todas las naciones y serán ejecutados por su fe. Serán azotados y golpeados por su fe. Se presentarán como testigos ante gobernadores y reyes de la tierra. Algunos serán ejecutados como mártires. Mientras son perseguidos sin embargo, el evangelio continuará propagándose hasta los confines de la tierra. La disposición de los creyentes a morir por El Señor, será un testimonio poderoso. Jesús prometió que el Espíritu estaría con ellos en aquellos tiempos. Él les recordó que en su momento de persecución, no tendrían que preocuparse por lo que debían decir. El Espíritu Santo estaría especialmente junto a ellos y les daría palabras que decir. Dios se acercaría a ellos en este tiempo de persecución.
Marcos y Lucas nos dicen que en aquellos tiempos el hermano entregara al hermano para ser juzgado por su fe. Un padre entregará a sus hijos para que sean perseguidos y sean ejecutados. Los hijos entregarán sus padres a las autoridades. Jesús les dijo a sus discípulos que las personas les odiarían por su causa.
Jesús les recordó a los discípulos en Lucas 21:18 que permaneciendo firmes en aquellos tiempos ni un solo pelo de sus cabezas perecería. Ganarían la vida perseverando hasta el fin. Mientras el enemigo puede dañar o incluso puede matar sus cuerpos, él no destruirá la obra que Dios está haciendo en ellos. El enemigo podría matar sus cuerpos, pero él no podría matar sus almas. Ellos vivirían por siempre en presencia de su Salvador ilesos y no amenazados por lo que Satanás estaba haciendo.
Señal 5: Apostasía
Por esta persecución intensa de creyentes, muchos en la iglesia se desviarán de la fe. Mateo 24:10 nos dice cómo se desviarán. Primero, se desviaran de la fe. Es decir, volverán sus espaldas a la verdad acerca del Señor Jesús y su Palabra. La verdad será suavizada. Comprometerán su fe y enseñarán lo que les conviene.
En segundo lugar, se desviarán del amor mutuo. En esos días hombres y mujeres se traicionarán y se odiarán mutuamente. El intento del enemigo aquí es dividir la iglesia, a fin de que no tenga repercusión en el mundo.
En tercer lugar, habrá un incremento de falsos profetas. El enemigo pondrá estos hombres y mujeres adentro de la iglesia para debilitarla desde adentro. Estos falsos profetas serán personas respetadas, que darán a la iglesia dirección y enseñanza incorrectas. Serán los instrumentos de Satanás en la iglesia para engañar y conducirla por mal camino.
Finalmente, habrá un incremento de maldad, que dará como resultado que el amor de muchos se enfriará. Creo que esta maldad no sólo estará en el mundo, sino también en la iglesia. En nuestros días, se están contando horribles historias de inmoralidad y deshonestidad sobre líderes de la iglesia. El amor se vuelve frío en este contexto. Jesús nos recuerda que en los días del fin, la iglesia sufrirá desde adentro. A pesar de este esfuerzo de Satanás de destruir la iglesia, Jesús prometió que el evangelio todavía se moverá adelante. Satanás no podrá detener el adelanto del reino de Dios (vea a Mateo 24:14). Sólo cuando el evangelio se haya propagado para los confines lejanos de la tierra, vendrá el fin. Satanás no tiene el mando. Dios logrará sus propósitos.
Para Considerar:
- ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de las dificultades que vendrán para los creyentes a medida que los días del fin se acercan? ¿Usted está listo a enfrentar estas dificultades?
- ¿Hay evidencias de que estás cosas están pasando en nuestro día?
- En este pasaje el Señor permitió que el templo fuera arrasado. ¿Alguna vez Dios le ha despojado de algo en su vida? ¿Qué le enseñó a través de esto?
- ¿Qué aprendemos en este pasaje acerca de cómo El Señor avanzará la causa de su reino, a pesar de los esfuerzos del enemigo por destruirlo?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le dé gracia para permanecer fiel a Él a pesar de los esfuerzos de los enemigo para derrotarle en su fe.
- Agradezca al Señor que Él será victorioso al fin. Agradézcale que el enemigo no puede vencer.
- Pídale al Señor que le perdone por dejar otras cosas volverse más importantes que Él en su vida.
Capítulo 15 – Señales del Fin, Parte 2
Leer Mateo 24:15-35; Marcos 13:15-31; Lucas 21:21-33
Continuamos aquí examinando la enseñanza del Señor Jesús a cerca del fin de los tiempos. En la última sección, vimos cómo los padres entregarán sus hijos a las autoridades por su fe. Muchos sufrirán y morirán por su Señor. Aquí en este siguiente pasaje, Jesús les advierte a sus discípulos sobre la abominación que causó la desolación hablada por el profeta Daniel. Él les dijo que cuando presenciaran esta abominación en el lugar santo, debían huir a las montañas. Consideremos lo qué Jesús les enseñó a sus discípulos aquí.
Daniel profetizó que el día vendría cuando un gobernante poderoso establecería un objeto abominable en el templo.
Después de las sesenta y dos semanas, se le quitará la vida al príncipe elegido. Éste se quedará sin ciudad y sin santuario, porque un futuro gobernante los destruirá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción no cesará hasta que termine la guerra. Durante una semana ese gobernante hará un pacto con muchos, pero a media semana pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. Sobre una de las alas del templo cometerá horribles sacrilegios, hasta que le sobrevenga el desastroso fin que le ha sido decretado. Daniel 9:26-27 (NIV)
Muchos comentaristas creen esto tuvo lugar cuando Antíoco Epifanio estableció un altar para el dios Júpiter en el templo del Señor en Jerusalén. Según La Ley de Moisés, a los gentiles no les estaba permitido entrar en el templo. Aquí vemos un altar pagano siendo establecido en el templo de Dios. Ésta fue una terrible abominación y blasfemia contra el Señor Dios. Esto era lo que Antíoco Epifanio quería. Él quiso hacer constar que él no le tenía miedo al Señor Dios de Israel y él abiertamente le desafió.
Al pueblo de Dios le fue dicho que cuándo vieran esta abominación en el templo debían huir a las montañas. La persecución iba estallar. Ésta era la señal de que gran dificultad y problemas estaban a punto de ser desatados sobre el pueblo de Dios. Lo que sucedió en el templo de Jerusalén después de la muerte del Señor Jesús ocurriría de nuevo. El apóstol Juan profetizó que habría un tiempo cuando la gente de Dios sería otra vez pisoteada por el enemigo. La escritura en Apocalipsis 11:1-2, él dijo:
Se me dio una caña que servía para medir, y se me ordenó: “Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y calcula cuántos pueden adorar allí. Pero no incluyas el atrio exterior del templo; no lo midas, porque ha sido entregado a las naciones paganas, las cuales pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
Habrá terrible blasfemia en la tierra a medida que los días del regreso del regreso del Señor se acercan. El incrédulo no dudará en pisotear las cosas de Dios y agitar su puño contra Dios y sus cosas sagradas.
Jesús les dijo a sus oyentes que estos días de blasfemia y de persecución serían muy difíciles. Cuando los creyentes vean que estas cosas están empezando a pasar, deben huir inmediatamente para salvar sus vidas, dejando atrás todo. Esta persecución llegaría velozmente.
Note la compasión del Señor en Mateo 24:19. Él sintió preocupación particular por las mujeres embarazadas y las madres que está dando de mamar. Él supo cuán difícil sería para ellas en estos momentos intentar huir para salvar sus vidas junto con sus niños. Los ojos del Señor estaban en particular en ellas. Él conoce nuestro dolor y sufrimiento. Note cómo Jesús desafió a sus hijos a orar para que su huida no tuviera que ser en el frío invierno o en el día de sábado judío cuando estaría en contra de sus principios viajar (vea a Mateo 24:20). Jesús habló esta profecía con tremenda compasión. Él es un profeta muy cortés. Él sintió el dolor de los que tendrían que escapar en aquellos tiempos. Él vio su lucha y cuando Él habló, su corazón fue quebrantado por lo que estos individuos tendrían que enfrentar en esos horribles días. Necesitamos a más predicadores como éste en nuestra época, que sienten el dolor y sufrimiento de esos a quien ministran.
Jesús también les dijo a sus discípulos, que esos días serían los días de gran desasosiego. Jesús prometió que mientras la persecución sería encarnizada, sería acortada. Si no fuera acortada nadie sobreviviría. Dios acortaría esos días para salvar la vida de Sus hijos. ¿Por qué el pueblo de Dios tiene que enfrentar dificultad, sufriendo y dolor? No hay respuesta fácil para esta pregunta. Todo lo que sabemos es que Dios usará estos tiempos para formar y preparar a su pueblo para incluso cosas mayores. Durante los tiempos de lucha y de dificultad se cambia de prioridades. El pueblo de Dios es fortalecido. Podemos comprender su amor y capacitación en un sentido nuevo y más profundo. Satanás nos ataca verbalmente pero Dios usará cualquier cosa que él hace para fortalecernos y equiparnos para un mayor servicio y una intimidad más profunda con Él.
Jesús les contó a sus oyentes que en estos días sobre la persecución habría muchos Cristos falsos y falsos profetas. Vendrían con señales y prodigios a engañar a la gente de Dios. Satanás tiene su propia marca de consolación y enviará a sus falsos profetas a inducir al error y engañar incluso al pueblo de Dios. Jesús nos advierte a fin de que no seamos engañados.
Jesús les recordó a sus discípulos que su segundo advenimiento sería visible para todos. Él regresará como relámpago iluminando el cielo entero. Todo el mundo le verá. Cuando Él venga, será un regreso glorioso. Él vendrá de tal manera que todo ojo le verá.
En Mateo 24:28, Jesús les recordó a sus discípulos que dondequiera que hay un animal muerto en descomposición, los buitres se reunirán. Jesús usó esta ilustración para mostrar que tal como está en la naturaleza del buitre encontrar un animal muerto en descomposición, así está en la naturaleza del creyente reconocer al Cristo verdadero en su regreso. No habrá pregunta en las mentes del pueblo de Dios acerca del regreso del Señor. Él será reconocido por los que son Él.
Según Lucas 21:24, Jerusalén sería pisoteada hasta que el tiempo de los gentiles se cumplan. De esto entendemos que habría un tiempo cuando el foco de Dios cambiará de posición hacia el mundo gentil. El Evangelio de Jesucristo se propagaría a través del mundo trayendo a muchos hombres y mujeres a Dios. Vemos que esto está ocurriendo en la actualidad cuando las personas de cada nación se vuelven a Cristo. Durante este tiempo de los gentiles, los judíos continuarían sufriendo. No tenemos que esforzarnos mucho para ver ha sufrido el pueblo judío. Por generaciones han sido odiados y han sido muertos. Se han hecho intentos para exterminarlos, sin embargo, Dios no los olvidará. Él todavía tiene un propósito y un plan para ellos. El tiempo llegará cuando El Señor volverá a visitar a su pueblo.
Inmediatamente después de los días de persecución habrá señales poderosas en los cielos. El sol será oscurecido y la luna ya no dará su luz. Las estrellas se caerán del cielo y los cielos serán estremecidos. El Nazareno, Él, aparecerá en el cielo. En ese día las naciones estarán en gran desasosiego. Le habían desechado y habían vuelto sus espaldas en él. Ahora se acercaba su juicio.
Dios enviará a sus ángeles a todo lo largo de la tierra a congregar a su pueblo de cada nación. Comprendemos de esto que mientras los creyentes tendrán que sufrir y experimentar gran persecución, Dios les guardará de la condenación final.
Jesús les dio a sus discípulos una ilustración de una higuera. Él les dijo que cuando veían a una higuera echando hojas sabían que el verano estaba cerca. Asimismo, necesitaban observar las señales del tiempo. Cuando vieran las cosas que Jesús predijo que ocurrirían, sabrían que el fin de la tierra se está acercando.
Fíjese que Jesús les dijo a sus discípulos que “esta generación” no pasaría hasta que no ocurriera la cosa que Él les ha estado diciendo. Esto les ha provocado algunos problemas a eruditos de la Biblia. La generación de la época de Jesús ha venido y ha ido pero todavía Jesús no ha regresado. La Nueva Versión Internacional tiene una nota al pie que dice que la palabra “generación” también podría ser traducida por la palabra “raza”. Esto extendería el tiempo de la generación de la época de Jesús hasta nuestra propia generación como parte de la raza humana.
Lo que necesitamos comprender, sin embargo, es que incluso la generación que vivió en la época de Jesús comenzaría a presenciar el cumplimiento de estas palabras de la profecía. Los discípulos mismos morirían bajo la persecución que estallaría en sus días. Hechos 8:1 describe una persecución que estalló en Jerusalén y dispersó a los creyentes a todo lo largo de Judea y Samaria
En ese día una gran persecución estalló en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos excepto los apóstoles fueron dispersados por toda Judea y Samaria.
Jesús les recordó a sus discípulos que mientras el cielo y la tierra serían destruidos en aquellos tiempos, Sus palabras siempre serían ciertas. Satanás podría desatar todo lo que él tuviera, pero él nunca podría frustrar el plan y el propósito de Dios.
Somos desafiados ser un pueblo que busque al Señor y permanezca fiel Él. El día vendrá cuando Satanás será desatado. Los creyentes sufrirán por su fe. Dios permanece en control. Al fin, esos que queden en la tierra serán reunidos y serán guardados de la condenación final de Dios para el incrédulo. Qué tan importante es tener la seguridad de que estamos en una relación correcta con Dios hoy. Que Dios nos pueda dar gracia para permanecerle leal a medida que los días del fin se acercan.
Para Considerar:
- ¿Qué ha logrado El Señor a través de las pruebas y la dificultad en su vida?
- ¿Necesitamos temer persecución y pruebas? ¿Qué aprendemos aquí acerca de ellos en esta sección de la Sagrada Escritura?
- ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de la soberanía de Dios sobre los acontecimientos de este mundo?
- ¿Está listo para enfrentar la persecución y la dificultad que se está acercando? ¿De dónde vendrá su fuerza para enfrentar estas pruebas en esos tiempos?
Para Considerar:
- Pídale al Señor que le ayude a enfrentar las pruebas que vienen a usted. Pídale que le enseñe todo lo que Él quiere enseñarle a través de estas pruebas.
- Pídale al Señor que le mantenga cerca de Él a fin de que usted no sea engañado por falsos profetas y falsos Cristos.
- Agradezca al Señor que aun cuando Él a veces nos puede dejar enfrentar pruebas y persecución, Él está profundamente preocupado por nosotros y se ocupa de nosotros en estos tiempos.
- Agradezca al Señor que Él está en control y ganará la victoria. Agradézcale que usted será victorioso en Él.
- Si usted no conoce al Señor hoy, tome un momento para pedirle que le perdone y le acepte como su hijo.
Capítulo 16 – Señales del Fin, Parte 3
Leer Mateo 24:36-51; Marcos 13:32-37; Lucas 21:34-38
Jesús les ha estado enseñando a sus discípulos acerca de las cosas que iban a ocurrir a medida que se acerca el fin del mundo. Él les contó sobre las dificultades y las pruebas que esperaban a los creyentes antes de que Él regresara.
En Mateo 24:36, Jesús hizo constar que nadie sabía la hora o el día de su regreso. Él les dijo a sus discípulos que ni aun Él ni los ángeles del cielo sabían el día. La fecha y el tiempo estaban sólo en la mente del Padre. Muchas personas han intentado predecir el regreso del día del Señor. Leyendo las señales de los tiempos podemos tener una idea general pero que nadie sabe el día real.
Porque no sabemos el día o la hora del regreso de Cristo, debemos vivir en un estado de constante presteza. Jesús nos dice que en los últimos días, las personas vivirán como hicieron en los días de Noé antes del diluvio. El juicio estaba a punto de caer pero no estaban preparados. A ellos se les había advertido, pero no cambiaron su estilo de vida. No se arrepintieron de sus pecados o buscaron al Señor. El diluvio vino y se los llevó. Murieron en su rebelión. Jesús les dijo a sus discípulos que es así cómo será en los últimos días. Los hombres y las mujeres volverán sus espaldas en Dios. Se rebelarán y se desviarán de la verdad. Se rehusarán a apartarse de su pecado.
Dos hombres estarán en un campo trabajando juntos y sólo uno será tomado para estar con El Señor. Dos mujeres estarán moliendo en un molino. Una irá para estar con El Señor y la otra quedará para enfrentar su ira. ¿Cuál será usted? ¿Estará listo usted para el regreso del Señor? Jesús les dijo a sus seguidores, en el relato de Lucas, que se guarden ellos mismos de ser abrumados con disipación, embriaguez y las ansiedades de la vida (vea a Lucas 21:34).
La disipación se relaciona con despilfarro y actividades infructíferas. La persona que vive en la disipación está desperdiciando su vida y sus recursos en cosas sin sentido. El estilo de vida de borrachos del que Jesús habla es el estilo de vida del que escucho cuando me siento en cafeterías para escribir. ¿Cuántas personas viven para hacer fiesta? Les encantan su alcohol y sus celebraciones. No están preocupadas acercas del Señor y Su Palabra.
El Señor también nos desafía para no estar abrumados con las ansiedades de la vida. La preocupación acerca de lo que tenemos o no tenemos cae en esta categoría. ¿Cuántas personas son atrapadas en la búsqueda de “cosas”? Usted no tiene que vivir en un país próspero para ser atrapado en las cosas de este mundo. Usted puede no tener nada y puede vivir su vida en disconformidad con lo que Dios le ha dado. El materialismo y la búsqueda de los “cosas” no son simplemente el pecado de los ricos. Es el pecado de cualquiera que hace de la búsqueda de bienes mundanos su pasión y dios.
Para enfatizar su punto Jesús contó sobre un propietario de casa y un ladrón. Si el propietario de casa supiera que un ladrón venía a su casa, él mantendría vigilancia sobre su casa. Él haría todo lo posible para impedir que su casa sea robada. Asimismo, porque sabemos que El Señor viene, también necesitamos estar listos. Necesitamos vivir cada día a la luz del hecho, que podría ser hoy que Él venga.
¿Qué significa estar listo para el regreso del Señor? Jesús ilustró esto diciéndoles a sus discípulos acerca de un amo que encargó a su criado de su casa. Él le dio la responsabilidad de ocuparse de los otros sirvientes en la casa y proveerlos de comida en el momento oportuno. Suponga que este criado, al darse cuenta de que el amo iba a estar ausente por mucho tiempo, decidió golpear a los sirvientes y usar el dinero que le fue dado para beber con sus amigos. ¿Qué haría el amo cuando él regresara y se enterara de lo que su criado había hecho? ¿El amo no le castigaría severamente? Si, por otra parte, él fuera encontrado fiel en hacer el trabajo que le fue encomendado hacer, ¿él no sería recompensado? Estar listo es ser fiel en hacer lo que el Señor nos ha llamado a hacer.
Esto es un verdadero reto. Es posible estar haciendo toda clase de cosas, ¿pero estamos haciendo nosotros lo que Él nos ha llamado a hacer? El criado recibió la tarea específica de alimentar y atender a los sirvientes del amo. ¿Qué habría ocurrido si él resolviera hacer algo diferente en lugar de lo que el amo le pidió que hiciera? Él podría hacer algo bueno, pero si no fuera lo qué lo que el amo le pidió que hiciera, él sería desobediente. Estar listo no se trata de estar ocupado para el amo. Se trata de ser obediente.
En Lucas 21:37-38 nos dice que Jesús estaba en el templo cuando Él dio esta enseñanza. Los que oyeron este mensaje eran personas religiosas que querían adorar y servir a Dios. El pecado de no hacer lo que Dios demanda, no es simplemente el pecado del incrédulo, sino también el pecado del creyente que se encuentra en cada iglesia.
Para Considerar:
- ¿Qué significa estar listo para el regreso del Señor?
- ¿Está usted listo para que el Señor regrese hoy?
- ¿Qué le ha llamado Dios a hacer en esta vida? ¿Ha sido usted fiel?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él promete regresar por nosotros.
- Pídale al Señor que le muestre claramente lo que Él le ha llamado a hacer. Pídale que le ayude a ser fiel en esa tarea.
- Pídale al Señor que escudriñe su corazón y le revele cualquier cosa que le impide estar listo para su regreso.
Capítulo 17 – La Parábola de las Diez Vírgenes
Leer Mateo 25:1-13
En las últimas meditaciones recientes, el Señor Jesús habló del final de los tiempos y de su regreso en gloria. En Mateo 25, Jesús les dijo a sus seguidores una parábola para ilustrar lo que Él estaba enseñando. Él les dijo que el reino de los cielos era como diez jóvenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del novio. Una boda se celebraba usualmente con un gran banquete en casa de los padres de la novia. Todos los amigos fueron invitados. Era de este banquete que el novio llevaría su novia a la casa que él había preparado para ellos. Las diez jóvenes mencionadas aquí eran amigas de la novia que esperaba la llegada del novio al banquete matrimonial.
Note a algo de estas vírgenes. Cinco de ellas fueron sabias y cinco fueron tontas. La diferencia entre ellas tuvo que ver con el hecho, de que las sabias tomaron aceite adicional para sus lámparas mientras las tontas no lo hicieron.
El novio tardó mucho tiempo para llegar al banquete. Las amigas de la novia se fatigaron y se quedaron dormidas mientras esperaban. A la medianoche oyeron un grito: ¡” Aquí está el novio! ¡Salgan al encuentro de él “! (El Mateo 25: 5). Las diez mujeres se despertaron de su sueño y recogieron sus lámparas. Las tontas se dieron cuenta de que no les quedaba aceite en sus lámparas y le pidieron a las sabias algo del de ellas. Las vírgenes sabias se rehusaron a darles, porque no había bastante para ambas. En lugar de eso, les aconsejaron ir y comprar una cierta cantidad.
Las jóvenes tontas se fueron corriendo para comprar el aceite a sus lámparas. Mientras estaban ausentes, el novio arribó al banquete y cerraron las puertas. Cuando regresaron encontraron las puertas cerradas. Clamaron para que les abrieran las puertas. Desde adentro vino la respuesta: “No las conozco (Mateo 25:12). Se les negó la entrada al banquete porque no se habían preparado. Jesús concluyó esta parábola con un reto para estar listo para su regreso, porque no sabemos la hora o el día.
Hay varios puntos que necesitamos enfatizar en esta parábola. Dese cuenta que aun cuando las vírgenes tontas y las vírgenes sabias vinieron a la celebración juntas, eran muy diferentes. A las vírgenes tontas no se les permitió entrar al banquete de bodas. El novio les dijo que él no las conocía. Estas jóvenes se quedaron paradas en la puerta. Eran amigas de las vírgenes prudentes, pero no les fue permitido entrar al banquete. Hay muchas personas así. Estas personas están en nuestras iglesias e incluso pueden colaborar en nuestros ministerios. Afirman estar esperando con nosotros el regreso del Señor. Afirman amarle, pero realmente no le conocen. La luz del Espíritu de Dios no brilla en su corazón.
Hay un segundo punto que necesitamos ver. Las jóvenes prudentes en esta historia no les podían dar su aceite a sus amigas tontas. Hay sólo una fuente del aceite del Espíritu de Dios. Cada uno de nosotros tiene que venir a Cristo y recibirle por sí mismo. La fe de nuestros amigos y nuestros seres queridos no es de valor para nosotros personalmente. Las vírgenes tontas se dieron cuenta demasiado tarde de esto. Confiaban en sus amigas para entrar en el banquete, pero sus amigas no las pudieron ayudar.
Las mujeres tontas necesitaron encontrar su propio aceite. Todo lo que las prudentes pudieron hacer fue señalarles la fuente. Nuestra fe tiene que ser nuestra. Cada uno de nosotros debemos tener una relación personal con el Señor Jesús, si esperamos entrar en su presencia y vivir con Él por siempre.
Cuando las vírgenes tontas regresaron al banquete, estaban demasiado retrasadas. La voz desde adentro afirmó no conocerlas. Qué terribles palabras a escuchar. Habían postergado su decisión por mucho tiempo. No estuvieron listas cuando el novio regresó. Cuando él regrese se cerrará la puerta y nadie más entrará. Así es como será en el regreso del Señor Jesús. No sabemos cuándo Él regresará, pero sí sabemos sobre este pasaje, que cuando Él regrese la puerta de la salvación y el perdón estará cerrada.
En los días de Noé, las inundaciones llegaron y las puertas del arca estaban cerradas. Cuando aquellas se cerraron, no hubo más oportunidad para entrar en el arca. Tenemos que decidirnos por el Señor. Mañana la puerta de la oportunidad puede estar cerrada.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la diferencia entre aquellos que son “religiosos” y los que son de verdad hijos de Dios?
- ¿Cuál es la diferencia entre el aceite del esfuerzo religioso y humano y el aceite del Espíritu?
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la necesidad de una decisión personal por Cristo? ¿Puede otra persona hacer esa decisión por nosotros?
- ¿Usted sabe que el Espíritu de Dios vive en usted? ¿Cuál es la prueba de su presencia?
Para Orar:
- ¿Tiene usted la seguridad que usted es un hijo de Dios? Tome un momento para agradecer al Señor por la manera en que Él le ha traído a su familia.
- Pídale a Dios que le perdone y le llene de su Espíritu Santo a fin de que usted pueda vivir bajo su dirección y trabajar en su vida.
- Agradezca al Señor que se está acercando cuando Él regresará. Agradézcale por la gran celebración que haremos ese día.
- Pídale a Dios que le ayude a estar listo para su regreso. Pídale que le muestre lo que Él quiere que usted haga, mientras usted se prepara para su regreso.
Capítulos 18 – La Parábola de los Talentos
Leer Mateo 25:14-30
Jesús continuó su discusión de lo que significaba estar preparado para su regreso. Aquí en Mateo 25, Él contó una parábola acerca de un hombre yendo de viaje. Él les confió una cierta cantidad de dinero a sus sirvientes para invertir durante su ausencia.
Fíjese que no todo el mundo recibió una cantidad igual. A un criado el hombre le dio cinco talentos. A otro le dio dos talentos. A otro le dejó sólo un talento. La palabra talento aquí no debería confundirse con capacidades especiales que El Señor nos da; aunque la aplicación de este verso se aplicaría a estas capacidades también. El talento fue un peso de oro o de plata de aproximadamente 75 libras o 34 kilogramos.
El versículo 15 nos dice que cada criado recibido según su capacidad. El amo conocía bien cada uno de sus sirvientes. Él sabía de cuánto podrían hacerse cargo. Hay momentos en nuestras vidas cuando sentimos que la carga y la responsabilidad que nos han sido dadas es demasiada para que nosotros nos encarguemos. La realidad es que Dios nunca nos dará más de lo que podremos soportar. Él nos conoce personalmente. Si Él le ha dado una carga particular usted puede tener la seguridad de que usted, por su gracia, podrá soportarla.
El hombre que recibió cinco talentos puso a trabajar su dinero. Fíjese que él no desperdició el tiempo. La Nueva Versión Internacional nos dice que él fue “de inmediato” (verso 16). Dios espera que nosotros hagamos lo mismo. Su diligencia dio resultado y él ganó cinco talentos más. El hombre que recibió dos talentos también invirtió su dinero y ganó dos talentos más.
El hombre que recibió sólo un talento cavó un hueco en el suelo y enterró el dinero del amo. Hay varias cosas que necesitamos comprender aquí. El hombre que enterró su talento comprendía la naturaleza de invertir dinero. Él entendía que había riesgos. Él no quiso arriesgarse a perder lo que el amo le había dado. Sin riesgo en la vida cristiana, no puede haber ganancia. Dios nos llama a salir andando en fe. Él nos llama a colocar todo lo que tenemos en el altar. Podemos arriesgarnos a perder a amigos y miembros de la familia. Podemos perder nuestra reputación o nuestras finanzas. Dios nos llama a confiar en Él y correr ese riesgo. Este hombre parece renuente a dar ese paso.
Después de un tiempo, el amo regresó a casa y llamó a sus sirvientes para que dieran cuenta de sus acciones. El hombre que tenía cinco talentos, trajo cinco más para el amo. Él había probado ser fiel, por lo tanto el amo le recompensó con más responsabilidad…
El hombre que tenía dos talentos, trajo dos más para su amo. El amo le alabó también. Por su fidelidad él, también, recibió más.
Finalmente, el hombre que enterró su talento se acercó al amo. Él explicó que él sabía, que tenía miedo de que él no pudiera hacer trabajar su talento para el amo. Él temió que no tuviera las habilidades necesarias para invertir sabiamente. ¿Cuán frecuentemente el enemigo nos ha hecho creer que nuestro diminuto don no tendría importancia? El enemigo quiere que nada más enterremos el don que el Señor nos ha dado.
El amo reprendió al último criado por ser perezoso y malvado. Éstas fueron las palabras del Señor para un hombre que no usó sus dones. Es pecado a los ojos de Jesús desperdiciar lo que Él ha dado. Necesitamos ver nuestros dones desde este punto de vista. Jesús le dijo al criado que era su responsabilidad invertir lo que se le había dado. El Señor Jesús espera que desarrollemos y usemos nuestros dones espirituales. Por su infidelidad, el amo tomó el talento que él le había dado a su criado y se lo dio eso al que tenía diez talentos. El amo sabía que él podría confiar en el hombre con diez talentos. Él había probado ser fiel y así es que él recibiría más.
Por lo que respecta al criado inútil, él fue echado dentro de una oscuridad de gran dolor y sufrimiento. Necesitamos considerar esto en más detalle. El Señor no nos está diciendo aquí que si no usamos nuestros dones espirituales iremos al infierno. Esto iría en contra de la enseñanza del descanso de la Sagrada Escritura. La clave para entender que este verso se encuentra en la respuesta del hombre al amo ya su llamado.
Fíjese que el criado es descrito como un criado inútil. Él era inútil porque él nunca respondió al llamado del amo. Este criado realmente puede ser comparado con el incrédulo que aunque él o ella pueden estar entre cristianos, nunca ha recibido al Señor Jesús o ha tomado en serio su llamada. En lugar de eso, como este criado sin valor, le apartan a un lado por otras cosas. La llamada de Dios se extiende a todas las personas. Dios llama a los hombres y las mujeres a entrar a sí mismo y su servicio. Muchos sin embargo, se rehúsan a aceptarle y comprometerse a su servicio. Esos que se rehúsan al Señor Jesús y a rendirse a Él y al servicio de su reino, un día tendrán que responder ante Él. Esos que le han rechazado y han rechazado su invitación, serán juzgados y condenados por la eternidad en el infierno donde habrá “llanto y rechinar de dientes.”
Ésta es la situación para el criado inútil. Él tomó una decisión. Él no tomó en serio la llamada de Dios. Él enterró su talento y no pensó más en él hasta que tuvo que dar cuenta ante su amo. ¿Cuántas personas ha conocido usted que han oído la llamada de Dios y la han desechado? Los otros sirvientes en esta parábola fueron muy diferentes. Respondieron a la llamada de su amo y se comprometieron a él y su servicio. Serían recompensados por su compromiso con él.
Dios quiere producir fruto en nosotros. Si usted es un hijo de Dios, asegúrese que Él quiere utilizarle para adelantar su reino. La llamada se extiende hoy para cada persona que está leyendo este comentario. ¿Se rendirá usted a Él, le recibirá y se convertirá en su criado o hará usted a un lado ese llamado como el siervo inútil?
Fíjese aquí, en conclusión que si queremos más responsabilidad, necesitamos primero ser fieles con lo que tenemos. Dos de los hombres en este pasaje recibieron más, porque fueron fieles con lo que ya tenían. ¿Podría ser que la razón por la que a usted no le ha sido dada una mayor responsabilidad, es porque es porque usted primero necesita probarse en las pequeñas cosas? Sea fiel en lo que Dios ya le ha dado y que Él le podrá comisionar en cosas mayores. Dese cuenta de que no es cuánto nosotros tenemos lo que tiene importancia, sino qué tan fieles somos con lo que si tenemos. Ambos el hombre que tenía cinco talentos y el hombre que tenía dos fueron alabados por su fidelidad y fueron recompensados con mayor responsabilidad en el reino. La clave es ser fiel con no importa lo que Dios de.
Para Considerar:
- ¿Qué dones le ha dado Dios? ¿Cuál es su papel en el reino?
- ¿Ha sido usted fiel en usar los dones que Dios le ha dado? ¿Qué más usted pudiera estar haciendo?
- ¿Qué riesgos usted ha estado dispuesto a tomar por el bien del reino de Dios? ¿Cómo usted ha salido andando en fe? ¿Cómo ha contestado Dios esa fe?
Para Orar:
- Pídale al Señor que aumente su fe y su voluntad para salir andando atrevidamente por Él.
- Pídale al Señor que le dé un sentido claro de su llamado para su vida.
- Tome un momento ahora para comprometerse a ser fiel en las cositas que Dios le ha dado hacer.
- Dele al Señor las gracias por los dones que Él le ha dado y pídale que le guíe en cómo usar esos dones más eficazmente para su reino.
Capítulos 19 – Las Ovejas y las Cabritos
Leer Mateo 25:31-46
El regreso del Señor Jesús no será como su primera venida. Cuando Él vino como un bebé, Él vino silenciosamente. Mateo 25:31 nos dice que su regreso será en gloria. Cuando El Señor regrese, Él vendrá con ángeles a su lado. Todo ojo le verá. Qué día tan maravilloso será ese para los que buscan su regreso. Qué día de terror será, sin embargo, para los que no están listos.
Mateo nos dice que todas las naciones de la tierra estarán reunidas delante de Él, cuando Él regrese. En ese día Él separará las ovejas de las cabras. Las ovejas serán colocadas a su derecha y las cabras a su izquierda. En la Sagrada Escritura, los creyentes son a menudo comparados con ovejas y Cristo es su pastor (Juan 10:11-13). La mano derecha es el lado de honor. Si una persona quisiera honrar alguien en los tiempos bíblicos Biblia él le pediría a él o ella que se sentara a su mano derecha. El Señor mismo tuvo este lugar de honor a la mano derecha de Su Padre. Mateo 26:64 nos dice:
Jesús contestó. “Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
Al colocar a las ovejas a su mano derecha, El Señor les estaba dando un lugar de honor. Estas ovejas le pertenecían y el Señor las honró, del mismo modo que le habían honrado en la vida. Las cabras, por otra parte, fueron colocadas a su izquierda. Estaban condenadas y deshonradas porque ellas no le pertenecieron, ni le habían aceptado o le habían honrado en la vida.
Note la bendición que recibieron los que están en su lado derecho. El Señor los llamó benditos. Él les ofreció una herencia. Su reino les perteneció. Él había estado preparando este reino para ellos desde el mismo principio del tiempo. Ahora entrarían y morarían allí por siempre. Nadie los molestaría. Nada los dañaría. Estarían con su Señor por siempre, protegidos y seguros bajo su reinado.
A todo lo largo de sus vidas estas ovejas habían demostrado el carácter de Cristo. Alimentaron a los hambrientos y le dieron de beber a los sedientos. Dieron refugio a los desconocidos y vistieron a esos que necesitaban ropa. Se ocuparon de los que estaban enfermos y visitaron a los que estaban presos. Jesús les recordó que lo que habían hecho por sus hijos, lo habían hecho por Él.
Es importante para que nosotros recordar que hay una conexión entre el Señor Jesús y los que le pertenecen. Cualquier cosa que hacemos por ellos, también lo hacemos por Él. Si usted habla maldad en contra de un hermano o una hermana, el Señor Jesús siente su dolor. Si usted los atiende el Señor Jesús mismo es bendecido. Es difícil imaginarse que el Señor Jesús tuviera una conexión tan íntima con nosotros. El Señor siente lo que sus hijos sienten. Cuán cuidadosos necesitamos ser en nuestras relaciones. Deshonrar a un hijo de Dios es deshonrar a Dios mismo.
Hubo también un lugar reservado para las cabras. Jesús les dijo que se apartaran de Él. Ellas debían ir al diablo y sus ángeles. No habían atendido a sus hermanos en sus necesidades. Les habían vuelto su espalda, ahora Él les daría la espalda a ellos.
No deberíamos suponer de esto, que El Señor nos está diciendo que si le hacemos bien a los que están a nuestro alrededor, iremos al cielo. Esto iría en contra de la enseñanza del descanso de la Palabra de Dios. Lo que El Señor les está diciendo a sus oyentes aquí, es que los que le pertenecen actuarán como sus hijos. En otras palabras, si usted es un hijo de su Padre celestial, usted demostrará su carácter en su vida. Todos nosotros demostramos, hasta cierto punto, las características de nuestros padres. Si somos hijos de Dios mostraremos su carácter en nuestras vidas. Tendremos su corazón. Las personas presenciarán una imagen reflejada del Padre en nosotros y sabrán que le pertenecemos. De esto es de lo qué Jesús está hablando aquí. Las cabras fueron aquellos que no tuvieron el corazón de Dios. Le pertenecieron a su padre el diablo y pasarían la eternidad con él.
Dios conoce a los que le pertenecen. El cielo y el infierno son lugares verdaderos. Jesús les recuerda a sus oyentes que el día se está acercando cuando Él juzgará la tierra. Todos estaremos delante de Él para dar cuenta de nuestra vida. ¿Usted estará listo?
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos acerca de la realidad del juicio venidero?
- ¿Está seguro de que usted le pertenece al Señor? ¿Cómo lo sabe?
- ¿Qué nos cuenta este pasaje sobre la relación entre el Señor Jesús y sus hijos?
- ¿Se refleja el carácter de su Padre celestial en su vida? ¿Qué cambios ha presenciado usted en su vida desde que usted ha llegado a conocer al Señor?
Para Orar:
- Pídale al Señor que produzca más de su carácter en usted.
- Pídale al Señor que le ayude a amar a sus hijos como Él. Pídale a Él que abra puertas para que usted ministre más en su nombre.
- Pídale al Señor que le dé la seguridad que usted verdaderamente le pertenece. Dele las gracias por esa seguridad si usted ya la tiene.
- Tome un momento para orar por un individuo quien aún no conoce al Señor Jesús como su Salvador y Señor. Pídale a Dios que abra su corazón a quién Él es y a la salvación que Él les ofrece.
Capítulo 20 – El Complot Para Matar a Jesús
Leer Mateo 26:1-5; Marcos 14:1-2; Lucas 22:1-2
Habiendo terminado su enseñanza sobre el fin de los tiempos el Señor Jesús giró su atención al futuro inmediato y las cosas que Él iba a enfrentar antes de su regreso en gloria.
Jesús les recordó a sus discípulos que la Pascua estaba solamente a dos días. Él les dijo que Él sería entregado para ser crucificado en aquel entonces. La Pascua celebraba el día que el Señor libertó a su pueblo del cautiverio de Egipto. En la noche previa a la Pascua, Dios les ordenó a los hijos de Israel a sacrificar un cordero joven y pintar la sangre en los dinteles de sus casas. El ángel de la muerte “pasaría sobre” la tierra y mataría el primogénito de cada familia cuyo dintel no tuviera la sangre del cordero pintada en ella. La sangre del cordero los salvaría de la muerte.
El Señor Jesucristo debía convertirse en el Cordero Pascual. Él sería sacrificado en la Pascua, de manera que todos los que confiaran en Él serían salvados de la muerte. Ha debido haber sido difícil para los discípulos comprender el significado de lo que Jesús les estaba diciendo aquí. Sólo más tarde verían el simbolismo en la muerte de Jesús al momento de la Pascua Judía.
Incluso mientras Jesús les hablaba a sus discípulos, los ancianos y los sacerdotes estaban reuniéndose en el palacio de los sumos sacerdotes para hacer planes para arrestarle y matarle. Creyeron que haciendo eso, borrarían su influencia de la tierra. De lo que no se dieron cuenta fue, que al crucificar al Señor Jesús, abrirían el camino para el perdón de pecados y para ser predicado el mensaje del Evangelio hasta los confines de la tierra.
Cuando examinamos este pasaje, vemos que Dios es soberano sobre todas las luchas que vienen hacia nosotros. Los líderes espirituales tramaron maldad en contra de Jesús, pero Dios la usaría para lograr sus propósitos. Lo que se propusieron por maldad; Dios lo usaría para bien. Tal vez usted también ha sufrido a manos de otros seres humanos. Dios puede usar lo que le ha ocurrido para el bien si usted confía en Él. No hay razón para la desesperación. La carretera delante podría ser dura pero la victoria está garantizada. Jesús enfrentó lo que estaba por venir con confianza en su Padre. Las personas le matarían pero Dios le traería a la gloria.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí sobe cómo Dios puede usar la maldad para lograr bien en nuestras vidas?
- ¿Ha sufrido usted alguna vez a manos de seres humanos? ¿Cómo ha usado Dios eso para traer bien a su vida?
- ¿Qué consuelo usted recibe de este pasaje suponiendo el hecho de que Dios a veces usa la cruz o el desierto para prepararnos para la gloria?
- ¿Cómo es que sabiendo que Dios es soberano cambia la manera en que enfrentamos las dificultades?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted no ha podido confiar en Él en sus pruebas. Pídale fuerza para confiar que Él resolverá todas las cosas para su bien.
- Agradezca al Señor que Él puede utilizar incluso la maldad hecha a nosotros para lograr bien en nuestras vidas.
- Comprométase a confiar en El Señor a través de las dificultades que usted está enfrentando hoy. Agradézcale que Él usará esto para su bien.
Capítulo 21 – Jesús es Ungido
Leer Mateo 26:6-13; Marcos 14:3-9
Jesús estaba en la casa de Simón el leproso en Betania. No sabemos nada acerca del historial de Simón. Su nombre indica que él pudo haber tenido lepra en una oportunidad en su vida. Obviamente, sin embargo, él estaba ahora curado. El foco de este pasaje no está en Simón, sino en una mujer que entró en la casa mientras Jesús y sus discípulos estaban recostados a la mesa. Ella entró en la casa de Simón con un frasco de perfume y lo vertió en la cabeza de Jesús mientras Él estaba reclinado a la mesa.
Marcos nos dice que el perfume que ella utilizó era nardo puro. El nardo tenía que ser importado y costaba mucho dinero. Marcos nos dice que el valor estimado de un frasco de nardo era aproximadamente el sueldo de un año (Marcos 14:5). Cuando los presentes vieron lo que esta mujer había hecho, se pusieron realmente molestos. Los discípulos sintieron que el perfume debería haber sido vendido y el dinero dado a los pobres. Los presentes aquel día reprendieron a la mujer por su acto.
Jesús se dio cuenta de lo que la gente estaba diciendo y habló en su favor. “Ella me ha hecho una buena obra,” Él dijo (Mateo 26:10). Él le dijo a los presentes que siempre tendrían a los pobres con ellos y tendrían un montón de oportunidad para atenderles. Jesús, sin embargo, iba a dejarlos en poco tiempo. Ésta sería la última oportunidad que esta mujer tenía para expresar su profundo aprecio y y amor por Él. Hay detalles importantes que necesitamos ver en este pasaje.
Primero, necesitamos ver la devoción de la mujer. Ella voluntariamente derramó el valor de un año de sueldo en la cabeza de Jesús. ¿Era éste el ahorro de su vida? Es claro que ella sintió que nada era demasiado grande para darle al Señor Jesús. Ella vino con un corazón que estaba en lo correcto con Él y le ofreció este regalo costoso. Ella le ofreció a Jesús su posesión más atesorada y valiosa.
En segundo lugar, los discípulos juzgaron a la mujer por cómo ella dio. Los discípulos juzgaron a la mujer porque pensaron que ella debía haber usado sus recursos de una forma diferente. Sintieron que ella estaba siendo derrochadora. Jesús acogió su regalo y se gozó de él. Qué tan cuidadoso necesitamos ser alrededor de lo que decimos acerca de otros. Nos damos prisa para juzgar temas e intenciones. De lo que los discípulos no se dieron cuenta, era que esta mujer estaba actuando de conformidad con la voluntad y el propósito de Dios. Dios estaba conduciendo a esta mujer a ungir a Jesús para su muerte. Al reprender a la mujer, los discípulos estaban oponiéndose a los propósitos de Dios.
En tercer lugar, en lo que se refiere a dar, necesitamos ser muy sensibles a la conducción y la dirección del Señor. Cuando fui llamado al campo de la misión hace algunos años, muchas personas se acercaron a mí preguntarme por qué iba a ultramar porque había muchas necesidades en mi propio país. El Señor me mostró en aquel entonces que no debía ir por la necesidad, sino con motivo de la conducción de Dios. Solamente porque hay una necesidad, no quiere decir que deba dar para esa necesidad. Dios quiere que algunos den a los pobres y que otros den ricamente como esta mujer lo hizo. Necesitamos dar como Dios nos mueva. Jesús hizo entender a los presentes que esta mujer estaba siendo llamada a ungir su cuerpo para la muerte. Muy probablemente la mujer no comprendió esto. No siempre comprendemos lo que Dios nos está conduciendo a hacer. Todo lo que esta mujer supo, era que ella necesitaba derramar todo su perfume en su cabeza.
Jesús les recordó a sus discípulos que la historia de lo que esta mujer había hecho, se contaría en todo el mundo en su memoria. Ellos condenaron sus acciones pero Jesús la bendijo. Todo el mundo conocería de ella y se regocijaría de su devoción.
Aquí ante nosotros está una mujer que hizo lo qué el Señor puso en su corazón que hiciera. Ella actúo así a pesar de lo que los otros pensaron, y a pesar del alto costo. Ella hizo eso si bien ella en realidad no comprendió por qué Dios le estaba pidiendo que lo hiciera. Ella sobresale como un ejemplo poderoso para que lo sigamos. ¿Haría usted lo que Dios puso en su corazón aunque usted supiera que los otros pensarían que es un tonto? ¿Daría usted a un costo tan alto? ¿Ofrecería usted todo lo que usted tenía? ¿Vendería usted todo, lo dejaría todo o lo sacrificaría todo? ¿Usted hiciera eso incluso si no tuviera sentido? Necesitamos más personas como esta mujer que están dispuestas a dar el paso al frente cueste lo que cueste o sin importar lo que los otros pudieran pensar.
Para Considerar:
- ¿Cuánto usted está dispuesto a dar para la causa de Cristo?
- ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de la importancia de buscar la voluntad del Señor en como damos?
- ¿Qué aprendemos de juzgar cómo dan otras personas o usan sus recursos?
- ¿Qué en particular le impacta en el ejemplo de esta señora en este pasaje? ¿Qué le está enseñando Dios a través de su ejemplo?
Para Orar:
- ¿Pídale al Señor que le dé el corazón sacrificial que esta señora tuvo?
- ¿Pídale al Señor que le libere de lo que los otros piensan para que así usted pueda estar libre en su servicio?
- Pídale al Señor que le dé oídos para oír lo que Él está pidiendo que haga o de. Pídale que le haga más dispuesto a obedecer.
Capítulo 22 – Judas Acuerda Traicionar a Jesús
Leer Mateo 26:14-16; Marcos 14:10-11; Lucas 22:3-6
El día del arresto de Jesús se estaba acercando rápido. Los sacerdotes y los ancianos habían estado sosteniendo reuniones para ver cómo le podrían matar. La respuesta para esta pregunta vino en la forma de uno de los discípulos de Jesús. Judas Iscariote se acercó a los sacerdotes principales y les preguntó: ¿”Qué ustedes están dispuestos a darme si se lo entrego (Mateo 26:14)? Necesitamos ver esto a la luz de quién era Judas como persona. Juan nos dice que Judas solía robar de la bolsa del dinero (Juan 12:5-6). Era un hecho conocido que a Judas le encantaba el dinero. Satanás conocía su debilidad.
Es importante que reconozcamos la táctica de Satanás aquí. Fíjese que él les dio a los sacerdotes la respuesta que necesitaban al traerles a Judas. Cuán fácil sería para los sacerdotes creer que estaban en la voluntad de Dios, porque esta respuesta vino a ellos en una forma tan milagrosa e insospechada. He conocido a individuos que creyeron que porque una cierta puerta se les abrió, tenía que ser la voluntad del Señor para sus vidas. Déjeme ser claro aquí, Satanás también abre puertas en lo que da la apariencia de ser formas milagrosas. No cada puerta que se abre es del Señor. Necesitamos gran discernimiento para saber quién está abriendo la puerta.
Poco antes de este incidente, Judas observó como la mujer vertió su frasco de perfume sobre la cabeza de Jesús. Esto le frustró. Él pensó sobre cómo se pudo haber vendido ese frasco de perfume y cómo él podía haber tomado una parte de ese dinero para sí mismo. Judas denunció lo que se veía como un desperdicio extravagante. Fue tras de este acontecimiento que Judas dejó a Jesús y fue a los sacerdotes principales para preguntarles cuánto dinero le darían por traicionar a su maestro.
Este incidente pareció hacer accesible Judas a Satanás. Cuando él escuchó a Jesús explicar que esta mujer tenía razón al verter su perfume en su cabeza, su cólera comenzó a crecer. Ésta era tierra fértil para trabajar el enemigo. Lucas 22:3 nos dice que Satanás entró en Judas. A partir de ese punto Judas se convirtió en su instrumento. Todo lo que Satanás necesitaba era el suelo correcto. Judas lo proveyó de ese suelo en su corazón.
Fíjese que Satanás entró en Judas. Muy a menudo este trabajo es dejado a uno de sus demonios. En este caso, sin embargo, Satanás ejecuta la acción por sí mismo. Esto nos muestra la significación de este acontecimiento para Satanás. Él no confiaría a sus demonios la tarea. Él necesitaba hacerlo personalmente.
Este incidente comenzó con la debilidad de Judas por el dinero. El asunto no se trató y resultó en una puerta abierta para que el enemigo entrara. Esto nos recuerda de la importancia de ocuparnos de nuestras debilidades. No nos atrevamos a ignorar los pecados que quedan en nuestras vidas. El enemigo puede usar sus debilidades para sus propósitos. No nos atrevamos a darle un blanco a Satanás.
Judas vivía con Jesús y ministraba con los discípulos, pero él no fue uno de ellos espiritualmente. Su corazón estaba lejos del Señor. Exteriormente, él hacía lo que los otros hacían. Él tuvo una posición de honor como un discípulo escogido. Sin embargo él no amaba a Jesús. Él servía sólo para conseguir lo que él pudiera conseguir de Jesús y de la bolsa del dinero. Causa realmente asombro que el Señor Jesús eligiera trabajar con Judas. Incluso entre sus propios discípulos estaba un hombre que le traicionaría. Este grupo pequeño no era perfecto. Judas estaba entre ellos. El Señor Jesús sabía que Judas le traicionaría y sin embargo a todo lo largo de su ministerio le trató con respeto y dignidad. ¿Cuán a menudo nos hemos negado a trabajar con otros por cuestiones doctrinales o de estilo de vida de poca importancia? Si bien es importante que mantengamos nuestra integridad, necesitamos recordar aquí que uno de los propios discípulos de Jesús fue un ladrón y un traidor. Jesús continuó trabajando con él a pesar de lo que él sabía acerca de él. Nosotros también necesitamos más compasión en nuestros tratos con otros.
A los sacerdotes principales les dio mucho gusto oír que Judas estaba dispuesto a traicionar a Jesús. Acordaron pagarle treinta pedazos de plata por la acción. No perdieron el tiempo. Contaron el dinero para Judas de inmediato. Judas tomó el dinero, estando de acuerdo en la acción y fue por el propio camino buscando una oportunidad para traicionar a Jesús.
Esta historia nos cuenta algo de la condición espiritual del liderazgo del momento. Aquí si estaban involucrados líderes claves en pagarle a Judas para traicionar a su maestro, a fin de que le pudieran matar. Éstos eran los líderes del pueblo. No podían ser confiables. Eran pecadores de la peor clase.
Hay un mundo de diferencia entre lo que vemos por fuera y lo que está adentro. Judas caminó con los discípulos del Señor. Él fue contado como uno de los pocos escogidos, pero él no estaba a bien con Dios. Aun como discípulo de Jesús, él fue llenado con Satanás y definitivamente le traicionaría. Los líderes espirituales del momento también se veían muy religiosos por fuera, pero conspiraban y elaboraban planes secretos como asesinos y mentirosos. Dios no es engañado por nuestra apariencia externa. Él ve mucho más profundo en nuestros corazones y expone nuestros secretos.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos en esta sección acerca de la importancia de ocuparnos de nuestras debilidades? ¿Cómo pueden ser sus debilidades un instrumento en las manos de Satanás?
- ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de trabajar con aquellos con los que no estamos de acuerdo completamente? ¿Por qué usted supone que Jesús mantuvo a Judas como su discípulo?
- Judas trabajó con los discípulos pero no fue uno de ellos en el corazón. Los líderes religiosos eran respetados en su comunidad, pero tramaron la el asesinato de Jesús. ¿Qué nos cuenta esto sobre juzgar otros en base a su apariencia o acciones exteriores?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le muestre sus debilidades. Pídale que le fortalezca en esas áreas de su vida.
- ¿Tiene la seguridad de que usted es hijo de Dios? Agradezca al Señor por la manera en que él le ha traído a usted a sí mismo.
- Tome un momento para orar por sus líderes espirituales para que sean sinceros en su fe y puros en su corazón.
Capítulo 23 – Preparación Para la Pascua
Leer Mateo 26:17-19; Marcos 14:12-16; Lucas 22:7-13
A medida que el día de la fiesta se acercaba, los discípulos le preguntaron a Jesús donde Él quería que ellos hicieran los preparativos para la comida de Pascua. Jesús les dijo que entraran en la ciudad. Cuando llegaran encontrarían a un hombre llevando un cántaro de agua. En muchos países llevar un cántaro de agua era mayormente trabajo de mujer. Pudo haber llamado la atención como algo extraño el ver a un hombre llevando agua. Los discípulos debían seguirle. Él los conduciría a una casa. Ellos debían buscar al dueño de la casa y decirle, que Jesús necesitaba celebrar la Pascua en su casa. Él les mostraría un cuarto grande en la parte de arriba, que ya estaba amueblado y listo. Ellos debían hacer los preparativos necesarios allí.
Es importante para nosotros ver lo que está ocurriendo aquí. Cuando los discípulos le consultaron a Jesús él les mostró su plan. Los discípulos pudieron haber hecho sus propios planes, pero nunca se les habría ocurrido lo que planificó El Señor para ellos aquel día. Incluso pudo haberse vuelto loco tratando de encontrar el lugar ideal para esta última Pascua. El Señor tiene un plan especial para nosotros también. Como estos discípulos necesitamos consultar al Señor y buscar su propósito.
Hasta el último detalle, los discípulos encontraron todo ser tal cual El Señor les había dicho. Puedo imaginarme qué tan asombrados deben haber estado de la manera en que El Señor los condujo ese día. Los discípulos entendieron que la verdad de la Ley de Dios acerca de la Pascua y lo que se requería, pero también se tomaron el tiempo para buscar la dirección especial del Señor para esa celebración particular. Ese mismo principio se aplica hoy también. Dios sólo no nos ha dado Su Palabra como una guía, sino su Espíritu Santo como nuestro Consejero para guiarnos en la aplicación de la verdad en situaciones específicas que encontramos cada día.
El Señor Jesús quiere mostrarnos en particular cómo aplicar la verdad que Él ya le nos ha revelado. Él tiene un plan y propósito especial para cada uno de nosotros. Su Espíritu Santo nos conducirá a personas con quien Él nos hará compartir esa verdad. Él señalará formas específicas en nuestras vidas donde necesitemos aplicar esa verdad en las formas nuevas y frescas. Cuán importante es que no sólo entendamos la verdad de la Palabra de Dios, sino que nosotros, como los discípulos, tomemos el tiempo para preguntarle, cómo quiere Él que apliquemos esa verdad para nuestras vidas.
Para Considerar:
- ¿Cuál es la diferencia entre conocer la Palabra de Dios y escuchar su conducción especial en su aplicación? ¿Es posible aprender las verdades y las doctrinas de la Sagrada Escritura y no ser sensible a la conducción del Espíritu Santo en su aplicación específica?
- ¿Cuán importante es que nos tomemos el tiempo para buscar al Señor acerca de cómo Él quiere que nosotros apliquemos la verdad de su Palabra? El Señor alguna vez específicamente le ha guiado en aplicar la verdad que Él le enseñó en la Palabra. Explique.
- ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en la comprensión y la aplicación de la Sagrada Escritura?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted no ha buscado Su sabiduría en la aplicación específica de la Palabra en su situación.
- Pídale al Señor que abra su mente y corazón a la dirección en su vida.
- Agradezca al Señor por la manera en que Él promete conducirle y dirigirle. Dele las gracias por el Espíritu Santo que es nuestro guía en aplicar la verdad de los Escrituras a nuestras vidas.
Capítulo 24 – El Traidor
Leer Mateo 26:20-25; Marcos 14:17-21
Los discípulos estaban preparándose para la Pascua. El Señor Jesús claramente los había conducido a la casa donde esa celebración debía tener lugar. Estaban ahora juntos en presencia de Jesús para comer la comida de Pascua.
Durante el curso de esta comida nocturna, Jesús les dijo a sus discípulos que uno de ellos le traicionaría. El traidor estaba incluso entonces comiendo con ellos.
Los discípulos inmediatamente comenzaron a decirse unos a otros: “Seguramente, no yo” (Mateo 26:22). La escena era una de incredulidad. Todo el mundo miró alrededor del cuarto para averiguar quién era del que Jesús estaba hablando. Todo el mundo se estaba sintiendo realmente a la defensiva. Para aliviar la tensión, Jesús les dijo que la persona que los traicionaría, era la que metía su mano en el tazón con Él. Este acto de meter la mano de uno en el tazón era un acto de amistad. Lo que Jesús está diciendo es que uno que era su amigo le traicionaría.
Jesús vio algo que ninguno de los otros discípulos vieron. Había un traidor en su centro. Este traidor comía con ellos y ministró con ellos, pero él no era en realidad uno de ellos. Aunque miraron alrededor ese día, los discípulos no vieron quién era. Cómo necesitamos la sabiduría y el discernimiento en el trabajo del ministerio. Estamos ciegos sin la conducción, dirección y sabiduría del Señor.
Jesús tuvo una advertencia para el traidor. Él le dijo que lo que él estaba a punto de hacer, estaba escrito y determinado desde hacía mucho tiempo. Dios sabía lo que el traidor haría y lo usaría para traer Su salvación al mundo. Esto no disculpó a la persona que traicionó a Jesús. El traidor pagaría el precio para sus acciones. La pena por su traición era muy alta. Jesús le dijo que sería mejor si él nunca hubiera nacido.
Dios puede usar el pecado para lograr el bien. Él puede tomar una terrible maldad y cambiarla para bien. La crucifixión es un ejemplo claro de esto. Satanás azotó con su maldad, mentiras y el asesinato para matar al Señor Jesús, pero Dios usó todo esto para obrar nuestra salvación. Esto no hace a Dios parte de la maldad. Aun cuando mientras Él puede cambiar la maldad en bien, Él no es parte de la maldad. Él tomó tu vida de pecado y la transformó en algo maravilloso. Él tomó tu feo pasado y lo convirtió en algo útil para su reino. Él puede tomar tus errores y tus malos juicios y los puede enmendar y los puede reparar, a fin de que sirvan para un bien mayor.
Solamente porque Dios puede arreglar el desorden que hemos hecho, no quiere decir que podamos hacer lo que queremos. Judas pagaría un muy alto precio por su traición. Si bien Dios puede sacar bien de nuestra situación, a veces las relaciones de confianza que una vez tuvimos, se perdieron. Dios puede usar nuestros fracasos, pero eso no siempre elimina el daño hecho como resultado de nuestras acciones. A veces tendremos que vivir con esto en nuestra conciencia.
Hace algún tiempo tuve el privilegio de hablar en una conferencia para ciento cincuenta pastores y trabajadores cristianos en una prisión nacional en las Filipinas. De los reclusos en esta prisión, Dios estaba levantando hombres que conducirían las diez iglesias que habían sido plantadas en el complejo de la prisión. Estos hombres estaban presos por delitos graves contra la humanidad. Ellos vivirían con el recuerdo de lo que habían hecho para el resto de sus vidas. El daño hecho nunca sería completamente restaurado. Las víctimas asesinadas nunca podrían ser devueltas a sus familias. Los que habían sido violados nunca serían los mismos. Los años perdidos arruinados en drogas que ellos habían vendido nunca serían restaurados. Mientras todo esto quedaría en la conciencia de estos hombres, la gracia de Dios estaba también siendo manifestada en sus vidas. Él estaba levantando hombres y encargándoles una misión en la prisión de ellos. Él estaba llamando a algunos a ser pastores para atender a sus compañeros reclusos. Ellos serían usados por Dios en una forma especial. Sus experiencias les ayudarían a ministrar en una forma especial a otros prisioneros. Hubo gracia y perdón, pero todavía estaban presos de por vida. Estaban obligados a pagar por sus delitos, pero también conocerían la gracia especial de Dios en salvarlos, llamarlos y usarlos a pesar de sus fracasos, todavía hay un precio que pagar por nuestras acciones. Mientras Dios perdona y usa incluso nuestros fracasos, hay todavía un precio para pagar por nuestras acciones. Judas pagaría un precio severo por traicionar al Señor Jesús.
Note en Mateo 26:25 que Judas estaba entre los que exclamaron: ¿”Seguramente no yo”? Al decir esto probó que él simplemente era un engañador. Él pronto sería revelado. Su pecado no permanecería oculto por mucho tiempo. Dios le expondría y él pagaría el precio por su traición.
Para considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la soberanía de Dios sobre la maldad? ¿Qué consuelo recibe usted de esto?
- ¿Cómo ha usado Dios situaciones malvadas en su vida para bien?
- ¿Hay cosas en su pasado que usted desearía poder cambiarlas? ¿Qué consuelo encuentra usted en El Señor y en lo que ha visto en este capítulo?
Para orar:
Agradezca a Dios, que Él es un Dios soberano.
Dele al Señor las gracias por las veces que Él le ha perdonado y le ha utilizado a pesar de sus culpas.
¿Qué necesita usted cambiar en su vida? Pídale a Dios que le dé victoria.
Pídale a Dios que le dé victoria sobre la horrible memoria y los fracasos de su pasado.
Capítulo 25 – La Cena del Señor
Lee Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-23
Cuando los discípulos se reunieron alrededor de la mesa de la Pascua, Jesús tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos. Él les dijo que éste era su cuerpo que era quebrado por ellos. Él también tomó una copa, dio gracias por ella y les dio a beber. Jesús les dijo que ésta era la sangre del pacto que era derramada para el perdón de los pecados de muchos. Hay varios detalles importantes que necesitamos examinar en estas palabras de Jesús.
Jesús les dijo a sus discípulos que el pan que comían era su cuerpo que fue quebrado para ellos. No debemos ver aquí que éste era el cuerpo literal del Señor Jesús. Jesús está hablando simbólicamente. Él le estaba explicando a sus discípulos, que Él iba a morir. Jesús a menudo ilustró sus lecciones con ejemplos de todos los días. Aquí Él se comparó a una barra de pan.
Jesús tomó el pan como un símbolo de su vida y lo partió, mostrando a sus discípulos que Él sería despedazado como ese pan. Lo que necesitamos comprender aquí es que, aunque el pan fuera despedazado todavía daba vida a todo él lo comiera. Partimos el pan para poder comerlo. Por esto es que Jesús era quebrado. Él era quebrado a fin de que pudiéramos tener vida cuando creemos y confiamos en Él. Jesús, el Pan de la vida, nos da vida. Jesús les estaba diciendo a sus discípulos que Él sería quebrado, a fin de que ellos pudieran vivir. Esto habría sido muy difícil de entender para los discípulos.
Jesús también les dijo a sus discípulos que la copa que Él les ofrecía era un símbolo de su sangre que era derramada por muchos. La sangre de Jesús sería derramada en la cruz. La sangre nos recuerda de lo despiadado de su muerte. También nos recuerda de lo caro del sacrificio que fue hecho por nuestros pecados. Cada vez que celebramos la Cena del Señor nos recordamos a nosotros mismos de cuánto el Señor Jesús estaba dispuesto a pagar. Él derramó su sangre y dio su vida para nuestro perdón.
Fíjese en algo más aquí. Jesús habló de su sangre como “la sangre del pacto”. En otras palabras, esta sangre selló un acuerdo entre Dios y su pueblo. Yendo a la cruz, el Señor Jesús estaba sellando un acuerdo de pacto entre Dios y la humanidad. Con el derramamiento de su sangre vino la promesa de perdón absoluto de pecados y la salvación de todos los que estuvieran bajo ese pacto. En el día de la primera Pascua en Egipto un cordero fue muerto y la sangre colocada en los dinteles de las puertas de las casas. Cuando el ángel exterminador pasara por encima de la tierra y viera la sangre, esa casa era guardada del juicio de Dios. La promesa del pacto es ésta, que todo el que venga bajo la sangre de Jesús hoy, será perdonado y guardado del juicio de Dios. La sangre de Cristo selló este acuerdo entre los seres humanos y Dios. Nada jamás puede cambiar ese acuerdo de pacto. Todo el que confía en la obra del Señor Jesús, cuando Él derramó su sangre como un sacrificio por nuestro pecado, será perdonado y conocerá la salvación de Dios.
Fíjese cómo Jesús llamó a sus discípulos a tomar la copa y beber. Esto no puede pasar desapercibido. Al beber de esta copa estaban identificándose con la muerte de Jesús. Un pacto es un acuerdo mutuo entre dos partes. Jesús nos estaba garantizando salvación y victoria sobre el pecado. Al beber el símbolo de su sangre, los discípulos escogían aceptar los términos de esa salvación. Eligieron cargar sus cruces para seguirle. Estaban identificando y aceptando la obra del Señor Jesús a favor de ellos.
Jesús les dijo a sus discípulos que Él había estado esperando deseosamente el tiempo cuando Él compartiría esta mesa con ellos. Él les dijo que esta sería la última vez que Él compartiría una comida con ellos hasta que estuvieran juntos en el reino de Su Padre.
La cena del Señor está llena de simbolismo. El pan representa su cuerpo. Ese cuerpo fue quebrado por nosotros. La copa representa su sangre. Nos recuerda de lo despiadado del sacrificio, pero también de gravedad de nuestro pecado. Es también un recordatorio poderoso de la misericordia maravillosa de Dios en perdonarnos a un costo tan grande. La copa, que simboliza la sangre de Cristo, es también un recordatorio de la promesa del pacto que Cristo ha hecho. Él prometió, al precio de su muerte, que Él nos proveería salvación y victoria sobre el pecado. Al participar del pan y la copa nos estamos identificando con la obra de Cristo. Al participar no sólo nos identificamos con la obra de Cristo, sino que nos comprometemos nosotros mismos a vivir como resultado de su obra a favor nuestro. Esos que participan en este símbolo, deben considerar su respuesta para Cristo como resultado de lo que Él ha hecho por ellos.
Debería recordarse aquí que esta primera celebración de la Cena del Señor tuvo lugar antes de que El Señor muriera. Esta primera celebración fue un anuncio de lo que ocurriría. Serviría a los discípulos a comprender más completamente, la naturaleza de la muerte del Señor Jesús en los días venideros.
Para Considerar:
- ¿Qué es un pacto? ¿Qué acuerdo de pacto hizo Jesús hace con nosotros cuando Él dio su vida en la cruz?
- ¿Cómo el comer el pan y beber de la copa, muestra que nosotros estamos de acuerdo con el pacto que Jesús ha hecho? ¿Cuál es nuestra obligación del pacto hacia el Señor Jesús, ahora que Él ha muerto para el perdón de nuestros pecados?
- ¿Usted estará entre esos que están sentados en la mesa del banquete en el cielo? ¿Cómo lo sabe usted?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él ha sellado su promesa con usted con Su sangre. Agradézcale que Él estuvo dispuesto a dar su vida.
- Pídale al Señor que le permita permanecer leal a su parte del pacto que Él ha hecho con usted. Pídale que le muestre claramente cual necesita ser su papel.
- Dele al Señor las gracias por la esperanza maravillosa, que Él ha dado todo aquel que confía en Él.
- Si usted no tiene la seguridad de su salvación, tome un momento ahora mismo y ábrale su corazón. Reconozca que usted ha pecado y reciba el perdón que el Señor le ofrece por medio de su muerte en la cruz.
Capítulo 26 – ¿Quién Es El Mayor?
Leer Lucas 22:24-30
Los discípulos tenían sus fallas. Todavía quedaba por hacer mucho trabajo en sus vidas. El Espíritu Santo continuaría el trabajo que el Señor Jesús había empezado en ellos. En esta época todavía eran muy duros. En este siguiente pasaje, Lucas describió una disputa que tuvo lugar entre los discípulos. Satanás estaba probablemente tratando de sembrar semillas de discordia entre ellos.
La disputa brotó sobre cuál era el más grande entre ellos. La disputa pareció bastante infantil, pero así lo son muchas divisiones que ocurren entre creyentes. Satanás sabe cuánto queremos aprobación y un sentido de importancia. ¿Cuán frecuentemente hemos intentado sobrepasar a nuestros compañeros de trabajo? Queremos tener la iglesia más grande. Queremos tener la mayoría de las decisiones por Cristo. He estado en reuniones con pastores donde la discusión giraba alrededor de todos los éxitos que tuvieron. La tentación de querer estar en la cima es muy real. Esté convencido que el enemigo utilizará esto para su propia ventaja.
Jesús escuchó a los discípulos por un momento y entonces les interrumpió. Él les dijo que los reyes de los gentiles gobernaban sobre sus súbditos de esta manera. Jesús les dijo a sus discípulos que este tipo de comportamiento que Él estaba viendo entre ellos, sería de esperarse entre los incrédulos, pero que ellos tenían vivir por un estándar diferente. Él les dijo en Lucas 22:26 que el más grande entre ellos debería ser como el más joven. El que dirige debía ser como el que sirve. Éste era un concepto muy difícil de llegar a comprender para los discípulos. Habían estado tan acostumbrados al sistema mundano, que el concepto de Jesús de grandeza les era extraño.
Este concepto es extraño todavía para nosotros en nuestra actualidad. Cuando pensamos “la persona famosa” no pensamos en un niñito. Cuando pensamos en “el gobernante” no pensamos en un servidor. Para ser grandioso en el reino de Dios, debemos tener la humildad y la confianza de un chiquitín. El más grande entre nosotros es uno que reconoce su incapacidad e inexperiencia, pero está dispuesto a dar el paso al frente en humilde confianza en el Padre Celestial. Hemos encontrado individuos con gran fe en El Señor. Sus nombres no están pintados en tableros de anuncios a través de la nación, pero ellos son gigantes de fe y confianza en Dios. Si usted quiere ser grande en el reino de Dios, usted necesita aprender a confiar en El Señor y no en su propia sabiduría. Usted tendrá que llegar a Él con nada y extraer de Él todo lo que usted tiene como un chiquitín desvalido.
Jesús procedió a decir que los gobernantes entre ellos necesitaban ser como servidores. Necesitaban aprender a conducir mediante el ejemplo. Jesús vivió la vida cristiana entre nosotros. Él no se recostó y dejó que otros le sirvieran. Él les sirvió. Esto lo llevó a la cruz. Si usted es un líder verdadero usted será un servidor fuerte. Excesivamente muchos líderes de la iglesia le prestan servicio por la gloria y el honor que les da su posición. Se ponen su ropa dominguera y están delante de la gente, pero ellos no llegan abajo como Jesús y lavan los pies de esos que atienden. Éstos no son líderes verdaderos. Jesús es el ejemplo perfecto de un líder verdadero. Si usted aspira a ser líder, siga su ejemplo. Bájese del púlpito y coja un paño de aseo y ministre como Jesús lo hizo.
En Lucas 22:28, Jesús le recordó a sus discípulos de cómo le habían dado apoyo a través de sus pruebas y sus tribulaciones. Habían estado a su lado todo el tiempo. Él pronto los dejaría. En su ausencia, Él iba a darles un papel de liderazgo en el reino. Se sentarían a su mesa como cogobernantes en ese reino. Se les daría la responsabilidad de juzgar a las doce tribus representando los hijos de Dios. Participaron en el honor de sentarse a su mesa y también participarían en el honor de representarle ante su pueblo. Los que se sientan a la mesa, son los que están en una comunión íntima con Dios. Le conocen personalmente y se comunican con Él. Es porque están sentados en esta mesa en la comunión íntima con su Dios, que pueden representarle en este mundo. Pueden servirle porque le conocen tan íntimamente y se sientan regularmente a su mesa. Si usted quiere ser un buen líder, usted también necesita conocer al Señor y sus propósitos íntimamente. Para representarle usted le debe saber profundamente. Esto requiere tiempo con Él en su Palabra y en la oración. El buen líder es un servidor. Un buen líder también conoce al Señor.
Los líderes cristianos verdaderos, como niños pequeños, reconocen su dependencia de Dios. No son orgullosos. Como el Señor Jesús, demuestran liderazgo siendo sirvientes humildes. Se sientan a su mesa y tienen compañerismo regularmente con Él. ¿Describe esto su estilo de dirección?
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca del liderazgo verdadero?
- ¿Cuáles son las aptitudes del líder verdadero según el Señor Jesús en este pasaje?
- ¿Cómo difiere un líder cristiano de un líder mundano?
- ¿Ha estado tentado usted alguna vez a hacerse ver bien ante otros? ¿Cómo se muestra esto en su ministerio?
- ¿Qué tan importante es para un líder conocer al Señor íntimamente? Explique.
Para Orar:
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted ha querido ser grande desde una posición mundana en lugar de ser un líder que sirve.
- Agradezca al Señor por la manera en que Él demostró una actitud de servicio mientras estuvo aquí en la tierra. Pídale que le dé ese mismo corazón.
- Pídale al Señor que aumente su deseo para conocerle íntimamente. Agradézcale que Él quiere sentarse a la mesa y compartir armoniosamente con usted en una forma muy profunda e íntima. Pídale que le ayude a conocerle más.
Capítulo 27 – Predicción de la Negación de Pedro
Leer Mateo 26:31-35; Marcos 14:27-31; Lucas 22:31-38
Jesús había acabado de decirles a sus discípulos que uno de ellos le traicionaría. Esto envió ondas expansivas por el grupo. En este siguiente pasaje, Jesús hizo aún otro anuncio estremecedor.
Jesús empezó por decirles a sus discípulos que todos ellos le abandonarían. Esta declaración es aún más potente a consecuencia de su discusión acerca de quién era el más grande entre ellos. Los discípulos parecían estar muy seguros de ellos mismos. Jesús los vio como realmente eran. Es realmente fácil pensar más altamente de nosotros mismos, de lo que entonces deberíamos pensar. A veces estamos más sorprendidos que cualquiera al ver nuestra propia pecaminosidad. Esta noticia que todos ellos le abandonarían habría sido muy difícil de comprender para los discípulos. Habían tomado las noticias acerca de un traidor en su centro realmente duro. Quizá hubo un espíritu sentencioso en sus corazones hacia este individuo y un sentido de orgullo que no iban a traicionar al Señor. Oír a Jesús decir que iban abandonarle ellos mismos, ciertamente los habría cogido por sorpresa.
Nosotros en realidad no comprendemos lo que está en lo más íntimo de nuestros corazones, hasta que es muy tarde. ¿Cuántas veces hemos hablado palabras que lamentamos? Más tarde nos preguntamos de dónde vinieron estas palabras. Estaban allí en nuestros corazones todo el tiempo. No podemos permitirnos el lujo de bajar nuestra guardia. Satanás no es ignorante de nuestras debilidades. Él conoce la maldad de nuestra naturaleza humana y hará todo lo que pueda para sacarla a la superficie.
Note en Mateo 26:31, que Jesús les dijo a sus discípulos que le abandonarían esa misma noche. Ésta había sido realmente una noche maravillosa. Habían estado comiendo la comida de Pascua con Jesús. Estaban recostados a la mesa con Él y disfrutando de la camaradería maravillosa juntos. Qué sorpresa sería descubrir con que le abandonarían esa misma noche. No parecía posible. Eso habría sido lo último que esperaban. Ninguno de nosotros jamás espera caer. Está dentro de cada uno de nosotros, sin embargo, ser tentado y ceder a esas tentaciones.
Jesús les dijo a sus discípulos que sobre este abandono ya estaba escrito por el profeta Zacarías (Zacarías 13:7). Un pastor sería golpeado y la oveja se dispersaría. Jesús era el pastor. Cuando él fuera arrestado, sus discípulos le abandonarían. Era relativamente fácil ser fiel, cuando estaban sentados con Él disfrutando de gran compañerismo y comida. Cuando el enemigo invadió, sus vidas fueron amenazadas y Jesús pareció distante, todos ellos cayeron.
Mientras Jesús les era quitado y muerto, Él les dijo que Él se levantaría e iría adelante de ellos a Galilea (Mateo 26:32). Sólo podemos imaginarnos qué tan difícil habría sido para los discípulos comprender esto. Mientras sus palabras no tenían sentido para ellos en aquel entonces, Jesús dio esta para que cuando el tiempo llegara supieran qué cosa hacer.
Pedro en particular se sintió insultado por lo que el Señor Jesús les dijo esa noche. Él le dijo a Jesús que aunque todos los demás discípulos le abandonaran, él no lo haría. Éstas eran palabras atrevidas de los labios de un hombre que estaba seguro de sí mismo. Puede que usted se sienta algo como Pedro. Cuán fácil es mirar a otros con una actitud sentenciosa y crítica que dice, “yo nunca haría eso o “nunca habría caído así.” En cierta forma nos sentimos tan confiados en nosotros mismos. El escritor de Proverbios nos advierte sin embargo en Proverbios 16:18 que “antes del quebrantamiento es la soberbia y antes de la caída es la altivez de espíritu”.
Una cadena puede ser fuerte en cada eslabón excepto en uno. Si hay un punto débil en su cadena, cuando el enemigo comience a tirar, lo romperá sin importar cuán fuerte sea el resto de eslabones. Todo lo que se requiere es un punto débil y usted caerá exactamente como su hermano o su hermana. Usted es sólo tan fuerte como el eslabón más débil en su cadena. Tan fuerte y atrevido como era Pedro, él tuvo sus debilidades. Cuando Satanás haló su cadena, él cayó exactamente como los demás.
Jesús sabía lo que le esperaba a Pedro. Sus palabras fueron potentes, pero él caería mucho más rápidamente de lo que él pensó. Jesús le dijo a Pedro que Satanás lo perseguía. Satanás quiso “zarandearte” como trigo (Lucas 22:31). El proceso de zarandear no era uno agradable. Lo que Jesús le estaba diciendo a Pedro, era que Satanás quería sacudirlo violentamente y agitarlo. Él quería golpearlo duramente. Fíjese que, para que Satanás hiciera esto, necesitaba permiso. Jesús le dijo a Pedro que Satanás había enviado su petición para sacudir y tamizar a Pedro. Vemos lo mismo en la vida de Job. Satanás le pide permiso a Dios para “tamizar” Job. Ese permiso fue concedido (vea a Job 1:6-12).
Dios dejó a Satanás “tamizar” a Pedro, pero Jesús le dijo a Pedro que Él había orado por él a fin de que su fe no faltara. Dios nos deja experimentar el sufrimiento y la prueba, pero Él no nos abandonará. Fíjese que Jesús le dijo a Pedro que cuando que él pasara por su prueba, él debía volver y fortalecer a sus hermanos. Hay un punto importante aquí para nosotros examinar.
Aun cuando Pedro tendría que enfrentar la prueba de su fe, el Señor Jesús estaba orando por él. Las oraciones del Señor Jesús le sustentarían. Más que sustentarle, esas oraciones le mantendrían y le fortalecerían en esta prueba. Esta prueba definitivamente le equiparía de modo que cuando él saliera adelante, él podría fortalecer a sus hermanos. Él sería una mejor persona debido a la prueba. Mientras Satanás se esmeró en desbaratar la fe de Pedro, Dios le mantuvo a fin de que los esfuerzos de Satanás sólo vinieran a fortalecerle y prepararle para un mayor servicio en el reino. Tenga la seguridad de que Dios está haciendo esto en usted también.
Pedro no pareció ser sacudido por lo que El Señor le dijo. Él le dijo a Jesús, que estaba listo para ir a la cárcel por Él. Él estaba dispuesto incluso a morir por Él. Ni aun esta palabra de Jesús pareció estremecer la confianza de Pedro en sí mismo. Ésta fue la cosa exacta que Dios iba a romper en Pedro. Pedro estaba demasiado seguro de sí mismo. La negación de Jesús de Pedro rompería su confianza en sí mismo y le haría una mejor persona y un servidor más efectivo. A veces Dios necesita usar métodos difíciles para cambiarnos, pero el resultado final es siempre mayor intimidad y productividad.
Jesús le dijo a Pedro que antes de que la noche se terminara, él le negaría no una vez, sino tres veces. Incluso aunque Jesús le dijo que ello ocurriría, Pedro no creyó lo qué Jesús dijo. Él se mantuvo firme en su creencia de que él nunca negaría a Jesús. Los otros discípulos también le dijeron a Jesús que nunca le negarían o abandonarían. Estaban a punto de recibir una gran sorpresa.
Cuando examinamos esta sección de la Sagrada Escritura, vemos qué tan fácil es para que nosotros estar seguros en nuestras capacidades y nuestras fortalezas. Hasta los que eran los más íntimos con el Señor Jesús cayeron. Este pasaje es una advertencia a nosotros. Qué tan fácil sería para nosotros caer exactamente como estos discípulos. Necesitamos estar constantemente en alerta y confiando en la fuerza de Jesús si tenemos que vivir fielmente en sus propósitos.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí de poner la confianza en nosotros mismos?
- ¿Qué tan fácil sería para usted caer?
- ¿Cuáles son las áreas de su máxima debilidad? ¿Qué necesita ocurrir para que esas áreas sean fortalecidas?
- ¿Qué aprendemos aquí de cómo el Señor puede fortalecernos y equiparnos incluso a través de nuestros fracasos, de nuestras pruebas y de nuestro sufrimiento?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le revele donde yacen sus debilidades. Pídale que le muestre cómo fortalecer esas áreas a fin de que usted no caiga.
- Agradezca al Señor que Él puede utilizar incluso los esfuerzos de Satanás para fortalecernos y equiparnos en su servicio.
- ¿Está usted enfrentando una prueba ahora mismo? Tome un momento para reconocer que el Señor usará esto en su vida para fortalecerle y atraerle más cerca de Él. Agradézcale que Él es soberano sobre sus situaciones. Agradézcale que Él usará su prueba para bien.
Capítulo 28 – Provisiones Para El Viaje
Leer Lucas 22:35-38
En Lucas 10, El Señor envió 72 discípulos en un viaje misionero. En esa ocasión, Él les dijo que no debían tomar bolsa, alforja o sandalias. No debían saludar a nadie en el camino. Había una razón para esto. El Señor quería que ellos aprendieran a confiar en su provisión y guía. Aquí en Lucas 22, el Señor les preguntó a sus discípulos acerca de esa vez. “Cuando les envié sin bolsa, alforja o sandalias, les faltó algo,” Jesús les preguntó en Lucas 22:35. El Señor había proveído todas sus necesidades cuando salieron en esta misión. No les faltó nada.
El Señor entonces les dijo que cuando salieran esta vez debían tomar bolsa, alforja y si no tuvieran una espada debían vender su manto y comprar una. Esto nos dice cuánto las cosas habían cambiado. La espada debía servir para defensa propia. La fe que los discípulos profesaban no sería aceptada. Tenían que enfrentar a muchos enemigos cuando compartían la verdad acerca de Jesús y su amor.
Jesús no está abogando por el empleo de la fuerza en la predicación del evangelio. De hecho, Él enseñó que los creyentes debían poner la otra mejilla cuando fueran insultados o lastimados. Lo que Él les estaba diciendo a sus discípulos era que estarían obligados, en estos momentos difíciles, a tomar medidas para protegerse y proteger sus posesiones. Tomemos un momento para considerar lo qué Jesús les está diciendo a sus discípulos aquí.
Al tomar una bolsa para su viaje, estos discípulos estaban preparándose para sus necesidades futuras. Estaban haciendo planes. Aun cuando Dios puede completamente proveer para todas nuestras necesidades futuras, no pecamos al separar lo que Él ya nos ha dado para nuestras necesidades futuras. Ésta es la enseñanza de Proverbios 6:6-8:
Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos y se sabio, la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento
El escritor de Proverbios alaba a la hormiga por la sabiduría en recoger comestibles cuando estaban disponibles y acumularlos para los tiempos de necesidad. El mismo apóstol Pablo se aprovechó de oportunidades para trabajar como un fabricante de carpas para ganar dinero para su ministerio futuro.
Al tomar una espada para su viaje, estos discípulos también estaban preparándose para su seguridad. Aun cuando Dios puede completamente proteger lo que Él ha confiado a nuestro cuidado, Él también nos pide a nosotros, como buenos mayordomos hacer todo lo que podamos para ocuparnos por estas cosas también.
Jesús les estaba diciendo a sus discípulos que tomaran las precauciones necesarias por su futuro porque los días serían malos. Aun ahora el enemigo estaba preparándose para arrestar a Jesús. Él pronto sería llevado.
Cuando los discípulos oyeron lo qué Jesús les estaba diciendo, le dijeron al Señor que tenían dos espadas con ellos. Jesús les dijo que eso era suficiente. Lo que es interesante notar es, que cuando Jesús fue arrestado Él les dijo a sus discípulos que guardaran sus espadas (Lucas 22:50-51). Había un tiempo para protegerse y había un tiempo para rendirse a la voluntad y el propósito de Dios.
¿Qué aprendemos aquí en este pasaje? Vemos que hay momentos en los que El Señor nos llama a entregar todo y confiar en Él para nuestras provisiones y protección. Hay otras veces cuando Él nos llama a hacer las provisiones necesarias para nuestro futuro. La provisión de Dios puede venir de diferentes maneras. Invertir sabiamente nuestros recursos para el futuro no es desconfiar de Dios. En este pasaje, El Señor les dijo a sus discípulos que tomaran una bolsa y una alforja. Almacenaron su dinero en la bolsa y sus ropas en la alforja. El Señor les desafió a que hicieran los arreglos y disposiciones necesarias para su futuro. Cuán fácil es mirar a quienes han almacenado para el futuro y acusarlos de no confiar en El Señor. Este pasaje nos desafía a que reconsideremos esto. Si Dios le ha bendecido con suministros para el futuro ahora, alábele por eso. Si Él no le ha bendecido con suministros, confíe en Él. Definitivamente realmente no tiene importancia cómo provee el Señor. Lo que es importante, es que entendamos que Él lo hará.
Para Considerar:
- ¿Ha visto usted al Señor proveer para sus necesidades? Dé algunos ejemplos de esta provisión.
- ¿Qué aprendemos acerca de las formas diferentes en que Dios provee?
- ¿Cómo ha elegido El Señor proveerle? ¿Le ha bendecido con provisiones ahora o ha escogido hacerle confiar paso a paso para esas provisiones?
- ¿Por qué Jesús le dice a sus discípulos que tomen consigo sus espadas aquí en este pasaje? ¿Aboga Él por la violencia en la difusión del evangelio? ¿Cuándo es eso correcto para nosotros como creyentes defendernos?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le ayude a mantener una actitud piadosa hacia esos que tienen más recursos que usted.
- Agradezca al Señor que Él si nos provee de diferentes maneras.
- Pídale al Señor que le ayude a ser sabio con los recursos que Él le ha dado.
Capítulo 29 – La Oración de Jesús en Getsemaní
Leer Mateo 26:30-46; Marcos 14:26-42; Lucas 22:39-46
La última noche con Jesús alrededor de la mesa había sido muy difícil. Jesús les dijo a sus discípulos que Judas les traicionaría. Él les dijo que antes de que la noche se terminara todos ellos le abandonarían y Pedro le negaría tres veces. Él les dijo que ésta era la última Pascua que Él pasaría con ellos en la tierra. Podemos imaginarnos las emociones mezcladas atravesando por las cabezas de los discípulos esa noche.
Mateo nos dice que cuando hubieron cantado un himno, abandonaron el cuarto de arriba y fueron al Monte de los Olivos. Lucas explica que éste era un lugar habitual al que el Señor iba con sus discípulos. En este caso, el Señor iba al Monte de los Olivos para dedicarle tiempo a la oración.
Antes de ir a un lugar solitario para estar con Su Padre, Jesús les recordó a sus discípulos de lo que Él ya les había dicho alrededor de la mesa. Él les dijo que en simplemente algunas horas ellos le abandonarían. Esto sería en cumplimiento de la profecía hablada por Zacarías el profeta que dijo que cuando el pastor fuera golpeado las ovejas se dispersarían (vea a Zacarías 13:7). Él les dijo que Él resucitaría de entre los muertos. Ellos debían ir delante Él a Galilea, donde Él los encontraría. Otra vez esto habría sido uno muy difícil de comprender para los discípulos.
Pedro parecía ser la voz más fuerte en contra de lo que el Señor Jesús les estaba diciendo esa noche. Él le dijo al Señor una segunda vez que aunque todos los demás le negaran él nunca le negaría. Él estaba confiado en sí mismo y su capacidad para perseverar y enfrentar cualquier prueba que le viniera. Pedro seriamente dudó lo que El Señor estaba diciendo. Jesús le dijo otra vez que él le negaría tres veces antes que el gallo cantara. Pedro insistió en que éste no era el caso (Mateo 26:34). Él le dijo a Jesús que él estaba dispuesto a dar su vida por Él. Él nunca le desconocería. Los discípulos todos estuvieron completamente de acuerdo con Pedro. Nada los haría negar a su Señor y Maestro.
Arribaron a un lugar llamado Getsemaní y Jesús les dijo a los discípulos que se quedaran allí mientras Él se apartó solo para orar. Él se llevó a Pedro, Santiago y Juan con Él un poco más allá. Cuando Él hubo puesto alguna distancia entre sí mismo y los otros discípulos, el corazón del Señor comenzó a volverse más afligido y agitado. No estamos seguros de lo que los tres discípulos vieron esa noche. Lo que es claro es que veían el corazón de Jesús y su aflicción en una forma más profunda.
Hay algo más que necesitamos ver en este pasaje. Estos tres hombres eran más íntimos al Señor Jesús que los otros. A menudo el Señor los llevaba aparte y les ministraba o les mostraba cosas que Él no mostraba a los otros. Parecían tener un lugar especial en el corazón de Señor. Jesús pareció revelarse a sí mismo más a estos tres hombres que a los otros.
No se nos dice cuánto tiempo el Señor se quedó con Pedro, Santiago y Juan, pero la intensidad de su lucha pareció aumentar. Su aflicción llegaba ahora al punto de la muerte. Él les pidió a ellos que se quedaran allí y estuvieran de guardia con Él. ¿Qué quiso decir El Señor cuando Él les dijo a los discípulos que estuvieran de guardia con Él? En Lucas 22:40, leemos que Jesús les dijo que oraran para que no cayeran en tentación. Tal parece ser que El Señor estaba llamando a estos discípulos a orar e interceder. El enemigo se estaba acercando y pronto estaría encima de ellos. Debían comprometerse a buscar al Señor y su fortaleza en esta hora.
En su tiempo de aflicción, Jesús llamó a tres de sus discípulos más íntimos y les pidió que oraran por Él y por ellos mismos. Si El Señor necesitaba las oraciones de sus discípulos en aquel entonces, seguramente nosotros también necesitamos las oraciones de nuestros hermanos en nuestro tiempo de necesidad también. En su tiempo de necesidad, el Señor Jesús llamó aparte a sus discípulos más íntimos para ministrarle en la oración. Habrá momentos en los que necesitaremos hacer lo mismo.
Es importante que tomemos un momento para examinar esta aflicción del Señor Jesús. Fíjese que cuando El Señor dejó a los tres discípulos, Él se cayó al suelo y clamó a solas a su Padre. Jesús enfrentó la batalla en oración. Él les había pedido a sus discípulos que oraran, pero ahora Él estaba solo con Su Padre. Hay un tiempo para unirse a otros, pero nosotros también debemos tener ese tiempo personal con Dios a solas en la quietud y soledad.
Fíjese que Jesús le pidió al Padre que pasara la copa de Él si fuera posible. La realidad del asunto es que con Dios todas las cosas son posibles. Jesús no está hablando de la capacidad de Dios; Él está hablando de su voluntad y su propósito. Él sabía que el Padre podría hacer todas las cosas, pero Él también sabía que no todas las cosas estaban en el propósito y plan de Dios. La agonía de la cruz y el Padre volviéndole la espalda afligieron al corazón de Jesús. Él le pidió a Dios que la pasara, pero Él no se echaría para atrás de ella.
En este tiempo de problemas, Jesús tuvo sus ojos siempre en su Padre. Él deseó la voluntad de su Padre y su propósito. Sin embargo aquí delante de nosotros vemos a Jesús con un alma angustiada. Su corazón estaba muy acongojado. Parece que el gozo del Espíritu estaba escondido de Él a esta hora. Es muy posible estar en sintonía con Dios y sus propósitos y aun así estar afligido en el corazón. Hay momentos cuando el gozo del Señor está escondido y la paz de Dios justamente no parece estar presente. Hasta los creyentes sinceros y piadosos pueden tener que enfrentar pruebas abrumadoras en la vida. A pesar de su aflicción y dolor, el grito del corazón del Señor Jesús fue que se hiciera la voluntad del Padre.
Después de orar durante algún tiempo, El Señor regresó a sus discípulos. Él los encontró durmiendo. Él los reprendió porque no estaban velando con Él en la oración y les recordó que mientras el espíritu estaba dispuesto, la carne era débil (Mateo 26:41). Estos cuerpos endebles son débiles y frágiles. Nuestras mentes se vuelven cansadas e incapaces para enfocarse. Ésta era la lucha que los discípulos estaban enfrentando en aquel entonces. Quisieron orar, pero estaban simplemente demasiado cansados. Como creyentes, necesitamos ocuparnos de nuestros cuerpos, dándoles el sueño y el ejercicio que necesitan de manera que así estén resistentes para el trabajo del reino. Jesús les dijo a los discípulos que continuaran velando y orando con Él y regresó a estar solo otra vez con su Padre.
¿Por qué Él dejaba de orar para ir a ver a sus discípulos? No tenemos una respuesta clara en el pasaje. Si sabemos, sin embargo, que cuando Él fue a visitar a sus discípulos, Jesús les despertó y les dijo a ellos que oraran con Él. ¿Podría ser que sus oraciones fueran más importantes de lo que se daban cuenta? ¿Sintió Jesús la falta de apoyo en la oración cuando Él luchaba con el Padre? Lo que es claro es que Él necesitaba las oraciones de los discípulos y así es que Él se tomó el tiempo para despertarlos a fin de que pudieran unirse a Él en su hora de necesidad. Esto nos muestra la importancia del apoyo en la oración en las dificultades que enfrentamos y el ministerio que emprendemos para el Señor. Si vamos a ser efectivos, necesitamos comprometer nuestros caminos al Señor por nosotros mismos, pero también necesitamos hombres y mujeres que resistirán con nosotros cuando nos movemos hacia adelante en el propósito y el plan de Dios. ¿Tiene usted un equipo de sustentadores de oración que resistan con usted?
Después de desafiar a sus discípulos a velar y orar, el Señor Jesús regresó a Su Padre. Esta vez Él se comprometió a hacer la voluntad del Padre. Esta vez, cuando Jesús luchaba en oración, un ángel le fue enviado para ministrarle (Lucas 22:43). No se nos dice lo que el ángel hizo, pero el resultado fue que Jesús fue fortalecido. Esto no quitó la agonía que Él enfrentaba, pero encontró fuerza y coraje para enfrentar lo que estaba por delante. Cuando Jesús luchaba con el pensamiento de lo que estaba por delante, su sudor cayó como gotas de sangre de su cuerpo. La lucha emocional y espiritual fue muy intensa para nuestro Señor.
Otra vez es importante que veamos cómo Jesús, lleno con el Espíritu de Dios, luchaba tan intensamente con la voluntad del Padre. A menudo sentimos que nunca debería haber ninguna lucha para el creyente que está lleno del Espíritu de Dios. No vemos la vida del Espíritu como una que está llena con profundo dolor emocional y espiritual y agonía. En cierta forma hemos venido a creer que si somos llenados del Espíritu de Dios, todo será alegría, paz y descanso. Esto no es siempre el caso. Jesús nos demuestra claramente esto en este pasaje.
Levantándose de la oración, Jesús regresó otra vez a sus discípulos. Otra vez los encontró dormidos. Para ser justo con los discípulos, Lucas nos dice que estaban exhaustos de aflicción (Lucas 22:45). Estos discípulos estaban tan abrumados por los acontecimientos de esa noche que sus cuerpos estaban agotados.
Jesús regresó una tercera vez a orar y oró lo mismo que Él le oró las primeras dos veces. Otra vez cuando Él regresó, Él encontró a los discípulos durmiendo. Él los despertó y les dijo que su hora había llegado. Su traidor estaba llegando. Nada de los acontecimientos que se desarrollaron en aquellos tiempos cogió por sorpresa al Señor Jesús. Esto no quitó el dolor. Aunque Él sabía lo que estaba por delante, Él todavía agonizaba al pensar en lo que Él iba a tener que enfrentar en las horas por venir.
Hay momentos en los que nosotros también lucharemos con la voluntad de Dios para nuestras vidas. Jesús luchó con el plan de Dios, pero eso no quiso decir que Él dudara en seguir su voluntad. Su corazón estaba totalmente comprometido a seguir a Dios hasta el fin, pero eso no eliminó el dolor y la lucha. Luchar no quiere decir que estamos dudando o echándonos para atrás. Podemos luchar y aun así podemos estar totalmente comprometidos con el propósito y la voluntad de nuestro Padre.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de cuán difícil es a veces alinear nuestra voluntad con la voluntad del Padre?
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la importancia de encontrar a otros que se unan a nosotros en la oración en los tiempos en que luchamos con el propósito de Dios?
- ¿Ha luchado usted alguna vez con lo que Dios le estaba pidiendo que usted hiciera?
- ¿Luchar con el propósito de Dios quiere decir que no estamos comprometidos a hacer la voluntad de Dios?
Para Orar:
- Tome un momento para rendirse de nuevo al Señor y a sus propósitos para su vida.
- Pídale al Señor que elimine cualquier obstáculo que le impida hacer su voluntad.
- Dele al Señor gracias por esos que han estado detrás de usted en la oración en su caminar espiritual y su ministerio.
- Pídale a Dios que le dé gracia para ser obediente incluso cuando usted lucha con su propósito y su voluntad.
Capítulo 30 – Jesús es Traicionado y Arrestado
Leer Mateo 26:47-56; Marcos 14:43-52; Lucas 22:47-53
Jesús recién ha estado agonizando en oración por los sufrimientos que Él estaba a punto de soportar. Después de su tiempo intenso de oración, Jesús regresó a hablar con sus discípulos. Cuando estaban hablando, Judas llegó al jardín. Estaba acompañado de un gran número de personas armadas con espadas y palos. Este gentío había sido enviado por los ancianos y sacerdotes principales.
Judas se acercó a Jesús y le besó. Había sido acordado de antemano que Judas haría esto como una señal al populacho. El hombre que Él besó era el mismo que debían arrestar. Jesús hizo comentarios sobre esto en Lucas 22:48 cuando él dijo, “Judas, ¿traicionas al Hijo del Hombre con un beso”? Qué impactante fue ver que el mismo símbolo de intimidad y cercanía debía ser el medio por el cual Judas traicionaría al Señor Jesús. Fíjese en Mateo 26:50 que Jesús llama a Judas “como amigo”. No hay rencor hacia Judas por traicionarle. Su amor por este hombre permaneció.
Con esta señal, la multitud dio un paso adelante para arrestar a Jesús. Cuando esto ocurrió uno de los discípulos sacó su espada y golpeó al siervo del sumo sacerdote, cortando totalmente su oreja. Jesús reprendió a su discípulo. Él les recordó que todo el que vivía por la espada moriría por la espada. No fue la intención de Dios que esta batalla fuera combatida con espadas. Jesús les dijo que si Él quisiera, Él podría llamar a doce legiones de ángeles. Todas las fuerzas del cielo estaban a la disposición de Jesús ese día. La imagen es realmente espectacular. Este discípulo ataca con su espada contra la multitud, mientras doce legiones de ángeles estaban a su disposición. Cuán frecuentemente nos apoyamos en nuestra propia fuerza como este discípulo. Sentimos que necesitamos defender al Señor y proteger su nombre y su honor. El Señor puede totalmente defenderse el mismo.
El discípulo que golpeó al criado del sumo sacerdote sólo estaba empeorando las cosas al desenvainar su espada. No sólo este discípulo no comprendió el poder a disposición de Jesús, sino que él estaba peleando contra el propósito de Dios. Jesús les recordó a sus discípulos que este mismo momento había sido profetizado en las Sagradas Escrituras. Fue la voluntad de Dios desde el mismo principio que Él sea arrestado y sea muerto.
Me pregunto cuántas veces nos hemos encontrado en la posición de este discípulo. Pensar que estamos actuando bien, a veces podemos pelear contra el propósito de Dios. ¿Cuán frecuentemente hemos sentido que todo lo que Dios tenía, era nuestra fuerza humana endeble y nuestra sabiduría? A veces actuamos como sí todo dependiera de nosotros. Tomamos nuestras armas y defendemos su causa como si fuéramos su última esperanza. Nuestra opinión de Dios no es a veces lo suficientemente grande. Nos olvidamos de que Dios es más grande que todos nuestros problemas o toda la calumnia y la blasfemia que nos rodea.
Después de reprender al discípulo que esgrimió su espada, Jesús curó la oreja del hombre. Otra vez vemos su compasión en los que estaban tratando de arrestarle. Sólo podemos imaginarnos lo qué este siervo en particular pensó. ¿Habría sido tan agresivo en buscar el arresto de Jesús después de ese incidente? Lo que es importante es que vemos que Jesús ministra incluso a aquellos que le quieren hacer daño. Él nos deja un ejemplo para seguir.
Hablándole a la muchedumbre, Jesús dijo en Mateo 26:55:
¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.
Él les preguntó por qué se abalanzaron sobre Él ahora con espadas y palos. Él había estado con ellos todos los días en el templo, pero ellos nunca le arrestaron. Le arrestaron aquí porque no había personas. Temían la respuesta de la gente. Jesús otra vez les recordó a los presentes, que todos estos detalles fueron profetizados en las Sagradas Escrituras. Las profecías de las Escrituras del Antiguo Testamento parecieron traer gran consuelo a Jesús en esta hora. Él es fortalecido por ellas ya que le mostraron que Él estaba en la voluntad de su Padre.
Cuando Jesús habló, algo estaba ocurriendo en los corazones y mentes de los discípulos. Se dieron cuenta de que estaban en peligro serio. Este gentío estaba hablando en serio. Como cada ojo estaba enfocado en el Señor Jesús, los discípulos se aprovecharon de la oportunidad y escaparon. Lo dejaron para tratar con la multitud por sí mismo.
Marcos 14:51 nos cuenta sobre uno de los discípulos que escaparon. Como él estaba siendo perseguido, alguien logró agarrarle por su prenda de lino. Cuando le sujetaron, él se salió de sus ropas y se escabulló a escondidas desnudo en la oscuridad. Mientras esta historia es realmente divertida, también nos muestra el terror que estaba en el corazón de este discípulo.
Tal como Jesús había profetizado, cada uno de sus discípulos le abandonó en su hora de necesidad. Las palabras son muy fáciles de hablar, pero la realidad es demasiado diferente. Es fácil de decir que seremos fieles, pero cuando la lucha llegue, las palabras no son suficientes. También vemos que tan fácil es hacerse cargo de los asuntos como el discípulo que cortó totalmente el oído del criado. Su acción no ayudó en nada. Su acción sólo probó que él no confiaba en El Señor. También probó que él no entendía que había un poder mucho más mayor que el de él en control de la situación.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la diferencia entre como Dios ve las cosas y cómo las vemos nosotros? ¿Qué aliento recibe usted de esto?
- ¿Se ha encontrado usted alguna vez creyendo que en cierta forma Dios estaría desvalido sin usted? ¿Qué nos dice esto sobre nuestra visión de Dios?
- Tenemos una comparación aquí entre la espada del discípulo y las doce legiones de ángeles a disposición del Señor. ¿Qué nos enseña esto acerca de la diferencia entre la fuerza humana y el poder de Dios? ¿En qué confía usted hoy?
- ¿Cuál es la diferencia entre las palabras de los discípulos y sus acciones en este pasaje?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él está en control de su situación.
- Pídale al Señor que le perdone por las veces cuando usted ha confiado en su espada y no se ha rendido para su propósito.
- Agradezca al Señor que Él puede tomar la circunstancia más trágica y hacer algo maravilloso a través de ella.
Capítulo 31 – El Juicio de Jesús y la Negación de Pedro
Leer Mateo 26:57-75; Marcos 14:53-72; Lucas 22:54-71
Jesús ha sido recién arrestado. Como Él había profetizado, todos sus discípulos le abandonaron en este tiempo crucial. Jesús fue traído a Caifás, el sumo sacerdote. Los ancianos y los maestros de la Ley no perdieron tiempo en reunirse. Estaban realmente ansiosos por deshacerse de Jesús.
Pedro seguía a la multitud a distancia. Mientras él obviamente no quería ser visto, él quería ver lo qué ocurriría con Jesús. Él siguió a Jesús y a la multitud directamente hasta el patio. Él entró en el patio sin ser advertido y se sentó con los guardias. Si hay una cosa que podemos decir acerca de Pedro es que él parece muy audaz y atrevido. Él ciertamente estaba arriesgándose. Mientras los otros discípulos abandonaron a Jesús y no se atrevieron a venir al patio, Pedro corrió un riesgo. Él se sentó al lado del fuego, calentándose y esperando a ver qué ocurriría.
Lucas nos dice que cuando Pedro se sentó junto al fuego, una criada le reconoció como uno de los discípulos de Jesús. Pedro negó esto y le dijo a todo el mundo presente que él no conocía a Jesús. Un poco después alguien más notó a Pedro y dijo, “Tú eres uno de ellos” (Lucas 22: 58). Otra vez Pedro negó la acusación. Finalmente, a eso de una hora más tarde, una tercera persona hizo la misma acusación. Por tercera vez, Pedro negó cualquier asociación con Jesús.
Cuando él hubo desconocido al Señor la tercera vez, Pedro oyó al gallo cantar. Jesús también oyó al gallo y se volvió para mirar directamente a Pedro (Lucas 22:61). Sólo podemos imaginarnos lo que esa mirada hizo a Pedro. Inmediatamente le recordó lo que el Señor le había contado sobre negarle tres veces. Él huyó del patio, era hombre deshecho. Lucas nos dice que él lloró amargamente (Lucas 22:62).
Esta fue probablemente una de las lecciones más difíciles que Pedro jamás tuvo que aprender. Fue probablemente también una de las lecciones más importantes que él tuvo que aprender. Ese día Pedro se dio cuenta de que su propia fuerza fracasaría. Él había desconocido al que él había prometido servirle. Él fue humillado. Él había sido un hombre atrevido y valiente hasta ese punto, pero él cayó. Su confianza fue su caída.
Dirijamos ahora nuestra atención a lo que estaba ocurriendo con el Señor Jesús a esta hora. Se nos dice que los sacerdotes jefes y el sanedrín (concejo gobernante) andaban buscando prueba falsa en contra de Jesús. No tenían nada en contra de Él para merecer una sentencia de muerte. Incluso no podrían encontrar una acusación falsa creíble en contra de Él que le condenara a muerte. Mientras muchos testigos falsos respondieron al llamado, no había suficientes pruebas para hacer una acusación. Los mismos testigos no se ponían de acuerdo. Vemos aquí el estado de la fe judía en este momento. Cuando los líderes espirituales recurren a las mentiras y el engaño para condenar a un hombre inocente, hay un problema real.
Finalmente, dos hombres ofrecieron una acusación creíble. Les dijeron a los líderes que Jesús había dicho que Él destruiría el templo y lo reconstruiría en tres días. Marcos 14:59 nos dice que, incluso al hacer esta declaración, los hombres no podían ponerse de acuerdo. En cualquier tribunal normal el caso habría sido desestimado por la falta de pruebas. Éste no fue un tribunal normal. No iban a detenerse hasta que hubieran encontrado una acusación que resistiera.
El sumo sacerdote se levantó y le preguntó a Jesús, ¿” No vas a contestar? ¿Cuál es este testimonio que estos hombres están formulando contra Ti”? (El Mateo 26:62). Jesús no contestó. Él le pudo haber dicho, lo que Él quiso decir con la declaración. Él no quiso decir que Él destruiría el templo terrenal y lo reconstruiría en tres días. Al hablar del templo, Él estaba refiriéndose a su propio cuerpo como el templo de Dios. Este cuerpo sería destruido y en tres días se levantaría a la vida otra vez. Jesús sabía que una explicación no le serviría a ningún propósito. Estas personas no estaban listas para oír lo que Él tenía que decir. Él guardó silencio.
En frustración, el sumo sacerdote demandó a Jesús que le dijera si Él era el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús dijo que lo era y le dijo que el día estaba llegando cuando le verían sentado a la mano derecha del Poderoso y viniendo en las nubes del cielo. Jesús se refiere aquí a su segundo advenimiento.
Cuando el sumo sacerdote oyó esto, se rasgó su ropa en señal de furia, acusando a Jesús de blasfemia. Jesús había aducido en presencia de muchos testigos que Él era el Cristo, el Hijo de Dios. Para el sumo sacerdote esto fue suficiente para condenarle a muerte. Jesús fue acusado de blasfemia. Éste era un crimen punible con la muerte.
Inmediatamente después de su frase el populacho comenzó a burlarse e insultar a Jesús. Le vendaron los ojos, escupieron en su cara y le golpearon con sus puños pidiéndole a Él que les profetizara y les dijera quién le había pegado. Jesús guardó silencio. No comprendían lo que estaban haciendo.
Qué historia tan trágica. Lo que es más trágico es que esta misma historia se está repitiendo a sí misma repetidas veces en nuestro día. Los hombres y las mujeres todavía se burlan e insultan a Jesús no entendiendo que un día Él regresará como su juez. Qué terrible día que será para esos que no le conocen. Incluso en nuestras propias vidas como creyentes le hemos dado la espalda a Él y sus propósitos. Como Pedro, le hemos desconocido por nuestras palabras y acciones. Hemos tenido momentos cuando estuvimos avergonzados de mantenernos firmes y llamarle nuestro Salvador. Puede que no le golpeemos con nuestros puños o le escupamos en su cara, pero le podemos golpear y le podemos herir por nuestras palabras y actitudes. Antes de que seamos demasiados rápidos para condenar estos individuos, echémonos un vistazo a nosotros mismos.
Para Considerar:
- ¿Qué lección importante tenía Pedro que aprender en este capítulo? ¿Es posible para nosotros caer como Pedro?
- ¿Por qué es peligroso estar seguros en nosotros mismos como Pedro?
- ¿Cómo podemos golpear al Señor y desconocerle incluso como creyentes? ¿Ha sido usted culpable alguna vez de esto?
- El Señor tuvo que enseñarle una lección a Pedro que provocaría profundamente dolor en su vida. ¿Qué lecciones importantes le ha enseñado El Señor a través de la dificultad y el fracaso?
Para Orar:
- ¿Pídale al Señor que le muestre si hay alguna forma en que usted también es culpable de desconocerle hoy?
- Agradezca al Señor por la manera en que Él haya mostrado gran bondad y compasión a pesar del hecho que no siempre hemos sido fieles.
- Pídale al Señor que le dé gracia para ser humilde y poner su confianza en Él.
- Agradezca al Señor que Él puede utilizar la tragedia y la dificultad en la vida para enseñarnos lecciones importantes. Pídale a Él que le despoje de cualquier cosa que no le traería gloria y honor.
Capítulo 32 – Judas se Suicida
Leer Mateo 27:1-10
Desde un punto de vista humano, las cosas no se veían bien para Jesús. Él había sido puesto a prueba por los sacerdotes principales y los ancianos del pueblo. Lo acusaron de blasfemia. Debatieron este asunto entre ellos. Durante este tiempo Jesús estaba siendo golpeado, burlado y ridiculizado. Fue temprano en la mañana que los ancianos y sacerdotes principales llegaron a la conclusión que iban a darle muerte a Jesús. Los judíos no tenían autoridad para darle muerte a nadie. Necesitaban la aprobación de Roma. Con esto en mente, los judíos ataron a Jesús y le condujeron a Pilatos el gobernador. Examinaremos lo que tuvo lugar durante la prueba de Jesús ante Pilatos posteriormente.
Mateo enfoca nuestra atención en lo que ocurrió con Judas. Cuando Judas vio que Jesús fue condenado, él estaba sobrecogido por remordimiento. Él fue a los ancianos y sacerdotes principales y les dijo que él había pecado y que él había traicionado sangre inocente. Él ya no quería tener que ver nada con este dinero ensangrentado. Él lo lanzó en el piso y salió y se ahorcó.
Hemos visto que una de las debilidades de Judas era el dinero. Él a menudo robaba de la bolsa del dinero. Fue a través de su amor por el dinero, que Satanás pudo ganar entrada en la mente de Judas. Aquí en este verso vemos a Judas dándose cuenta que el dinero no era la respuesta para todo en la vida. Él estaba realmente dispuesto a traicionar al Señor Jesús por treinta piezas de plata. Cuando el trato se hizo, sin embargo, él vio cuan amargo era realmente. Él tuvo sus treinta piezas de plata, pero él había perdido mucho más. Su dinero no le dio paz, ni satisfacción. Su dinero no podría esconder amargura y la culpabilidad que él sintió en lo más profundo de su interior. Judas no quería tener que ver nada más con eso. Le había dejado amargo y vacío.
Lo segundo que necesitamos presenciar aquí es cómo desecha Satanás a Judas cuando ha terminado con él. A Satanás no le importaba nada Judas como persona. A él no le importaba la culpabilidad y la agonía él sintió al traicionar a Jesús. Satanás simplemente utilizó a Judas y lo dejó matarse cuando la tarea se terminó. Así es cómo trabaja Satanás.
Fíjese que no sólo a Satanás no le importó el dolor por el que Judas estaba pasando, ni tampoco a los líderes religiosos. Cuando Judas vino a ellos y confesó su culpabilidad y les dijo que él no quería tener ver nada con este dinero ensangrentado, los líderes religiosos simplemente dijeron, Que nos importa a nosotros”. Esa es tu responsabilidad ” (Mateo 27:5). Fueron hijos de su padre el diablo. Tuvieron la misma actitud que Satanás. Usaron y desecharon a Judas cuando hubieron obtenido lo que querían de él.
Cuando Judas dejó el templo, los sacerdotes principales recogieron las monedas. Sabían que era contra la Ley poner este dinero en la tesorería, así es que decidieron comprar un campo para enterrar a extranjeros con el dinero. Le llamaron “campo de Sangre”. Mateo nos recuerda que Jeremías el profeta había profetizado que esto ocurriría (Mateo 27:9-10).
Encuentro estremecedor que los sacerdotes principales estuvieran tan preocupados cómo usar este dinero. Éstas eran la gente que había aceptado falsos testimonios en contra de Jesús. Buscaron matar a un hombre inocente. Actuaron a causa de celos y rencor de corazón. Todo el tiempo estaban haciendo y todavía estaban afirmando seguir la Ley. Eran ciegos a la verdad. Mintieron y engañaron, pero no dejaron de traer sus diezmos al templo. Estaban realmente dispuestos a asesinar a un hombre inocente, pero ellos no destinarían dinero ensangrentado para servicio del templo. Eran fieles todos los días en los servicios del templo, pero no les importó Judas y su dolor. La inconsistencia es escandalizaste. Me pregunto sin embargo, si no es demasiado común en la actualidad también.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de Satanás y cómo utiliza él a las personas?
- ¿Qué lección amarga Judas tuvo que aprender acerca del dinero? ¿Qué otras cosas en la vida traen el mismo resultado?
- ¿Hay inconsistencias en su vida como esos de los sacerdotes principales? ¿Qué en particular?
Para Orar:
- Pídale al Señor que revele cualquier inconsistencia en su propia vida y fe.
- Agradezca al Señor que Él puede satisfacer en una forma que nada en este mundo puede satisfacer.
- Agradezca al Señor por cómo nos ama profundamente aun cuando nos desviamos de Él y le somos infieles.
Capítulo 33 – Jesús ante Pilatos
Leer Mateo 27:11-14; Marcos 15:1-5; Lucas 23:1-5
Jesús había sido arrestado y condenado por los sacerdotes principales y los ancianos. Le declararon culpable de blasfemia. Le juzgaron con base en el falso testimonio y la interpretación incorrecta de su enseñanza. Para llegar a ejecutar la sentencia de muerte, trajeron Jesús a Pilatos, el gobernador romano en el momento. Fue temprano en la mañana cuando esto tuvo lugar. Ellos sabían que Pilatos, a quien le importaban poco sus creencias religiosas, no estaría preocupado acerca de su acusación de blasfemia. No había pena de muerte en la ley romana por afirmar ser un Mesías.
Para atraer la atención de Pilatos, los sacerdotes principales y los ancianos tuvieron que cambiar su acusación en contra de Jesús. Mientras habían acusado a Jesús de blasfemia, ante Pilatos lo acusaron de subvertir la nación. La palabra “subvierten” tiene la intención de sabotear o socavar. Esto habría captado la atención de Pilatos. Los judíos acusaron a Jesús de delitos políticos para aprobar la sentencia de muerte. Otra vez es estremecedor ver a los líderes religiosos rebajándose a tal deshonestidad para realizar el objetivo de matar a nuestro Señor.
Fíjese en los delitos que los líderes judíos afirmaron que Jesús había cometido. Lo acusaron de oponerse al pago de impuestos. Ésta fue una mentira categórica. Jesús claramente enseñó que sus discípulos pagaran impuestos a César (vea a Mateo 22:21). También lo acusaron de afirmar ser rey. Jesús sí afirmó ser rey, pero no en el sentido que estaban tratando de presentarle a Pilatos. Estaban tratando de convencer a Pilatos que Jesús era una amenaza para el gobierno romano. El reino de Jesús no era un reino político. El suyo era un reino espiritual en los corazones y las vidas de los que se rindieran a la autoridad de su Padre.
Estas acusaciones parecieron conseguir la atención de Pilatos. Pilatos le preguntó a Jesús si Él afirmaba ser rey de los judíos. Jesús no dudó en decirle que lo era.
Pilatos oyó más a las acusaciones de los sacerdotes principales y los ancianos. Mientras más él escuchaba, más comprendía lo que estaba ocurriendo. Pilatos observó a los judíos acusar a Jesús. Él vio el rencor y la cólera en sus corazones. Él también observó a Jesús. Él se asombró realmente de ver cómo Jesús no dijo nada a través de todo el proceso.
Pilatos le preguntó a Jesús acerca de su silencio. ¿” no vas a contestar? Mira de cuántas cosas te están acusando, ” él le preguntó a Jesús en Marcos 15:4. Jesús guardó silencio. Esto asombró a Pilatos. Él se preguntó por qué Jesús permanecería silencioso con todas estas graves acusaciones lanzadas contra Él. Todas estas cosas hicieron a Pilatos preguntarse lo que los judíos estaban haciendo. Él no vio que Jesús fuera ninguna amenaza. Si Jesús fuera la amenaza que estas personas decían que Él era, no era todo evidente en lo que Pilatos vio ese día. Todo lo que Pilatos vio fue mansedumbre y humildad. Este hombre posiblemente no podría ser un rebelde. Era imposible para Pilatos comprender cómo se acusaba a este hombre de socavar la nación. Él ni siquiera estaba defendiéndose. Su espíritu quieto y moderado probó a Pilatos que los judíos estaban mintiendo.
Después de escuchar las acusaciones de los judíos, Pilatos les dijo que él no podía encontrar base de ningún tipo para sentenciar a este hombre a muerte. Esa declaración debería haber terminado el asunto. El fallo de Pilatos había sido emitido. Jesús fue hallado inocente por el derecho romano.
Los judíos no aceptaron la respuesta de Pilatos. Le dijeron a Pilatos que Jesús, el galileo, era culpable de agitar a personas a lo largo y ancho de la región de Judea, Galilea y en la ciudad de Jerusalén. Cuando Pilatos oyó que Jesús era galileo, decidió enviarlo a Herodes. Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes. Herodes estaba en Jerusalén en ese momento, así es que Pilatos decidió hacer que Herodes considerara el caso.
Pilatos supo que los judíos no estarían satisfechos hasta que hubieran matado a Jesús. Jesús soportó sus insultos y sus acusaciones con paciencia y tranquilidad de espíritu. Él sabía que Él tenía que morir, pero no por las acusaciones de estos judíos.
La paciencia de Jesús a través de esta prueba es un ejemplo poderoso para nosotros. Él fue falsamente acusado, pero no trató de defenderse en contra de esas acusaciones. Él sabía que era el propósito del Padre que Él fuera muerto. Su silencio es un silencio de confianza en la voluntad y el propósito de Su Padre. Él no hace o no dice nada para estorbar ese propósito. Qué tan importante es que nosotros también aprendamos a aceptar la voluntad y el propósito de nuestro Padre celestial también para nuestras vidas.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos acerca del liderazgo religioso de la época de Jesús? ¿Cómo los describiría usted en términos de su sinceridad y su moralidad?
- ¿Qué ejemplo encuentra usted aquí en la prueba de Jesús? ¿Es posible que a veces pudiéramos estar peleando contra el consentimiento y propósito del Padre en las luchas que vienen a nuestra vida?
- ¿Ha aceptado usted su sufrimiento como Jesús aceptó el suyo? ¿Cuál es la tentación para usted cuando usted es falsamente acusado?
- ¿Hay un tiempo cuando debemos dejar que la maldad siga su curso? ¿Siempre tenemos que combatir la maldad? Considere el ejemplo de la prueba de Jesús y las acusaciones falsas que fueron hechas en contra de Él.
Para Orar:
- Pídale al Señor que le dé el espíritu quieto y moderado de Jesús en su sufrimiento.
- Agradezca al Señor que Él estuvo dispuesto a ir a la cruz por usted.
- Pídale al Señor que le ayude a vivir para Él, no importa lo que venga a su vida.
- Agradezca al Señor que Él es soberano sobre el pecado y la maldad y que Él puede usar lo que nos hacen otros para lograr su propósito.
Capítulo 34 – Jesús Ante Herodes
Leer Lucas 23:6-12
Ya en la última meditación, vimos cómo Pilatos no podía encontrar ninguna razón para acusar a Jesús. En vista de que Jesús era de la región de Galilea y que Herodes estaba en esa región, Pilatos decidió enviarlo a Herodes para ver lo que él diría. Herodes estaba encantado de ver a Jesús, porque él había oído mucho acerca de Él y había querido verle durante algún tiempo. Note en el verso 8 que Herodes oyó que Jesús era taumaturgo. Su interés particular en Jesús era verle hacer algún tipo de milagro.
Hay muchas personas como Herodes en nuestros días. Han escuchado acerca de las maravillas que El Señor obra. Llegan a Él como Herodes con la intención de verle hacer un milagro para ellos. Su interés es como el interés de la gente en las multitudes que llegaban a Jesús todos los días. Venían por lo que podrían sacar de Él. Venían para ser tocados y para hacer que les ministrara. Llegaban para ser entretenidos y para presenciar las obras maravillosas de Jesús, pero ellas no venían por Él. El interés de Herodes en Jesús no tuvo nada que ver con su condición espiritual. A Herodes no le importaba nada el alma suya. Él simplemente quería ver a Jesús hacer un milagro maravilloso en presencia suya.
Fíjese en el verso 9 que mientras Herodes le hizo muchas preguntas a Jesús, Jesús no le contestó. Se nos deja que nos preguntemos por qué Jesús no contestó. ¿Podría ser que Jesús sabía la intención del corazón de Herodes?
Cuando Jesús estaba de pie delante Herodes, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley continuaban acusándole. Estaban desesperados por conseguir que Herodes le diera muerte. Herodes escuchó sus acusaciones y, posiblemente porque estaba desilusionado ya que él no había presenciado su milagro, él comenzó a burlarse y ridiculizar a Jesús. Sus soldados hicieron lo mismo. Lucas nos dice que vistieron a Jesús de una túnica elegante ridiculizarle por decir que él era rey, y le devolvió a Pilatos. Herodes no encontró nada en Jesús para sentenciarlo a muerte. Este incidente, sin embargo, pareció cementar una relación entre Pilatos y Herodes. Antes de este incidente habían sido enemigos (Lucas 23:12).
Hasta este punto, los judíos no habían podido encontrar una razón legal para matar a Jesús. Él había sido examinado por Pilatos y Herodes y ninguno había podido encontrar una razón para acusarlo de un crimen digno de muerte. Los judíos no se rendirían. No serían felices hasta que Jesús hubiera sido muerto.
Lo que es impactante en este pasaje, es que Jesús no se defiende. Él permanece en silencio a todo lo largo del juicio con Herodes. Él tenía el compromiso de hacer la voluntad del Padre. Este no era el momento de defenderse, ni era el tiempo de realizar milagros. Su corazón estaba puesto en la voluntad del Padre y Él esperó silenciosamente para que esa voluntad se desarrollara.
Lo que es también espectacular aquí es la dureza de los corazones de los líderes judíos. Estas personas religiosas estaban afianzadas en sus caminos. A diferencia de Jesús, cuya confianza total estaba en la voluntad del Padre, estos líderes religiosos estaban haciendo todo lo que podían en su propia fuerza humana y sabiduría para hacer matar a Jesús. Los líderes religiosos tendrían éxito en hacer matar a Jesús, pero al fin, perderían su batalla. Jesús resucitaría de entre los muertos y serían juzgados.
Hay una cosa más que necesitamos ver de este pasaje. Los líderes religiosos de la época estaban más ciegos a la inocencia de Jesús de lo que estaban los “incrédulos”. Ambos Herodes y Pilatos no podrían encontrar nada equivocado con Jesús. Los líderes religiosos de la época no podían encontrar nada bueno en Él. La religión de los líderes judíos era más enceguecedora que la experiencia mundanal de los líderes romanos. Las personas más duras a alcanzar son las que piensan que tienen todas las respuestas.
Para Considerar:
- ¿Por qué le dio mucho gusto a Herodes ver a Jesús? ¿Hay personas en nuestros días que quieren verle para la misma razón?
- ¿Tome un momento para comparar la respuesta de los líderes religiosos y la respuesta de los líderes políticos a Jesús? ¿Cuál es la diferencia? ¿Quién estaba más cerca de la verdad? ¿Qué nos dice esto?
- ¿Cuál es la diferencia entre “la religión” y la fe verdadera en Dios? ¿Cómo se nos demuestra esto en el ejemplo de Cristo y los líderes religiosos de ese momento?
Para Orar:
- Tome un momento para considerar quién es el Señor y lo que Él le ha hecho por usted. Tómese el tiempo para alabarlo por quién Él es.
- Pídale a Él que le perdone por las veces que usted sólo ha estado preocupado por usted mismo y no acerca de buscarle con todo su corazón.
- Pídale al Señor que le muestre la diferencia entre la fe verdadera en Él y la actividad religiosa.
- Pídale al Señor que le ayude a aprender estar en silencio y confiado en Él en sus pruebas y sus dificultades.
Capítulo 35 – Jesús Ante Pilatos Otra Vez
Leer Mateo 27:15-26; Marcos 15:6-15; Lucas 23:13-25
Jesús había sido juzgado por los líderes judíos y le habían declarado culpable de blasfemia. Para aprobar la sentencia de muerte, lo trajeron a Pilatos. Pilatos examinó los elementos de juicio, pero no encontró ninguna razón para condenarle. Jesús fue enviado a Herodes que estaba en Jerusalén en el momento. Incluso Herodes no encontró razón para condenarle a muerte. Herodes y sus soldados se burlaron de Jesús y le devolvieron a Pilatos. Ésta ahora es la segunda vez que Jesús apareció ante Pilatos.
Pilatos no sabía qué cosa hacer con Jesús. Él no había podido encontrar ninguna razón para matarle, pero la gente rehusaba a dejar ir a Jesús. Insistieron en su muerte.
Había una costumbre en aquel entonces durante el Banquete Judío de la Pascua, que el gobernador perdonara y soltara a un prisionero. El prisionero fue escogido por el populacho. Pilatos estaba buscando maneras de soltar a Jesús tranquilamente. Él escogió a un notorio prisionero llamado Barrabás para darle apoyo a Jesús. Pilatos le ofreció al populacho la opción de escoger uno de estos prisioneros para ser perdonado y liberado. Marcos 15:7 nos dice que Barrabás era culpable de insurrección en la ciudad. Él había causado una insurrección y era también culpable de asesinato. No es sin razón que Pilatos colocó uno junto al otro a estos dos individuos. Barrabás era obviamente culpable. Él era digno de la pena de muerte. Él era también culpable de las mismas cosas que los judíos estaban acusando a Jesús sin pruebas. Pilatos le preguntó al populacho cual persona que querían que él les entregara. Mateo 27:18 nos dice que Pilatos sabía que la única razón por la que los judíos querían matar a Jesús era por celos y envidia.
Mientras Pilatos estaba sentado en su asiento de juzgar esperando la respuesta de la gente, su mujer le envió una razón. Ella le dijo que ella tuvo un sueño acerca de Jesús. En ese sueño, ella se dio cuenta que Jesús era un hombre inocente. Aun cuando no se nos dice ninguna cosa acerca del sueño, la esposa de Pilatos le dijo que ella había sufrido mucho durante todo el día por eso. Ella temió lo qué pasaría si mataran a Jesús.
Los sacerdotes principales y los ancianos persuadieron a la multitud a pedir la liberación de Barrabás. Estos líderes pudieron manipular y controlar a la gente bajo ellos. Los resultados fueron devastadores. Ellos un día tendrían que responder ante Dios por sus acciones.
Pilatos preguntó a la multitud lo que él debía hacer con Jesús. Exigieron su crucifixión. Cuando Pilatos les preguntó qué mal Él había hecho para merecer esto, clamaron simplemente por su crucifixión. Los gritos se volvieron más altos y más altos. No se podía razonar con esta multitud.
Lucas nos dice que Pilatos convocó a los sacerdotes principales y los gobernantes del pueblo para hablar personalmente con ellos. Él les dijo que él no había encontrado nada en Jesús que mereciera la pena de muerte. Él le había juzgado y le había encontrado inocente. Él lo había enviado a Herodes que también le había juzgado y encontrado inocente. Él les dijo que él azotaría a Jesús y le pondría en libertad. Pilatos no quería matar a Jesús.
Esto no fue bien aceptado por los sacerdotes principales y los gobernantes. Exigieron su crucifixión. Aunque Pilatos vio que no había cambios en las mentes de estos líderes, él hizo todavía otro intento para poner en libertad a Jesús (Lucas 23:20). Lucas nos dice que en Lucas 23:22 Pilatos intentó una tercera vez razonar con el gentío diciéndoles que Jesús no había hecho absolutamente nada digno de muerte. Otra vez el populacho se mantuvo exigiendo su crucifixión.
Cuando Pilatos vio que la mente de la multitud estaba decidida, él encargó que le trajeran un tazón. Estando delante del populacho, él se lavó las manos diciéndoles que él era inocente de la sangre de Jesús y la culpa caería sobre ellos. “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” dijeron (Mateo 27:25). Con esas palabras, Pilatos entregó Jesús al populacho.
Una de las lecciones claras que aprendemos aquí, es que Satanás es un maestro de manipulación y engaño. Él utilizó a los líderes religiosos para manipular y engañar a la gente a fin de que exigieran la crucifixión de Jesús. Él utilizó a la multitud para manipular y controlar a Pilatos a fin de que él entregara a Jesús para ser crucificado. Satanás es un manipulador. Él hará lo que sea para salirse con la suya. Fíjese que él no duda en utilizar a los líderes religiosos para hacer su trabajo.
Satanás continúa haciendo esto en nuestra época también. Usted puede ver evidencia de esto incluso en iglesias. Hay líderes de la iglesia que se han vuelto culpables de manipular a las personas. No le están permitiendo al Espíritu de Dios reinar libremente en sus ministerios. En lugar de eso tratan de hacer lo que sea para obligar a las personas tomar las decisiones que creen que necesitan tomar. Me he encontrado culpable de esto a veces. He intentado convencer a los otros de mi opinión en lugar de dejar al Espíritu de Dios hacer su trabajo. ¿Cuán frecuentemente hemos intentado ocupar el papel del Espíritu Santo? Se necesita evitar toda manipulación y control. Necesitamos dejar a Dios que convenza. Necesitamos compartir la Palabra de Dios y predicar con todo nuestro corazón, pero el papel de cambiar vidas y convencer de pecado le pertenece al Espíritu Santo.
Fíjese también cómo Pilatos se deja controlar por la muchedumbre. Él sabía que Jesús era inocente, pero todavía le dejó al populacho decirle qué hacer. Él estaba preocupado acerca de lo que los otros pensaban. Él estaba preocupado acerca de su reputación y su trabajo. Él si tomo una postura firme en lo que él sabía que era verdad. Él permitió que un hombre inocente fuera condenado y matado por conveniencia. Que Dios nos pueda dar bastante fuerza de convicción para que nos mantengamos firmes sin importar lo que los otros digan o el costo personal que tendremos que pagar.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca del poder de manipulación y control?
- ¿Ha sido culpable usted alguna vez de intentar convencer o controlar a los otros? ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo?
- ¿Por qué están difícil confiar en el Espíritu Santo para trabajar? ¿Por qué sentimos que necesitamos ocupar su papel?
- ¿Cuál es la diferencia entre la manera en que Satanás manipula y controla y la manera en que el Espíritu de Dios conduce?
- A Pilatos le faltó la fuerza de convicción para hacer lo que era correcto. ¿Usted tiene bastante fuerza de convicción de manera que usted podría permanecer firme a pesar de lo que los otros digan o lo qué le costaría a usted personalmente?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted ha sido culpable de controlar y manipular a otros, en lugar de dejar trabajar a su Espíritu Santo.
- Agradezca al Señor por el trabajo del Espíritu Santo. Pídale que le dé la gracia de confiar en Él.
- Pídale al Señor que le dé más fuerza de convicción a fin de que usted pueda permanecer firme sin importar el costo.
Capítulo 36 – Jesús Es Condenado
Leer Mateo 27:27-31; Marcos 15:16-19
Jesús había sido juzgado por Pilatos por segunda vez. Pilatos le dejó claro a la multitud que él no encontraba razón para condenarle a muerte. Él permitió ser manipulado por la multitud y los líderes religiosos y le entregó a Jesús.
Pilatos hizo lo que él sabía que estaba mal por la presión colocada en él. Satanás sabía que si él continuaba aplicando presión, Pilatos eventualmente sucumbiría a ella. Cuán importante es para nosotros comprender esto en nuestro propio caminar espiritual. Si usted continúa permitiendo al enemigo ejercer presión sobre usted en un área determinada de su vida, usted también puede encontrarse quebrándose bajo la presión. Cuán importante es huir inmediatamente de las tentaciones del enemigo. Quedarnos dónde estamos siendo tentados, es invitar a un problema.
Cuando Pilatos entregó Jesús a los judíos, los soldados lo hicieron pasar al Pretorio. Éste era probablemente el gran vestíbulo donde tenían lugar las reuniones. Marcos nos dice que estaba en el palacio. Aquí Jesús fue rodeado por una compañía entera de soldados.
Allí en el gran vestíbulo del palacio, los soldados desnudaron a Jesús y pusieron una túnica de color escarlata sobre él. Tejieron una corona de espinas y la colocaron en su cabeza. Pusieron un bastón en su mano derecha representando el cetro de un rey. Se inclinaron ante Él y se burlaron de Él diciendo, “salve rey de los judíos” (Mateo 27:29). Escupieron sobre Él y le quitaron su bastón y le golpearon en la cabeza “una y otra vez” (Mateo 27:30). Se debería recordar que Jesús llevaba una corona de espinas en su cabeza. Con cada golpe del bastón, las espinas se hundirían más profundamente en su cuero cabelludo. Cuando los soldados hubieron terminado de burlarse de Él, le volvieron a poner sus propias ropas y lo sacaron para ser crucificado.
No es difícil ver que Satanás está detrás de esta terrible burla y abuso. Él se deleitó en inspirar a las multitudes y los soldados a burlarse y maltratar a nuestro Señor. Él utilizó a Jesús para su propio placer y le desechó. Si usted alguna vez ha visto a un gato jugar con un ratón, usted comprenderá algo de la naturaleza de Satanás. El gato no matará al ratón de inmediato. En lugar de eso, jugará con él hasta que se aburra y entonces lo mata. Muy a menudo el único interés que el gato tiene con el ratón, es jugar con él hasta que muere. A menudo un gato simplemente se alejará de un ratón cuando esté muerto. Satanás es así. Él jugará con usted hasta que él se aburra y entonces le deja muerto y abandonado.
Jesús pacientemente soportó su sufrimiento. Él no resistió lo que estaban haciendo con Él. El Padre permitió que ocurrieran estas cosas terribles. A veces sentimos que nunca deberíamos tener que sufrir. Jesús tuvo que sufrir. El Padre pudo haber detenido su sufrimiento, pero Él escogió no hacerlo. No siempre entendemos la razón por la que Dios permite que ocurra el sufrimiento. Lo que es claro, sin embargo, es que este sufrimiento no sería en vano. A través de eso el Señor lograría su propósito grande y maravilloso para la salvación de sus personas.
El enemigo estaba infligiendo golpes severos, pero la batalla le pertenecía al Señor. El enemigo posiblemente no podría ganar. Él puede estar golpeándole hoy. Si usted le pertenece al Señor Jesús, el enemigo no puede ganar la batalla. Esté seguro de otra cosa también. Si Dios ha permitido estos golpes del enemigo, es porque lograrán un mayor bien en usted.
Los sufrimientos del Señor Jesús en ese día fueron terribles. Dios permitió al enemigo hacer esta horrible acción. Todo esto era por nosotros. Jesús no resistió lo que ocurrió ese día. Él no contraatacó ni se defendió. Él aceptó la voluntad y el propósito del Padre, porque Él sabía que lograría la salvación de los que el Padre le había dado a Él. ¿Usted estaría dispuesto a enfrentar lo que enfrentó Jesús sin queja? Dios llama a todo al que pertenece a Cristo a tomar su cruz. Que Dios nos pueda dar gracia para hacer esto.
Para Considerar:
- ¿El enemigo ha estado golpeándole? ¿Qué ha estado haciendo? ¿Qué consuelo recibe usted de este pasaje?
- ¿Ha visto usted a Dios usar los golpes del enemigo en su vida para lograr un bien mayor? Explique.
- ¿Por qué es eso tan tentador de defendernos y contraatacar?
- ¿Está dispuesto usted hoy para tomar su cruz para seguir al Señor Jesús hoy?
- ¿Por qué usted supone que Dios no nos resguarda de sufrir?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él voluntariamente resistió la burla, los insultos y el dolor por nosotros.
- Agradezca al Señor que la batalla le pertenece a Él y que Él no puede perder esa batalla. Agradézcale que Satanás será derrotado y el reino de Dios será expandido.
- Pídale al Señor que le dé la gracia para resistir las pruebas que vienen a su vida del mismo modo que Él las resistió por nosotros.
Capítulo 37 – Jesús Camino al Calvario
Leer Mateo 27:32-34; Marcos 15:20-23; Lucas 23:26-32
Jesús había sido entregado para ser crucificado. Los líderes religiosos manipularon a la muchedumbre y la muchedumbre manipuló a Pilatos. Cuando conducían a Jesús al lugar donde Él sería crucificado, los soldados forzaron a un hombre llamado Simón a llevar la cruz de Jesús. Simón era de Cirene (alrededor de África del Norte). Marcos nos dice que Simón fue el padre de Alejandro y Rufo. Éste obviamente era un detalle que significaba algo para la gente de la época. El apóstol Pablo le envía saludos a un hombre por el nombre de Rufo en Romanos 16:13 diciendo,
Saludos a Rufo, escogido en El Señor, y su madre, quien ha sido una madre para mí, también.
Es poco claro por qué Simón de Cirene estaba en Jerusalén. ¿Podría ser, sin embargo, que este incidente atrajo la atención de esta familia a Jesús? ¿Podría ser que este mismo acto fue en parte responsable de la salvación de la esposa de Simón y Rufo? Mientras ésta es pura especulación nosotros sí sabemos que llevar la cruz de Jesús, no habría sido fácilmente olvidado por Simón y fue parte del plan perfecto de Dios. Qué cosa tan sorprendente que Dios usara a este norteafricano para llevar la cruz. Al llamar a Simón para llevar la cruz, Dios demostró que la obra de Jesús era para todo el mundo. Nos es dicho que Simón fue capturado y se vio forzado a llevar la cruz de Jesús. Mientras según estándares mundanos este hombre fue elegido por casualidad, desde la perspectiva de Dios no hay tal cosa como casualidad. Este hombre fue escogido por Dios.
No se nos dice lo que Simón estaba haciendo en Jerusalén aquel día, pero una cosa es cierta. Él tuvo que apartar su orden del día cuando él tomó esa cruz. Esto es lo que el Señor nos está llamando a hacer también. Todos los que toman la cruz para seguir al Señor Jesús tienen que hacer a un lado sus propias ideas y planes.
Se requirió esfuerzo de Simón para tomar la cruz. La cruz fue pesada y embarazosa de llevar. El camino no era fácil. Dios no prometió tampoco que las cosas serían fáciles cuando tomáramos nuestra cruz. El camino a veces será difícil y la cruz a veces será pesada. Dios no se disculpa por esto. Esté seguro, sin embargo, que el vía crucis es siempre la forma de la victoria.
Fíjese que Simón fue llamado a seguir detrás de Jesús. Él no debía ir delante de Él, sino seguir sus pasos hasta el final del Gólgota. Debemos hacer lo mismo. Debemos mirar hacia Él como nuestro ejemplo y nuestro modelo. Seguir en sus pasos es ser obediente a Él en todo. Cada paso que Jesús dio, Simón debía seguir bien de cerca. Él no debía apartar la vista de Jesús. Al tomar nuestra cruz, nosotros también tendremos que hacer nuestra meta seguir el liderazgo y la dirección del Señor no importa dónde nos lleve.
Cuando se dirigían al Gólgota, Lucas nos dice que había un gran número de mujeres al lado del camino llevando luto por Jesús. Jesús les dijo que no llevaran luto por Él, que debían llevar luto por ellas mismas. Él les dijo que el día se estaba acercando cuando considerarían a la mujer estéril bendecida y llamarían a las montañas y las colinas para que cayeran sobre ellas. Jesús mira adelante en el tiempo lo que iba a desarrollarse después de su muerte. Se estaba acercando el día, cuando Él regresaría para juzgar. Jesús no estaba preocupado acerca de lo que Él iba a sufrir. Por lo que Él estaba preocupado era por lo que le sucedería a los que rechazaron lo que cumpliría su muerte en esa cruel cruz.
En Lucas 23:31 Jesús hizo un comentario interesante:
Pues si los hombres hacen estas cosas cuando el árbol está verde, ¿qué ocurrirá cuando esté seco?
En otras palabras, si en los días cuando Jesús caminaba en la tierra las personas le rechazaron ¿qué ocurría centenares de años después cuando la maldad comenzara enraizarse más profundamente en la tierra? Jesús a menudo les enseñó a sus discípulos qué medida que se acercaba el fin, la maldad se incrementaría en la tierra. Si en la vida de Jesús esto es lo que los seres humanos fueron capaces de hacer, ¿qué harán cuando maldad se incremente en la tierra?
Jesús fue guiado a la cruz con dos otros hombres para ser crucificado (Lucas 23:32). Cuando arribaron al lugar de crucifixión, a Jesús le ofrecieron vino se mezclado con mirra para ayudar a amortiguar el dolor que Él experimentaría. Él se rehusó a tomar esta mezcla. En lugar de eso, Él eligió soportar la carga máxima de dolor por usted y por mí. Él no optó por lo más fácil. Él experimentaría cada onza de dolor y sufrimiento requerida de Él por su Padre por nuestro pecado.
Para considerar:
- ¿Qué aprendemos de Simón sobre lo que significa seguir al Señor Jesús?
- ¿Ha tomado usted su cruz? ¿Qué significa para usted seguir al Señor Jesús hoy? ¿Qué significa para usted ser el creyente que Dios quiere que usted sea?
- ¿Qué nos enseña la elección de Dios de Simón en este pasaje acerca del corazón de Dios para el mundo entero?
- ¿Usted estará listo cuando el Señor regrese otra vez a juzgar la tierra?
Para orar:
- Pídale al Señor que le permita tomar su cruz para seguirle. Pídale que le muestre claramente qué es lo que eso significa para usted.
- Agradezca al Señor que Él estuvo de acuerdo en pagar el precio total por su pecado.
- Agradezca al Señor que Él regresará para traer justicia a esta tierra.
- Dele al Señor las gracias por su tremenda paciencia con nosotros y este mundo a pesar de nuestro rechazo de Él y de su salvación.
Capítulo 38 – En la Cruz, Parte 1
Leer Mateo 27:35-44; Marcos 15:24-32; Lucas 23:33-43
La terrible acción había sido hecha. Jesús clavado en la cruz y ahora colgaba allí para que el mundo lo viera. Dentro de poco estaría muerto. Cuando Él colgaba allí para morir, no había rencor hacia sus asesinos. Lucas nos dice que Jesús clamó a su Padre por su perdón. Él apeló al Padre sobre la base de que estos individuos no sabían lo que estaban haciendo. Esto no les hacía inocentes. Todavía necesitaban ser perdonados de este terrible pecado. Pablo habla de esto en 1 Timoteo 1:13:
Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
La ignorancia y la incredulidad en las cosas de Dios no son excusas. Son, sin embargo, pecados que pueden ser perdonados. Pablo, el máximo perseguidor de la iglesia de su época, fue perdonado porque él no se daba cuenta de lo que él estaba haciendo. Esos que crucificaron a Jesús no comprendieron tampoco lo que estaban haciendo. Aún después de crucificarle todavía podrían arrepentirse y podrían recibir la salvación que Él vino a ofrecer. Hay esos, sin embargo, que pecan en rebelión manifiesta. Saben la verdad pero la rechazan. Esos que se niegan a aceptar la verdad que comprenden y conocen, arrojan la única esperanza tienen.
Cuando Jesús colgaba de la cruz, los soldados dividieron sus ropas entre ellos echando suerte. Sólo podemos imaginarnos la frustración que esto habría causado a los que amaban al Señor. Allí al pie de la cruz, los soldados jugaron una partida con las ropas de Jesús. El soldado que ganó esa pequeña partida, pudo haber saltado de alegría al haber ganado la ropa de Jesús. No hubo respeto para el hombre moribundo. Incluso cuando Él se estaba muriendo, lucharon por ver quién iba a conseguir cuál parte de su ropa. Imagínese lo que sus discípulos y familia pensaron mientras observaban este juego desarrollarse al pie de la cruz.
Lucas nos dice que los soldados aumentaron el sufrimiento y la falta de respeto de esa escena al reírse burlonamente de Jesús. Se burlaron de Él y le ofrecieron a beber vino agrio. Le dijeron que si Él era el rey de los judíos, Él debería bajarse de la cruz. Se burlaron de Él diciendo que Él había salvado a otros, pero Él no podría salvarse. Recuerde que todo esto se los estaban diciendo a un hombre moribundo. La falta de respeto es enorme. Jesús en silencio soportó esta burla, sabiendo que Él podría en cualquier momento llamar a los ángeles del cielo venir a su ayuda. Jesús estaba comprometido de llegar hasta el final sobre este asunto. Nada le impediría completar su tarea.
Los romanos pusieron una señal por encima de la cabeza de Jesús. La señal decía: “Éste es Jesús, el Rey de los judíos (Mateo 27:37). Éste fue un intento de burlarse e insultar. Ellos no creían esto. Las autoridades querían mostrarle a la gente, lo que le ocurriría a alguien que buscara reclamar tal estatus en una nación dominada por Roma. Estaban diciendo a los que confiaron en Jesús, que sus esperanzas se habían esfumado. Su rey estaba muerto.
La multitud que pasaba por la cruz lanzaba también insultos a Jesús, mientras Él estaba muriendo en tal dolor. Habría sido lo suficientemente malo morir en esta forma humillante y cruel, pero tener las multitudes y los soldados profiriendo insultos contra Él empeoraban esto. Cuando las gentes caminaban por la cruz, sacudían sus puños contra Él en desprecio. Le recordaron, que Él había dicho que Él destruiría el templo y lo construiría en tres días. Les faltaba todavía ver el cumplimiento de esa profecía. En solamente tres días, Jesús resucitaría de entre los muertos. La profecía se cumpliría como él dijo.
No fueron sólo los soldados y la gente que se burlaron de Jesús. Mateo nos dice que los sacerdotes principales y los maestros de la Ley también se burlaron de él (Mateo 27:42-43):
¡“A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él, confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: ¡Soy Hijo de Dios!”
Los insultos no acabaron con los soldados, gentío y líderes. Allí mismo a la orilla de Él había dos criminales. Uno de esos criminales también comenzó a proferir insultos contra Jesús. ¿” No eres tú el Cristo? ¡Sálvate y sálvanos a nosotros! “Él dijo (Lucas 23:39).
En toda esta escena hay sólo un individuo que asumió la defensa de Jesús. Fue el otro criminal que se expresó públicamente cuando él estaba colgado allí muriendo en la cruz al lado de Jesús. Tú no le temes a Dios,” él dijo (Lucas 23:40). Reprendiendo al otro criminal para tal falta de respeto, él le recordó que los dos merecían morir, pero Jesús no había hecho nada malo. Él reconoció a Jesús como inocente. Recurriendo a Jesús, él le pidió que le recordara cuando Él llegara al paraíso. Al decir esto, el criminal estaba reconociendo que Jesús era quién Él dijo que Él era. Él le estaba confesando como Señor. Mientras él colgaba de la cruz, él recurrió a Jesús para su salvación. A él no le importó lo que los otros pensaran. Él sabía que el todo el populacho se burlaba e insultaba a Jesús, pero él creyó. Ese día él clamó a Jesús por un lugar en el cielo. Él confió en Jesús como su única esperanza. Jesús le dijo que el mismo día él estaría con Él en el paraíso. Peregrinarían juntos para cielo. Su fe sería recompensada. En su gran hora de necesidad, este criminal ha debido haber sido el máximo aliento y bendición de Jesús. El consuelo de Dios viene a veces en formas muy extrañas.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la burla que sucedió en la cruz? ¿Cómo esto añadió al sufrimiento de Jesús?
- ¿Qué piensa usted que el Señor Jesús sintió cuando veía a la gente burlarse de Él?
- ¿Qué ánimo piensa usted que Jesús recibió del criminal en la cruz a su lado? ¿Qué le cuenta esto sobre la clase de personas Dios puede usar?
Para Orar:
- Agradezca al Señor por la manera en que Él estuvo dispuesto a sufrir estos insultos por usted.
- Pídale al Señor que le dé el coraje para enfrentar los insultos y burlas que vengan a su vida por seguir a Jesús.
- Agradezca al Señor que Él podría utilizar incluso a un criminal en la cruz para ser una bendición para el Señor Jesús. Agradézcale que Él le puede utilizar también.
Capítulo 39 – En la Cruz, Parte 2
Leer Mateo 27:45-50; Marcos 15:33-37; Lucas 23:44-46
Marcos 15:25 nos dice que era la tercera hora del día (9 a.m.) cuando crucificaron al Señor Jesús. Él había estado en la cruz por tres horas ahora. Nos es dicho que desde la sexta hora (el medio día) hasta la hora novena (3 p.m.) hubo oscuridad en la tierra. La sexta hora del día era mediodía. En la época en que el sol debería haber sido más brillante en el cielo, vino oscuridad sobre la tierra entera. Dios estaba hablando a través de esto. La tierra parecía expresar con gemidos lo que estaba ocurriendo. También durante ese tiempo Lucas nos dice que la cortina en el templo se rasgó en dos. Ésta era la cortina que separaba a la gente del lugar Santísimo, donde se manifestaba la presencia de Dios. Sólo el sumo sacerdote podía entrar a través de la cortina a la presencia de Dios una vez al año. Cuando Jesús sacrificó su vida, se rompió la división entre Dios y los seres humanos. Dios desgarró esa cortina. El precio para el pecado había sido pagado. El pecado ya no era un obstáculo. Con motivo de la muerte de Jesús, las personas podrían entrar directamente a la presencia de Dios.
La oscuridad que engulló la tierra parece representar la horrible acción que había tenido lugar. Éste fue un momento oscuro en la historia del mundo. Los seres humanos habían atacado con fuerza a su Creador. Volvieron su corazón contra su Salvador. La cortina rasgada en el templo, sin embargo, representaba el bien que provino de esa oscuridad. Dios pudo tomar lo que fue el día más terrible en el mundo y hacerlo un día de bendición. A través del terrible pecado de su creación, Dios efectuaría la salvación del mundo. Él puede tomar tus fracasos y tus pecados y puede lograr sus propósitos a través de ellos también.
Era la novena hora del día (a eso de las tres) cuando el Señor Jesús exclamó en voz alta: “Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani”? (El Mateo 27:46). Mateo nos dice que esta frase significaba “Dios mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado? Jesús conoció el abandono del Padre. En ese momento en el tiempo, el Padre apartó el rostro de su Hijo. La separación de Dios fue terrible. Jesús siempre había vivido su vida en la constante comunión con su Padre. Ahora hubo silencio. La paz y la presencia de Dios ya no estaban allí. Hubo sólo oscuridad.
Es importante que comprendamos cómo Jesús trató con este sentido de abandono. Aunque Él ya no escuchara al Padre y todo sentido de la presencia del Padre había desaparecido, Él encomendó su alma en sus manos y entregó su espíritu. Es así cómo murió Jesús. Él murió sin ninguna sensación de la presencia del Padre. Él murió en el momento que su Padre apartó su cara de Él. Qué horrible forma a morir. La agonía y dolor físico era una cosa, pero esto era algo muy diferente.
Creo que hay iglesias donde la presencia de Dios se ha retirado. Creo que hay momentos en nuestras propias vidas, cuando la presencia de Dios se ha retirado por una razón u otra. A veces es el pecado lo que causa que la presencia de Dios se retire. A veces Él hace eso para enseñarnos una lección importante. En esos tiempos ya no parecemos escuchar a Dios. Él parece lejos y nuestras oraciones no parecen contestadas. Nos sentimos impotentes en el ministerio y nuestra oración y el culto parece hueco y seco. La cosa muy triste es que demasiados creyentes están realmente satisfechos con quedarse en esta condición. Demasiadas iglesias continúan funcionando sin sentido real de la presencia de Dios o poder en su centro. A veces incluso no parecen darse cuenta de que Dios ha retirado su presencia.
Es importante que entendamos que no estamos hablando aquí de salvación. Nuestra salvación está asegurada. Dios, sin embargo, puede retirar su compañerismo de sus hijos durante un tiempo. Mientras nuestra salvación está asegurada, nuestro compañerismo con Jesús y nuestra autoridad para el ministerio son obstaculizados. Jesús se entristeció por el retiro de la presencia de Su Padre. Su compañerismo con Dios era tal parte de su vida y por ser así, le afligió profundamente hacer que el Padre se apartara incluso por un momento. ¿Sentiríamos ese mismo dolor?
Los presentes en la cruz, al oír que Jesús estaba clamando a Su Padre, pensaron que Él estaba llamando a Elías. ¿Pueden haber pensado que Él estaba delirando? Uno de los presentes tuvo compasión de Él y sumergió una esponja en vinagre ofreciéndole que bebiera. Los otros continuaron burlándose. Les dijeron a los que les importaban Jesús, que le dejaran en paz para ver si Elías venía a salvarle. Elías nunca vino. Jesús dio su vida y murió.
Para Considerar:
- Tenemos aquí en esta sección un cuadro de la oscuridad que llenó la tierra y la cortina que se desgarró en dos. ¿Qué nos enseñan estos dos cuadros acerca de cómo Dios puede usar la circunstancia más terrible para lograr un bien mayor?
- ¿Se ha sentido usted alguna vez abandonado por el Señor? ¿Usted alguna vez ha tenido que experimentar un período de silencio? ¿Qué aprendemos aquí de cómo Jesús trató con estas circunstancias?
- ¿Hay prueba de la presencia de Dios en su vida y la iglesia? Explique.
- ¿Puede causar nuestro pecado que la presencia capacitadora y pacífica de Dios se retire? ¿Puede ser usted un creyente y aun así puede hacer que Dios retire su compañerismo y su presencia capacitadora de usted?
Para Orar:
- Pídale al Señor que le dé un deseo más profundo para experimentar su presencia en su vida y la comunidad.
- Agradezca al Señor que Él enfrentó el abandono de su Padre por nosotros.
- Pídale a Dios que le perdone por las veces que usted ha alejado su presencia de usted por su persistencia en el pecado y la rebelión.
- Agradezca al Señor que mientras que no podemos siempre experimentar su presencia, podemos permanecer seguros en la verdad de su fidelidad a nosotros.
Capítulo 40 – Acontecimientos Posteriores la Muerte de Cristo
Leer Mateo 27:51-56; Marcos 15:38-41; Lucas 23:47-49
El Señor Jesús había sido crucificado. En ese momento preciso la cortina del templo se rasgó en dos de arriba a abajo (Mateo 27:51). Esta cortina separaba al lugar Santísimo del resto del templo. Nadie excepto el sumo sacerdote podía entrar en el lugar Santísimo. Era aquí que la presencia especial del Señor se revelaba. Había una separación entre Dios y el hombre. Esa separación era el resultado del pecado.
Los sacerdotes regularmente sacrificaban toros, cabras y corderos para apaciguar la cólera de Dios, pero la separación permanecía. La sangre de estos animales nunca podía pagar el precio por el pecado. Hebreos 10:3-4 nos dice:
Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
En el mejor de los casos estos sacrificios fueron sólo una medida temporal. La pena del pecado permanecía sin pagar. La sangre animal no podía cambiar el corazón humano. Aunque centenares de miles de animales fueron sacrificados, los seres humanos estaban todavía separados de Dios.
Cuando el Señor Jesús dio su vida como un sacrificio por el pecado, las demandas de Dios quedaron completamente satisfechas. Todos los demás sacrificios eran imperfectos. Solamente Jesús vivió una vida perfecta. Su sacrificio no fue manchado por el pecado. Las exigencias legales de Dios fueron completamente satisfechas en el sacrificio perfecto del Señor Jesús. Dios demostró esto desgarrando la cortina que simbolizaba la separación entre Dios y su creación.
Hay importancia en la manera en que la cortina fue desgarrada. El hecho que fue rasgada desde lo alto, indica que fue Dios quien tomó la iniciativa. Al desgarrar la cortina, Dios estaba declarando que la separación se había terminado ahora. Todo el que acepta que el sacrificio del Señor Jesús, ahora puede entrar a su presencia sin temor. Dios está complacido de recibir a todo el que venga a través del sacrificio de su Hijo. Su sacrificio ha cubierto su pecado y ha quitado la barrera entre Dios y su pueblo. La ruptura de la cortina fue un símbolo poderoso de lo que ocurrió aquel día cuando Jesús murió por nuestro pecado.
Hubo otras señales que sucedieron aquel día. Mateo nos dice que toda la tierra tembló cuando Jesús murió. No podría haber ninguna duda del hecho que algo significativo había ocurrido. La tierra misma sintió el impacto de la muerte de su Creador.
Cuando la tierra tembló, las tumbas se abrieron y los cuerpos de muchos hombres y mujeres santos resucitaron. Estos individuos salieron de las tumbas y se aparecieron ante muchas personas en la ciudad de Jerusalén. Este asunto es realmente desconcertante pero significativo. ¿Quiénes eran estos individuos que resucitaron de los muertos? El pasaje nos dice que fueron hombres y mujeres de Dios. Éstos eran santos del Antiguo Testamento que habían muerto. Éstos eran hombres y mujeres que estaban deseando el Mesías y su venida.
¿Por qué resucitan de entre los muertos? Mientras el pasaje claramente no nos dice, es realmente claro que su resurrección probó algo para el mundo. Primero, probó que la muerte de Jesús no fue una muerte común. Su muerte liberó a los muertos de sus tumbas. Le dio la prueba al mundo entero que Jesús era inocente y que su muerte logró algo significativo. Segundo, la resurrección de estos santos mostraba al mundo que la muerte misma fue domada. A través de la obra del Señor Jesús, la muerte había sido conquistada. Este gran enemigo ya no tenía ningún asidero en los que confiaron en el Señor Jesús. Dejando a estos hombres y estas mujeres resucitar de entre los muertos y pasear en medio de las calles de Jerusalén, El Señor estaba mostrando que la muerte de Jesús traería vida.
Cuando el centurión y los que estaban custodiando a Jesús en la cruz vieron lo que estaba ocurriendo, estaban aterrorizados. Los acontecimientos que rodearon su crucifixión fueron señales muy poderosas de que Jesús era todo lo que Él dijo que Él era. “Seguramente Él era Hijo de Dios,” proclamaron (Mateo 27:54).
Podemos comprender por qué habrían estado aterrorizados estos guardias. Se habían burlado y habían insultado a Jesús. Habían sido responsables de darle muerte. Las señales les probaron que Él era el Hijo de Dios. Sabían que estaban bajo la ira de Dios por lo que habían hecho.
Los seguidores de Jesús estaban un poco alejados de la cruz. Le habían seguido también y habían intentado ministrarle en ese momento. Se lamentaban por lo que acababa de ocurrir. Realmente no comprendían todos estos acontecimientos. Estaban perplejos y confundidos, pero estos acontecimientos debían haberlos alentado. No lo veían bien ahora mismo o entendían el impacto completo de lo qué había ocurrido, pero no podía haber duda aquí que algo significativo había sucedido aquel día. La tierra y los cielos sintieron el impacto. La cortina fue desgarrada en una forma muy misteriosa de arriba abajo. Los muertos volvieron a la vida. Esos que no le creyeron a Jesús en su vida, fueron forzados ahora a considerarle en su muerte.
Para Considerar:
- ¿Qué logró la muerte de Jesús, que la muerte de todos los toros, las cabras y los corderos del Antiguo Testamento no pudieron lograr?
- ¿Qué ánimo recibe usted del hecho que los santos del Antiguo Testamento resucitaron de los muertos cuando Jesús murió? ¿Qué esperanza nos da esto?
- ¿Qué advertencia recibe usted de los soldados al pie de la cruz que finalmente se dieron cuenta de que habían matado al Mesías? ¿Los que verán al Señor en su segunda venida, tendrán una segunda oportunidad de arrepentirse como estos soldados?
Para Orar:
- Dele al Señor las gracias por las señales que sucedieron en su muerte mostrando la aprobación del Padre de su obra en la cruz.
- Pídale al Señor que le dé fe para creer que aunque usted no puede comprender lo que está ocurriendo alrededor suyo, Dios está todavía trabajando.
- Tome un momento un momento para orar que el Señor abra los ojos de los que, como los soldados en la cruz, no entienden que están rechazando su única esperanza de salvación.
Capítulo 41 – El Entierro de Jesús
Leer Mateo 27:57-61; Marcos 15:42-47; Lucas 23:50-56
En la última meditación, vimos cómo, en la crucifixión de Cristo, la oscuridad cubrió la tierra y la tierra tembló. La cortina del templo se desgarró de arriba a abajo y los santos del Antiguo Testamento se levantaron de sus tumbas apareciendo en la ciudad de Jerusalén. Éstas fueron todas señales muy poderosas de que la muerte de Jesús fue un momento crucial en la historia del mundo.
Era ahora el día antes del sábado judío y los judíos necesitaban bajar el cuerpo de Jesús de la cruz. Cuando la tarde se acercaba, un hombre rico llamado José de Arimatea se acercó a Pilatos para pedirle el cuerpo de Jesús. Hay varias cosas que necesitamos comprender acerca de José de Arimatea.
Fíjese que Mateo 27:57 nos dice que él fue un discípulo de Jesús. José era de la ciudad judía de Arimatea. Él era un hombre muy influyente en la comunidad. Marcos 15:43 nos dice que él era un miembro del Consejo. Éste fue probablemente el Consejo que había exigido la crucifixión de Jesús. Lucas 23:50 nos dice que José, sin embargo, no había consentido en la muerte de Jesús, pero él no podía hacer nada para detenerla. Como un discípulo de Jesús, Marcos nos dice que José estaba esperando el reino de Dios (Marcos 15:43). Lucas continúa diciendo que él vivió una vida piadosa y recta (Lucas 23:50).
José usó su influencia para pedirle a Pilatos el cuerpo de Jesús. Marcos nos dice que él fue atrevidamente a pedir el cuerpo (Marcos 15:43). Esto nos conduce a entender que había un cierto riesgo en esto para José. De la respuesta de Pilatos, entendemos que el riesgo no procedía de las autoridades romanas. El riesgo habría procedido de los miembros del Consejo Judío. Ellos habían arrestado y habían condenado a Jesús. Ellos tenían poca tolerancia con los que apoyaban a Jesús. José estaba arriesgando su propia vida al ocuparse del cuerpo de Jesús. Sin embargo Él estaba realmente dispuesto a hacer esto, por respeto al Señor y lo que Él representó.
A Pilatos le sorprendió que Jesús ya estaba muerto. Antes de entregarle el cuerpo de Jesús a José, Pilatos confirmó su muerte primero con el centurión. Sólo entonces Pilatos entregó el cuerpo a José. Éste es un hecho significativo. La muerte real de Cristo se confirmó aquí por Pilatos y el centurión. Nadie podría decir que Él fue quitado de la cruz vivo. José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en un lienzo limpio y lo colocó en una nueva tumba. Él entonces rodó una piedra sobre la tumba para sellarla.
Las mujeres que habían estado en la cruz seguían detrás de José a ver dónde colocaría el cuerpo. Esto nos muestra que el procedimiento fue hecho con algún secretismo. Cuando las mujeres descubrieron dónde estaba la tumba fueron a casa para preparar algunas especias para el cuerpo de Jesús. Porque era el sábado judío descansaron con la intención de regresar el día siguiente a la tumba con las especias.
Fíjese en la evidencia clara aquí que El Señor estaba muerto y enterrado. No podía haber duda acerca de la muerte de Jesús. Se confirmó por un funcionario romano. Pilatos específicamente le pidió al centurión que confirmara que el Señor Jesús había muerto. El centurión le aseguró que Él había muerto. A José también se le aseguró que El Señor estaba muerto. Él nunca lo habría puesto en la tumba y la habría sellado si Él no lo estuviera. Si hubiera habido alguna indicación para José que Jesús estaba vivo, él se habría ocupado de Él. José sabía que Él estaba muerto y así es que lo colocó en la tumba y salió.
Los escritores del Evangelio quieren hacer constar que Jesús sí murió. Ha habido muchos que han contradicho esto y han tratado de explicar la resurrección diciendo que Jesús realmente no murió en la cruz. La prueba aquí es realmente clara. Jesús dio su vida en la cruz. Él hizo esto por usted y por mí. Él también conquistó la muerte por nosotros. En su muerte y su resurrección podemos tener esperanza.
Para considerar:
- ¿Qué prueba hay en este pasaje que sí murió?
- ¿Por qué es tan importante para nosotros saber que Jesús murió?
- ¿Qué riesgo estaba corriendo José de Arimatea cuando pidió el cuerpo de Jesús?
- ¿Qué esperanza le da a usted el hecho que Jesús murió y resucitó de entre los muertos?
Para orar:
- Agradezca al Señor que Él se levantó de la tumba. Dele las gracias por la esperanza que su muerte trae para usted personalmente.
- Pídale al Señor que le anime como José a salir en defensa del Señor a pesar de lo que los otros pudieran decir.
- Agradezca al Señor que la muerte está conquistada. Agradézcale que por su obra, usted también tiene espera.
Capítulo 42 – La Guardia en el Sepulcro
Leer Mateo 27:62-66
Cómo vimos en la última meditación, era importante para los escritores del Evangelio explicar a sus lectores que el Señor Jesús ciertamente había muerto. Esto era importante porque había muchos individuos que querían desmentir la resurrección. La resurrección de Jesús reviste importancia porque, si el perfecto Hijo de Dios no resucitó de entre los muertos, ¿qué esperanza pudiéramos tener jamás sobre la muerte y la tumba? Si Jesús no resucitó de entre los muertos, ¿qué seguridad tendríamos que su sacrificio fue aceptado por el Padre?
Hubo otros intentos de explicar lo que ocurrió con el cuerpo de Jesús. Algunos dijeron que el cuerpo de Jesús fue robado de la tumba en un intento para hacer creer a las personas que Él había resucitado de entre los muertos. Aquí en esta siguiente sección, vemos que no hubo la más minina oportunidad de que el cuerpo de Jesús pudiera haber sido robado de la tumba.
Eran los sacerdotes principales y los fariseos los que estaban preocupados de que algo le pudiera ocurrir al cuerpo de Cristo. Recordaron que Jesús había dicho que, luego de tres días, Él resucitaría de entre los muertos. No creían que fuera posible que Jesús resucitara de entre los muertos, pero estaban realmente preocupados de que los discípulos pudieran robar su cuerpo y decir que Él había resucitado. Para evitar cualquier engaño, los líderes judíos se acercaron a Pilatos pidiendo permiso para tener a una guardia emplazada en la tumba.
Fíjese en Mateo 27:63 que los sacerdotes principales y los fariseos insistieron en su incredulidad. Le llamaban a Jesús un engañador. Es realmente difícil de entender cómo podrían ser tan resistentes a pesar de la evidencia que presenciaron en aquellos tiempos. El centurión que estuvo parado en la cruz estaba quebrantado por lo que él vio. Él dio fe de que Jesús tenía que ser Hijo de Dios. Mientras este soldado romano pagano vio que Jesús era Hijo de Dios, los líderes religiosos no lo podían ver.
Pilatos les concedió permiso a los judíos para colocar a una guardia en la tumba. Él incluso les dio instrucciones de asegurar la tumba tanto como fuera posible hasta el tercer día.
Los sacerdotes principales y los fariseos marcaron con un sello la piedra. No se nos dice claramente qué clase de sello fue colocado allí, pero como mínimo habría sido una señal haciendo un delito punible tocar esa piedra o entrar la tumba. También pusieron apostaron una guardia en la tumba. Sólo cuando estaban seguros de que nadie posiblemente podría robar el cuerpo de Jesús sí creerían.
Cuando examinamos esta historia que vemos todos los esfuerzos que fueron hechos para impedir que el cuerpo de Jesús abandonara aquella tumba. Humanamente no había forma posible de sacar el cuerpo. Aun cuando hicieron todo lo que pudieron, no se daban cuenta de que estaban tratando con el Dios omnipotente. Todos estos esfuerzos serían para nada. Estos sacerdotes principales no podrían posiblemente retener el propósito de Dios. Como una pluma en una tormenta de viento o una ramita en una ola gigantesca, sus esfuerzos serían barridos por la mano omnipotente de Dios. No podrían resistir sus propósitos. Su fuerza humana no era rival para el Dios del cielo.
Podemos recibir gran consuelo de este pasaje aquí. Dios se ríe de los intentos del hombre por frustrar sus planes. El Evangelio ha tenido enemigos poderosos a todo lo largo de su historia. Gobiernos y líderes religiosos se han rebelado para frustrar el propósito de Dios. Han hecho todo lo posible para desbaratar los planes de Dios, pero todos ellos han fracasado. Como los fariseos y sacerdotes principales, muchos han tratado de destruir la iglesia y entorpecer su avance. Cada esfuerzo ha fracasado. Qué comodidad necesitamos para ingerir esto. Dios logrará sus propósitos. Nada le pondrá obstáculos a Él o su plan. La salvación es cierta. La victoria es asegurada.
Para Considerar:
- ¿Cómo sabemos que el cuerpo de Jesús no pudo haber sido robado? ¿Qué precauciones se habían tomado para asegurar que esto no sucediera?
- ¿Por qué era tan importante que los judíos estuvieran seguros de que nadie podría robar el cuerpo de Jesús? ¿Cómo probó esto la resurrección?
- ¿Qué consuelo recibe usted del hecho que los líderes judíos posiblemente no podrían entorpecer el propósito y plan de Dios?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él suavizó su corazón por su Espíritu Santo para ver y comprender su propósito.
- Agradezca al Señor que nada puede hacer frente contra sus propósitos soberanos.
- Tome un momento para orar por alguien que ha estado viviendo en la incredulidad como los fariseos y los sacerdotes principales. Pídale a Dios que suavice su corazón.
Capítulo 43 – La Visita a la Tumba
Leer Mateo 28:1-8; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12
Era el primer día de la semana, muy temprano por la mañana cuando María Magdalena y su amiga María la madre de Santiago y su amiga Salomé fueron a la tumba. Su plan era ungir el cuerpo de Jesús. Su cuerpo no había sido preparado para el entierro, porque Él había sido crucificado poco antes del sábado judío.
Cuando se acercaban a la tumba, se preguntaban cómo iban a conseguir rodar la piedra para preparar el cuerpo. Para cuando arribaron a la tumba, sin embargo, esa pregunta se había resuelto. Se dieron cuenta de que la piedra ya había sido rodada fuera y la entrada para la tumba estaba abierta. Esto obviamente las cogió por sorpresa.
Mateo explica lo que sucedió. Cuando los guardias vigilaban la tumba hubo un terremoto poderoso. Un ángel descendió del cielo y fue directamente a la tumba, rodó la piedra y se sentó sobre ella.
Este ángel era una cosa digna de ver. Mateo nos dice que él era brillante como el relámpago y sus ropas eran blancas como la nieve. Cuando los guardas vieron esto, estaban aterrorizados y “temblaban y se volvieron como hombres muertos” (Mateo 28:4). Probablemente se desmayaron o fueron incapaces de moverse por miedo.
Cuando las mujeres arribaron a la tumba, entraron en la tumba y vieron al ángel vestido de blanco (Marcos 16:5). Ellas, también, se asustaron, pero el ángel les habló y calmó su miedo. Él les dijo que el Señor Jesús ya no estaba en la tumba. Él había resucitado de entre los muertos.
Lucas nos da una narración más detallada de lo que ocurrió ese día. Él nos dice que estos acontecimientos eran confusos para las mujeres. En su confusión, dos ángeles se aparecieron ante ellas. Estaban vestidos en blanco y brillaban como un relámpago. Las mujeres estaban asustadas y cayeron postradas con sus caras al suelo. Estos ángeles les habían sido enviados a explicar los acontecimientos que habían tenido lugar. “Por qué buscan al que vive entre los muertos,” le preguntaron en Lucas 24:5. Los ángeles entonces les recordaron a las mujeres de las palabras que Jesús les había dicho. Jesús les había dicho que Él sería entregado a hombres pecaminosos y al tercer día Él resucitaría de entre los muertos. El escritor del Evangelio nos dice que en Lucas 24:8 estas mujeres recordaron estas palabras cuando los ángeles las trajeron a su atención. Las mujeres habían oído lo qué Jesús dijo cuando Él estaba vivo, pero fue hasta que Él resucitó de entre los muertos, que realmente comprendieron sus palabras.
Los ángeles les ordenaron a las mujeres que les dijeran a sus discípulos que Jesús iba delante de ellos a Galilea. Llenas con una mezcla extraña de alegría y miedo, corrieron a decir a sus discípulos lo que sucedió.
Es interesante que las mujeres nunca ungieran el cuerpo de Jesús con sus especias preparadas. En Marcos 14 leemos la historia de la mujer que entró en la casa de Simón el leproso con un frasco de nardo puro. Ella rompió el frasco y ungió al Señor Jesús con su contenido. Mientras los discípulos vieron esto como un desperdicio de dinero, El Señor les dijo en Marcos 14:8 que ella hizo esto para su entierro.
Esta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
Las mujeres que fueron a la tumba aquel día no necesitaban ungir a Jesús. La mujer que había venido a la casa de Simón ya se había encargado de este asunto. Cuando las mujeres regresaron a los discípulos y les dijeron todo lo que había ocurrido, los discípulos no les creyeron. Lo que las mujeres decían les parecían tonterías. Pedro, sin embargo, corrió a la tumba para ver por sí mismo. Quizás él fuera el más desesperado por ver a Jesús. Necesitamos recordar que él le había negado tres veces.
Cuando Pedro arribó a la tumba, él vio las tiras de ropa blanca yaciendo solas. Jesús ya no estaba envuelto en estas tiras. Lucas 24:12 nos dice que Pedro se preguntó a sí mismo lo que había sucedido. Lucas no nos dice que Pedro creyó, él simplemente se preguntó. Él necesitaba pruebas.
El poder de Dios había sido demostrado, pero su pueblo estaba pasando un momento difícil para entender y aceptar lo que había sucedido. Lo que habían visto desafiaba toda lógica humana. El pasaje nos muestra que Dios se mueve en maneras que nunca podremos entender. Aquí en este pasaje encontramos a un grupo de discípulos muy confundidos. No estaban convencidos de qué creer. No tienen una explicación lógica para lo que había sucedido. Lo que es más alentador es que El Señor tomara a estos discípulos confundidos y les usara en formas muy poderosas en los años venideros. Lo que era confuso para ellos en ese momento, se convertiría en la verdad central, en la cual se forjaría su ministerio.
Para considerar:
- ¿Se ha encontrado usted alguna vez intentando lógicamente explicar una obra milagrosa de Dios? ¿Por qué dudamos?
- ¿Cómo esta sección nos reta y nos alienta a creer en un Dios de lo imposible? ¿Cómo debería esta comprensión influenciar como vivimos delante de Él?
- ¿Por qué es la resurrección importante? ¿Qué esperanza tendríamos si Jesús no se hubiera levantado de la tumba?
- El cuadro que tenemos en este pasaje es de un grupo de discípulos muy confundidos. Éstos, sin embargo, fueron los hombres y las mujeres que Dios iba a utilizar. ¿Qué consuelo encuentra usted en el hecho de que Dios puede utilizarnos tal como somos?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él resucitó de los muertos. Dele las gracias por la esperanza que esto le trae a usted personalmente.
- Pídale al Señor que le perdone por las veces que usted ha dudado de su poder y sus obras.
- Pídale a Dios que le dé fe para confiar que nada es imposible con Él y que sus caminos son perfectos si bien no siempre los comprendemos.
- Agradezca al Señor que El puede utilizarnos tal como somos.
Capítulo 44 – Jesús Aparece a María Magdalena y a otras Mujeres
Leer Mateo 28:9-10; Marcos 16:9-11
Cuando las mujeres que habían venido a la tumba a preparar el cuerpo de Jesús llegaron fueron saludadas por ángeles. Estos ángeles les habían dicho que Jesús había resucitado de entre los muertos y que Él iba a Galilea. Les dieron instrucciones de ir y decir a sus discípulos lo qué habían visto y habían escuchado. Cuando las mujeres corrían a hablarles a los discípulos, estaban llenas de miedo y alegría.
Mateo 28:8-10 nos dice que estas mujeres se apresuraron para decirles a los discípulos lo que sucedió, el mismo Señor Jesús se les apareció. Fíjese en Mateo 28:10 que Jesús reconoció su miedo y las confortó en Él. Al ver a Jesús, las mujeres abrazaron sus pies y adoraron (Mateo 28:9). Ellas le adoraron porque entendieron que Él era de verdad el Señor. Su resurrección de ultratumba era la prueba de que Él era el Hijo de Dios, merecedor de su culto y alabanza. Jesús recibió su adoración y les ordenó decirles a los discípulos que le encontraran en Galilea.
Reviste importancia observar la diferencia entre la respuesta de las mujeres y la respuesta de los discípulos. Las mujeres se llenaron de alegría cuando escucharon las noticias. Los discípulos, por otra parte, se llenaron de incredulidad y duda. ¿Pudiera ser que esta incredulidad y la duda fueran la razón por la que los discípulos no vieron a Jesús inmediatamente? Cuando Jesús se les apareció después, Él les mostró su lado y sus manos y los reprendió por su incredulidad. Las mujeres, por otra parte, aunque confundidas, parecieron creer lo que el ángel les dijo y se fueron corriendo a compartir la emociónate noticia.
¿Por qué deja Jesús este mensaje con las mujeres para darlo a sus discípulos? ¿Por qué no se aparece Jesús el mismo a los discípulos en este punto? Otra vez no se nos dice claramente en este pasaje. La verdad es que aun cuando Dios podría hablarnos a cada uno de nosotros personalmente, Él a menudo utiliza a otros para comunicar su voluntad y su propósito. Somos sus mensajeros y sus embajadores. Estas mujeres sencillas que vinieron a la tumba a mostrar su reverencia y su respeto por su cuerpo fueron las que Jesús eligió utilizar. Estas mujeres no eran más cultas o importantes. Eran personas sencillas que amaron al Señor y quisieron honrarle en su muerte ungiendo su cuerpo. Seguramente esto nos muestra que la gente en la que Dios se deleita en utilizar, son las que le honran y le adoran. La mejor preparación para el ministerio no es gran educación y experiencia, sino un corazón que anhela honrarle y adorarle.
Marcos nos dice que cuando las mujeres compartieron este mensaje con los discípulos, los encontraron llorando y llevando luto. Cuando María les dijo que Jesús estaba vivo y que ella le había visto, no le creyeron a ella. Estaban llenos de duda.
¿Qué se necesitaría para que estos discípulos creyeran que Jesús estaba vivo? Las mujeres dejaron la tumba con alegría en su corazón porque verdaderamente creyeron que su Señor había resucitado de entre los muertos. Durante toda la vida y el ministerio de Jesús, las personas llegaron a Él pidiendo una señal. Estos individuos querían pruebas antes de dar el paso al frente y creerle. Parecía que no importaba cuántas señales habían visto, las multitudes querían aún otra. El Señor se rehusó a revelarse a sí mismo a estas personas. Quisieron una señal antes de que creyeran, pero fue a esas que creyeron a las que Jesús mostró sus señales. Fue a estas mujeres creyentes que Jesús se reveló a sí mismo primero. Los discípulos tendrían que esperar.
Estas mujeres creyeron la palabra del ángel. Corrieron a decirle a los discípulos, que Jesús estaba vivo no porque le habían visto personalmente sino porque creyeron la palabra que se les le dijo por el ángel. Fue sólo después de que estaban en camino que Jesús se les mostró. Si bien no entendieron, creyeron y corrieron a decirles a los discípulos. Los discípulos, por otra parte, no habían llegado a ese punto. No podían confiar en lo que estas mujeres les habían dicho. Necesitaban más pruebas.
¿Podría ser que la razón por la que no experimentamos al Señor en una forma más profunda es porque no estamos proveyendo la atmósfera en la cual El Señor se nos puede revelar a nosotros? ¿Pudiera ser que como los buscadores de señales y los intelectuales, necesitemos pruebas antes de que confiemos? Como consecuencia, Dios retira su presencia de nosotros hasta que podamos aprender a confiar y creer primero. Nosotros tenemos su Palabra, ¿la podemos creer como las mujeres o dudaremos y exigiremos más y más señales antes de que nos rindamos a la verdad?
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca de la importancia de la fe?
- ¿Ha sido usted un buscador de señales que necesita pruebas antes de que usted crea? ¿Qué este pasaje tiene que decirle de esto?
- ¿Es posible que no estemos viendo al Señor porque no le hemos dado la atmósfera de fe y confianza?
- ¿Se ha encontrado usted alguna vez dudando de las promesas de la Palabra de Dios como los discípulos en este pasaje? Explique.
Para Orar:
- Pídale al Señor que le dé fe para permitirle obrar en su vida.
- Pídale al Señor que le perdone por las veces cuando usted no ha confiado en Él, sino que ha exigido pruebas.
- Agradezca al Señor que Él quiere revelarse a usted. Pídale que abra su corazón para creer aun cuando usted no entienda completamente.
- Agradezca al Señor que Él perdona nuestra incredulidad.
Capítulo 45 – Los Guardias Informan de la Resurrección
Leer Mateo 28:11-15
Cuando los guardas vieron al ángel en la tumba se cayeron aterrorizados. Supieron que estaban metidos en serios problemas cuando el ángel rodó fuera la piedra. Habían recibido la responsabilidad de proteger la tumba. Fracasar en esta responsabilidad era sufrir la ira de Roma.
Mientras las mujeres estaban en camino para ver a los discípulos, los guardias entraron en la ciudad para decirles a los sacerdotes principales lo que sucedió. No ocultaron nada. Podemos entender que habrían estado realmente abrumados y ansiosos por decir lo que habían visto. Nunca habían visto ninguna cosa como esta antes.
Cuando los sacerdotes principales oyeron lo que había sucedido, convocaron una junta de los ancianos para decidir qué hacer. Si la historia de lo qué había ocurrido, había venido de los discípulos, los sacerdotes principales habrían tenido causa para sospechar, pero al venir de los soldados romanos, era realmente diferente. Habría sido fácil para los líderes religiosos acusar a los guardias de inventar la historia. Esto habría explicado el cuerpo perdido. Es interesante notar, sin embargo, que los sacerdotes jefes no perseguían esto. Obvio, podrían presenciar el miedo en los ojos de estos soldados cuando hablaron. Supieron que algo sobrenatural había ocurrido. El hecho de que estos guardias no fueron los únicos en presenciar al ángel fue también importante. Las mujeres que habían ido a la tumba corroboraban el testimonio de los guardias.
Los sacerdotes jefes y los ancianos temieron que este informe saliera. Si la gente oyera lo que estos soldados dijeron, habría problemas en el país. No podrían impedirle a los cristianos esparcir su mensaje acerca de Jesús. Tenían que hacer algo antes de que esta palabra saliera a la población general.
Los sacerdotes jefes y los ancianos les dieron a los soldados una gran cantidad de dinero. A cambio, los soldados debían decir a todo el mundo, que los discípulos de Jesús vinieron durante la noche y robaron el cuerpo mientras estaban dormidos. Les dijeron también que si este informe llegaba a oídos del gobernador, hablarían a favor suyo. Los soldados estuvieron de acuerdo e hicieron como les dijeron. Ésta fue la historia que circulaba entre los judíos de aquel tiempo.
Hay muchas personas en este mundo que nunca han escuchado acerca de Jesús y la obra que Él hizo en la cruz. Son incrédulos porque nunca han oído el mensaje del evangelio. Otros lo han oído, pero no tiene sentido para ellos, porque el Espíritu de Dios aún no ha abierto sus mentes y corazones para entender. Hay otro grupo, sin embargo, que saben y comprenden la verdad del evangelio, pero se niegan a aceptarla, sin importar cuán clara les sea. Han tenido oportunidades para aceptarle, pero han escogido desecharle. Han vuelto sus espaldas a lo que saben en lo más profundo de su interior que es verdad. Estas personas no son simplemente incrédulas, sino rebeldes en contra de la verdad. Esto fue cierto de los ancianos y los sacerdotes principales. Cada prueba les había sido presentada, pero la rechazaron toda. Esto es estar en un lugar peligroso.
El escritor a los Hebreos nos advierte sobre continuar viviendo en rebelión, cuando hemos llegado a entender la verdad. Escuche lo que él dice en Hebreos 10:26-27:
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
No hay perdón para los pecados de esos, que insisten en rehusar los únicos recursos de salvación que se les ofrecieron. Los sacerdotes principales vieron la prueba al derredor de ellos, pero se negaron a aceptarla absolutamente. Morirían defendiendo sus tradiciones y sus creencias religiosas.
Solamente se necesita decir una palabra más de los soldados. Les habían pagado para callarse, pero ellos vivirían con la verdad que presenciaron ese día. Cada día que disfrutaban de su riqueza, tendrían que darse cuenta de que obtuvieron esta riqueza al precio de una mentira. Escogieron riqueza sobre la verdad. Hay muchas cosas que podemos escoger sobre la verdad. Algunos, como los ancianos y los sacerdotes principales, escogen sus tradiciones y religiones falsas. Otros escogen su reputación. Todavía otros, como estos soldados, escogen dinero o un trabajo. No podemos escaparnos de la verdad. Un día todos nosotros tendremos que responder a Dios por cómo respondimos a la verdad que Él nos reveló.
Para Considerar:
- ¿Cuál es la diferencia entre la incredulidad y la rebelión?
- ¿Qué clase de cosas nos pueden impedir aceptar la verdad de la Palabra de Dios hoy?
- ¿Qué se interpone entre usted y la verdad hoy?
Para Orar:
- Pídale a Dios que le dé un corazón que sea suave para las cosas del Evangelio.
- ¿Conoce usted a alguien que está viviendo en rebelión en contra de la verdad? Tome un momento para pedirle al Señor que rompa esta rebelión.
- Agradezca al Señor que Él suavizó su corazón a la verdad, a fin de que usted respondiera a ella, cuando Él se la reveló a usted.
Capítulo 46 – En el Camino a Emaús
Lee Marcos 16:12-13; Lucas 24:13-35
Hemos visto cómo el Señor se apareció a las mujeres en la tumba. Jesús también se apareció ante otros antes de regresar a su Padre. Dos de los discípulos estaban en camino hacia el pueblo de Emaús cuando el Señor Jesús se les apareció. Marcos nos dice que Él se les apareció en una forma diferente (Marcos 16:12). No se nos dice que era lo diferente en la apariencia del Señor Jesús, pero Él no fue claramente reconocido por los discípulos.
Lucas nos dice que Emaús estaba a unas siete millas de la ciudad de Jerusalén. De Lucas 24:18 comprendemos que uno de los discípulos que se encontró con Jesús aquel día, fue un hombre de nombre de Cleofás. Algunas personas creen que porque ese era el tiempo de la Pascua, puede ser que Cleofás estuviera regresando a casa después de estar en Jerusalén para la celebración.
Mientras caminaban, Cleofás y su amigo estaban enfrascados en una conversación. Hablaban entre ellos de las cosas que habían ocurrido cuando estaban en Jerusalén durante la Pascua. Habían presenciado la crucifixión del Señor Jesús. Estaban realmente atribulados acerca de lo que habían visto esos días.
Mientras discutían estos acontecimientos, Jesús se puso al lado de ellos. Lucas nos dice que se les impidió reconocerles. Ciertamente no esperaban ver a Jesús caminando con ellos, especialmente después de presenciar su muerte en Jerusalén.
Cuando Jesús se unió a Cleofás y su amigo, Él les preguntó de qué estaban hablando. Esa pregunta no fue una fácil de contestar para ellos. Lucas 24:17 nos dice que permanecieron inmóviles con una mirada abatida en sus caras. Sus esperanzas habían sido desbaratadas.
Cleofás habló, “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?” (Lucas 24:18). Él estaba realmente sorprendido que este desconocido no hubiera oído acerca de estos acontecimientos.
Jesús le pidió a Cleofás que le explicara los acontecimientos de los que él estaba hablando. Cleofás le dijo que se trataba de Jesús de Nazaret que fue un profeta, muy poderoso de palabra y de obra. Él le dijo cómo le ayudaron los sacerdotes principales y los gobernantes del pueblo le entregaron para ser sentenciado a muerte y cómo le habían crucificado. Cleofás explicó que habían estado esperando, que Jesús fuera el que redimiría a Israel. Siendo este el tercer día desde que Él había muerto, sin embargo, habían perdido las esperanzas.
Cleofás le dijo a Jesús cómo algunas mujeres habían estado en la tumba más temprano en la mañana y la habían encontrado vacía. Algunos ángeles les dijeron a estas mujeres que Él estaba vivo. Él también le dijo a Jesús que uno de sus compañeros había ido a la tumba esa mañana y había confirmado que estaba vacía, pero nadie había visto a Jesús. Cleofás y su amigo estaban confundidos. No podían comprender lo que había sucedido y qué pensar de estos acontecimientos.
Después de escucharle, Jesús reprendió a Cleofás y su amigo que ser lentos de corazón para creer lo que los profetas habían predicho. Él les abrió la Palabra de Dios y compartió con ellos cómo Moisés y todo los Profetas hablaron de los acontecimientos que acababan de desarrollarse. El hecho que todos estos acontecimientos habían sido profetizados, habría dado a Cleofás y a su amigo alguna esperanza.
Cuando se acercaban al pueblo de Emaús, Jesús hizo como que iba a ir más allá (Lucas 24:28). Los dos discípulos, sin embargo, lo instaron fuertemente a quedarse con ellos porque estaba obscureciéndose. Jesús decidió aceptar su invitación. ¿Por qué Jesús hizo como que Él iba a continuar su viaje? Él ciertamente hubiera continuado su viaje si no hubiera sido invitado a quedarse. Aun cuando no tenemos una clara respuesta para esto, sabemos que el mismo principio es cierto hoy también. Jesús es presentado en el libro de Apocalipsis de pie afuera de la puerta, esperando que se la abran (el Apocalipsis 3:20). Otra vez le vemos esperando una invitación para entrar.
El Espíritu de Dios había estado desafiando a estos dos discípulos en el camino a Emaús. Oyeron el testimonio de las mujeres que encontraron la tumba vacía. Escucharon cómo Pedro había ido a la tumba y había confirmado que Jesús ya no estaba allí. Ahora habían escuchado cómo los profetas habían predicho todos estos acontecimientos. Se les habían dado todos estos hechos, pero no estaban aún en el punto de la fe verdadera. La sola información nunca puede salvar. El cuadro ante nosotros es uno de dos discípulos con toda la información que necesitaban, pero sus ojos todavía estaban cerrados al hecho que Jesús estaba en su misma presencia.
Estos discípulos necesitaban ir más de los hechos intelectuales acerca de Jesús a conocerle personalmente. Para que esto tenga lugar que necesitaron invitarlo al compañerismo con ellos. Necesitaron abrirle sus corazones. Usted puede oír la verdad y usted puede presenciar pruebas por todo alrededor suyo, pero el tiempo llegará cuando usted tendrá que abrirle su corazón personalmente. A menos que usted le abra su corazón, Él continuará su camino.
Sólo cuando usted le abre el corazón y le invita a entrar, le conocerá a Él y la intimidad de su presencia. Invítele ahora mismo a entrar. Usted ha presenciado la prueba. Usted ha oído la palabra, pero usted ahora debe hacer su decisión. O usted le deja continuar su viaje o usted le invita a entrar.
Porque Él fue invitado a entrar en su casa, el Señor Jesús se quedó con ellos. Se sentaron a la mesa y Jesús tomó pan y lo partió, dándoselo a los discípulos. Cuando lo recibieron, sus ojos fueron abiertos y le reconocieron. Muchas personas quieren pruebas antes de abrir sus vidas. Estos discípulos sólo tuvieron seguridad, cuando abrieron sus corazones y su casa primero a Jesús. Si le abrimos nuestro corazón, Él se nos revelará a nosotros.
Lucas 24:31 nos dice que tan pronto como los discípulos reconocieron a Jesús, Él desapareció de su vista. Mientras los discípulos reflexionaban en lo que había ocurrido, reconocieron cómo sus corazones habían ardido mientras Jesús les abría las Sagradas Escrituras. El poder del Espíritu de Dios había estado presente cuando Jesús abrió su Palabra.
En respuesta a lo que sucedió los discípulos se levantaron y regresaron de inmediato a Jerusalén. Recuerde, estaba obscuro ahora. Pero las cosas no podrían esperar. Necesitaban compartir lo que habían visto y habían oído. Cuando llegaron a Jerusalén, se encontraron con los once discípulos y explicaron lo que había sucedido. Marcos 16:13 nos dice:
Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron.
Parece que los discípulos en Jerusalén todavía tenían problemas creyendo que El Señor había resucitado de entre los muertos. ¿Habría usted creído? La doctrina de la resurrección de Jesús de ultratumba no resultó fácil a la iglesia. Los primeros discípulos lucharon para aceptar esta verdad vital. Me alegro de que las Sagradas Escrituras nos muestren cuán difícil era para los discípulos aceptar la resurrección. Esto me muestra que no estaban interesados en inventar una historia acerca de Jesús. Querían saber la verdad. Fue sólo cuando quedaron absolutamente convencidos de la realidad de la resurrección que la aceptaron sin reservas. Esta doctrina se convertiría en el fundamento de su fe. Traía esperanza y significado para todos los acontecimientos confusos que habían tenido lugar durante los días recién pasados. La verdad de la resurrección todavía trae esperanza para un mundo confundido y preocupado.
Para Considerar:
- ¿Qué nos impide ver al Señor hoy?
- ¿Por qué es importante para nosotros no sólo oír y comprender la Palabra de Dios, sino que también abramos nuestro corazón a ella? ¿Puede salvarnos la sola información de Jesús?
- ¿Es posible conocer todos los hechos sobre Jesús y no conocerle personalmente?
- ¿Por qué es la doctrina de la resurrección tan importante? ¿Dónde estaríamos hoy si Jesús no resucitó de entre los muertos?
- ¿Por qué fue tan difícil para los discípulos aceptar la verdad de la resurrección? ¿Cómo nos prueba esto que la resurrección no fue un cuento inventado por los discípulos?
Para Orar:
- Pídale al Señor que abra sus ojos a Él en una forma más profunda, como Él hizo con los discípulos en el camino a Emaús.
- Agradezca al Señor que Él desea revelársenos.
- Dele al Señor las gracias por la verdad acerca de su resurrección. Agradézcale por la esperanza que esta verdad nos trae hoy.
- ¿Conoce usted a personas que conocen todo acerca de Jesús, pero que nunca les han abierto sus corazones? Pídale al Señor que los traiga a un punto donde ellos le abran sus vidas y corazones.
Capítulo 47 – Cristo se Aparece a Sus Discípulos
Leer Marcos 16:14; Lucas 24:36-43
Hasta este punto, el Señor Jesús se había aparecido a las mujeres en la tumba y a los discípulos en el camino para Emaús. Mientras sus propios discípulos no habían visto al Señor, habían oído testimonios de otros que le habían visto. Encuentro realmente impresionante que el Señor no se apareciera primero a los que habían sido más íntimos con Él.
No se nos dice por qué el Señor no se apareció primero a los once. Los discípulos sospecharon de los relatos de los que le habían visto. Habría sido muy humillante para los discípulos ver a otros venir a ellos con relatos resplandecientes de un encuentro con el Señor resucitado y sin embargo ellos mismos no le habían visto.
Cuando Jesús finalmente se apareció a los once discípulos, estaban comiendo juntos y hablando de estos asuntos. Repentinamente Él entró en su centro. Lucas nos dice que los discípulos estaban asustados, pensando que veían a un fantasma. “La paz esté con ustedes” dijo Jesús (Lucas 24:36). Aun cuando le vieron, todavía encontraron difícil creer que era en realidad Él. Jesús trató con este miedo y esta incredulidad en Marcos 16:14 reprendiendo su “obstinado rechazo reprochó a los que le habían visto después de que Él había resucitado.”.
Estos discípulos tenían mucho que aprender. Eran descreídos y sin mucha fe, pero Dios no había terminado con ellos. Él todavía tenía un propósito maravilloso para sus vidas. Se convertirían en instrumentos poderosos en sus manos para la expansión de su reino. Necesitamos ser animados por esto. A menudo le hemos fallado a nuestro Señor. Nuestra fe no siempre ha sido la qué debería ser. Hemos caído en tentaciones y hemos fracasado en complacerle en lo que hacemos. Alabado sea Dios que utiliza siervos imperfectos para lograr sus propósitos en esta tierra. Estos mismos discípulos que son reprendidos por Jesús por su falta de fe, avanzarían la causa de Cristo y construirían su iglesia. Nosotros también podemos ser instrumentos como ellos para la causa de nuestro Señor.
Esa noche Jesús se ocupó de las dudas y los miedos en las mentes de sus discípulos. Él les mostró sus manos y sus pies. Él les dijo que le tocaran y vieran que Él tenía carne y huesos. Él no era un fantasma. Lo que es sorprendente aquí, es que a pesar de que El Señor les está mostrando sus manos y sus pies, los discípulos todavía no creían (Lucas 24:41). Lucas nos dice que no creían por la alegría y el asombro. En otras palabras, escuchar lo que Jesús les estaba diciendo, parecía realmente demasiado bueno para ser cierto. Había habido tantas malas noticias durante los últimos días, que no podrían imaginarse, que semejante realidad maravillosa pudiera ser cierta. Habían oído el testimonio de otros, que habían visto a Jesús y habían creído. Los discípulos, sin embargo, veían a Jesús por ellos mismos, pero todavía no podían creer.
En vista de que eran todavía descreídos, Jesús preguntó si tenían algo para comer. Le dieron pescado y Él se sentó con ellos y comió en presencia de ellos. La intención fue mostrarles que Él no era un fantasma como suponían. Puesto que los discípulos permanecían mucho tiempo en su presencia, comenzaron a ver que Él era quién Él decía que Él era. Entre más los discípulos le miraban y le hablaban, quedaban más convencidos. Esto fue cierto para los discípulos en el camino a Emaús. Sólo cuando ellos se permanecieron mucho tiempo en la presencia de Jesús, le vieron finalmente ser todo lo que Él afirmó que Él era.
Fue importante para los escritores del Evangelio comunicar que Jesús tenía un cuerpo físico cuando Él apareció después de su resurrección. Jesús no se levantó sólo en espíritu, sino también en cuerpo. Su cuerpo tenía carne y huesos. Los discípulos comprobaron esto tocándole. Él también se sentó a comer con los discípulos, algo que un espíritu no necesitaría hacer.
El hecho que Jesús tenía un cuerpo físico después de que su resurrección, nos muestra que Jesús sí se levantó de ultratumba. Su cuerpo ya no estaba en la tumba. Él no era un fantasma o un espíritu, sino una persona viva y que respiraba con un cuerpo físico. Su victoria sobre la muerte estaba completa. La muerte no podía retener su cuerpo o su espíritu. En su cuerpo físico Él se apareció ante sus discípulos, probando que Él verdaderamente había conquistado la muerte.
La resurrección del cuerpo físico de Jesús también nos da esperanza. Nosotros también resucitaremos de entre los muertos no sólo en espíritu, sino también en cuerpo. Viviremos en cielo no como espíritus sino como seres humanos con carne y huesos. Es verdad que esos cuerpos serán nuevos y no estorbados por el pecado, el padecimiento y la enfermedad, pero ellos serán legítimos cuerpos de carne y huesos (vea 1 Corintios 15:35-44).
Qué esperanza tan maravillosa que tenemos. Jesús resucitó de entre los muertos no sólo en espíritu, sino que también en cuerpo. Tenemos esperanza y confianza ahora que nosotros, también, podemos experimentar esa misma resurrección.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos aquí acerca del tipo de siervos que utiliza el Señor? ¿Qué debilidades demuestran los discípulos de este pasaje? ¿Necesitamos ser perfectos para que Dios nos utilice?
- ¿Cuán importante es permanecer mucho tiempo en presencia del Señor? ¿Qué sucedió cuando los discípulos permanecieron mucho tiempo en la presencia Jesús?
- ¿Por qué no es importante que entendamos que Jesús resucitó de entre los muertos no simplemente en espíritu, sino que también en carne y hueso? ¿Qué diferencia haría si Jesús no se levantara de ultratumba físicamente?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él puede utilizar a los que son imperfectos.
- Pídale al Señor que le sane de su incredulidad y aumente su fe.
- Pídale al Señor que le enseñe más lo qué significa permanecer mucho tiempo en presencia suya.
- Agradezca al Señor que Él se levantó físicamente de los muertos. Agradézcale que nosotros también resucitaremos de entre los muertos para servirle en nuevos cuerpos de carne y hueso.
Capítulo 48 – La Gran Comisión
Leer Mateo 28:16-20; Marcos 16:15-18
Jesús recién se había encontrado con sus discípulos por primera vez después de su resurrección. Durante ese tiempo Él los reprendió por su incredulidad. Él les recordó que Él les había enviado mensajeros, pero se habían rehusado a creer. Él mismo vino a ellos y les mostró sus manos y sus pies y sin embargo ellos todavía luchaban por creer. Es en este contexto de duda e incredulidad que el Señor Jesús les da a su gran comisión a los discípulos.
Fíjese aquí que el tema de la incredulidad continúa. Mateo nos dice que cuando los discípulos vieron a Jesús, le adoraron pero algunos dudaron (Mateo 28:17). Estos escépticos eran los que irían al mundo con el mensaje del Evangelio. No eran perfectos, pero fueron la elección del Señor. Cuando dieran el paso al frente en obediencia, Él los equiparía y los moldearía. Él se movería en ellos por su Espíritu Santo y los cambiaría.
Jesús les dijo a sus discípulos que toda autoridad le había sido dada en el cielo y en la tierra. Él era el Señor indiscutido de la tierra. El cielo reconoció su autoridad. Él había sido obediente hasta la cruz y había conquistado al pecado, a Satanás y a la tumba. Por su conquista, Él probó que Él era Señor. Lo que Él dijo no podía ser puesto en duda ni en el cielo, ni en la tierra. Ninguna fuerza del infierno podría oponerse a su palabra. Ninguna autoridad o gobierno humano podría rebatir lo que Él dijo.
Con base en esta autoridad, Jesús les dijo a sus discípulos que Él les estaba llamando a ir y hacer discípulos de todas las naciones. Un discípulo es un seguidor de Jesús. Estos escépticos recibieron instrucciones de ir y hacer discípulos de las naciones. Jesús les estaba dando una responsabilidad estupenda. Fíjese que Jesús fue muy específico. Debían ir a las naciones. Jesús hubo limitado su propio ministerio a la región de Jerusalén y Galilea. Él desafió a sus discípulos a que fueran más allá. Debían ver el mundo como su campo para cosechar. Debían llevar el mensaje al mundo entero. Al decir esto, el Señor Jesús les estaba diciendo a sus discípulos que Él estaba interesado en todo el mundo. Jesús quería que ellos pensaran en grande. Podemos imaginarnos estos discípulos escépticos fueron desafiados por estas palabras. Jesús les estaba llamando a hacer algo mucho más grande que ellos mismos. Posiblemente no pudieron haber comprendido cómo podría cumplirse este llamado en sus vidas.
Fíjese también que Jesús llamó a sus discípulos a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Personalmente, veo el bautismo como un acuerdo de pacto entre Dios y su pueblo. Un pacto es una promesa de doble vía. Dios promete ser nuestro Dios, para guiarnos y conservarnos. Prometemos amarle y obedecerle como sus hijos. Como una boda, el bautismo es un acto público que muestra al mundo que hemos entrado en una relación especial con el Señor Jesucristo. Él es nuestro Dios y nosotros le pertenecemos. Por el bautismo hacemos una declaración de nuestra relación con el Señor y nuestro compromiso permanecerle fiel solo a Él. Los discípulos debían animar a estos seguidores a entrar en esta especial relación comprometida y fiel con el Señor como su único Señor y Rey. El bautismo era un símbolo de ese compromiso.
La tercera área del llamado a los discípulos, era enseñarle a estos nuevos creyentes todo lo que Jesús les había enseñado. Debía haber un discipulado continuo de estos nuevos conversos. Es fácil de predicar el evangelio y bautizar, pero no tan fácil en perseverar en enseñar a los nuevos conversos. Jesús quería que sus discípulos alimentaran y entrenaran a los que llegaran a Él por la verdad de su Palabra. Esta enseñanza tomó muchas formas para los discípulos. Vino en su predicación y su enseñanza. También vino en la forma de corrección y de la disciplina en las iglesias con las que trabajaban. Pablo, en particular, eligió escribir cartas a las iglesias. Por este medio él los instruyó según las palabras de Jesús.
Estos discípulos, en aquel entonces, no comprendieron simplemente cuanta influencia tendrían en el nombre de Jesús alrededor del mundo. Eran seguidores sencillos que batallaban con la duda tal como lo hacemos nosotros, pero fueron poderosamente usados por Dios.
Puedo imaginarme que los discípulos estaban sobrecogidos por lo que oyeron ese día. ¿Cómo era posible para ellos hacer lo qué Jesús les estaba pidiendo que hicieran? Jesús les recordó que Él estaría con ellos siempre, hasta el final del mundo. Él enviaría a Su Espíritu Santo a vivir en ellos y facultarlos a hacer lo que Él los estaba llamando a hacer. El Espíritu Santo nunca los dejaría. Él estaría con ellos dondequiera que fueran. Esa misma promesa es para nosotros también. Podemos dar el paso al frene atrevidamente porque Jesús promete estar con nosotros y guiarnos también.
En Marcos 16:16, Jesús le dijo a sus discípulos que quienquiera creyera lo que ellos hablaran y fuera bautizado como señal de esa creencia sería salvo. Marcos no está haciendo del bautismo un requisito para la salvación aquí. Él simplemente está pidiendo que los que conozcan la salvación del Señor, declaren su compromiso con Él a través del bautismo. Jesús prometió que los que creyeran el mensaje que estos discípulos predicaban serían salvados de sus pecados y rescatados de una eternidad sin Dios. Por otra parte, los que le dieran sus espaldas a ello, estarían condenados por la eternidad.
Jesús les dijo a sus discípulos que también habría señales acompañando a los que creyeran. Fíjese que estas señales serían dadas “a los que creyeron.” Aun cuando los apóstoles fueron dotados por Dios de este modo, la promesa no fue limitada a ellos. Los que aceptaran el mensaje de salvación estarían facultados. Recibirían poder sobre los demonios a fin de que les pudieran expulsar de los que estaban oprimidos. También hablarían en nuevas lenguas. Algunos ven una referencia aquí al hecho que estos discípulos serían enviados a las personas extranjeras para ganarlos para El Señor. Las lenguas de Hechos 2 parecen tener este enfoque. Pablo también habla del don de lenguas que sería dado al cuerpo para la edificación personal y con interpretación para edificación de la iglesia (vea 1 Corintios 14:1-5).
Fíjese que esos milagros serían realizados por los que creyeron. Marcos 16:18 nos dice que estarían divinamente protegidos por Dios. Recogerían culebras venenosas con sus manos y beberían veneno y no serían afectados. Ésta no es una invitación para intentar estas cosas, pero ciertamente es un estímulo saber que seremos preservados de los esfuerzos del enemigo por destruirnos.
Más allá de esto, Marcos nos dice que estos nuevos creyentes colocarían sus manos sobre los enfermos y ellos se sanarían. Lo que necesitamos comprender aquí es que estos discípulos salieron no sólo con palabra sino con poder. Destrozarían el poder del diablo por la palabra que hablaban y además también harían retroceder las fortalezas del enemigo en formas milagrosas. Dios los estaba llamando no sólo a predicar que el reino de Dios había llegado, sino también a demostrarlo en poder.
Jesús llamó a estos discípulos escépticos a ser sus representantes en alcanzar el mundo entero por su nombre. Él no los dejaría impotentes. Él iría con ellos y los facultaría a fin de que pudieran lograr todo lo que Él los había llamado a hacer. Dios también nos facultará cuando obedezcamos su llamada.
Para Considerar:
- ¿Qué estímulo recibe usted del hecho que El Señor usó a los discípulos escépticos para avanzar su reino?
- El reto del Señor aquí era para que sus discípulos piensen a lo grande y se extiendan al mundo entero. ¿Cuán grande es su visión? ¿Qué le dice Dios a usted acerca de su visión?
- ¿Cuán importante es discipular a los que han llegado a Cristo?
- Dios nos llama no sólo a predicar la verdad sino también a demostrarla. ¿Qué evidencia hay del poder de Dios en su vida y en su ministerio?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él nos utiliza a pesar de nuestras debilidades y falta de fe.
- Pídale al Señor que aumente su visión. Pídale que le dé fe para mayores cosas para su reino.
- Ore que Dios no sólo no le faculte para predicar la verdad, sino también demuéstrela con poder.
Capítulo 49 – La Palabra y el Espíritu
Leer Lucas 24:44-49
En la última meditación, el Señor Jesús les comisionó a sus discípulos que fueran al mundo entero a predicar el evangelio. Él les dijo que Él estaría con ellos mientras iban. Mientras iban, estoy seguro, reconfortados por el hecho que Jesús estaría con ellos, estos discípulos estaban todavía confundidos. ¿Cómo debían ir el mundo entero cuando en realidad incluso no comprendían ellos mismos los elementos básicos de lo que acababa de ocurrir? Jesús murió y resucitó. ¿Qué significó eso para ellos? ¿Cuál era el mensaje que debían predicar? Los discípulos tenían un montón de preguntas. ¿Cómo podrían predicar lo qué no comprendían ellos mismos completamente? Jesús comprendió su confusión y se tomó el tiempo para hablarles casi lo que había ocurrido.
Él les recordó a sus discípulos que el Antiguo Testamento habló acerca del Cristo que sufriría y resucitaría de entre los muertos al tercer día. El resultado de su muerte sería arrepentimiento y perdón de pecados por medio de su nombre. Los discípulos debían predicar el mensaje de perdón de pecados a través del nombre y la obra del Señor Jesús, el Mesías profetizado.
Jesús mostró a sus discípulos cómo las Sagradas Escrituras hablaron de Él y su obra. Si los discípulos iban a ser sus testigos, necesitarían entender que el mensaje que proclamaban se basaba sólidamente en la enseñanza de las Escrituras del Antiguo Testamento. Al señalarlos a las Sagradas Escrituras, Jesús les estaba dando a sus discípulos un ejemplo para seguir. Su ministerio era señalar a las personas a las Sagradas Escrituras que hablaban de Cristo. Estas Escrituras eran su autoridad. Cuando Él comisionó a sus discípulos, Jesús les recordó que su mensaje era el mensaje de las Escrituras. No era un nuevo mensaje, sino uno que había estado en el plan y el propósito de Dios desde el principio del tiempo, grabado estupendamente en las páginas de las Escrituras que leían cada día. Jesús estaba llamando a sus discípulos a abrir la Palabra de Dios a las naciones, mostrándoles que revelaban a Cristo como el Mesías profetizado y la esperanza del mundo. Su ministerio se basaría sólidamente en la verdad de las Escrituras.
Si tenemos que hacer el trabajo que Dios nos ha llamado a hacer, debemos traer a las personas a su Palabra. La Palabra de Dios tiene que jugar un papel importante en nuestros ministerios. Es nuestra espada en la batalla. Es nuestra guía en la verdad y la práctica. Ningún discípulo jamás alcanzará su potencial completo en el ministerio sin la Palabra de Dios. Para ser efectivo en el servicio necesitamos dominar las Sagradas Escrituras. En nuestro día, constantemente estamos buscando una nueva revelación. Muy a menudo, sin embargo, hemos fallado en tomarnos el tiempo para comprender la verdad que Dios ya nos ha revelado en la Biblia. Nos convertimos en expertos en programas y nuevos métodos, pero sabemos muy poco acerca de las Sagradas Escrituras.
Al comisionar a sus discípulos, Jesús les señala claramente a la Palabra de Dios como su autoridad. Cuando escribo, estoy tratando de ponerme en el lugar de estos discípulos. Estaban confundidos acerca de lo que sucedió. Realmente no sabían lo que tenían que predicar o cómo tenían que avanzar el reino. Al señalarlos a las Sagradas Escrituras, Jesús les da su mensaje. El mensaje que tenían que predicar ya estaba diseñado para ellos en las páginas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Cuando los estudiaban a la luz de los acontecimientos que habían sucedido durante esos últimos días recientes, verían que hablaban claramente de Él. Jesús les desafió a que escudriñarán las Sagradas Escrituras para ver lo que decían acerca de Él y predicar ese mensaje al mundo. Tenían simplemente que predicar la verdad de las Escrituras.
Aun cuando la Palabra de Dios es esencial si tenemos que ser ministros efectivos del evangelio, no es suficiente. Jesús también les dijo a sus discípulos que Él iba a enviarles lo que Su Padre había prometido (Lucas 24:49). Tenían que quedarse en la ciudad de Jerusalén hasta que esa promesa se cumpliera. Él les dijo que cuando la promesa se cumpliera estarían revestidos con poder desde lo alto. ¿Cuál era esta promesa del Padre? Tomemos un momento para examinar esta promesa de Jesús.
La promesa del Padre fue que Él les enviaría el Espíritu Santo. Aun cuando su mensaje era claro, Jesús les dijo a sus discípulos que ellos no debían dejar la ciudad de Jerusalén con el mensaje hasta que el Espíritu Santo los hubiera revestido con poder. No era suficiente tener una comprensión de las Escrituras y poder enseñarlas. Para ser efectivo, estos discípulos necesitaban también estar revestidos con poder. La Palabra de Dios a solas no convencerá a nadie. Es sólo cuando el Espíritu Santo faculta y da comprensión de esa Palabra que las vidas son verdaderamente cambiadas. El apóstol Pablo entendió esto cuando él escribió en 1 de Corintios 2:4-5:
Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Es muy posible predicar la verdad y sin embargo no hacerlo en el poder y la unción del Espíritu de Dios. ¿Ha estado usted alguna vez en una iglesia donde la verdad es predicada pero las vidas no están siendo cambiadas? La verdad es predicada con exactitud y gran conocimiento y las personas están llegando a una mejor comprensión de los hechos, pero esos hechos no cambian sus vidas. Qué diferencia hace, sin embargo, cuando la verdad simple es predicada bajo el poder y unción del Espíritu de Dios. Las vidas son cambiadas. El pecado es revelado y el reino de Dios avanza. La verdad predicada sin poder puede ser intelectualmente estimulante. La verdad predicada en el poder del Espíritu cambia la vida.
Hay otro aspecto del ministerio del Espíritu que necesitamos mencionar. Todos nosotros hemos conocido a las personas que han predicado la verdad con un espíritu áspero y enjuiciador. Sin el Espíritu de Dios podemos volvernos orgullosos y críticos. Sólo cuando el Espíritu de Dios mora en nosotros podemos manejar correctamente la verdad. Cuando el Espíritu de Dios mora en nosotros, demostramos el fruto del Espíritu (vea Gálatas 5:22-23). En lugar de crítica, orgullo y rencor, mostramos amor, alegría, paciencia y bondad. Si queremos ministrar la Palabra como Dios exige, necesitaremos ser llenados del fruto de su Espíritu, no sólo para predicar en el poder sino predicar con la actitud correcta. La verdad tiene que ser predicada en una forma que demuestre el fruto del Espíritu de Dios. Predicar de otra forma sólo le hará más daño al reino que bien. El Espíritu viene a prepararnos para manejar la verdad que predicamos en una manera que le honre y le traiga gloria a su nombre.
Jesús les recordó a sus discípulos que el mensaje que predicaban era el mensaje de las mismas Escrituras. Como sus siervos, tenían que saber y predicar esas Escrituras. Esa Palabra, sin embargo, no era suficiente. También necesitaban al Espíritu Santo no sólo para facultar la Palabra que predicaban, sino también para prepararlos para predicarla en una manera que le honrara.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos en este pasaje acerca de la importancia de la Palabra de Dios en nuestro ministerio?
- ¿Por qué es importante que los que predican y comparten la Palabra estén llenos y facultados por el Espíritu de Dios?
- ¿Cuál es la diferencia entre la Palabra predicada en el poder del Espíritu Santo y el Palabra enseñada con la razón y el intelecto humano?
- ¿Qué papel juega el Espíritu Santo en preparar nuestros corazones y vidas para predicar la Palabra en una manera que honre a Dios?
Para Orar:
- Pídale al Señor que amplíe su mente para la enseñanza de la Palabra de Dios. Pídale que le dé tiempo de calidad para meditar en ella.
- Pídale al Señor que le llene de Su Espíritu Santo de modo que usted sea facultado para compartir con autoridad y humildad del Espíritu.
- Agradezca al Señor que Él está dispuesto a facultarnos por su Espíritu Santo a alcanzar el mundo por el bien de Él.
- Pídale a Dios que le utilice esta semana para compartir su Palabra en su poder.
Capítulo 50 – Jesús Regresa a Su Padre
Leer Marcos 16:19-20; Lucas 24:50-53
Después de comisionarles a sus discípulos que fueran al mundo con las buenas noticias de salvación, Jesús los condujo a un lugar solitario en Betania. Allí Él alzó sus manos y los bendijo. Después de hablar, fue llevado al cielo. Sólo podemos imaginar lo que estaba pasando por las mentes de los discípulos cuando le observaban irse. No hubo pregunta adonde Él iba. Marcos nos dice que Él fue tomado para estar a la mano derecha del Padre (Marcos 16:19).
Este incidente reviste importancia por lo que representa. Primero, representa la aprobación del Padre del ministerio de Jesús. El Padre, quien se vio forzado a rechazar a su Hijo en la cruz, ahora le recibió y le dio un lugar de honor y autoridad a su mano derecha. Se desprende de esto que la obra del Señor Jesús satisfizo perfectamente las exigencias del Padre. Podemos tener confianza en la obra de Cristo a favor nuestro.
En segundo lugar, la ascensión de Cristo al cielo es importante porque mostró a sus discípulos quien era Jesús realmente. Habían presenciado la crucifixión. Ellos habían presenciado su resurrección de ultratumba. Ahora le vieron ascender al Padre para tomar su lugar de autoridad y poder. Qué consolador era saber que El Señor que los estaba enviando, estaba sentado a la mano derecha del Padre en el cielo. Él tenía autoridad y poder. Él era Señor y Rey sobre todo y ellos eran sus siervos hablando con su autoridad para el mundo.
La ascensión del Señor Jesús también dio a los discípulos esperanza. Vieron que su Señor no sólo había conquistado la muerte, sino que ascendió para estar con su Padre. Supieron que el día estaba pronto a ocurrir, cuando ellos también ascenderían para estar con su Señor en presencia del Padre. Supieron que mientras salían al mundo, sus enemigos podrían matar sus cuerpos, pero ellos serían victoriosos sobre la muerte. Les estaba garantizado un lugar en presencia de su Señor para la eternidad. Qué coraje esto les habría dado mientras salían a predicar las buenas noticias en su nombre.
Cuando los discípulos vieron a Cristo ascendiendo al cielo cayeron y adoraron. Él era El Señor. Él era digno de toda su alabanza y su adoración.
Después de este acontecimiento increíble, los discípulos regresaron a Jerusalén. Lucas 24:53 nos dice que permanecieron en Jerusalén alabando y adorando al Señor. Aquí es donde se les había dicho que permanecieran, hasta que hubieran recibido el poder que Jesús prometió darles.
Cuando ese poder finalmente llegó, salieron y predicaron lo que les había enseñado El Señor y les había mostrado. Marcos 16:20 nos dice que la enseñanza de los apóstoles se confirmó por demostraciones de poder del Espíritu. Note el propósito de los demostraciones poderosas en Marcos 16:20. Estas demostraciones de poder estaban dirigidas a confirmar las palabras que los apóstoles predicaban. La predicación de la Palabra fue central en el ministerio de los apóstoles. Las señales y milagros estaban dirigidos a probar que el mensaje que predicaban procedía de Dios. Desafortunadamente, las personas pueden ser atrapadas en las manifestaciones de poder y ni siquiera consideran el mensaje que tratan de confirmar. Jesús se negó a hacer sus señales en presencia de los que no escuchaban su mensaje (Marcos 8:11-13). Dios confirmará la verdad que predicamos con señales, pero esas señales nunca deben volverse más importantes que la verdad. Las señales confirman el mensaje, pero la verdad facultada por el Espíritu cambia vidas.
Sólo cuando ministramos en el poder del Espíritu de Dios, podemos ver cambio duradero en las vidas de los que necesitan al Señor. No necesitamos más programas o esfuerzo humano. Necesitamos hombres y mujeres hoy que como los discípulos, prediquen la Palabra de Dios y vivan en la potencia del Espíritu de Dios. Que Dios pueda provocar una pasión renovada por la verdad de su Palabra y la presencia dadora de poder del Espíritu. Este mundo solamente puede ser radicalmente cambiado por la verdad y la obra del Espíritu.
Para Considerar:
- ¿Qué aprendemos en este pasaje acerca de la importancia de la ascensión de Jesús? ¿Qué nos enseña esta ascensión?
- ¿Cuál es la conexión entre la predicación y la manifestación del Espíritu de Dios?
- ¿Necesitamos presenciar manifestaciones de poder de Dios hoy? ¿Cómo es el poder de Dios manifestado en su vida de todos los días?
- ¿Cuál es el propósito de las señales y los milagros según Marcos 16:20? ¿Cómo encontramos equilibrio entre estas señales y la predicación de la verdad del Evangelio? ¿Hemos encontrado siempre ese equilibrio?
Para Orar:
- Agradezca al Señor que Él resucitó de los muertos y está sentado en el lugar de autoridad en el cielo.
- Pídale al Señor que demuestre el poder de su reino en una manera más grande a través de usted a medida que usted viva y predique la verdad de su Palabra.
- Agradezca a Dios que Él quiere utilizarle para manifestar la realidad de la vida de Cristo al mundo. Comprométase de nuevo a ser su instrumento en un mundo necesitado.
Índice de Pasajes Bíblicos
Pasaje Capítulo
Mateo
Marcos
Marcos 11:12-14; 20-26 Capítulo 3
Lucas